Un hombre visitó a un sabio consejero porque quería separarse de su esposa. El consejero le dijo repetidamente "Ámela". Aunque el hombre dijo que ya no sentía nada por ella, el consejero explicó que amar es una decisión, no un sentimiento, y requiere dedicación, aceptación, respeto y compasión. Comparó el amar a un esposa con cuidar un jardín, requiriendo paciencia a través de dificultades. Sin amor, incluso la vida pierde su sentido.