Este documento narra la historia de Amelia, una monita que nació en un circo pobre y que siempre ha soñado con ser trapecista. A pesar de que Genovevo, el hipopótamo dueño del circo, le prometió que podría subir al trapecio cuando cumpliera un año y medio, cuando llega ese momento le dice que aún es demasiado pequeña y débil. Amelia sigue esperando con ilusión su oportunidad.
El documento describe la aventura de una niña con su caballo marrón y blanco llamado Micki y una yegua blanca y negra llamada Estrella en un prado verde. La niña montó a ambos caballos, pero Micki corría más rápido. Al montar a Estrella, la niña pudo ver la puesta de sol. Decidió irse del prado a las ocho y media de la noche porque estaba anocheciendo.
El odio convocó a una reunión a todos los sentimientos negros para proponerles matar al amor. Envió primero al mal carácter, luego a la ambición y los celos, pero el amor pudo sobreponerse a todos ellos. Ninguno pudo vencer al amor hasta que se ofreció un sentimiento poco conocido vestido de negro, la rutina, quien afirmó poder matar al amor y al poco tiempo regresó diciendo haberlo eliminado completamente.
La historia cuenta las aventuras de Caperucita Roja, quien lleva una canasta de comida a su abuela enferma a través del bosque, ignorando las advertencias sobre un lobo peligroso. El lobo engaña a la abuela y a Caperucita y se las come. Un cazador las rescata abriendo la barriga del lobo mientras duerme, llenándola luego de piedras para que muera ahogado al beber agua.
Cuentos para entender el mundo 2 (Eloy Moreno) (z-lib.org).pdfEduardo Echeverría
Este documento presenta varios cuentos cortos que tienen como objetivo transmitir mensajes o lecciones de vida. Los cuentos incluyen historias sobre una madre que paga el precio completo por las entradas al circo a pesar de que podría haber pagado menos, un halcón que no volaba hasta que se cortó la rama en la que estaba parado, una niña que compra una pulsera de oro con todo el dinero que había ahorrado, y más.
Había una vez...
...Una pequeña ciudad al norte de Alemania, llamada Hamelin. Su paisaje era placentero y su belleza era exaltada por las riberas de un río ancho y profundo que surcaba por allí. Y sus habitantes se enorgullecían de vivir en un lugar tan apacible y pintoresco. Pero... un día, la ciudad se vio atacada por una terrible plaga: ¡Hamelin estaba lleno de ratas!
Continua...
El Príncipe Ceniciento era pequeño y feo, mientras que sus tres hermanos eran grandes y guapos. Un hada lo convirtió en un mono peludo por error, y fue a una discoteca donde conoció a la Princesa Lindapasta. A medianoche volvió a la normalidad, pero dejó sus pantalones atrás. La princesa encontró al verdadero dueño de los pantalones y se casó con el Príncipe Ceniciento.
Luis recibe una invitación misteriosa para juzgar un concurso de tortas en la escuela. Sin embargo, teme que lo descubran como el "fantasma robatortas" que ha estado robando tortas de sus compañeros sin que lo atrapen. Gregorio lo amenaza con delatarlo a menos que vote por su horrible torta de azúcar. Luis trata de encontrar una solución hasta el día del concurso, cuando se entera que descalificaron precisamente la torta de Gregorio. Está salvado de ser descubierto.
Este documento contiene una colección de poemas cortos sobre amistad y amor. Los poemas expresan sentimientos como extrañar a un ser querido, recordarlos con cariño, y dedicarles versos para demostrar el afecto que se siente.
El documento describe la aventura de una niña con su caballo marrón y blanco llamado Micki y una yegua blanca y negra llamada Estrella en un prado verde. La niña montó a ambos caballos, pero Micki corría más rápido. Al montar a Estrella, la niña pudo ver la puesta de sol. Decidió irse del prado a las ocho y media de la noche porque estaba anocheciendo.
El odio convocó a una reunión a todos los sentimientos negros para proponerles matar al amor. Envió primero al mal carácter, luego a la ambición y los celos, pero el amor pudo sobreponerse a todos ellos. Ninguno pudo vencer al amor hasta que se ofreció un sentimiento poco conocido vestido de negro, la rutina, quien afirmó poder matar al amor y al poco tiempo regresó diciendo haberlo eliminado completamente.
La historia cuenta las aventuras de Caperucita Roja, quien lleva una canasta de comida a su abuela enferma a través del bosque, ignorando las advertencias sobre un lobo peligroso. El lobo engaña a la abuela y a Caperucita y se las come. Un cazador las rescata abriendo la barriga del lobo mientras duerme, llenándola luego de piedras para que muera ahogado al beber agua.
Cuentos para entender el mundo 2 (Eloy Moreno) (z-lib.org).pdfEduardo Echeverría
Este documento presenta varios cuentos cortos que tienen como objetivo transmitir mensajes o lecciones de vida. Los cuentos incluyen historias sobre una madre que paga el precio completo por las entradas al circo a pesar de que podría haber pagado menos, un halcón que no volaba hasta que se cortó la rama en la que estaba parado, una niña que compra una pulsera de oro con todo el dinero que había ahorrado, y más.
Había una vez...
...Una pequeña ciudad al norte de Alemania, llamada Hamelin. Su paisaje era placentero y su belleza era exaltada por las riberas de un río ancho y profundo que surcaba por allí. Y sus habitantes se enorgullecían de vivir en un lugar tan apacible y pintoresco. Pero... un día, la ciudad se vio atacada por una terrible plaga: ¡Hamelin estaba lleno de ratas!
Continua...
El Príncipe Ceniciento era pequeño y feo, mientras que sus tres hermanos eran grandes y guapos. Un hada lo convirtió en un mono peludo por error, y fue a una discoteca donde conoció a la Princesa Lindapasta. A medianoche volvió a la normalidad, pero dejó sus pantalones atrás. La princesa encontró al verdadero dueño de los pantalones y se casó con el Príncipe Ceniciento.
Luis recibe una invitación misteriosa para juzgar un concurso de tortas en la escuela. Sin embargo, teme que lo descubran como el "fantasma robatortas" que ha estado robando tortas de sus compañeros sin que lo atrapen. Gregorio lo amenaza con delatarlo a menos que vote por su horrible torta de azúcar. Luis trata de encontrar una solución hasta el día del concurso, cuando se entera que descalificaron precisamente la torta de Gregorio. Está salvado de ser descubierto.
Este documento contiene una colección de poemas cortos sobre amistad y amor. Los poemas expresan sentimientos como extrañar a un ser querido, recordarlos con cariño, y dedicarles versos para demostrar el afecto que se siente.
Este documento presenta tres cuentos y leyendas de la selva peruana. El primero cuenta la historia de un hombre enfermo que es curado por una tortuga gigante que lo lleva a Buenos Aires para que se recupere. La segunda es la leyenda de la Yacumama, un monstruo acuático que protege un lago. La tercera narra la leyenda de una runa-mula, una criatura mítica de la selva. El objetivo final del documento es preservar el folclor y cultura de la selva peruana.
El documento narra la historia de Elmer el elefante multicolor. Elmer era diferente al resto de elefantes de la manada por tener muchos colores en su piel en lugar de ser de un solo color gris como los demás. Un día, cansado de ser diferente, Elmer se fue de la manada y usó bayas de color gris para camuflarse y parecerse a los demás elefantes. Al regresar, jugó una broma a la manada fingiendo ser un elefante desconocido. Finalmente, la lluvia reveló sus colores originales y
Este cuento relata las noches en que un sapo sueña que es diferentes cosas - un árbol, un río, un caballo, una luciérnaga y una nube. Ninguno de esos sueños le gustan, hasta que una noche sueña que es un sapo y se despierta feliz.
La jirafa planeó una carrera entre los animales del bosque para celebrar a San Francisco. Sin embargo, se burló de los otros animales por ser diferentes a ella. Cuando no pudo atarse los cordones de sus botas debido a su altura, los demás animales acudieron a ayudarla. La cebra le enseñó a la jirafa que a pesar de las diferencias, todos pueden ser amigos y ayudarse mutuamente. La jirafa aprendió sobre la amistad y pidió disculpas. Luego, todos participaron felizmente en la carrera
El documento habla sobre un ladrón peculiar cuyo único objetivo era robar abrazos. Como robar abrazos no es un delito, el ladrón de abrazos interrumpía parejas que se abrazaban en público para obtener un abrazo. Cuando no podía encontrar parejas abrazándose, asaltaba lugares públicos amenazando a la gente para que le dieran abrazos. Finalmente, el jefe de policía ideó un plan para detener los asaltos creando un puesto de "abrazos gratis" con voluntarios, lo que mantuvo
Este documento presenta varias fábulas cortas con moralejas. Las fábulas utilizan animales como protagonistas y tratan temas como la astucia, la amistad, la vanidad y los prejuicios. Cada fábula termina con una moraleja sobre una lección de vida que se puede aprender de la historia.
El cuento narra la historia de un príncipe que busca una verdadera princesa para casarse. Viaja por todo el mundo pero no encuentra una, ya que es difícil determinar si realmente son de sangre real. Una noche, durante una tormenta, llaman a la puerta del castillo del príncipe. Es una hermosa joven que dice ser la princesa del reino de Safi y que se perdió. La reina pone a prueba si realmente es una princesa colocando un guisante debajo de los colchones; solo una verdadera princes
El gato con botas logra mejorar la situación de su amo, un molinero que heredó solo un gato, a través de su ingenio. El gato envía regalos al rey haciéndose pasar por su amo, el marqués Carrabás, y eventualmente salva a su amo de ahogarse, lo que lleva a que la princesa se enamore de él. El gato también consigue que le den tierras y un castillo al marqués derrotando a un ogro. Al final, el marqués se casa con la princesa y
1) La historia trata de una niña pobre llamada Karen que recibe un par de zapatos rojos de una anciana zapatera.
2) Karen usa los zapatos rojos el día que entierran a su madre y es adoptada por una anciana señora.
3) Años más tarde, Karen usa unos zapatos rojos parecidos a los de la princesa y estos la obligan a bailar sin parar, condenándola a sufrir hasta que un verdugo le corta los pies.
La historia cuenta que una malvada hada maldijo a una princesa recién nacida de que moriría al pincharse con un huso a los 16 años. Un hada buena mitigó la maldición para que la princesa solo durmiera 100 años hasta que un príncipe la despertara con un beso. A los 16 años, la princesa se pinchó con un huso y cayó dormida, durmiendo también todo el castillo. 100 años después, un príncipe encontró el castillo entre la maleza y despertó a la princesa con un beso,
El cuento narra la historia de Rapunzel, una niña que es secuestrada por una bruja llamada Maga Violenta luego de que su padre hace un trato con ella. La bruja encierra a Rapunzel en una torre alejada donde crece hasta convertirse en una hermosa joven. Un día, el príncipe la descubre y comienzan a enamorarse, pero la bruja se entera y corta el cabello de Rapunzel para alejarla. Finalmente, Rapunzel y el príncipe logran reunirse y se casan, escapando del poder de
Este documento presenta información sobre una unidad didáctica sobre la descripción y el género lírico para el grado 7° de una institución educativa en Colombia. La unidad se enfoca en que los estudiantes puedan distinguir entre diferentes tipos de descripción y utilizarlas para redactar textos coherentes que incluyan diferentes tipos de oraciones. Incluye contenidos sobre retrato, prosopografía, etopeya, topografía, entrevista y género lírico.
Una brasa de carbón, una paja y una castaña decidieron cruzar un río juntas. La paja transportó a la castaña primero y luego regresó por la brasa, pero se quemó con el calor de la brasa y la tiró al agua. La castaña se rio tanto de la brasa mojada que reventó. La paja llegó chamuscada y la brasa apagada. Más tarde, coseron la piel rota de la castaña con un trozo de tela de color diferente, por lo que ahora las castañas tienen una marca
"La Cola Del Diablo" - Cuento - JulianTamayo19.JulianTamayo19
El resumen del documento en 3 oraciones o menos es:
Una enfermera cuenta la historia de un anciano llamado Sr. Moore que fue admitido al hospital con cáncer terminal. Durante la noche, el Sr. Moore escapó de su habitación arrastrando sus intestinos como una cola, sonriendo de forma demencial antes de morir en el ascensor. La leyenda urbana dice que el fantasma del Sr. Moore aún se le aparece a los enfermeros arrastrando sus intestinos por el pasillo.
Max se convierte en un monstruo y navega hasta llegar al lugar donde viven los monstruos. Los asusta tanto que lo hacen su rey, pero se siente solo. Regresa a su habitación el mismo día, donde su cena caliente lo está esperando.
El ladrón de nombres roba los nombres de las personas del pueblo, quitándoles parte de sus nombres. El alcalde contrata al detective Eloy Notea Veriguo para resolver el caso. Notea Veriguo descubre que el culpable es Cholo, quien robaba los nombres por diversión. Notea Veriguo recupera los nombres y los devuelve a sus dueños, aunque comete algunos errores.
Cuentos para entender el mundo 3 eloy morenoarturo
Este documento presenta un resumen del tercer volumen de cuentos de Eloy Moreno titulado "Cuentos para entender el mundo 3". El autor expresa su sorpresa por haber llegado al tercer volumen de esta colección de cuentos tradicionales. Incluye instrucciones para leer los cuentos y tres historias cortas tituladas "El ratón", "La felicidad intensa" y "La vaca".
Historia divertida de Ivar Da Coll sobre situaciones divertidas cotidianas que nos pueden suceder a los seres humanos y cómo afrontar estos cómicos momentos.
Este cuento trata sobre un rey pacífico al que nadie obedecía. Contrató a un mago para que le diera una poción que hiciera que le obedecieran, pero el mago no tuvo éxito. Un joven le ofreció dos pergaminos mágicos con los que logró que un sirviente le obedeciera al pedirle ver su pavo. El conjuro funcionó y el sirviente sonrió después de retirarse, mostrando que seguía bajo el poder del rey. El joven reveló que su "magia
Simón el conejito no quería ir a la escuela y gritaba "¡¡QUE NO!!" pero al final se divirtió mucho jugando con sus nuevos amigos. Se lo pasó tan bien que cuando llegó la hora de irse, ya no quería marcharse del colegio.
El documento narra la historia de una niña llamada María cuyo recuerdo de su abuela ha cambiado debido a que su abuela sufre de Alzheimer. Antes, la abuela de María siempre la recibía con alegría, le enseñaba fotos de familia y la cuidaba, pero ahora la abuela vive en una casa de cuidados porque ya no puede cuidarse a sí misma. Aunque la abuela ya no es la misma, María sigue visitándola y enseñándole fotos para hacerla sentir bien.
Este documento presenta tres cuentos y leyendas de la selva peruana. El primero cuenta la historia de un hombre enfermo que es curado por una tortuga gigante que lo lleva a Buenos Aires para que se recupere. La segunda es la leyenda de la Yacumama, un monstruo acuático que protege un lago. La tercera narra la leyenda de una runa-mula, una criatura mítica de la selva. El objetivo final del documento es preservar el folclor y cultura de la selva peruana.
El documento narra la historia de Elmer el elefante multicolor. Elmer era diferente al resto de elefantes de la manada por tener muchos colores en su piel en lugar de ser de un solo color gris como los demás. Un día, cansado de ser diferente, Elmer se fue de la manada y usó bayas de color gris para camuflarse y parecerse a los demás elefantes. Al regresar, jugó una broma a la manada fingiendo ser un elefante desconocido. Finalmente, la lluvia reveló sus colores originales y
Este cuento relata las noches en que un sapo sueña que es diferentes cosas - un árbol, un río, un caballo, una luciérnaga y una nube. Ninguno de esos sueños le gustan, hasta que una noche sueña que es un sapo y se despierta feliz.
La jirafa planeó una carrera entre los animales del bosque para celebrar a San Francisco. Sin embargo, se burló de los otros animales por ser diferentes a ella. Cuando no pudo atarse los cordones de sus botas debido a su altura, los demás animales acudieron a ayudarla. La cebra le enseñó a la jirafa que a pesar de las diferencias, todos pueden ser amigos y ayudarse mutuamente. La jirafa aprendió sobre la amistad y pidió disculpas. Luego, todos participaron felizmente en la carrera
El documento habla sobre un ladrón peculiar cuyo único objetivo era robar abrazos. Como robar abrazos no es un delito, el ladrón de abrazos interrumpía parejas que se abrazaban en público para obtener un abrazo. Cuando no podía encontrar parejas abrazándose, asaltaba lugares públicos amenazando a la gente para que le dieran abrazos. Finalmente, el jefe de policía ideó un plan para detener los asaltos creando un puesto de "abrazos gratis" con voluntarios, lo que mantuvo
Este documento presenta varias fábulas cortas con moralejas. Las fábulas utilizan animales como protagonistas y tratan temas como la astucia, la amistad, la vanidad y los prejuicios. Cada fábula termina con una moraleja sobre una lección de vida que se puede aprender de la historia.
El cuento narra la historia de un príncipe que busca una verdadera princesa para casarse. Viaja por todo el mundo pero no encuentra una, ya que es difícil determinar si realmente son de sangre real. Una noche, durante una tormenta, llaman a la puerta del castillo del príncipe. Es una hermosa joven que dice ser la princesa del reino de Safi y que se perdió. La reina pone a prueba si realmente es una princesa colocando un guisante debajo de los colchones; solo una verdadera princes
El gato con botas logra mejorar la situación de su amo, un molinero que heredó solo un gato, a través de su ingenio. El gato envía regalos al rey haciéndose pasar por su amo, el marqués Carrabás, y eventualmente salva a su amo de ahogarse, lo que lleva a que la princesa se enamore de él. El gato también consigue que le den tierras y un castillo al marqués derrotando a un ogro. Al final, el marqués se casa con la princesa y
1) La historia trata de una niña pobre llamada Karen que recibe un par de zapatos rojos de una anciana zapatera.
2) Karen usa los zapatos rojos el día que entierran a su madre y es adoptada por una anciana señora.
3) Años más tarde, Karen usa unos zapatos rojos parecidos a los de la princesa y estos la obligan a bailar sin parar, condenándola a sufrir hasta que un verdugo le corta los pies.
La historia cuenta que una malvada hada maldijo a una princesa recién nacida de que moriría al pincharse con un huso a los 16 años. Un hada buena mitigó la maldición para que la princesa solo durmiera 100 años hasta que un príncipe la despertara con un beso. A los 16 años, la princesa se pinchó con un huso y cayó dormida, durmiendo también todo el castillo. 100 años después, un príncipe encontró el castillo entre la maleza y despertó a la princesa con un beso,
El cuento narra la historia de Rapunzel, una niña que es secuestrada por una bruja llamada Maga Violenta luego de que su padre hace un trato con ella. La bruja encierra a Rapunzel en una torre alejada donde crece hasta convertirse en una hermosa joven. Un día, el príncipe la descubre y comienzan a enamorarse, pero la bruja se entera y corta el cabello de Rapunzel para alejarla. Finalmente, Rapunzel y el príncipe logran reunirse y se casan, escapando del poder de
Este documento presenta información sobre una unidad didáctica sobre la descripción y el género lírico para el grado 7° de una institución educativa en Colombia. La unidad se enfoca en que los estudiantes puedan distinguir entre diferentes tipos de descripción y utilizarlas para redactar textos coherentes que incluyan diferentes tipos de oraciones. Incluye contenidos sobre retrato, prosopografía, etopeya, topografía, entrevista y género lírico.
Una brasa de carbón, una paja y una castaña decidieron cruzar un río juntas. La paja transportó a la castaña primero y luego regresó por la brasa, pero se quemó con el calor de la brasa y la tiró al agua. La castaña se rio tanto de la brasa mojada que reventó. La paja llegó chamuscada y la brasa apagada. Más tarde, coseron la piel rota de la castaña con un trozo de tela de color diferente, por lo que ahora las castañas tienen una marca
"La Cola Del Diablo" - Cuento - JulianTamayo19.JulianTamayo19
El resumen del documento en 3 oraciones o menos es:
Una enfermera cuenta la historia de un anciano llamado Sr. Moore que fue admitido al hospital con cáncer terminal. Durante la noche, el Sr. Moore escapó de su habitación arrastrando sus intestinos como una cola, sonriendo de forma demencial antes de morir en el ascensor. La leyenda urbana dice que el fantasma del Sr. Moore aún se le aparece a los enfermeros arrastrando sus intestinos por el pasillo.
Max se convierte en un monstruo y navega hasta llegar al lugar donde viven los monstruos. Los asusta tanto que lo hacen su rey, pero se siente solo. Regresa a su habitación el mismo día, donde su cena caliente lo está esperando.
El ladrón de nombres roba los nombres de las personas del pueblo, quitándoles parte de sus nombres. El alcalde contrata al detective Eloy Notea Veriguo para resolver el caso. Notea Veriguo descubre que el culpable es Cholo, quien robaba los nombres por diversión. Notea Veriguo recupera los nombres y los devuelve a sus dueños, aunque comete algunos errores.
Cuentos para entender el mundo 3 eloy morenoarturo
Este documento presenta un resumen del tercer volumen de cuentos de Eloy Moreno titulado "Cuentos para entender el mundo 3". El autor expresa su sorpresa por haber llegado al tercer volumen de esta colección de cuentos tradicionales. Incluye instrucciones para leer los cuentos y tres historias cortas tituladas "El ratón", "La felicidad intensa" y "La vaca".
Historia divertida de Ivar Da Coll sobre situaciones divertidas cotidianas que nos pueden suceder a los seres humanos y cómo afrontar estos cómicos momentos.
Este cuento trata sobre un rey pacífico al que nadie obedecía. Contrató a un mago para que le diera una poción que hiciera que le obedecieran, pero el mago no tuvo éxito. Un joven le ofreció dos pergaminos mágicos con los que logró que un sirviente le obedeciera al pedirle ver su pavo. El conjuro funcionó y el sirviente sonrió después de retirarse, mostrando que seguía bajo el poder del rey. El joven reveló que su "magia
Simón el conejito no quería ir a la escuela y gritaba "¡¡QUE NO!!" pero al final se divirtió mucho jugando con sus nuevos amigos. Se lo pasó tan bien que cuando llegó la hora de irse, ya no quería marcharse del colegio.
El documento narra la historia de una niña llamada María cuyo recuerdo de su abuela ha cambiado debido a que su abuela sufre de Alzheimer. Antes, la abuela de María siempre la recibía con alegría, le enseñaba fotos de familia y la cuidaba, pero ahora la abuela vive en una casa de cuidados porque ya no puede cuidarse a sí misma. Aunque la abuela ya no es la misma, María sigue visitándola y enseñándole fotos para hacerla sentir bien.
Este documento presenta un resumen del primer capítulo de la novela "Las desgracias de Sofía" de la Condesa de Ségur. En él, Sofía recibe una muñeca de cera de su padre y la lleva al sol para que se caliente, causando que se derritan sus ojos. La madre de Sofía logra volver a poner los ojos en su lugar con éxito, para alegría de Sofía y sus amigas.
Coeditorial Latinoamericana - Cuentos de Espantos y AparecidosHanz Gothicall
Este cuento resume la tradición oral guatemalteca sobre El Sombrerón, un pequeño duende que enamora a las niñas bonitas cantándoles. El Sombrerón se enamora de Celina, la niña más hermosa de la ciudad, y cada noche le canta serenatas. Aunque Celina también queda encantada, su madre la esconde en una iglesia para protegerla. Triste por la pérdida de Celina, El Sombrerón llora desconsoladamente la noche de su velorio.
Este documento presenta un resumen de un libro de ficción que reimagina el cuento de Caperucita Roja. La protagonista, Marcella, se muda a una cabaña aislada en Alaska para conectarse con la naturaleza, pero se encuentra cara a cara con un hombre lobo peludo que dice que ahora es su compañera. A pesar de su miedo inicial, empieza a sentir placer con el hombre lobo.
Este documento contiene un cuento dividido en varias páginas sobre valores como la autoestima, la aceptación y la alegría. En la historia se presentan diferentes cuentos cortos para trabajar estos valores con los niños.
Este documento presenta un cuento escrito por el autor colombiano Evilio Rosero. El cuento se titula "El Esqueleto de Visita" y cuenta la historia de un cartero que conoce a un esqueleto en el parque y deciden ir a tomar chocolate juntos. Sin embargo, la gente se asusta al ver al esqueleto y no los dejan entrar a los restaurantes. El cartero lo invita a su casa donde el esqueleto conoce a su esposa, quien también se asusta. Finalmente se hacen amigos y juegan aj
Este documento resume el libro "A través del espejo y lo que Alicia encontró al otro lado" de Lewis Carroll. Narra una conversación entre Alicia y su gatito donde Alicia imagina la casa del espejo al otro lado del espejo de su sala, describiendo detalles como que las cosas están invertidas y las palabras en los libros escritas al revés. Alicia desea poder atravesar el espejo para explorar la casa del otro lado.
Este documento presenta la historia de Alfredo García Torrecilla, un profesor de historia obeso y poco exitoso. Relata su infancia en un pueblo y su fracaso al intentar escalar una peña, lo que marcó el inicio de una vida de fracasos. También habla sobre su primer y único amor no correspondido por una profesora más joven llamada Angela. Finalmente, introduce la historia de un café llamado La Sonrisa de Salgari, donde un niño descubre un dragón de cobre detrás de la barra.
El documento es un monólogo de una marioneta que reflexiona sobre la vida, la felicidad, el amor y la muerte. Aprendió que la verdadera felicidad está en el camino y no en la cima, y que debemos aprovechar cada día para expresar nuestro afecto a los demás. Concluye diciendo que hoy puede ser el último día para ver a los seres queridos.
Este documento presenta el encuentro entre un niño llamado Julián, un cabrero, y un hombre llamado Simón que está escondido en el bosque con fiebre. Julián lleva comida y medicinas para Simón. Simón le explica a Julián que él trabajaba en una fábrica pero ahora se esconde de las autoridades fascistas. Julián muestra compasión y promete ayudarlos.
Este documento presenta un resumen de los primeros capítulos de la novela "El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry. Narra cómo el narrador conoce al Principito en el desierto del Sahara y le pide que le dibuje un cordero. A través de sus conversaciones, el narrador descubre que el Principito viene del asteroide B-612, que es muy pequeño. También explica que las personas mayores a menudo no comprenden las cosas importantes y en su lugar se enfocan en detalles como números y
El documento presenta un resumen de tres oraciones o menos de la siguiente manera:
La autora describe haber recibido recientemente una biblioteca que siempre había soñado, lo que le trae alegría aunque también le hace extrañar a su amiga Sara que vive lejos. Reflexiona sobre la soledad y los sueños cumplidos y frustrados, y comparte recuerdos de su infancia.
Este documento presenta información sobre el libro "Liberta y Orden" publicado por el Ministerio de Cultura de Colombia en 2013. Incluye canciones, poemas, trabalenguas y otras formas de literatura infantil. También proporciona detalles sobre los autores, ilustradores y el comité editorial involucrado en la publicación.
Este documento presenta el índice y los detalles de producción de un libro titulado "Liberta y Orden" publicado por el Ministerio de Cultura de Colombia en 2013. El libro contiene canciones, poemas, trabalenguas y otras formas de literatura infantil tradicional. Incluye los nombres de los ministros de Cultura y Educación, el equipo editorial y los detalles de impresión.
Este documento presenta información sobre el libro "Liberta y Orden" publicado por el Ministerio de Cultura de Colombia en 2013. Incluye canciones, poemas, trabalenguas y otras formas de literatura infantil. También proporciona detalles sobre los autores, ilustradores y el comité editorial involucrado en la publicación.
Los tres monstruos Ogro Mogro, Gigantón y Abominable pasaron mucho tiempo encerrados en una cárcel para monstruos porque sólo sabían asustar. Conocieron a Pesadillo, un monstruo dormilón que les contaba historias divertidas. Un día, los tres monstruos despertaron a Pesadillo con sus gritos y éste sugirió que podrían trabajar como despertadores. Abandonaron la cárcel y crearon un exitoso negocio como despertadores para dormilones.
El documento es un relato corto sobre una mujer que sufre de Alzheimer. Ella ya no recuerda su vida o a su familia. Sus hijos Óscar y Elena la cuidan y tratan de hacerla sentir cómoda, aunque a menudo ella no los reconoce. El relato describe la confusión y el miedo que siente la mujer al no poder recordar su propia identidad.
Este documento es el prólogo de la novela "Vampire Diaries 5 - The Return: Nightfall" de L.J. Smith. Presenta a Elena y Stefan, quienes están explorando la nueva vida de Elena como vampiro luego de su regreso de la muerte. También presenta a Damon observando a Caroline a través de su ventana, notando una extraña presencia en el espejo de su habitación que parece comunicarse con ella.
Este cuento narra las imaginativas aventuras del hijo de 4 años del autor, Ángel, y su capacidad para imaginarse convertirse en diferentes personas y objetos como un piloto, médico, pez, pájaro, barco, gaviota, soldado, arena y alma. Aunque a veces sus ideas son imposibles como trenes que vuelan, su padre lo apoya en su creatividad e imaginación infantil.
Este documento presenta un libro infantil titulado "¡Contemos juntos!" que enseña a los niños a contar objetos de diferentes colores. El libro contiene páginas divididas por colores con imágenes de objetos para que los niños cuenten. El documento proporciona información sobre el autor, traductor, editorial, clasificación y detalles de publicación del libro.
Este documento resume la trama del libro infantil "El punto" de Peter H. Reynolds. Cuenta la historia de una niña llamada Vashti que duda de su capacidad artística hasta que su maestra la anima a hacer una marca en una hoja en blanco. A partir de ahí, Vashti descubre que puede experimentar y crear diferentes puntos de colores. Su obra es expuesta y admirada, lo que la inspira a animar a otros niños a explorar su creatividad.
Este documento proporciona información sobre una impresión de un libro relacionado con el océano. Se imprimió por encargo de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos en los talleres de Reproducciones Fotomecánicas, S.A. de C.V. en diciembre de 2005, con un tiraje de 93,097 ejemplares.
Este documento presenta los derechos de autor y los detalles de publicación del libro "Celestino Tarambana". El libro cuenta la historia de Celestino, un hombre que vive junto a un río con su compañera Rosamunda. Un día, Rosamunda desaparece bajo el hielo del río congelado. Celestino intenta de varias maneras encontrarla, incluyendo el uso de sus orejas, brazos y pies, sin éxito. Eventualmente, Rosamunda regresa sana y salva gracias a un par de botas que la
Este documento proporciona información sobre un libro titulado "Los sentimientos de Félix" de Didier Lévy e ilustrado por Fabrice Turrier. El libro forma parte de la serie "Libros del Rincón" y fue publicado por SM Ediciones en 2005. A través de 48 páginas e ilustraciones, el libro utiliza la historia de Félix para explorar y describir diferentes emociones infantiles como la alegría, la tristeza, el miedo y más.
Este documento describe un libro infantil titulado "Había una vez una casa". La historia trata sobre una gran casa donde viven varios animales. Cuando llueve, el gigante que vive en el jardín se pone de mal humor y asusta a los demás. Un valiente pollito de gallina enfrenta al gigante y lo convence de usar un paraguas cuando llueve para no enojarse, resolviendo así el problema. El documento proporciona detalles sobre la edición, autores, ilustraciones e impresión del libro.
Este documento presenta la información bibliográfica de un libro titulado "David se mete en líos" de la serie "Libros del Rincón". El libro fue traducido al español por Teresa Mlawer a partir de la obra original en inglés "David Gets in Trouble" de David Shannon. Fue publicado en México en 2004 por la Secretaría de Educación Pública y Scholastic México. El libro narra las travesuras de un niño llamado David y cómo siempre encuentra una excusa cuando se mete en problemas.
Este documento presenta la información bibliográfica de un libro titulado "Éste si, éste no" escrito por Eduard Martorell e ilustrado por Monse Fransoy. El libro fue publicado en 2005 por la Secretaría de Educación Pública de México como parte de la serie "Libros del Rincón". El libro contiene 36 páginas e ilustraciones y trata sobre ecología para lectores infantiles.
Este documento resume la historia de Castor sastre, en la que Castor decide hacerse un nuevo delantal. Describe los pasos que sigue Castor para coser el delantal, incluyendo lavar la tela, hacer los patrones, cortar la tela, hilvanar los dobladillos y bolsillos, y coser el delantal a mano y con máquina de coser. Al final, Castor prueba el delantal y lo corta para que le quede bien, terminando satisfecho con su nuevo delantal.
El documento no contiene texto, por lo que no puedo generar un resumen. Un resumen requiere contenido sustantivo para identificar las ideas principales y comprimir la información en una forma concisa.
Este documento resume la trama del libro infantil "El punto" de Peter H. Reynolds. Cuenta la historia de una niña llamada Vashti que duda de su capacidad artística hasta que su maestra la anima a hacer una marca en una hoja en blanco. A partir de ahí, Vashti descubre que puede experimentar y crear diferentes puntos de colores. Su obra termina exponiéndose en la escuela y anima a otros niños a expresarse artísticamente.
Este documento presenta la información bibliográfica de un libro titulado "El campo". El libro fue escrito por Teresa Ribas y Pilar Casademunt e ilustrado por Roser Capdevila. Fue publicado en México en 2006 por la Secretaría de Educación Pública y Editorial Porrúa como parte de su serie "Libros del Rincón". El libro consta de 12 páginas e incluye ilustraciones.
Este documento proporciona información sobre una impresión de un libro sobre el océano. Se imprimió por encargo de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos en los talleres de Reproducciones Fotomecánicas en diciembre de 2005, con un tiraje de 93,097 ejemplares. El libro forma parte de una serie educativa sobre el océano de México.
Este documento presenta un libro infantil titulado "¡Contemos juntos!" que enseña a los niños a contar objetos de diferentes colores. El libro contiene páginas divididas por colores con imágenes de objetos para que los niños cuenten. El documento proporciona información sobre el autor, traductor, editorial, clasificación y detalles de publicación del libro.
Este documento presenta los derechos de autor y los detalles de publicación del libro "Celestino Tarambana". El libro cuenta la historia de Celestino, un hombre que vive junto a un río con su compañera Rosamunda. Un día, Rosamunda desaparece bajo el hielo del río congelado. Celestino intenta de varias maneras encontrarla, hasta que finalmente Rosamunda regresa sana y salva. Celestino toca su flauta para celebrar su regreso.
La fábula narra la historia de una gallina que ve un extraño árbol en su patio trasero que habla y se comporta de manera sospechosa. A pesar de las afirmaciones del árbol de que "algunos de nosotros" tienen características inusuales como dedos peludos y orejas puntiagudas, la gallina se da cuenta de que en realidad es un lobo disfrazado. El lobo finalmente se quita el disfraz, confirmando los temores de la gallina.
Este documento presenta un resumen de 3 oraciones o menos del cuento "La Pájara Carpintera y el Viejo Roble". La pájara carpintera sube y baja repetidamente por un árbol y luego tiene ideas descabelladas como empollar huevos ajenos. Al día siguiente sale a recolectar huevos de otras aves mientras estas se bañan o buscan comida, incluyendo uno de Doña Gorriona.
Este libro infantil narra la historia de una cebra que no sabe de qué color es su pelaje. La cebra se pregunta si es roja como un tomate, amarilla como un león, azul como un pájaro, verde como una rama o marrón como un oso. Ninguno de esos colores describe adecuadamente su pelaje de rayas negras y blancas. Al final, la cebra acepta que su pelaje único es negro y blanco.
Este libro infantil cuenta la historia de una cebra que no sabe de qué color es su pelaje. La cebra se pregunta si es roja como un tomate, amarilla como un león, azul como un pájaro, verde como una rama o marrón como un oso. Ninguno de esos colores describe adecuadamente su pelaje de rayas negras y blancas. Al final, la cebra acepta que su pelaje único es negro y blanco.
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ACERTIJO DESCIFRANDO CÓDIGO DEL CANDADO DE LA TORRE EIFFEL EN PARÍS. Por JAVI...JAVIER SOLIS NOYOLA
El Mtro. JAVIER SOLIS NOYOLA crea y desarrolla el “DESCIFRANDO CÓDIGO DEL CANDADO DE LA TORRE EIFFEL EN PARIS”. Esta actividad de aprendizaje propone el reto de descubrir el la secuencia números para abrir un candado, el cual destaca la percepción geométrica y conceptual. La intención de esta actividad de aprendizaje lúdico es, promover los pensamientos lógico (convergente) y creativo (divergente o lateral), mediante modelos mentales de: atención, memoria, imaginación, percepción (Geométrica y conceptual), perspicacia, inferencia y viso-espacialidad. Didácticamente, ésta actividad de aprendizaje es transversal, y que integra áreas del conocimiento: matemático, Lenguaje, artístico y las neurociencias. Acertijo dedicado a los Juegos Olímpicos de París 2024.
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Soluciones Examen de Selectividad. Geografía junio 2024 (Convocatoria Ordinar...Juan Martín Martín
Criterios de corrección y soluciones al examen de Geografía de Selectividad (EvAU) Junio de 2024 en Castilla La Mancha.
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Convocatoria Ordinaria.
Examen resuelto de Geografía
conocer el examen de geografía de julio 2024 en:
https://blogdegeografiadejuan.blogspot.com/2024/06/soluciones-examen-de-selectividad.html
http://blogdegeografiadejuan.blogspot.com/
4. QUrRIDO lrCTOR
Cuando voy a las escuelas, los
jóvenes lectores suelen preguntarme :
«¿De pequeño ya querías ser
escritor?»
«¡Qué va ! ¡Ni mucho menos!»,
acostumbro a responderles.
Cuando yo era pequeño no tenía
tiempo para pensar en qué quería ser
de mayor. Estaba demasiado ocupado
jugando, charlando con los amigos y,
principalmente , imaginando cómo
sería todo si todo fuese diferente .
Para ello, tenía la costumbre de
meterme en el hueco que había entre
la bañera de casa (aquellas de
metal) y la pared . Allí, protegido
de la rea lidad , daba rienda suelta a
la imaginación par a adentrarme sin
miedo en el mundo de l os cas i
imposi ble .
Continué refugiá ndome e n el hueco
de la bañera hasta que el tamaño de
mi cuerpo y. las dimensiones de aquel
reduc ido espacio dejaron de s er
cómplices y se volvi eron enemigos
irreconcilia bles.
Aunque con bastante pena, no tuve
más remedio que renunciar a aquel
amistoso rincón . Pero , como no
estaba dispuesto a de jar de imaginar
cómo sería todo si todo fuese
diferente , necesitaba encontrar una
5. nueva plataforma desde donde lanzar
al vue l o la imagina c ión .
Guiado por tal propósito, durante
varios días di vue ltas y más vueltas
por la casa, a la busca y captura de
un nuevo rincón. Finalmente, acabé
por encontrarlo justo al lado de mi
casa : allí estaba el pequeño
e scritorio .
Aquel mismo día, arqueado sobre
el escritorio , comencé a garabatear
mis primeros cuentos y poemas.
Clara que aún no sabía que quería
ser escritor . Para llegar a
descubrirlo tuve que recorrer un
camino largo, emocionante y
divertido. Durante ese recorrido
hice un poco de todo: actor de
televisión, artesano, d irector de un
taller ocupacional, coc inero,
psicól ogo ...
Hasta que un día me dije: «En
realidad, l o que yo quiero es ser
escri tor» . Eso sucedi ó en el momento
preciso , ni antes ni después.
Desde hace unos cuantos años me
dedico a escribir y, con la ayud~ de
mis personajes, entornando los ojos
sigo maquinando cómo sería todo si
todo f uese diferente .
7. 8 Ricardo A/c6ntara
1
LA manita Amelia nació bajo la lona de un
circo. De un circo pobretón, de esos que van
de pueblo en pueblo y nunca se acercan a
las ciudades.
Nació sin prisas, una noche de luna llena.
«¡Qué guapa!», pensó la mamá al verla.
«Le pondremos Amelia, como mi abue
la», pensó el padre, satisfecho.
«Caray, ¡otra boca más!», pensó el hipo
pótamo Genovevo, dueño del circo.
Afortunadamente, la mona no tenía la bo
quita demasiado grande. De haber sido una
cría de cocodrilo, Genovevo la hubiera pues
to de patitas en la calle.
El caso es que Amelia y su familia conti
nuaron en el circo.
Junto a ellos, la manita aprendi6 a pasar
hambre sin quejarse, a confiar en que las co
sas pronto mejorarían, a ir de pueblo en pue
blo a paso de tortuga...
8. 9Amelia, la trapecista
A pesar de ello, Amelia se lo pasaba bas
tante bien. Todo lo bien que podía.
Correteaba de sol a sol casi sin parar. ¡Era
infatigable!
y un buen día, mientras jugaba a la galli
nita ciega, chocó contra Genovevo.
Aquel día, como de costumbre, el hipopó
tamo estaba de malhumor. De haber naci
do dragón, habría echado fuego por la boca.
Sólo le faltaba que la mona le dificultara
el paso. Aquello lo alteró aún más.
-¡Lo siento! -se disculpó Amelia, qui
tándose la venda de los ojos.
Pero Genovevo no era de los que discul
pan fácilmente. Llevándose las manos a la
cintura, la miró con cara de pocos amigos.
Finalmente le preguntó muy serio:
-¿Qué edad tienes?
Amelia le mostró seis dedos y sonrió.
-¡Seis meses! ¡A esa edad yo ya ayuda
ba en los trabajos del circo! -exclamó el hi
popótamo.
La manita lo miraba con ojos de asombro,
sin saber qué responder.
Puesto que Amelia no hablaba, Genove
va era quien lo decía todo:
9. Ricardo Alc6ntar:
- Te pasas el día jugando como si no hu
biera nada más que hacer. ¿Eso te parece
bien?
-¡Sí! -respondió ella. Claro que le pa
recía bien, ¡una maravilla!
El hipopótamo hizo como si no la hubiera
oído y continuó con su discurso:
-Hasta ahora sólo has dado gastos, es
hora de que empieces a trabajar.
-¡Oh, sí! -celebró Amelia, y alzó la mi
rada. Arriba estaba el trapecio.
La manita clavó sus ojos en él, convenci
da de que su sueño pronto se haría realidad.
Pero Genovevo no estaba de humor para
apoyar sueños ajenos. Todo lo contrario.
Con las manos cogidas a la espalda, el hi
popótamo pensó:
«En el circo hay muchos artistas, ¡dema
siados! Lo que realmente hace falta es alguien
que ayude en la limpieza, en la cocina, y... »
Ya tenía decidido qué tarea le adjudicaría
a Amelia, pero... ¿cómo haría para decírselo?
-Mmmm... -murmuró entre dientes, y
en un periquete cambió la expresión de su
rostro. Tanto, que ya no parecía el mismo.
Se acercó a Amelía sonriente y con gesto
10.
11. 12 Ricardo Alcántara
amistoso le pasó el brazo por encima de
los hombros. Poniendo cara de bueno, le
dijo:
-Aún eres muy joven para subir al tra
pecio. Podría sucederte una desgracia y yo
no me lo perdonaría. ¿Verdad que lo en
tiendes?
-Sí. .. -respondió la monita, aunque no
acababa de comprenderlo.
Esforzándose por no hacer pucheros, pen
só: «¡Qué pena!»
Genovevo hizo una pausa y luego le
propuso:
-Cuando llegue el momento, serás la rei
na del trapecio -y desviando la mirada
agregó-: Mientras tanto, podrías echar una
mano en la cocina.
- De acuerdo -respondió ella sin dema
siado entusiasmo. Y menos hubiera demos
trado de saber lo que le esperaba.
Comenzó al día siguiente y la hicieron tra
bajar más que a una esclava: lavaba platos,
pelaba patatas, hacía la compra, fregaba el
suelo, limpiaba las jaulas, cosía y remen
daba...
A su lado, la Cenicienta habría resultado
12. una holgazana. Tanto la hacían trabajar que
al llegar la noche estaba agotada.
-¡Uf! - se quejó cierta vez-. ¡Estoy ren
dida!
y Genovevo la oyó. Sin dudarlo, se le
acercó y dijo con ironía:
-Si a tu edad estás cansada, ¿cómo es
tarás cuando tengas mis años?
13. 14 Ricardo Alcántara
«Si no doy golpe, igual que usted, estaré
como una rosa», pensó la monita. Pero no
dijo nada; supo morderse la lengua.
Sin embargo, cuando el hipopótamo se
alejó, ella lo imitó burlona:
- «Si a tu edad estás cansada, ¿cómo es
tarás cuando tengas mis años?»
-¡Amelia! -la reprendió su madre-o No
debes burlarté de los animales mayores.
La monita alzó los hombros y echó a an
dar. Enfiló hacia la cama, enfurruñada. Co
menzaba a estar harta de ser pequeña.
«A propósito, ¿hasta cuándo tendré que
esperar para subir al trapecio?», se pregun
tó mientras se acostaba.
Cada mañana se hacía la misma pregun
ta. También por la tarde. Y por la noche.
Como no sabía la respuesta, un buen día de
cidió preguntárselo al hipopótamo.
-Genovevo, ¿cuándo seré bastante ma
yor para encaramarme al trapecio?
-¿Ahora qué edad tienes? -quiso saber.
Amelia le indicó que «diez», sirviéndose
de sus deditos.
- Pues cuando tengas un año y medio ya
hablaremos -prometió Genovevo.
14. Amelia le tomó la palabra. Corrió al en
cuentro de su madre y le preguntó.
-¿Cuánto falta para que cumpla un año
y medio?
-Ocho meses -dijo.
-¡Sólo ocho meses! -exclamó Amelia,
en verdad maravillada.
A partir de entonces tenía los ojos pues
tos en el futuro. Era como si el presente no
existiera. Deseaba con todas sus fuerzas que
el tiempo volara.
Pero el tiempo no le hacía caso y avanza
ba más lento que un viejo con bastón.
A veces, la espera se le hacía intermina
ble. Tanto, que hasta la expresión de su ros
tro se le ponía lánguida. El ánimo le pesaba
más que un cubo de agua.
Tratando de remediarlo, Amelia se ima
ginaba balanceándose en el trapecio. Si ce
rraba los ojos, se veía en lo alto de la lona,
con tanta claridad como si fuese real.
Aquello le servía para curarla de todos sus
males. Le ayudaba a reunir fuerzas para es
perar...
Finalmente, el calendario indicó que el pla
zo fijado había llegado a su fin.
15. 16 Ricardo Alcántara
Aquel día, Amelia saltó de la cama más
temprano de lo acostumbrado, cuando el sol
apenas comenzaba a asomar.
A medio vestirse, Amelia salió zumbando
al encuentro de Genovevo.
Pero el hipopótamo dormía a pata suelta.
No solía despertar hasta media mañana.
La monita se plantó frente a su carroma
to, decidida a no moverse de allí. Y no se
movió. Cuando Genovevo por fin se levan
tó, la encontró delante de su puerta.
16. Amelia, la trapedsta __~__1'l1
-¿Qué haces aquí? -le preguntó extra
ñado.
-¡Hoyes el día! -respondió ella, sin po
der disimular su felicidad .
El hipopótamo dudó. No sabía de qué le
hablaba.
-¡Hoy cumplo un año y medio! -explicó
la manita, al tiempo que apuntaba hacia lo
alto.
-¡Ah! ¡Claro, claro! -dijo Genovevo, ca
yendo en la cuenta de qué se trataba.
Aquel día no estaba tan malhumorado,
pero.. . Volviendo a considerar la situación,
se dijo:
«Tenemos muchos artistas, ¡demasiados!
Amelia debe continuar haciendo su trabajo.»
Se rascó la cabeza y le pidió a la manita:
-Acércate.
Amelía lo hizo de un salto.
-Déjame ver esos brazos -pidió él.
La manita se arremangó el vestido para
enseñárselos. Genovevo los apretó por aquí
y por allá...
-Los tienes muy delgaduchos. Hace fal
ta tener buenos músculos para no caer del
trapecio.
17. 18 Ricardo Alcántara
- Vaya... -se lamentó ella.
- No te impacientes, aún eres muy joven.
Tienes toda la vida por delante.
-Ya...
-Cuando tengas brazos fuertes subirás al
trapecio -dijo él en tono solemne, como si
se tratara de una promesa.
-¡De acuerdo! -respondió Amelía, dio
media vuelta y salió disparada. '
18. 2
AMELIA había tomado una determinación,
pero de pronto se detuvo. Llevándose un
dedo a los labios, pensó: «¿Qué he de ha
cer para conseguir buenos músculos?»
No tenía ni idea. «Tendré que preguntár
selo a Genovevo», se dijo.
Sin pérdida de tiempo salió en su busca
mientras gritaba:
-¡Genovevo! ¡Genovevo!
Lo encontró remojándose en una charca
que había junto a la entrada.
-¡Mecachis! ¡Ya no puedo ni descansar
tranquilo! -resopló el hipopótamo.
Amelia hizo oídos sordos y no se dejó im
presionar. Se detuvo junto al agua y, con aire
modosito, preguntó:
-¿Qué debo hacer para tener buenos
músculos?
Y Genovevo, que jámas descuidaba sus
intereses, respondió con presteza:
19. 2D Ricardo Alcántara
-Debes fregar el suelo con fuerza, lavar
la ropa, cepillar a los elefantes...
-¡Uf! -exclamó Amelia impresionada-.
No será tan fácil como pensaba.
Él hizo una pausa para tomar aire y con
tinuó:
- Pintar los carromatos, remendar los tra
jes gastados, ir al río en busca de agua...
- Bien, bien -le interrumpió Amelia al
notar que se estaba mareando-. Para em
pezar, con eso ya tengo bastante. Gracias
-dijo, y se marchó.
Avanzaba francamente abatida. ¿De dón
de sacaría fuerzas para hacer todo aque
llo? Casi sin notarlo se encaminó hacia la
pista.
Al llegar al centro se detuvo y alzó la mi
rada. Allá arriba descansaba el trapecio. In
móvil, adormecido, hasta que un soplo de
brisa lo meció.
Amelia clavó sus ojos en él emocionada.
Creyó ver en aquel movimiento un mensaje
muy especial. Pensó que el trapecio, a su
manera, la llamaba.
La manita alzó un brazo como si preten
diera alcanzarlo. Incluso se puso de punti
20. Amella, la trap-=e=cis=ta'--___~~~~~~_ 21
Has para estar más alta. En tono serio pro
metió:
- Haré cuanto sea por tener brazos
fuertes.
Ese mismo día puso en marcha su plan y
siguió a rajatabla los consejos de Genovevo.
y él, viéndola tan trabajadora, sonreía en
cantado.
Amelia puso todo su empeño en la tarea.
21. Varios meses más tarde, plantada ante el
espejo, se miró detenidamente.
-¡Ajá! -dijo convencida. Razón no le fal
taba, pues ya podía presumir de músculos.
Pisando fuerte, salió al encuentro del hi
popótamo y le enseñó los brazos.
-Genovevo, ¡mire!
El hipopótamo quedó asombrado. Con
ojos redondos y saltones, más propios de un
buho, observaba aquellos brazos. Nunca ha
bía visto nada igual.
- ¿Qué le parece? -le preguntó Amelia.
-¡Fantástico! -tuvo que reconocer él.
-Entonces, ¿ya puedo subir al trapecio?
Genovevo volvió a considerarlo: «Artistas
hay muchos, ¡demasiados! En cambio, para
el trabajo pesado, como Amelia no hay dos».
Aspiró hondo y...
-Querida, te veo aún tan joven... -res
pondió preocupado.
- Pero si ya he cumplido dos años -con
testó ella airadamente.
Genovevo la vio tan decidida que optó por
no discutir. Prefirió echar mano a otra de sus
artimañas:
-De acuerdo, puedes subir al trapecio.
22.
23. 24 Ricardo Alcántara
Amelia le saltó al cuello mientras le decía:
-¡Gracias! ¡Gracias!
Pero, sin dejarse dominar por las emocio
nes, Genovevo dijo:
-Supongo que ya te habrás comprado la
ropa adecuada.
Amelia palideció. No sabía de qué le ha
blaba. ¿A qué venía eso de la ropa?
Él se lo explicó:
- Necesitas tener un traje si quieres actuar.
¡No pensarás hacerlo con esa facha!
- Puedo pedirlo prestado.
-¡Oh, no! Tienes que estrenar uno que
hayas comprado. Ésas son las reglas.
- Pero ¿de dónde sacaré el dinero?
Genovevo se encogió de hombros mien
tras meneaba la cabeza. Era evidente que se
desentendía del problema.
- Ya veré qué puedo hacer -murmuró
la manita.
Se marchó cabizbaja a ver a sus padres
para contarles el nuevo contratiempo.
-¡Qué pena! -dijo su madre.
-¡Cuánto lo siento! -se dolió su padre.
Era todo cuanto podían hacer. No tenían
ni un céntimo ahorrado para ayudar a su hija.
24. Amelía, la trapecista 25
-No os preocupéis, ya me las apañaré
-les tranquilizó ella.
Con las manos en los bolsillos, comenzó
a andar, paso a paso. «¿Qué podré hacer?»,
se preguntaba una y otra vez.
Hasta que de pronto, como por arte de
magia, le llegó la respuesta.
Fue así: resulta que Genovevo estaba tum
bado al sol y había puesto la radio a todo vo
lumen. En aquel momento tocaban una se
lección de rumbas.
La música era tan pegadiza que al hipo
pótamo se le movían las caderas.
Siempre sucedía lo mismo, no podía evi
tarlo. Seguro que de no haber sido empre
sario, Genovevo hubiera sido bailarín. ¡Era
su gran ilusión!
Cuando la canción llegó a su fin, ellocu
tor tomó la palabra y dijo:
-La empresa Mimitos Míos S.A. necesi
ta personal femenino. Las interesadas debe
rán presentarse en Gaboto 1.473.
«Gaboto 1.473», repitió una y otra vez
Amelía para sus adentros, hasta memorizar
la dirección. Luego, sin decir adónde iba, se
encaminó hacia allá.
25. Ricardo Alcántara
Al llegar tuvo un susto de muerte: frente
a la entrada había una cola interminable.
«¡Cuántas bichas!», se dijo Amelia, en ver
dad impresionada. Las había de todos tipos
y tamaños.
No quedaba otro remedio que armarse de
paciencia y esperar.
26. Para matar el tiempo unas charlaban, otras
hacían punto, y no faltaba quien apro
vechaba para escribirle unas líneas a su
amado.
Amelía decidió entretenerse a su manera:
comenzó a hacer ejercicios. Cogió un par de
piedras y...
-Uno, dos. Uno, dos -decía, mientras
",~l_,"-, las subía y bajaba como si fueran pesas.
Las otras comenzaron a observarla con
aire de desconfianza. «¡Vaya animalejo más
raro!», pensaban.
- Tan joven y tan chalada -comentaron
un par a sus espaldas.
Amelia no les hizo caso y continuó:
-Uno, dos. Uno, dos.
En esas apareció el jefe de personal. Sin
prisas, se paseó junto a las candidatas. Mien
tras las observaba detenidamente, se decía:
«Esa no. ¡Uy, qué fea! ¡Vaya bigotes! ¡No
me gusta! ¡Aquella es más vieja que mi
abuela!»
De pronto paró en seco y los ojitos le bri
liaron. Le sucedió al descubrir a Amelia.
-¡Es la que necesitamos! -exclamó con
vencido, y dando zancadas se acercó a ella.
27. 28 Ricardo Alc6ntara
Interesado en mostrarse simpático, le de
dicó a Amelia una sonrisa de oreja a oreja.
Luego, le tendió una mano para saludarla.
La monita tenía las suyas ocupadas con
las piedras. Dudó unos instantes, que se le
hicieron interminables. No sabía qué hacer.
Finalmente, con disimulo tiró las piedras
al suelo. Y éstas cayeron sobre los pies de
la hiena que había detrás.
-¡Estúpida! -chilló la hiena, y de tan 'en
fadada comenzó a reír- : ¡Ja, ja, ja!
Pero Amelia no la oyó. Ella y el jefe de
personal se encaminaban apresurados hacia
las oficinas.
Al llegar, él le indicó:
-Siéntese.
La monita así lo hizo, mientras paseaba la
mirada de un sitio a otro.
-¿Cuántos años tiene? -le preguntó el
jefe de personal.
Amelia se sintió estremecer. Tragó saliva
y dijo:
-Dos, pero a punto de cumplir tres.
Para su sorpresa, el otro respondió:
-¡Fantástico! No se hable más. Mañana
mismo puede comenzar.
28. Amelia, la trapecista
y así fue.
La destinaron a la sección de expedición.
No era un trabajo complicado. Como si de
una expedición se tratara, cargaba enormes
cajas de un sitio a otro durante diez horas
diarias. Y por ello le pagaban cincuenta du
ros al mes.
-¡Cincuenta duros! -exclamó AmeBa al
enterarse.
-Sí, porque aún eres aprendiz.
-Pero si yo ya sé cómo llevar las cajas.
No necesito aprender más.
-A tu edad sólo puedes ser aprendiz -le
respondió el jefe de personal, ya de muy ma
las pulgas.
-De acuerdo -respondió Amelia, que ya
se moría de ganas de ser mayor.
29. 3
¿DÓNDE está Amelia? -preguntó Geno
veva; no se la veía por ninguna parte.
-Ha empezado a trabajar en una fábrica
-le explicó la madre.
- Ya -dijo él, y dando media vuelta se
marchó apresurado. No necesitaba más ex
plicaciones. ¡De sobra conocía el motivo!
«¡Eres un bocazas! -se regañaba a sí mis
mo-. Por tu culpa se ha ido a trabajar a otra
parte. »
Estaba seriamente enojado. Claro que,
cuando se enfadaba consigo mismo, pronto
.se le pasaba.
Al cabo de un rato se olvidó del disgusto.
Es más, comenzó a enco'ntrar todo aquello
muy divertido.
- Veremos cuánto tiempo pasará antes
de que se compre el traje -y rió a carca
jadas.
Mucho, mucho tiempo necesitó Amelia
30. Amelio lo tro~cisto 3J
pero, juntando moneda a moneda, finalmen
te lo consiguió.
Lo primero que hizo entonces fue despe
dirse del trabajo. Luego se encaminó a la
tienda para comprarse el traje.
Había tantos que no era fácil decidirse.
Amelia los miraba una y otra vez. Finalmen
te, se quedó con uno azul y blanco, con
lentejuelas bordadas en el pecho que no ce
saban de brillar.
Apretando el paquete entre los brazos, en
filó hacia el circo.
Su madre la ayudó a vestirse.
Amelia estaba tan nerviosa que hasta la
cola le temblaba.
Cuando se hubo puesto el traje, la diade
ma y la capa, llamaron a su padre.
-¡Estás guapísima! -exclamó él, y no
exageraba.
Realmente, Amelia parecía una auténtica
estrella.
- Voy a enseñárselo a Genovevo - dijo
ella, y salió a la carrera.
El hipopótamo estaba chapoteando en el
barro. Cantaba a todo pulmón mientras to
maba su baño de lodo.
31. 32 Ricardo Alcántara
-Hola -le saludó Amelia. Y, desfilan
do como una modelo, le preguntó-: ¿Qué
le parece?
-¡Estás preciosa! -exclamó él, en verdad
impresionado. Jamás había visto a alguien
tan elegante.
Amelia se mordía la lengua para no ha
blar. «Hasta que él no me lo diga no soltaré
palabra», pensaba.
Pero el hipopótamo se demoraba más de
la cuenta y ella no pudo aguantarse. Con una
sonrisa en los labios, le preguntó impaciente:
-¿Cuándo podré debutar?
-Veamos, veamos... -dijo Genovevo,
mientras ganaba tiempo para pensar.
Y se puso a maquinar para sus adentros:
«Artistas hay muchos, ¡demasiados! Si la dejo
debutar se acabaría el juego. ¡Oh, no, sería
muy aburrido!»
Así es que, malintencionado como pocos,
el hipopótamo le dijo:
-Debutarás tan pronto firmes el contrato.
-Ah -dejó escapar Amelía. Algo la ad
vertía de que podía tratarse de un nuevo im
pedimento.
Chorreando barro, Genovevo se dirigió a
32.
33. f3.iJ __~~___ RIcardo Alcántara
su carromato. Cogió un papel lleno de le
tras y regresó junto a la manita.
Tendiéndole el escrito le indicó:
-Léelo en voz alta. Si estás de acuerdo,
lo firmas y ¡ya está!
La manita se quedó más muda que una
piedra. Al cabo de un rato, confesó aver
gonzada:
-No sé leer ni escribir.
-¡Cuánto lo siento! -exclamó Genove
va, llevándose las manos a la cabeza.
Representaba tan bien su papel que en
verdad parecía afligido.
- Yo también -dijo AmeBa con voz dé
bil. Y se marchó más triste que un fantasma
que ya no es capaz de asustar a nadie.
Se quitó el vestido y lo guardó antes de
que el trapecio se fijara en ella. Viéndola así
vestida podría hacerse vanas esperanzas.
Sentada en un rincón en penumbras, es
peró a que la tristeza se desvaneciera. Cuan
do fue capaz de pensar, se preguntó: «¿Qué
puedo hacer?»
La respuesta era sencilla: ir a la escuela.
Al día siguiente, de buena mañana, fue a
una que le pillaba cerca.
34. -¿Qué desea? -le preguntó el conser
je, que era un burro muy malcarado.
-Quiero matricularme -respondió ella,
haciendo gala de tener muy buenos mo
dales.
-Para eso ha de hablar con la secretaria.
Amelía se dirigió hacia su despacho.
-¡Toe, toe, toe! -llamó a la puerta.
-¡Adelante! -indicó una voz gruesa y pe
netrante. Era la mismísima secretaria quien
hablaba.
Por el vozarrón, Amelía imaginó que se
trataría de una leona o de una robusta tigresa.
¡Qué va!, era una ardillita que apenas si
medía un palmo. Pero lo que le faltaba de
altura le sobraba de carácter.
-¿Qué desea? ¡Hable
de una vez! -la apremió,
mirándola por encima
del hombro.
Un tanto
intimidada,
Amelia le explicó:
-Pues... quería
matricularme en la
escuela.
35. Ricardo Alcántara
La ardilla la observó de los pies a la cabe
za y luego preguntó:
-¿Cuántos años tiene?
-Cuatro -le hizo saber Amelia.
-Es usted demasiado mayor para comen
zar el curso. Sólo admitimos crías de has
ta dos años. Adiós -la despidió sin mira
mientos.
-¿Qué me aconseja hacer? -se atrevió
a preguntarle la manita desde la puerta.
-Acudir a la escuela para adultos, ¡claro
está!
Amelia le dio las gracias y se encaminó di
rectamente a la escuela para adultos, pero
le aguardaba otra desilusión.
-No puedo inscribirla -dijo la directora.
-¿Por qué no? -quiso saber Amelia.
- Es usted demasiado joven para asistir a
los cursos. Como mínimo ha de tener cinco
años.
«¿No te fastidia?», dijo Amelia para sus
adentros. Últimamente no ganaba para dis
gustos.
Dio media vuelta y se marchó malhumo
rada a casa, andando para ver si así alegra
ba el ánimo.
36. 'Amelia, la trapecista
¡Qué va!, cuando llegó al circo, el mal sa
bor de boca no se le había pasado.
-Come algo -le aconsejó la madre.
-¿Te apetece una limonada? -le ofre
ció su padre.
Amelia comió y bebió, pero el malestar no
se le pasaba. En un arranque, le propuso a
sus padres:
- ¿Por qué no abandonamos el circo y nos
marchamos a otra parte?
Sus padres se miraron sin pronunciar pa
labra.
-A nuestra edad, ¿adónde iríamos? -di
jo finalmente la madre.
-Al menos aquí tenemos un techo y co
mida -agregó su padre.
Silencio.
Aquella charla no l~s resultaba nada agra
dable. Finalmente, su madre dijo resignada:
- Vete tú, si es lo que quieres.
-Aprovecha ahora que aún eres joven
-le sugirió su padre.
Amelia no se lo pensó dos veces. Si ellos
se quedaban, también ella se quedaría. No
les abandonaría por nada del mundo. ¡Esta
ba decidido!
37. Ricardo Alcántara
Lo que aún le faltaba por resolver era
cómo aprendería a leer.
-Búscate un profesor particular -le di
jeron sus padres.
Pero ¿dónde encontraría uno?
38. 4
EL hijo de Engracia es muy inteligente y muy
formal-le aseguró Palmira, la carnicera.
-No sé... -dudó Amelia.
-¡Te lo recomiendo! -le aseguró la otra.
-Me lo pensaré -prometió la monita, y
pasó el resto del día dándole vueltas a la idea.
Al hijo de Engracia lo conocía de vista. So
lía pasar cada tarde frente a la puerta del cir
co. Incluso sabía que se llamaba Joan.
Le parecía muy fino y educado, pero... No
tenía nada en su contra, pero... ¡Pensaba que
era demasiado serio y, demasiado mayor para
ser un buen maestro! Eso la dejaba en un mar
de dudas.
Pero las dudas se fueron aquietando y fi
nalmente la monita se dijo:
-Nada se pierde con probar.
Al día siguiente comenzó las clases.
Para sorpresa de Amelia, Joan resultó
ser un magnífico maestro. Para alegría del
39. 40 Ricardo Alcántara
maestro, Amelia resultó ser una estupenda
alumna.
Aprendió rápidamente las letras, las sumas
y las restas... En fin, aprendió todo lo que
él se propuso enseñarle. Pero, sin que Joan
se lo propusiese, también le enseñó otras co
sas muy diferentes.
Amelia se notaba muy rara, pero no ati
naba a descubrir qué le pasaba. Acudió en
tonces a su madre.
-No sé... -comenzó diciendo-, noto
que me deshago en suspiros.
-Ajá -dijo la otra, mirándola con pi
cardía.
Amelia prosiguió:
-Además, me cuesta conciliar el sueño.
V, cuando lo consigo, sueño cosas extrañí
simas.
-Mmmm...
- A todas horas pienso en alguien. ¿Crees
que estoy enferma?
-No digas tonterías, ¡lo que sucede es que
estás enamorada! -le explicó su madre.
-¡Qué bien! -celebró ella, aunque no
mucho más tranquila.
-¿Quién es él? ¡Dímelo!
40. Amelia. la trapedsta 41
-Pues... Joan, mi maestro.
A la mona se le transfiguró la cara. Su ex
presión era de auténtico pánico. Incluso le
costaba reaccionar. Cuando recuperó el ha
bla, dijo sofocada:
-¡¿Quééé?! Pero si Joan podría ser tu pa
dre, ¡insensata!
-Tranquilízate, mamá, no lo es.
Pero la otra ya no la oía. Corría de un lado
a otro gesticulando con los brazos mientras
gritaba:
-¡Mi hija! ¡Mi hija! ¡No puede ser!
Genovevo estaba felizmente sentado frente
al televisor cuando oyó aquel bochinche.
-¿Qué pasará? -se preguntó intrigado,
y salió para averiguar a qué venía semejan
te alboroto.
Al verle, la mona se le lanzó al cuello. Llo
raba tanto que le dejó la bata empapada. Y
no cesaba de suplicar:
-Genovevo, usted que es tan bueno, ¡tie
ne que ayudarme!
-Explíqueme qué sucede -le pidió él.
La mona se lo contó entre sollozos. Al aca
bar, quiso saber afligida:
-¿Qué podemos hacer?
41. 2
________________~~~~
Genovevo sonrió satisfecho. Aquello le ve
nía como anillo al dedo. Nunca hubiera ima
ginado que le resultaría tan fácil conseguir
sus propósitos. Sin darle más largas, sen
tenció:
-Separarles cuanto antes.
Aquella misma tarde Amelía, partió hacia
la ciudad. La enviaron a casa de la pantera
Renata, una buena amiga de Genovevo.
No le dieron tiempo ni de despedirse de
Joan. No pudo decirle cuánto le quería. No
llegó a saber si también la quería él.
La metieron en el tren de las cinco y, con
pañuelos en la mano, la despidieron desde
el andén.
La madre lloraba a mares, el padre hacía
pucheros; Genovevo estaba encantado.
-No se preocupen, Renata me ha dicho
que la tratará como a una hija -comentó él.
-¿Será verdad? -insistió la mona mien
tras se sonaba.
y Genovevo, entornando los ojos, dijo ca
tegórico:
- Por Renata pongo las manos en el fue
go. La conozco desde hace muchísimos
años.
42.
43. Ricardo Alcóntara
Era cierto, Genovevo y Renata se cono
cieron en la escuela primaria.
Por aquel entonces, ella era una pantera
tímida y delgaducha. Todo la asustaba y por
cualquier cosa se sonrojaba.
Mas con el paso de los años cambió una
barbaridad. Se convirtió en una pantera res
pondona, capaz de plantarle cara al más va
liente.
Nada la atemorizaba y siempre aspiraba a
.
mas.
Casi sin dinero abrió su primer negocio.
Las cosas le fueron tan bien que llegó a te
ner un banco de su propiedad: el Chicha's
Bank.
Era la envidia de sus vecinas y también de
las amigas. Todo le salía a pedir de boca, in
cluso el día en que pidió:
-Si miento, que me parta un rayo.
Al cabo de un rato dijo una mentira y...
¡zas!, un rayo la partió en dos.
Corriendo la llevaron al veterinario, quien
la cosió con punto de cruz y luego le recetó:
-Que se esté en la cama seis meses y que
no vuelva a mentir.
-¡Qué horror! -se quejó Renata.
44. melia, la tral'easta
Ella no sabía estarse ni un minuto quieta,
¿cómo soportaría seis meses de reposo?
Además...
-¿Quién me cuidará? -se preguntaba
entre lamentos.
Continuaba aún llorando cuando sonó el
teléfono.
-¡BUUUAAA! -respondió la pantera.
-Renata, ¿qué te pasa? -al instante le
preguntó Genovevo.
Ella se lo contó de un tirón y entonces el
hipopótamo la tranquilizó:
- Buscaré la manera de mandarte a la mo
nita Amelia para que se encargue de cui
darte.
-¿Es de confianza?
-Respondo por ella.
-Siendo así, la trataré como a una hija
-prometió Renata muy solemne.
De hecho, cumplió su palabra. Recibió a
Amelia con los brazos abiertos y, nada más
entrar en casa, le dijo:
-Allí está la cocina, hijita. No te entreten
gas y ponte a guisar.
A partir de ese momento no dejó de dis
pensarle aquel trato tan familiar.
45. Ricardo Alcántara
-¡Vaya modales, hija! ¡Eres más ordina
ria que una alpargata! -le chillaba cada vez
que Amelia tropezaba con algo.
-Hija, ¡tengo hambre! ¡A ver si espabilas
con la cena! -la reñía si se retrasaba un
minuto.
- Hija mía, eres más seca que una flor de
plástico -solía decirle si Amelia no reía sus
gracias.
Amelia ya estaba harta. Cada día que pa
saba le resultaba más difícil soportar seme
jante tormento.
Estaba a punto de perder la paciencia una
de aquellas tardes, cuando Genovevo lla
mó por teléfono. Ella aprovechó para de
cirle:
-Genovevo, quiero regresar al circo.
-¿Renata ya puede levantarse? - le pre
guntó el hipopótamo.
-Claro que sí -le informó la monita.
Genovevo guardó silencio para pensar. «Si
le digo que regrese, es capaz de descubrir lo
que me traigo entre manos. No soportaría
que me estropeara los planes. Será mejor
mantenerla apartada», concluyó el hipopó
tamo.
46.
47. 48 Ricardo Alcántara
-A pesar de todo, aún debes quedarte
a su lado.
-¿Hasta cuándo? -gritó Amelia con voz
gruesa, olvidando por un momento los bue
nos modales.
-Pues... -titubeó Genovevo-, hasta
que cumplas cinco años y seas mayor de
edad, siempre y cuando Renata así lo quiera.
Por supuesto que Renata lo quiso. La ma
nita resultaba una estupenda criada y le cos
taba muy barata.
Como si eso fuera poco, podía gritarle a
su antojo, que la otra jamás se enfadaba.
Amelia se cuidaba de no hacerlo y de no po
ner malas caras. Estaba resignada a esperar.
Sabía que si se marchaba por las buenas
Genovevo no la dejaría regresar al circo. Y
volver junto al trapecio era toda su ilusión.
Lo añoraba más que a sus padres, incluso
más que al propio Joan.
«Paciencia, ¡debes tener paciencia!», se re
cetaba a sí misma, sin saber qué otra cosa
podía hacer.
Hasta que por fin llegó el día de su ani
versario. ¡Cumpliría cinco años y sería ma
yor de edad!
48. AmelioJ 10 tropedsto
~ Mañana compraré un pastel para cele
brarlo -le dijo Renata.
- Yo no estaré para verlo. Hoy mismo me
marcho de aquí. Puede comerse mi parte,
iY que le aproveche! -le respondió Amelia
y, más rápido que ligero, se encaminó ha
cia la estación con la maleta a cuestas.
Partió en el tren de las siete y durante todo
el trayecto no dejó de sonreír.
49. 50 Ricardo Alc6ntar
5
CON la frente apoyada en la ventanilla,
Amelia hacía planes para el futuro.
«Hablaré con Genovevo. Ya no aceptaré
más excusas. Mañana mismo quiero subir al
trapecio», se decía para sus adentros.
Cuando llegó al pueblo ya era noche ce
rrada. De un salto se apeó del tren e inme
diatamente se puso en camino. Andaba tan
rápido que casi corría, camino del circo.
Antes incluso de saludar a sus padres, fue
al encuentro del hipopótamo.
-¡Genoyevo! ¡Genovevo! -lo llamó a voz
en grito.
-No está -le indicó Rosalía, la jirafa
barbuda.
-¿Adónde ha ido? -preguntó la mani
ta, llevándose las manos a la cintura.
-¡Vete tú a saber! A nadie se lo ha dicho.
Vendió el circo y se marchó sin decir esta
boca es mía -le explicó Rosalía.
50. Amelia, la trapecista _____51
AmeBa quedó muda de la sorpresa. «¡Gra
nuja!», pensó, visiblemente sofocada. Tuvo
que sentarse para no caer redonda al suelo.
Al cabo de un momento, algo repuesta,
consiguió preguntar:
-¿A quién se lo ha vendido?
-A un loro muy quisquilloso llamado Hi
pólito.
-Necesito hablar con él -dijo la moni
ta, y salió veloz en su busca.
-Si está en su clase de canto será mejor
que no le interrumpas -le advirtió la bar
buda Rosalía.
Amelia se dirigió hacia el carromato del
loro con grandes zancadas. Al acercarse oyó
un terrible revuelo. Abrió bien las orejas y le
oyó gritar como si le estuvieran arrancando
una a una todas las plumas.
«¡Algo malo le pasa!», pensó la monita,
preocupada. Sin dudarlo ni un momento,
abrió la puerta y se abalanzó dentro.
-¿Quién osa entrar sin llamar? ¿Quién se
~treve a interrumpir mi clase? -chilló el loro,
verde de rabia.
- Yo pensé... - balbuceó Amelia y calló.
A tiempo reconoció que sería mejor no ex
51. 52 ___~_ Ricardo Alc6ntara
plicar lo que había pensado. Pidió disculpas
y se marchó apresurada.
-¡Aguafiestas, me las pagarás! -la ame
nazó el loro Hipólito.
Amelia se escondió en el sitio más oscuro
y apartado que encontró. De allí no se mo
vió en varios días. Esperaba que las aguas
volvieran a su cauce.
Hasta que...
-¡Ya está bien! -consideró, al tiempo
que asomaba la cabeza.
Confiaba en que a Hipólito se le hubiera
pasado el enfado. Para averiguarlo, nada
mejor que verse las caras con él. Yeso fue
precisamente lo que hizo: ir a su encuentro.
Pero ¿dónde andaría el loro?
-Está en la pista, ensayando su número
-le indicó Rodríguez, el pulpo orquesta.
Pasito a paso, la monita fue tras él. Echó
un vistazo a través de las cortinas y allí lo en
contró.
Vestido con ropas de mago, Hipólito in
tentaba hipnotizar a la jirafa barbuda.
-Rosalía, estás cansada, muy cansada.. .
¡Vaya si lo estaba! Más que cansada esta
ba harta. Llevaban así toda la mañana.
52.
53. Ricardo Alcántara
«Si al menos supiera cómo se hace», pen
saba Rosalía, con agujetas por todas partes.
Pero él insistía empecinado:
-Rosalía, estás cansada, muy cansada...
Para alivio de la jirafa, la manita Amelia
se dejó caer por la pista. Hipólito clavó sus
ojos en ella y, en tono poco amistoso, le dijo:
-¿Qué deseas?
-Ser trapecista -respondió ella, yendo
directamente al grano.
El loro la miró de pies a cabeza y luego
dijo intrigado:
-¿Cuántos años tienes?
«Ya estamos otra vez. Volverá a decirme
que aún soy muy joven y...»
-¿Es que no recuerdas cuántos años tie
nes? -la apremió.
-Cinco -respondió Amelia a desgana.
-¡Y nunca has subido a un trapecio?
-No.
-¡Qué disparate! ¡Ya eres demasiado ma
yor para intentarlo por primera vez!
-¿Qué? -exclamó la manita en el col
mo de la estupefacción.
-A tu edad es una auténtica locura,
¡créeme!
54. Amelia la trap.~=s::: -!55eCl' ta__________
No, no podía. Aunque Hipólito se lo re
pitiera cien veces, le era imposible creerlo.
«Seguro que es un broma», pensó.
Se equivocaba de medio a medio; el loro
hablaba muy en serio.
-Si subes te marearás, se te aflojarán las
piernas, sentirás un nudo en el estómago.
¡Va no estás para emociones tan fuertes!
-A pesar de ello, deseo intentarlo -pidió
Amelia con un hilo de voz.
55. -Si te empeñas, allá tú. Yo me lavo las
manos -advirtió Hipólito.
Amelia no respondió. Alzó la cabeza y cla
vó sus ojos en el trapecio.
El loro pensó: «Si ella insiste en hacerlo,
yo puedo sacar tajada de semejante locura.»
De pronto, se le ocurrió una idea y, enca
rando a Amelia, le propuso:
- Te dejaré subir si lo haces delante del
público. Por ejemplo, hoy en la función de
las diez.
-De acuerdo -aceptó ella sin pensárse
lo, y se marchó a su carromato.
También Hipólito se puso rápidamente en
marcha. Con un megáfono en la mano sa
lió a la calle para anunciar el arriesgado
número.
-¡No se lo pierdan! -chillaba hasta que
darse sin voz.
La publicidad funcionó mejor de lo espe
rada. Aquella noche el circo se llenó a re
bosar.
Incluso Joan quiso asistir. Sentado en la
primera fila aguardaba impaciente a que co
menzara la función.
No recordaba haber sentido nunca tanta
56. Amelía la tra edsta ___~~~,57
impaciencia. Mientras comía palomitas, se
preguntaba: «¿Cómo estará Amelia?»
Amelia era un auténtico saco de nervios.
Tanto, que hasta la diadema le temblaba en
la cabeza.
-Estoy tran ... tranqui. .. qui. .. tranqui
la -se repetía, tratando de convencerse.
Pero los dientes le castañeteaban como si
la hubieran metido dentro de un cubo de
hielo.
Jamás hubiera imaginado que se sentiría
así. Siempre pensó que llegado el momen
to sería la viva imagen de la alegría. «Pero
de pronto me he vuelto demasiado mayor» ,
reconoció .
No pudo darle más vueltas. Rosalía vino
a avisarle que su número sería el siguiente.
-¡Suerte...! - le deseó la jirafa barbuda,
desviando la mirada.
-Gracias -respondió Amelia, mientras
se dirigía hacia la pista. Oculta tras las corti
nas, aguardó a ser anunciada.
Sus padres estaban junto a ella y, de tan
pálidos, parecían fantasmas. No se atrevían
ni a abrir la boca. Sabían que si lo hacían
romperían a llorar desconsolados.
57. En esas...
-Respetable público, con todos ustedes:
¡Amelia, la trapecista! -exclamó Hipólito, lu
ciendo el traje de presentador.
Amelia caminaba como si se hubiera he
cho pis: dando pasitos cortos, sin atreverse
a levantar la mirada.
El público aplaudía con entusiasmo.
Ella se acercó a la escalerilla, se despojó
de la capa, y comenzó a subir hacia el tra
pecio.
Hipólito, al verla, sintió remordimientos,
y revoloteando a su lado empezó a decirle:
- Insensata, ¿no te das cuenta de que ya
no eres una cría? ¡Desiste!
58. 59
Amelia trataba de hacer oídos sordos. Po
nía todo su empeño en subir aquella escale
rilla que se le hacía interminable.
-Se te aflojarán las piernas y caerás -le
advertía el loro.
Amelía comenzó a notar que las piernas
ya casi no la aguantaban. «Si me caigo, ¡me
nudo porrazo», reconoció mirando hacia
abajo.
El estómago le dio un vuelco. Se sintió te
rriblemente mareada. No podía soportarlo.
«He de bajar rápidamente», reconoció, no
tando que la altura era más fuerte que ella.
-Sí, baja deprisa -le achuchaba Hi
pólito.
Amelia se aferró a las cuerdas y cerró los
ojos. No conseguía dar un solo paso ni ha
cia arriba ni hacia abajo.
El público murmuraba.
-¡Mamarracho, vete por donde has ve
nido! -gritó alguien, decepcionado.
«Si pudiera... », se dijo la manita. El caso
es que estaba más tiesa que una maceta.
Sólo conseguía mover los ojos.
Miró aliara, al público, a sus padres, y al
alzar la mirada se topó con el trapecio.
59. 60 Ricardo Alc6ntara
-Ah -suspiró la monita.
Jamás lo había tenido tan cerca. Se diría
que con sólo estirar el brazo podría tocarlo.
AmeBa se sintió estremecer de emoción.
En aquel momento, mecido por la brisa,
el trapecio se balanceó.
«Me está llamando», pensó Amelia, como
cuando era una cría. Al igual que entonces,
lo observaba embobada.
Sí, todo volvía a ser igual. La única dife
rencia era que ya nadie le prohibía intentar
lo. Dependía tan sólo de ella. ¡Y ella lo de
seaba con todas sus fuerzas!
Sin siquiera proponérs~lo, arrancó esca
leras arriba.
-¡Te caerás! ¡Te caerás! -insistía Hipólito.
Amelia ni siquiera le oía.
Continuó subiendo tan tranquila. Al llegar
junto al trapecio, se cogió de la barra con las
dos manos y... ¡zas!, se dejó ir como si tu
viera alas.
El público enmudeció asombrado. Jamás
había visto nada igual.
-¡Ha valido la pena! ¡Esto es formidable!
-exclamó la monita, dando volteretas en el
aire.
60.
61. aunque él no pudiera oírla, le gritó:
-¡Guapo!
62 Ricardo Alcántara
Amelia no dejaba de sorprender a los asis
tentes con ejercicios vistosos y complicados.
¡Era estupenda!, y así lo reconocían todos.
Cuando la actuación finalizó, todos aplau
dieron puestos en pie.
-¡Bravo! ¡Bravo! -gritaban.
Desde lo alto, Amelia lo agradecía agitan
do la mano.
Miraba a unos y otros; le costaba creer que
aquella realidad no era un sueño.
En medio de tanto gentío consiguió divi
sar a Joan.
Joan aplaudía alborotado y feliz.
y Amelia, sin resistirlo por más tiempo,
62.
63. Amelia. la trapecista
se imprimió por encargo de la Comisión
Nacional de Libros de Te to Gmtuitos en los
,alleres de Compañía Edilorial Vllra, S.A. de C.V,
con domici.Jio en Cenleno 162 Local 2,
Col. Granjas Esmeralda,
delegación lzwpa.Japa, C.P. 098 lO, México, D.F.,
en el mes de diciembre de 2004.
El ,imje fue de 115000 ejemplares más
sobrantcs para reposición.