Antártica es el continente más frío, árido y remoto del mundo. A pesar de ser descubierto recientemente en 1820, fue imaginado por filósofos griegos antiguos. Es un paisaje de una belleza abrumadora dominado por glaciares e icebergs. Hoy en día, es posible visitarla a bordo de cruceros modernos que ofrecen una oportunidad única para explorar este último paraíso y maravillarse con sus paisajes deslumbrantes.

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ANTÁRTICA
La belleza omnipresente
Tan seco como el Sahara y tan frío como Marte, Antártica es un lugar de
superlativos. Poblado por una belleza metafísica que se encuentra en el
exceso de paisaje, las palabras resultan insuficientes para describir ese
mundo que a pesar de su potencia abrumadora es demasiado frágil.

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Durante mucho tiempo, Antártica compartió con
lugares como Camelot, Avalon, Elsinore, At-
lántida, Shangri-La, la Fuente de la Eterna Juventud
y El Dorado –entre muchos otros– un espacio en esa
extraña lista de lugares que el hombre creó en sus sue-
ños pero que la realidad se encargó por desmentir. Los
primeros en imaginar este lugar fueron Pitágoras y
Aristóteles, quienes al suponer la redondez de la tie-
rra, sugirieron la existencia de un lugar al sur del pla-
neta que equilibraría las vastas e inhabitadas tierras del
norte. Lo llamaron Antártica, la opuesta al lugar de la
constelación de los cielos septentrionales, el Ártico.
Existen una infinidad de leyendas basadas en el va-
lor de intrépidos hombres que desde tiempos remotos
intentaron alcanzar la imaginaria costa. Al final, pa-
recía que sería una utopía más, sin embargo Antártica
fue la excepción que confirmó la regla. Fue necesario
que transcurrieran 328 años desde el descubrimiento
de América y 214 del de Australia para que en 1820
la expedición rusa comandada por el estonio Fabian
Gottlieb von Bellingshausen venciera la distancia, la
niebla y el frío y avistara por primera vez en la histo-
ria de la humanidad el último continente descubierto.
Visto en un mapa, Antártica semeja una mantarraya
cuya cola apunta a la Tierra del Fuego en Sudamérica
y su cabeza al Océano Índico. Su diámetro se extien-
de por 4500 kilómetros y su extensión total, –14 mi-
llones de kilómetros cuadrados– es tan vasta y solitaria
que seguramente ningún ser vivo la ha visto en su tota-
lidad. En caso de que fuera un país, Antártica sería el
segundo más grande del orbe sólo por detrás de Rusia.
Es el continente más árido y con mayor altitud prome-
dio (2250 metros) así como el lugar más frío y oscu-
ro del mundo. Gran parte del año está azotado por los
vientos más fuertes de la tierra y en los llamados Valles
Secos en el centro del territorio, no se han registrado
lluvias por millones de años. Irónicamente, a pesar de
ser uno de los lugares más secos del planeta, sus gla-
ciares y capas de hielo albergan las reservas de agua
dulce más grandes del planeta. Utilizando las palabras
que Pablo Neruda utilizó en relación a Chile, Antártica
está separado de todos los otros por la tajante geografía.
Pero a pesar de su estado remoto, el Polo Sur del globo
es hoy en día un lugar accesible como nunca antes lo fue.
Decenas de cruceros parten cada verano de Ushuaia, en
la Argentina, desafiando el temible Paso de Drake, para
cruzar los 1000 kilómetros que separan a Sudamérica
–la costa de Sudáfrica se aleja 3600 kilómetros– de la
península antártica y así maravillarse con las soledades
blancas. Este viaje representa una oportunidad increí-
INVITACION
ALVIAJE
D E S T I N O
P R E M I E R
Los amaneceres son de
una belleza inigualable.
La Isla de la Media
Luna alberga una de las
colonias más grandes de
pingüinos chinstrap.

3. PLATINO DICIEMBRE 200774 DICIEMBRE 2007 PLATINO75
En las zonas costeras
antárticas se encuentra
una de las zonas con
mayor biodiversidad en
el planeta .

4. PLATINO DICIEMBRE 200776 DICIEMBRE 2007 PLATINO77
ble para explorar el que quizás sea el último paraíso
en nuestro planeta. A bordo de uno de los cruceros más
modernos y confortables que navegan por los océanos y
acompañado por geólogos, glaciólogos, biólogos, zoólo-
gos y expertos en turismo, la aventura de la exploración
antártica se torna una posibilidad donde la realidad so-
brepasa a la imaginación. Los paisajes son estimulantes
por su novedad, tanto las cadenas montañosas –continua-
ción de los Andes– o las zonas costeras, guardianas de
una de las biodiversidades más importantes en el planeta,
cautivan al visitante. No se agotan con el primer golpe
de vista, sino por el contrario, invitan a seguir contem-
plando ese misterio áspero y hermoso que es Antártica.
La seguridad del pasajero y la protección al medio am-
biente son prioridades en un lugar que es simultáneamen-
te inhóspito y delicado. Por tal motivo el itinerario esta
determinado por las condiciones atmosféricas –cambian-
tes en minutos– prevalecientes en la zona. Pero si de algo
puede estar seguro el viajero es que todos los lugares go-
zan de una belleza implacable que es omnipresente. Las
mitológicas Isla Decepción e Isla de la Media Luna en el
archipiélago de las Shetland del Sur son un antiguo punto
de reunión de balleneros y foqueros. La curiosa forma de
anillo de la primera se debe a que la caldera del volcán
que formó la isla se colapsó, creando uno de los puer-
tos naturales más grandes en el mundo. Por su parte, el
Brown Bluff presume un acantilado en tonos ocres y ama-
rillos que se levanta 750 metros sobre una playa rocosa,
que a su vez constituye un teatro natural donde diferen-
tes especies de pingüinos conviven con leones marinos.
En sus aguas es posible reconocer a la foca leopardo,
uno de los depredadores naturales de los pingüinos.
Los Icebergs, tan temidos por los navegantes se cuen-
tan por cientos en la Sonda Antártica, también conocida
como el Callejón o Avenida de los Icebergs. Navegado
por vez primera en 1903 por el explorador sueco Otto
Nordenskjöld, este pasaje marino sorprende por la gran
cantidad de montañas de hielo (alguno tan grande como
INVITACION
ALVIAJE
D E S T I N O
P R E M I E R
Los Icebergs llegan a
alcanzar proporciones
ciclópeas, como éste,
que alcanza los dos
kilómetros de longitud.
Las montañas que se
encuentran en Antártica
son una continuación de
los Andes sudamericanos,
por tal motivo se les
conoce como los Antartandes.

5. PLATINO DICIEMBRE 200778 DICIEMBRE 2007 PLATINO79
A la Sonda Antártica
también se le conoce
como la Avenida de
los Icebergs.

6. PLATINO DICIEMBRE 200780 DICIEMBRE 2007 PLATINO81
Hoy en día es posible visitar
Antártica con los lujos y las
comodidades que ofrecen
los grandes cruceros.

7. PLATINO DICIEMBRE 200782
el Estado de Vermont en los Estados Unidos), que flo-
tan en sus aguas. Es un lugar difícil para la navegación
debido al peligro que los hielos representan, sin embar-
go también es uno de los lugares más impactantes en la
península. Antártica es un paraíso para los amantes de la
fotografía. Es prácticamente imposible tomar una mala
instantánea. Puerto Paraíso (llamado así por la quie-
tud de sus aguas), el Estrecho de Gerlache (nombrado
así en honor al explorador belga Adrien de Gerlache),
la Bahía Wilhelmina (el mejor lugar para observar a las
ballenas) y sobre todo el Canal de Lemaire (las altas
montañas se reflejan en las tranquilas aguas de esta ave-
nida marina de 11 kilómetros de largo y solamente 1.6
kilómetros de ancho, llamada así para honrar a Charles
Lemaire, explorador del Congo y amigo entrañable de
Gerlache) son un edén para los cazadores de imágenes.
Port Lockroy, descubierto por de Gerlache, bautiza-
do por Charcot –con el nombre de un vicepresidente
francés–, reclamado por los argentinos, utilizado como
base naval por los británicos durante la segunda gue-
rra mundial y habitado por pingüinos gentoo es una de
las paradas obligatorias para el visitante. Lo anterior,
gracias a la llamada Base A reconvertida en un museo
que recrea la vida de la base durante su uso militar. El
lugar cuenta con una pequeña tienda donde se pue-
den adquirir souvenirs del último confín del planeta.
Finalmente es un buen momento para recordar una
frase del escritor norteamericano Kim Stanley Robin-
son, que en algún pasaje de su ingente obra aseveró
que “al principio el viajero se enamora de Antártica,
solamente para que al final, ésta le rompa el corazón”.
El Brown Bluff es un
enorme acantilado de
750 metros.