1. EL TESTIMONIO DE JESÚS EN EL APOCALIPSIS
La Biblia enseña con claridad que todos los creyentes tienen dones espirituales; capacidades especiales que Dios les ha
dado para colaborar con la tarea de llevar el evangelio al mundo entero. Todo cristiano tiene al menos un don, y no hay
cristiano que no tenga uno. Las listas de esos dones pueden encontrarse en pasajes como Efesios 4.11, 12; 1 Corintios
12:8-11; y Romanos 12:6-8.
A medida que el mundo se aproxime rápidamente al fin de la historia, esos dones capacitarán a la iglesia para cumplir el
mandato de llevar el evangelio a todo el mundo. Obviamente, el diablo se aira por ello. En Apocalipsis 12:17 se lo presenta
como un dragón que está airado con los que:
• Guardan los mandamientos de Dios, y
• Tienen el testimonio de Jesucristo.
¿Qué significa la expresión “el testimonio de Jesucristo” La Biblia ofrece una clave para entender esa misteriosa expresión.
En Apocalipsis 19:10 se define al “testimonio de Jesús” como “el espíritu de profecía”, y el ángel identifica a los “hermanos”
de Juan con los que tienen “el testimonio de Jesús”. En Apocalipsis 22:9, el ángel identifica a los “hermanos” de Juan con
los profetas. En 1 Corintios 1:6, 7 Pablo identifica el “testimonio de Cristo” como un don espiritual. Cuando reunimos toda
esa evidencia, es fácil determinar qué es “el testimonio de Jesús”. Es una expresión que se usa en la Biblia para referirse a
un don espiritual en particular que estará muy activo en los últimos días: el don de profecía. Ese don aparece en casi todas
las listas de dones que hay en la Biblia.
Pero, ¿cómo puedes saber si alguien tiene o no tiene el don de profecía genuino? Hay suficientes impostores dando vueltas
como para que nos formulemos esa pregunta. Jesús nos advirtió en Mateo 24:24 que en los últimos días los falsos profetas
proliferarían; algunos serían tan convincentes que harían caer a los mismos cristianos.
Tenemos el derecho, y hasta el deber, de sospechar de todos los que pretenden haber recibido algo directamente de Dios. El
mercado está literalmente inundado por personas que afirman que reciben información especial por parte de Dios: adivinos,
tarotistas, lectores del aura, clarividentes, y hasta algunos “cristianos” descarriados.
¿Cómo podremos advertir la diferencia entre el don de profecía genuino y los engaños? Afortunadamente, la Biblia nos da
algunas pruebas que podemos aplicar, y algunas características que debemos constatar:
1. Exactitud. Quien tenga el don de profecía genuino deberá tener un 100 % de exactitud, porque Dios nunca se equivoca. A
menos que la profecía sea claramente condicional (como la profecía de Jonás sobre la destrucción de Nínive), deberá
cumplirse sin falta.
Esto deja fuera a profetas como Nostradamus, quien de 449 profecías importantes sólo consiguió acertar 41; un porcentaje
de exactitud del 9 %. No es suficiente. La inspiración de Nostradamus no provino de Dios. (Y sino viene de Dios, ¿de dónde
piensas que viene? Dios tiene buenos motivos para prohibir las artes adivinatorias (Véase, por ejemplo, Deuteronomio
18:10-12).
Deuteronomio 18: 22 y Jeremías 28:9 aclaran que si alguien tiene un don profético genuino, cuando esa persona diga “tal o
cual cosa”, la tal cosa sucederá con toda seguridad.
2. 2. De acuerdo con la Biblia. Hay personas que dicen tener el don de profecía pero que a la vez sostienen que la Biblia es
inexacta o que sus propios escritos están por encima de las Escrituras. Deuteronomio 13:1 e Isaías 8:20 no están de
acuerdo con ello. Quien tenga el don de profecía verdadero no estará en contradicción con lo que dice la Biblia. La Biblia, y
sólo ella, es la regla de fe del cristiano. Cuando Dios le hable a alguien, no lo guiará en una dirección prohibida por la Biblia..
Tampoco le ordenará que quebrante su Ley.
En Lamentaciones 2:9 (no tratado en la conferencia) se hace una conexión interesante entre el quebrantamiento de la Ley
de Dios y la pérdida del don profético. Parece que cuando la apostasía de Israel llegó a un extremo, Dios suspendió el don de
profecía. ¿Por qué? Porque Dios no obrará por medio de un profeta que no respete su Palabra.)
3. Sueños y visiones. La Biblia es clara: Dios no le habla a su pueblo a través de las cartas del tarot, las hojas de té ni las
bolas de cristal. Sus métodos, tal como se menciona en Números 12:6 y Joel 2:28, son los sueños y las visiones.
4. Respiración. El profeta verdadero no respira cuando está en visión, tal como indica Daniel 10:16, 17. La experiencia de
Daniel al estar en visión fue que se debilitó, y quedó sin aliento. Si alguien dice que está recibiendo una visión divina, trate de
taparle la nariz.
5. Fuerza sobrenatural. En el caso de Daniel, registrado en Daniel 10:18, después de caer al piso, un ángel vino, lo levantó
y lo fortaleció. Se sabe que los que reciben el verdadero don de profecía realizan acciones en las que exhiben una fuerza
extraordinaria.
Para que podamos afirmar que alguien ha recibido el verdadero don de profecía, debe cumplir con todos los requisitos
anteriores. Esa es la forma en la cual Dios nos protege de los falsificadores. Pero no basta con ignorar a todos los que
pretenden tener el don; la Biblia nos dice en 1 Tesalonicenses 5:19-21: “No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las
profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno”.
Dios nos compele a poner a prueba a los supuestos profetas, porque a veces el don es real. ¿Todavía puede aparecer? No
tenemos más remedio que creer que es posible, porque la Biblia es clara al respecto. Es un verdadero don del Espíritu; pero
debemos ser extremadamente cautos y nunca dejar de usar a la Biblia como nuestra única norma de fe. Se hacen
muchísimas cosas en nombre del cristianismo, y la gente piensa que se trata de dones espirituales genuinos. No todos lo
son, y por eso Jesús nos advirtió que tuviéramos mucho cuidado. Cuando alguien pretenda tener un don proveniente de
Dios, ponlo a prueba con tu Biblia.