Las viviendas del periodo del Virreinato en México se desarrollaron entre los siglos XVI y XIX, adoptando conceptos arquitectónicos españoles pero desarrollando un estilo propio debido al contexto y los materiales locales. Generalmente eran casas de uno o dos pisos con fachadas simples, patios interiores y techos de teja, rodeadas por jardines y amuralladas. Se construían alrededor de patios interiores para ventilación e iluminación, usando materiales como piedra, ladrillo, adobe y madera.