El documento describe la historia del arte narrativo en América Latina. Comienza con el arte rupestre de las cuevas de Altamira, que contaban pequeñas historias. Más tarde, las iglesias incorporaron narrativas religiosas complejas en sus construcciones y obras de arte. En el siglo XX, las vanguardias artísticas abandonaron la narrativa en favor de estilos minimalistas e hiperrealistas, pero en el siglo XXI los artistas han reinventado formas de contar historias con cosmogonías filosóficas que reflejan sus deseos, temores