la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
ASUNCIÓN
1. Cuarto Misterio de gloria
a
L Asunción
Llegado el momento de su tránsito de este mundo a la gloria del Padre,
María, la nueva Eva, siguió a Jesucristo, el nuevo Adán, y resucitada
después de su muerte, fue asumpta al cielo en cuerpo y alma.
«Dios envió a su Hijo» al mundo (Gál 4:4), y para «formarle un cuerpo» Al concluir la vida terrenal de María, su Hijo la elevó a los cielos y
(cf. Hbr 10:5), escogió a una hija de Israel, una joven judía de Nazaret, le dio el trono que le corresponde como la Reina Madre (cf. LG 59).
en Galilea, «una virgen desposada con un hombre llamado José, de Desde allí, María continúa procurándonos con su intercesión los dones
la casa de David; y el nombre de la virgen era María» (Lc 1:26-27), de la salvación eterna; y por eso la Iglesia la invoca como Abogada,
para que fuera la Madre por su libre consentimiento. Con razón el Auxiliadora, Socorro, Mediadora y Co-Redentora (cf. LG 62). En efecto,
Arcángel Gabriel la saluda, como a la «Hija de Sión» (cf. Sof 3:14; Zac 2:14), aunque la victoria sobre «el príncipe de este mundo» (Jn 12:31) fue
diciéndole, «¡Alégrate!». María es la zarza ardiente adonde Dios se nos alcanzada definitivamente en «la hora» de la Pasión de Jesús (cf. Jn
manifiesta definitivamente: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo 2:4; 4:21; 12:23; etc.), el enemigo se lanzó después «en persecución de la
en la humildad de su carne, dándolo a conocer a los pobres (cf. Lc 2:15-19) Mujer» (Apc 12:13). Al no poder hacerle nada porque era «la llena de
y a los reyes magos, primicias de las naciones (cf. Mt 2:11). gracia» del Espíritu Santo (Lc 1:28), preservada de todo pecado y de la
corrupción de la muerte, «entonces, despechado contra la Mujer, se fue
María es la obra maestra que la Misión del Hijo y del Espíritu Santo a hacer la guerra al resto de sus hijos» (Apc 12:17), es decir, a nosotros
realizan en «la plenitud de los tiempos». Por primera vez, el Padre que peregrinamos todavía en este «valle de lágrimas». Sólo la segunda
encuentra una Morada digna en donde su Hijo y su Espíritu pueden Venida de Cristo nos librará definitivamente del Maligno. Por eso, el
habitar entre los hombres. Por eso la tradición de la Iglesia ha entendido Espíritu y la Iglesia oran sin cesar: «¡Ven, Señor Jesús!» (Apc 22:20).
los más bellos textos sobre la sabiduría con relación a María (cf. Prv 8:1-9,
6; Eto 24), elogiada en la liturgia como «el trono de la Sabiduría». María (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 487-488, 721-726, 966, 969, 2853;
es también la «Mujer», la nueva Eva, la «madre de los vivientes», Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariæ § 23)
Madre del «Cristo total» (cf. Jn 19:25-27). Es por eso que ella está presente
con los Doce en el amanecer de los «últimos tiempos», que el Espíritu
inauguró en Pentecostés con la manifestación de la Iglesia.
2. Fruto que pedimos en este misterio:
UNA SANTA MUERTE
El destino de los hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene Yo soy la flor de los campos y el lirio de los valles:
el Juicio. Todos, en efecto, tendremos que comparecer ante el tribunal Yo soy la Madre del amor hermoso y de la santa esperanza.
de Dios. Pero no temas, porque Yo estoy contigo; no te inquietes, porque (Cantar de los Cantares 2:1; Eclesiástico 24:18)
Yo soy tu Dios. Yo te fortalezco y te ayudo. Yo te sostengo con mi mano Dios te salve, María…
victoriosa. Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque después de
haberla superado, recibirá la corona de Vida que el Señor prometió. La Reina es llevada hasta el Rey embellecida y vestida de gloria:
(Hebreos 9:27; Romanos 14:10; Isaías 41:10; Santiago 1:12) el Señor la vistió con las vestiduras de la salvación,
Padre nuestro… como a una esposa que se adorna con sus joyas.
(Salmo 45:13-14; Isaías 61:10)
Mi corazón sabe que dijiste: «Buscad mi rostro»: * Dios te salve, María…
«¡yo busco tu rostro, Señor!»
(Salmo 27:8) Con gozo y alegría entra la procesión de la Reina al palacio real:
Dios te salve, María… «¡tus hijos serán príncipes por toda la tierra!»
(Salmo 45:17)
¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Ya pasó el invierno: Dios te salve, María…
la higuera dio sus primeros frutos y las viñas en flor exhalan su perfume.
(Cantar de los Cantares 2:10, 13) Yo, el Señor, haré célebre tu nombre por todas las generaciones:
Dios te salve, María… por eso los pueblos te alabarán eternamente.
(Salmo 45:18)
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, Dios te salve, María…
con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
(Apocalipsis 12:1) Al ver venir a María, todos a una, la elogiaron y le dijeron:
Dios te salve, María… «¡Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, el gran orgullo de Israel!»
(Judit 15:9)
¿Quién es esa que surge como la aurora, Dios te salve, María…
bella como la luna, resplandeciente como el sol,
imponente como un ejército dispuesto a la batalla? El Dragón, enfurecido contra la Mujer,
(Cantar de los Cantares 6:10) se fue entonces a luchar contra el resto de sus hijos,
Dios te salve, María… contra los que obedecen los mandamientos de Dios.
(Apocalipsis 12:17)
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…