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Número 4 [CIRCULACIÓN RESTRINGIDA] Viernes 19 de Agosto de 2022
CONTENIDO
EL DESAFÍO DE MANTENERNOS
HUMANOS EN LA ERA POSTHUMANA.
[DISCURSO FRENTE A LA TUMBA DE
CHILE].............................................................1
DEL “DESASTRE DE RANCAGUA” AL
ACTUAL DESASTRE DE CHILE.
REFLEXIONES A PROPÓSITO DEL
NATALICIO DE O’HIGGINS..............................2
EL METAVERSO, LA SINGULARIDAD Y EL
GRAN FILTRO. DESAFÍOS MORALES Y
POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO.
PARTE 2. ¿NOS ESTAMOS
ENFRENTANDO, COMO ESPECIE, AL
“GRAN FILTRO”? .............................................7
LA CULTURA DE LA MUERTE. APUNTES......11
LA MANIPULACIÓN DE LA INFORMACIÓN ..12
EL OTRO LADO DE LAS COSAS ....................13
«Tu mano ha de aprender lo que más tarde
continuará tu espíritu. Un oficio, por humilde
que sea, se torna noble cuando el espíritu pue-
de hacerse cargo de él. Un trabajo que el alma
se niegue a heredar no es digno de ser ejecuta-
do por el cuerpo». (Gustav Meyrink)
AURORA DE CHILE E HISPANOAMÉRICA es un
proyecto comunicacional creado para defen-
der la nación, la república y la democracia.
Nuestro objetivo fundamental es atizar la re-
sistencia al proceso revolucionario en curso
promoviendo una visión crítica y lúcida de la
realidad. Creemos que, haciéndolo, estaremos
aportando a la gran tarea de desvelar el verda-
dero origen de esta artera agresión a Chile, que
comparte objetivos con la asonada de carácter
globalista que actualmente está intentando
aplastar la rica herencia espiritual y cultural de
Occidente.
Asimismo, como la raíz metafísica de este
proceso persigue la destrucción de todo anhe-
lo de trascendencia, nuestra posición se basa,
en última instancia, en la promoción y defensa,
en todos los ámbitos de la vida, del Bien, la
Verdad y la Belleza, en tanto valores supremos
de la experiencia humana.
Editorial
EL DESAFÍO DE MANTENERNOS HU-
MANOS EN LA ERA POSTHUMANA.
[DISCURSO FRENTE A LA TUMBA DE
CHILE]
Por El Viejo de la Montaña
n este año 2 de la Era Posthuma-
na, Chile ya no es más una copia
feliz del Edén.
«Se ha diluido el recuerdo del hermoso
paisaje habitado por gentes de carne y
hueso [y alma y espíritu y sueños].
«Ahora es tan sólo un territorio en pro-
ceso de descomposición, un pedazo de
tierra habitado por cuerpos huérfanos,
tirados en la playa después del tsunami
homicida que arrasó sus entrañas.
«Los chilenos de hoy no son más que
entes privados de alma y de vida, cuer-
pos ateridos, paralizados, enajenados,
partidos en mil pedazos, vestigios ape-
nas de lo que fueron o pudieron ser, me-
ras cicatrices de una tierra moribunda.
«A Chile lo asesinaron los chilenos pre-
viamente arruinados por la desidia y la
codicia, la pereza, la ignorancia aprendi-
«E
2
da, el desánimo de la generación de Caí-
nes que todavía pulula por sus calles.
«Antigua tierra de gigantes, hoy yace
taciturna, yerma por dentro y por fuera,
aferrándose a las promesas vacías de
los sacerdotes de la noche que propicia-
ron el sacrificio en el gran altar del We-
kufe Supremo, agente de la desintegra-
ción del alma nacional.
«Sí, el Mal ha sentado sus reales en el
corazón de estos antiguos habitantes
del fin del mundo.
«A ustedes les hablo, patriotas del tecla-
do, adoradores de pantallas, ciborgs in-
voluntarios, desprevenidos, acumulado-
res de libros, coleccionistas de citas y de
memes, devotos del conocimiento esté-
ril: no se necesita ser perverso para en-
tregarse al Mal, basta con permanecer
indiferentes, siempre igual a nosotros
mismos, mientras nos extinguimos len-
tamente como la llama de una vela con-
sumida por la falta de oxígeno; basta
con permanecer impertérritos mientras
se deshacen ante nuestros ojos los la-
zos que nos vinculaban con los grandes
misterios del universo; basta con insistir
en buscar la paja en el ojo ajeno mien-
tras los muertos vivientes destruyen el
mundo en el que nacimos, desmante-
lándolo todo, el lenguaje, las fiestas, los
símbolos.
«Le has vendido el alma al Diablo si tan
sólo te das por satisfecho con declararte
en las antípodas de “los malvados”. Si
no construyes nada, conformándote tan
sólo con permanecer aferrado con uñas
y dientes a lo que construyeron otros, si
no te transformas en co-creador del
mundo en el que quieres vivir, eres tan
sólo la otra cara del Dragón.
«Los condenas con tus palabras, sin-
tiéndote puro y noble adalid de las gran-
des causas: la vida, la libertad, la familia,
el orden, el estado de derecho, el sentido
común… pero permaneces en la dinámi-
ca creada por los desguazadores del
mundo, los destructores, los revolucio-
narios que consciente o inconsciente-
mente se han comprometido con la invo-
lución de las almas en cuerpos, y de los
cuerpos en datos y de los datos en pol-
vo, hasta disolverlos en la nada.
«Pero tu corazón late al unísono con el
corazón de los muertos. ¡También tú,
hijo de tu tiempo, te has convertido en
un zombi!
«Ahora tú, hombre precario, envanecido,
viudo del Occidente agonizante, repite
después de mí: SOY EL PRIMER RES-
PONSABLE DE PONER EN EL MUNDO LO
QUE QUIERO VER EN ÉL.
«Porque en este año 2 de la Era Post-
humana, el llamado de la Luz es a soltar
los viejos esquemas.
«Es entre las ruinas del mundo que co-
nocimos que hemos de sembrar las se-
millas del mundo futuro. Es nuestra res-
ponsabilidad. Los que aspiramos a per-
manecer humanos debemos, necesa-
riamente, resurgir desde las cenizas.»
Historia
DEL “DESASTRE DE RANCAGUA” AL
ACTUAL DESASTRE DE CHILE. REFLE-
XIONES A PROPÓSITO DEL NATALICIO
DE O’HIGGINS
Por Colaborador
a Batalla de Rancagua marcó el fin
de la Patria Vieja, iniciada cuatro
años antes con la instalación de la
Primera Junta de Gobierno en 1810 en
reacción a la usurpación del Trono de
España por parte de Napoleón, quien
había puesto en el lugar de Fernando VII
a su hermano, José Bonaparte. Durante
este período habían ido madurando las
ideas de la independencia entre los crio-
llos sentándose las bases de la futura
república por medio de una serie de me-
didas, entre las que destaca el recono-
cimiento del derecho del pueblo a orga-
nizarse y a elegir a sus autoridades. En-
tre otras disposiciones, se convocó a la
L
3
formación del Primer Congreso Nacio-
nal, se decretó la Ley de Libertad de
Vientre y se creó la primera bandera na-
cional. También es de destacar el esta-
blecimiento del Reglamento Constitu-
cional de 1812, que, respetando la sobe-
ranía de Fernando VII, considerado el rey
legítimo de todos los territorios de Es-
paña —Reino de Chile incluido, que era
parte del Imperio español—, dispuso que
a su regreso el monarca debía acatar
dicha Constitución. En su artículo 5°,
decía: «Ningún decreto, providencia u
orden, que emane de cualquier autoridad
o tribunales de fuera del territorio de
Chile, tendrá efecto alguno; y los que
intentaren darles valor, serán castigados
como reos del Estado».1
Durante esta primera etapa de la inde-
pendencia se libraron las primeras bata-
llas entre el bando criollo y el ejército
realista (Yerbas Buenas, El Roble, Quilo,
Membrillar y Quechereguas), con lo que,
de manera paulatina, las intenciones de
autonomía temporal se fueron transfor-
mando en un creciente anhelo de eman-
cipación total. Dicho sea de paso, las
ideas que apuntaban a este objetivo en-
contraron conveniente difusión en el
periódico Aurora de Chile, creado por
fray Camilo Henríquez en febrero de
1812.
No obstante, hacia 1814 las tropas rea-
listas avanzaban casi sin oposición ha-
cia Santiago bajo el mando de Mariano
Osorio. ¿Qué había sucedido? Simple, la
resistencia patriota venía siendo minada
por los conflictos internos, en especial
debido a las constantes discrepancias
entre O’Higgins y José Miguel Carrera.
En julio de ese año los hermanos Carrera
habían consumado, de hecho, un golpe
de estado en contra del primer Director
Supremo de Chile, Francisco de la Las-
1
Reglamento Constitucional Provisorio, sancio-
nado el 26 de Octubre de 1812. Biblioteca del
Congreso Nacional de Chile. Ver online:
http://bcn.cl/2m9n0
tra, situación que fue mal vista por una
parte del ejército establecido en la ciu-
dad de Talca. En la disyuntiva, la facción
disidente decidió enviar a O’Higgins a
Santiago con el propósito de derrocar a
Carrera. Los bandos en pugna se enfren-
taron el 26 de agosto en el Combate de
Las Tres Acequias, en las inmediaciones
de Calera de Tango, batalla que terminó
con la derrota de las fuerzas de
O’Higgins, muy inferiores en número.
Tras ello, ante el avance de los realistas
desde el sur, el vencido optó por some-
terse al mando de Carrera.
Unas semanas más tarde, durante la
madrugada del 1 de octubre, mientras el
ejército realista atravesaba el río Cacha-
poal, el brigadier Bernardo O’Higgins, al
mando de dos divisiones conformadas
por 1.900 hombres pobremente arma-
dos, acampaba en Rancagua, mientras
que la división a cargo de Carrera se
encontraba en las inmediaciones de An-
gostura. La situación de los patriotas no
era auspiciosa.
El combate comenzó cerca de las diez
de la mañana. O’Higgins, atrincherado
con sus hombres en la Plaza de Armas,
defendió el sitio con fiereza durante la
larga y sangrienta jornada logrando re-
sistir heroicamente tres duras embesti-
das del ejército enemigo. Durante la no-
che, sin embargo, Osorio ordenó prender
fuego a la ciudad, que por ese entonces
se empinaba apenas por sobre los 2.500
habitantes.
Al amanecer del segundo día de asedio,
una división del ejército realista al man-
do del propio Osorio impidió el paso en
dirección al teatro de operaciones a la III
División del ejército patriota, a cargo de
Carrera. La situación en el corazón de la
ciudad era, a esas alturas, desesperada,
con las fuerzas completamente diezma-
das y teniendo que padecer la escasez
de víveres y de agua y, lo más importan-
te, de municiones. Los hombres comba-
tían con sus bayonetas y con lo que tu-
4
vieran a mano ante un enemigo inmen-
samente superior.
En ese escenario sombrío, O’Higgins
tomó una decisión. Como testimonio de
su intención de no rendirse, ordenó co-
locar en lo alto de la Iglesia de La Mer-
ced una bandera negra. Adicionalmente,
hizo izar banderas de la Patria Vieja con
crespones negros en las trincheras, el
techo del Cabildo y el campanario de la
iglesia. Luego, ante la falta de esperan-
zas de recibir alguna clase de ayuda,
ordenó a sus hombres emprender la reti-
rada dirigiéndose al oriente por el costa-
do del templo. Como la idea era llegar a
Santiago a como diera lugar, ordenó a
sus hombres que, de lograr traspasar el
infernal cerco del enemigo, se dispersa-
ran por el campo para evitar la aniquila-
ción total del ejército patriota.
Vicuña Mackenna cita un interesante
documento que relata de primera mano
lo ocurrido en la épica retirada. Se trata
de un borrador, escrito en inglés, por
John Thomas, secretario de O’Higgins
durante su destierro en el Perú.
Dice así:
El plan de O’Higgins es cruzar la trinchera del
capitán Sanchez, abrirse paso, sable en
mano, hasta la Alameda, i una vez aquí, dis-
persarse salvando cada cual en la dirección
de Santiago.
Hízose así; mas, al cargar por la calle que
conduce a la alameda, se encuentra detenido
por una barricada que el enemigo ha cons-
truido de atravieso. O’Higgins manda echar
pié a tierra a los dragones para abrir un paso;
mas como su caballo estuviera mui fatigado
i no pudiese pasar por sobre los escombros,
los soldados agrupándose en derredor suyo
levantan la bestia casi sobre sus pechos i la
ayudan al otro lado.
Carga de O'Higgins en la Batalla de Rancagua, de Pedro Subercaseaux.
5
Una lluvia de balas sigue a los fujitivos, i al
desembocar en la alameda, el ayudante As-
torga es muerto de un tiro de carabina, al la-
do de su jefe. Los dragones enemigos, que
durante todo el asedio se han mantenido en
la Alameda, procuran cortar el paso, pero
O’Higgins consigue llegar al puente de la
gran acequia que cierra un costado de aque-
lla avenida, i toma el camino de Chada. Solo
sus dos ayudantes Urrutia i Flores i sus dos
ordenanzas Jimenez i Soto están a su lado.
Mas, los dragones le dan alcance i uno que
se adelanta con atrevimiento por entre un
matorral tira una cuchillada a O’Higgins, cuyo
caballo apenas trota; pero Jimenez para el
golpe i la carabina del otro asistente echa al
dragon muerto sobre el pescuezo de su ca-
ballo; O’Higgins lo monta entonces, i galo-
pando en dirección a Chada, sube la cuesta.
El sol se ponía, i el caudillo chileno, echando
su última mirada ácia el sitio donde queda-
ban sus compañeros, solo vió en el horizonte
una columna de humo que se levantara al
cielo en el silencio apacible de la tarde.
Aquel humo era Rancagua!...
2
Unos días después Osorio entraría victo-
rioso a un Santiago indefenso. La suerte
de la Patria Vieja estaba echada, sólo
quedaba recoger a la familia y partir al
exilio. El destino de la mayoría estaba al
otro lado de la cordillera. Todavía no lo
sabían, pero cuando volvieran a cruzar
esas montañas nevadas trayendo de
vuelta el espíritu indómito de su herencia
araucana y española, fundarían una na-
ción.
Vicuña Mackenna concluye su relato de
este episodio de nuestra historia con las
siguientes palabras:
Así dio fin aquella jornada del heroísmo chi-
leno que hemos trazado, si no con una fiel
imitación del austero lenguaje del soldado,
calcando al menos su exactitud, que si no es
del todo auténtica, es al menos la del testigo
más alto i caracterizado que pudiera hablar a
la posteridad sobre aquel gran episodio que
no tuvo igual en su historia, ni acaso se en-
2
Benjamín Vicuña Mackenna. El ostracismo del
jeneral D. Bernardo O'Higgins. Imprenta i librería
del Mercurio de Santos Tornero, 1860. pp. 227,
228. Ver online:
http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/viso
r/BND:8179#MC0008855_pdf
contrará en los siglos venideros; porque no
será ya dable que, en un solo día i en un rin-
cón tan estrecho, se junten para morir los hé-
roes que representaban cada familia, cada
provincia, cada aldea de Chile.
La Patria, si peligros venideros la amenazan,
verá marchar a sus baluartes cien a cien ba-
tallones con el tricolor flotando al viento; pe-
ro sus hijos no darán ya batalla con sus es-
tandartes vestidos de crespones, como
cuando va a morir una nación, porque ya Chi-
le no perecerá. Rancagua fue la prueba de su
inmortalidad. Todo pereció en su recinto,
menos su nombre de nación que quedó ins-
cripto en el catálogo de los pueblos por la lei
de la qloria. I así sucedió que la jornada de
Rancagua no fue un desenlace, sino una ini-
ciativa. La victoria del pueblo comenzaba en
la derrota de su último ejército, i Chacabuco,
que se creyó un combate, no era sino una re-
surrección.
3
La futura resurrección de Chile
Y aquí la reflexión que nos debemos,
porque advertimos cierta evidente ana-
logía entre la situación desesperada de
esos patriotas sitiados en la Plaza de
Armas de Rancagua y la de los actuales,
sitiados en el Chile de hoy por los
“enemigos del modelo”. Sí, porque el
asedio a la patria ya no es en torno a la
vieja ciudad de Rancagua, sino del país
en su conjunto. Hoy la nación chilena,
con sus 486 años a cuestas, si iniciamos
la cuenta en el momento en que Diego
de Almagro pisó por primera vez el suelo
del valle de Chile, se encuentra amena-
zada por enemigos mucho más podero-
sos que los defensores del antiguo im-
perio.
Lo que busca el enemigo de hoy no es
salvar un territorio para la autoridad de
un rey o de una idea, sino hacer colapsar
todo lo que hay en esta tierra de nación
civilizada, adscrita a una cultura y una
tradición judeocristiana, occidental, res-
petuosa del orden natural y del orden a
secas, nación amante de la libertad, de
3
Vicuña Mackenna, ibíd., pp. 228, 229.
6
la familia, de la patria, de la vida en su-
ma.
No, el enemigo de hoy rinde culto, en
cambio, a todo lo que hunde al hombre
en el lodo de su propia animalidad. Por-
que en los que se encuentran empeña-
dos en la destrucción de Chile vibra el
llamado del lobo, de la hiena, del buitre
que corroe el hígado del héroe que ha
robado el fuego de los dioses. Enemigo
de la razón, su aullido penetra en el alma
de los jóvenes y los niños llamándolos a
echar por tierra todo lo que los sostiene
en el mundo que heredaron. Porque los
prefieren huérfanos y desalmados, para
convertirlos en soldados sumisos; los
quieren vulgares e ignorantes, para ini-
ciarlos en sus cultos secretos a los vie-
jos demonios que los inspiran —los vie-
jos espíritus de la guerra, de la muerte y
de la negación de todo lo alto y verdade-
ro que, a través del alma humana, se
cuela hacia la tierra—, para llevar a cabo
en ese altar que se inventaron, la “Plaza
Dignidad”, el sacrificio de todo lo bueno,
bello y verdadero que había en el mundo
en que nacieron.
Chile es, el día de hoy, casi tres años
después de ese fatídico 18 de octubre
de 2019, una sombra de lo que llegó a
ser antes de esa fecha. Y lo que es hoy
se lo debe, precisamente, a esa sombra
que emergió desde el fondo del sub-
consciente de una sociedad adormecida
que en algún momento olvidó que el
hombre cosecha, indefectiblemente, lo
que siembra. Porque, mientras unos, en
su perversidad, sembraban odio, resen-
timiento, mentiras y fealdad en todo lo
que tocaban, otros sembraron indolen-
cia, egoísmo, arrogancia, impericia en la
lectura de las señales, prepotencia, co-
rrupción.
En el fondo, la gente buena, honesta,
trabajadora de este país, era, en realidad,
rehén de una elite ciega y superficial a la
que sólo le importaba jactarse de su
éxito, sin detenerse un segundo a consi-
derar que, a fin de cuentas, las ideas que
formaban los pilares de su mundo per-
fecto —esa copia feliz del Edén que era
“el modelo”—, importaban, y había que
defenderlas. Y defenderlas practicando,
en primer lugar, las virtudes que decían
encarnar.
Sí, el Chile de hoy es fruto de las deci-
siones que tomaron ellos, a uno y otro
lado del espectro político, aplastando el
espíritu grandioso de los antepasados.
Ese Chile desolado, mal herido, quejum-
broso y desesperanzado, es como la
costra que cubre el alma avasallada de
la patria, asemejándose a la corteza
consumida de un árbol milenario que ha
resistido estoicamente un incendio vo-
raz. Pues este dolor que algunos senti-
mos al constatar en lo que nos hemos
convertido, en vez de paralizarnos, hace
las veces de la coraza del guerrero que,
caído en combate, aún respira. Porque
Chile está en el suelo, es cierto, pero no
vencido.
Sí, nosotros, los patriotas de hoy, como
O’Higgins y sus hombres en 1814, he-
mos elegido el camino difícil —ese apar-
tarse del mundo para comprender al
mundo— para restañar nuestras heridas
y reunir las fuerzas que necesitaremos
para reconquistar lo que nos arrebataron
allá afuera, que no adentro.
Y así, en esa retirada, que es un poco
como descender al templo interior, mi-
ramos hacia atrás por encima del hom-
bro para contemplar, con el alma en un
hilo, las cenizas de nuestra antigua dig-
nidad, que será la semilla de nuestra
futura grandeza.
7
Ciencia y Tecnología
EL METAVERSO, LA SINGULARIDAD Y
EL GRAN FILTRO. DESAFÍOS MORALES
Y POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO
PARTE 2. ¿NOS ESTAMOS ENFREN-
TANDO, COMO ESPECIE, AL “GRAN FIL-
TRO”?
Por A. Lazarev
n el número anterior de AURORA DE
CHILE E HISPANOAMÉRICA trajimos
a cuento la encrucijada a que se enfren-
ta la humanidad. Concluimos refiriéndo-
nos a las «dos realidades ineludibles de
nuestro tiempo: en primer lugar, la am-
plia variedad de herramientas poten-
cialmente autodestructivas que el avan-
ce científico-tecnológico ha puesto al
alcance del hombre contemporáneo; y,
segundo, el nuevo escenario planetario:
ciudades sobrepobladas, degradación
medioambiental, escasez de agua, crisis
energética, inestabilidad política, gue-
rras, corrupción generalizada, crisis hu-
manitarias, etc. Este escenario pone a la
humanidad frente a una encrucijada sin
precedentes: colaboración o… colapso.
No hay más. Es decir, o triunfa la razón,
poniendo énfasis en la colaboración, o
volvemos a la Edad de Piedra».
El mensaje cobra urgencia si tenemos
en cuenta que el ser humano, a pesar de
los grandes adelantos científico-
tecnológicos, aún permanece en la in-
fancia en el plano ético-moral, insistien-
do en jugar a ser dios con su obsesión
por hacer emerger del silicio cierta clase
de vida opaca, misteriosa, con el poten-
cial de convertirse en un peligro para la
vida-biológica que emergió del barro
primordial –la sustancia mineral del pla-
neta– millones de años atrás. Nos refe-
rimos, claro está, a un evento bisagra en
la historia: el inminente advenimiento de
la singularidad tecnológica, momento en
que la Inteligencia Artificial (IA) alcanza-
rá la capacidad de automejorarse y auto-
rreplicarse ad infinitum, es decir, la ca-
pacidad de iniciar una evolución propia,
paralela a la nuestra. La incertidumbre
que este despertar de las máquinas im-
plica hace creer a muchos que la huma-
nidad está jugando a los dados. Porque
esta creatura del hombre, esta entidad
no-humana que hoy da sus primeros
pasos y cuya naturaleza difiere tan radi-
calmente de la nuestra –lo que hace
suponer que sus fines pueden también
diferir radicalmente–, es un salto al va-
cío que no tenemos idea cómo termina-
rá.
Más aún cuando la evolución humana
hace cada vez más patente la enorme
brecha que existe entre el progreso cien-
tífico-tecnológico y el desarrollo ético y
moral, sobre todo teniendo en cuenta la
obsesión de una parte de la comunidad
científica –y de los grupos de interés
que la financian, evidentemente– que
insiste en jugar a ser dios en su intento
de hacer emerger del silicio cierta clase
de vida opaca, en extremo misteriosa,
con el potencial de convertirse en un
peligro para la vida-biológica que emer-
gió del barro primordial –la sustancia
mineral del planeta– millones de años
atrás. Nos referimos, claro está, a un
evento bisagra en la historia: el inminen-
te advenimiento de la Singularidad Tec-
nológica, momento en que la Inteligencia
Artificial (IA) alcanzará la capacidad de
automejorarse y autorreplicarse ad infi-
nitum, es decir, la capacidad de iniciar
una evolución propia, paralela a la nues-
tra. La incertidumbre que este despertar
de las máquinas implica hace factible
pensar que la humanidad está jugando a
los dados. Porque esta creatura del
hombre, esta forma de existencia no-
humana que hoy da sus primeros pasos
y cuya naturaleza difiere tan radicalmen-
te de la nuestra –lo que hace suponer
que sus fines pueden ser también muy
diferentes–, representa un salto al vacío
cuyo desenlace es difícil de imaginar
pudiendo, de hecho, terminar del peor
modo para el hombre.
E
8
Es decir, la humanidad podría estar en-
frentándose al Gran Filtro de la vida inte-
ligente, concepto que propone una solu-
ción razonable a la famosa Paradoja de
Fermi. Nos referimos a la inquietud plan-
teada por el Premio Nobel de física, el
científico italiano Enrico Fermi, en los
albores de los años 50, quien hizo notar
la evidente contradicción existente entre
las estimaciones que se hacían en torno
a la alta probabilidad de que hubiera una
cantidad considerable de civilizaciones
inteligentes en el universo y la ausencia
absoluta de evidencia al respecto. En
esa época el tema del potencial contac-
to con civilizaciones extraterrestres se
había puesto de moda debido a la ver-
dadera explosión de observaciones de
ovnis, sumado al interés suscitado por el
caso Roswell y el fenómeno de los pre-
suntos contactados, entre otros hechos
noticiosos de alto impacto que llenaron
las páginas de periódicos y revistas in-
quietando a la opinión pública mundial.
En ese contexto, Fermi planteó su es-
cepticismo en torno al fenómeno, pre-
guntándose: «¿Dónde están todos? Si
hubiera numerosas civilizaciones avan-
zadas en nuestra galaxia, ¿dónde están?
¿Por qué no hemos encontrado trazas
de vida extraterrestre inteligente, por
ejemplo, sondas, naves espaciales o
transmisiones…?».
En efecto, el físico italiano estimó que
era paradojal creer que hubiera muchas
civilizaciones tecnológicamente avanza-
das si se tomaba en cuenta la carencia
absoluta de evidencia científica que lo
probara. Esta falta de pruebas sugería
que, o no había civilizaciones de este
tipo en nuestra galaxia, o bien las obser-
vaciones que se hacían eran defectuo-
sas o muy rudimentarias e incompletas.
Una respuesta al problema formulado
por Fermi fue pensar en la existencia de
cierto obstáculo que impediría el progre-
so e incluso la supervivencia de toda
civilización avanzada más allá de cierto
umbral tecnológico debido una eventual
incongruencia entre el desarrollo tecno-
lógico y el desarrollo moral. La hipótesis
del Gran Filtro especula sobre la proba-
ble existencia de una barrera para la evo-
lución de la vida inteligente en el univer-
so que funcionaría como una suerte de
seguro cósmico contra especies poten-
cialmente dañinas. El planteamiento
base sugiere que toda civilización que
alcance cierto nivel de desarrollo tecno-
lógico se ve enfrentada a un eventual
final catastrófico, a no ser que en parale-
lo logre desarrollar una vida moral supe-
rior. De no ser así, el autoexterminio ha-
ría las veces de “juicio final” para esa
civilización [Nota del Editor: En otras
palabras: «No mereces ser parte del
Cosmos sino eres capaz de hacer pros-
perar la vida»].
Y ahora volvemos a nuestro tema formu-
lándonos una pregunta inquietante. En
este momento bisagra de la historia, con
el hombre viviendo con un pie en el
mundo real y otro en el Metaverso; con
una pléyade de científicos jugando a ser
dioses tratando de alumbrar vida en el
corazón de las máquinas; con infinidad
de humanos pregonando la religión del
transhumanismo y con las promesas del
mundo post-humano extendiéndose por
esos valles y praderas del mundo virtual,
conquistando almas con la ambición
insensata de vencer los límites del cuer-
po, incluyendo las enfermedades y la
mismísima muerte… ¿habrá llegado el
tiempo del Gran Filtro para el hombre?
Política y sociedad
LA IZQUIERDA EN LOS “TERRITORIOS”:
TERRITORIALIZACIÓN Y DESTERRITO-
RIALIZACIÓN DE CHILE. [APUNTES]
Por Colaborador
stá de moda entre los agentes y
operadores de la deconstrucción –y
sus acólitos deconstruidos– hablar de
“territorios”. Los herederos de Marx y
sus primos progres ya no salen a te-
rreno, van a “los territorios”. En el fondo,
E
9
lo que les interesa es lo que llaman “la
dimensión simbólico-cultural del espacio
geográfico” concebida como ámbito de
organización social y política, porque
ese espacio psicológico es un escenario
propicio para la construcción discursiva
de identidades a partir de las cuales re-
configurar las relaciones de poder. En
pocas palabras: es el entorno ideal para
lavar el cerebro de las masas neoanal-
fabetas y llevar agua para sus propios
molinos, léase conseguir apoyo en las
urnas y en la calle para su proyecto de
demolición de la sociedad.
Según la definición tradicional, un terri-
torio es «la extensión de tierra que per-
tenece a un país, región, provincia, etc.».
En lo medular, se trata de un espacio
tanto físico como psicológico en el que
habita un grupo de seres humanos. Sin
un territorio propio dicho grupo o comu-
nidad no tiene garantizada su supervi-
vencia. De manera similar a lo que ocu-
rre en la naturaleza, ese anclaje en la
tierra, que implica la “apropiación” de un
pequeño pedazo de mundo, es una ma-
nifestación de un instinto presente en
todo ser viviente.
El antropólogo Robert Ardrey reconoce
la existencia de un “imperativo territo-
rial” que moviliza a toda criatura a con-
quistar y a defender una reserva propia
de espacio frente a eventuales pérdidas
en manos de otros miembros de su
misma especie. Esto, desde luego, inclu-
ye al hombre. La naturaleza humana se
encuentra naturalmente inclinada a ase-
gurar la posesión de un dominio propio
en una escala progresiva que va desde
la mantención de un espacio físico en
torno al cuerpo, denominado “espacio
vital” o “espacio peripersonal”, hasta la
necesidad de garantizar un territorio na-
cional para el colectivo del que forma
parte, pasando por el impulso de pose-
sión de un territorio familiar, que llama-
mos hogar. Ardrey, que investigó en pro-
fundidad este tema, concluyó que la
tendencia humana a delimitar fronteras
y límites es una evolución del instinto
animal de marcar o señalar territorios.
Esta es la base natural, biológica, instin-
tiva, de la propiedad privada.
Estas ideas son en extremo peligrosas
para el marxismo y su paradigma colec-
tivista. Básicamente, los estudios reali-
zados en el campo del comportamiento
humano y animal proveyeron sólidos
argumentos para desarmar ideológica-
mente el concepto roussoniano del
“buen salvaje”, además de la concepción
marxista de la propiedad privada, que
plantea que las desigualdades en esta
materia –al igual que las diferencias
económicas, sociales, políticas e incluso
biológicas por las que abogan sus co-
rrientes más modernas– son producto
de las pugnas que se dan en el ámbito
de las dinámicas de poder burguesas.
En contraste, las observaciones de-
muestran que se trata de una institución
natural cuyo origen nos remite a tiempos
prehistóricos. En este sentido, la aboli-
ción de la propiedad sería un acto contra
natura.
Pero el comunismo aspira, en última
instancia, a suprimir ese instinto repri-
miéndolo o utilizándolo a su antojo en
usufructo de sus propios intereses: na-
die debe ser dueño de nada, excepto el
“pueblo”, del que nosotros somos los
representantes más adecuados. Por su-
puesto, el nivel de coacción necesario
para perpetrar la usurpación se incre-
mentará en la medida en que la cruzada
aumente la apuesta, yendo del ámbito
nacional al privado, afectando sucesi-
vamente la propiedad de la tierra y de
los “medios de producción” por parte de
10
la “clase capitalista”, para luego concen-
trarse, como ha demostrado la historia
tantas veces, en el hogar, el espacio per-
sonal, el pensamiento y la propia vida,
anteponiendo siempre lo colectivo, in-
trínsecamente amorfo, indeterminado,
maleable, sobre lo personal.
Es de las mismas mentes que deliran
con el axioma marxista «de cada cual
según sus capacidades; a cada cual se-
gún sus necesidades», que mana a bor-
botones toda la chapucería de la “justi-
cia social” redistributiva, entre otras in-
genuidades y falacias como la concep-
ción de “los territorios” como reductos
de empoderamiento ciudadano, que es
otra forma de decir fábricas de tontos
útiles a la revolución.
Porque es cierto que a ellos les intere-
san los territorios… pero para desterrito-
rializarlos en última instancia.
Mi cuerpo, mi decisión –vociferan, mien-
tras hacen gárgaras con burdas analo-
gías entre cuerpo y territorio–, salvo que
sea el cuerpo y la decisión de las ma-
dres que pretenden defender la vida del
que está por nacer o proteger a los hijos
ya nacidos cuando los quieren inducir a
entrar en guerra contra sus propios
cuerpos.
Y puesto que, así como una violación
implica una apropiación ilegítima de un
cuerpo ajeno [digamos, el cuerpo ataca-
do es “territorializado” temporalmente
por el agresor], la migración descontro-
lada y propiciada por el Estado hace que
ese Estado enajene un territorio para
entregárselo a individuos previamente
precarizados… y desterritorializados a su
vez.
Porque, a fin de cuentas, la migración
masiva representa también un ultraje, un
atropello, una arbitrariedad. Y es que no
sale gratis forzar a migrar a millones de
individuos, como está ocurriendo hoy en
Occidente a consecuencia de catástro-
fes de diverso origen tales como crisis
económicas, pobreza, hambrunas, cri-
minalidad, conflictos políticos y guerras
civiles, entre otros dramas que afectan a
millones de seres humanos, casi por
regla general de países periféricos, obli-
gando a la gente a abandonar sus hoga-
res y dejas atrás sus raíces con la espe-
ranza de encontrar mejores condiciones
de vida en otras latitudes. A diferencia
de la migración voluntaria, que se da de
manera espontánea obedeciendo a ra-
zones personales o familiares específi-
cas, y que por lo general redunda en me-
jores condiciones de vida para el mi-
grante, el fenómeno de la migración for-
zosa, más aún cuando es masiva, pro-
duce estragos tanto en las vidas de los
migrantes como en la de los países que
los acogen.
Lo que está sucediendo en Chile y en el
resto de Occidente sigue pautas que
demuestran que se trata de un plan tra-
zado desde muy arriba en la pirámide de
poder mundial, reflejando la existencia
de intereses incluso criminales. El com-
promiso de los organismos internaciona-
les y de la mayoría de los gobiernos in-
volucrados con estos procesos denota
la voluntad de las elites globalistas por
horadar la cultura de los países afecta-
dos, provocar caos, destruir las identi-
dades nacionales y fragmentar los Esta-
dos. No se debe mirar hacia otro lado
ante la evidencia de que se están levan-
tando guetos de manera artificial en
muchos lugares, instalando focos de
conflicto a modo de tumores cancero-
sos en zonas urbanas y rurales, rom-
piendo deliberadamente el delicado
equilibrio de dichos “territorios”. Cuando
la llegada es masiva suele ser frecuente
que los nuevos habitantes traigan con-
sigo, además de su propio acervo cultu-
ral, frecuentemente disruptivo con los
estilos de vida locales, otro tipo de com-
plicaciones, como conductas transgre-
soras de ley, crimen organizado, narco-
tráfico, etc., dificultando aún más la ab-
sorción por parte de las sociedades que
los reciben.
11
Quienes promueven este tipo de migra-
ciones pasan por alto que la parcela
geográfica que llamamos “patria” está
impregnada de la historia y la memoria
viva de sus habitantes legítimos. Ante
esto, la pregunta que debemos hacernos
es: ¿Qué pretenden al hacer a un lado
sus propios argumentos y principios
cuando les conviene y destruir la convi-
vencia en “los territorios” que dicen re-
presentar, induciendo en la muchedum-
bre un estado de amnesia territorial, vili-
pendiando los símbolos nacionales, me-
nospreciando las tradiciones y costum-
bres, fomentando el desarraigo, la pérdi-
da de identidad y de sentido de los habi-
tantes de ese espacio sólo para entre-
gárselo inerme, despojado de significa-
do, a los recién llegados? ¿Qué es lo que
pretenden ellos –que a fuerza de “pro-
gresismo” y “corrección política” nos
están empujando a involucionar arras-
trándonos a pasos agigantados hacia el
abismo de la barbarie?
De modo que, cuando los escuchemos
hablar de “ir a los territorios”, aunque lo
hagan a plena luz del día, debemos en-
tender que la mayoría de ellos lo hacen,
en realidad, como ladrones en la noche,
pues son astutos como serpientes y
usan su astucia para ocultar sus dobles
intenciones: porque no les importan los
“territorios”, como no les importan los
migrantes ni los pobres ni el cambio
climático ni la educación ni los derechos
humanos. Lo único que les importa es el
poder.
Opinión
LA CULTURA DE LA MUERTE. APUNTES
Por Alguien
a encíclica Evangelium vitae (Juan
Pablo II, 1995), denuncia los peligros
de la cultura de la muerte: «Es necesario
llegar al centro del drama vivido por el
hombre contemporáneo: el eclipse del
sentido de Dios y del hombre, caracterís-
tico del contexto social y cultural domi-
nado por el secularismo, que con sus
tentáculos penetrantes no deja de poner
a prueba, a veces, a las mismas comu-
nidades cristianas. Quien se deja conta-
giar por esta atmósfera entra fácilmente
en el torbellino de un terrible círculo vi-
cioso: perdiendo el sentido de Dios, se
tiende a perder también el sentido del
hombre, de su dignidad y de su vida».
La “cultura de la muerte” implica una
serie de actitudes y de comportamientos
originados a partir de un modo de valo-
rar la vida en sociedad que acepta como
legítima la opción de suprimir algunas
vidas humanas que estorban nuestro
plan de vida o le ponen trabas a nuestro
proyecto político.
Tras los fenómenos del aborto, la euta-
nasia, la corrupción y la tiranía, o sobre
la imposición de la "corrección política",
que aplasta a quienes son vistos como
un “obstáculo” y que representa otra
cara de la cultura de la cancelación, sub-
yace la misma lógica: la relativización
del valor de la vida para enaltecer la li-
bertad y la presunta autonomía indivi-
dual o para aplicar un proyecto de rein-
geniería social que “ordene” el mundo
según los criterios de quienes detenten
el poder.
Todos estamos en peligro ante el avan-
ce de la "cultura de la muerte". En última
instancia, significa la "guerra de todos
contra todos". Se parte "cancelando" al
que piensa diferente, se termina matán-
dolo.
Y llegará el momento en que el obstácu-
lo seas tú…
L
12
Política y Espíritu
LA MANIPULACIÓN DE LA INFORMA-
CIÓN
Por Homero Simpson
a banalización de los noticieros y
programas informativos no es un
hecho trivial. Obedece a una cuidada
planificación de la cual participan cons-
ciente o inconscientemente los directo-
res y editores para ganar audiencia. El
trabajo sucio –el embrutecimiento de la
población– viene de más allá. Si contro-
las los sueños de la gente, sus aspira-
ciones, te has hecho con el control total
de sus vidas. Ya no necesitas censurar a
artistas y escritores, basta con volver
analfabeto al pueblo, con sepultar el an-
helo de belleza en una estética a nivel de
suelo totalmente desprovista de vuelo y
anhelo de trascendencia; basta con ha-
cerle creer a la gente que la libertad tie-
ne menos que ver con el pensamiento
que con sus actos externos y con la me-
ra autosatisfacción de sus deseos e im-
pulsos. Dicho de otro modo, basta con
hacerlos pasar el tiempo mirándose el
ombligo.
Y para eso no se necesita más que la
música popular, el cine, las series de
televisión, los reality, los talk shows, las
teletones, entre otros espectáculos
apreciados por las multitudes. No hay
forma más eficiente para hacer llegar el
mensaje arrullador al alma del rebaño:
duérmete, déjate llevar por tus emocio-
nes, eres libre de hacer y deshacer en el
mundo de acuerdo a tus impulsos y ne-
cesidades más básicas; continúa so-
ñando con el éxito, con la realización de
tus sueños, con el amor ideal, o, en su
defecto, descree de él, confórmate con
lo que tienes a tu alcance, lo demás es
ilusión.
No sueñes más allá de ti mismo; y si
quieres hacerlo, haz tuyo entonces el
sueño colectivo que a la sazón te pro-
porcionamos: identifícate con el movi-
miento tal o cual, con una creencia reli-
giosa, con un equipo de fútbol, una tribu
urbana, el movimiento ecologista, el
cambio climático, los extraterrestres, el
fin de los tiempos, cualquier cosa que se
te ocurra con tal de que no pienses por ti
mismo y te enfrentes a la realidad des-
nuda del mundo.
Es este fenómeno de embrutecimiento
de la población lo que está detrás del
colapso civilizatorio que estamos expe-
rimentando. La impotencia, la ineptitud,
la ignorancia de los ciudadanos es la
joya de la corona de los aspirantes dio-
ses de la elite global. Ellos reinan sobre
el alma del mundo porque los habitantes
del mundo se han despojado de sus al-
mas.
Poco importan los individuos que hayan
despertado del sueño, mientras sean
unos pocos y no alcancen una masa
crítica que los vuelva peligrosos. Pero
aún si llegaran a ser muchos los que
despierten, los grandes titiriteros move-
rán los hilos para acallarlos. Siempre
está la posibilidad de comprar las almas
de unos y otros con el éxito, un premio
aquí, otro allá, una beca, la fama, el dine-
ro fácil, cualquier cosa.
L
13
En caso contrario, una revolución basta.
Las armas sobran: balas, flores, drogas,
los medios al alcance son muchos. Sólo
hay que recordar la “rebelión de las flo-
res” y la contracultura de las drogas, que
indujeron en las masas una actitud
pseudo-religiosa que sembró las semi-
llas del movimiento New Age. Asimismo,
cualquier intento de rebelión en el mun-
do de la música es cooptado con facili-
dad por la industria discográfica. Lo
mismo ocurre con el cine, la literatura,
las artes visuales.
Nunca faltarán medios para neutralizar a
los que se aparten del rebaño. En el día
de hoy, como ayer, los recursos son ili-
mitados, aunque el principal de ellos es
la propia estupidez humana, la ignoran-
cia, el orgullo, la avaricia.
Para neutralizar el poder de los medios
alternativos, surgidos al amparo de la
revolución digital, basta con dejar hablar
a los charlatanes de siempre. Así se
aprovecha la pseudo libertad del cibe-
respacio para destruir la libertad de pen-
samiento: de la mano de los charlatanes
los “dueños del negocio” se aseguran la
permanencia del velo en los ojos de to-
dos. Hay tanto idiota navegando en esas
aguas sin saber nadar. Tuertos guiando
a ciegos, sonámbulos en posesión de
cayados de plástico que creen, sincera-
mente, poder separar las aguas del po-
der a base de alucinaciones delirantes.
El poder de la información está en la
base del poder a secas. Si manejas o
controlas la información, lo controlas
todo. Entonces, la desaparición de la
información real de los medios de co-
municación es la mejor estrategia de los
“amos del mundo” —la elite globalista—
para controlar la disidencia. Haciendo
desaparecer la información degradan el
pensamiento; y degradando el pensa-
miento echan abajo las barreras protec-
toras de las sociedades, que quedan
expuestas ante la voracidad insaciable
de los depredadores.
Fragmentos de libro
EL OTRO LADO DE LAS COSAS
Por El Caballero de la Triste Figura
[autor olvidado de una novela olvi-
dada]
ara aquellos que viven con los ojos
bien abiertos, la vida entera es sím-
bolo, rúbrica, contraseña. Hacia donde
dirijamos la mirada sólo hay cifras divi-
nas, códigos, signos encriptados en la
naturaleza secreta de las cosas.
El universo, las estrellas, las mareas, el
color de las flores, la lluvia, el trueno, las
nubes, el canto de los pájaros; la natura-
leza en su plenitud, es un símbolo, un
reflejo de algo que danza en el Cosmos,
agitando los elementos a su paso, insu-
flándoles vida, dándole sentido a todos
los mundos posibles surgidos a partir
del Amor Divino que quiso superarse a sí
mismo incrementando la grandeza de lo
pequeño, de lo minúsculo, pues Dios,
que no podía sobrepasarse a sí mismo
hacia arriba, lo hizo hacia abajo, plas-
mando en la Creación su propia Subs-
tancia Infinita.
[…]
Caminar, caminar y caminar es todo
cuanto puede hacer el hombre que ha
descubierto que la Tierra es un cruce de
caminos. Un verdadero peregrino sabe
que al desplazarse por los senderos del
mundo –o al vivir desapegado, apartado
de todo, aunque dentro de todo, como un
caminante que no necesita salir a los
P
14
caminos, sino que vive siempre en el
camino– lo que hace en el fondo es des-
pertar aquello que dormita en su fuero
interno. Lo que ocurre es que para des-
pertarlo, para traerlo a la luz, se ve obli-
gado a interrumpir el parloteo mecánico
de los condicionamientos biológicos y
sociales, rompiendo los esquemas bási-
cos, elementales, del mecanicismo.
[…]
Puedo, dice el sabio, en medio de su pa-
sividad. Puedo...
Si guardáramos silencio durante mil
años y luego dijéramos que llueva, llove-
ría; que truene, y tronaría.
Adquirir poder equivale a penetrar en el
alma de las cosas. Entonces el héroe ya
no tiene que escalar más montañas por-
que ha alcanzado, simultáneamente,
todas las cimas. Y el peregrino ya no
tiene que dirigir sus pasos hacia ninguna
parte, pues ha alcanzado el centro desde
el cual todo irradia.
Perseo liberando a Andrómeda. Piero di Cosimo, 1515. [Nota del Editor: Nótese que Per-
seo lleva bajo el brazo izquierdo la cabeza de Medusa. En este mito Perseo representa el
espíritu humano y Andrómeda, el alma. El monstruo marino sería el mundo material, el
caos, las pasiones y deseos. La princesa sacrificada por sus padres simboliza al alma en-
tregada al materialismo de nuestros tiempos. Sólo un héroe que ha vencido al mundo ma-
terial (Medusa y sus mil cabezas), es decir, que se ha conectado con el Espíritu, puede
rescatar el alma que se ha perdido en el materialismo.]
15
SERGEI O. PROKOFIEV, EN “ENCUENTRO CON EL MAL Y SU
SUPERACIÓN EN LA CIENCIA ESPIRITUAL” (1999).
«El Partico Comunista de la Unión Soviética desde sus co-
mienzos estaba estructurado según un principio particular,
que regulaba severamente cualquier ascenso de sus miem-
bros, es decir, su acceso a puestos más altos en la jerarquía
de la nomenclatura del Partido. En este principio podemos ver
los signos de una iniciación infernal, totalmente ahrimánica.
Funcionaba de la siguiente manera: para comenzar, un grupo
superior del Partido planteaba una tarea definida a un grupo
subordinado, que consistía en la realización de un programa
preestablecido. En este programa se formulaban las metas
concretas del Partido en una fase determinada del “proyecto
comunista”, que tenía que cumplir el grupo del partido de ran-
go inferior, o toda una serie de grupos, “con unos plazos de
tiempo muy estrictos”. En este programa también se podían
nombrar líneas de actuación generales. Por otro lado, los me-
dios y los pasos concretos para alcanzar las metas fijadas se
dejaban a consideración de los grupos que las ejecutaban.
Para encontrarlos y llevarlos a cabo se necesitaban inspira-
ciones específicas. Y como las metas y tareas que planteaba
el Partido eran siempre de naturaleza ahrimánica, sólo una
inspiración puramente ahrimánica podía conducir a ellas. De
modo que, aunque los bolcheviques no sabían nada de Ahri-
man en su conciencia despierta, sin darse cuenta se estaban
dirigiendo constantemente a él en busca de ayuda y orienta-
ción, que obtenían a costa de convertirse en sus servidores
fieles y constantes. Pues según Rudolf Steiner, “estos pro-
gramas del Partido, en el mundo espiritual, corresponden a
ciertas entidades; y por consiguiente, aquellos que se asocian
con un programa de Partido se convierten en seguidores de
un determinado ser en el mundo suprasensible”. En el trans-
curso de su iniciación, los bolcheviques se convertían así en
seguidores de un ser espiritual muy poderoso».
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  • 1. — 1 — NOTICIAS / OPINIÓN / POLÍTICA / CULTURA / GEOPOLÍTICA / INTELIGENCIA / FILOSOFÍA Número 4 [CIRCULACIÓN RESTRINGIDA] Viernes 19 de Agosto de 2022 CONTENIDO EL DESAFÍO DE MANTENERNOS HUMANOS EN LA ERA POSTHUMANA. [DISCURSO FRENTE A LA TUMBA DE CHILE].............................................................1 DEL “DESASTRE DE RANCAGUA” AL ACTUAL DESASTRE DE CHILE. REFLEXIONES A PROPÓSITO DEL NATALICIO DE O’HIGGINS..............................2 EL METAVERSO, LA SINGULARIDAD Y EL GRAN FILTRO. DESAFÍOS MORALES Y POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO. PARTE 2. ¿NOS ESTAMOS ENFRENTANDO, COMO ESPECIE, AL “GRAN FILTRO”? .............................................7 LA CULTURA DE LA MUERTE. APUNTES......11 LA MANIPULACIÓN DE LA INFORMACIÓN ..12 EL OTRO LADO DE LAS COSAS ....................13 «Tu mano ha de aprender lo que más tarde continuará tu espíritu. Un oficio, por humilde que sea, se torna noble cuando el espíritu pue- de hacerse cargo de él. Un trabajo que el alma se niegue a heredar no es digno de ser ejecuta- do por el cuerpo». (Gustav Meyrink) AURORA DE CHILE E HISPANOAMÉRICA es un proyecto comunicacional creado para defen- der la nación, la república y la democracia. Nuestro objetivo fundamental es atizar la re- sistencia al proceso revolucionario en curso promoviendo una visión crítica y lúcida de la realidad. Creemos que, haciéndolo, estaremos aportando a la gran tarea de desvelar el verda- dero origen de esta artera agresión a Chile, que comparte objetivos con la asonada de carácter globalista que actualmente está intentando aplastar la rica herencia espiritual y cultural de Occidente. Asimismo, como la raíz metafísica de este proceso persigue la destrucción de todo anhe- lo de trascendencia, nuestra posición se basa, en última instancia, en la promoción y defensa, en todos los ámbitos de la vida, del Bien, la Verdad y la Belleza, en tanto valores supremos de la experiencia humana. Editorial EL DESAFÍO DE MANTENERNOS HU- MANOS EN LA ERA POSTHUMANA. [DISCURSO FRENTE A LA TUMBA DE CHILE] Por El Viejo de la Montaña n este año 2 de la Era Posthuma- na, Chile ya no es más una copia feliz del Edén. «Se ha diluido el recuerdo del hermoso paisaje habitado por gentes de carne y hueso [y alma y espíritu y sueños]. «Ahora es tan sólo un territorio en pro- ceso de descomposición, un pedazo de tierra habitado por cuerpos huérfanos, tirados en la playa después del tsunami homicida que arrasó sus entrañas. «Los chilenos de hoy no son más que entes privados de alma y de vida, cuer- pos ateridos, paralizados, enajenados, partidos en mil pedazos, vestigios ape- nas de lo que fueron o pudieron ser, me- ras cicatrices de una tierra moribunda. «A Chile lo asesinaron los chilenos pre- viamente arruinados por la desidia y la codicia, la pereza, la ignorancia aprendi- «E
  • 2. 2 da, el desánimo de la generación de Caí- nes que todavía pulula por sus calles. «Antigua tierra de gigantes, hoy yace taciturna, yerma por dentro y por fuera, aferrándose a las promesas vacías de los sacerdotes de la noche que propicia- ron el sacrificio en el gran altar del We- kufe Supremo, agente de la desintegra- ción del alma nacional. «Sí, el Mal ha sentado sus reales en el corazón de estos antiguos habitantes del fin del mundo. «A ustedes les hablo, patriotas del tecla- do, adoradores de pantallas, ciborgs in- voluntarios, desprevenidos, acumulado- res de libros, coleccionistas de citas y de memes, devotos del conocimiento esté- ril: no se necesita ser perverso para en- tregarse al Mal, basta con permanecer indiferentes, siempre igual a nosotros mismos, mientras nos extinguimos len- tamente como la llama de una vela con- sumida por la falta de oxígeno; basta con permanecer impertérritos mientras se deshacen ante nuestros ojos los la- zos que nos vinculaban con los grandes misterios del universo; basta con insistir en buscar la paja en el ojo ajeno mien- tras los muertos vivientes destruyen el mundo en el que nacimos, desmante- lándolo todo, el lenguaje, las fiestas, los símbolos. «Le has vendido el alma al Diablo si tan sólo te das por satisfecho con declararte en las antípodas de “los malvados”. Si no construyes nada, conformándote tan sólo con permanecer aferrado con uñas y dientes a lo que construyeron otros, si no te transformas en co-creador del mundo en el que quieres vivir, eres tan sólo la otra cara del Dragón. «Los condenas con tus palabras, sin- tiéndote puro y noble adalid de las gran- des causas: la vida, la libertad, la familia, el orden, el estado de derecho, el sentido común… pero permaneces en la dinámi- ca creada por los desguazadores del mundo, los destructores, los revolucio- narios que consciente o inconsciente- mente se han comprometido con la invo- lución de las almas en cuerpos, y de los cuerpos en datos y de los datos en pol- vo, hasta disolverlos en la nada. «Pero tu corazón late al unísono con el corazón de los muertos. ¡También tú, hijo de tu tiempo, te has convertido en un zombi! «Ahora tú, hombre precario, envanecido, viudo del Occidente agonizante, repite después de mí: SOY EL PRIMER RES- PONSABLE DE PONER EN EL MUNDO LO QUE QUIERO VER EN ÉL. «Porque en este año 2 de la Era Post- humana, el llamado de la Luz es a soltar los viejos esquemas. «Es entre las ruinas del mundo que co- nocimos que hemos de sembrar las se- millas del mundo futuro. Es nuestra res- ponsabilidad. Los que aspiramos a per- manecer humanos debemos, necesa- riamente, resurgir desde las cenizas.» Historia DEL “DESASTRE DE RANCAGUA” AL ACTUAL DESASTRE DE CHILE. REFLE- XIONES A PROPÓSITO DEL NATALICIO DE O’HIGGINS Por Colaborador a Batalla de Rancagua marcó el fin de la Patria Vieja, iniciada cuatro años antes con la instalación de la Primera Junta de Gobierno en 1810 en reacción a la usurpación del Trono de España por parte de Napoleón, quien había puesto en el lugar de Fernando VII a su hermano, José Bonaparte. Durante este período habían ido madurando las ideas de la independencia entre los crio- llos sentándose las bases de la futura república por medio de una serie de me- didas, entre las que destaca el recono- cimiento del derecho del pueblo a orga- nizarse y a elegir a sus autoridades. En- tre otras disposiciones, se convocó a la L
  • 3. 3 formación del Primer Congreso Nacio- nal, se decretó la Ley de Libertad de Vientre y se creó la primera bandera na- cional. También es de destacar el esta- blecimiento del Reglamento Constitu- cional de 1812, que, respetando la sobe- ranía de Fernando VII, considerado el rey legítimo de todos los territorios de Es- paña —Reino de Chile incluido, que era parte del Imperio español—, dispuso que a su regreso el monarca debía acatar dicha Constitución. En su artículo 5°, decía: «Ningún decreto, providencia u orden, que emane de cualquier autoridad o tribunales de fuera del territorio de Chile, tendrá efecto alguno; y los que intentaren darles valor, serán castigados como reos del Estado».1 Durante esta primera etapa de la inde- pendencia se libraron las primeras bata- llas entre el bando criollo y el ejército realista (Yerbas Buenas, El Roble, Quilo, Membrillar y Quechereguas), con lo que, de manera paulatina, las intenciones de autonomía temporal se fueron transfor- mando en un creciente anhelo de eman- cipación total. Dicho sea de paso, las ideas que apuntaban a este objetivo en- contraron conveniente difusión en el periódico Aurora de Chile, creado por fray Camilo Henríquez en febrero de 1812. No obstante, hacia 1814 las tropas rea- listas avanzaban casi sin oposición ha- cia Santiago bajo el mando de Mariano Osorio. ¿Qué había sucedido? Simple, la resistencia patriota venía siendo minada por los conflictos internos, en especial debido a las constantes discrepancias entre O’Higgins y José Miguel Carrera. En julio de ese año los hermanos Carrera habían consumado, de hecho, un golpe de estado en contra del primer Director Supremo de Chile, Francisco de la Las- 1 Reglamento Constitucional Provisorio, sancio- nado el 26 de Octubre de 1812. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Ver online: http://bcn.cl/2m9n0 tra, situación que fue mal vista por una parte del ejército establecido en la ciu- dad de Talca. En la disyuntiva, la facción disidente decidió enviar a O’Higgins a Santiago con el propósito de derrocar a Carrera. Los bandos en pugna se enfren- taron el 26 de agosto en el Combate de Las Tres Acequias, en las inmediaciones de Calera de Tango, batalla que terminó con la derrota de las fuerzas de O’Higgins, muy inferiores en número. Tras ello, ante el avance de los realistas desde el sur, el vencido optó por some- terse al mando de Carrera. Unas semanas más tarde, durante la madrugada del 1 de octubre, mientras el ejército realista atravesaba el río Cacha- poal, el brigadier Bernardo O’Higgins, al mando de dos divisiones conformadas por 1.900 hombres pobremente arma- dos, acampaba en Rancagua, mientras que la división a cargo de Carrera se encontraba en las inmediaciones de An- gostura. La situación de los patriotas no era auspiciosa. El combate comenzó cerca de las diez de la mañana. O’Higgins, atrincherado con sus hombres en la Plaza de Armas, defendió el sitio con fiereza durante la larga y sangrienta jornada logrando re- sistir heroicamente tres duras embesti- das del ejército enemigo. Durante la no- che, sin embargo, Osorio ordenó prender fuego a la ciudad, que por ese entonces se empinaba apenas por sobre los 2.500 habitantes. Al amanecer del segundo día de asedio, una división del ejército realista al man- do del propio Osorio impidió el paso en dirección al teatro de operaciones a la III División del ejército patriota, a cargo de Carrera. La situación en el corazón de la ciudad era, a esas alturas, desesperada, con las fuerzas completamente diezma- das y teniendo que padecer la escasez de víveres y de agua y, lo más importan- te, de municiones. Los hombres comba- tían con sus bayonetas y con lo que tu-
  • 4. 4 vieran a mano ante un enemigo inmen- samente superior. En ese escenario sombrío, O’Higgins tomó una decisión. Como testimonio de su intención de no rendirse, ordenó co- locar en lo alto de la Iglesia de La Mer- ced una bandera negra. Adicionalmente, hizo izar banderas de la Patria Vieja con crespones negros en las trincheras, el techo del Cabildo y el campanario de la iglesia. Luego, ante la falta de esperan- zas de recibir alguna clase de ayuda, ordenó a sus hombres emprender la reti- rada dirigiéndose al oriente por el costa- do del templo. Como la idea era llegar a Santiago a como diera lugar, ordenó a sus hombres que, de lograr traspasar el infernal cerco del enemigo, se dispersa- ran por el campo para evitar la aniquila- ción total del ejército patriota. Vicuña Mackenna cita un interesante documento que relata de primera mano lo ocurrido en la épica retirada. Se trata de un borrador, escrito en inglés, por John Thomas, secretario de O’Higgins durante su destierro en el Perú. Dice así: El plan de O’Higgins es cruzar la trinchera del capitán Sanchez, abrirse paso, sable en mano, hasta la Alameda, i una vez aquí, dis- persarse salvando cada cual en la dirección de Santiago. Hízose así; mas, al cargar por la calle que conduce a la alameda, se encuentra detenido por una barricada que el enemigo ha cons- truido de atravieso. O’Higgins manda echar pié a tierra a los dragones para abrir un paso; mas como su caballo estuviera mui fatigado i no pudiese pasar por sobre los escombros, los soldados agrupándose en derredor suyo levantan la bestia casi sobre sus pechos i la ayudan al otro lado. Carga de O'Higgins en la Batalla de Rancagua, de Pedro Subercaseaux.
  • 5. 5 Una lluvia de balas sigue a los fujitivos, i al desembocar en la alameda, el ayudante As- torga es muerto de un tiro de carabina, al la- do de su jefe. Los dragones enemigos, que durante todo el asedio se han mantenido en la Alameda, procuran cortar el paso, pero O’Higgins consigue llegar al puente de la gran acequia que cierra un costado de aque- lla avenida, i toma el camino de Chada. Solo sus dos ayudantes Urrutia i Flores i sus dos ordenanzas Jimenez i Soto están a su lado. Mas, los dragones le dan alcance i uno que se adelanta con atrevimiento por entre un matorral tira una cuchillada a O’Higgins, cuyo caballo apenas trota; pero Jimenez para el golpe i la carabina del otro asistente echa al dragon muerto sobre el pescuezo de su ca- ballo; O’Higgins lo monta entonces, i galo- pando en dirección a Chada, sube la cuesta. El sol se ponía, i el caudillo chileno, echando su última mirada ácia el sitio donde queda- ban sus compañeros, solo vió en el horizonte una columna de humo que se levantara al cielo en el silencio apacible de la tarde. Aquel humo era Rancagua!... 2 Unos días después Osorio entraría victo- rioso a un Santiago indefenso. La suerte de la Patria Vieja estaba echada, sólo quedaba recoger a la familia y partir al exilio. El destino de la mayoría estaba al otro lado de la cordillera. Todavía no lo sabían, pero cuando volvieran a cruzar esas montañas nevadas trayendo de vuelta el espíritu indómito de su herencia araucana y española, fundarían una na- ción. Vicuña Mackenna concluye su relato de este episodio de nuestra historia con las siguientes palabras: Así dio fin aquella jornada del heroísmo chi- leno que hemos trazado, si no con una fiel imitación del austero lenguaje del soldado, calcando al menos su exactitud, que si no es del todo auténtica, es al menos la del testigo más alto i caracterizado que pudiera hablar a la posteridad sobre aquel gran episodio que no tuvo igual en su historia, ni acaso se en- 2 Benjamín Vicuña Mackenna. El ostracismo del jeneral D. Bernardo O'Higgins. Imprenta i librería del Mercurio de Santos Tornero, 1860. pp. 227, 228. Ver online: http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/viso r/BND:8179#MC0008855_pdf contrará en los siglos venideros; porque no será ya dable que, en un solo día i en un rin- cón tan estrecho, se junten para morir los hé- roes que representaban cada familia, cada provincia, cada aldea de Chile. La Patria, si peligros venideros la amenazan, verá marchar a sus baluartes cien a cien ba- tallones con el tricolor flotando al viento; pe- ro sus hijos no darán ya batalla con sus es- tandartes vestidos de crespones, como cuando va a morir una nación, porque ya Chi- le no perecerá. Rancagua fue la prueba de su inmortalidad. Todo pereció en su recinto, menos su nombre de nación que quedó ins- cripto en el catálogo de los pueblos por la lei de la qloria. I así sucedió que la jornada de Rancagua no fue un desenlace, sino una ini- ciativa. La victoria del pueblo comenzaba en la derrota de su último ejército, i Chacabuco, que se creyó un combate, no era sino una re- surrección. 3 La futura resurrección de Chile Y aquí la reflexión que nos debemos, porque advertimos cierta evidente ana- logía entre la situación desesperada de esos patriotas sitiados en la Plaza de Armas de Rancagua y la de los actuales, sitiados en el Chile de hoy por los “enemigos del modelo”. Sí, porque el asedio a la patria ya no es en torno a la vieja ciudad de Rancagua, sino del país en su conjunto. Hoy la nación chilena, con sus 486 años a cuestas, si iniciamos la cuenta en el momento en que Diego de Almagro pisó por primera vez el suelo del valle de Chile, se encuentra amena- zada por enemigos mucho más podero- sos que los defensores del antiguo im- perio. Lo que busca el enemigo de hoy no es salvar un territorio para la autoridad de un rey o de una idea, sino hacer colapsar todo lo que hay en esta tierra de nación civilizada, adscrita a una cultura y una tradición judeocristiana, occidental, res- petuosa del orden natural y del orden a secas, nación amante de la libertad, de 3 Vicuña Mackenna, ibíd., pp. 228, 229.
  • 6. 6 la familia, de la patria, de la vida en su- ma. No, el enemigo de hoy rinde culto, en cambio, a todo lo que hunde al hombre en el lodo de su propia animalidad. Por- que en los que se encuentran empeña- dos en la destrucción de Chile vibra el llamado del lobo, de la hiena, del buitre que corroe el hígado del héroe que ha robado el fuego de los dioses. Enemigo de la razón, su aullido penetra en el alma de los jóvenes y los niños llamándolos a echar por tierra todo lo que los sostiene en el mundo que heredaron. Porque los prefieren huérfanos y desalmados, para convertirlos en soldados sumisos; los quieren vulgares e ignorantes, para ini- ciarlos en sus cultos secretos a los vie- jos demonios que los inspiran —los vie- jos espíritus de la guerra, de la muerte y de la negación de todo lo alto y verdade- ro que, a través del alma humana, se cuela hacia la tierra—, para llevar a cabo en ese altar que se inventaron, la “Plaza Dignidad”, el sacrificio de todo lo bueno, bello y verdadero que había en el mundo en que nacieron. Chile es, el día de hoy, casi tres años después de ese fatídico 18 de octubre de 2019, una sombra de lo que llegó a ser antes de esa fecha. Y lo que es hoy se lo debe, precisamente, a esa sombra que emergió desde el fondo del sub- consciente de una sociedad adormecida que en algún momento olvidó que el hombre cosecha, indefectiblemente, lo que siembra. Porque, mientras unos, en su perversidad, sembraban odio, resen- timiento, mentiras y fealdad en todo lo que tocaban, otros sembraron indolen- cia, egoísmo, arrogancia, impericia en la lectura de las señales, prepotencia, co- rrupción. En el fondo, la gente buena, honesta, trabajadora de este país, era, en realidad, rehén de una elite ciega y superficial a la que sólo le importaba jactarse de su éxito, sin detenerse un segundo a consi- derar que, a fin de cuentas, las ideas que formaban los pilares de su mundo per- fecto —esa copia feliz del Edén que era “el modelo”—, importaban, y había que defenderlas. Y defenderlas practicando, en primer lugar, las virtudes que decían encarnar. Sí, el Chile de hoy es fruto de las deci- siones que tomaron ellos, a uno y otro lado del espectro político, aplastando el espíritu grandioso de los antepasados. Ese Chile desolado, mal herido, quejum- broso y desesperanzado, es como la costra que cubre el alma avasallada de la patria, asemejándose a la corteza consumida de un árbol milenario que ha resistido estoicamente un incendio vo- raz. Pues este dolor que algunos senti- mos al constatar en lo que nos hemos convertido, en vez de paralizarnos, hace las veces de la coraza del guerrero que, caído en combate, aún respira. Porque Chile está en el suelo, es cierto, pero no vencido. Sí, nosotros, los patriotas de hoy, como O’Higgins y sus hombres en 1814, he- mos elegido el camino difícil —ese apar- tarse del mundo para comprender al mundo— para restañar nuestras heridas y reunir las fuerzas que necesitaremos para reconquistar lo que nos arrebataron allá afuera, que no adentro. Y así, en esa retirada, que es un poco como descender al templo interior, mi- ramos hacia atrás por encima del hom- bro para contemplar, con el alma en un hilo, las cenizas de nuestra antigua dig- nidad, que será la semilla de nuestra futura grandeza.
  • 7. 7 Ciencia y Tecnología EL METAVERSO, LA SINGULARIDAD Y EL GRAN FILTRO. DESAFÍOS MORALES Y POLÍTICOS DE NUESTRO TIEMPO PARTE 2. ¿NOS ESTAMOS ENFREN- TANDO, COMO ESPECIE, AL “GRAN FIL- TRO”? Por A. Lazarev n el número anterior de AURORA DE CHILE E HISPANOAMÉRICA trajimos a cuento la encrucijada a que se enfren- ta la humanidad. Concluimos refiriéndo- nos a las «dos realidades ineludibles de nuestro tiempo: en primer lugar, la am- plia variedad de herramientas poten- cialmente autodestructivas que el avan- ce científico-tecnológico ha puesto al alcance del hombre contemporáneo; y, segundo, el nuevo escenario planetario: ciudades sobrepobladas, degradación medioambiental, escasez de agua, crisis energética, inestabilidad política, gue- rras, corrupción generalizada, crisis hu- manitarias, etc. Este escenario pone a la humanidad frente a una encrucijada sin precedentes: colaboración o… colapso. No hay más. Es decir, o triunfa la razón, poniendo énfasis en la colaboración, o volvemos a la Edad de Piedra». El mensaje cobra urgencia si tenemos en cuenta que el ser humano, a pesar de los grandes adelantos científico- tecnológicos, aún permanece en la in- fancia en el plano ético-moral, insistien- do en jugar a ser dios con su obsesión por hacer emerger del silicio cierta clase de vida opaca, misteriosa, con el poten- cial de convertirse en un peligro para la vida-biológica que emergió del barro primordial –la sustancia mineral del pla- neta– millones de años atrás. Nos refe- rimos, claro está, a un evento bisagra en la historia: el inminente advenimiento de la singularidad tecnológica, momento en que la Inteligencia Artificial (IA) alcanza- rá la capacidad de automejorarse y auto- rreplicarse ad infinitum, es decir, la ca- pacidad de iniciar una evolución propia, paralela a la nuestra. La incertidumbre que este despertar de las máquinas im- plica hace creer a muchos que la huma- nidad está jugando a los dados. Porque esta creatura del hombre, esta entidad no-humana que hoy da sus primeros pasos y cuya naturaleza difiere tan radi- calmente de la nuestra –lo que hace suponer que sus fines pueden también diferir radicalmente–, es un salto al va- cío que no tenemos idea cómo termina- rá. Más aún cuando la evolución humana hace cada vez más patente la enorme brecha que existe entre el progreso cien- tífico-tecnológico y el desarrollo ético y moral, sobre todo teniendo en cuenta la obsesión de una parte de la comunidad científica –y de los grupos de interés que la financian, evidentemente– que insiste en jugar a ser dios en su intento de hacer emerger del silicio cierta clase de vida opaca, en extremo misteriosa, con el potencial de convertirse en un peligro para la vida-biológica que emer- gió del barro primordial –la sustancia mineral del planeta– millones de años atrás. Nos referimos, claro está, a un evento bisagra en la historia: el inminen- te advenimiento de la Singularidad Tec- nológica, momento en que la Inteligencia Artificial (IA) alcanzará la capacidad de automejorarse y autorreplicarse ad infi- nitum, es decir, la capacidad de iniciar una evolución propia, paralela a la nues- tra. La incertidumbre que este despertar de las máquinas implica hace factible pensar que la humanidad está jugando a los dados. Porque esta creatura del hombre, esta forma de existencia no- humana que hoy da sus primeros pasos y cuya naturaleza difiere tan radicalmen- te de la nuestra –lo que hace suponer que sus fines pueden ser también muy diferentes–, representa un salto al vacío cuyo desenlace es difícil de imaginar pudiendo, de hecho, terminar del peor modo para el hombre. E
  • 8. 8 Es decir, la humanidad podría estar en- frentándose al Gran Filtro de la vida inte- ligente, concepto que propone una solu- ción razonable a la famosa Paradoja de Fermi. Nos referimos a la inquietud plan- teada por el Premio Nobel de física, el científico italiano Enrico Fermi, en los albores de los años 50, quien hizo notar la evidente contradicción existente entre las estimaciones que se hacían en torno a la alta probabilidad de que hubiera una cantidad considerable de civilizaciones inteligentes en el universo y la ausencia absoluta de evidencia al respecto. En esa época el tema del potencial contac- to con civilizaciones extraterrestres se había puesto de moda debido a la ver- dadera explosión de observaciones de ovnis, sumado al interés suscitado por el caso Roswell y el fenómeno de los pre- suntos contactados, entre otros hechos noticiosos de alto impacto que llenaron las páginas de periódicos y revistas in- quietando a la opinión pública mundial. En ese contexto, Fermi planteó su es- cepticismo en torno al fenómeno, pre- guntándose: «¿Dónde están todos? Si hubiera numerosas civilizaciones avan- zadas en nuestra galaxia, ¿dónde están? ¿Por qué no hemos encontrado trazas de vida extraterrestre inteligente, por ejemplo, sondas, naves espaciales o transmisiones…?». En efecto, el físico italiano estimó que era paradojal creer que hubiera muchas civilizaciones tecnológicamente avanza- das si se tomaba en cuenta la carencia absoluta de evidencia científica que lo probara. Esta falta de pruebas sugería que, o no había civilizaciones de este tipo en nuestra galaxia, o bien las obser- vaciones que se hacían eran defectuo- sas o muy rudimentarias e incompletas. Una respuesta al problema formulado por Fermi fue pensar en la existencia de cierto obstáculo que impediría el progre- so e incluso la supervivencia de toda civilización avanzada más allá de cierto umbral tecnológico debido una eventual incongruencia entre el desarrollo tecno- lógico y el desarrollo moral. La hipótesis del Gran Filtro especula sobre la proba- ble existencia de una barrera para la evo- lución de la vida inteligente en el univer- so que funcionaría como una suerte de seguro cósmico contra especies poten- cialmente dañinas. El planteamiento base sugiere que toda civilización que alcance cierto nivel de desarrollo tecno- lógico se ve enfrentada a un eventual final catastrófico, a no ser que en parale- lo logre desarrollar una vida moral supe- rior. De no ser así, el autoexterminio ha- ría las veces de “juicio final” para esa civilización [Nota del Editor: En otras palabras: «No mereces ser parte del Cosmos sino eres capaz de hacer pros- perar la vida»]. Y ahora volvemos a nuestro tema formu- lándonos una pregunta inquietante. En este momento bisagra de la historia, con el hombre viviendo con un pie en el mundo real y otro en el Metaverso; con una pléyade de científicos jugando a ser dioses tratando de alumbrar vida en el corazón de las máquinas; con infinidad de humanos pregonando la religión del transhumanismo y con las promesas del mundo post-humano extendiéndose por esos valles y praderas del mundo virtual, conquistando almas con la ambición insensata de vencer los límites del cuer- po, incluyendo las enfermedades y la mismísima muerte… ¿habrá llegado el tiempo del Gran Filtro para el hombre? Política y sociedad LA IZQUIERDA EN LOS “TERRITORIOS”: TERRITORIALIZACIÓN Y DESTERRITO- RIALIZACIÓN DE CHILE. [APUNTES] Por Colaborador stá de moda entre los agentes y operadores de la deconstrucción –y sus acólitos deconstruidos– hablar de “territorios”. Los herederos de Marx y sus primos progres ya no salen a te- rreno, van a “los territorios”. En el fondo, E
  • 9. 9 lo que les interesa es lo que llaman “la dimensión simbólico-cultural del espacio geográfico” concebida como ámbito de organización social y política, porque ese espacio psicológico es un escenario propicio para la construcción discursiva de identidades a partir de las cuales re- configurar las relaciones de poder. En pocas palabras: es el entorno ideal para lavar el cerebro de las masas neoanal- fabetas y llevar agua para sus propios molinos, léase conseguir apoyo en las urnas y en la calle para su proyecto de demolición de la sociedad. Según la definición tradicional, un terri- torio es «la extensión de tierra que per- tenece a un país, región, provincia, etc.». En lo medular, se trata de un espacio tanto físico como psicológico en el que habita un grupo de seres humanos. Sin un territorio propio dicho grupo o comu- nidad no tiene garantizada su supervi- vencia. De manera similar a lo que ocu- rre en la naturaleza, ese anclaje en la tierra, que implica la “apropiación” de un pequeño pedazo de mundo, es una ma- nifestación de un instinto presente en todo ser viviente. El antropólogo Robert Ardrey reconoce la existencia de un “imperativo territo- rial” que moviliza a toda criatura a con- quistar y a defender una reserva propia de espacio frente a eventuales pérdidas en manos de otros miembros de su misma especie. Esto, desde luego, inclu- ye al hombre. La naturaleza humana se encuentra naturalmente inclinada a ase- gurar la posesión de un dominio propio en una escala progresiva que va desde la mantención de un espacio físico en torno al cuerpo, denominado “espacio vital” o “espacio peripersonal”, hasta la necesidad de garantizar un territorio na- cional para el colectivo del que forma parte, pasando por el impulso de pose- sión de un territorio familiar, que llama- mos hogar. Ardrey, que investigó en pro- fundidad este tema, concluyó que la tendencia humana a delimitar fronteras y límites es una evolución del instinto animal de marcar o señalar territorios. Esta es la base natural, biológica, instin- tiva, de la propiedad privada. Estas ideas son en extremo peligrosas para el marxismo y su paradigma colec- tivista. Básicamente, los estudios reali- zados en el campo del comportamiento humano y animal proveyeron sólidos argumentos para desarmar ideológica- mente el concepto roussoniano del “buen salvaje”, además de la concepción marxista de la propiedad privada, que plantea que las desigualdades en esta materia –al igual que las diferencias económicas, sociales, políticas e incluso biológicas por las que abogan sus co- rrientes más modernas– son producto de las pugnas que se dan en el ámbito de las dinámicas de poder burguesas. En contraste, las observaciones de- muestran que se trata de una institución natural cuyo origen nos remite a tiempos prehistóricos. En este sentido, la aboli- ción de la propiedad sería un acto contra natura. Pero el comunismo aspira, en última instancia, a suprimir ese instinto repri- miéndolo o utilizándolo a su antojo en usufructo de sus propios intereses: na- die debe ser dueño de nada, excepto el “pueblo”, del que nosotros somos los representantes más adecuados. Por su- puesto, el nivel de coacción necesario para perpetrar la usurpación se incre- mentará en la medida en que la cruzada aumente la apuesta, yendo del ámbito nacional al privado, afectando sucesi- vamente la propiedad de la tierra y de los “medios de producción” por parte de
  • 10. 10 la “clase capitalista”, para luego concen- trarse, como ha demostrado la historia tantas veces, en el hogar, el espacio per- sonal, el pensamiento y la propia vida, anteponiendo siempre lo colectivo, in- trínsecamente amorfo, indeterminado, maleable, sobre lo personal. Es de las mismas mentes que deliran con el axioma marxista «de cada cual según sus capacidades; a cada cual se- gún sus necesidades», que mana a bor- botones toda la chapucería de la “justi- cia social” redistributiva, entre otras in- genuidades y falacias como la concep- ción de “los territorios” como reductos de empoderamiento ciudadano, que es otra forma de decir fábricas de tontos útiles a la revolución. Porque es cierto que a ellos les intere- san los territorios… pero para desterrito- rializarlos en última instancia. Mi cuerpo, mi decisión –vociferan, mien- tras hacen gárgaras con burdas analo- gías entre cuerpo y territorio–, salvo que sea el cuerpo y la decisión de las ma- dres que pretenden defender la vida del que está por nacer o proteger a los hijos ya nacidos cuando los quieren inducir a entrar en guerra contra sus propios cuerpos. Y puesto que, así como una violación implica una apropiación ilegítima de un cuerpo ajeno [digamos, el cuerpo ataca- do es “territorializado” temporalmente por el agresor], la migración descontro- lada y propiciada por el Estado hace que ese Estado enajene un territorio para entregárselo a individuos previamente precarizados… y desterritorializados a su vez. Porque, a fin de cuentas, la migración masiva representa también un ultraje, un atropello, una arbitrariedad. Y es que no sale gratis forzar a migrar a millones de individuos, como está ocurriendo hoy en Occidente a consecuencia de catástro- fes de diverso origen tales como crisis económicas, pobreza, hambrunas, cri- minalidad, conflictos políticos y guerras civiles, entre otros dramas que afectan a millones de seres humanos, casi por regla general de países periféricos, obli- gando a la gente a abandonar sus hoga- res y dejas atrás sus raíces con la espe- ranza de encontrar mejores condiciones de vida en otras latitudes. A diferencia de la migración voluntaria, que se da de manera espontánea obedeciendo a ra- zones personales o familiares específi- cas, y que por lo general redunda en me- jores condiciones de vida para el mi- grante, el fenómeno de la migración for- zosa, más aún cuando es masiva, pro- duce estragos tanto en las vidas de los migrantes como en la de los países que los acogen. Lo que está sucediendo en Chile y en el resto de Occidente sigue pautas que demuestran que se trata de un plan tra- zado desde muy arriba en la pirámide de poder mundial, reflejando la existencia de intereses incluso criminales. El com- promiso de los organismos internaciona- les y de la mayoría de los gobiernos in- volucrados con estos procesos denota la voluntad de las elites globalistas por horadar la cultura de los países afecta- dos, provocar caos, destruir las identi- dades nacionales y fragmentar los Esta- dos. No se debe mirar hacia otro lado ante la evidencia de que se están levan- tando guetos de manera artificial en muchos lugares, instalando focos de conflicto a modo de tumores cancero- sos en zonas urbanas y rurales, rom- piendo deliberadamente el delicado equilibrio de dichos “territorios”. Cuando la llegada es masiva suele ser frecuente que los nuevos habitantes traigan con- sigo, además de su propio acervo cultu- ral, frecuentemente disruptivo con los estilos de vida locales, otro tipo de com- plicaciones, como conductas transgre- soras de ley, crimen organizado, narco- tráfico, etc., dificultando aún más la ab- sorción por parte de las sociedades que los reciben.
  • 11. 11 Quienes promueven este tipo de migra- ciones pasan por alto que la parcela geográfica que llamamos “patria” está impregnada de la historia y la memoria viva de sus habitantes legítimos. Ante esto, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué pretenden al hacer a un lado sus propios argumentos y principios cuando les conviene y destruir la convi- vencia en “los territorios” que dicen re- presentar, induciendo en la muchedum- bre un estado de amnesia territorial, vili- pendiando los símbolos nacionales, me- nospreciando las tradiciones y costum- bres, fomentando el desarraigo, la pérdi- da de identidad y de sentido de los habi- tantes de ese espacio sólo para entre- gárselo inerme, despojado de significa- do, a los recién llegados? ¿Qué es lo que pretenden ellos –que a fuerza de “pro- gresismo” y “corrección política” nos están empujando a involucionar arras- trándonos a pasos agigantados hacia el abismo de la barbarie? De modo que, cuando los escuchemos hablar de “ir a los territorios”, aunque lo hagan a plena luz del día, debemos en- tender que la mayoría de ellos lo hacen, en realidad, como ladrones en la noche, pues son astutos como serpientes y usan su astucia para ocultar sus dobles intenciones: porque no les importan los “territorios”, como no les importan los migrantes ni los pobres ni el cambio climático ni la educación ni los derechos humanos. Lo único que les importa es el poder. Opinión LA CULTURA DE LA MUERTE. APUNTES Por Alguien a encíclica Evangelium vitae (Juan Pablo II, 1995), denuncia los peligros de la cultura de la muerte: «Es necesario llegar al centro del drama vivido por el hombre contemporáneo: el eclipse del sentido de Dios y del hombre, caracterís- tico del contexto social y cultural domi- nado por el secularismo, que con sus tentáculos penetrantes no deja de poner a prueba, a veces, a las mismas comu- nidades cristianas. Quien se deja conta- giar por esta atmósfera entra fácilmente en el torbellino de un terrible círculo vi- cioso: perdiendo el sentido de Dios, se tiende a perder también el sentido del hombre, de su dignidad y de su vida». La “cultura de la muerte” implica una serie de actitudes y de comportamientos originados a partir de un modo de valo- rar la vida en sociedad que acepta como legítima la opción de suprimir algunas vidas humanas que estorban nuestro plan de vida o le ponen trabas a nuestro proyecto político. Tras los fenómenos del aborto, la euta- nasia, la corrupción y la tiranía, o sobre la imposición de la "corrección política", que aplasta a quienes son vistos como un “obstáculo” y que representa otra cara de la cultura de la cancelación, sub- yace la misma lógica: la relativización del valor de la vida para enaltecer la li- bertad y la presunta autonomía indivi- dual o para aplicar un proyecto de rein- geniería social que “ordene” el mundo según los criterios de quienes detenten el poder. Todos estamos en peligro ante el avan- ce de la "cultura de la muerte". En última instancia, significa la "guerra de todos contra todos". Se parte "cancelando" al que piensa diferente, se termina matán- dolo. Y llegará el momento en que el obstácu- lo seas tú… L
  • 12. 12 Política y Espíritu LA MANIPULACIÓN DE LA INFORMA- CIÓN Por Homero Simpson a banalización de los noticieros y programas informativos no es un hecho trivial. Obedece a una cuidada planificación de la cual participan cons- ciente o inconscientemente los directo- res y editores para ganar audiencia. El trabajo sucio –el embrutecimiento de la población– viene de más allá. Si contro- las los sueños de la gente, sus aspira- ciones, te has hecho con el control total de sus vidas. Ya no necesitas censurar a artistas y escritores, basta con volver analfabeto al pueblo, con sepultar el an- helo de belleza en una estética a nivel de suelo totalmente desprovista de vuelo y anhelo de trascendencia; basta con ha- cerle creer a la gente que la libertad tie- ne menos que ver con el pensamiento que con sus actos externos y con la me- ra autosatisfacción de sus deseos e im- pulsos. Dicho de otro modo, basta con hacerlos pasar el tiempo mirándose el ombligo. Y para eso no se necesita más que la música popular, el cine, las series de televisión, los reality, los talk shows, las teletones, entre otros espectáculos apreciados por las multitudes. No hay forma más eficiente para hacer llegar el mensaje arrullador al alma del rebaño: duérmete, déjate llevar por tus emocio- nes, eres libre de hacer y deshacer en el mundo de acuerdo a tus impulsos y ne- cesidades más básicas; continúa so- ñando con el éxito, con la realización de tus sueños, con el amor ideal, o, en su defecto, descree de él, confórmate con lo que tienes a tu alcance, lo demás es ilusión. No sueñes más allá de ti mismo; y si quieres hacerlo, haz tuyo entonces el sueño colectivo que a la sazón te pro- porcionamos: identifícate con el movi- miento tal o cual, con una creencia reli- giosa, con un equipo de fútbol, una tribu urbana, el movimiento ecologista, el cambio climático, los extraterrestres, el fin de los tiempos, cualquier cosa que se te ocurra con tal de que no pienses por ti mismo y te enfrentes a la realidad des- nuda del mundo. Es este fenómeno de embrutecimiento de la población lo que está detrás del colapso civilizatorio que estamos expe- rimentando. La impotencia, la ineptitud, la ignorancia de los ciudadanos es la joya de la corona de los aspirantes dio- ses de la elite global. Ellos reinan sobre el alma del mundo porque los habitantes del mundo se han despojado de sus al- mas. Poco importan los individuos que hayan despertado del sueño, mientras sean unos pocos y no alcancen una masa crítica que los vuelva peligrosos. Pero aún si llegaran a ser muchos los que despierten, los grandes titiriteros move- rán los hilos para acallarlos. Siempre está la posibilidad de comprar las almas de unos y otros con el éxito, un premio aquí, otro allá, una beca, la fama, el dine- ro fácil, cualquier cosa. L
  • 13. 13 En caso contrario, una revolución basta. Las armas sobran: balas, flores, drogas, los medios al alcance son muchos. Sólo hay que recordar la “rebelión de las flo- res” y la contracultura de las drogas, que indujeron en las masas una actitud pseudo-religiosa que sembró las semi- llas del movimiento New Age. Asimismo, cualquier intento de rebelión en el mun- do de la música es cooptado con facili- dad por la industria discográfica. Lo mismo ocurre con el cine, la literatura, las artes visuales. Nunca faltarán medios para neutralizar a los que se aparten del rebaño. En el día de hoy, como ayer, los recursos son ili- mitados, aunque el principal de ellos es la propia estupidez humana, la ignoran- cia, el orgullo, la avaricia. Para neutralizar el poder de los medios alternativos, surgidos al amparo de la revolución digital, basta con dejar hablar a los charlatanes de siempre. Así se aprovecha la pseudo libertad del cibe- respacio para destruir la libertad de pen- samiento: de la mano de los charlatanes los “dueños del negocio” se aseguran la permanencia del velo en los ojos de to- dos. Hay tanto idiota navegando en esas aguas sin saber nadar. Tuertos guiando a ciegos, sonámbulos en posesión de cayados de plástico que creen, sincera- mente, poder separar las aguas del po- der a base de alucinaciones delirantes. El poder de la información está en la base del poder a secas. Si manejas o controlas la información, lo controlas todo. Entonces, la desaparición de la información real de los medios de co- municación es la mejor estrategia de los “amos del mundo” —la elite globalista— para controlar la disidencia. Haciendo desaparecer la información degradan el pensamiento; y degradando el pensa- miento echan abajo las barreras protec- toras de las sociedades, que quedan expuestas ante la voracidad insaciable de los depredadores. Fragmentos de libro EL OTRO LADO DE LAS COSAS Por El Caballero de la Triste Figura [autor olvidado de una novela olvi- dada] ara aquellos que viven con los ojos bien abiertos, la vida entera es sím- bolo, rúbrica, contraseña. Hacia donde dirijamos la mirada sólo hay cifras divi- nas, códigos, signos encriptados en la naturaleza secreta de las cosas. El universo, las estrellas, las mareas, el color de las flores, la lluvia, el trueno, las nubes, el canto de los pájaros; la natura- leza en su plenitud, es un símbolo, un reflejo de algo que danza en el Cosmos, agitando los elementos a su paso, insu- flándoles vida, dándole sentido a todos los mundos posibles surgidos a partir del Amor Divino que quiso superarse a sí mismo incrementando la grandeza de lo pequeño, de lo minúsculo, pues Dios, que no podía sobrepasarse a sí mismo hacia arriba, lo hizo hacia abajo, plas- mando en la Creación su propia Subs- tancia Infinita. […] Caminar, caminar y caminar es todo cuanto puede hacer el hombre que ha descubierto que la Tierra es un cruce de caminos. Un verdadero peregrino sabe que al desplazarse por los senderos del mundo –o al vivir desapegado, apartado de todo, aunque dentro de todo, como un caminante que no necesita salir a los P
  • 14. 14 caminos, sino que vive siempre en el camino– lo que hace en el fondo es des- pertar aquello que dormita en su fuero interno. Lo que ocurre es que para des- pertarlo, para traerlo a la luz, se ve obli- gado a interrumpir el parloteo mecánico de los condicionamientos biológicos y sociales, rompiendo los esquemas bási- cos, elementales, del mecanicismo. […] Puedo, dice el sabio, en medio de su pa- sividad. Puedo... Si guardáramos silencio durante mil años y luego dijéramos que llueva, llove- ría; que truene, y tronaría. Adquirir poder equivale a penetrar en el alma de las cosas. Entonces el héroe ya no tiene que escalar más montañas por- que ha alcanzado, simultáneamente, todas las cimas. Y el peregrino ya no tiene que dirigir sus pasos hacia ninguna parte, pues ha alcanzado el centro desde el cual todo irradia. Perseo liberando a Andrómeda. Piero di Cosimo, 1515. [Nota del Editor: Nótese que Per- seo lleva bajo el brazo izquierdo la cabeza de Medusa. En este mito Perseo representa el espíritu humano y Andrómeda, el alma. El monstruo marino sería el mundo material, el caos, las pasiones y deseos. La princesa sacrificada por sus padres simboliza al alma en- tregada al materialismo de nuestros tiempos. Sólo un héroe que ha vencido al mundo ma- terial (Medusa y sus mil cabezas), es decir, que se ha conectado con el Espíritu, puede rescatar el alma que se ha perdido en el materialismo.]
  • 15. 15 SERGEI O. PROKOFIEV, EN “ENCUENTRO CON EL MAL Y SU SUPERACIÓN EN LA CIENCIA ESPIRITUAL” (1999). «El Partico Comunista de la Unión Soviética desde sus co- mienzos estaba estructurado según un principio particular, que regulaba severamente cualquier ascenso de sus miem- bros, es decir, su acceso a puestos más altos en la jerarquía de la nomenclatura del Partido. En este principio podemos ver los signos de una iniciación infernal, totalmente ahrimánica. Funcionaba de la siguiente manera: para comenzar, un grupo superior del Partido planteaba una tarea definida a un grupo subordinado, que consistía en la realización de un programa preestablecido. En este programa se formulaban las metas concretas del Partido en una fase determinada del “proyecto comunista”, que tenía que cumplir el grupo del partido de ran- go inferior, o toda una serie de grupos, “con unos plazos de tiempo muy estrictos”. En este programa también se podían nombrar líneas de actuación generales. Por otro lado, los me- dios y los pasos concretos para alcanzar las metas fijadas se dejaban a consideración de los grupos que las ejecutaban. Para encontrarlos y llevarlos a cabo se necesitaban inspira- ciones específicas. Y como las metas y tareas que planteaba el Partido eran siempre de naturaleza ahrimánica, sólo una inspiración puramente ahrimánica podía conducir a ellas. De modo que, aunque los bolcheviques no sabían nada de Ahri- man en su conciencia despierta, sin darse cuenta se estaban dirigiendo constantemente a él en busca de ayuda y orienta- ción, que obtenían a costa de convertirse en sus servidores fieles y constantes. Pues según Rudolf Steiner, “estos pro- gramas del Partido, en el mundo espiritual, corresponden a ciertas entidades; y por consiguiente, aquellos que se asocian con un programa de Partido se convierten en seguidores de un determinado ser en el mundo suprasensible”. En el trans- curso de su iniciación, los bolcheviques se convertían así en seguidores de un ser espiritual muy poderoso». AURORA DE CHILE E HISPANOAMÉRICA Contacto: aurora.chile@protonmail.com [SITIO WEB EN CREACIÓN] HECHO EN [LO QUE QUEDA DE] CHILE