Un basilisco apareció en el pozo del pueblo de Urrialdo y comenzó a matar a los habitantes con su mirada mortal, lo que provocó que la mayoría abandonara el pueblo por miedo. Un viejo gallo se enfrentó al basilisco en el pozo y lo derrotó cantando fuertemente, lo que hizo que el monstruo se convirtiera en piedra y cayera al agua. A pesar de esto, el pueblo nunca recuperó su antigua prosperidad ya que la mayoría de sus habitantes no regresaron.