Jesús pronuncia las Bienaventuranzas, donde declara "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". Ser pobre en espíritu significa darse cuenta de que uno depende totalmente de la gracia de Dios. Esto va en contra de la sabiduría mundana pero es una actitud humilde que agrada a Dios. Las promesas de las Bienaventuranzas incluyen bendiciones tanto en esta vida como en la venidera, aunque la felicidad completa solo se