La colonización de África y Asia a finales del siglo XIX estuvo impulsada por las potencias europeas en su afán expansionista. Gran Bretaña y Francia fueron los principales colonizadores de África, mientras que Gran Bretaña controló la India y el sureste asiático y Estados Unidos se expandió en el Caribe y Centroamérica. La colonización de Asia tuvo un objetivo más comercial que territorial a diferencia de África, que fue ocupada y controlada directamente por las potencias europeas.