1. EPOCA DEL IMPERALISMO Y DEL COLONIALISMO
(1850-1914)
IMPERALISMO: es la doctrina política que justifica la dominación de
un pueblo o Estado sobre otros; habitualmente
mediante distintos tipos de colonización (de
poblamiento, de explotación económica, de
presencia militar estratégica) o por la subordinación
cultural.
COLONIALISMO:
es la influencia o la dominación de un país por parte
de otro, habitualmente más poderoso
económicamente o militarmente, de una forma
violenta a través de una invasión militar, o sutil sin
que intervenga la fuerza. Los motivos para la
colonización pueden ser: poder, riqueza, dominio de
tierras y sus recursos, estrategia militar, estrategia
económica, reivindicaciones históricas, etc.
9. Características y composición del
ejército francés
La Revolución Francesa impuso, tras un período de voluntariado, la obligatoriedad del servicio militar (1793) para la
población masculina entre 18 y 25 años. La defensa de la patria pasó a considerarse un deber de los ciudadanos, una
actividad que no conllevaba el desprestigio de quien la realizaba, como ocurría con los antiguos soldados. Al mismo
tiempo, la carrera militar se abrió a quienes tenían talento, en lugar de estar casi monopolizada por la nobleza, y la
elección de los mandos se democratizó, aunque en los años siguientes se fueron suprimiendo las posibilidades de
intervención de la tropa en la elección de sus oficiales. El Directorio heredó este ejército revolucionario cuando ya
existían serias dificultades para su mantenimiento: desde 1793, no se habían llamado a filas nuevos reclutas, en tanto
que parte de los soldados habían ido abandonando el servicio, debido a la duración de su permanencia en filas y a la
inexistencia de amenazas de invasión del país. La ley Jourdan (1798) intentó abordar estos problemas. Ratificó la
obligatoriedad del servicio (conscripción) para todos los varones entre 20 y 25 años, repartidos en "clases" anuales,
entre las cuales se sortearían los contingentes de soldados, con preferencia por la clase más joven, fijados según las
necesidades militares. Los elegidos por sorteo habrían de servir durante cinco años en el ejército, límite que no sería
respetado durante las guerras. Este sistema, vigente durante todo el Imperio, permitió a Napoleón, gracias al
polatencial demográfico de Francia, surtirse de un amplio ejército.
El tamaño del ejército tendió a aumentar claramente a lo largo del período napoleónico, pasando de unos 400.000
hombres durante el Consulado a unos 500.000 en 1808 y a 1.100.000 en 1813. En total, fueron 2,5 millones los
movilizados efectivamente entre 1798 y 1813 (3,4 millones, de contar también los estados satélites), equivalentes a un
8% de la población total, cifra considerable, a tenor de lo que había sido habitual hasta entonces, pero relativamente
modesta comparada con movilizaciones posteriores: la Primera Guerra Mundial puso en armas a 7,7 millones, cerca del
20% del total de los franceses
10. La forma de hacer la guerra
Pese a la constante presencia de la guerra, no hubo en todo el período aportaciones importantes ni en los medios
técnicos a disposición de los ejércitos ni en los planteamientos tácticos. La principal innovación radicó en el aumento de
soldados que permitían los nuevos métodos de reclutamiento puestos en práctica por el régimen francés y en la
motivación ideológica de estos soldados, también producto de la revolución francesa. Y fue la habilidad en el
aprovechamiento de estas circunstancias, así como la explotación de algunas innovaciones tácticas ya indicadas por
tratadistas militares franceses de la época prerrevolucionaria, lo que permitió a Napoleón sobresalir frente a sus rivales.
El arma básica de la infantería era el mosquete, de complicado proceso de carga (el proyectil y la pólvora se introducían
por la boca del cañón), por lo que solamente podía hacer un máximo de tres disparos por minuto, y con escasa puntería;
con el añadido de la bayoneta, se utilizaba para la lucha cuerpo a cuerpo y contra la caballería. También los cañones eran
lentos de disparar (uno o dos disparos por minuto) y de escaso alcance (poco más de 3 kms.) y precisión, por lo que
habían sido tradicionalmente un arma de escasa importancia. Sin embargo Napoleón, antiguo alumno del cuerpo de
artillería, supo asimilar las mejoras introducidas por su compatriota Gribeauval en la segunda mitad del siglo XVIII e hizo
abundante uso de la artillería en la preparación de los asaltos de la infantería o la caballería.
En el terreno de los planteamientos tácticos, y dentro del peso decisivo que se otorgaba a la infantería, existían dos
disposiciones de combate distintas: 1) La línea era el método tradicional, que seguían utilizando la mayoría de los
ejércitos. Suponía el despliegue de los infantes en dos o como mucho tres filas de profundidad. Permitía el fuego
cerrado, con descargas relativamente sostenidas y masivas, conveniente gracia la escasa eficacia de las armas. Pero la
formación en línea requería un ejército entrenado y, aun así, era lenta y estática, aunque tropas bien preparadas podían
transformar la línea en cuadrilátero, para hacer frente a los ataques de la caballería, y en columna de marcha. 2) La
formación en columna disponía a los soldados en puntas de lanza de 12 ó 24 hombres; era una formación más móvil y
ofensiva que la línea, aunque también más costosa en hombres. Su difusión era más reciente: había sido ensalzada en
1772 por el tratadista francés Guibert y fue la preferida de los ejércitos revolucionarios franceses por adaptarse mejor a
las características de sus tropas: no en vano las levas habían supuesto un aporte masivo de soldados carentes de
entrenamiento, y por tanto con dificultades para practicar la línea. Su utilización solía combinarse con el empleo de
tiradores que hostigaban a la formación enemiga y facilitaban el posterior asalto a la columna. El sistema de columnas
podía sustituirse por un sistema mixto, despliegue de columnas y líneas, el favorito de Napoleón cuando contaba con
tropas preparadas.
11. MARINA FRANCESA
El siglo XVIII vio el comienzo de la dominación Marina británica, que logró infligir una serie de importantes derrotas a los
franceses. Sin embargo, la Marina francesa siguió puntuando varios éxitos, como en las campañas que llevó en el
Atlántico Picquet de la Motte. En 1766, Bougainville llevó a la primera circunnavegación francesa.
Durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos la Marina francesa desempeñó un papel decisivo en el apoyo a la
parte estadounidense. En un esfuerzo impresionante, los franceses bajo de Grasse lograron derrotar a una flota británica
en la Batalla de la Bahía de Chesapeake en 1781, garantizando así que las fuerzas de tierra franco-estadounidense ganaría
la Batalla de Yorktown.
En la India, Suffren libró campañas en contra de los británicos (1770-1780), y logró contender por la supremacía naval contra el
vicealmirante Sir Edward Hughes.
La Revolución Francesa, y la eliminación de numerosos oficiales de noble linaje (entre otros, Charles d'Estaing), dejó
paralizado la Marina francesa. Los esfuerzos de Napoleón I para convertirla en una fuerza poderosa se vieron truncadas
por la muerte de Latouche Tréville en 1804, y en 1805 la Batalla de Trafalgar, donde los británicos aniquiló una flota
combinada franco-española. El desastre garantizó la dominación naval británica hasta la Segunda Guerra Mundial.
En 1810 la Marina francesa logró una importante victoria contra los británicos durante las guerras napoleónicas, fue la Batalla
de Grand Port, una batalla entre escuadrones de fragatas para ganar el control del puerto de Grand Port en Isla de
Francia (ahora Mauricio) en el Océano Índico ganada por el Almirante Duperré.
12. Economía y sociedad
Durante el período napoleónico no se produjeron cambios espectaculares en la
economía francesa, ni tampoco grandes transformaciones sociales. Francia era, y
siguió siendo, un país esencialmente agrícola, con una gran mayoría de su
población residiendo en áreas rurales y con unas pautas demográficas que
contrastaban, por su baja natalidad, con las de otros países vecinos, lo que se
tradujo en un lento incremento de sus efectivos: poco más de un millón entre 1799
(cerca de 29 millones) y 1815 (unos 30 millones), dentro de un mismo perímetro
fronterizo que excluye las incorporaciones producto de la expansión de aquellos
años. La economía de la Francia napoleónica gozó de una década de prosperidad,
interrumpida por la crisis de 1810-11 y el posterior curso desfavorable de la guerra,
prosperidad repartida sectorial, geográfica y socialmente de forma desigual, es
cierto, pero que fue la base material sobre la que se asentó la aceptación popular
del régimen y la posterior leyenda napoleónica.
13. Beneficios militares de
conquistar partes de África
África tiene algunas de las más grandes reservas mundiales de oro,
diamantes ,cobre, bauxita, manganeso, níquel, platino, cobalto, radio,
germanio, litio, titanio y fosfatos. Otros importantes recursos minerales son
el hierro, el cromo, el estaño, el zinc, el plomo, el torio, el circonio, el
vanadio, el antimonio y el berilio. También hay cantidades explotables de
arcillas, mica, azufre, sal, natrón, grafito, piedra caliza y yeso.
Beneficios:
•Empleo de estas material primas para transportes, comunicaciones y
armamento.
•Aumento del prestigio
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14. Beneficios comerciales de
conquistar partes de África
•Conquista de lugares estratégicos para controlar las
rutas marítimas y terrestres.
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•Invertir capitales: infraestructura
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•Bloquear la expansión de potencias rivales.
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•Buscar materias primas