El caballo blanco se enorgullecía de su potrillo azul, que tenía un pelaje azulado y una cola manchada de blanco y gris. A pesar de ser diferente, el potrillo crecía feliz entre la naturaleza. Sin embargo, temía ir a la escuela porque pensaba que se burlarían de su apariencia única. Sus padres lo acompañaron para apoyarlo en su primer día.