La calidad de vida no depende del dinero o los lujos, sino del bienestar físico y psicológico. La calidad de vida se cultiva día a día a través de los hijos, las relaciones con la familia y amigos, y cómo se dedica el tiempo. Tener una buena calidad de vida permite disfrutar más de la vida al enfocarse en lo que realmente hace feliz a cada persona.