2. Alberto Binder
Dr. Alberto Binder, argentino, Procesalista, Experto en Sistemas Judiciales, es miembro del consejo
asesor del Inecip – Argentina (Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales), Director del instituto
latinoamericano sobre seguridad y democracia (Ilsed), miembro titular del Instituto Iberoamericano del
Derecho Procesal Penal, igualmente Director del Centro de Políticas Públicas para el Socialismo (Ceppas).
En el campo docente, es profesor de Derecho Procesal penal de postgrado en la universidad de
Buenos Aires. También docente en la universidad nacional del Comahue, San Juan Bosco de la Patagonia;
en la Universidad de Zulia Venezuela y Diego Portales de Chile. Además es asesor técnico de los procesos
de reforma judicial en Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Venezuela, Honduras, El Salvador,
Guatemala, Republica Dominicana y otros países de América latina.
Actualmente, el Dr. Alberto Binder se desempeña como asesor del Centro de Justicia de las
Américas de la OEA (Ceja) y Codirector de la revista del Ilanud y de la revista “Sistemas Judiciales” del Ceja.
Es autor de libros como Las repúblicas aéreas al Estado de Derecho, Ideas para un debate sobre la
reforma judicial en América latina, Justicia penal y Estado de Derecho, Iniciación al proceso penal
acusatorio, Política criminal y de la formulación a la praxis, Introducción al derecho penal, Introducción al
derecho procesal penal, El incumplimiento de las formas procesales, Ideas y materiales para la reforma de
la justicia penal, Policías y ladrones –una guía para discutir el problema de la seguridad-, y numerosos
artículos sobre estas materias.
3. 1. Necesidad de un marco de
referencia
1. El análisis político criminal comienza con la determinación
precisa de la política criminal porque allí ya comienza el
proceso de formulación de esa política. El debate acerca
de lo que es o deja de ser la política criminal es parte del
proceso político a analizar.
2. Toda política de estado tiene un determinado marco de
referencia de índole valorativa y conceptual, sin el cual
ella no puede entenderse.
3. En la política criminal no hay debate entre las diversas
posturas, ni alrededor de grandes problemas particulares
ni en sus concepciones generales. Ello ha generado un
bloque de prejuicios, algo muy diverso a un conjunto de
consensos.
4. 2. El proceso social como proceso de
conflicto
1. En el análisis de cualquier política siempre subyace una visión de
la sociedad.
2. El proceso social es un proceso imbricado de conflictos. Es
inimaginable una sociedad sin conflictos. Partir de una visión
conflictivista de la sociedad significa repudiar una visión de la
sociedad fundada en la idea de orden. La idea de orden es
siempre una construcción, en cambio, la existencia de conflictos
es una evidencia empírica. Fundar una política criminal sobre una
u otra visión es determinante.
3. La política criminal ha tendido a reconocer como conflictos solo
aquellos que ingresan a la mirada (al ámbito de referencia) de
ciertos sectores sociales. El que un sector social no reconozca la
existencia de ciertos conflictos no quiere decir que ellos no
existan.
5. 2. El proceso social como proceso de
conflicto
4. Principales atributos de un conflicto:
a) El conflicto requiere de dos partes. Requiere un mínimo de contacto y
visibilidad. Implica necesariamente un sistema de comunicación.
b) Los conflictos se originan en la escasez de posiciones o recursos.
c) Una relación conflictiva es aquella en la que las partes solamente
puedan ganar unas a expensas de las otras.
d) El conflicto requiere que todas las partes sean activas en la interacción,
ya sea actuando o reaccionando.
e) En todo conflicto existe un problema de poder. No hay poder sin
conflicto y no hay conflicto en el que el poder no intervenga.
f) El conflicto cumple siempre funciones sociales.
g) En un conflicto siempre existen valores mutuamente incompatibles,
excluyentes u opuestos.
6. 2. El proceso social como proceso de
conflicto
5. No todos los conflictos son de la misma clase, ni de la
misma intensidad ni responden a las mismas causas.
6. Las fuentes de los conflictos pueden ser innumerables.
7. Las fuentes de la conflictividad no se convierten
automáticamente en causas de un conflicto. Debemos
diferenciar las fuentes de la conflictividad de sus
condiciones de aparición. Solo bajo ciertas condiciones
una fuente de conflicto se convierte en causa de él.
8. El proceso social es impensable sin conflicto. En todo
conflicto hallaremos funciones positivas y negativas.
7. 3. Paradigma del orden versus paradigma
de la gestión de la conflictividad
1. Una sociedad que no se preocupa por su
conflictividad lo único que consigue es que se
imponga la ley del mas fuerte, de aquel que
puede desequilibrar el conflicto a su favor.
2. En la base de toda política hallamos la
búsqueda de intervención en la conflictividad
propia del proceso social.
8. 3. Paradigma del orden versus paradigma de la
gestión de la conflictividad
3. Esa ineludible intervención en la conflictividad se
puede realizar bajo dos visiones, dos paradigmas:
a) Orden: se construye bajo principios jerarquizados que
conforman una estructura no conflictiva. La armonía
es lo que se logra con este orden.
b) Gestión de la conflictividad: la idea de orden es
ilusoria, como así la idea de una sociedad sin
conflictos. Se presupone una visión negativa de la
conflictividad. No dejar de intervenir en los conflictos
sino hacerlo bajo la idea de gestión. Intervención
estatal que impida que predomine el mas fuerte, que
triunfe la fuerza pura, el abuso de poder y la
violencia.
9. 3. Paradigma del orden versus paradigma de la
gestión de la conflictividad
4. La superación de la ilusión del orden no es sencilla.
5. La idea del orden no solo representa una ilusión sino,
además, una ilusión autoritaria. De la idea de orden
siempre se ha derivado una forma de autoridad y de
conformación social dependiente de un grupo social,
una elite con capacidad de discernir el sentido de ese
orden o de presentarse como su guardián.
6. La visión general de las políticas de intervención en
los conflictos será totalmente diferente según se opte
por el paradigma del orden o por el paradigma de la
gestión de la conflictividad.
10. 3. Paradigma del orden versus paradigma de la
gestión de la conflictividad
4. La superación de la ilusión del orden no es sencilla.
5. La idea del orden no solo representa una ilusión sino,
además, una ilusión autoritaria. De la idea de orden
siempre se ha derivado una forma de autoridad y de
conformación social dependiente de un grupo social,
una elite con capacidad de discernir el sentido de ese
orden o de presentarse como su guardián.
6. La visión general de las políticas de intervención en
los conflictos será totalmente diferente según se opte
por el paradigma del orden o por el paradigma de la
gestión de la conflictividad.