El País ha publicado una columna de Joan Navarro, socio y Vicepresidente de Asuntos Públicos de LLORENTE & CUENCA. En el marco de las próximas elecciones andaluzas, Joan hace un análisis de las diferentes posturas de los candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía.
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Columna de Joan Navarro en El País
1. EL PAÍS, lunes 16 de marzo de 2015 15
ESPAÑA
Cuando Diamantino García mu-
rió en 1995, el PP de José María
Aznar se preparaba para gober-
nar España e inaugurar el biparti-
dismo que regiría los siguientes
20 años. El cura de los pobres, así
le llamaban, había fundado años
atrás el Sindicato de Obreros del
Campo (SOC) con un puñado de
hombres de los que saldrían histó-
ricos dirigentes empeñados en
ese ideal de que la tierra de-
bía ser para quien la traba-
jase. Diego Cañamero, uno
de aquellos tipos, desayuna
a las 7.30 en el centro obre-
ro de El Coronil con una
veintena de jornaleros. Pan
de mollete blanco con acei-
te y jamón. En unos minu-
tos marcharán hacia una
de las propiedades de 25
hectáreas que ellos mismos
explotan estos días en el ve-
cino municipio de Puerto
Serrano. Algo parecido a
aquel viejo sueño jornale-
ro. Esto no llegó a verlo Dia-
mantino. “No hay que olvi-
darle”, dice Cañamero seña-
lando el nombre del párro-
co escrito en letras de cerá-
mica en la fachada.
Otra cosa que tampoco
vio el cura fue el final del
idilio de su gente con IU. Después
de 27 años y tras mucho debate, el
Sindicato Andaluz de Trabajado-
res (SAT) —o más bien la CUT, el
brazo político del sindicato— deci-
dió en enero no presentarse a las
elecciones municipales y autonó-
micas bajo las siglas de IU y explo-
rar nuevas vías. Pero el adelanto
electoral les ha pillado con el pie
cambiado. Algunos como Caña-
mero, exalcalde de El Coronil
(4.996 habitantes) y portavoz del
SAT, no dudan sobre la integra-
ción electoral en Podemos, que en-
tre otras cosas ha propuesto una
reforma agraria. Tanto en el Parla-
mento andaluz (donde el sindica-
to aporta tres candidatos a las lis-
tas), como en las municipales, ba-
jo la marca conjunta de Ganemos.
Otros como el histórico alcalde de
Marinaleda, Juan Manuel Sán-
chez Gordillo, no ven clara esa
alianza —al menos en las munici-
pales— y lo decidirá en asamblea.
Esta mañana en el campo tra-
bajan hombres y mujeres de to-
das las edades. Aquí la tierra es
fértil y las alcachofas y las habas
crecen por la ladera en un espejis-
mo de abundancia. Pero Puerto
Serrano, un pueblo de 7.000 habi-
tantes en la falda de la sierra gadi-
tana, es uno de los rincones más
pobres de Europa. Mucho más
que esos griegos, reclaman ellos.
Aquí la tasa de paro supera el
40% y el Ayuntamiento a menudo
no tiene ni para las nóminas a sus
empleados. No están mucho me-
jor en El Coronil, en Espera, en
Villamartín o en otros pueblos de
esta preciosa y pobre campiña.
Sin las ayudas y el famoso PER
—actual Plan de Fomento del Em-
pleo Agrario (Pfoea)—, algunos di-
fícilmente sobrevivirían. Y cuan-
do se acercan las elecciones, todo
es usarlas como baza electoral.
“No es culpa nuestra. Las manos
de un joven son para trabajar, no
para pedir limosna. Pero no qui-
sieron desarrollar esta zona y aho-
ra no hay otra cosa. Aquí está el
95% del algodón, pero ni una sola
empresa textil”, defiende Cañame-
ro cabreado cuando se le recuer-
dan las palabras de Albert Rivera
(“vamos a enseñar a pescar en An-
dalucía, no a repartir pescado”).
En Bornos, un pueblo vecino,
sucede lo mismo. A las 11 de la
mañana, Cañamero, que está en
todos los fregados de la zona, se
acerca hasta ahí porque un grupo
de vecinos ha ocupado una corra-
la con 41 viviendas. Varios niños y
un gallo con las alas como llamas
de fuego corretean en la puerta.
Cuando el sindicalista aparece, se
organiza una asamblea y les acon-
seja resistir unidos, no enfrentar-
se “al alcalde ni a los bancos”.
Aguantar. Junto a él está el res-
ponsable del SAT en Bornos, José
Manuel Fernández, que reconoce
que el adelanto electoral ha pilla-
do al sindicato desprevenido.
Aquí han montado una platafor-
ma que llamarán Sí se puede para
presentarse en las municipales.
De momento, gobierna el PSOE.
Con la irrupción de Podemos,
muchos de estos pueblos miran
en busca de respuestas hacia Ma-
rinaleda (2.748 habitantes), el
otro gran polo de la lucha jornale-
ra, donde Sánchez Gordillo —que
últimamente ha atravesado algu-
nos problemas de salud— gobier-
na desde 1979.Aquí da igual si con-
curre por IU, Ganemos o bajo las
siglas de la CUT. La gente le sigue
a él, pero él todavía no tiene claro
a quién deben seguir. Le gusta Po-
demos, pero le parecen demasia-
do ambiguos. Lo explica pasean-
do por el Humoso, la finca que el
pueblo explota
cooperativamente y que
emplea a diario a jornale-
ros en paro (la tasa, según
el alcalde, es ahora del
13%). “Lo estamos meditan-
do. ¿Puede debilitar esta si-
tuación? Sí, claro. Pero hay
que reflexionar para hacer
lo más coherente”.
La oposición del PSOE
aquí es escasa, y según
ellos, está marginada y ame-
nazada, denuncia el conce-
jal (tienen dos ediles) Maria-
no Pradas. “No hay espacio
para la crítica. Aquí él re-
parte el trabajo y las ayu-
das a su antojo. Es una
compra de votos”, respon-
de cuando se le inquiere so-
bre las mayorías absolutas
que acreditan el apoyo po-
pular a Gordillo. El partido
tiene cinco afiliados en el pueblo
y debe componer sus listas con
miembros de otros municipios.
En general, los marinaleños
con los que uno se cruza durante
un día (una quincena al azar) apo-
yan su gestión y presumen de es-
ta suerte de vida comunal donde
algunos construyen sus propias
casas (incluido Gordillo) y resuel-
ven sus problemas a golpe de
asamblea sin necesidad de una
Policía Municipal. Podemos, esa
“coyuntura política”, como la defi-
ne Cañamero, no preocupa en es-
te pueblo sin banderas institucio-
nales. Pero es innegable la enor-
me simpatía que despiertan entre
los jornaleros, que ven populariza-
das muchas de sus históricas rei-
vindicaciones. Habría que pregun-
tarle a Diamantino.
Podemos remueve la tierra jornalera
El sindicato del campo andaluz rompe después de 27 años con IU y se acerca
a la formación de Pablo Iglesias, en cuyas listas se integrará en las elecciones
Si usted sigue la campaña an-
daluza por la televisión nacio-
nal, seguramente tendrá una
idea confusa sobre candida-
tos gritando en mítines de tar-
de y repartiendo besos de ma-
ñana. Si va de paso por Anda-
lucía, notará que se respira
un ambiente revuelto, inquie-
to, como cuando faltan unas
semanas para la Feria de
Abril, pero, si lo que usted no-
ta es un fervor impaciente, es
que ha colado en un acto en
el que se espera a Susana
Díaz. Y no es por la novedad.
Todo es nuevo en esta campa-
ña, candidatos, partidos,
alianzas y, sin embargo, es
una campaña del todo previsi-
ble, aburrida, incluso, fea.
Si Susana Díaz gusta a los
suyos no es por el tono emoti-
vo. Todos los candidatos se
ponen tiernos en campaña.
“Un liderazgo humilde”, el de
Juan Manuel Moreno, casi pi-
diendo perdón. “Sí se puede”,
dice Teresa Rodríguez; y ha-
bla de un franquismo que no
conoció. “Andalucía, nuestra
casa”, dice Antonio Maíllo,
un poco con aire de final de
peonada.
Tampoco es por el pecu-
liar nacionalismo andaluz, el
que se mide en los millones
de la deuda histórica. Los ex-
presidentes Chaves y Griñán,
hombres de pocos afectos,
más bien parecían aplasta-
dos por la responsabilidad de
gobernar. Pero la presidenta
se supo liberar de ese peso
con el año nuevo, despachan-
do a sus perplejos socios de
gobierno y convocando elec-
ciones.
Paradójicamente, en cam-
paña, los candidatos se olvi-
dan de los ciudadanos y se re-
fugian en afiliados y simpati-
zantes, se rodean de ellos y se
contagian mutuamente con
música y consignas. Son los
ritos de nuestra democracia.
Pero, para Susana Díaz esta
no es otra campaña, ella no
sale a no perder, no tiene mie-
do a los errores. Esa es su fuer-
za, sale a demostrar que a su
Andalucía ni se le toca, que lo
de los ERE no es cosa de ella,
ni de su Gobierno y, si me apu-
ran, ni de su partido, ni de
Andalucía, vamos que es cosa
de otro tiempo.
Pero las encuestas no le
siguen. Es algo demasiado
difícil, incluso, para la nue-
va “madre protectora” utili-
zando el famoso frame de
Lackoff. Primeros, sí, y en
todas las provincias, pero
con menos votos y dipu-
tados. Según el CIS, el 15%
de los electores duda ente
votar al PSOE o a Podemos,
el 12% entre el PSOE y el PP.
Le queda una semana, o un
debate que diría otro anda-
luz ilustre. Veremos.
Joan Navarro es sociólogo y vice-
presidente de Llorente y Cuenca.
Madre
protectora
LA CAMPAÑA ANDALUZA
Los feudos del sindicalismo agrario
Un grupo de jornaleros juega al dominó en el Centro Obrero de El Coronil. / b. p.
El portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Diego Cañamero (mirando a cámara), recoge alcachofas. / bernardo pérez
22 - M
VOTO RURAL
DANIEL VERDÚ
El Coronil
ANÁLISIS
Joan Navarro
Sánchez Gordillo
medita todavía
bajo qué siglas
se presentará