La República romana estuvo dividida en patricios, plebeyos y esclavos. El Senado era la máxima autoridad y estaba formado por patricios con cargos importantes. Más tarde, Roma pasó a ser un Imperio gobernado por un emperador con poder absoluto, considerado como un dios. El Imperio romano continuó expandiéndose y transmitiendo su cultura a los territorios conquistados, aunque a veces enfrentó resistencia. El cristianismo también surgió como una nueva religión durante este periodo.