2. DESARROLLO HISTÓRICO
• El hombre prehistórico pudo haberse preguntado: ¿a quién le
pertenece el mar? Este hombre ya era capaz de limitar la tierra:
construía murallas para defender sus ciudades o levantaba cercas
para proteger sus sembradíos. Sin embargo, no podía hacer esto en
los océanos.
• Muchos miles de años después de este hecho, el hombre ha logrado
transitar los océanos con el apoyo de la energía atómica, y lo más
importante, se ha valido del conocimiento para contestar las dudas
que nacen de su curiosidad natural: ¿Qué quiero conquistar del
océano? ¿Qué debo conocer sobre él? ¿Qué puedo obtener de él?
¿Cómo puedo compartir sus recursos? ¿Cómo puedo uti1izarlo
adecuadamente? ¿Cómo debo conservarlo?
3. • La historia escrita no ha registrado cuándo y cómo fue puesta en el
agua la primera embarcación estable y gobernable, ni aclara si ello
sucedió en un río, en un lago o en el mar. Muchos especialistas
sostienen que, en todas partes del mundo y más o menos en la
misma época, se han encontrado diversos tipos de embarcación.
• Un dato histórico en cuanto al uso del mar por el hombre indica que,
hace casi 3 000 años A.C., los marinos no sabían lo que les aguardaba
al final del océano; navegaban hacia lo desconocido, no tenían un
solo mapa ni indicación alguna sobre la situación geográfica de los
países que iban a descubrir.
4. • Al revisar la evolución de las culturas que se establecieron cerca de
algún cuerpo de agua navegable, se encuentra que el construir
embarcaciones era una inquietud innata para los habitantes de esos
pueblos.
• Seguramente, el transporte por tierra nunca resultó fácil para los
hombres de la antigüedad: las montañas y los desiertos bloqueaban
los caminos, y las tribus hostiles negaban el paso o exigían tributo a
los viajeros. En contraste, el mar se mostraba abierto para todos. De
modo que, cualquiera que pudiera construir una embarcación y
tuviera el valor y la destreza necesarios, podía hacerse a la mar.