Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Confirmación.4docx
1. Confirmación
Tema 4: Caminar en la Verdad: Adoramos al Dios verdadero en
Espíritu y verdad
Objetivo: Descubrir que el Evangelio conduce no sólo a no dar falso
testimonio y a no mentir, sino también a perdonar siempre y a caminar en
la verdad.
Oración: “Dios mío, que siempre te encuentre en mi camino, condúceme
hacia tu Verdad”.
Por la sinceridad caminamos hacia la verdad, a la que profundamente
aspiramos. Esto supone una lucha constante con la máscara que
podemos ponernos en la relación con los demás e incluso ante nosotros
mismos. No nos mostramos como somos, sino según la representación,
el papel que tenemos que hacer ante los demás. La máscara establece
al individuo en una situación ficticia, inauténtica. Motivaciones falsas
(ambiente, prestigio social, querer aparentar) pueden decidir sobre
opciones muy importantes: profesión, amigos, estado de vida. La
máscara es un modo de no caminar en la verdad. Como dice el libro del
Eclesiástico: «La mentira es una infamia para el hombre, no se cae de la
boca de los necios; mejor es el ladrón que el embustero: los dos heredarán
la perdición; el mentiroso vive deshonrado y siempre lo acompaña su
afrenta» (Si 20,24-26). Así, con unas y otras palabras, la Ley y los profetas
vienen a decir: no mentirás. No sólo no darás falso testimonio contra tu
prójimo, sino que además perdonarás. Una vez más, el Evangelio asume y
supera las perspectivas del Decálogo: no sólo «no darás testimonio falso
contra tu prójimo», sino que, además, «disculparás, perdonarás». Este
progreso había sido preparado en los siglos inmediatamente precedentes a
Jesús. Así, por ejemplo, se presenta como necesario el perdonar al
prójimo para obtener el perdón de Dios. El libro de la Sabiduría completa
esta lección recordando al justo que en sus juicios debe tomar como
modelo la misericordia del Señor (Sb 12, 19.22) No sólo «no mentirás», sino
que, además, "caminarás en la verdad", con sencillez, sin hipocresía. En el
Nuevo Testamento formula Jesús la obligación de una sinceridad total: «A
ustedes les basta decir sí o no» (Mt 5,37), y Pablo hace de ello su regla de
conducta (2 Co 1,17). Así vemos reiteradas las enseñanzas del Antiguo
Testamento, aunque con una motivación más profunda: «No sigan
engañándose unos a otros. Despójense del hombre viejo con sus obras. Y
2. revístanse del nuevo» (Col 3,9-10) La mentira sería una vuelta a la
naturaleza pervertida; iría contra nuestra solidaridad en Cristo. La
perspectiva de las relaciones sociales queda desbordada cuando entra
en juego la comunidad cristiana. Caminar en la verdad supone alejarse de
la hipocresía; son hipócritas aquellos cuya conducta no expresa los
pensamientos del corazón. Jesús los llama ciegos (Mt 23, 25-26). El
hipócrita, a fuerza de querer engañar a los otros, se engaña a sí mismo y
se vuelve ciego para con su propio estado, siendo incapaz de ver la luz. El
hipócrita no ama a Dios, tampoco a los demás, ni siquiera se ama
verdaderamente a sí mismo. Jesús nos dice: «La verdad los hará libres»
(Jn. 8,32). El hombre que ama la verdad no busca la aprobación de lo que
hace, sino que desea sinceramente ajustar su conducta a la luz de Dios,
diciendo la verdad, haciendo la verdad, siendo verdad. La fidelidad a la
verdad, es una actitud fundamental de la personalidad verdaderamente
madura. El amor auténtico a la verdad implica amor a los demás: amarles
tal como ellos son, reconocer la dignidad de cada persona a pesar de sus
pecados y limitaciones. Quien se aparta conscientemente de la verdad,
rompe la coherencia de su propia unidad interior. Para el cristiano, la
plenitud de la verdad es Cristo. Él es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn
14, 6)
Para reflexionar y compartir:
1- ¿Cuál es mi verdad frente a mis hermanos según las reglas que
marca Jesucristo?
2- Busco caminar en la Verdad y la libertad de Cristo Jesús?