Cada día los seres humanos hacen la misma elección cientos de veces: si mentir o decir la verdad. Esto sucede a menudo sin pensarlo, ya que muchos ignoran el profundo impacto que podrían llegar a ocasionar estas decisiones aparentemente sin importancia. Incluso, las mentiras más pequeñas pueden llegarles a costar dinero, afectar sus relaciones y afectar sus opciones. Las pequeñas mentiras pueden costarnos tiempo, dinero, relaciones y aún más cuando afectan nuestro comportamiento, ahora también Internet parece ser el escenario perfecto para difundir bulos Las noticias falsas y la visceralidad están desbordadas en internet y ninguna de las fórmulas planteadas para corregirlas ha funcionado hasta el momento. Es una epidemia mundial. La difusión masiva de mentiras, noticias falsas, posverdades o como se las quiera llamar preocupa cada día más a la gente en todos los continentes. En las redes sociales e internet existen dos tipos de información falsa: por una parte, la malintencionada, que es generada con la intención específica de engañar, y por otro, la que es producto de la negligencia o ignorancia. Ambas ocasionan verdaderos daños y consecuencias muchas veces incuantificables. He aquí algunas de las consecuencias de difundir bulos y mentiras en internet: * Dañan vilmente la reputación de personas, empresas, instituciones, grupos y asociaciones entre otras fomentándose el coraje y odio contra ellos. * Generan alertas de seguridad que pueden ocasionar daños y caos de orden individual y social; * Se crean falsas ofertas comerciales, * Se pierde de vista la información real quedando la verdad eclipsada por relatos de ficción * No logra determinarse si el culpable es quien originó la mentira o quien lo difunde, Al colocar la información generada por cualquier usuario al mismo nivel que los medios investigativos y al utilizar robots en lugar de editores para filtrar la información de acuerdo con los gustos, la estructura de Facebook contribuye a la distribución de historias engañosas. Esto no es un juego, las consecuencias de difundir noticias falsas o de la difamación son graves. No podemos detener a los generadores de noticias falsa, están por todo el mundo, tampoco podemos cambiar de un día para el otro el que personas improvisadas, sin ninguna formación académica, funjan las veces de periodistas y estén frente a algunos medios de comunicación irresponsables. Lo que si podemos hacer es ser selectivos a la hora de elegir cuál va a ser nuestra fuente de información.