La corrupción ha existido en el Perú desde la época colonial, cuando los representantes de la corona española obtenían ganancias irregulares al distribuir cargos oficiales. Los administradores coloniales cometían abusos y sobornaban supervisores para explotar a los indígenas en las minas. Otra forma común de corrupción era el contrabando para evadir impuestos. Este nexo público-privado que privilegiaba intereses personales sobre el bien común continuó durante los gobiernos republicanos en los siglos XIX y XX.