La crisis financiera global de 2008 comenzó en Estados Unidos con el colapso de la burbuja inmobiliaria, lo que provocó una recesión económica mundial y una crisis bancaria y de deuda soberana en varios países. Millones de personas perdieron sus hogares y empleos debido a la crisis, y los gobiernos tuvieron que rescatar a los bancos con miles de millones de dólares para evitar un colapso total del sistema financiero. La recesión resultante tuvo un profundo impacto en las economías de todo el mundo.