El documento habla sobre la creencia en el Espíritu Santo como la tercera persona de la Santísima Trinidad. Explica que el Espíritu Santo fue enviado a los corazones de los fieles para darles una nueva vida como hijos de Dios y está presente en la Iglesia para santificarla y darle vida. También describe los símbolos y dones del Espíritu Santo y su papel en la vida de Jesús, la Iglesia y los sacramentos.
Sabiendo que le quedaba poco tiempo (2 Pedro 1:14-15), y que estas iglesias enfrentaban un peligro inminente (2 Pedro 2:1-3), él hace un llamado a los lectores para despertar su memoria (2 Pedro 1:13) y estimular su pensamiento (2 Pedro 3:1-2), para poder recordar sus enseñanzas (2 Pedro 1:15). Él reta a los creyentes a ser más maduros en su fe, añadiendo a ella específicas virtudes cristianas, a fin de convertirse en creyentes productivos y eficaces en su conocimiento del Señor Jesucristo (2 Pedro 1:5-9) Los escritores del Antiguo y Nuevo Testamentos, fueron expuestos como ejemplos de autoridad por su fe (2 Pedro 1:12-21, 3:2, 3:15-16). Pedro deseaba que se hicieran más fuertes en la fe, para resistir a los falsos maestros que se habían infiltrado y que estaban afectando negativamente a las iglesias. En su denuncia de ellos, él describe su conducta, su condenación, y sus características (2 Pedro capítulo 2), y quienes también hacían burla de la Segunda Venida del Señor (2 Pedro 3:3-7). Pedro enseñó que para los cristianos, la Segunda Venida de Cristo es el incentivo para una vida santa (2 Pedro 3:14). Después de una advertencia final, Pedro los anima nuevamente a crecer en la gracia y el conocimiento de su Señor y Salvador Jesucristo. Posteriormente concluye con una palabra de alabanza a su Señor y Salvador (2 Pedro 3:18).
Sabiendo que le quedaba poco tiempo (2 Pedro 1:14-15), y que estas iglesias enfrentaban un peligro inminente (2 Pedro 2:1-3), él hace un llamado a los lectores para despertar su memoria (2 Pedro 1:13) y estimular su pensamiento (2 Pedro 3:1-2), para poder recordar sus enseñanzas (2 Pedro 1:15). Él reta a los creyentes a ser más maduros en su fe, añadiendo a ella específicas virtudes cristianas, a fin de convertirse en creyentes productivos y eficaces en su conocimiento del Señor Jesucristo (2 Pedro 1:5-9) Los escritores del Antiguo y Nuevo Testamentos, fueron expuestos como ejemplos de autoridad por su fe (2 Pedro 1:12-21, 3:2, 3:15-16). Pedro deseaba que se hicieran más fuertes en la fe, para resistir a los falsos maestros que se habían infiltrado y que estaban afectando negativamente a las iglesias. En su denuncia de ellos, él describe su conducta, su condenación, y sus características (2 Pedro capítulo 2), y quienes también hacían burla de la Segunda Venida del Señor (2 Pedro 3:3-7). Pedro enseñó que para los cristianos, la Segunda Venida de Cristo es el incentivo para una vida santa (2 Pedro 3:14). Después de una advertencia final, Pedro los anima nuevamente a crecer en la gracia y el conocimiento de su Señor y Salvador Jesucristo. Posteriormente concluye con una palabra de alabanza a su Señor y Salvador (2 Pedro 3:18).
Escrito que leyó ayer el P. Morales:
“Grignion de Montfort: “¿Cuándo será que las almas respirarán a María tanto como los cuerpos respiran el aire? Para entonces acaecerán cosas maravillosas en estos bajos lugares en los que, encontrando el Espíritu Santo a su querida Esposa como reproducida en las almas, sobrevendrá a ellas sobreabundantemente, y las llenará de sus dones, y particularmente del don de sabiduría, para obrar maravillas de gracia. ¿Cuándo vendrá ese tiempo feliz y ese siglo de María, en el que muchas almas elegidas y obtenidas por María del Altísimo, sumergiéndose ellas mismas en el abismo de su interior, llegarán a ser copias vivientes de María, para amar y glorificar a Jesucristo?”. (Tratado de la Verdadera Devoción, 217)
Escrito que leyó ayer el P. Morales:
“Grignion de Montfort: “¿Cuándo será que las almas respirarán a María tanto como los cuerpos respiran el aire? Para entonces acaecerán cosas maravillosas en estos bajos lugares en los que, encontrando el Espíritu Santo a su querida Esposa como reproducida en las almas, sobrevendrá a ellas sobreabundantemente, y las llenará de sus dones, y particularmente del don de sabiduría, para obrar maravillas de gracia. ¿Cuándo vendrá ese tiempo feliz y ese siglo de María, en el que muchas almas elegidas y obtenidas por María del Altísimo, sumergiéndose ellas mismas en el abismo de su interior, llegarán a ser copias vivientes de María, para amar y glorificar a Jesucristo?”. (Tratado de la Verdadera Devoción, 217)
Ioannes Paulus DOMINUM ET VIVIFICANTEM (El Espíritu Santo, "Señor y dador d...Carol Crisosto Cádiz
INTRODUCCIÓN
I. EL ESPÍRITU DEL PADRE Y DEL HIJO DADO A LA IGLESIA
Promesa y revelación de Jesús durante la Cena Pascual
Padre, Hijo y Espíritu Santo
La donación salvífica de Dios por el Espíritu Santo
El Mesías ungido con el Espíritu Santo
Jesús de Nazaret "elevado" por el Espíritu Santo
Cristo resucitado dice: "Recibid el Espíritu Santo"
El Espíritu Santo y la era de la Iglesia
II. EL ESPÍRITU QUE CONVENCE AL MUNDO EN LO REFERENTE AL PECADO
Pecado, justicia y juicio
El testimonio del día de Pentecostés
El testimonio del principio: la realidad originaria del pecado
La sangre que purifica la conciencia
El pecado contra el Espíritu Santo
III. EL ESPÍRITU QUE DA LA VIDA
Motivo del Jubileo del año dos mil: Cristo que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
Motivo de Jubileo: se ha manifestado la gracia
El Espíritu Santo en el drama interno del hombre: La carne tiene apetencias contrarias al espíritu y el espíritu contrarias a la carne
El Espíritu Santo fortalece el "hombre interior"
La Iglesia sacramento de la unión íntima del hombre con Dios
El Espíritu y la Esposa dicen: "¡Ven !"
IV. CONCLUSIÓN
Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
Diseña una experiencia de aprendizaje sobre lectura y escritura como
herramientas de aprendizaje transversal integrando recursos digitales.
La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
una presentación Power Point y se sube a un Slide Share, Issu u otro
recurso que genere un enlace para su visualización.
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Con 5 tiradas para comenzar predicciones.
Aprende y utiliza este mazo para divertirte.
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
2. Compendio del Catecismo
136. ¿Qué quiere decir la Iglesia
cuando confiesa: «Creo en el
Espíritu Santo»?
Creer en el Espíritu Santo es
profesar la fe en la tercera Persona
de la Santísima Trinidad, que
Trinidad
procede del Padre y del Hijo y «que
con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria».
El Espíritu Santo «ha sido enviado a
nuestros corazones» (Ga 4, 6), a
corazones
fin de que recibamos la nueva vida
de hijos de Dios.
Dios
3. 1. El Espíritu Santo
Hablar del Espíritu Santo es no solo hablar de la vida
íntima de Dios, sino de «Dios hacia fuera», del poder
Dios fuera»
por el que el Señor resucitado sigue presente en la
historia.
San Agustín dice que lo propio del Espíritu Santo es
precisamente lo que es común al Padre y al Hijo: la
comunión. Su peculiaridad es ser unidad.
comunión
El Hijo y el Espíritu son distintos, pero inseparables.
«Espíritu Santo» es el nombre propio de la tercera
Persona de la santísima Trinidad. Jesús lo llama
también Espíritu Paráclito (consolador, abogado) y
Espíritu de verdad. El N. T. lo llama Espíritu de Cristo,
del Señor, de Dios, Espíritu de la gloria y de la promesa.
4. 1. El Espíritu Santo
Cita del Patriarca sirio Ignacio de Lattaquié:
«Sin el Espíritu Santo, Pero con el Espíritu Santo,
Dios está lejos, el cosmos está agitado y gime en el
alumbramiento del Reino,
Cristo queda en el pasado,
Cristo resucitado está presente entre
el Evangelio es letra muerta, nosotros,
la Iglesia una simple el Evangelio es potencia de vida,
organización, la Iglesia significa la comunión
la autoridad una dominación, trinitaria,
la autoridad es un servicio liberador,
la misión una propaganda,
la misión es un Pentecostés,
el culto una evocación y la liturgia es memorial y anticipación y
el actuar cristiano una moral el actuar humano es divinizado»
de esclavos.
5. 2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura
En el Antiguo Testamento, se afirma que
Testamento
el Espíritu planeaba sobre el mundo;
que el hombre recibe el espíritu de Dios;
también los ancianos de Israel reciben el espíritu en el
desierto;
igualmente, el espíritu de Dios está presente en los jueces
que guían al pueblo a la conquista de la tierra prometida y en
los reyes como David;
Samuel y los profetas como Isaías o Jeremías recibieron el
Espíritu; Ezequiel habla de la necesidad de un espíritu
nuevo.
En resumen, en el Antiguo Testamento se manifiesta como
el Espíritu de la promesa que solo en el Nuevo Testamento
se manifestará totalmente.
6. 2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura
En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo se manifiesta en la
Testamento
vida misma de Jesucristo:
Jesucristo
En la Anunciación: «el Espíritu Santo vendrá sobre María».
En el Bautismo de Jesús se lee: «El cielo se abrió y descendió
sobre él el Espíritu Santo».
Posteriormente, «entonces fue llevado al desierto por el
Espíritu Santo», para vencer al tentador, preanuncio de lo que
será expulsar demonios durante su actividad pública.
Cristo, por el Espíritu Santo, se enfrenta victoriosamente al mal.
Por eso Jesús es el «Cristo» (el ungido por el Espíritu Santo) y
es enviado en misión por el Padre: «El Espíritu Santo está
sobre mí y me ha ungido para que anuncie la Buena Noticia a
los pobres». Hace de Jesucristo Buena Noticia liberadora.
7. 2. El Espíritu Santo en la Sagrada Escritura
El Espíritu Santo está presente en la pasión, muerte y resurrección
del Señor: es su fuerza, y nos lo regala en el último instante. En el
momento de su muerte, Jesús da al Padre su vida humana y también
muerte
el Espíritu Santo que le habita. La resurrección, como la Encarnación,
resurrección
se realiza gracias al Espíritu Santo. Por el Espíritu, el crucificado da su
vida y transmite su Espíritu a la Iglesia. En Pentecostés el Espíritu se
derrama sobre los discípulos y nace la Iglesia.
En san Juan leemos que el Espíritu Santo nos hará renacer de nuevo
como a Nicodemo, que él nos enseñará todas las cosas de Dios y nos
recordará todo lo revelado por Jesucristo. El Espíritu Santo hará que
demos testimonio del Hijo y nos dará todo de Cristo. El Espíritu Santo
concluirá la obra de Cristo.
En los escritos de san Pablo se repite el Espíritu nos hace hijos de
Dios y no esclavos. El Espíritu Santo es el autor de los diversos
carismas y, a la vez, de la unidad en la Iglesia.
8. 3. Los símbolos del Espíritu Santo
Son numerosos los símbolos con
los que se representa al Espíritu
Santo. Los más conocidos:
la fuente
el agua viva
el aceite (el crisma)
la unción
el fuego
la nube oscura y luminosa
la imposición de manos»
la paloma
el viento y el soplo
9. 4. El Espíritu Santo cumple las promesas
"Habló por los profetas:" Con el término «profetas» se alude a cuantos
fueron inspirados por el Espíritu Santo para hablar en nombre de Dios. Las
profecías del Antiguo Testamento hallan su cumplimiento en la revelación
plena del misterio de Cristo en el Nuevo Testamento.
El Espíritu colma con sus dones a Juan el Bautista, el último profeta del
Antiguo Testamento, quien, bajo la acción del Espíritu, es enviado para
anunciar la venida de Cristo: «El que bautizará en el Espíritu».
El Espíritu Santo culmina en María las expectativas del A.T. De manera
única la llena de gracia y hace fecunda su virginidad, para dar a luz al Hijo
de Dios encarnado. Hace de Ella la Madre del «Cristo total», es decir, de
Jesús Cabeza y de la Iglesia su Cuerpo. María está presente entre los
Doce el día de Pentecostés.
Desde el primer instante de la Encarnación, el Hijo de Dios, por la unción
del Espíritu Santo, es consagrado Mesías en su humanidad. Jesucristo
revela al Espíritu con su enseñanza y lo comunica a la Iglesia naciente,
exhalando su aliento sobre los Apóstoles después de su Resurrección.
10. 5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados
En Pentecostés, Jesucristo glorificado infunde su Espíritu
en abundancia y lo manifiesta como Persona divina, de
divina
modo que la Trinidad Santa queda plenamente revelada.
El Espíritu Santo edifica, anima y santifica la Iglesia; como
Iglesia
Espíritu de amor, devuelve a los bautizados la semejanza
divina, perdida a causa del pecado, y los hace vivir en
Cristo la vida misma de la Trinidad Santa. Los envía a dar
testimonio de la Verdad de Cristo y los organiza en sus
respectivas funciones, para que todos den «el fruto del
Espíritu».
Por medio de los sacramentos, Cristo comunica su
sacramentos
Espíritu a los miembros de su Cuerpo, y la gracia de Dios,
que da frutos de vida nueva, según el Espíritu.
11. 5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados
¿Para qué necesitamos el Espíritu Santo?
Cada bautizado, lo necesita para conocer a Dios como Él mismo es y
bautizado
se conoce; para conocer a Jesucristo en todo su misterio; para
conocer a la Iglesia como sacramento de comunión para la misión;
para conocernos a nosotros, como personas, en toda nuestra
profundidad; y, finalmente, para conocer a los demás y el proyecto de
Dios sobre los hombres en profundidad: vivimos en la era del Espíritu,
que hace posible el Reino («ya, pero todavía no»).
En la Iglesia, desde Pentecostés, el Espíritu Santo es la nueva
Iglesia
alianza, la ley grabada en los corazones que hace comprender a los
discípulos la Buena Noticia en profundidad y proclamarla en la vida
pública. El Espíritu Santo nos enseña que la Iglesia está destinada a
todos los pueblos y se hablará, a pesar de la diversidad, la misma
lengua divina.
12. 5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados
El Espíritu Santo nos otorga sus siete dones (Is 11,2):
Sabiduría: para amar a Dios con todo el corazón, todo el ser, toda el alma;
Inteligencia: para introducirse en el misterio de Dios;
Consejo: para ver el camino que seguir;
Fortaleza: para seguir lo que quiere el Señor;
Ciencia: para conocer lo que Dios quiere para nosotros;
Piedad: afecto y religación a Dios; y
Temor de Dios: respeto filial a Dios.
En otras palabras, el Espíritu Santo es el maestro interior, que nos
interior
hace sacerdotes (orar a Dios y consagrar el mundo), profetas (escuchar,
vivir y anunciar su palabra) y reyes (ordenar todo y transformar todo para
Dios). Nos hace vivir las virtudes teologales: fe-esperanza-caridad. Nos da
sus frutos: caridad, alegría, paz, paciencia, servicialidad, bondad,
confianza, dominio de sí (Gal 5,22-23) y nos hace vivir el verdadero amor
cristiano (1 Cor 13).
13. 5. El Espíritu Santo en la Iglesia y en los bautizados
El Espíritu Santo es el protagonista en los sacramentos:
en el Bautismo nos convierte en hijos en el Hijo;
en la Confirmación nos hace testigos de Cristo;
en la Eucaristía convierte en pan y el vino en el Cuerpo y Sangre
del Señor;
en la Penitencia, por Él se nos perdonan los pecados;
en el Orden sacerdotal nos configura con Cristo Cabeza, Pastor y
Esposo;
en el Matrimonio realiza la unión fecunda como Cristo Esposo-
Iglesia Esposa; y
en la Unción fortalece al enfermo.
San Pablo y San Juan coinciden en llamarlo «Paráclito», es decir,
defensor, abogado, auxiliar, consolador. Se opone al «dia-bolos», al
acusador, al calumniador (Ap 12,10). El Espíritu es de alegría y de la
buena nueva. La alegría eterna.
14. 6. Algunas oraciones al Espíritu Santo
«Gloria al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo».
«En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu
Santo».
«Ven, Espíritu Santo, llena
los corazones de tus fieles y
enciende en ellos el fuego
de tu amor».
«Ven, Espíritu Santo, y
envía desde el cielo un rayo
de tu luz».
Notas del editor
-«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo». -«En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». -«Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor». -«Ven, Espíritu Santo, y envía desde el cielo un rayo de tu luz».