El documento expresa la creencia de que los misioneros fueron escogidos y llamados por Dios para anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Creemos que la misión proviene del designio de Dios para salvar a la humanidad y que Jesús nos consideró dignos de confianza para servirle de forma misionera y profética. La Iglesia debe continuar la misión iniciada por Jesús de enseñar a todas las naciones con la guía del Espíritu Santo.