La verdad es que Dios es amor. Jesús vino a testificar esta verdad ante Pilatos. La única verdad que puede salvarnos es contemplar a Cristo crucificado, que murió por amor y para salvarnos, cargando con nuestras cruces y pecados. Besando la cruz, expresamos nuestro agradecimiento a Dios y aceptamos llevar nuestra cruz como él llevó la suya.