Velázquez se autorretrató en dos de sus obras importantes. En sus primeros años le gustaba plasmar gente común que veía en la calle, mezclándolos con personajes mitológicos. Más tarde retrató a la realeza española, incluyendo a Felipe IV a quien retrató durante muchos años, y también pintó obras religiosas como la Adoración de los Magos e Inmaculada Concepción. Su obra maestra fue Las Meninas.