Este documento es el prólogo de la novela El negro del Narciso de Joseph Conrad. En 3 oraciones resume lo siguiente:
El prólogo explora la intención del arte de capturar la verdad esencial y duradera detrás de las apariencias visibles, y cómo el artista busca revelar esta verdad a través de despertar las emociones del lector más que apelar solo a la razón. Conrad también defiende que la única justificación válida para un escritor es perseguir sinceramente su visión artística sin dejarse influir por
Este documento presenta un resumen biográfico de Alejo Carpentier, escritor cubano conocido por desarrollar la teoría de lo "real maravilloso". Nació en 1904 en La Habana y murió en 1980 en París. Se dedicó al periodismo y la música, además de publicar varias novelas importantes como El reino de este mundo y El siglo de las luces. En 1977 recibió el Premio Cervantes. El documento también incluye el primer capítulo de su novela Los pasos perdidos, que describe la relación entre un
RAÍCES BAJO EL TIEMPO (Años 40-80) Eulalia GalvarriatoJulioPollinoTamayo
El hombre supo que su pueblo sería sumergido bajo un nuevo pantano. Se había levantado aquella mañana como cualquier otra, contento, y fue a la capital de la provincia a arreglar algunos asuntos. Mientras descansaba en la plaza, alguien le dio la terrible noticia: varios pueblos, incluyendo el suyo, quedarían bajo las aguas del nuevo pantano que se construiría. Se quedó atónito, sin poder creer lo que oía.
Este largo documento describe la vida de una mujer llamada Europa y su influencia negativa en los que la rodeaban. Se presenta como alguien prepotente y engañosa que imponía su voluntad sobre los demás y promovía la esclavitud. Finalmente, se fue sin despedirse, dejando secuelas que durarán generaciones en quienes conoció. El documento también habla sobre la madre del narrador y la influencia que tuvo en su vida.
Este documento presenta un resumen de la tercera parte de la obra Historia de la locura en la época clásica de Michel Foucault. Se introduce al personaje del Sobrino de Rameau y cómo encarna la locura y sinrazón de una manera prefigurada para la época moderna. A través de su existencia contradictoria, se revelan las nuevas relaciones entre razón y sinrazón, donde esta última se convierte en la razón de la razón y amenaza con invertir todo juicio. Así, la locura toma un nuevo significado para la cultura occ
Werther le expresa a su amigo Guillermo sus sentimientos de desesperación y soledad luego de perder el amor de Carlota y ser rechazado por la sociedad. La naturaleza se presenta furiosa e inundada, reflejando los estados emocionales de Werther, quien considera el suicidio como una forma de liberación de sus sufrimientos.
Este documento resume el libro "En las cimas del desesperación" de E.M. Cioran. En menos de 3 oraciones, resume las ideas principales de varios capítulos del libro, incluyendo la sensación de estar lejos de todo, la incapacidad de seguir viviendo después de ciertas experiencias, y la naturaleza lírica del sufrimiento y el amor que surge de las profundidades del ser.
Este documento presenta una antología de dramaturgia mexicana actual que incluye obras de 8 dramaturgos nacidos en las décadas de 1980 y 1990. En el prólogo, el autor describe a esta generación como buscando lograr madurez y solidez en sus obras teatrales más allá de la experimentación, además de asumir la naturaleza híbrida del texto dramático entre la literatura y la puesta en escena. Finalmente, el autor ve esta antología como un registro de la dramaturgia de esta generación que surge después de la
Este documento es el prólogo de la novela El negro del Narciso de Joseph Conrad. En 3 oraciones resume lo siguiente:
El prólogo explora la intención del arte de capturar la verdad esencial y duradera detrás de las apariencias visibles, y cómo el artista busca revelar esta verdad a través de despertar las emociones del lector más que apelar solo a la razón. Conrad también defiende que la única justificación válida para un escritor es perseguir sinceramente su visión artística sin dejarse influir por
Este documento presenta un resumen biográfico de Alejo Carpentier, escritor cubano conocido por desarrollar la teoría de lo "real maravilloso". Nació en 1904 en La Habana y murió en 1980 en París. Se dedicó al periodismo y la música, además de publicar varias novelas importantes como El reino de este mundo y El siglo de las luces. En 1977 recibió el Premio Cervantes. El documento también incluye el primer capítulo de su novela Los pasos perdidos, que describe la relación entre un
RAÍCES BAJO EL TIEMPO (Años 40-80) Eulalia GalvarriatoJulioPollinoTamayo
El hombre supo que su pueblo sería sumergido bajo un nuevo pantano. Se había levantado aquella mañana como cualquier otra, contento, y fue a la capital de la provincia a arreglar algunos asuntos. Mientras descansaba en la plaza, alguien le dio la terrible noticia: varios pueblos, incluyendo el suyo, quedarían bajo las aguas del nuevo pantano que se construiría. Se quedó atónito, sin poder creer lo que oía.
Este largo documento describe la vida de una mujer llamada Europa y su influencia negativa en los que la rodeaban. Se presenta como alguien prepotente y engañosa que imponía su voluntad sobre los demás y promovía la esclavitud. Finalmente, se fue sin despedirse, dejando secuelas que durarán generaciones en quienes conoció. El documento también habla sobre la madre del narrador y la influencia que tuvo en su vida.
Este documento presenta un resumen de la tercera parte de la obra Historia de la locura en la época clásica de Michel Foucault. Se introduce al personaje del Sobrino de Rameau y cómo encarna la locura y sinrazón de una manera prefigurada para la época moderna. A través de su existencia contradictoria, se revelan las nuevas relaciones entre razón y sinrazón, donde esta última se convierte en la razón de la razón y amenaza con invertir todo juicio. Así, la locura toma un nuevo significado para la cultura occ
Werther le expresa a su amigo Guillermo sus sentimientos de desesperación y soledad luego de perder el amor de Carlota y ser rechazado por la sociedad. La naturaleza se presenta furiosa e inundada, reflejando los estados emocionales de Werther, quien considera el suicidio como una forma de liberación de sus sufrimientos.
Este documento resume el libro "En las cimas del desesperación" de E.M. Cioran. En menos de 3 oraciones, resume las ideas principales de varios capítulos del libro, incluyendo la sensación de estar lejos de todo, la incapacidad de seguir viviendo después de ciertas experiencias, y la naturaleza lírica del sufrimiento y el amor que surge de las profundidades del ser.
Este documento presenta una antología de dramaturgia mexicana actual que incluye obras de 8 dramaturgos nacidos en las décadas de 1980 y 1990. En el prólogo, el autor describe a esta generación como buscando lograr madurez y solidez en sus obras teatrales más allá de la experimentación, además de asumir la naturaleza híbrida del texto dramático entre la literatura y la puesta en escena. Finalmente, el autor ve esta antología como un registro de la dramaturgia de esta generación que surge después de la
Este documento presenta un resumen de un libro de ensayos sobre el amor escrito por José Ortega y Gasset. En el primer ensayo, Ortega agradece a Victoria Ocampo por guiarlo a través de la obra de Dante y discute la influencia de la mujer en la historia y en la evolución del sentimiento masculino hacia la mujer. Ortega argumenta que la mujer ha servido como norma para el hombre y que la cultura de la cortesía del siglo XII marcó el ascenso del "astro femenino" en la historia.
Ernesto Sabato lamenta no poder asistir al estreno de la adaptación teatral de su novela "El Túnel" debido a los límites de su edad y salud. Agradece a todos los involucrados en la producción por su excelente trabajo, especialmente a Héctor Alterio por su interpretación del protagonista Juan Pablo Castel. Aunque tenía dudas sobre llevar la novela al teatro debido a su nivel de detalle, quedó complacido con los resultados que capturan la intensidad de la historia a través de los recursos propios del teatro
Virgilio Zapata Samaniego tuvo una infancia difícil en un barrio pobre que se deterioraba. Tuvo una novia llamada Aurelia Lucía Monterroso desde que tenían 6 y 4 años respectivamente. Su madre Doña Cecilia Amalia del Bosque Samaniego tuvo dificultades en su vida. Virgilio se sintió como un nómada errante que viajó por muchos lugares buscando ilusiones que se evaporaron. Su novia Aurelia lo siguió por varios caminos hasta que Virgilio murió ahogado en un río.
El manifiesto dadaísta presenta los principios fundamentales del movimiento Dada. En 3 oraciones o menos: Dada rechaza los sistemas establecidos y las teorías artísticas, promoviendo en su lugar la espontaneidad, la contradicción y el sinsentido. El arte debe ser nuevo, sin belleza predefinida y abierto a múltiples interpretaciones del espectador. Dada busca destruir las convenciones sociales y artísticas mediante el caos y la destrucción creativa.
El documento narra la historia de Venancia, una mujer que trabaja en minas de carbón y se enamora de Anselmo, un hombre negro que también trabaja allí. Un día, el patrón mata a Venancia de forma brutal por su relación con Anselmo. Anselmo muere tiempo después al quedar atrapado en la mina sin la cuerda guía. El documento describe las difíciles condiciones de trabajo en las minas y la explotación de los patrones.
Este documento presenta una discusión sobre la ciencia, el arte y la filosofía. Compara las perspectivas de la ciencia y el arte, señalando que la ciencia se enfoca en lo repetitivo mientras que el arte capta lo imprevisible. También explora cómo los artistas como Turner amplían nuestra percepción de la naturaleza. Finalmente, argumenta que la filosofía puede cultivar una visión más dinámica de la realidad al considerar el pasado y el presente juntos.
Este documento describe la situación actual de Colombia durante la pandemia de COVID-19 a través de una reflexión poética. El autor describe el sufrimiento del pueblo colombiano debido al aislamiento social, la incertidumbre y la falta de liderazgo efectivo. Critica la gestión de la pandemia por parte del gobierno y su enfoque en la propaganda política en lugar de la salud pública. Finalmente, expresa la soledad, el miedo y la desesperanza que sienten los colombianos durante este tiempo difícil.
Este documento presenta un diálogo entre varios personajes. El Director y el Poeta discuten sobre el propósito y contenido del arte, con el Director abogando por satisfacer las necesidades del público y el Poeta defendiendo la importancia de la armonía y la inspiración. Mefistófeles luego interrumpe en el Cielo y critica a la humanidad, describiéndola como irracional e imprudente.
El documento explora los temas de la soledad y la oscuridad interior. Describe cómo cavar en uno mismo puede conducir a la locura y la pérdida del yo. A medida que la luz del mundo pierde su significado, solo queda la nada. La noche es descrita como una realidad más honesta que el ruido y el caos del día. Finalmente, el autor planea secuestrar a una chica joven para evitarle el sufrimiento de excavar en su interior y estar solo.
Celestina intenta convencer a Melibea de los males de la vejez para que aproveche su juventud amando. Menciona a Calisto, irritando a Melibea, pero la calma diciendo que sólo desea que rece por él. Luego describe positivamente a Calisto pero dice que sufre por un dolor de muela desde hace ocho días. Melibea se arrepiente de haberse enojado y acepta darle su cordón a Celestina, pero le pide que vuelva mañana para recibirlo en secreto.
El documento presenta un resumen de la obra teatral "Réquiem por un descanso" del escritor ruso Antón Chéjov, la cual se presentará por primera vez en Quito. La obra muestra la tragedia de los personajes que dialogan sobre sus preocupaciones en silencio y pone en escena los dilemas que les preocupan. La pieza teatral dirigida por el ecuatoriano León Sierra, reflexiona sobre la degradación de la existencia de personas que dependen emocionalmente de un hombre adinerado.
Este documento es un extracto del libro "Breviario de los vencidos" de E.M. Cioran, traducido al español por Joaquín Garrigós. El extracto contiene cinco secciones que exploran temas como la búsqueda humana de significado, la relación entre el hombre y Dios, la belleza y fugacidad de la vida, y la contemplación de la naturaleza.
Este documento contiene 24 secciones de poemas cortos que exploran temas como la muerte, la decadencia, la soledad y la introspección. Los poemas usan imágenes crípticas y lenguaje abstracto para transmitir sensaciones de vacío, pérdida y disolución del yo.
Este documento narra la historia de Eufrasio Benítez y su relación con Evarista Monsalve, con quien vivió 36 años. También cuenta la historia de Valeriano Armendáriz, un niño indio que conoció y se enamoró el narrador cuando era joven. Además, describe la vida de Parentela del Bosque y su amorío con Adrenalino Grisales, un arriero que murió en un accidente. El narrador continúa su relación con Valeriano a pesar de la preocupación de la madre de este por su sal
Eufrasio dejó su hogar para irse de viaje. Había vivido 36 años con su pareja Evarista, con quien tuvo dos hijas. Sin embargo, su relación se deterioró por los celos de Eufrasio. Mientras tanto, el narrador conoció a Valeriano, un niño indio hermoso que llegó de visita, y se enamoró de él. Finalmente, el narrador y Valeriano se reencuentran y expresan su amor el uno por el otro a pesar de las prohibiciones sociales sobre las relaciones entre personas del mismo sexo
De la reflexion critica, individ@ y colectiv@s.shifleo
El documento presenta un intercambio epistolar sobre ética y política entre Luis Villoro y otros pensadores. Se discute la importancia de la reflexión crítica en tiempos de confusión organizada y arbitrariedad. También se critica a los "teóricos de lo inmediato" que ofrecen soluciones fáciles sin abordar los problemas de raíz. Finalmente, se propone debatir proyectos de los partidos políticos en lugar de imponer posiciones.
Los tres textos analizan la pintura de Velázquez desde perspectivas diferentes. Ortega destaca el carácter fantasmagórico de sus figuras y su alejamiento del estilo español tradicional. Zambrano incorpora a Velázquez a la corriente artística española para resaltar su excepcionalidad al abandonar su originalidad. Gaya ve en Velázquez a alguien que va más allá del arte para acceder a la esencia de las cosas y transmitir vida a través de su obra. Los tres coinciden en señalar la singular
El documento presenta un resumen de la alegoría de la caverna de Platón, en la cual los prisioneros sólo pueden ver sombras proyectadas en la pared y creen que esas sombras son la realidad. Luego, uno de los prisioneros es liberado y expuesto a la luz del sol, lo que le permite ver el mundo real, aunque al principio le causa dolor en los ojos. El documento también analiza cómo las personas ven el mundo a través de imágenes mentales en lugar de la realidad directa, y cómo esas imágenes a menudo no
1) Marcos era un hombre que frecuentaba un bar nocturno y creía tener talento musical, aunque repetía las mismas historias sobre sus habilidades. 2) Estelita Pérez Galván tuvo un altercado con un hombre llamado Charly en el bar, y le pidió dinero a su padre para irse a Inglaterra para escapar de los "argentinos mediocres". 3) Marcos fue encontrado muerto de un disparo, aparentemente debido a su abuso de drogas, que le causaba soledad y lo llevaba a creer que
Iaetsd the universal brain for all robotsIaetsd Iaetsd
The document discusses the uses of the Raspberry Pi single-board computer. It provides an overview of the Raspberry Pi's specifications and components. Some key uses of the Raspberry Pi discussed include using it as a lightweight Linux computer, for programming with languages like Python and Scratch, as a basic game console, to play games like Minecraft, to set up a Tor router for anonymous web browsing, and to create a home theater PC (HTPC) for multimedia playback.
Este documento describe las Redes de Colaboración Solidaria (RCS), que se han convertido en un pilar de la nueva economía solidaria. Define las RCS como una estrategia para integrar emprendimientos solidarios de producción, comercialización, financiamiento y consumidores en un movimiento de crecimiento conjunto y autosustentable. Explica que las RCS tienen como objetivo articular cadenas productivas de manera solidaria y ecológica para producir lo que consumen del mercado capitalista y corregir flujos de valor para evitar alimentar la producción
Notes Version: Which Medium Works Multichannel Testing For High-Performance R...Vivastream
This document discusses strategies for multichannel testing to achieve high performance marketing results. It emphasizes the following key points:
1) The goal of testing should be measurable results like sales, not just impressions or clicks.
2) Campaigns should be planned backwards from the point of sale and optimized by measuring each channel's discrete performance.
3) An integrated approach tests combinations of channels and reinvests in top performers, recognizing that not all channels are equal.
Este documento presenta un resumen de un libro de ensayos sobre el amor escrito por José Ortega y Gasset. En el primer ensayo, Ortega agradece a Victoria Ocampo por guiarlo a través de la obra de Dante y discute la influencia de la mujer en la historia y en la evolución del sentimiento masculino hacia la mujer. Ortega argumenta que la mujer ha servido como norma para el hombre y que la cultura de la cortesía del siglo XII marcó el ascenso del "astro femenino" en la historia.
Ernesto Sabato lamenta no poder asistir al estreno de la adaptación teatral de su novela "El Túnel" debido a los límites de su edad y salud. Agradece a todos los involucrados en la producción por su excelente trabajo, especialmente a Héctor Alterio por su interpretación del protagonista Juan Pablo Castel. Aunque tenía dudas sobre llevar la novela al teatro debido a su nivel de detalle, quedó complacido con los resultados que capturan la intensidad de la historia a través de los recursos propios del teatro
Virgilio Zapata Samaniego tuvo una infancia difícil en un barrio pobre que se deterioraba. Tuvo una novia llamada Aurelia Lucía Monterroso desde que tenían 6 y 4 años respectivamente. Su madre Doña Cecilia Amalia del Bosque Samaniego tuvo dificultades en su vida. Virgilio se sintió como un nómada errante que viajó por muchos lugares buscando ilusiones que se evaporaron. Su novia Aurelia lo siguió por varios caminos hasta que Virgilio murió ahogado en un río.
El manifiesto dadaísta presenta los principios fundamentales del movimiento Dada. En 3 oraciones o menos: Dada rechaza los sistemas establecidos y las teorías artísticas, promoviendo en su lugar la espontaneidad, la contradicción y el sinsentido. El arte debe ser nuevo, sin belleza predefinida y abierto a múltiples interpretaciones del espectador. Dada busca destruir las convenciones sociales y artísticas mediante el caos y la destrucción creativa.
El documento narra la historia de Venancia, una mujer que trabaja en minas de carbón y se enamora de Anselmo, un hombre negro que también trabaja allí. Un día, el patrón mata a Venancia de forma brutal por su relación con Anselmo. Anselmo muere tiempo después al quedar atrapado en la mina sin la cuerda guía. El documento describe las difíciles condiciones de trabajo en las minas y la explotación de los patrones.
Este documento presenta una discusión sobre la ciencia, el arte y la filosofía. Compara las perspectivas de la ciencia y el arte, señalando que la ciencia se enfoca en lo repetitivo mientras que el arte capta lo imprevisible. También explora cómo los artistas como Turner amplían nuestra percepción de la naturaleza. Finalmente, argumenta que la filosofía puede cultivar una visión más dinámica de la realidad al considerar el pasado y el presente juntos.
Este documento describe la situación actual de Colombia durante la pandemia de COVID-19 a través de una reflexión poética. El autor describe el sufrimiento del pueblo colombiano debido al aislamiento social, la incertidumbre y la falta de liderazgo efectivo. Critica la gestión de la pandemia por parte del gobierno y su enfoque en la propaganda política en lugar de la salud pública. Finalmente, expresa la soledad, el miedo y la desesperanza que sienten los colombianos durante este tiempo difícil.
Este documento presenta un diálogo entre varios personajes. El Director y el Poeta discuten sobre el propósito y contenido del arte, con el Director abogando por satisfacer las necesidades del público y el Poeta defendiendo la importancia de la armonía y la inspiración. Mefistófeles luego interrumpe en el Cielo y critica a la humanidad, describiéndola como irracional e imprudente.
El documento explora los temas de la soledad y la oscuridad interior. Describe cómo cavar en uno mismo puede conducir a la locura y la pérdida del yo. A medida que la luz del mundo pierde su significado, solo queda la nada. La noche es descrita como una realidad más honesta que el ruido y el caos del día. Finalmente, el autor planea secuestrar a una chica joven para evitarle el sufrimiento de excavar en su interior y estar solo.
Celestina intenta convencer a Melibea de los males de la vejez para que aproveche su juventud amando. Menciona a Calisto, irritando a Melibea, pero la calma diciendo que sólo desea que rece por él. Luego describe positivamente a Calisto pero dice que sufre por un dolor de muela desde hace ocho días. Melibea se arrepiente de haberse enojado y acepta darle su cordón a Celestina, pero le pide que vuelva mañana para recibirlo en secreto.
El documento presenta un resumen de la obra teatral "Réquiem por un descanso" del escritor ruso Antón Chéjov, la cual se presentará por primera vez en Quito. La obra muestra la tragedia de los personajes que dialogan sobre sus preocupaciones en silencio y pone en escena los dilemas que les preocupan. La pieza teatral dirigida por el ecuatoriano León Sierra, reflexiona sobre la degradación de la existencia de personas que dependen emocionalmente de un hombre adinerado.
Este documento es un extracto del libro "Breviario de los vencidos" de E.M. Cioran, traducido al español por Joaquín Garrigós. El extracto contiene cinco secciones que exploran temas como la búsqueda humana de significado, la relación entre el hombre y Dios, la belleza y fugacidad de la vida, y la contemplación de la naturaleza.
Este documento contiene 24 secciones de poemas cortos que exploran temas como la muerte, la decadencia, la soledad y la introspección. Los poemas usan imágenes crípticas y lenguaje abstracto para transmitir sensaciones de vacío, pérdida y disolución del yo.
Este documento narra la historia de Eufrasio Benítez y su relación con Evarista Monsalve, con quien vivió 36 años. También cuenta la historia de Valeriano Armendáriz, un niño indio que conoció y se enamoró el narrador cuando era joven. Además, describe la vida de Parentela del Bosque y su amorío con Adrenalino Grisales, un arriero que murió en un accidente. El narrador continúa su relación con Valeriano a pesar de la preocupación de la madre de este por su sal
Eufrasio dejó su hogar para irse de viaje. Había vivido 36 años con su pareja Evarista, con quien tuvo dos hijas. Sin embargo, su relación se deterioró por los celos de Eufrasio. Mientras tanto, el narrador conoció a Valeriano, un niño indio hermoso que llegó de visita, y se enamoró de él. Finalmente, el narrador y Valeriano se reencuentran y expresan su amor el uno por el otro a pesar de las prohibiciones sociales sobre las relaciones entre personas del mismo sexo
De la reflexion critica, individ@ y colectiv@s.shifleo
El documento presenta un intercambio epistolar sobre ética y política entre Luis Villoro y otros pensadores. Se discute la importancia de la reflexión crítica en tiempos de confusión organizada y arbitrariedad. También se critica a los "teóricos de lo inmediato" que ofrecen soluciones fáciles sin abordar los problemas de raíz. Finalmente, se propone debatir proyectos de los partidos políticos en lugar de imponer posiciones.
Los tres textos analizan la pintura de Velázquez desde perspectivas diferentes. Ortega destaca el carácter fantasmagórico de sus figuras y su alejamiento del estilo español tradicional. Zambrano incorpora a Velázquez a la corriente artística española para resaltar su excepcionalidad al abandonar su originalidad. Gaya ve en Velázquez a alguien que va más allá del arte para acceder a la esencia de las cosas y transmitir vida a través de su obra. Los tres coinciden en señalar la singular
El documento presenta un resumen de la alegoría de la caverna de Platón, en la cual los prisioneros sólo pueden ver sombras proyectadas en la pared y creen que esas sombras son la realidad. Luego, uno de los prisioneros es liberado y expuesto a la luz del sol, lo que le permite ver el mundo real, aunque al principio le causa dolor en los ojos. El documento también analiza cómo las personas ven el mundo a través de imágenes mentales en lugar de la realidad directa, y cómo esas imágenes a menudo no
1) Marcos era un hombre que frecuentaba un bar nocturno y creía tener talento musical, aunque repetía las mismas historias sobre sus habilidades. 2) Estelita Pérez Galván tuvo un altercado con un hombre llamado Charly en el bar, y le pidió dinero a su padre para irse a Inglaterra para escapar de los "argentinos mediocres". 3) Marcos fue encontrado muerto de un disparo, aparentemente debido a su abuso de drogas, que le causaba soledad y lo llevaba a creer que
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The document discusses the uses of the Raspberry Pi single-board computer. It provides an overview of the Raspberry Pi's specifications and components. Some key uses of the Raspberry Pi discussed include using it as a lightweight Linux computer, for programming with languages like Python and Scratch, as a basic game console, to play games like Minecraft, to set up a Tor router for anonymous web browsing, and to create a home theater PC (HTPC) for multimedia playback.
Este documento describe las Redes de Colaboración Solidaria (RCS), que se han convertido en un pilar de la nueva economía solidaria. Define las RCS como una estrategia para integrar emprendimientos solidarios de producción, comercialización, financiamiento y consumidores en un movimiento de crecimiento conjunto y autosustentable. Explica que las RCS tienen como objetivo articular cadenas productivas de manera solidaria y ecológica para producir lo que consumen del mercado capitalista y corregir flujos de valor para evitar alimentar la producción
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1) The goal of testing should be measurable results like sales, not just impressions or clicks.
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3) An integrated approach tests combinations of channels and reinvests in top performers, recognizing that not all channels are equal.
Organizacion y coordinación de equipos de trabajo unidad 2 actividad 1 03 oct...Helena Fonseca Muñoz
Este documento trata sobre el conflicto y los equipos de trabajo. Define el conflicto como una manifestación de ideas e intereses opuestos, y discute formas de resolver conflictos como la conciliación, mediación y transacción. Explica que una resolución positiva de conflictos fomenta la cohesión del equipo, el logro de objetivos y un ambiente sano, mientras que una resolución negativa lleva a protagonismos, desconfianza y mala comunicación. También distingue entre conflictos funcionales y disfuncionales, y enfatiza
The Plone.com website mockup provides a concise overview of the Plone content management system (CMS) for potential users. Key sections include a main splash highlighting Plone's benefits, vertical market tabs targeting different user groups with relevant stories, a story slider showcasing customer testimonials and images, and calls to action for self-hosting or finding a service provider. The design aims to clearly communicate Plone's value propositions through compelling messaging, examples, and links to additional information and resources.
Este documento resume el contexto histórico del positivismo. Explica que Auguste Comte acuñó el término y que se basó en filósofos como David Hume, Saint-Simon e Immanuel Kant. Describe los componentes principales del positivismo como la filosofía y el gobierno, y explica las etapas del desarrollo del conocimiento según Comte: teológica, metafísica y positiva. Finalmente, resume los principios metodológicos del positivismo como el uso del método científico y la indu
Este documento presenta un curso de capacitación sobre la implementación de sistemas híbridos de energía eólica y fotovoltaica. Explica los recursos energéticos renovables como el viento y la luz solar, y discute su complementariedad. También describe el diseño, modelado y optimización de sistemas híbridos, incluyendo el cálculo del tamaño óptimo de cada subsistema. Finalmente, presenta dos estudios de caso para ilustrar los conceptos analizados.
www.consumer-truth.com.pe Consumer Insights: Conectando Marcas con Personas, fue el nombre de la conferencia de Cristina Quiñones, Directora de Consumer Truth en el Evento de Marketing más importante de Colombia #Expomarketing2013 que tuvo lugar en Bogota y Medellín en Mayo. http://360media.com.co/expomarketing/speakers.html ConsumerTruth es una consultora especializada en insights & planning que atiende clientes de Peru, Ecuador y Colombia. Puedes ver mas informacion en nuestra web: www.consumer-truth.com.pe
Este documento ofrece consejos sobre cómo dibujar anime, incluyendo características como ojos grandes y expresivos, cabello estilizado, y cuerpos estilizados. Explica que requiere paciencia y práctica, comenzando con el eje de simetría y esqueleto antes de agregar detalles. También describe cómo dibujar partes específicas como cabeza, ojos, nariz y boca.
Marken sind überall! Wie man eine Marke entwickelt, führt und fit hält, damit sie sich langfristig im Kopf der Kunden einbrennt vermitteln wir in diesem Seminar.
- The document is an academic record for Timothy David van der Merwe, with his student number and date of birth, showing his results for modules completed from 2012-2015 towards a Bachelor of Laws degree at the University of Pretoria.
- Over the 4 years of study, he completed modules earning credits towards the degree, with results ranging from passes to passes with distinction.
- His cumulative weighted average increased each year, from 66.46% in 2012 to 72.82% in 2015, meeting the requirements for the Bachelor of Laws degree which was awarded on 2016-04-14.
Este documento describe la evolución y composición actual de las Comisiones de Prevención Ambiental en Castilla y León. Comenzó con comisiones enfocadas en salud pública, y ahora se centran en proteger el medio ambiente. Existen dos tipos de comisiones: las Comisiones Territoriales de Prevención Ambiental a nivel provincial, y la Comisión de Prevención Ambiental de Castilla y León a nivel regional. Estas comisiones evalúan proyectos y emiten informes sobre su impacto ambiental.
Presentacion Proyecto # 42 Premio Eureka 2011 Mención Innovatividad TécnicaProyecto Red Eureka
Este documento presenta un proyecto de grado para diseñar una red bajo la plataforma WiMAX para prestar el servicio de IPTV en el Municipio Maracaibo. El proyecto utilizará la metodología de Clint Smith en 5 fases y herramientas como Radio Mobile y Microsoft Windows para simular y validar la red WiMAX propuesta.
Smeet es un juego y chat gratuito en 3D donde los usuarios pueden crear un avatar personalizado y diseñar su casa virtual en 3D. El juego permite conocer nuevas personas, chatear y compartir contenidos multimedia. Los usuarios pueden acceder a salas públicas de chat o comprar salas privadas para decorarlas. El progreso en el juego se mide a través de los Fame Points, los cuales se obtienen realizando tareas diarias o comprando objetos para el hogar virtual.
The document discusses how dealerships need to rethink their marketing and loyalty models. It recommends that dealerships stop using individual teams and social media noise and instead focus on becoming media companies that market directly to today's car buyers. It outlines creating a "Distribution Engine" to organize, create and distribute content across organic, paid, CRM, local, evergreen, social, and PPC channels. The document stresses measuring the engine's performance metrics and keeping teams learning about best practices and tools.
Este documento resume varios mitos relacionados con la pérdida de peso y la mejora de la forma física, incluyendo la creencia de que sudar con ropa de invierno o en un sauna ayuda a adelgazar, así como el mito de que cualquier ejercicio físico es adecuado para la salud. También proporciona referencias bibliográficas sobre mitos y falsas creencias en la práctica deportiva.
Este documento presenta un resumen de tres párrafos del cuento "El Hacedor" de Jorge Luis Borges. Describe la visita del narrador a la biblioteca y sus recuerdos de Leopoldo Lugones, a quien le da un libro. Luego, su sueño se desvanece y comprende que Lugones murió hace tiempo. El segundo párrafo presenta la historia de un hombre sin nombre que vive el momento sin reflexión. Finalmente, el hombre recuerda su pasado y comprende que su destino es cantar las historias de la Il
Marilú tiene una particularidad: es una mujer bella y atractiva a sus casi veintidós años de edad. En ella la naturaleza fue generosa y le obsequió tez morena, ojos grandes, volumen, firmeza, tersura y hasta brillo. Una hembra de este pelaje sacaría provecho en cuanto de hacer caer a su presa se trata, pero Marilú aún no esta versada en las prácticas de conquista; con todo, es un ser exquisito que disfruta el umbral del conocimiento consiente de saberse muy atrayente.
Yo soy unos cinco años menor que Marilú. Si alguien puede describir lo maravillosa que es ella, ese soy yo: puedo decirte todo lo que provoca, incluso describirlo con lujo de detalle; puedo hacer que imagines lo grandioso de su aspecto, y hasta hacer que la desees; hacerte una descripción minuciosa de sus movimientos, de sus agradables sonidos e incluso de su relajada presencia, porque cuando se queda quieta tiene ese aire que da la serenidad de alguien que sabe que va a ser eternizada en un lienzo.
Amara, luigi los disidentes del universoColegio Chile
Este documento habla sobre las personas que dedican sus vidas a obsesiones poco convencionales. Describe a individuos que se apartan de lo establecido y terminan en una existencia solitaria e incomprendida, condenados al olvido. El autor recopila historias sobre personas raras y casi anónimas de diversas épocas que se rebelaron contra la uniformidad. Cada historia intenta explicar cómo estas personas terminaron al borde de lo aceptable socialmente.
Este documento narra la historia de Susanita y su lucha por la libertad en una sociedad opresiva. Susanita actuó en una obra de teatro adaptada de "¿Quién teme a Virginia Woolf?" que desafió las normas sociales y fue castigada. Esto la inspiró a liderar una insurgencia por la liberación de las mujeres y contra los hombres en el poder que imponían su dominio. Susanita discute estas ideas con su amiga Isabel, recordando sus esfuerzos pasados por defender la libertad y emancipación femenina a pesar de la opres
Susanita es una joven de 18 años que vive en un pueblo pequeño donde predomina una sociedad autoritaria y conservadora. Ella participa en una obra de teatro adaptada de la obra "¿Quién teme a Virginia Woolf?" que trata temas como las relaciones de pareja y los secretos, lo cual causa controversia. Como resultado, Susanita comienza a asumir un rol de liderazgo para promover la liberación y la insurgencia contra las normas opresivas, especialmente contra los hombres en posiciones de poder.
Este documento presenta un resumen de la vida y obra del escritor cubano Alejo Carpentier. Nació en La Habana en 1904 y murió en París en 1980. Aunque estudió arquitectura, se dedicó al periodismo y la música. En 1924 fue director de la revista Carteles y participó activamente en la vida cultural cubana. En 1927 fue encarcelado por motivos políticos y en 1928 se trasladó a París, donde vivió hasta 1939. Desarrolló una vasta obra narrativa que incluye novelas como El reino de este mundo y El
El documento presenta una introducción al tema de la historia de la democracia. Incluye varios extractos cortos sobre la historia. El primero es un poema sobre la naturaleza de la historia. El segundo extracto presenta las palabras de Maquiavelo sobre cómo estudiar la historia a través de los libros. El tercero habla sobre las preguntas de Galileo y Kepler que cuestionaron las creencias establecidas. El cuarto extracto es de Heródoto sobre sus motivos para escribir sobre la historia.
Este resumen describe el documento como la introducción de una novela que narra la historia de un hombre anciano que recuerda los eventos de su vida pasada, incluyendo su papel como testigo de una crisis original que dio lugar a la creación de una nueva religión. El hombre expresa dudas sobre su capacidad para relatar con precisión sus recuerdos debido a la subjetividad de la memoria y su tendencia a la ambigüedad.
Este documento presenta un resumen de los primeros capítulos del libro "Mesías" de Gore Vidal. Describe una época de los años 1950 en la que se produjeron numerosos avistamientos de objetos voladores no identificados y otros fenómenos extraños en todo el mundo, lo que generó temor e incertidumbre en la población. El narrador también menciona haber observado globos rojos volando en el cielo una noche.
Este documento presenta una biografía resumida del escritor cubano Alejo Carpentier, destacando sus principales obras literarias y su teoría de lo "real maravilloso". También menciona que en 1977 se le otorgó el Premio Cervantes. A continuación, presenta un extracto del capítulo 1 de su novela Los pasos perdidos, donde describe la rutina de un matrimonio cuyos miembros se dedican al teatro y al cine, sintiéndose atrapados en sus respectivas profesiones.
Este documento es un índice de contenidos del libro "El hacedor" de Jorge Luis Borges. Incluye una lista de poemas y ensayos cortos con sus títulos correspondientes. También incluye información sobre la edición, derechos de autor y distribución del libro.
El resumen presenta 3 oraciones que describen la información clave del documento:
El documento presenta extractos de varios textos literarios en español que abordan temas como las ciudades y los signos, la soledad, y la descomposición del cuerpo después de la muerte. Incluye fragmentos de obras de Ítalo Calvino, Henry Miller y Samuel Beckett, entre otros autores, que exploran diferentes perspectivas sobre estos temas a través de la narrativa y la poesía.
Este documento es el prefacio de la obra "Polen Lírico" de Vargas Vila. En él, Vargas Vila reflexiona sobre su viaje reciente a América y su regreso a la soledad de su hogar. A pesar de haber tenido éxito y admiración durante su viaje, él se siente solo sin el calor de una patria o una familia. Vargas Vila también discute su legado como escritor polémico que despertó odios, a diferencia de otros escritores que solo inspiraron admiración.
Una gota de sangre sobre las sabanas Julio César Blanco RossittoAlfonso Matheus
Este documento es un diálogo ficticio entre dos escritores. Uno de ellos cuenta la historia de un doctor llamado José Silverio Rodríguez que está cansado de su esposa Mercedes y busca la ayuda de un psiquiatra para deshacerse de ella. El escritor agrega detalles sobre la relación del doctor con su esposa y sus intentos por convencerla de ir a terapia de pareja.
El documento presenta una carta del autor José Hernández al amigo José Zoilo Miguens, en la que le envía su obra Martín Fierro para que la proteja y juzgue con benevolencia, ya que retrata la vida y costumbres de los gauchos de una manera fiel aunque imperfecta debido a la falta de educación del autor.
Este documento resume la historia corta "Berenice" de Edgar Allan Poe. Cuenta la historia del narrador Egaeus, quien sufre de una enfermedad mental caracterizada por una atención excesiva a detalles triviales. Su prima Berenice también enferma gravemente. Cuando Berenice muere, Egaeus desarrolla una obsesión con sus dientes, lo que lleva a un clímax perturbador.
Este documento es el primer capítulo de la novela "El Túnel" de Ernesto Sábato. Presenta la historia de Juan Pablo Castel, un pintor que mató a su amante María Iribarne. Castel describe su primer encuentro con María en una exposición donde fue la única que entendió una pequeña escena en uno de sus cuadros. Aunque intentó encontrarla de nuevo, no la volvió a ver hasta meses después cuando la reconoció caminando por la calle. Castel había pensado mucho en cómo hablarle si se volvían a encontrar.
BéCquer Historia De Una Mariposa Y Una ArañAPalau Lax
Este largo documento cuenta la historia de dos recuerdos insignificantes del autor: la muerte de una mariposa blanca y de una araña negra. Describe cómo mató a la mariposa de forma accidental mientras revoloteaba a su alrededor. Luego cuenta cómo mató a la araña después de asustarse al encontrarla escondida detrás de un bajorrelieve que estaba dibujando. El autor reflexiona sobre por qué sintió más compasión por la araña fea que por la hermosa mariposa.
El documento habla sobre la suerte y el destino. Explica que las circunstancias que nos rodean parecen elegirnos y saber cuándo presentarse ante nosotros. También da varios ejemplos de cómo la suerte parece afectar a las personas de maneras inesperadas y diferentes, llevando a unos a la felicidad y a otros a la desgracia. Finalmente, sugiere que la clave para entender este misterio se encuentra en nosotros mismos y en una existencia más profunda dentro de cada persona.
Este documento es una carta escrita por el poeta Vicente Aleixandre a Eulalia Galvarriato sobre su novela Cinco Sombras. En la carta, Aleixandre resume la novela en menos de 3 oraciones: 1) La novela cuenta la historia de cinco mujeres a través de dos planos temporales. 2) En el plano actual, las cinco mujeres ya no existen, pero vemos sus vidas cuando eran jóvenes en el plano del pasado. 3) El verdadero protagonista de la novela es el Tiempo, que le da un peculiar
Obra plástica de la exposición de esculturas exentas “Es-cultura. Espacio construido de reflexión”, en la que me planteo la interrelación entre escultura y cultura y el hecho de que la escultura, como yo la creo, sea un espacio construido de reflexión. Ver los documentos: vídeo de presentación, texto de catálogo, fichas técnicas y títulos en inglés, alemán y español en:
Consultar página web: http://luisjferreira.es/
Texto del catálogo de la exposición de esculturas exentas “Es-cultura. Espacio construido de reflexión”, en la que me planteo la interrelación entre escultura y cultura y el hecho de que la escultura, como yo la creo, sea un espacio construido de reflexión. Ver los documentos: vídeo de presentación, imágenes de las obras, fichas técnicas y títulos en inglés, alemán y español en:
Consultar página web: http://luisjferreira.es/
Enganchados nº1_Fanzine de verano de junio de 2024Miguel Ventayol
Número 1 del fanzine de creación Enganchados.
Escrito e ideado por Miguel G. Ventayol.
Poemas, textos breves, narrativa y crítica literaria.
He escrito el primer fanzine para este verano de 2024, con la intención de que tenga continuidad en el tiempo.
Con una serie de poemas surgidos de diversas plantillas de CANVA, porque me pareció divertido trabajar sobre esas imágenes; así como poemas y algunos textos.
Algunos de ellos de experiencias personales, otros inventados.
Recuerdos de discos como el de Supersubmarina, Eels o Los Planetas
ÍNDICE
copiar. página 4
una cala frente al mar. página 5
una plaza en verano. página 6
tierra. página 7
échate unas risas, primo. página 8
palabras son solo palabras, a fin de cuentas. página 9
gírate. página 10
enganchados. páginas 11-13
luis, celine y la chica de ojos Bowie. páginas 14-15
crítica literaria. páginas 16-18
párate y mira. página 19
aniversario de super 8. página 20-22
échate unas risas, primo 2. página 23
FIN. página 24
Fichas técnicas de las obras de la exposición de esculturas exentas “Es-cultura. Espacio construido de reflexión”, en la que me planteo la interrelación entre escultura y cultura y el hecho de que la escultura, como yo la creo, sea un espacio construido de reflexión. Ver los documentos: vídeo de presentación, texto de catálogo, imágenes de las obras y títulos en inglés, alemán y español en:
Consultar página web: http://luisjferreira.es/
Las castas fueron sin duda uno de los métodos de control de la sociedad novohispana y representaron un intento por limitar el poder de los criollos; sin embargo, fueron excedidas por la realidad. “De mestizo y de india; coyote”.
Presentación Proyecto libreta Creativo Doodle Rosa (1).pdfPatriciaPiedra8
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En el vasto horizonte del cosmos, donde las estrellas parpadean como joyas incrustadas en el manto celestial, se encuentra un universo lleno de misterios y maravillas. Desde los confines de las galaxias distantes hasta los rincones más oscuros de la imaginación humana, la exploración del cosmos nos lleva a un viaje sin fin de descubrimiento y asombro.
En este vasto universo, la Tierra, nuestro hogar, brilla como una esfera azul brillante suspendida en la inmensidad del espacio. Un mundo de una belleza incomparable, donde los océanos danzan con la luz del sol y los continentes están adornados con una diversidad de paisajes y formas de vida.
Los océanos, vastos y profundos, albergan una inmensa variedad de criaturas marinas, desde las criaturas más pequeñas e imperceptibles hasta los gigantes majestuosos de las profundidades. Los arrecifes de coral, con sus colores vibrantes y formas caprichosas, son como ciudades submarinas llenas de vida y actividad.
En tierra firme, los paisajes varían desde las vastas llanuras hasta las imponentes montañas, desde los densos bosques tropicales hasta los áridos desiertos. Cada rincón de la Tierra está habitado por una diversidad de formas de vida, desde las diminutas bacterias hasta los majestuosos elefantes y los ágiles leopardos.
Pero la belleza de la Tierra también está marcada por la fragilidad de su ecosistema. El cambio climático, la deforestación y la contaminación amenazan con perturbar el delicado equilibrio de la naturaleza, poniendo en peligro la vida en el planeta. Es responsabilidad de cada uno de nosotros proteger y preservar este precioso hogar que compartimos.
Mientras exploramos las maravillas de la Tierra, también miramos hacia el cielo en busca de respuestas a las preguntas más profundas sobre el universo. Desde los telescopios terrestres hasta los satélites en órbita, la humanidad ha desplegado una red de ojos en el cielo para desentrañar los secretos del cosmos.
Las estrellas, como faros en la oscuridad, nos guían a través del vasto océano cósmico, mientras que los planetas y las lunas nos ofrecen destellos de mundos distantes y paisajes extraterrestres. En los confines del sistema solar y más allá, los científicos buscan signos de vida más allá de la Tierra, preguntándose si estamos solos en el universo.
Pero incluso mientras miramos hacia las estrellas en busca de respuestas, recordamos que nuestro hogar, la Tierra, es un oasis de vida en un vasto y desolado desierto cósmico. Es aquí, en este pequeño rincón del universo, donde encontramos la belleza, la diversidad y la maravilla que nos inspiran a explorar y descubrir más sobre el mundo que nos rode
Viviendas de bajo costo en Rep. Dom..pdfTanildaDeJess
El documento a continuacion muestra referentes de viviendas de bajo costo en Rep. Dom. encuentas planos de casas pequeñas que podemos tomar como ejemplos
2. Si alguno supiera como se sentía Toco Berry aquel
día.
Era el loco que estaba en la parada, con los bluyines
roídos, a la moda, y la camisa celeste tirando a gris que
por lo agitado del día lucía ya sin la prestancia de las
primeras horas; en la espalda se pegaba en algunas
partes a la piel esbelta, donde se había detenido una
profusión de sudor; una túnica de sepulcro, un lienzo
milenario de espalda, acentuando el matiz del tono
general de color, pero no ofreciendo en la noche; en
esa habitual penumbra de ocho y algo, ningún rostro
sacro, nada semejante a la faz de un salvador de almas,
de un redentor; lo que se podía ver, en realidad más
con sutileza que con prominencia, era una herradura
evanescente que en las partes más alejadas del borde
se adhería abruptamente a la piel; la espalda de aquel
hombre, no podía saberse qué tapaba, sin conocerle,
pero lo casual del cansancio mojado reflejado ahí, de-bajo
de la pasarela, cerca de la casilla de esperar el
transporte, aludía en símbolo circunstancial, algo vago,
levemente inescrupuloso, integrado a un concierto de
piezas motoras y de otra índole, que en conjunto arma-
3. Toco Berry recibió todo al mismo tiempo; su cuerpo
y su sonido, y lo notó sin penumbras. Sospechó que
era de aquellos seres que ya antes le habían salvado
de consumirse en su infeliz permanencia, aparecien-do
de pronto desde la espesura nocturna, como con
apresuramiento, incluso, para no hacerse notar en el
instante mágico de irrupción.
Le gustó aquel cuerpo; la cara también tenía cierto en-canto.
No se sentía un gigante al lado de ella y el pelo
sobrepasaba hacia abajo los hombros; de hecho, la luz
de un poste ubicado en la vía contraria e interrumpida
en buena proporción por la pasarela, lograba caer sobre
él, lacio y oscuro como el misterio que la traía a aquella
realidad. Una realidad cuestionable como todas; con-siderada
sin prejuicios, podía verse igualmente igno-ta,
indescifrable; prohijada por todo un entramado de
conceptos escalonados cronológicamente, a los que dio
sustento la ansiedad filosófica del ser, en su disposición
involuntaria frente al devenir fortuito, de cara a lo que
sorprendía, lo que asombraba, lo que maravillaba, lo
que sanaba, lo que hería, y más, sin explicación alguna.
Llamamos realidad a todo aquello que nos resulta am-able
en su propensión a sernos cotidiano, o algo a lo
que se nos puede introducir de manera natural de la
mano de nuestros espejos infinitos, bajo los recursos
multifacéticos de lo placentero-constructivo que hemos
revestido de terminologías determinadas, en un entor-no
de afinidades donde resaltan los conceptos de amor,
cariño, honestidad, confianza, solidaridad…
ban un hombre; alguien posiblemente sobreviviendo
en las ruinas de su propia impronta vital.
No tener él vehículo a esa hora para deformar con su
ausencia la imagen que le comprometía, vinculándolo a
los albores de lo mísero, y otros signos que emanaban de
sus pesados movimientos al responder cualquier cosa
a la dama que se incorporó en cierto instante, era para
darse cuenta sin más, que de no intervenir benévola,
la mano de Dios apiadada de aquella ruina potencial,
aquel prospecto de escoria para el olvido en los peno-sos
abandonos de la torpeza para revertir por sí mismo
el drama adivinado, hablaban de cuadros dolorosos no
aptos para ser advertidos a voluntad por ningún ojo
inocente; ninguna pupila de la decencia nacida para lo
agradable y lo sano, podía siquiera pasarle cerca.
No obstante la mujer se acercó.
A esa hora había otras personas en la parada; ocupa-ban
los puestos debajo del pequeño techo de dos alas,
y eran como ejemplares no excéntricos del cansancio,
que incluso compartiendo comentarios inaudibles, se
les podría tomar como presencias de otros mundos,
sombras púrpura dibujadas borrosamente, sobre un
papel corrugado; y necesariamente ignoradas incluso
por la pareja que apenas se conformaba más acá, al lado
del delgado tubo con alguna señal prohibiendo o per-mitiendo
algo.
-¿Cree que pasen camionetas a esta hora? –preguntó
Elisa Claret.
4. bres inmediatamente de alguna coraza con mayor o
menor poder de amortiguar el corrientazo, pudieran
malograrte algún censor, cualquier centro emocional
distraído, y obligarte a perder el equilibrio; impactar
a quemarropa la estructura fundamental en la que se
afinca tu cordura, y dejar de ser tu “yo” absolutamente,
para disociarte, en leve o desproporcionada falta de so-briedad,
al grado de sentirte, por decir algo, avergon-zado.
No era delgada; pero su contextura no se distanciaba,
mucho, de la delgadez; no obstante la sensualidad de
sus formas expresaba énfasis bien calculados en las
partes más sugerentes.
Podía ser Sonya.
Toco Berry lo pensó después; cuando despertó en la
silla de aquel sitio donde vendían comida rápida hasta
amanecer.
Más nunca la había visto desde que soñó con ella una
noche. Cruzó un portón de una baraja de cábala, y se
acostó con él. Su ser onírico -el de Toco- solía manifes-tarse
distinto en su trato con las mujeres.
Aquella noche –también era de noche allí-, Sonya de-jaba
ver detrás de la tela de una bata sutil e igual ropa
interior, con tonos violáceos y blancuzcos, la uniformi-dad
voluptuosa de su piel; los brazos parecían macizas
piedras de río, hospedando armónicamente, sin exceso
Pero ¿de dónde viene nuestra seguridad para garan-tizar
que todo lo que llamamos “realidad” es en ver-dad
un compendio de factores concomitantes y pro-activos,
o algo más, que se configuran por sí mismos,
o son configurados de alguna otra manera, y que, as-omándose
uno al claustro donde ejecutan su tarea los
instrumentos filosóficos donde se fragua la definición,
puede encontrar elementos firmes de sustento que no
dejen dudas en cuanto a si todo aquello cotidiano de
lo que hablábamos, corresponde en esencia al concepto
que aceptamos, a veces sin profundizar en lo que lo
apelmaza desde sus adentros, y otras veces hurgándole
los tuétanos con minuciosidad erudita.
La realidad. Esa noche, Elisa, los autos que ya pasaban
muy esporádicamente; la camioneta que no llegaba.
Al frente el centro comercial cesando sus actividades,
la pasarela, la montaña al fondo, la noche; como reali-dad,
podían ser una totalidad unívoca, sin fisuras, no
fragmentada, que anexara sin prejuicios aquello que
desconocemos, y a lo que por tal trasladamos a una cat-egoría
provisional, llamada sobre realidad, supra reali-dad,
sub realidad, entre otras variantes.
¿Cómo podía él estar seguro de que Elisa no le mentía?
¿Creía que podía engañarlo?
El desconfiaba de la miradas sin culpa; no quiero decir
miradas maliciosas disfrazadas de inocencia; estoy
hablando de miradas que te ofrecen la certeza más
diáfana, más pura, más absoluta, de que si no te cu-
5. húmedo atardecer; dichos relieves eran en principio
una espesura negra atravesada a cada paso, que luego
se proyectaba concéntricamente por cada flanco, en un
proceso de degradación, en el que se veía declinar por
la hermética imposibilidad de detener el tiempo, de
aquella oscura homogeneidad, hacia distancias donde
aparecían nuevos pozos, o algún objeto cotidiano –un
poste, un auto, la carretera, personas yendo a sus ho-gares-…,
y donde aún la luz se aferraba al decadente
oxígeno, con ganas, no de un breve retraso para luego
marchar y vivir en otros mundos de abundante fluir
para el respiro, no, sino para dejar ahí sus últimos es-tertores,
para sembrarse inerte en los precarios hilos de
vida, a punto de ser pulverizados por la plenitud de la
noche; morir sembrada en el asfalto, en el barro, en los
pozos, en honor a la dignidad de sí misma… que amó
aquel arco de horas, segundos, minutos, concentrados
en un unidad completa de situaciones multifacéticas
asidas al tiempo y el espacio, en tan sólo una hoja del
calendario; un ciclo de papel, encendido para abrir la
mirada al asombro de la revelación genésica, y más tar-de
ser nada, o ser casi nada, en el clic de las manos, del
teléfono.
¿Era ella?
Debía estar atento. No siempre se tiene certeza, frente
a tantos fenómenos fortuitos relacionados con los mun-dos
extra naturales, del compromiso de los misteriosos
entes, con el reguardo inalienable de una identidad sin
fisuras, sin plasticidades o corporeidades de ambigua
de sudor o prominencias y manchas llamativas, la caí-da
del fulgor que en la bruma se extendía ya pesaroso,
al despedirse de la llama de vela dominando la escena,
a partir de la firmeza con que en las manos, la mujer
sostenía el platillo enredando espermas.
Allí sí dramatizaban la quietud de la flama, y las rami-ficaciones
de venas que invadían como serpientes sub-terráneas
el dorso de la mano, un acto de tensión; al-gún
evento de crítica vibración, que creo no era más
–si observábamos la desconexión entre las dos partes
ensambladas por la cobertura del ojo, en ese encuadre
(el plato apretado entre los dedos de Sonya, y el resto
de la realidad circundante)-, que una concentración
de instantes entrelazados para el discurrir cronológico
particular, dispuestos como secuencias de monótona
interpolaridad, nada más como un tributo ocioso a los
aconteceres formales; que como en este caso, no se vin-culaban
a nada evidente, relacionado con un pálpito
emotivo, una corazonada, un sigilo inquieto.
Toco precisaba en su consciente, con frecuencia, lo que
le acontecía en sueños, unido al cordón de plata de su
capacidad analítica exógena; de ser consciente.
Había llegado de la lluvia que atrapó en su celular, en
un ejercicio de rescate urgente a favor de su propia
alma. Los posos luminosos se le aparecían en el camino,
apretujados por relieves ya oscuros de piedras, latas,
botellas y otros desperdicios, papeles… desprendidos
del contorno dibujado por los bloques de cielo de aquel
6. tido de hacer la primera comunión, en un cintillo, en
unas medias y unos zapatos.
Sentí que veía en mí al único que podía señalarle el
camino por donde acopiar lo que yo sabía. Y yo despe-jaba
embestidas de pensamientos preocupantes que in-tentaban
obligarme a conservarla, a hacerla mía para
cuidarla, para que me amara, para que me guardara
fidelidad o me confiara su autonomía, sus ímpetus lib-ertarios,
desde una sonrisa enamorada.
Ahora volvía; pero ¿era realmente ella?
No quería sentir yo de nuevo aquella incertidumbre.
Cuando se sueña y se obtiene un tesoro, el tesoro no
pertenece a quien sueña, sino al sueño mismo; el sueño
la pone en tu camino, como una zombi, como un es-pectro,
algo que te confronta holográficamente; que te
envuelve en una cercanía sin prejuicios…
Preferí pensar que era Elisa Claret.
Porque así sólo tenía que darle una respuesta intras-cendente;
conversar con ella unos minutos y luego
irnos; cada quien por su lado.
Pero el magnetismo del misterio genera vacíos inusita-dos.
“Si fuese Sonya” –pensé…
Pasaron más minutos de lo que yo hubiera queri-densidad.
Pero no esperó Toco, que la propia voluntad de ella,
produjera pasos más o menos decididos que en breve
tiempo la hicieran estar compartiendo, como era lo que
lo motivaba normalmente en esas ocasiones, proximi-dades
mutuas.
Se levantó, la buscó y la tomó por una mano; la condujo
a un rincón y la besó.
No fue un beso apasionado, o intenso; fue acaso un roce
fugaz de labios; pero ella lo recibió sin evasivas. Luego
recorrió en instantes el camino de regreso hacia su esta-do
consciente; o mejor dicho, hacia un nivel de cercanía
a la realidad en el que no estaba objetivamente unido a
la realidad, sino por su certeza de no ser un personaje
de mundos interiores, un errante del alma tratando de
experimentar sumergido en ella, en sus abismos, como
placebo a su necesidad de ser amado plenamente.
Lo ataba al exacto conocimiento de quién era él, pre-cisamente
ese conocimiento; esa noción virtual, brillan-te,
que no lo abandonaba, por más erráticas que fueran
sus determinaciones de no extraviarse en los laberintos
de lo incognoscible; e incluso perdiéndose, sin la más
mínima posibilidad de atisbarlo.
Ella pareció entonces una especie de ángel sonámbulo;
ya estaba transfigurada en otra mujer que buscaba los
caminos por donde salir de su infancia y arribar a los
sucesivos instantes juveniles, que la acercarían poco a
poco a una vida más independiente. Su ropa refulgía.
De su piel acanelada claro, salía luz blanca en un ves-
7. vez la llama se agitaba vigorosamente como resistién-dose
a ser apagada por violentas corrientes de aire que
evadían el cerco protector formado por su mano dere-cha.
Regresaba a su presencia adulta, avanzando para
irse.
La puerta la tragó de nuevo.
Desconectado luego yo, de tal osada pero incontrolable
vivencia, y sin nada que me acosara con la necesidad
de reclamarme, no supe luego ya que ruta me llevó a la
mañana siguiente.
Pero desperté en ella.
Otra vez el único lugar donde la soledad no era un es-pacio
inhóspito; su habitación.
Toco Berry continuó en ella su camino recurrente ha-cia
las contradicciones que le asaltaban en medio de las
ganas de quedarse dormido hasta que ya no fuera sino
el despabilamiento en persona. Toda la pesadez de sus
más de cincuenta años y de su contextura de hombre
más o menos obeso, se solazaba a esa hora en extend-erle
argumentos para considerarse una masa de plomo,
incapaz de mantenerse por sí misma en pie. Vio una
taza de café del día anterior, casi al borde de la mesa de
la computadora, y dirigió hacia ella una de sus manos,
vacilante, y tanteando con cuidado de no derramar el
líquido hacia el piso, pudo tomarla.
Haciendo eje en su parte media, apoyó las nalgas en el
colchón e impulsó las piernas hacia el lado de la cama
do, mientras las palabras de Elisa Claret, o Sonya, en
todo caso, pervivían desconectadas de sus labios y de
cualquier otro ámbito donde pudiese hallar resonancia
lo intangible, hasta que advertí la necesidad de ponerle
atención.
-Disculpa, me distraje.
Abrió los ojos como una niña que guarda en una cart-era
de juguete algunos pétalos recogidos en el jardín de
la ingenuidad. Fue repito, un gesto sin condena, pero
no suelo fiarme con facilidad de lo que mira sin rasgos
de mis propios atributos morfológicos, en tanto hom-bre,
desde una perspectiva ajena.
Por eso me sentí apenado. No debí descuidarme.
Ella sí cambió de actitud desde entonces, pero no llegué
a saber por qué. Comenzó a apresurar la llegada del
transporte, asegurando la sujeción de un monedero,
creo, entre sus manos; primero con cierta naturalidad,
luego, ya más inquieta.
“Quiero irme” –dijo, y la volví a besar. “Es sólo una
niña” pensé. Las cartas de la cábala giraron alrededor
nuestro, lentamente, y sin cerrarse completamente en
círculo, se desviaban en cierto punto, manteniéndose
en fila, y a partir de allí se alejaban obviando necesidad
alguna de mantener el orden, hasta perderse en el hori-zonte.
Di una vuelta sobre la cama, y la puerta se abrió de
nuevo. Sonya llevaba la vela entre las manos, pero esta
8. Podía pasar varios días sin barrerlo, hasta que en un
momento dado, quizás incluso un instante destinado a
otras tareas, apartara cuanto compromiso hubiera con-traído,
o cuanta idea se hubiera propuesto desarrollar,
para entonces sí, buscar los implementos de limpieza
-escoba, y pala-, y emplearse con cierta dosis de mi-nuciosidad
en despejar en lo posible el piso, de polvo,
desperdicios, desechos o cualquier otra cosa; incluso
monedas, recibos del telecajero, peines, y hasta vasos o
tazas con residuos del negro líquido acostumbrado; el
brebaje aromático de cada día.
Las plantas de los pies rozaron el polvo, pero una de
ellas tocó también el costado de una de las chancletas,
y pese a la leve incomodidad del ambivalente suceso
-dada la inconfortable disfunción de una de sus partes-,
Toco no encontró motivos para otorgar al foco aislado
que por momentos atrajo su atención, una relevancia
sustancial, que le atara a las ganas de quedarse engan-chado
allí, en desmedro del resto de asuntos que se pre-cipitaban
ya desde la quietud de las tempranas horas
mañaneras, hacía la cuesta de lo que suele acontecer en
medio de mil situaciones desde la cabellera de medu-sa,
con serpientes para escoger: serpiente amable en el
saludo a la vecina que abre la puerta en el piso de abajo,
en medio de un tintineo de llaves que la acercarán a
posteriores desarrollos que envuelven su cuerpo recién
perfumado, y su fresca actitud, mientras camina al de-cente
automóvil que la espera con algo de rocío en el
parabrisas, y que se vinculará al acto de ser acometi-do
con la llave, por la ranura que al girar encenderá
donde no había pared; el torso desde la superficie del
colchón hacia arriba, ubicándolo en una postura más o
menos perpendicular, sin hacer uso sino de la mano sin
taza, para reforzar el logro del envión; al mismo tiempo
que pensaba en la suerte que tendría, si encontraba las
chancletas dispuestas en un lugar adecuado, para que
cuando los pies que ya venían en descenso, alcanzaran
el piso, no se vieran en la coyuntura de descansar des-calzos
sobre el frío y el polvo de la superficie de granito.
Su habitación era un lugar sin mujer; sin nadie que
de manera rutinaria le ayudara a arreglar las cosas
-además de satisfacer el resto de los ubicuos censores
para el aprecio de una presencia femenina, altamente
reclamada por ellos-.
Por eso le preocupaba más el polvo que el frío; porque
la temperatura ambiente, era producto de una sucesión
de eventos o mecanismos activos que no tenía, al menos
era su convicción, ningún compromiso con la estabili-dad
en función de lo cronológico. Lo cual lo ponía en
una situación desde donde le resultaba casi imposible,
hacer algo por cambiar sus arbitrarios vaivenes. Podía
arroparse cuanto pudiera en aquellos casos donde la
temperatura se acercara intensamente a los niveles
bajos, o quitarse de encima cualquier tipo de abrigo o
vestimenta, en caso contrario; lo que no asumía como
algo que pudiera ofrecerle razonamientos o motivos in-eludibles,
era el hecho de mantener el cuarto en un es-tado
óptimo, como para desenvolverse en ese sentido,
de acuerdo a los estándares de pulcritud que exigía de
cara a sus propios parámetros.
9. Toco Berry siente el apretujamiento y le desagrada. Por
ahora hay poco sol, pero más tarde se repetirá la escena
varias veces y todo le resultará peor; casi insoportable;
algunas veces totalmente; hasta se bajará antes de lle-gar
a su destino, y caminará.
Salir es lo peor. Apelmazarse contra los de adelante y
los de atrás como un redondel de carne de hamburgue-sa,
recién tomada de la plancha, embadurnando nada
más con fruición indeseable pero obligatoria, cuanta
espalda, frente o lateral de persona encuentre a su paso.
Un tipo no muy alto, de rasgos duros, joven, manten-drá
más de lo necesario un maletín atravesado, y Toco
se sentirá irritado. Ni siquiera pedirá permiso, sino que
adrede ejecutará un empujón más o menos reprimido.
El tipo emite una protesta con rostro agresivo. La
protesta con rostro agresivo incrementará en mí las
ganas de no ser un hombre pacífico y añorar por seg-undos
un tiempo en que no sea tan grave tomarlo por
el cuello de la camisa, enfrentarlo desde arriba en mi
mayor altura e intimidarlo con un vozarrón que re-tumbe;
verlo cambiar el gesto y empequeñecer; pensar
en jamaquearlo sin importarme la molestia que pueda
causar a las demás personas, y de repente soltarlo y
al mismo tiempo empujarlo sin mucho ímpetu por el
pecho, de tal modo que logre hacerlo trastabillar hacia
atrás, al punto de que todos piensen que se precipitará
contra el piso, de espaldas, pero que pueda, dada su
potencia juvenil dotada de una respetable musculatura
el motor. Se precisa ese lapso de calentamiento elec-tromecánico,
para luego descender cuidadosamente en
retroceso, detenerse y emprender marcha en otro sen-tido
para finalmente dejar el ámbito del conjunto resi-dencial
y extinguirse para mí.
Serpiente jardín y caseta de vigilancia, pasillo, personas
caminando a la parada del bus. Adolescentes atractivas,
mostrando el rostro saludable de la vida en un diálogo
levemente hiperquinético.
Cuaima cielo hermoso y despejado, kiosko de empana-das,
aparejos para hacer ejercicios, mujeres en mono,
oscilando en platillos amarillos de láminas estriadas,
en acompasados movimientos de cíclica brevedad. Per-ra
amarilla; de edad avanzada durmiendo sobre una
pequeña alfombra de jeque diminuto; macaurel perra
amarilla; pensando sin darse cuenta, en un nivel incon-sciente,
en el hijo negro ausente. Perro muerde perro;
perro negro adulto; muerde perro pequeño cojeculo;
blanco. Perros perros; al arbitrio de los encantos de una
perra perra “perra no es gente”. Perro negro coñoe-madre.
Pero negro “murió el negro”. “Se enfermó; lo
inyectaron; no lo pudieron salvar”. “pobrecito el ne-gro”.
“Era un coñoemadre… pobrecito”.
Víbora burda de útil autobús; chofer y colector; pasa-jeros;
no hay puestos.
Cada vez entran más. “Un poquito para atrás por fa-vor”
-dice el colector-; “epa, tú, mi pana, ruédate ahí
más atrás”; “Vaya, brother”.
10. No obstante las personas que se trasladan dentro de
aquel abigarramiento de latas rodantes con ventanas,
lucen absolutamente despreocupadas, en muchos ca-sos,
del acostumbrado proceso automotor que las deja
y las trae diariamente a la fábrica, a la oficina, al cole-gio,
a las casas, a los lugares…
Las cosas pendientes zumban como los rebullones
de “Juan primito”, el personaje de Rómulo Gallegos,
pugnando por devorar a dentelladas cualquier atisbo
de tranquilidad que pueda deparar un claro de cielo
reflejado en un gran hueco cerca de la acera donde se
levanta el restaurant que despide olor a pollo en brasa,
y de la panadería. Cualquier sorbo de refresco frío en
la acera de la bodega, la venta de autoperiquitos, y la
quincalla de los chinos; cualquier asomo a la memo-ria,
de alguna mujer deseada, amada o añorada; frente
a la basura regada en una esquina donde se erige un
edificio más ancho que alto, de cuatro pisos, con unos
cuatro apartamentos por piso.
Ya antes me había cambiado de acera a causa del dese-cho
putrefacto de un perro, grande sin dudas –tal vez
uno de aquellos, macilentos, que se mueven en grupo
a la distancia-; ahora vuelvo al lado contrario, evitando
que la polución del basurero realengo, de incontables
bolsas negras en su mayoría, ya rotas, y regadas varios
metros desde donde pudieron haber sido colocadas
originariamente, incida demasiado cerca, en términos
físicos, sobre mí.
Lombriz anarquía.
en su cuerpo retaco y blanco, mantenerse en equilibrio,
y que no sufra más que un moderado susto.
…Pensar en jamaquearlo y todo lo demás, pero no hac-erlo.
Ir bajando ya del autobús, pero replicarle su imperti-nencia
claramente. El resto de las personas me obser-vará;
también a él; sentiré que me acusan en la mirada
de alguno:
“¡Hasta cuándo, Toco Berry!”
Culebrita Toco Berry. Sin veneno. “Tú no sabes quién
soy yo” –me gustaría decirle… pero me reiría de mí
mismo-.
Uno se gana el sudor de esa manera.
Cuando sale el sol, como Dios manda; el santo se nos
pone de espaldas; porque a veces nos encuentra cami-nado
por cualquier lugar.
Toco se mueve por calles y aceras llenas de huecos, de
polvo. Se rodea de perspectivas o flancos donde las
camionetas, camiones, autobuses y vehículos de toda
ralea parecen varios trenes multicolores y destarta-lados,
uno al lado del otro cuyos vagones delanteros
frenaron de pronto y causaron el choque del resto, en-tre
sí. Las luces rojas y verdes de los semáforos realizan
su juego sincronizado sin que realmente ofrezcan una
solución que favorezca la misión para lo que fueron in-stalados.
11. ¿Existe un responsable que no sea yo?
¿Qué busco? ¿Por qué me escapo hacia esos sitios don-de
encuentro un mundo al que me gustaría realmente
añorar?
Paso del salón con los ángeles musicales, a un lapso
prolongado que pudiera llegar a los diez años, pero es-toy
otra vez ahí. Yo también visto de blanco; pero no
tenemos alas.
Me siento a plenitud entre personas jóvenes especial-mente,
con las que ejecuto actividades triviales, y adi-vino
pensamientos que me estimulan a preguntarme si
existirá alguna manera de quedarme ahí para siempre.
No me afano en retenerlos; prefiero dedicarme a vivir
el momento.
Sonya está ahí. Muy juvenil; casi una niña.
Pero me confronta amigablemente desde otro rostro y
otro cuerpo; por eso dudo si será ella en realidad.
Me gustaría preguntarle “¿Eres Sonya?”
No –dice entre sonrisas cómplices con el resto de mucha-chas
y muchachos que me rodean –No soy Sonya-.
-Pero eres hermosa –le digo, balbuceante -lo pesado del
sueño me persigue hasta ahí.
Se levanta y puedo detallarla mejor entre sus ropajes
blancos y suaves de dormir, como el de todos. Me in-vita
a pasar a otro salón.
Todo se detuvo en eso, alguna vez; en ir y venir, en su-dor,
en pasos en la planicie caliente del día, o en el cerco
sombrío de la noche.
La noche sin sueños de trascendencia espiritual. Sin
veladas secas con rostros maquillados para el amor
subrepticio, en el lugar secreto, como dice la canción, o
para algunas veladas de humedad azarosa, acaloradas
en los imposibles cotidianos de cabelleras negras como
prenda única para la sensación de unidad multipolar.
Sin vuelos libres, de absurdos en absurdos; sin arribos
a templos de sabiduría, de imponencia renacentista o
simplemente “clásica”, a la manera de la arquitectura
greco-romana. Partenones sin fisuras, sin escombros,
ni polvo; pasillos de la escolástica filosófica donde se
supone la presencia de Parménides, Platón, Aristóte-les,
Empédocles, Comte… el Papa Paulo Sexto… gente
prominente, entre la impertinencia de alguien a quien
nadie llamó; un intruso desperdigando huellas de
neófito “donde las águilas se atreven”… mis pasos des-calzos
importunando al creador de la doctrina positiv-ista,
en diálogo que sólo deja la noción de una sustan-cia
conceptual olvidada, y el gesto un tanto huraño de
algún sabio que suelta por compromiso no se sabe con
quién, alguna respuesta que preferirías por motivos de
reacción no haberla hecho.
¿Quién dicta cátedra allí en las aulas de los ángeles in-fantiles?
¿Por qué soy eso, un intruso, al asomarme al
salón de música? ¿Cómo llego ahí si no puedo entrar?
12. Yo me replegaría totalmente, en su caso; no asocio
trayectoria alguna, relacionada con determinados
procesos que dinamizan aunque sea en una mínima
proporción la desestabilización del estado de inercia
que pudiere eventualmente signar un instante, un lap-so,
una extensión cualquiera de tiempo, que tenga el
poder de lograr afinidades de identidad, entre mi ser
fuera de contexto para toda insinuación acaso, donde
un espectador cualquiera sin prejuicios, acopie elemen-tos
de juicio, premisas coherentes, aptas para establecer
conclusiones, que me involucren en el mismo redon-del
adulterado, por esa indefinible esencia de opacidad
resquebrajada, de densidad deshilachada aquí y allá,
donde discurre la permanencia en vida de Toco Berry.
Sí yo fuera él, no querría ser él.
No querría encontrarme en esa coyuntura donde ya se
levantan las sonrisas escarchadas de los últimos pelda-ños,
seguramente habitando predios, donde consider-arlos
parte del umbral de la cima, no constituya una
aventura traída por los pelos.
“El miedo a la perfección del instante”, debe tener den-tro
de los manuales que recogen el listado de concep-tualizaciones
para señalar determinados tipos de pro-cesos
psicológicos, desde un punto de vista si se quiere
científico, su lugar; y desde su particular hábitat, estará
corroborando alguna anomalía presente en mi con-stitución
orgánica, tanto física como metafísicamente,
irremediablemente compatible con dicho enunciado.
Toco Berry recuerda haberla visto en algún lugar real.
Sabe que la ama; que pertenece a algo de él. “Es Sonya”,
se repite mentalmente. Es la sonrisa más maravillosa
que ha brillado en torno suyo; como un velo de agua
cristalina que nace en el cabello largo, suave, ondulado
y dorado, y salpicado de muchos puntos luminosos, se
desplaza festivo hacia abajo, y él puede sentir la necesi-dad
de tocar aquella aurea líquida, pero sutil, que en-capsula
la suave piel, el sonrosado tapiz que prefigura,
que sugiere, si llegase a revelarse tangible dentro de su
incorporeidad de mágicas partículas, la cercanía con
la divinidad; un asalto profano a lo idealizado sin pre-rrequisitos
por él mismo; pero con muchos elementos
de sustento que pudieran avalar el carácter sacrílego
de la extensión tímida del dedo; el roce asustadizo de
la yema pagana, a ti, ángel sin alas, juvenil, mujer, casi
una niña.
“No soy digno de tocarte con mis sueños, pero una son-risa
tuya bastará para sanarme”.
El hombre despierta, tras ese reciente deletreo de un
verso al que se aproxima con cierta dosis de vacilación,
porque un guardián atávico, de cualquier exigua
partícula comprendida dentro del círculo que atesora
los manuscritos firmemente redactados como sello
para corroborar la intención de quien rige omnipres-entemente
los intersticios del azar, amortigua ostensi-blemente
con tan sólo una mirada, grave y terrible, el
empuje vertiginoso con el que surgen las ideas desde
la fuente originaria más consustanciada con el extremo
puro del espectro genésico.
13. A veces me miro desde fuera de mí, ahora que soy otro.
No el mismo que un día se fue de su felicidad tempra-na,
y cayó por el despeñadero donde nadie quiere ir.
Sonya era testigo del hecho, asiduamente. Estaba en to-das
las calles, en cada momento; en mis sueños, en mi
realidad, en mis deseos, mis ganas de besarla; allá don-de
me brindaba su cosmos fulgurante, en el azaroso re-vuelo
de mis ganas gozosas de atraparla; en mi seguri-dad
de ser Dios, sin miedo a las condenas del blasfemo.
Nunca quise aceptar que los atributos de Dios pudies-en
ser una eventualidad tan humilde, que, llegando a
confluir los requisitos necesarios para uno internarse
adecuadamente por los pasillos de laberinto, que de al-guna
manera ofrecen una salida adaptada a tu personal
manera de obtener satisfacción, te extendieran como
bendición las claves de tus mayores espacios para volv-er
a la inocencia y ser luz con la luz.
Los hilos de Ariadna; los anhelos de Odiseo, y su fuer-za,
su constancia; la fe del pequeño David; el anti “yo”
de Goliat; el ímpetu de Sanzón; la musculatura de un
tiempo de gladiadores; un tiempo Espartaco, Eulises,
Hércules… Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José
Felix Rivas... Páez, Miranda…
“Llegar con coraje y voluntad a la playa paraíso, donde
espera Penélope, besando el horizonte donde despun-tas,
no tiene precio…”
Toco Berry permanece sosegado mientras ve la figura
de Elisa Claret abandonar la parada. La sigue con la mi-rada
hasta constatar que no se desvanecerá en la noche,
Pudiera considerarse también, llevando el objeto obser-vado
según los recientes criterios a un plano dialéctico
menos sofisticado, algo así como el “síndrome del fut-bolista
errático en el área chica”, donde la tensión del
acoso por parte de los diversos factores que se oponen
a la inminencia de un parpadeo nuevo en la pizarra
donde se indica el score, luminoso, la vertiginosidad
de los movimientos, la presión del público, y cualquier
otro factor propio de desarrollos como éste al que des-tinamos
miradas analíticas, conllevan sin remedio al
aborto del éxito inminente.
Cerca el momento, el arsenal completo del ejército que
pugna por extinguirnos, con ferocidad de huracán
apocalíptico.
Y suele ocurrirme que acudo a una frase de película,
que se convierte en balón alternativo, produciendo
una disociación malévola, y tal vez determinante, al
momento de ejecutar el disparo; no importa si el ar-quero
ostenta una posición de privilegio para desviar
o atrapar sin posibilidades de penetración el proyectil
de fuego, o si la red está desguarnecida; si un aban-dono
patético espera que en un abrir y cerrar de ojos,
en una micro partícula de gloria, caigan hasta los más
minúsculos bastiones de la retaguardia: “Nunca desees
demasiado obtener una cosa, porque puede ser que la
consigas”.
Siendo yo Toco Berry, no obstante, entiendo perfecta-mente
lo que pasa.
14. No puede creer que sea ella. Se culpa por no entender
desde un principio que Elisa Claret no era más que un
subterfugio de la realidad, para confundirlo.
Pero ahora sus ojos húmedos se lo revelaban clara-mente.
A no ser que sí se tratase de un sueño; en ese caso, debía
volver a su actitud precavida. Quizás por eso tuvo un
instante de vacilación que ella advirtió en la forma de
verle la intención de retroceder, aunque no lo hizo.
Sonya se apartó.
Una seguidilla de pensamientos procaces que lo insti-garon
enrostrándole culpas imperdonables, le asaltó de
inmediato.
Intentó asirla de nuevo, al tiempo que le extendía una
mirada suplicante, a la de ella, casi angustiante; no, ple-namente
angustiante.
Otra vez la sensación de derrota inminente se le burló
en la cara desde cada rincón exterior, y también desde
su mundo interno, donde el dolor además, enrarecía
cada fibra de su ser integral.
Sonya echó a correr, y él quedó inmóvil sin ninguna
posibilidad voluntaria o involuntaria de intentar reten-erla.
“Dios, que sea un sueño”, exclamó en sus adentros
ya al borde de la desesperación. Y le sobrevino la ocur-rencia
de barajar la situación sacando de bajo la manga
sino que seguirá un rumbo lógico hacia donde escapa
de él, sin dudas.
Al parecer no sueña, pero tampoco es la misma noche,
ni la misma circunstancia.
Ya no lo aturden pesadillas de cíclopes ni de mares ig-notos
y anclados en el extravío que le perteneció.
Elisa Claret se detiene ya a lo lejos y lo llama. Él debe
caminar un par de cuadras hasta alcanzarla; trota des-de
un principio, con un dejo de apresuramiento.
-¿Me puedes acompañar? –interroga segura de una
respuesta afirmativa.
-¿A dónde vamos?
-En aquella parada hay más luz.
-Dime una cosa –la toma por ambos brazos más o menos
firmemente- ¿Es ese tu verdadero nombre, Elisa Claret?
Sonya baja la mirada; luce apenada.
Ella pone sus manos sobre el pecho de Toco Berry, y él
se descubre de inmediato ante un tipo de evento que
irremisiblemente logra conmoverlo; pero además, el
gesto de tibia intimidad en la piel de la chica, sobre su
pecho, le genera fluidos de emotividad que le acerca a
inminentes formas de coyunturas en que los placeres
trascendentes irrumpen como un brusco suceso senso-rial,
añorado con intensidad, pero negado por años.
15. riosa sobre ésta; se miró en el espejo, en ese instante, y
miró a un hombre entrado en años, recién llegado en
ritornello jubiloso a unos años más atrás; a un trecho de
entusiasmo juvenil que lo reconcilió con la magia.
Elisa Claret estaba buena, sin dudas; sus senos sobre-salían
voluptuosos por aquel accesorio breve que la vis-tió
esa noche, de púrpura diluida en una dosis mínima
de algo lechoso, blanquecino. Era al entregarse, un poco
de lo que revelaba en condiciones normales, o cotidia-nas
su personalidad extrovertida, adivinada en los suc-esivos
días, encadenados a un lapso lineal, real, además
–al menos así lo parecía-, que comenzó la noche en que
llegó a la parada, se interrumpió durante acaso un par
de semanas, y se reanudó luego al encontrarse con ella
por casualidad en el autobús.
Si hubiera sido Sonya, hubiera sentido que daban una
tregua al silencio, la distancia y el olvido que por tanto
tiempo les había amordazado.
Hubieran andado juntos haciendo algunas compras
para el cumpleaños de su hijo. No en la misma actitud
incompatible, ajena y perniciosa que a ratos comporta-ban
en ciertos pasajes oníricos cercanos a las pesadillas;
sino en consonancia con los otros, con los maravillosos
y nirvánicos.
Ella tendría en sus ojos, otra vez, la negrura de panteras
fogosas y juveniles explorando las estepas áridas o de
cualquier otra característica –con lagunas, flores exu-berantes,
extraordinarias puestas de sol…-, con las que
una carta que hasta ahora le había venido dando re-sultados,
pero que esta vez careció de la fuerza para
imponerse aunque fuese como insinuación, dada la ur-gente
necesidad de perder la razón e ir tras quien qui-era
que fuese aquella mujer que volvía a escabullírsele
como un salto de aguas entre sus manos. No lo van a
creer, pero quiso de nuevo regresar a la hipótesis de
que Elisa Claret era quien había estado allí; interactu-ando
con él en medio de una intimidad tan absoluta-mente
conmovedora como imposible.
Sólo que esta opción significaba entrar en un proceso
incluso de locura. Tampoco contempló la posibilidad
del sueño; aunque así también, podía sacudirse la per-plejidad
y regresar más tranquilo a su destino de ese
día; a su penoso destino, quise decir.
¡Sonyaaaaa! –hizo retumbar en la noche ese grito, y
echó a correr tras de ella.
Entonces despertó.
A su lado dormía Elisa Claret.
La vio, experimentando si se quiere algo de frustración,
pero feliz paradójicamente de no haber amanecido solo
en una cama; como casi siempre.
Recordó los momentos vividos antes de dormirse, y
sintió que su cuerpo y su alma, su espíritu o lo que
fuera, había sido restaurado en gran proporción por la
refriega sostenida con la soledad; por la tunda victo-
16. Las fotografías serían luego en internet un testimonio
fresco de los sucesos de entonces; Sonya-Elisa Claret
con sus hijos frente a la torta de cumpleaños; Elisa
Claret-Sonya conmigo. Con amigos, con familiares, con
bandejas para brindar, con parejas bailando, la noche,
el evento; con las manos de hombres y mujeres entran-do
vacías y saliendo ocupadas de la cava con hielo, cer-vezas
y refrescos.
Las palabras en ebullición desde cada rincón; las mi-radas
observando lineales, bilaterales, periféricas, los
recaudos del devenir…
No sabría explicar cómo se desencadenó, después de
determinados instantes en que ya la euforia de las be-bidas,
y el cansancio alcanzaban un nivel elevado, en
relación a lo que duró en general la celebración, la lle-gada
de nosotros al hotel.
Tomamos un taxi y llegamos a la habitación, embria-gados,
abrazados, riendo, y cantando “Si nos dejan”,
con hielo, vasos, y una botella de sangría más llena que
vacía en nuestro poder.
Nos desvestimos sin la necesidad de preocuparnos por
ser correctamente ordenados al momento de colocar lo
que nos quitábamos de encima en los lugares para ello.
Intentamos encender el televisor pero en la casilla de
entrada olvidaron entregarnos el control remoto –“No
importa” –dije a Elisa, quien preparaba los dos tragos-.
tantas veces alimentó con certeza la convicción de él,
de estar viviendo los compensatorios influjos del amor
más puro, del refinado oro del corazón.
Hubiera vuelto a reír en la cúspide del día más glorioso
de la existencia mutua, ante la sucesión de hechos que
definían el trayecto.
Pasamos por una avenida y en uno de esos momentos
en que se detiene el desplazamiento por algún aglom-eramiento
automotor imprevisto, o por la acción regu-ladora
de un rojo de semáforo, la ventana encuadró una
escena de fotografía con vendedores de frutas y mucho
color que me gustó llevarme en el teléfono.
Sonya me diría en la noche que era una buena foto.
Compartíamos entre amigos y familiares ya, la velada
festiva.
El destino decidió que ese momento estaba resguardado
para la alegría y el compartir emotivo, entre abrazos, ri-sas,
comentarios amables, bebidas de celebración, pan-cartas
mencionando el motivo de la fiesta, entre trazos
de pintura al frío sobre hojas blancas, pequeñas, empat-adas
con silicón para lograr un efecto llamativo sobre
algún rincón de la sala, cerca de la ventana; globos de
colores amarillo y azul marino; pasapalos de bolsas de
polietileno, y ensalada “rusa”.
“Feliz cumpleaños, Ronaldo”.
17. A veces se escuchan breves crujidos de la estructura
del colchón en esporádicas facetas de nuestros mov-imientos,
que se confunden con nuestros propios jade-os,
nuestros desahogos de “rutina”, nuestro volcán en
plena erupción
No existe nada en ciertas puntas del diagrama amoroso
que nos funde, que devuelva la memoria a la mentira
de la vida, que por predominante, nos insta a consid-erar
la posibilidad de que lo otro, lo que nos abstrae
en deleite de dicha farsa latosa y sin sentido, a ratos,
pero inevitablemente aleccionadora y pertinente, no es
lo real.
Ahí, en el ardiente roce de las ganas, perdidos de la cor-dura
cotidiana, “nosotros los de entonces ya no somos
los mismos”; sino Elisa Claret y Toco Berry, siendo lo
que son realmente, no la caricatura de bienaventurados
que se llaman así, o que pueden eventualmente no ser
ellos, sino Sonya o… cualquier otro…
Y es que no había considerado eso.
Siempre he apostado por comprender, o estar persua-dido,
de que ellas, Sonya o Elisa Claret, pueden ser
una u otra en determinados momentos, o no ser ni la
una ni la otra, cuando predomina mi desconcierto por
ignorar o no tener certeza de lo verdadero; pensar que
me interpela Elisa desde su mundo extraño, distante,
ajeno; o me aturde con su presencia sempiterna pero
esporádica, Sonya; con su inocencia y su significado
trascendente en mi vida, o en mi sueños.
El chorro dibuja al descender, en una transparencia cris-talina,
continuamente interrumpida por fragmentos del
entorno que se adhieren fugaces, al agua, una especie
de cordón en forma de caracol dislocada, por la breve-dad
de la inercia interpolada en el trayecto que surge
en la punta del tubo, y termina en el piso, donde un
hidrante redondo de no más de siete u ocho centímet-ros,
recibe los restos líquidos precipitándose sobre el
embaldosado, entre gotas que salpican; veladuras de
lagunas límpidas, y bloques de espuma, en tsunami in-ofensivo
que no arrastra más que los sudores del día, el
cansancio de las caminatas preguntando en la tienda de
licores por el precio del ponche; el entusiasmo por lle-gar
al lugar donde la novia de Ronaldo arribaría, según
el acuerdo previo con Elisa, para que la esperáramos;
los giros rítmicos al influjo de las guarachas de Pastor
López, la Billo’s, Los Melódicos, la Dimensión latina,
Celia Cruz, entre otros…
-¿Por qué insistes en llamarme Elisa? –pregunta Sonya.
Me asaltan las dudas, sobre la mullida cama. Es ella;
no creo que logre engañarme; haré todo lo posible por
evitarlo; pero su mirada es lapidaria en ese sentido.
Está buena.
Abro la palma de mi mano y la desplazo por un cos-tado
de sus deseos, intentando que mi propia mano
me conduzca a lugares inexplorados en los caminos de
nuestra pasión sin ropa.
18. amarillos” que regresan del viaje del olvido, para rev-elar
en una de esas etapas donde cierras ciclos domé-sticos,
intrascendentes -esperabas tú-, pero que te as-ombran
o te sumergen en un estado en el que te sientes
libre; pareciera haber disminuido dramáticamente la
fuerza de atracción por la que no flotas sino que per-maneces
unido a la tierra cuando la divisas de nuevo a
centímetros de ti.
Pero ahora ella también no es la misma.
Tanto no es, que pudiera incluso ser otra, absoluta-mente.
No es un sueño, o un estadio intermedio del espectro
dimensional donde habitamos; esto supongo, dada
la densidad y estabilidad de la forma, es una acera;
aquello es un árbol; más allá noto la presencia normal
de algunos automóviles, con su ruido –lejano-, sus re-flejos
en la superficie metalizada, y su fortaleza en té-rminos
de sustancialidad, de homogeneidad material.
Lo inexplicable, es la presencia de quien me espera; o
quien creo me espera, al menos.
Sólo que me confunde su indumentaria. No está vesti-da
para mí; el atuendo de tonos negros y blancos, con
blusa descotada por donde sobresalen unos de esos
gloriosos senos que generan múltiples interrogantes, el
bolso minimalista, los accesorios para reforzar la inves-tidura
sofisticada de la ocasión, y que atenúan la serie-dad
del alto contraste, por los clores vibrantes, aunque
proporcionalmente discretos, que representan además
¿Pero, me he preguntado alguna vez quién soy yo?
¿Lo he hecho?
¿Quién soy yo? Por qué creo que aquel personaje en la
parada, la noche en que llegó alguna de ellas a trasto-car
inesperadamente la estabilidad de mi andar común
es Toco Berry? ¿Soy yo Toco Berry? ¿Qué dirán ellas
frente a mí? ¿Soy para ellas también quien yo creo que
soy, o es esa postura natural de quien está persuadido
de que nada está fuera de lugar, otra certera estrata-gema
para perturbarme delante de lo que ignoro sobre
ellas? ¿Hasta qué punto quieren enloquecerme? ¿Acaso
al punto de hacerme creer que soy siempre el mismo,
cuando en realidad soy dos o tres personas más? ¿Soy
uno para ellas o soy miles?
No sé si me perdonaré alguna vez no haber adverti-do
la inconsistencia de la uniformidad de mi trayec-toria
desde que ella volvió, o desde que la conocí; de
la posibilidad de algún eslabón perdido en la cadena
de certezas que creí acumular sin atisbos de nuevas
oportunidades para revisar lo que debe permanecer sin
contradicciones, en relación a lo que quiero dominar,
sin añoranzas de tiempos donde este aserto no tenga
cabida.
Mientras tanto caminaré deliberando para mí mismo
acerca de eso; tal vez la ruta de asfalto, aceras donde la
hierba húmeda se interrumpe intempestivamente por
pedazos de espejos resplandecientes, que reflejan el
cielo grisáceo de donde cayeron; “caminos de ladrillos
19. puede significar, elixir de hoy en adelante, sino el declive
de la rutina de la historia, hacia un despeñadero de may-or
liviandad para estos pasos.
Los míos, que se detuvieron en ese instante estremecedor,
y anclaron en una fusión que no creo, pueda prescindir
de tu intuición distante, a pesar de que luego de estar ahí,
diciéndonos cosas que construyeran el puente de mis an-helos,
como conscientes de la inutilidad de las palabras
cuando lo que queda es ya expresar la verdad de lo que
desea, de lo que hace vibrar en la tibieza, en el olor, en el
beso total; de lo que ahora añoro fuera de lo imaginado
donde somos el uno del otro …volvimos a sentir, cuando
el carro se detuvo para llevarte a tu cita sin mí, que cami-nar
es pesado, que cuando el cuerpo se enciende de en-tusiasmo
por lo prodigioso de la realidad-realidad –no la
que abruma con desolación-, no es bueno permitir que el
viento no sople a tu favor, sino que hay que armarse de
valor, y establecer mecanismos imposibles que le tuerzan
el rumbo.
Que te espero en mi habitación, aquí y ahora para ser luz
en la emoción de lo que en nuestro mundo resulta ya im-perioso.
“Hola, rostro, cuerpo, ángel, cabello largo negro, peinado
para la ocasión, en mujer con el recuerdo vivo todavía del
agua bendita que recorrió –miserable-, tu cuerpo desnu-do,
mapanare cruel; mirada inocente, bomba de tiempo
de todos los pecados; imán, insensible, pérfido, alevoso;
“me llamo desgraciado, pero me dicen te quiero”; “estrel-la
radiante de la noche”; yo te bautizo así, en el nombre
muestras de alto nivel en la escala cromática de los va-lores
cálidos: zarcillos verde limón, quizás; pulseras
y algún anillo dorados –no sé si llevaba adornos en el
cuello-…
Estaba preparada para un evento que requería en ese
sentido cierto nivel de sobriedad, que ella supo asimi-lar
muy bien al arreglarse; acaso una cena, alguna visita
respetable; pudiera también considerarse el escape el-egante
de la cotidianidad nocturna, acudiendo a una
sala cinematográfica, para disfrutar el mundo macro
audiovisual de Chaplin, Buñuel, Fellini, Pacino, Streep,
Cabrujas, Chalbaud, Pedro Infante, Doris Wells, Viruta
y Capulina, Hall Berry, y tantos más.
Falda corta, de rayas negras y blancas, y piernas como
para darle una buena patada a lo insustancial y sin gra-cia
que pudo haber en sí misma, entre otras caracterís-ticas
poco admirables, y sentir que tanta armonía con el
resto de los componentes de la integridad mujer, ella,
no podía tener un sustento, sino en la intervención de
un ser supremo, el Dios en quien creemos, para demar-car
un hito insoslayable en las praderas de la convicción
de que “el Reino de Dios ya está entre nosotros”, como
dijo el llamado maestro de Galilea, Jesús de Nazaret, y
que nada es casual.
Verte ahí… no sabría mencionarte… El candor de tu
rostro, tu encanto desaforado, tu indispensable testimo-nio
sin siquiera necesidad de hablar, aunque emitiendo
palabras, o digamos, tímidos balbuceos, a mis pregun-tas
también dotadas de alguna dosis de vacilación, no
20. -Sí, jeje, acababa de bañarme.
-¿Te llamas Toco, verdad?
-Sí. ¿Vas a una fiesta?
-No, voy al cine con unas amigas.
“O sea que quedo aquí, tratando de que este instante
no termine nunca mientras el peso de lo irreal se im-pone
a lo que en esencia es inmarcesible, permanente,
primordial… o sea, contigo en la distancia.
O sea como Condorito; cayéndose de espaldas y en
shock en un envión definitivo para el punto y aparte,
porque mi fe no moverá montañas pero algo queda.
O sea que recójanlo porque cachicamo sabe a quién pea.
Que si te vas te vas y adiós luz que te apagaste, hasta
que Dios lo permita; cuaima vida.
Manuela, qué mala eres, qué mala eres, Juliana”.
Algún día aparecerá en Wikipedia o en el DRAE, la
definición de carro así: Intruso que se detiene frente a
la bodega donde Toco Berry se tomará algún día un par
de cervezas bien frías, para recoger, el desgraciado –sí,
es digno el ejemplar de algún talk show, suramericano-,
a la hermanita de Elisa Claret –dice ella-, a la mamá
de las mujeres buenotas, dejando al susodicho como la
guayabera; o sea, como dice Raphael: “abatido y sin fe”;
del ansia, de las ganas y el tormento; pequeña dam-isela,
mensajera de la tentación más urgente; distancia
indescifrable; qué linda eres.
-¿Cómo dice?.
-Eres muy linda, digo.
-Ah, gracias.
“¿Puedo acompañarte a esperar lo que esperas? ¿Puedo
olvidar que tengo planes, compromisos, caminos pre-diseñados,
sinos y recontra sinos, obsesiones y encuen-tros
fortuitos con la espada filosa del amor más sublime
en las entretelas del corazón?… que sí, la vida te da sor-presas,
pero, hasta qué punto? ¿Cuán trascendente pu-ede
ser el gozo, el deleite, la potencial hemorragia de
placer, con la que puede decirte algún destino que ya
basta de creer en un Dios chucuto y mamarracho, cuan-do
lo que está a la vista no necesita anteojos? ¿Qué tal
si te pregunto a dónde vas, quién eres, de qué nube que
andaba como a veinte mil metros de altura te enviaron
a demostrarme que cuando el desarrollo inexorable de
los hechos dice que la burra es calva, es porque tiene los
pelos en la mano.
-Yo te conozco; mi hermana te saludó un día por la
ventana y yo estaba con ella.
-¿Elisa?
-Sí… aah, sí; estabas con una toalla enrollada en la ca-beza…
21. pecie de entelequia; un esqueleto incorpóreo de nada;
unos ojos y unos labios desprendidos de todo rasgo
ajeno a sí mismos; donde cabía el universo entero, el
cosmos absoluto, destellando en íntimo y exclusivo re-godeo
con el placer.
Y si yo, que puedo concentrarme en mí mismo pude
entrar en ese trance del delirio, debido a los hechos
con ella en ese momento, que abrieron un abanico de
sensaciones disociadas a tal grado capaces de desubi-carte,
como para comprender, aunque a tientas, cuan
cercanos estamos al voluntario o involuntario albe-drío
de mimetizarnos en algo, en alguien o en nada,
qué no quedará para ella, que tenía en su inmaculada
impostura de perla imprescindible, la cualidad que
destaco entre las propensas a tomarme por sorpresa,
y ejecutar malabarismos conductuales, tras los cuales
todo lo que parecía estar enmarcado en un esquema só-lido
de certezas, se desbarata como un rompecabezas
de cubos en vertical ante la torpeza de la ingenuidad
que me acompaña a donde quiera que voy, cada vez
que me ilusiono con creer que Elisa es Elisa; y no Linda,
Betzaida; o Carla, Anabel; o Gladys, caramelo; o Mer-cedes,
dulzura; o Miranda, cosita rica…
Recuerdo que dijo un nombre, pero no lo recuerdo.
¿Y si digo que es Sonya, estaré precisando con fidelidad
lo correspondiente a lo que es? Es verdad que no tenía
nada que pudiera constituir un eslabón para entrela-zar
lo que cada una encarna dentro de sus particulares
manifestaciones, pero esto no tiene porqué erigirse
o sea, como dice el dicho: “viendo lejos”, o sea: “con los
ojos claros y sin vista”.
Nunca como esa noche se esmeró tanto en imaginar
olores.
Colgada la vista en el techo del cuarto, apaciguaba el
impacto de lo que minutos antes lo confrontó con la
impotencia más incómoda que había vivido en los úl-timos
años; la sensación de cerveza que aún nadaba en
su paladar, le permitía retener en la memoria, lo que de
no haber mediado dicho factor etílico, hubiera rasgado
sus vestiduras exóticas de instante privilegiado, para
revelar en la trastienda, el rostro sin maquillaje de la
más profunda frustración.
¿Qué es una raya más para un tigre? pudiera consid-erar,
a la par de otras meditaciones igualmente inqui-etantes.
¿Y si hubiera sido Sonya? ¿Era la hermana, o la person-alidad
camuflada de la misma Elisa Claret? ¿Me recon-oció?
¿Supo en verdad que era yo, o sólo simuló estar
en la presencia de quien soy?
A veces ciertos hechos, ése por ejemplo, de encontrarla,
me acercan a un escenario de indefiniciones donde casi
logro advertir la transmutación sublime desde el ser
que creo ser habitualmente, hasta una imagen de mí,
una esencia o una personalidad, sin dudas distorsio-nada,
cuando menos; hubo un instante en sus ojos y en
sus labios en que reconocí mi identidad como una es-
22. “Pudiera escapar”; aventuró; “irme de todas y de mí”.
Sólo tendría que aplicar algunos ejercicios mentales
para el enajenamiento más radical y olvidarme de que
vale la pena estar atento; pensar que una mujer es sólo
una mujer, sin nombre, sin asideros para mencionar-la,
sin cuerpo y alma incluso, sin presencia; para eso
bastaría alejarse de ellas donde quiera que su manifes-tación
multifacética me invocara o se cruzara conmigo.
Sublimar los efectos de su existencia sobre lo que yo
también olvidaría me representa; cuando no sabemos
quiénes somos ni si estamos rodeados de alguien, tam-poco
hay conciencia de la soledad.
Un día me fui del dolor, por años.
Se llamaba Carmina, o Marlene, quizás Bárbara… pero
aún sospecho que era Sonya, o Elisa burlándose de mí
en ese juego, intolerable ya por lo que soy.
¿Ven mi cédula de identidad? ¿Qué leen? Díganme
qué expresa la seguidilla de letras que me separa como
hombre del resto de personas que también no son mu-jeres,
e incluso de las mujeres o algún ejemplar excén-trico,
ambivalente de los que la diversidad genética, en
sus enredos o albures combinatorios para la formación
de embriones impulsa a la vida.
¡Háganlo! es difícil desandar esta etapa desnuda de
esperanza, o cundida de desesperanza más bien, con
la que el proceso que se desbarranca hacia mis futuros
inmediatos, pone un sello lapidario a mis ansias de
como condición insoslayable para determinismos feha-cientes;
“la vida te da sorpresas”.
Pudo también haber sido la propia Elisa Claret, y no
la hermana, pero cómo estar seguro de que afirmando
algo así estamos dando en el clavo para establecer una
verdad. Nunca vi a Elisa a esa edad; tsunami maravil-loso
estaba como destinada a mundos rutilantes; di-namita
de ensueño podía ser tan sólo un imprevisto
galáctico en trabajo de campo inmediatista para un
“vini, vidi vinci” fugaz, que le permitiera cumplir una
misión indefinible, y luego abordar un platillo volador
escondido en las adyacencias de la zona, para en úl-tima
instancia escapar hacia el firmamento, y extender
reportes a cualquier jerarquía, cualquier confederación
cósmica aguardándola en una nave nodriza.
Capuyito de Alelí, en definitiva, podía no ser ni Sonya,
ni Elisa, ni ninguna otra sino ella; como también podía
ser una u otra, en un reciclaje sobrenatural, u oculto,
misterioso, al que ya estaba pensando obviar para no
salir de sus parámetros de cordura y poder llevar una
vida tranquila. ¿Acaso era tan importante definir sin
protuberancias sobrantes ese galimatías circunstancial
que sólo a él, Toco Berry, quien además también era
una incógnita, parecía obsesionarle tan intensamente?
¿Qué le importaba después de todo, sustraerse de aquel
coso de acertijos inquietantes y buscar un centro donde
delinear el trazo definitivo hacia la paz, aunque ni su
propia identidad pudiese ser delimitada como certeza
irrefutable.
23. Sólo ignorantes de lo que somos realmente: magia,
maravilla, luz, destellos y cristales diamantinos, rubíes,
zafiros, piedras de mar, luceros de la mañana “ay,
quién pudiera”, esteee… Sinfonías de Bethoven, Infi-ernos
del Dante, Monalisas de Da Vinci; plumas pri-morosas,
guerreras, de Guaicaipuro, Terepaima, Rorai-ma,
y otros; Homeros y odiseas; homeros y guerras de
Troya; Corajes de Negro Primero y de Páez; de Bolívar,
de gente; mares de Margarita; tetas de María Guevara
sin silicona; cumbres de los andes; cañones de colorado;
Miamis Beach; sonrisa cubana, habanera, guantanam-era;
culos brasileños; zamba pa’ti; Santana, Festival de
Woostock; Jimmy Hendrick, The Beatles; río Sabacual;
Caripito; Jesús Soto, Juvenal Ravelo, Carlos Cruz Diez;
conservas de coco; laguna de Campoma; Patanemo; Ifi-genia;
Araya; Simplicio; Doña Bárbara; El Señor de los
anillos; Harry Pooter; crepúsculos de Barquisimeto; ca-feconleche;
empanada; caviar; Machu Pichu, y mil co-sas
más…
No somos un coño.
Sólo una caterva de gente talentosa creyendo que debe-mos
destruirnos los unos a los otros de espaldas a
“Aquel que nos amó”.
No somos nada.
Somos errantes, trashumantes de la cuaima vida, sir-viendo
de carne de cañón a la baviecura de nuestros
caprichos más adyectos…
uniformizar los desplazamientos y rutas que quiero
para mí; si yo fuese algo, o alguien a quien pudiese
atribuírsele alguna dignidad o indignidad nominal.
Dependo de ustedes, si son alguien; o si han logrado
encausar por un tubo recto el desafiante aluvión de
certezas y contra certezas que se precipitan sin conci-erto,
encima, debajo, a los lados y por donde quiera que
la realidad, o la extra realidad, ofrezca una rendija que
la profane, que la contamine de razón.
No voy a repetirlo. No sé quién soy; pero añoro el vuelo
libre, al mismo tiempo que lo deploro; mi tragedia con-siste
en despreciar el equilibrio, pero también la caída.
Esto lo digo desde la noción de que el conjunto semán-tico
“Toco Berry” me señala como ente individual a es-paldas
de un gregarismo genético-espiritual indescifra-ble,
indefinible y signado por la sinrazón; anárquico y
explosivo, como el big bang.
Yo no soy tú, es lo que entiendo; ni tú yo, pero pudiéra-mos
ser uno, con todas tus contradicciones y las mías,
como también pudiéramos no serlo; creo, sin temor a
equivocarnos que somos quizás una inexistencia, una
indiferencia, un cero a la izquierda, ni siquiera polvo
cósmico; pudiéramos afirmar como el excelso poeta
que se recostó de la urna, borracho, y luego de un breve
eructo, emitió un edicto frente al cara pálida de turno,
contenido en este relevante aforismo: “No somos nada”.
No somos un coño.
24. Ese reverso de su cuerpo, no es lo que es; es lo inexplor-able
de su campo espiritual; definido así por la necesi-dad
que tengo de ser absolutamente metafórico al re-specto.
Ella no sonríe con facilidad cuando no es Sonya; pero
la precariedad de su felicidad interior es hermosa; por,
quizás, esporádica. Remite este fenómeno al ejemplo
de aquello que uno espera con interés y tarda en llegar,
y por esa circunstancia de la previa espera y el repen-tino
arribo, sobreviene el gozo en la contemplación.
Toco Berry no siente que la ama, pero sí la pasa bien
con ella, cuando no es Sonya.
Elisa busca la pantaleta y se la pone, al mismo tiempo
que satisface con una respuesta la inquietud de Toco,
quien también se levanta.
-Prefiero ir sola.
Toco se dirige al baño. Abre la regadera y se mete de-bajo
del chorro. Elisa Claret se pone un bluyín y una
blusa; toma el celular y activa el sonido del MP3: “Hola,
soledad –suena una vieja canción -, no me extraña tu
presencia…”.
Elisa abre la ventana un poco más y tiende la mirada
hacia la autopista, a lo lejos. Hay congestionamiento de
vehículos. Le gusta la canción; la escuchó mucho de sus
padres. Toco sale al rato y vuelve a sentir agrado por un
detalle en Elisa; esta vez es cierta evanescencia de la luz
sobre la tela aguamarina; el pelo suave y corto de ella
Culebra locos; mapanare torpes; ofidio inmorales…
-Salvando las respectivas excepciones, Elisa; ya sé lo
que me ibas a decir.
-No dije nada.
Elisa da una vuelta sobre la cama y deja su mirada so-bre
la mía; observo el reloj y son las siete de la mañana;
detrás de la ventana y las cortinas despunta el sol como
calculando la intensidad de calor que debe aportar a la
frescura que me agrada.
-Hoy voy a visitar a una amiga que viene de México.
-No me digas, güey; ándale ¿y dónde la vas a buscar?
-En el terminal; debe estar aquí a eso del mediodía; es
de aquí pero trabaja como productora para la televisión.
-Si quieres te acompaño; no tengo nada que hacer a esa
hora.
Elisa, se levanta.
Su cuerpo desnudo me ofrece una perspectiva bastante
despejada de su hermosa espalda, lisa como una piedra
de río; pudiera lanzarme por ella como en un tobogán
natural, si estuviera seguro de que abajo me espera un
amplio pozo de frescura de imperturbable transparen-cia;
como la claridad de hoy.
25. imagen sea engullida por la penumbra, en la mirada de
un caballero de flux y corbata, que la quitó del matu-tino
en sus manos, para ponerla en ella. “Elisa Claret”,
masculló el hombre y echó a correr tras ella.
“Elisa –grito dos veces-; pero no supo si ella lo había
escuchado o mirado; por eso insistió, hasta que entró
también a la boca de la estación.
-Elisa -exclamó sonriendo y un tanto ofuscado. La al-canzó
finalmente en una corta cola que se había for-mado
en la taquilla de fichas. –Elisa ¿Me recuerdas?
La mujer lo miró con unos ojos escrutadores e ingenuos.
-Creo que me confunde con alguien más.
-Te recuerdo muy bien. Trabajamos juntos en una obra
de teatro en Caracas… el 23 de enero…
Hurga bellamente en su memoria; “no creo; jamás lo he
visto”.
-Por favor: “Las culebras de Medusa”. -El hombre lleva
ambas manos por encima de su cabeza y las mueve en
esforzado intento por hacerla rememorar.
-De verdad, lo siento; no recuerdo haber hecho teatro
jamás.
-Elisa Claret… “No sé quién soy, pero añoro el vuelo
libre”… “volar”…
adquiere también bajo el mismo efecto una relevancia
del volumen que hace sobresalir los tonos anaranjados
y dorados, con amable presencia, levemente alborotada
por la discreta brisa del instante.
Comentan algunas otras cosas y finalmente se van.
Comen algo en un modesto restaurant con sillas y
toldos en la parte exterior, donde estuvieron, y luego
se despiden. Se besan y Toco saca la mano a un taxi. La
avenida comienza a hervir en su cotidiano caos, en la
voz de algunos colectores de transporte que vociferan
la ruta como si la vida se le fuera en la indiferencia de
algún inadvertido peatón caminando a varias cuadras
a la redonda.
Elisa le dice a Toco que deberían utilizar unos cartelitos
como los que acostumbran en los aeropuertos cuando
se debe esperar a una persona desconocida.
-Tremenda idea -dice Toco, y aborda el automóvil, lue-go
de acordar con el chofer el precio correspondiente-;
sólo de imaginarlo me da la impresión de entrar a un
mundo surealista-.
-Hablaré con el alcalde –saluda ya con la postrera frase,
Elisa; quien no espera a que el taxi arranque, para diri-girse
caminando hacia la estación del metro. Se detiene
en un ventorrillo donde ofrecen variedad de dulces
caseros y compra tres de distinto sabor; y luego avanza
varias cuadras hasta llegar al agujero negro, por donde
la acción de una escalera mecánica contribuye a que su
26. -Ya sé lo que necesita.
Era aquel un día intrascendente; todos los días se lla-man
igual siempre: lunes, martes, miércoles, jueves, vi-ernes,
sábado y domingo, pero nunca un día es igual a
otro. Este reduccionismo relativo al tiempo, es útil cu-ando
se quieren establecer patrones de identificación
que faciliten el control de un orden cotidiano; qué
difícil resultaría para la memoria humana, otorgar a los
días una forma de mencionarlos absolutamente partic-ular,
de tal modo que ningún día se llamara como otro;
constituiría una limitante fastidiosa en los momentos
cercanos al final de las posibilidades de hacer combina-ciones
que mantuvieran la persistencia de dicho siste-ma;
seguramente entonces habría que introducir refor-mas
que contemplaran recursos extraordinarios, como
el de permitir que el nombre de los días no constara
de tan sólo una palabra, sino que habría que agotar las
combinaciones en paridad, y así sucesivamente hasta
que de tanta eternidad cualquier día tuviera el nombre
de todas las combinaciones de palabras, frases, párra-fos,
tratados, y todo cuanto tenga que ver con los si-gnos
para comunicarnos pictográfica, fonéticamente y
en cualquier otra alternativa que impida que el tiempo
siga corriendo sin que los días ofrezcan manera alguna
en que uno pueda decir cómo se llaman.
Todos los compromisos, entonces, quedarían supedi-tados
a vagas eventualidades; “¿Cuándo nos vemos,
María, Pedro, Ronaldo…?” “…Cualquier día, segura-mente;
da igual… ningún día tiene nombre”.
-Elisa Claret –su rostro navega en la vacilación. El ca-ballero
no le desagrada.
-Eres tú, por Dios…
-No, no; está equivocado; mi nombre es Sonya Laguna;
acabo de llegar a esta ciudad. Nací aquí, pero me lle-varon
a México a muy temprana edad; y nunca más
regresé, hasta ahora.
El caballero pareció muy desalentado. Llevó las manos
con el periódico abajo, y ella contrajo en gesto lastimo-so
el rostro, achicando los ojos, como queriendo evitar
que llorara. Casi extiende la mano para consolarlo.
-…Toco Berry… “No somos nada, Medusa; sólo nada,
haciendo nada en esta nada”.
-Lo siento… -se puso más pequeña… debo irme…
Toco Berry pidió prestado el periódico al chofer del taxi.
-Sí, aquí tiene otro.
-¿Gracias; tiene radio o algo, un reproductor de cd?
-¿Qué música le gusta? Tengo un pent drive de MP3
con cualquier tipo de música.
-Ponga lo que quiera, amigo; sólo quiero dejar de es-cuchar
mi pensamiento por unos minutos.
27. Ella le extiende la mano y le habla:
-Me gusta conocer personas; Lina Vallegrande.
La detalla algo confuso, y le parece gracioso su rostro
dimanando cierta voluptuosidad, y con pecas; ojos cla-ros
además, mirando a través de dos ventanas con so-porte
rosado abrillantado y gruesos lentes.
Lubio Naranjo sonríe más abiertamente, dejando so-bresalir
de su boca con labios gruesos, una dentadura
vigorosa.
-Hola... me llamo Lubio... Lubio Naranjo.
Se unen sus manos.
El metro serpentea aculebreado, sondeando el subsue-lo
velozmente. Los pasajeros son presencias herméticas
sumidos cada uno en sí mismos. El zumbido del desp-lazamiento
domina la atención.
Vagones tragavenado.
El ducto afila sus dientes en arco de mil astucias imper-ceptibles;
cada instante nace un mundo nuevo, precipi-tándose
hacia la estación correspondiente de la espec-tativa
individual.
La anaconda de acero emite una voz femenina que in-dica
la llegada a un destino; se impone salir y entrar
apresuradamente.
La mujer se baja del vagón del metro y se desplaza
tranquila por las pulcras instalaciones de la estación;
parece estar preparada para una ocasión especial; mini-malista,
alto contraste, buenota, dieciocho; sus tacones
la llevan a paso rápido pero hacen poco ruido. Toma en
sus manos la pequeña cartera y extrae el lápiz labial;
aplica desenfadadamente una mancha carmesí sobre el
labio inferior; luego cierra la boca y logra que los labios
se impregnen de atracción en cada una de sus partes.
El piso es pulido y brillante; en las partes que la ven
desde abajo mientras camina, se refleja difusa la ima-gen
invertida.
Va hacia la calle; muchos y muchas como ella, personas,
se cruzan, se detienen, se repliegan, se alejan, andan
simultáneamente durante un trecho y luego rompen la
formación.
A nadie parece preocuparle el nombre de ella; camina,
avanza, va…
El metro vuelve a sus andanzas; un muchacho decide
sentarse. En principio no encuentra forma de hacerlo
pero luego atisba un espacio libre y logra ocuparlo. No
es alguien sofisticado, más bien simple; se acomoda la
gorra y adopta una postura relajada, serena; mira al
frente; no se puede saber si concentra su atención en
algo externo o si está ensimismado en un introspectivo
acontecimiento.
La chica que va al lado lo sorprende con un ofrecimien-to:
“¿Quieres chicle?”. Medio sonríe viéndola afable-mente
a los ojos y toma uno.
28. Todo se manifiesta encandilante a su alrededor, en un
esfuerzo desesperado de la pureza por abarcarlo todo,
por convertirse en única sustancia de cualquier resqui-cio
posible.
Los ojos se resienten.
Quiero cruzar la calle, en medio de carros que parecen
destinados a evitarlo; llegar al centro comercial y re-gresar
el tiempo.
Sentarme en la misma mesa y ser distinto, ser otro.
Si pudiera lograrlo, tal vez este momento no me pert-enecería;
sería de aquel que pide la cuenta al mesonero
y escapa a encontrarse con la mujer que aborda el auto-bús
en la distancia.
El que corre sobre la calle mojada, tratando de pisar
bien, de mantener el equilibrio en todo el trayecto; eva-diendo
los carros que ya inician el avance ante el per-miso
que les otorga la luz verde.
El que entiende que ya la mujer lo ve acercarse, y sabe
que intentará detenerla; el que la ve dudar, con un pie
en el estribo y la mano en el tubo vertical.
El que observa que todo se apaga y oscurece, cuando
la parada queda nada más que para la indígena con el
niño, sentada en el banco. Tras ella un anuncio publici-tario
despliega consignas políticas. El autobús se va.
Cuerpos que se entremezclan y apretujan inevitable-mente,
pendientes de lo que afuera les espera como de-sarrollo
particular, íntimo.
Escalera mecánica; lapso ascendente; sin esfuerzos.
Amplitud de granito y señales. torniquetes brillantes.
Resplador de calle; la ciudad.
Cascabel dorada.
Avenida ancha de bululú y pandemonium.
De nuevo los pies abordan sucesos ineludibles, por exi-stir,
por ser, por habitar.
Cruza la cuaima vida, también en los graffittis sucios,
en los afiches rotos sobre columnas imperturbables.
Acude a cualquier parte.
Presiente los residuos de veneno sin antídoto, en medio
también de destellos para permanecer sin reptar, por
humano.
Cuaima vida.
El reloj indica el tiempo.
¿Dónde estarán esperando las certezas sin rostro?
29. Este libro se terminó de imprimir
en los talleres de xxxxxxxxxxxx
en Velncia, a los x días
del mes de diciembre
No importará seguirlo.
La oscuridad semeja el interior de un ofidio donde
Jonás lucha porque se torne cierta la utopía donde “la
vida es sueño”; dormir.
Dormir... la cuaima vida... el anestesiante trayecto.