Jean Claude representa figuras humanas y animales míticos en el bosque para capturar el paso del tiempo. Sus retratos muestran a personajes envejeciendo y declinando, prestando imagen a la caducidad de la belleza y el devenir humano. Al interrelacionar los retratos con los árboles y plantas del bosque, revela las afinidades secretas entre la vida de los seres y el curso del tiempo en la naturaleza.