Las cuentas simples aparecieron al comienzo de la agricultura hace 8.000 años y representaban productos del campo con formas geométricas simples y superficie lisa, mientras que las cuentas complejas surgieron con el desarrollo de las ciudades hace 3.500 años y tenían mayor variedad de formas y marcas para representar bienes manufacturados. Ambos tipos de cuentas compartían características como tamaño, material y funcionalidad para almacenar información económica.