La calabaza Ruperta era la más pequeña del huerto y fue desechada por el granjero, lo que la enfureció tanto que se deformó, adquiriendo un aspecto aterrador con cicatrices. A partir de entonces, Ruperta decidió asustar a los niños en Halloween para vengarse, por lo que el granjero aprendió que debía tratar a todas las calabazas por igual.