El documento describe una conversación entre amigos en una isla donde solían reunirse. Cada uno tiene habilidades únicas: Juan cocina y arregla máquinas, Maru seduce e inteligencia y estudia psicopedagogía, Dam tatúa, toca la trompeta y es convincente, Laucha sueña e intenta estudiar veterinaria, Walter trabaja piedras preciosas como un orfebre, y Guille observa y opina poco. La conversación es animada por discusiones entre Walter y Dam que complementan sus opuestos puntos de vista.
1. CUENTO: HABILIDADES, por guillofca.
En una isla pequeña que los habitantes de ChomChom usaban como lugar de
esparcimiento, antes que el conocido Comilón Borga se apoderara de esas
tierras, se encontraban charlando en uno de esos magníficos crepúsculos de
principios del otoño, con sus días agradables y noches frescas, varios amigos:
Juan, Maru, Dam, Laucha, Walter y Guille. De la charla se desprenden
algunos caminos privados y se destacan las habilidades de cada uno de ellos.
Juan cocina, como un arte y se dedica a la mecánica; Maru seduce, con
singular inteligencia y estudia psicopedagogía; Dam tatúa, aprende a tocar la
trompeta y desarrolla su capacidad de convencimiento; Laucha vuela en su
mundo interior e intenta estudiar veterinaria, mientras hace algunos trabajos
en la chacra; Walter trabaja piedras semi-preciosas, con la maestría de los
antiguos orfebres medievales, mientras prueba sus mundos paralelos y Guille
solo observa y opina muy de vez en cuando. La conversación es animada, por
las constantes discusiones entre Walter y Dam, que se complementan por
opuestos. El anfitrión: Juan, hace esfuerzos, por mantener el clima bucólico y
se enoja, con uno de esos energúmenos, que pasa en su vehículo a una
velocidad desaconsejada. Laucha gradúa el nivel de su radio, mientras intenta
mantenerse al tanto de todo y Guille es requerido, por Dam, como árbitro de
su falta de entendimiento, con Walter. Lentamente las cosas toman ese camino
personal sin agravios, que precede a la hora de dedicarse al sueño reparador,
para enfrentar el mañana cierto o incierto, mientras el búho avisa de su
presencia cercana, como escuchando los estertores de la conversación
moribunda.