La Educación es un camino, o, mejor dicho una autopista de diversas vías, que significa que podemos seguir cualquier vía, pero es imposible seguir varias vías al mismo tiempo, por una cuestión física, o, por las leyes de la física.
1. EL RELATO CORTO FANTÁSTICO LATINOAMERICANO (El cuento)
Este tipo de relato del realismo mágico latinoamericano no termina, no tiene final y en su trama
se enraíza con la realidad y con el “deber ser” pero que por esas cosas de los vaivenes de
nuestra propia realidad mágica o fantástica (la latinoamericana) se destacan las cosas desde “lo
que no debe ser”. Por otra parte también puede llamarse un NO CUENTO, porque es un cuento a
medias, con partes de realidad y fantasía, pero en definitiva es un cuento de la realidad o del
autor, o, mejor dicho del impacto de la realidad en el pensamiento del autor. El ser un NO
CUENTO, no implica que sea realidad, pero tampoco es ficción en un sentido centro europeo.
CUENTO: CONFESIONAL Y PRIVADO, por guillofca
Era una familia del norte del continente: Los padres profesionales vinculados a las actividades
académicas. La pareja había nacido en las aulas universitarias, por ese encanto científico, por las
cosas de la sociedad. Ambos creían en la bondad humana, en la libertad, en la democracia, en
sostener el estado con fines sociales. Desde antes de conocerse ella prestaba servicios voluntarios
en una organización sin fines de lucro dedicada a los homeless y el colaboraba con un refugio de
animales. Estudiaron, por decisión de sus padres, en escuelas secundarias del Estado. Con el paso
del tiempo llegaron los hijos y, cuando el mayor se encontraba en condiciones de cursar la escuela
media, optaron por mandarlo a la escuela estatal más próxima, casi sin preguntar, porque no
acostumbraban a preguntar obviedades.
Desde que el vástago mayor asistía a su escuela debieron explicar una y otra vez al adolescente,
sobre la diferencia entre escuelas confesionales (privadas) y escuelas estatales. En el siguiente
año la hija ingresó al colegio del hermano. Ninguno de los pequeños lograba vislumbrar la
diferencia entre los sistemas de escuela. Los padres comenzaron a preocuparse y consultaron con
otro profesor universitario relacionado con la psicología. Pensaban que hacían algo mal, o, que
existía alguna traba anclada en algún recóndito lugar de las vivencias pasadas de sus hijos. Era casi
un hecho, algo habían hecho mal, en su educación familiar. Decían compungidos que trataron que
los niños identificaran los límites, con las obligaciones necesarias, comunes y corrientes y que, con
seguridad, omitieran explicarles cuestiones más legales.
Casi al final del segundo año se enteraron, que un gran grupo de docentes de la escuela había
viajado a capacitarse a un bello país del sur, plagado de playas y selvas. Y al año siguiente, que los
docentes preparaban un viaje con alumnos, financiado en parte, por los dineros de una Iglesia
Principista. No podían creer, preguntaron, consultaron sobre posibles cambios de escuela (siempre
les respondieron que debían cambiar su domicilio) y al parecer no había nada que hacer y
finalmente, con el orgullo herido los cambiaron a una escuela confesional católica, porque
preferían que sus hijos no aprendan a mentir o a estafar y ninguno de ellos era católico, pero
reconocían que esas escuelas católicas, claramente, se manifestaban como católicas y el
reconocimiento es el principio de la verdad.