Piluca era una mariposa artística cuyas alas podían crear colores como una caja de lápices. Un día se despertó triste y sin color después de una pesadilla donde otra mariposa le quitaba sus colores. Su amiga la oruga la consoló y le dijo que sus alas tenían los mismos colores de siempre y que no debía dejar que los sueños de otros la hicieran sentir menos. Esto ayudó a Piluca a recuperar su color y a convertirse en la primera mariposa artista del bosque.