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CUESTIONES BÉLICAS.
Redactor: Serafín Pérez Izquierdo.
INRODUCCIÓN IRRELEVANTE.
Este escrito consiste en una codificación sistematizada, concordada, reordenada y
abreviada, construida sobre diversos textos de estrategia clásicos. No sabemos de nadie
que haya hecho de verdad esto antes. Ninguna de las ideas es nuestra; sólo nos hemos
limitado a presentar de una manera inteligible la información que a nosotros nos ha
parecido la más esencial; información dispersa que es difícil de extraer de unos textos
originales carentes de accesibilidad y de usabilidad. Ni pretendemos plagiar a nadie, ni
somos de verdad autores de nada; insistimos que nuestro único propósito consiste en
hacer fácil de entender lo que resulta difícil de explicar. Además si la genuina
originalidad fuese un requisito indispensable a poder mostrar algo, los libros de texto
académicos no podrían ni existir.
Hemos intentado ser siempre considerados hacia quien esté leyendo esto. Somos
conscientes de que la lectura consume tiempo, y también lo somos de que el tiempo
siempre escasea; así pues, hemos elaborado un texto cuya lectura no consuma más de
una tarde; de ahí su vaguedad intencionada, y su estructura a medio camino entre texto
jurídico y catecismo, y la total ausencia de anécdotas y excursos. Quizá el lector perciba
que a lo largo del texto nuestro estilo literario evoluciona; esto ocurre porque
redactando hemos ido aprendiendo a redactar; nos disculpamos ante el lector si a él le
exaspera esta carencia de homogeneidad estilística o si él encuentra alguna errata de la
que se desprenda alguna tontería, pero que él entienda que hay un momento en el que
hay que dar por concluida la propia obra, sea cual fuere la calidad definitiva de dicha
obra.
Las fuentes más relevantes que hemos utilizado son:
-El arte de la guerra. Por Sun Tzu.
-El arte de la guerra. Por Sun Bin.
-El libro de los cinco anillos. Por Miyamoto Musashi.
-El arte del disimulo. Por Natori Masazumi.
-Shinobi Hiden. Por Hattori Hanzo.
-Manual de interrogatorios. Por Escuela de las Américas.
-Pelea de campeonato. Por Jack Dempsey.
-Las 36 estrategias chinas. Por Carlos Martín Pérez.
El resumen, está construido en derredor de los libros de Sun Tzu y de Sun Bin. Por ello,
hemos suprimido todos los aspectos que no estaban estrictamente relacionados con
asuntos estratégicos.
En los libros de Mushasi y Dempsey, hemos suprimido toda la información acerca de
ejecución de técnicas y acerca de contraofensivas. También hemos suprimido todo lo
que atañe a los entrenamientos.
En los libros de Masazumi y Hanzo, hemos suprimido toda la información acerca de
herramientas, acerca de armamento, acerca de asaltos, y acerca de magia y filosofía.
Aun así, el texto resultante es muy extenso.
En el manual de interrogatorios, hemos suprimido todos los aspectos acerca de
procedimiento, y todos los interrogatorios especiales.
De las 36 estrategias chinas, hemos tomado pellizcos aquí y allá.
Quien desee adquirir más saberes acerca de los asuntos objeto de nuestro escrito,
siempre podrá acudir a los originales. De hecho, esto nos parece lo aconsejable siempre.
Serafín Pérez Izquierdo.
Libro I. CUESTIONES ACERCA DE LA GUERRA.
TÍTULO I.
ACERCA DE LA LÓGICA DE LA GUERRA. ACERCA DE LA LÓGICA DE LA
PAZ.
Capítulo I. Acerca del conflicto. Acerca de la guerra.
001. Acerca de la colección de circunstancias que está en la semilla de todo conflicto.
¿Cuáles son tales circunstancias?
Uno. Un desacuerdo entre una pluralidad de individuos.
Dos. Que, al menos uno de ellos, pretenda que su voluntad se imponga a los demás.
Tres. Que, al menos uno de los restantes, desobedezca.
002. Acerca de las guerras concluidas.
¿Cual es el resultado troncal a todas ellas?
Los vencedores prosperarán a expensas de los derrotados.
003. Acerca de la derrota de vuestro adversario. ¿En qué consiste?
En que las circunstancias que, para vosotros y para vuestro adversario, respectivamente,
resulten sean tales que podáis imponer a vuestro adversario vuestra voluntad, incluso
contra la suya. Vuestro adversario estimará, entonces, que lo menos gravoso para él
consiste en someterse a vosotros; y, consecuentemente, él cesará de resistirse.
Capítulo II. Acerca de la belicosidad.
004. Acerca de las victorias provenientes de la utilización de la violencia. ¿Cuáles son
las dos secuelas ocasionadas por tales victorias?
Una. Os habréis desgastado.
Dos. Habréis desperdiciado una oportunidad de que vuestra fuerza y vuestros
aprovisionamientos estén obtenidos a expensas de vuestro adversario.
005. ¿Cuales son nuestras justificaciones para que os aconsejemos no iniciar un asedio
si hay otras alternativas disponibles?
Que los asedios consumen muchísimo tiempo, y que siempre os ocasionarán las dos
secuelas de las victorias violentas.
006. ¿Cuál es la mejor manera de obtener una victoria?
Primeramente, intentad dejar inservibles los ejércitos de vuestro adversario. Quizás, no
podáis; entonces intentad atacarle mientras él está todavía elaborando sus planes.
Quizás, ninguna de las dos cosas anteriores sea posible; entonces, intentad que se
rompan las alianzas con vuestro adversario.
Quizás, las tres cosas sean imposibles. Entonces, enfrentaos a los ejércitos de vuestro
adversario.
007. Acerca de la manera de minimizar la destrucción producto de la guerra.
Uno. Acerca del país de vuestro adversario.
Intentad conservarlo. Quizás, sea imposible; entonces, destruidlo.
Dos. Acerca de los ejércitos, divisiones y batallones de vuestro adversario.
Primeramente, intentad capturarlos intactos. Quizás os resulte imposible; entonces
intentad que queden inservibles; para lograrlo, privadles de ánimo y de dirección.
Quizás, todo lo anterior resulte imposible; entonces, destruidlos.
008. Acerca de la importancia de no demoraros en vencer. Acerca de la importacia de
saber cuando dejar de luchar.
Acerca de las consecuencias adversas provenientes de un excesivo tiempo de
permanencia en plena batalla. ¿Cuales son tales consecuencias?
Uno. El progresivo agotamiento de vuestros recursos.
Dos. La extenuación de vuestras tropas.
Tres. A causa de uno y dos, perderéis capacidad de combate.
Cuatro. A causa de tres, vuestras tropas perderán su voluntad de resistir y vencer.
Cinco. Quizás, tornéis propensos a subestimar a vuestro adversario. Entonces, quizás,
incurráis en negligencias.
Seis. A causa de todo lo anterior, seréis más vulnerables.
Capítulo III. Acerca de la utilización de la belicosidad.
009. Criterios de utilización.
Uno. Excepto cuando la belicosidad resulte estrictamente indispensable, absteneos de
utilizarla.
Dos. Absteneos de toda jactancia, de aferraros al poder, de ser engreídos, y de ser
coercitivos.
Tres. Conformaos con la eficacia que sea la estrictamente indispensable demandada por
las circunstancias. Conformaos con intentar sobrevivir, con solventar los desórdenes del
mundo, y con libraros de aquellos que perjudiquen a vuestra población.
Capítulo IV. Acerca de los criterios para escoger una postura bélica..
010. Principio troncal. Excepto cuando el actuar resulte beneficioso, absteneos de
actuar. Excepto cuando existan ventajas en juego o existan peligros, absteneos de
movilizar vuestras tropas; jamás las movilicéis a causa de vuestra ira.
011. Casos especiales.
Caso uno. Que carezcáis de recursos. Entonces, no seáis atacantes; en vez de eso,
procurad no ser atacados; para lograrlo, ocultad vuestra situación y circunstancia.
Caso dos. Que vuestros recursos abunden. Entonces, apresuraos a atacar, antes de que
las circunstancias muten, y antes de que vuestro adversario adopte precauciones.
Capítulo V. Acerca de las señales que os permiten inferir que existe el riesgo de que
pueda existir entre vosotros y un adversario en particular una lucha.
Uno. Que medie mutuo amor entre el gobierno de vuestro adversario y los súbditos de
vuestro adversario.
Dos. Que vuestro adversario haya establecido un sistema punitivo-premial que goce de
confianza.
Capítulo VI. Acerca de las pérdidas humanas producto de la lucha. Acerca de la pérdida
de capacidad productiva. Acerca de la manera de que tales pérdidas no sean excesivas.
012. ¿Cuáles son las tres variables que han de estar a vuestro favor si no queréis incurrir
en esa demasía en las pérdidas producto de la guerra?
Uno. La estación del año.
Dos. El terreno.
Tres. La armonía entre las personas.
LIBRO II.
ASPECTOS GENÉRICOS ACERCA DE LOS GUERREROS.
Capítulo único. Acerca de vosotros como guerreros. Acerca de vuestra aptitud o
ineptitud.
013. Acerca de las taras personales que, de manera automática, os hacen ineptos como
guerreros. ¿Cuáles son dos de esas taras?
Tara primera. Que améis guerrear por guerrear; pues, agotaréis los escasos recursos
materiales nacionales.
Tara segunda. Que, a pesar de haber, vosotros, obtenido la victoria, sin embargo
persistáis en guerrear. Pues, entonces, acabaréis subestimando a vuestro adversario; y, a
causa de esto, incurriréis en negligencias; a causa de lo cual, resultaréis derrotados.
014. Acerca de las cualidades personales sin las cuales no podréis llegar a ser guerreros
aptos. ¿Cuáles son dos de tales cualidades indispensables?
Cualidad primera. No améis por si misma la violencia. Restringidla a lo estrictamente
indispensable para lograr vuestras metas predeterminadas.
Cualidad segunda. No améis por si misma la victoria.
TÍTULO III.
ACERCA DE LA DERROTA BÉLICA. ACERCA DE LA VICTORIA BÉLICA.
Capítulo I. Acerca de la derrota bélica.
Sección primera. Acerca de las circunstancias que os tornan derrotable.
015. ¿Cuales son seis de tales circunstancias?
Una. Que no calibréis las relaciones de fuerzas.
Dos. Que vuestras actuaciones estén guiadas por pasiones irracionales. Considerad que
el actuar irracionalmente, por ejemplo movidos por la ira, es uno de los factores que
influyen en que os desgastéis y en que cometáis errores.
Tres. Vuestra necedad al seleccionar a vuestros soldados.
Cuatro. Insuficiencia de entrenamiento.
Cinco. Que carezcáis de un sistema punitivo-premial lo suficientemente transparente.
Seis. Ineficacia de vuestra Ley y de vuestro Orden.
016. Acerca de los datos que indispensablemente necesitáis conocer para evitar la
derrota.
Uno. Disposición del terreno.
Dos. Ataques ante los cuales vuestro adversario resulte vulnerable.
Tres. De entre tales ataques, cuales son los ataques que vuestras circunstancias y el
terreno os permiten.
Sección segunda. Acerca de que vuestro ejército resulte reiteradamente detenido pese a
que vosotros dominéis el conocimiento de la batalla, dominéis el conocimiento de la
conveniencia y dominéis el conocimiento del terreno.
017. ¿Cuáles son algunas de las causas de tal fracaso?
Que no dominéis los conocimientos acerca de la manera de obtener victorias bélicas y
acerca de la manera de obtener victorias diplomáticas.
Sección tercera. Acerca de los casos en los que vuestra retirada no significa que hayáis
sido derrotados.
018. Apartado primero. Enumeración.
Uno. Que os hayáis retirado de manera fingida.
Dos. Que sí que os retiréis; pero de manera que la iniciativa no le pertenezca a vuestro
adversario al perseguiros, sino a vosotros al atraer a vuestro adversario.
Tres. Que sí que os retiréis, y que no ocurra que vuestro adversario haya planificado
que, en un primer instante, os permitirá escapar y, en un segundo instante, os capturará.
Cuatro. Que sí que os retiréis, y que, para vuestro adversario, el esfuerzo necesario para
perseguiros no esté compensado por aquello obtenible persiguiéndoos.
Cinco. Que sí que os retiréis, pero que vuestra retirada consista en una retirada
estratégica planificada.
019. Acerca de la retirada estratégica ejecutada de manera planificada.
1. Acerca de las circunstancias que hacen conveniente tal retirada. ¿Cuáles son?
Que, transitoriamente, os sea imposible derrotar rápidamente a un adversario
inmensamente superior a vosotros.
2. Acerca de las finalidades perseguibles por vuestra retirada estratégica. ¿Cuáles son
algunas de estas finalidades?
Finalidad uno. Que vuestro potencial bélico no merme.
Finalidad dos. Ganar tiempo para dos cosas.
Una. Mientras estáis retirándoos, podréis aprovecharlo para intentar descubrir los
errores de vuestro adversario, y podréis aprovecharlo para inducirle a cometer errores.
Dos. Mientras estéis retirándoos, podréis aprovecharlo para invertir la relación de
fuerzas que media entre vuestro adversario y vosotros. Tal inversión consiste en que
escojáis y fabriquéis las circunstancias propicias para vuestra contraofensiva. Hay cinco
circunstancias; la contraofensiva os será contraproducente si no habéis logrado hacer
favorables para vosotros al menos dos de las cinco circunstancias.
Enumeración de las cinco circunstancias. Uno. Terreno favorable para vuestras
operaciones. Dos. Concentración de todas vuestras fuerzas. Tres. Consciencia acerca de
las flaquezas de vuestro adversario. Cuatro. Adversario exhausto y desmoralizado.
Cinco. Que hayáis logrado inducir a vuestro adversario a cometer errores.
Recordad: por lo menos dos de cinco.
Capítulo I. Acerca de las victorias bélicas.
Sección primera. Acerca de las victorias que no son verdaderas victorias.
020. ¿Cuáles son?
Uno. Aquella en la cual vuestro adversario os haya permitido tomar algo. Cercioraros de
que las ventajas que tomarlo os haya de reportar excedan a las molestias que habréis de
sufrir. Además, considerad que vuestro adversario, quizás esté intentando manipularos
psicológicamente y atraeros a una trampa.
Dos. Aquella en la cual vuestro adversario os haya ofrecido la oportunidad de obtener
algo que os parece valioso, a cambio de que le entreguéis algo que es muy valioso para
él. Considerad que, quizás, al final, descubráis que lo que habéis obtenido no era valioso
en absoluto.
Sección segunda. Acerca de las victorias que de verdad son victorias.
021.¿Cuáles son?
Una. Aquella en la que concurran simultáneamente cuatro circunstancias:
- Que no hayáis matado demasiado.
-Que hayáis capturado a las tropas y a los comandantes.
-Que hayáis tomado el campamento adversario.
-Que hayáis capturado al estratega adversario.
Dos. Aquella en la que concurran dos circunstancias:
- Que el estratega adversario haya muerto.
-Que los ejércitos adversarios estén derrotados.
Sección tercera: Acerca de que las circunstancias sean las idóneas para vuestra victoria.
022. ¿En qué consiste tal idoneidad?
En que concurran dos circunstancias:
- Vuestra invulnerabilidad frente a los ataques de vuestro adversario.
-Que vuestro adversario sea vulnerable ante vuestros ataques.
Sección cuarta. Acerca de los factores que son cruciales en la obtención de la victoria.
023. ¿Cuáles son algunos de estos factores?
- Que hayáis evaluado correctamente la posición.
-Que hayáis imaginado zonas de peligro para vosotros y zonas de peligro para vuestro
adversario.
- Que aseguréis vuestros ataques allí donde vuestro adversario carezca de defensas.
-Vuestra preparación. Considerad que si ignoráis la manera de prepararos, entonces
seréis incapaces de prever la fortuna y el desastre antes de que hayan adquirido forma.
-La sorpresa.
Sección quinta. Acerca de las maneras de confundir a vuestro adversario. Acerca de la
sorpresa. Acerca del encubrimiento del comportamiento. Acerca de la manera de
mantener sorpresivo el comportamiento. Acerca de los ataques falsificados. Acerca de
las vulnerabilidades fingidas.
Apartado uno. Acerca de la manera de utilizar la sorpresa.
024. Alternad métodos ortodoxos y métodos heterodoxos; alternadlos de una manera tal,
que a vuestro adversario le parezcan lo mismo; así, quizás le sorprendáis. Con vuestro
comportamiento ortodoxo, quizás logréis dormir la atención de vuestro adversario;
entonces, aguardad unas circunstancias tales que a vuestro adversario le resulte
inesperable una mutación de vuestra conducta.
Averiguad lo que a vuestro adversario le resultaría inesperable dada la actual coyuntura
circunstancial. Escoged, siempre, el comportamiento menos esperable por vuestro
adversario.
No ejecutéis por dos veces consecutivas una misma maniobra, pues la segunda vez las
probabilidades de triunfo habrán disminuido. Procurad ir variando vuestras maniobras;
experimentad incesantemente.
Siempre hay maniobras que han demostrado ser eficaces a lo largo de la historia, pero
que han sido olvidadas por casi todos. Tenedlas en cuenta.
Utilizad cualquier cosa, sea la que fuere, que posibilite que derrotéis a vuestro
adversario. (naturaleza, terreno, ímpetu..).
En todos los casos, adaptaos a vuestro adversario. Para lograrlo, necesitáis que vuestro
adversario adopte alguna forma. Tener forma consiste en haber adoptado divisiones
determinadas. Forma contra forma, es franqueza. No forma contra forma, es sorpresa.
La sorpresa proviene de que hayáis provocado en algo alguna desigualdad entre vuestro
adversario y vosotros. Descansado contra exhausto; saciado contra hambriento.
disciplinado contra insubordinado; refrenarse, contra iniciativa directa; etcétera.
Apartado dos. Acerca del encubrimiento de vuestro comportamiento.
025. ¿Cuales son las maneras de lograrlo?
Manera uno. Ejecutad vuestra maniobra con una obviedad, familiaridad, regularidad y
notoriedad tales, que vuestro adversario no sea capaz de creer lo que está viendo, y
busque, donde no los hay, estrategias y secretos. Esto es muy útil si tenéis fama de
emboscadores.
Manera dos. Mientras estéis en plena ejecución de una maniobra verdadera, lograd que
vuestro adversario se crea que no estáis ejecutando esa maniobra, sino otra bien distinta.
Difundid falsa información acerca de vuestras intenciones. Lograd que vuestro
adversario dirija hacia vuestros señuelos sus recursos y que, así, deje desprevenidas y
desprotegidas vuestras verdaderas dianas.
Manera tres. Aparentad que estáis aparentando aparentar pretender lo que
verdaderamente pretendéis.
Manera cuatro. Explotad los prejuicios colectivos y los prejuicios de vuestro adversario.
Si vuestro adversario tiene falsas creencias, entonces confirmadle en ellas y atizadlas
para distraerle, confundirle y aturdirle.
Manera cinco. Lograd que vuestro adversario sea incapaz de discernir entre lo
verdadero y lo falso.
Manera seis. Si ello es pertinente, fingid amistad hacia vuestro adversario. Después,
traicionadle.
Manera siete. No deis a una cosa la misma utilidad que los demás le dan.
Manera ocho. Quizás hayáis adoptado una falsa apariencia para alcanzar una meta. Una
vez alcanzada tal meta, mantened transitoriamente tal falsa apariencia; así, vuestro
adversario permanecerá distraído.
Manera nueve. Quizás estéis totalmente indefensos. Entonces, reconoced, de manera
notoria y abierta, vuestra indefensión; quizás, logréis que vuestro adversario se crea que
le estáis mintiendo.
Apartado tres. Acerca de los requisitos para mantener sorpresivo vuestro
comportamiento.
026. ¿Cuáles son estos requisitos?
Requisito uno. Lograd un total secreto acerca de vuestros planes, acerca de vuestra
formación y acerca de vuestros protocolos conductuales. Cualquier plan debe ser
tranquilo, reservado, y su decisión debe ocurrir secreta y rigurosamente dentro del
cuartel general.
Hay dos justificaciones para tal secreto.
Una. Si vuestros planes llegan a conocimiento de vuestros soldados, entonces, quizás,
ellos duden y se acobarden.
Dos. Si vuestros planes llegan a conocimiento de vuestro adverrsario, entonces él podrá
anticiparse a vosotros, lo cual hará que vuestros planes sean inservibles.
Hay cuatro medios para impedir la divulgación de vuestros planes.
Uno. Cerrad vuestras fronteras. Dos. Romped los pasaportes. Tres. Impedid a los
emisarios de vuestro adversario entrar en vuestro territorio. Cuatro. Impedid que los
asuntos salgan de vuestro cuartel general.
Hay cuatro medios para lograr que vuestro adversario quede confuso y para lograr que
sus espías le sean inútiles.
Uno. Lograd que vuestras directivas sean acatadas. Dos, Lograd que vuestro personal os
sea sinceramente leal. Tres. Lograd que vuestros preparativos defensivos estén
firmemente asegurados. Cuatro. Utilizad vuestra reserva, vuestra sutileza y vuestro
misterio, como instrumentos con los que lograr que vuestras formaciones bélicas y
vuestra forma permanezcan en secreto.
Requisito dos. Adaptaos siempre a las circunstancias y actos de vuestro adversario.
Apartado cuatro. Acerca de vuestros ataques falsificados, o falsas amenazas.
Subapartado uno. Acerca de las metas perseguibles por vuestros ataques falsificados.
027. ¿Cuáles son algunas de ellas?
Uno. Lograr que vuestro adversario reubique, en un determinado sentido, sus defensas;
de una manera tal, que alguna diana suya quede transitoriamente desprotegida durante
lo indispensable para que vosotros, gracias a un acto reflejo, obtengáis alguna ventaja
-por ejemplo, que vuestro adversario quede en una postura óptima para sufrir una
determinada contraofensiva vuestra-; o durante lo indispensable para que logréis
averiguar cual es la manera en la que vuestro adversario reacciona defensivamente ante
cada tipo de ataque, y con que porcentaje de éxito lo logra en cada caso.
Dos. Lograr encubrir la ejecución de vuestros ataques y maniobras.
Tres. Si vuestro adversario estaba, ya, en mala situación; entonces, lograr que él ejecute
alguna maniobra que le impida ejecutar un ataque contra vosotros.
Cuatro. Lograr que vuestro adversario ejecute maniobras que:
-O eviten que desperdiciéis vuestros ataques.
-O eviten que quedéis innecesariamente indefensos.
Subapartado dos. Acerca de las precauciones que hay que observar en la utilización de
ataques falsificados.
028. ¿Cuáles son?
Uno. Acerca de la necesidad de que logréis que vuestro adversario no pueda discernir
entre lo real y lo irreal. Acerca de que para lograrlo habréis, necesariamente, de alternar
ataques falsificados y ataques sinceros. ¿Cuál es nuestra justificación para afirmar esto?
Considerad que si no falsificaseis nunca vuestros ataques, entonces, si bien lograríais
sobrecargar a vuestro adversario, sin embargo os expondríais al riesgo de resultar
contraofendidos.
Considerad que si falsificaseis siempre vuestros ataques, entonces vuestro adversario
tornaría cauteloso, y no os atacaría sin tener preparada una manera de contraofenderos.
Dos .No intentéis un ataque falsificado si no estáis cerciorados acerca de cual es la
manera en la que, estadísticamente, es costumbre reaccionar ante esa concreta maniobra.
Tres. Caso de que vuestro ataque falsificado haya abierto una vulnerabilidad,
cercioraros de que tal vulnerabilidad no es una trampa. Si no estáis plenamente
cerciorados acerca de eso, entonces absteneos de explotar tal vulnerabilidad.
Cuatro. Procurad que no sea excesiva la frecuencia con la que falsificáis vuestros
ataques.
Cinco. Acerca del surtido de falsificaciones, y acerca de las maneras de utilizar las
falsificaciones: cuanto más variados, mejor para vosotros. Disfrazad siempre incluso el
hecho de que estáis utilizando una falsificación. En cada falsificación, procurad,
siempre, maximizar el número de huellas falsas, y también el número de fuentes de
falsedad. No utilicéis un ataque falsificado si no estáis cerciorados de que sois capaces
de hacer pasar por natural vuestro comportamiento falsificado.
Seis. En el mismo instante en que percibáis que existe verdaderamente una
vulnerabilidad, apresuraos a explotarla con un verdadero, veloz y súbito ataque.
Apartado cinco. Acerca de las vulnerabilidades fingidas.
029. ¿Cuáles son las metas perseguibles por el fingimiento de una vulnerabilidad?
Una. Caso de que no poseáis bastante información acerca de las intenciones, pautas
conductuales, fortalezas y flaquezas de vuestro adversario. Entonces, forzadle a que os
ataque; quizás os revele informaciones relevantes acerca de tales asuntos.
Dos. Quizás, logréis que vuestro adversario adopte una forma o que vuestro adversario
divida sus fuerzas. Entonces, podréis escoger mejor la forma idónea para adaptaros a
vuestro adversario; y, así, derrotarle.
Tres. Quizás, hayáis descubierto que hay una determinada coyuntura circunstancial en
la que es más probable para vosotros que para vuestro adversario la obtención de una
victoria. Entonces, atacad fingidamente para atraer a vuestro adversario a tal coyuntura.
Por ejemplo, para atraerle hacia vuestras emboscadas.
Sección sexta. Acerca de otros factores que son importantes para obtener victorias.
030. ¿Cuál es uno de tales factores?
El que tengáis conocimiento acerca de como inducir a vuestro adversario a acudir hacia
vosotros. Así podréis lograr que vuestro adversario se extenúe mientras vosotros
permanecéis descansados.
Sección séptima. Acerca de algunos factores que, si bien no son esenciales para alcanzar
la victoria, sin embargo os acercan a ella. La planificación, la fuerza acumulada., la
estrategia, y el engaño.
031. Acerca de la planificación.
1. ¿Cuáles son sus metas?
- Reunir multitudes.
-Magnetizar la atención.
-Galvanizar los esfuerzos.
2. ¿Cuál es su limitación?
Que el entorno es impredecible.
032. Acerca de la fuerza acumulada.
1. ¿Cual es su meta?
Crear una corriente de una fuerza tal, que queden insumidas todas las pequeñas fuerzas.
Y que, a causa de ello, los pusilánimes sean arrastrados por los gallardos, de manera que
vuestros soldados no huyan. Si lográis esto, entonces vuestros soldados podrán confiar
los unos en los otros. Y si esto último ocurre, entonces podréis especializar a cada
individuo en aquellas tareas que desempeñe mejor.
2. ¿Cuál es su limitación principal?
Que no siempre estará garantizado que el objetivo y la dirección sean al menos los
necesarios para obtener la victoria.
033. Acerca de la estrategia.
1. ¿Cuál es su finalidad?
Lograr que vuestro adversario torne desprevenido.
2. ¿Cuál es su limitación?
Que, quizás, vuestro adversario se reagrupe y os contra-ofenda.
034. Acerca del engaño.
1. ¿Cuál es su finalidad?
Lograr que vuestro adversario cese en su estado de alerta.
2. ¿Cuál es su limitación?
-Que no está garantizado que vuestra ofensiva logre que el conflicto concluya.
Sección octava. Acerca de las cuatro etapas por las que discurre el camino hacia la
obtención de una rendición incondicional de vuestro adversario.
035. ¿Cuáles son tales etapas?
Etapa primera. Lograd ser inmensamente superiores a vuestro adversario. Cercioraros
de que vuestro adversario se desmoronará y de que no estará dispuesto a luchar
desesperadamente. Si no estáis cerciorados acerca de esto último, entonces hay una
opción mejor que la rendición: dejadle escapar, debilitadle, dispersadle, y, cuando él ya
esté exhausto, capturadle.
Etapa segunda. Construid una emboscada física o psicológica para vuestro adversario.
Etapa tercera. Aguardad, descansando, a que vuestro adversario se canse acudiendo
hacia la emboscada.
Etapa cuarta. Destruid totalmente la fuerza de vuestro adversario. Privadle de toda
capacidad de venganza.
Sección novena. Acerca de las circunstancias que obstruyen el camino hacia la victoria.
036. ¿Cuáles son tales circunstancias obstructoras?
- Que no estéis preparados.
- Que vuestro adversario esté recibiendo recursos materiales.
- Que vuestro adversario conserve su voluntad de resistir y vencer. Intentad siempre
arrebatarle a vuestro adversario tal voluntad. Si no lo lográis, entonces permitid a
vuestro adversario ejecutar una retirada no estratégica. Esta maniobra conlleva riesgos,
así que debéis estar cerciorados acerca de tres asuntos; cercioraros de que vuestro
adversario no os está atrayendo; cercioraros de que de verdad tenéis un plan para en una
primera etapa permitir que vuestro adversario huya, y en una segunda etapa capturarle;
Cercioraros de que lo que vayáis a conseguir por perseguirle compensa el esfuerzo que
os vaya a costar el perseguirle.
Capítulo III. Acerca de los más elementales protocolos que habréis de observar para
derrotar a vuestro adversario.
Sección primera. Acerca de vuestra mente como guerreros.
037. ¿Cuál es el estado mental idóneo?
Uno. No os relajéis, pero lograd que vuestra mente permanezca distendida, tranquila,
calmada e inmutable. Lograd que vuestra mente permanezca inescrutable para vuestro
adversario. Sea cual fuere la coyuntura circunstancial dentro de la que estéis inmersos,
contempladla, siempre, con perspectiva e imparcialidad.
Son importantes lo global y lo particular; en cambio, las trivialidades no son
importantes. Percibid incluso los más minúsculos detalles. Inferid a partir de un solo
dato cuantos datos resulten relevantes para la formulación de juicios intuitivos y para la
veloz toma de decisiones racionales. Sed resolutivos.
Vuestros únicos criterios de comportamiento deben ser dos. El criterio de conveniencia
o inconveniencia de las acciones; y el criterio de ventajosidad o desventajosidad de las
coyunturas circunstanciales.
Absteneos siempre de obrar temerariamente.
Considerad que no hay razón alguna para que, ante una misma coyuntura circunstancial,
la reacción de vuestro adversario sea la misma que vuestra reacción. Siempre, sin
excepción, deslindad entre la mente de vuestro adversario y vuestra mente; procurad no
confundirlas jamás. Y, particularmente en el combate individual, deslindad nítidamente,
siempre, entre las reacciones del cuerpo de vuestro adversario y las reacciones de
vuestro cuerpo; procurad no confundirlas jamás.
Jamás permitáis que vuestro adversario os engañe. Jamás os auto-engañéis vosotros.
Sección segunda. Acerca de los dos asuntos a los que queda resumido el arte de la
guerra.
038. ¿Cuáles son tales asuntos?
Primer asunto. Consiste en averiguar dos datos.
- Cuales son las coyunturas circunstanciales para las cuales la probabilidad de victoria
es mayor para vosotros que para vuestro adversario, sin importaros cuales sean los
instrumentos para la obtención de la victoria.
- Cuales son las coyunturas circunstanciales para las cuales la probabilidad de victoria
es menor para vosotros que para vuestro adversario, sin importaros cuales sean los
instrumentos para la obtención de la victoria.
Segundo asunto. Lograd que vuestro adversario acuda hacia la coyuntura circunstancial
más ventajosa para vosotros, y, simultáneamente, evitad que vuestro adversario os
atraiga hacia una coyuntura circunstancial desventajosa para vosotros. Considerad,
además, que quien haya acudido, se habrá desgastado y afrontará a un adversario
descansado.
Sección tercera. Acerca de las coyunturas circunstanciales en las que lo más probable es
que derrotéis a vuestro adversario.
039. Acerca de los datos cuyo conocimiento os resulta indispensable para que podáis
averiguar y escoger tales coyunturas. ¿Cuales son tales datos?
Uno. Vuestras fortalezas y flaquezas.
Dos. Las fortalezas y flaquezas de vuestro adversario. Vuestro conocimiento acerca de
ellas puede provenir de diversas fuentes.
- Fuente uno. Las respuestas que vuestro adversario emita a causa de la confusión y
perturbación a las que le sometamos. Fuente dos. Vuestros servicios de inteligencia.
Fuente tres. Vuestras averiguaciones acerca de en qué consiste el adiestramiento que
vuestro adversario ha recibido; considerad que todos los tipos de adiestramiento
adolecen de errores explotables, - errores, por otra parte, que vosotros debéis evitar-.
-En caso de combate individual, si os resultare inescrutable el espíritu, la intención, o la
posición de vuestro adversario, entonces - y siendo vosotros precavidos para no perder
la sincronización de vuestra ofensiva-, fingid ejecutar una fuerte ofensa a vuestro
adversario. Quizás vuestro adversario reaccione y os revele cuales son sus recursos.
040. Acerca de que estéis actualmente inmersos en una coyuntura que resulte favorable
para vosotros. ¿Cuál debería ser vuestro comportamiento entonces?
Apresuraos a explotar tal coyuntura. Así, cuando tal coyuntura haya cesado, estaréis
más cerca de vuestras metas.
Sección cuarta. Acerca de vuestra habilidad para conducir a vuestro adversario hacia
coyunturas circunstanciales favorables para vosotros; y acerca de vuestra habilidad para
evitar ser conducidos a coyunturas circunstanciales favorables para vuestro adversario.
Acerca de vuestra habilidad para manipular psicológicamente a vuestro adversario y
lograr que él se comporte irracionalmente.
041. Acerca de la habilidad para conducir y no ser conducidos.
1. Procurad, siempre, dirigir, hacia donde os convenga, las acciones de vuestro
adversario.
2. Si vuestro adversario pretende ejecutar una acción que le es útil, entonces abortadla
en su misma génesis. Si vuestro adversario comienza a ejecutar una acción que le es
inútil, entonces permitidle ejecutarla plenamente; esto, además, por una parte, le
desgastará y le frustrará, y, por la otra parte, os revelará fortalezas y flaquezas de
vuestro adversario.
3. Cuando actuéis, ni os precipitéis ni os ralenticéis. Considerad que, si os precipitáis,
vuestro adversario podrá deteneros durante la génesis de vuestra acción; y considerad
que, si os ralentizáis, entonces quizás desaprovechéis oportunidades. Evitad ser
contagiados por la velocidad de vuestro adversario. Absteneos de toda acción inútil.
042. Acerca de los instrumentos con los que podréis conducir, hacia la irracionalidad, a
vuestro adversario. Acerca de la manipulación psicológica.
1. ¿Cuál es la manera en que podéis lograr manipular psicológicamente a vuestro
adversario?
Conservad siempre vuestra cordura, y, simultáneamente, infundid en vuestro adversario
unos sentimientos tan perturbadores, que logréis mantenerle en un permanente estado de
irracionalidad.
Algunos sentimientos perturbadores son: el stress, el pánico, la confusión, la
incertidumbre, la indecisión, la sorpresa, la irritación, la ira, la frustración, la
desesperanza, la soberbia intelectual, la arrogancia, los vicios de carácter, la
desesperación, la codicia, la misericordia, etcétera.
2. ¿Cuál es una de las maneras de lograr que vuestro adversario incurra en confusión e
incertidumbre?
Estableced un repentino cambio estratégico. Entonces, quizás, vuestro adversario quede
confuso y lleno de incertidumbres.
3. ¿Cuáles son las maneras en que podéis lograr que vuestro adversario torne indeciso y
pierda su tiempo pensando?
Manera uno. Atacadle cuando él no esté prevenido.
Manera dos. Ejecutad aquellos movimientos que, dadas las circunstancias, él no podría
preveer.
Manera tres. Quizás hayáis averiguado que vuestro adversario no espera que ocurra en
una ubicación y en un sitio concretos una ofensa. Entonces, ofended repentina y
velozmente allí. Quizás, vuestro adversario torne indeciso; quizás incluso logréis
arrebatarle la iniciativa.
4. ¿Cuál es la meta que perseguís al irritar a vuestro adversario?
Intentad siempre irritar a vuestro adversario. Quizás, logréis que él se encolerice;
entonces, quizás, él torne impetuoso y prescinda de toda estrategia.
5. Acerca del pánico.
Antes de utilizar el pánico, cercioraos de que no provocaréis en vuestro adversario un
sentimiento de acorralamiento.
Utilizad, de manera totalmente inesperable, cualquier instrumento apto para provocar
pánico. Por ejemplo: vuestra figura, vuestra voz, vuestro armamento, las amenazas,
etcétera. Si habéis escogido, como instrumento de pánico, las amenazas, entonces
cercioraros de que sois capaces de cumplirlas.
6. Acerca de la arrogancia.
Mostraos sumisos y aparentad debilidad. Entonces, quizás, vuestro adversario torne
arrogante; y, entonces, quizás, él se comporte negligentemente.
7. Acerca de la soberbia intelectual.
Fingid ser menos inteligentes, eficaces, eficientes y competentes de lo que de verdad
sois; inducid, a vuestro adversario, a que se crea más inteligente de lo que de verdad es.
Entonces, quizás, logréis que el os menosprecie y que se comporte negligentemente; y
entonces, podréis atraerlo hacia vuestras trampas.
8. Acerca de los otros vicios de carácter.
-Quizás vuestro adversario sea codicioso. Entonces, atraedlo con promesas de ganancia,
o atraedlo con otras cosas que a él le resulten de un tentador tal, que él no pueda
abstenerse de acudir a obtenerlas.
-Al inflexible, atraedlo con argucias.
-Ante el misericordioso, fingid calamidad. Quizás, entonces, él sienta lástima; quizás,
incluso, logréis que él confíe en vosotros, lo cual podréis explotar para traicionarle.
Subsección quinta. Acerca de que estéis cerciorados de que vuestro adversario ha
cometido un error.
043. ¿Cuál debería ser vuestro comportamiento?
Apresuraos a explotar tal error.
Subsección sexta. Acerca de que estéis cerciorados de que vuestro adversario ha caído
en un estado de confusión mental.
044. ¿Cuál debería ser vuestro comportamiento?
Caso uno. Quizás ello ha ocurrido a causa de que vuestro adversario ha perdido el ritmo
o se ha desincronizado respecto a vosotros. Entonces, apresuraos a explotar tal
confusión y evitad que vuestro adversario se os escape. Para lograr esto, acosad y atacad
a vuestro adversario fuertemente y desde todos los lados hasta derribarlo.
Caso dos. Quizás sea otra la causa de su confusión. Entonces, os conviene que vuestro
adversario no se reponga. Entonces, sin concederle espacio ni tiempo para respirar,
derrotadle con un único ataque.
Sección séptima. Acerca de que vuestro adversario sea débil o esté desordenado.
045. ¿Cuál debería ser vuestro comportamiento?
Entonces, no os conviene que se reponga. Entonces, sin concederle espacio ni tiempo
para respirar, derrotadle con un único ataque.
Sección octava. Acerca del ritmo, medida, y modulación, de vuestro adversario.
046. ¿Cuál es la utilidad de que los conozcáis?
Si los conocéis, podréis sincronizaros con vuestro adversario, y podréis atacarle con
técnicas que él no se espera.
047. Acerca de los cinco datos que son indispensables para averiguar el ritmo, la medida
y la modulación. ¿Cuáles son tales datos? ¿Cuáles son las maneras de averiguarlos?
1. Tales datos son:
- Disposición de vuestro adversario.
-Acciones que no es imposible que vuestro adversario sea capaz de realizar.
-Fortalezas y flaquezas de vuestro adversario.
-Si, vuestro adversario, está comenzando su acción, o la está concluyendo.
-Cuales son de verdad las intenciones de vuestro adversario.
2. Para averiguar tales datos:
-Incitad a vuestro adversario a que os revele sus protocolos ofensivos y sus protocolos
defensivos.
-Perturbad y confundid a vuestro adversario; entonces, quizás, él emita respuestas que
revelen fortalezas y flaquezas.
- Utilizad vuestros Servicios de Inteligencia.
048. Acerca de las cadencias rítmicas que cojerán desprevenido a vuestro adversario, y
que os conducirán hacia la victoria.
1. Partid de los ritmos que nacen del vacío. Seguid la cadencia emanada de la
inteligencia. Averiguad cual es el ritmo de vuestro adversario. A cada coyuntura
particular le es asociable un ritmo óptimo; los ritmos no son rutinas.
2. Categorías de ritmos. Armónicos o inarmónicos; aplicables o inaplicables; breves o
prolongados; vertiginosos o parsimoniosos; que os hacen avanzar, o que os detienen y
os bloquean.
3. Escoged siempre la velocidad idónea. Si os ralentizáis, las oportunidades se os
escaparán. Si os precipitáis, entonces quizás vuestro adversario os frustre durante la
génesis de vuestra acción; o, quizás, tropecéis con obstáculos.
4. Acerca de que vuestro adversario haya adoptado, sin motivo alguno, una velocidad
excesivamente rápida, o una velocidad excesivamente lenta. ¿Cuál debería ser vustro
comportamiento?
-Si vuestro adversario está sobre-acelerado, entonces refrenaos.
-Si vuestro adversario está ralentizado, entonces, aceleraos.
049. Acerca del espíritu del vacío, obtenible como culminación del dominio del arte de
la estrategia. ¿Cuáles son los cuatro aspectos que describen el obrar conforme al espíritu
del vacío.
Uno. En todos los casos, lo hacéis todo de la manera lo más natural posible.
Dos. Habéis liberado de confusión vuestra mente.
Tres. Habéis comprendido que el que algo exista no depende de vuestra creencia,
escepticismo, indiferencia, o ignorancia acerca de tal existencia. Y, también, habéis
comprendido que es vuestra ignorancia la que os impulsa a creer siempre buenas y
adecuadas vuestras decisiones.
Cuatro. Habéis comprendido que, una vez averiguado cuanto existe, es posible
averiguar cuanto no existe.
TÍTULO IV.
Capítulo. Acerca de las cuatro artes militares.
¿Cuáles son las cuatro artes militares?
Uno. Arte acerca de la manera de disponer recursos materiales y recursos humanos.
Dos. Arte acerca de la voluntad de resistir y vencer, y acerca de la gallardía y cobardía
de los soldados.
Tres. Arte acerca de la inmediata y veloz reacción ante los cambios.
Cuarto. Arte acerca de la manera de poner metas a vuestra energía y a vuestro esfuerzo,
y arte de dirigir hacia tales metas esa energía y ese esfuerzo.
LIBRO II.
POBLACIÓN. GOBIERNO CIVIL. SOBERANO. FUERZAS ARMADAS.
RECURSOS HUMANOS, MATERIALES Y ESPIRITUALES.
CAPÍTULO I. ACERCA DE LA POBLACIÓN, CUYAS VIDAS E INTERESES SON
CUSTODIADOS POR LOS GUERREROS.
Advertencia previa.
La población no es un asunto que ataña a la estrategia. Por lo tanto, nosotros callaremos
casi todo acerca de este asunto, pues la población es materia de estudio de la
antropología, de la sociología, de la psicología de masas, de la teoría de relaciones
públicas, y de la teoría de psico-guerra.
Sección única.
051. ¿Cuál es la conducta mediante la cual podéis obtener de vuestra población una
obediencia habitual a vuestra voluntad?
Sed habitualmente dignos de confianza.
052. ¿Cuál es una de las causas por las que podéis haber perdido respeto y colaboración
de vuestra población?
Que hayáis estado siendo inconscientes acerca de vuestras faltas y excesos.
CAPÍTULO II.
ACERCA DEL GOBIERNO. ACERCA DEL SOBERANO.
Advertencia previa.
Tampoco aquí cabe decir demasiado acerca de estos asuntos. Si os interesan, los hemos
tratado de manera extensa en otros textos. Los aspectos acerca del funcionamiento de
las asambleas los podéis encontrar en Bentham. LeBon, o Buchanan.
053. Acerca de las dos tareas bélicas conferidas al Soberano y a nadie más. ¿Cuáles
son?
- Decidir que hacer.
- Dirigir a los comandantes.
054. Acerca de las maneras en que el Gobierno, quizás, perjudique al ejército. ¿Cuáles
son algunas de ellas?
Primera manera. Si el Gobierno es inconsciente acerca de las circunstancias; y, a pesar
de ello, toma alguna de estas dos decisiones: ordenar que el ejército avance, pese a que
el momento es el inadecuado para avanzar, u ordenar que el ejército retroceda, pese a
que el momento es inadecuado para retroceder.
Segunda manera. Que el Gobierno sea inepto acerca de la manera de ejecutar las
maniobras militares; y que, a pesar de todo, comparta en plano de igualdad con los
guerreros la dirección de los ejércitos. A causa de ello, es muy probable que los
ejércitos se conviertan en ejércitos confusos y vacilantes.
CAPITULO III. ACERCA DE LAS FUERZAS ARMADAS.
Sección primera. Acerca de la tarea conferida a las fuerzas armadas.
055. ¿En qué consiste tal tarea?
Las fuerzas armadas custodian la vida e intereses de la población.
Sección segunda. Acerca de los rasgos genuinos de unas buenas fuerzas armadas.
056. ¿Cuáles son algunos de tales rasgos?
- Que sean capaces de una veloz e inesperada actuación y desaparición.
-Que utilicen la fuerza acumulada.
- Que pese a estar bien estructuradas, su orden sea imperceptible.
-Que sean capaces de desencadenar colosales consecuencias.
-Que, cuando se acuartelen, sean inamovibles.
Sección tercera. Acerca de la rapidez de acción de las Fuerzas Armadas.
057. ¿Cuál es la manera de obtener de vuestras Fuerzas Armadas una gran rapidez de
acción?
Lograd que los soldados colaboren espontáneamente los unos con los otros. Lo lograréis
si introducís en situaciones mortales a vuestras tropas; pues, en tales circunstancias,
ellos colaborarán para sobrevivir.
058. ¿Cuáles son las señas que muestran que vuestras Fuerzas Armadas poseen rapidez
de acción?
- Son capaces de apresurarse a explotar los errores de vuestro adversario.
- Son capaces de desplazarse a caminos que vuestro adversario no se espera.
-Son capaces de atacar a vuestro adversario mientras él no está en guardia.
Sección cuarta. Acerca de la adaptabilidad de vuestras Fuerzas Armadas.
059. ¿En qué consiste adaptar vuestras fuerzas Armadas?
En que las recombinéis.
060. ¿Cuál es la meta perseguida por las recombinaciones?
La recombinación persigue confundir a vuestro adversario. La confusión os es útil para
incitar a vuestro adversario a escoger alguna configuración de recursos materiales y
humanos, y para incitarle a que os revele sus protocolos de acción y reacción.
Sección quinta. Acerca de la manera de manejar vuestras Fuerzas Armadas.
061. Acerca de la manera correcta de establecer una Fuerza Armada. ¿Cuál es?
Impedid a vuestro adversario averiguar cuales son vuestras verdaderas intenciones.
También, y acerca de la Fuerza Armada que pretendáis establecer, procurad que vuestro
adversario no averigüe en que consistirá tal Fuerza Armada, ni tampoco cual será la
magnitud y la ubicación espacial de la misma.
062. Acerca del único supuesto en que no es inoportuno que movilicéis a vuestras
Fuerzas Armadas. ¿Cuál es tal supuesto?
Que alguna ventaja esté en juego.
063. Acerca de las cinco etapas por las que discurre vuestra utilización de vuestras
Fuerzas Armadas.
Etapa primera. Concentrad a vuestras tropas.
Durante esta etapa, estimulad, mediante los imperativos de vuestro estratega,
la energía de vuestras tropas.
Etapa segunda. Abandonad el campamento y consolidad vuestra fuerza.
Durante esta etapa, reforzad la energía de vuestras tropas. Mantened en orden a vuestros
soldados; y animadles.
Etapa tercera. Acercándoos a la frontera de un territorio hostil.
Durante esta etapa, intensificad la energía de vuestras tropas. Animad, aún más, a
vuestros soldados.
Etapa cuarta. Estando fijada ya la fecha de la Batalla.
Durante esta etapa, estabilizad la energía de vuestras tropas. Conminad, a cada soldado,
a aprovisionarse de raciones.
Etapa quinta. Convocad a vuestra guardia y decretad que la comida y la bebida serán...
(Texto indescifrable en el original).
CAPITULO IV.
ACERCA DE LOS RASGOS QUE SON NECESARIOS PARA CUALQUIER
GUERRERO. ACERCA DEL ESTRATEGA. ACERCA DEL COMANDANTE.
ACERCA DE LOS PUESTOS OFICIALES. ACERCA DE LAS TROPAS.
Sección primera. Acerca de los rasgos que son necesarios para cualquier guerrero.
Acerca del la necesidad de que sepáis reconocer en todas las cosas las oportunidades y
el momento idóneo.
064. Acerca de las consecuencias de no haberlos reconocido.
1. ¿Cuál es una de las causas de que hayáis necesitado mucho para obtener a cambio
muy poco?
Que pese a que hayáis reconocido la oportunidad, sin embargo no hayáis reconocido el
momento idóneo.
2. ¿Cuál es una de las causas de que no alcancéis grandes éxitos?
Que no hayáis reconocido la oportunidad.
065. ¿Cuáles son las cuatro vías a través de las que vosotros recibís vuestras
oportunidades?
Una. Los acontecimientos. Sed lo bastante inteligentes como para reaccionar ante ellos.
Dos. Las tendencias. Sed lo bastante sabios como para planificar.
Tres. Las condiciones. Sed lo bastante audaces como para actuar sobre ellas.
Cuatro. Lo inesperado. Aprovechad las oportunidades fortuitas que no escondan
perjuicio alguno. Explotad los eventuales errores de vuestro adversario. Evitad
ralentizaros, pues las oportunidades son fugaces.
066. ¿Cuáles son cinco de los factores que os hacen desperdiciar vuestras
oportunidades?
- Falsedad o insuficiencia de las informaciones.
- Errada evaluación de los informes de inteligencia.
- Carencia de coraje, o carencia de iniciativa.
- Indolencia.
- Preocupación.
Sección segunda. Acerca del estratega.
Subsección primera. Acerca del comportamiento estratégico bélico.
067. ¿Cuáles son los rasgos descriptivos de tal comportamiento?
Uno. Metas pre-establecidas que han de haberse alcanzado tras de una secuencia de
comportamientos. Metas pre-establecidas para cada uno de los comportamientos.
Dos. Comportamiento adaptativo a un adversario inteligente y con emociones que,
también, se comporta estratégicamente. Comportamiento adaptativo a variables de
entorno inciertas, parcialmente manipulables y que quizás alteren el equilibrio de
fuerzas que media entre los contendientes.
Tres. Optimización en la gestión de la escasez de recursos materiales, humanos y
espirituales.
Cuatro. Cada contendiente intenta obtener a su favor sinergias entre sus recursos, las
variables de entorno, y las circunstancias y comportamientos de su adversario.
Cinco Los criterios de comportamiento se reducen a tres.
- La conveniencia o inconveniencia de la acción, considerados un adversario y unos
valores que las variables de entorno hayan asumido o puedan asumir para sendos
contendientes.
-La ventaja o desventaja que reporten a sendos contendientes cada una de las
potenciales o efectivas coyunturas circunstanciales.
- El potencial daño o beneficio resultante de las decisiones a tomar.
Subsección segunda. Acerca de vuestra aptitud o ineptitud para dedicaros a la estrategia.
068. Acerca de las cualidades personales sin las cuales sois automáticamente ineptos.
¿Cuáles son tales cualidades?
Cualidad indispensable primera. Que si poseéis información verdadera y relevante
bastante, entonces seáis aptos para procesarla de una manera útil.
Segunda. Que si es conveniente hacer algo, pero hacerlo conlleva dificultades o
peligros, entonces vosotros, sin comportaros temerariamente, mantengáis vuestra
voluntad de hacerlo.
Tercera. Que sepáis absteneros de entrar en batalla si carecéis de bastante información
relevante y verdadera acerca de las circunstancias de vuestro adversario, o acerca de
factores de la índole del patrón climático, de la geografía física, de la manera de ganaros
el corazón de la gente, etcétera.
Cuarta. Que sepáis absteneros de entrar en batalla si vuestra victoria no os es obvia.
Quinta. Que sea cual fuere la coyuntura circunstancial y la finalidad, sepáis escoger la
combinación y disposición de recursos materiales y humanos idóneas para tal coyuntura
y tal finalidad. Y que, además, sepáis escoger, de entre las posibles estructuras con que
cabe utilizar dicha combinación y disposición de recursos, la idónea para tal coyuntura y
tal finalidad.
069. Cuáles son las dos habilidades sin las cuales seréis ineptos para dedicaros a la
estrategia?
Habilidad indispensable primera. Que sepáis reconocer cuales son las coyunturas
circunstanciales que hacen inevitable vuestra victoria y que, simultáneamente, hacen
que vuestro adversario se auto-engañe creyéndose que nos derrotará.
Segunda. Que sepáis lograr poner a favor vuestra todos los factores estratégicos
relevantes; de manera que, a vuestro adversario, la victoria le resulte inalcanzable.
070. Acerca de los rasgos personales que os convierten en ineptos para trabajar como
estrategas al servicio de cierto empleador en particular. ¿Cuales son esos dos rasgos?
- Que vuestro empleador no esté plenamente cerciorado acerca de que le sois leales.
-Que vuestro empleador no esté plenamente cerciorado acerca de que deseáis consolidar
su poder.
071. Acerca de los taras personales que os convierten en peores estrategas. ¿Cuáles son?
- Que seáis incapaces de calibrar a vuestro adversario.
-Que os enfrentéis incluso a quien os supera en número o en equipamiento.
-Que vuestro criterio para seleccionar y organizar vuestras tropas no consista sólo en el
criterio del nivel de preparación.
-Que seáis débiles y carezcáis de autoridad. Sufriríais revueltas internas.
-Que no seáis conscientes de los límites de vuestra capacidad. Vuestro ejército se
desmoronaría.
072. Acerca de las virtudes personales que os convierten en mejores estrategas. ¿Cuáles
son?
- Que si estáis cerciorados de que la ocasión es buena, no dudéis en actuar.
-Que si estáis cerciorados de que la ocasión no es buena, actuéis a la defensiva.
- Que vuestras decisiones no obedezcan a criterios que no sean el criterio de
conveniencia o inconveniencia, el criterio de la ventaja o desventaja que a sendos
contendientes les es reportada por cada una de las potenciales o efectivas coyunturas
circunstanciales, y el criterio del potencial beneficio o daño resultantes de vuestras
decisiones; si es beneficio, actuad; si es daño, absteneos de actuar y os ahorraréis
problemas irresolubles.
- Que no seáis propensos a la ira en sí misma; ni siquiera cuando alguien pretenda
ridiculizaros. Caeríais en la irracionalidad.
-Que no seáis demasiado emocionales. Seríais fácilmente perturbables, y caeríais en la
irracionalidad.
-Que siempre contempléis la posibilidad de que quizás ocurra una ofensiva proveniente
de vuestro adversario, y que seáis conscientes de que tal ofensiva puede ocurrir en
cualquier punto. Y que, a causa de todo ello, adoptéis las pertinentes precauciones.
- Que, indiferentemente de cual sea vuestra meta preestablecida, restrinjáis, a lo
estrictamente indispensable para alcanzarla, la cantidad de violencia que utilicéis.
-Que seáis reacios a comprometeros hasta la muerte, pero que, a la vez, no os aferréis a
la esperanza de sobrevivir. Seríais proclives a preferir ser capturados y no morir.
- Que no seáis demasiado puritanos. Os deshonrarían fácilmente.
-Que sepáis desobedecer decisiones gubernamentales cuya inconveniencia resulte
patente.
-Que seáis justos, metódicos, tranquilos y reservados.
Subsección tercera. Acerca de las tres tareas genuinas del estratega.
073. ¿Cuáles son?
Tarea uno. Lograd que vuestras tropas adquieran una firme y determinada voluntad de
resistir y vencer mediante un comportamiento unificado. Para lograr esto, sumid en
situaciones peligrosas a vuestras tropas.
Indirectamente relacionado con esto. Sumid en diversas crisis a vuestros aliados.
Entonces, ellos inventarán soluciones que solventen tales crisis.
Tarea dos. Discernid entre: los terrenos dentro de los cuales os conviene mantener de
manera concentrada vuestras tropas, y los terrenos dentro de los cuales os conviene
mantenerlas dispersadas. Averiguad, para cada tipo de terreno, cuales son las pautas
seguidas por los sentimientos humanos.
Tarea tres. Adaptaos a cada combinación de coyuntura circunstancial y adversario. Esta
tarea consta de cuatro etapas.
-Etapa uno. Obtener información, y valorarla. Se descompone en dos subetapas
paralelas.
Subetapa 1.1. Acerca de la obtención y utilización de informaciones acerca de vuestro
adversario. Se descompone en tres subetapas.
Subetapa 1.1.1. Incitad a vuestro adversario a que os desvele sus protocolos ofensivos y
defensivos. Lograd que vuestro adversario emita respuestas en las que revele cuales son
sus fortalezas y flaquezas; para lograrlo, perturbadle y confundidle.
Subetapa1.1.2. A partir de la información resultante, practicad valoraciones acerca de
vuestro adversario.
Subetapa 1.1.3. Utilizad tales valoraciones. A partir de ellas, averiguad cuales son los
planes de vuestro adversario; esto os capacitará para anticiparos a él. A partir de ellas,
averiguad cuales son las estrategias que potencialmente os conducirán hacia la victoria,
y cuales son las estrategias que potencialmente os conducirán hacia la derrota.
Subetapa 1.2. Acerca de las valoraciones obtenidas a partir de mediciones de variables
estratégicas relevantes. Acerca de la comparación de dichas valoraciones como
instrumento para estimar cual es el equilibrio de fuerzas que media entre vuestro
adversario y vosotros. Acerca de las averiguaciones acerca de tal equilibrio.
Esta sub-etapa se subdivide a su vez en cuatro etapas.
Subetapa 1.2.1. A partir de cuanta información verdadera, relevante y bastante obre en
vuestro poder, averiguad cuales son para vosotros y para vuestro adversario sendas
circunstancias acerca de terreno y demás variables estratégicas. Procurad que vuestro
adversario no obtenga información verdadera y relevante alguna acerca de la potencial
coyuntura circunstancial que rodeará al enfrentamiento; así habréis impedido que
vuestro adversario pueda completar siquiera esta subetapa 1.2.1.
Subetapa 1.2.2. Una vez hayáis averiguado tales variables, practicad mediciones acerca
de ellas, tanto para vosotros como para vuestro adversario.
Subetapa 1.2.3. Obtenidas tales mediciones, utilizadlas para realizar valoraciones.
Subetapa 1.2.4. Tomad la valoración que hayáis realizado acerca de la medición de cada
variable estratégica; tomadla tanto para vosotros, como para vuestro adversario.
Entonces, estableced una comparación que muestre quien de los dos está en posición de
ventaja en cuanto a esa variable estratégica.
Subetapa 1.2.5. Una vez que hayáis estimado acerca de todas las variables la ventaja,
discernid a quien de los dos le favorece globalmente más cada coyuntura circunstancial
objeto de estudio.
Etapa segunda. Configurad, -de una manera provisional, meramente hipotética y que sea
de fácil alteración-, vuestros recursos materiales y humanos. Tal configuración debe
reunir tres rasgos: ser imperceptible, aportaros sinergias, y dotaros de fortaleza y de
fuerza acumulada. Para escoger una configuración en particular, observad el criterio de
lo que es más ventajoso dados ese adversario y la coyuntura circunstancial reinante.
Etapa tercera. Una vez que hayáis configurado provisionalmente vuestros recursos,
descansad y aguardad pacientemente a que vuestro adversario tome la iniciativa y escoja
una concreta configuración de recursos materiales y humanos.
Etapa cuarta. Una vez que vuestro adversario esté mostrando una configuración
definida, apresuraos a alterar vuestra configuración provisional para que sea la óptima
para enfrentaros a la configuración escogida por vuestro adversario. Para escoger tal
configuración, observad el criterio de lo más ventajoso dados vuestro adversario y la
coyuntura circunstancial reinante. No solicitéis ser aconsejados, excepto que consideréis
que os es conveniente recibir recomendaciones para añadir tácticas adicionales.
Y hasta aquí hemos llegado con la tercera de las tres tareas.
Acerca de algunas consideraciones finales acerca de esta tercera tarea.
¿Cuáles son los perjuicios que se desprenden de carecer de talento para la adaptación?
- Desaprovecharéis vuestros conocimientos acerca de la disposición del terreno.
-Desaprovecharéis vuestros conocimientos acerca de la meta a alcanzar; a causa de esto,
seréis incapaces de lograr que vuestros soldados luchen para vosotros.
-No podréis introducir en vuestras formaciones de batalla las alteraciones que son
pertinentes e idóneas.
Subsección cuarta. Algunas consideraciones útiles a tener en cuenta en el desempeño de
la tarea de estratega.
074. Acerca de algunas buenas prácticas..
Uno. Lograd que la gallardía pueda expresarse, y lograd mantenerla uniforme. Es en
esto en lo que consiste el talento organizativo.
Dos. Absteneos de toda violencia superflua.
Tres. Primeramente, consolidad vuestro poder. En segundo lugar, practicad
estimaciones acerca de vuestro adversario. Finalmente, reuinid tropas.
Cuatro. Siempre, absteneos de actuar aisladamente.
Cinco. Jamás subestiméis a vuestro adversario.
Seis. Siempre, absteneos de actuar si no es dentro de una estrategia.
Siete. Transmutad en ventajas vuestros problemas.
075. Acerca de algunas buenas prácticas a observar por los aprendices de estratega.
Uno. Acerca de la secuencia de vuestro aprendizaje. Aprended, en primer lugar, aquello
que os resulte más fácilmente comprensible. Aprended, después, los principios más
profundos, y apenas comprensibles y expresables.
Dos. Sed conscientes de que existen, en todo tipo de entrenamiento y en toda escuela de
estrategia, errores. Averiguad cuales son tales errores en cada caso, y procurad no
cometerlos vosotros.
Tres. Practicad con tesón y sin prisas.
Cuatro. No pretendáis imitar o memorizar los principios de la estrategia. En vez de eso,
aprendedlos con vuestro propio cuerpo, y como si fueseis vosotros quienes están
descubriendo tales principios.
Cinco. Siempre, cotejad con la realidad lo que hayáis aprendido.
Seis. No os conforméis con obtener victorias. Si las habéis obtenido sin haber aplicado
los principios de la estrategia, entonces consideradlas victorias inútiles, pues no habéis
aprendido nada.
Siete. Sea cual fuere el asunto del que conozcáis, desarrollad, en su conocimiento,
vuestro juicio intuitivo.
Ocho. No desatendáis ni descuidéis detalle alguno.
Nueve. Absteneos de toda acción inútil.
Diez. Sed conscientes de que de toda situación se desprenden, a la vez, ventajas y
desventajas. Aprended a discernir las unas y las otras.
Once. Absteneos de ser deshonestos con vosotros mismos. Absteneos de todo
autoengaño.
Sección tercera. Acerca de los comandantes.
Subsección primera. Acerca de las tareas genuinas del comandante.
076. ¿Cuales son?
Uno. Haced utilizable el grupo; lograd que todos estén tan uniformemente
entusiasmados, que se haga posible que la energía grupal sea eficazmente focalizable y
liberable. Para lograr esto, lograd primero dos cosas: lograd sincronizar a los individuos
englobados en vuestro grupo, y lograd que vuestro grupo esté motivado de manera
bastante, y de la manera más uniforme posible.
Dos. Equilibrad vanguardia y retaguardia.
Tres. Paliad las deficiencias del Soberano.
Subsección segunda. Acerca de las cualidades personales de los comandantes.
077 . Acerca de las cualidades personales que os serán indispensables para ser
comandantes aptos y para tener unas tropas exitosas. ¿Cuáles son?
Una. Sed fuertes y justos. Así, seréis comandantes dignos. Y, a causa de eso, seréis
comandantes carismáticos. Y, a causa de esto último, vuestra tropa estará dispuesta a
morir, y será una tropa eficaz.
Dos. Respaldad con obras vuestras palabras. Así, inspiraréis confianza y seguridad a
vuestras tropas. A causa de eso, seréis comandantes poderosos. Y, a causa de esto
último, vuestras tropas darán lo mejor de si mismas.
Tres. Sed dignos de confianza. Así, existirá disciplina en la ejecución de lo decretado.
Y, a causa de esto último, vuestras Fuerzas Armadas estarán unificadas.
Cuatro. Sed intelectualmente excelentes. Así, vuestras tropas no estarán dubitativas. Y,
a causa de esto último, tendréis unas tropas resolutivas.
078. Acerca de las taras personales que os hacen propensos a la derrota. ¿Cuáles son?
- Que sobre-estiméis vuestra capacidad.
-Que ambicionéis rango o riqueza.
- Que seáis excesivamente impulsivos, o excesivamente parsimoniosos, o que seáis
irresolutivos o perezosos.
- Que seáis cobardes; o que, a pesar de vuestra gallardía, seáis débiles.
- Que seáis negligentes.
-Que seáis viciosos.
-Que seáis indisciplinados.
Subsección tercera. Acerca de las circunstancias que son factores para que acabéis
derrotados.
079. ¿Cuáles son?
Una. Que hayáis perdido el propósito de vuestras maniobras.
Dos. Que hayáis alistado y desplegado soldados indisciplinados.
Tres. Que algunos soldados vuestros hayan sido derrotados, y, a pesar de éllo, los
enviéis nuevamente al campo de batalla.
Cuatro. Que presumáis de capacidades de las que carecéis.
Cinco. Que persistáis en debatir acerca de estrategia y acerca de lo correcto sin decidir
nada acerca de qué hacer.
Seis. Que no sean ejecutados vuestros imperativos.
Siete. Que vuestras tropas estén desunificadas.
Ocho. Que vuestros subordinados os sean refractarios.
Nuevo. Que vuestras tropas no trabajen para vosotros.
Diez. Que vuestra población esté resentida contra las Fuerzas Armadas.
Once. Que sea excesivo el tiempo durante el cual vuestras tropas permanezcan fuera de
su territorio.
Doce. Que vuestro ejército mantenga, en sus acciones, alguna reserva mental.
Trece. Que, reiteradamente, vuestras tropas caigan presas del pánico.
Catorce. Que vuestra operación militar se haya convertido en un atolladero, y que, a
causa de esto, vuestras tropas estén desmoralizadas.
Quince. Que vuestras tropas estén exhaustas a causa de haber estado construyendo una
fortificación.
Dieciséis. Que haya anochecido sin que vuestras tropas hayan llegado a su destino; y
que, a causa de ello, estén ansiosas por llegar allí.
Diecisiete. Que vuestras tropas estén asustadas.
Dieciocho. Que las órdenes sean reiteradamente modificadas; y que, a causa de ello,
vuestras tropas estén desconcertadas.
Diecinueve. Que escasee el corporativismo, y que vuestras tropas opinen que sus
comandantes y sus oficiales son unos ineptos.
Veinte. Que existan favoritismos; y que, a causa de ello, vuestras tropas se hayan
tornado perezosas.
Veintiuno. Que, entre vuestras tropas, cundan las suspicacias y las dudas.
Veintidós. Que detestéis que vuestras órdenes sean criticadas.
Veintitrés. Que hayáis investido a ineptos.
Veinticuatro. Que hayáis mantenido, durante demasiado tiempo, en el campo de batalla,
vuestras tropas; y que, a causa de ello, vuestras tropas tengan socavada la moral.
Veinticinco. Que, llegado el instante en que vuestras tropas deben entrar en combate,
vuestras tropas todavía tengan divididas sus mentes.
Veintiséis. Que estéis presuponiendo que vuestro adversario se desanimará.
Veintisiete. Que vuestras acciones dañen a las personas.
Veintiocho. Que seáis tan tontos como para confiar en situaciones que conducen a
emboscadas, o como para confiar en lo que es engañoso.
Veintinueve. Que oprimáis a vuestros soldados; y que, a causa de ello, os odien.
Treinta. Que os hayáis introducido en pasajes estrechos.
Treinta y uno. Que, en el frente de vuestra formación, estén dispuestos de manera
desequilibrada vuestra línea de frente y vuestro armamento de apoyo.
Treinta y dos. Que, en vuestra formación de batalla, estén desequilibradas vuestras
cuatro columnas.
Treinta y tres. Que el combate os tenga ahogados en la preocupación.
Sección cuarta. Acerca de los puestos oficiales.
080. ¿En qué consisten?
Consisten en tareas y responsabilidades asignables a personas. Se asignan a manera de
premio o castigo. Se asignan observando el criterio de la capacidad y talentos que, al
tiempo de la asignación, concurran en el asignatario.
081. ¿Cuáles son los beneficios provenientes de la creación de puestos oficiales?
-Lograréis clarificar el orden organizativo y la cadena de mando.
-Lograréis mantener, en orden, y eficaces, vuestras formaciones de batalla.
082. Acerca de las varias combinaciones entre oficiales y tropas. ¿Cuáles son las
consecuencias de cada una de ellas?
Caso uno. Soldados débiles, con oficiales fuertes. Apuros.
Caso dos. Soldados fuertes, con oficiales débiles. Retraimiento.
Caso tres. Soldados no sólidos, con oficiales no sólidos. Formaciones anárquicas
propensas a amotinarse.
Caso cuatro. Oficiales superiores encolerizados, violentos, y que actúan por despecho y
de manera autónoma. Desmoronamiento del ejército.
Sección cuarta. Acerca de los soldados.
Subsección primera. Acerca de las diversas categorías de soldado: rasos y élite.
Apartado primero. Acerca de los soldados rasos.
083. ¿Cuál es su tarea?
Repartid entre ellos el trabajo que os haya de conducir hacia la victoria.
No obstante, sed conscientes de que os será imposible obtener la victoria si solo poseéis
este tipo de soldados.
Apartado segundo. Acerca de las tropas de élite.
084. ¿Cuáles son sus tareas?
Una. Ruptura de líneas de combate. Lo cual es útil para capturar comandantes
adversarios.
Dos. Romperle, a vuestro adversario, su línea ofensiva. Lo cual, le restará fuerza
acumulada.
Tres. Aplastarle, a vuestro adversario, su línea defensiva.. Lo cual, le restará
invulnerabilidad.
085. ¿Cuál es la justificación de que afirmemos que son muy valiosas?
Su organización. De tal organización se obtienen dos beneficios.
-Los soldados fuertes y briosos quedan complementados con los soldados débiles y no
briosos. De esta manera, los soldados que son de una manera palían las deficiencias de
los soldados que son de la otra manera.
-Tanta es La sincronización lograda, que, entonces, la fuerza global acumulada crece y
resulta direccionable hacia metas concretas.
086. ¿Cuál es la causa de la que proviene su enorme eficacia y ventajosidad?
Que el líder tiene la plena confianza de sus tropas. A causa de esto, las tropas son leales
a su líder. A causa de esto último, el líder logra que sus tropas se comporten de manera
unificada. Y, es, precisamente, tal unificación, la causa de la eficacia y ventajosidad de
las tropas de élite.
087. ¿Cuál es la manera de evitar que las tropas de élite supongan un despilfarro de
energía y recursos militares?
Hacedlas regresar pronto.
088. Acerca de mantener fuertes las tropas de élite. ¿Cuáles son algunas de las maneras
de lograrlo?
-Haced que descansen.
-Absteneos de enviarlas reiteradamente a combatir. Así, no se desgastarán.
Subsección segunda. Acerca de la gallardía de los soldados. Acerca de la cobardía de
los soldados.. Acerca de la fuerza y la debilidad. Acerca de la fuerza acumulada. Acerca
del orden y el desorden.
089. ¿Cuáles son los factores que determinan lo gallardas que serán vuestras tropas?
Uno. La fuerza acumulada entre todos vuestros soldados.
Dos. Lo desesperado de las circunstancias de vuestros soldados.
090. Acerca de la fuerza acumulada.
1. ¿Cuál es el factor que resulta determinante de vuestra fuerza?
La configuración de recursos materiales y humanos escogida. O, lo que es lo mismo, la
formación de batalla.
2. ¿Cuáles son los beneficios provenientes de la fuerza acumulada?
Que el gallardo arrastrará al pusilánime.
Esto, os reportará dos beneficios. Uno. Podréis especializar, a cada quien, según sus
habilidades. Dos. Vuestros soldados actuarán sin que necesitéis utilizar vuestro poder
para forzarles a actuar.
3. Acerca de algunas prácticas que habréis de observar para evitar que se merme la
fuerza acumulada de vuestra formación de batalla.
- Reforzad a los victoriosos.
- Retirad a los derrotados.
- Procurad que vuestras tropas no se cansen. Procurad que vuestros exhaustos
descansen.
-Procurad que los hambrientos se alimenten. Cercioraros de que, de verdad, sí que
acceden a los alimentos. Consolidad la energía; para lograrlo, prescribid que cada
soldado se aprovisione de raciones.
-Velad por la salud de vuestros soldados.
-Procurad poner, al frente de vuestras tropas, a auténticos héroes.
091. Acerca de vuestro orden y acerca de vuestro desorden. ¿Cuál es el factor
determinante de ellos?
Vuestra organización.
Subsección tercera. Acerca de la importancia de que seleccionéis certeramente vuestros
soldados.
Apartado primero. Acerca del estancamiento y acerca de la prosperidad.
092. Acerca del camino hacia el estancamiento, y hacia un inevitable fracaso. ¿Cuáles
son las taras de vuestros guerreros, las cuales os ponen en tal camino?
- Guerreros perezosos para hacer lo que deba ser hecho.
-Guerreros que no se atrevan a hacer lo que deba ser hecho.
-Guerreros irresolutivos en el instante de actuar.
-Guerreros reiteradamente negligentes.
093. Acerca del camino hacia la prosperidad, y hacia un inevitable éxito.
¿Cuáles son las virtudes de vuestros guerreros, las cuales os ponen en tal camino?
-Guerreros honestos y decentes, aun siendo ambiciosos.
-Guerreros amables, aun siendo favorecidos.
-Guerreros simultaneamente fuertes, elásticos, y flexibles.
-Guerreros diligentes, gallardos, resolutivos y prudentes.
Apartado segundo. Acerca de escoger soldados. Acerca de asignar tareas.
094 .¿Cuáles son las cualidades indispensables de un soldado?
Firmeza y fuerza.
095. ¿Cuál es la manera de atraeros a quienes son los mejores en algo?
Ofrecedles salarios altos.
096. Acerca de quienes os hayan demostrado ser dignos de confianza; acerca de como
evitar que ellos os abandonen. ¿Cuál es la conducta con la que evitaréis ser
abandonados?
-No seáis arrogantes ni autocomplacientes.
-No permitáis que nadie se gane para sí tales personas.
097. Acerca de seleccionar y asignar, para una tarea y un entorno concretos, vuestros
recursos humanos. ¿Cuál es el criterio selectivo que debéis observar?
El criterio de la conveniencia o inconveniencia, para esa tarea, circunstancia y finalidad.
098. Acerca de asignar a alguien la responsabilidad de hacer que vuestros soldados se
enfrenten a la muerte, incluso estando, ellos, mal dirigidos. ¿Cuales son las cualidades
personales con las que debe estar dotado aquel a quien asignéis tal responsabilidad?
Tal individuo ha de ser un auténtico héroe.
099. Acerca de encomendar a alguien la seguridad del campamento, o la seguridad de la
base de operaciones. ¿Cuáles son las cualidades personales con las que debe estar
dotado tal individuo?
Esta tarea debéis encomendarla a quienes sean los individuos más poderosos y heroicos,
y a nadie más.
100. Acerca de escoger al individuo en el que delegar vuestra autoridad. ¿Quién ha de
ser tal individuo?
Escoged a quien, en cada localidad, sea, para su gente, el líder.
Subsección cuarta. Acerca de la manera de comportaros con vuestros soldados.
Subsección cuarta. Acerca de la manera de comportaros con vuestros soldados.
101. ¿En qué consiste el dirigir una tropa?
Obtened, de vuestra tropa, una colaboración que sea tan grande, que el dirigir a un
grupo entero, sea lo mismo que dirigir a un solo individuo que solamente tenga una
única opción.
102. Acerca de lograr que vuestras tropas se comporten de manera obediente y servil.
¿Cual debería ser el comportamiento del estratega?
Uno. Velad por vuestras tropas, y comportaos bien con ellas; entonces, quizás obtengáis
su lealtad. Obtenida su lealtad, disciplinadlas, sin indulgencia alguna, mediante castigos.
Dos. Comportaos con ellas humanamente y benévolamente. Pero unificadlas,
estrictamente y firmemente, mediante Reglamentos.
103. ¿Cual es la manera de lograr que nadie os tome a la ligera?
Sed justos y metódicos.
104. Acerca de lograr que los estrategas, los comandantes, los líderes y los
subordinados, confíen en un estratega y cooperen. ¿Cuál es la conducta que debería ser
observada por el estratega que desea lograr eso?
Sed íntegros: que vuestras obras respalden a vuestras palabras.
105. Acerca de lograr que vuestras tropas acaten vuestros imperativos. ¿Cuál es la
manera de lograr eso?
Dad de manera consecuente, vuestros imperativos; y lograd que no sean imperativos
injustos.
106. Acerca de lograr que vuestras tropas os acompañen como un rebaño, inconscientes
de los peligros hacia los que están siendo conducidas por vosotros. ¿Cuál es la manera
de lograr eso?
Sumergidlas dentro de coyunturas circunstanciales peligrosas y desesperadas.
107. Acerca de lograr que vuestras tropas, sin necesidad de imperativo vuestro alguno,
den lo mejor de ellas. ¿Cuál es la manera de lograr eso?
Uno. Sumergidlas en peligros mortales; y, así, se sobrepondrán al miedo.
Dos. Metedlas en sitios sin salida; y, así, permanecerán firmes.
Tres. Privadlas de toda alternativa que no consista en luchar; y, así, lucharán.
108. Acerca de lograr que, una vez establecida una línea de batalla cambiante, vuestro
personal obedezca órdenes, y no fracase al entrar en acción. ¿Cuál es la manera de
lograr eso?
- Sed estrictos.
-Explicitad, a vuestras tropas, cual es el propósito común que perseguís con la acción, y
cual es el beneficio común obtenible.
108. bis. Acerca de evitar que la preocupación se esparza entre vuestras tropas, y que, a
causa de ello, vuestras tropas se tornen en tropas vacilantes y temerosas. ¿Cuál es la
manera de evitar eso?
-Uno. Lograd que vuestras tropas os sigan siendo ellas inconscientes de hacia donde
están siendo conducidas, estando ellas carentes de toda información, y estando ellas
ignorantes de la totalidad de vuestros planes.
-Dos. Informadles acerca de los beneficios esperables; pero, ocultadles los daños
potenciales.
Tres. Emplead en tareas de combate reales vuestras tropas. Pero absteneos de
comunicarles vuestras estrategias.
Cuatro. Motivad a vuestras tropas. Para lograrlo, otorgad premios que no sean los
reglamentariamente preestablecidos.
Cinco. Prohibid los augurios. Sed conscientes de que, a causa de ellos, vuestras tropas
quizás duden y os abandonen.
109. Acerca de evitar que vuestro personal sienta desafección hacia vosotros. ¿Cuál es
la manera de lograr evitar eso?
Uno. Absteneos de toda arbitrariedad.
Dos. Mantened y respetad un transparente sistema de premios, castigos, privilegios y
oportunidades. Con los premios, lograréis que vuestras tropas luchen sin preocuparse
por la muerte. Con los castigos, lograréis corregir desórdenes y lograréis que vuestra
autoridad sea respetada por vuestro personal.
Tres. No os apartéis de quienes os sean leales.
Cuatro. Ni aparentéis vivir, ni pretendáis vivir, con más comodidades que quienes os
obedecen.
110. Colofón. Acerca de que vuestros guerreros no puedan superar las principales
dificultades. ¿Cuál es una de las causas de que tal contrariedad ocurra?
Que vuestros guerreros sean incapaces de unir los corazones de la gente.
Subsección quinta. Acerca de los soldados adversarios capturados por vosotros.
111. ¿Cuál es el comportamiento que deberíais observar con ellos?
Comportaos bien con ellos, y prestadles atención. Considerad que, quizás así, logréis
que ellos se unan a vosotros; entonces, podréis utilizarlos mezclados con vuestros
soldados. Si sois capaces de lograr esto, entonces cada una de vuestras victorias os hará
más numerosos; y, por ende, cada vez más poderosos.
Subsección sexta. Acerca de la manera de organizar tropas.
112. Acerca de que gobernéis a muchos como si estuvierais gobernando a pocos.
¿Cuál es la manera de lograrlo?
Desagregadlos en grupos.
113. Acerca de que vuestras unidades gocen de cohesión interna.
¿Cuál es la manera de lograrlo?
Organizadlas según localidad natal. Delegad en el individuo idóneo, vuestra autoridad;
un individuo es idóneo si la gente de esa localidad le reconoce como su líder.
114. Acerca de que vuestros soldados permanezcan alineados.
¿Cuál es la manera de lograrlo?
Lograd que cada uno de vuestros soldados siga las huellas dejadas por aquel soldado
que inmediatamente le preceda.
CAPITULO V. ACERCA DE LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS MATERIALES.
ACERCA DE LOS COSTES DE LA GUERRA.
Sección primera. Acerca de las riquezas.
112. ¿Cuál es la manera de redistribuir la riqueza?
Considerad que hay dos categorías de individuos. Primera categoría: la de quienes
tienen más de lo que, realistamente, pueden utilizar. Segunda categoría: la de quienes
tienen menos de lo que, realistamente, pueden utilizar.
Desposeed de lo que les sobre, a los individuos de la primera categoría; y, entregádselo
a los individuos de la segunda categoría.
113. ¿Cuál es la manera de que acumuléis, para vosotros mismos, riquezas?
Acumulad para vuestra población, la riqueza. Entonces, las cosas serán fáciles; y el
mérito no será atribuido al Soberano.
Sección segunda. Armamento. Aprovisionamientos. Alimentos.
Subsección primera. Acerca de la proveniencia de vuestros recursos materiales. Acerca
de desaprovisionar a vuestro adversario.
Apartado primero. Acerca del armamento.
114. ¿Cuál debería ser su proveniencia?
Nuestro Estado.
115. Acerca del armamento improvisado y acerca de las defensas improvisadas.
Ejemplos de sucedáneos.
El sucedáneo de un foso, consiste en una alambrada.
El sucedáneo de una barricada, consiste en una carreta.
El sucedáneo de una defensa sin salida, consiste en los escudos.
El sucedáneo de las ayudas para salir del peligro, consiste en las armas largas.
El sucedáneo de los apoyos a las armas largas, consiste en las armas cortas.
El sucedáneo de los medios para impedir a vuestro adversario regresar, y para golpearle
en cuanto se manifieste, consiste en las armas cortas.
El sucedáneo de las catapultas, consiste en los arcos.
Apartado segundo. Acerca de las provisiones y acerca de los alimentos.
116. ¿Cuál es la colección de rasgos genuina de un buen aprovisionamiento?
Ser de la especie idónea para cada concreta coyuntura circunstancial. Y, además, estar
en la cantidad idónea para dicha coyuntura circunstancial.
117. ¿Cuál es la justificación de que os desaconsejemos que vuestros
aprovisionamientos y alimentos provengan de vuestro Estado?
Resulta muy caro trasportarlos.
118. ¿Cuál es la justificación de que, también, os desaconsejemos comprar vuestros
aprovisionamientos y alimentos?
A causa del comportamiento de los especuladores, vuestras compras os saldrían
carísimas.
119. Acerca del saqueo como instrumento de aprovisionamiento. ¿Cuáles son las
justificaciones para que afirmemos que el saqueo, es para vosotros, la manera óptima de
adquirir provisiones y alimentos?
Uno. El saqueo resulta más barato que la fabricación y que la compra. A causa de esto,
el Gasto Público no crece; y, consecuentemente, tampoco los Impuestos.
Dos. Al desaprovisionar a vuestro adversario, le estáis debilitando.
Tres. Una de las maneras de incentivar a vuestra tropa en su conjunto, consiste en que
prometáis entregar algo a aquel quien sea el primero que saquee o robe alguna cosa.
Apartado tercero. Acerca de la técnica de desaprovisionamiento mediante saqueo.
120. Acerca de que los recursos obtenibles por vosotros estén geográficamente muy
dispersos. ¿Cual es la manera de solventar este problema?
Desagregad en grupitos vuestras tropas. Entonces, que cada grupito tome lo poquito
existente en cada lugar.
121. Acerca de los recursos materiales en los que consiste el botín obtenido mediante
desaprovisionamiento a vuestro adversario. ¿Cuál es la manera de impedirle a vuestro
adversario recobrar tales recursos?
Desconcentrad geográficamente esos recursos. Para lograr eso, repartidlos entre
vuestros soldados.
122. Acerca del saqueo y acerca de la agresividad hacia los nativos invadidos. ¿Cuál es
la justificación de que afirmemos que el saqueo y la agresividad, si bien son
indispensables, sin embargo no deben ser excesivos?
Caso uno. Que os comportéis, una y otra vez, de manera excesivamente agresiva.
La primera vez que lo hagáis, es agresión; a segunda vez, vanidad. Si lo hacéis una
tercera vez, habréis aterrorizado a los nativos. Si lo hacéis por cuarta vez, quizá sea
mentira la información obtenida de los nativos. Si lo hacéis por quinta vez, es muy
probable que sufráis derrotas.
Caso dos. Que os comportéis, una y otra vez, de manera demasiado compasiva y
absteniéndoos de saqueos.
La primera vez que os comportéis así, los nativos os faltarán al respeto. La segunda vez
que lo hagáis, vuestro forraje escaseará; la tercera vez, vuestro equipamiento también
escaseará; la cuarta vez, vuestro alimento también escaseará. Si os comportáis así por
quinta vez, vuestra invasión habrá fracasado.
Apartado cuarto. Acerca de obstaculizar el equipamiento de vuestro adversario.
123. ¿Cuál es la justificación de que afirmemos que es importantísimo que seáis capaces
de hacer eso?
Vuestro adversario no os respetará mientras seáis incapaces de tal obstaculización; ni
siquiera, aunque vosotros estéis bien preparados.
Sección tercera. Acerca de lograr simultáneamente dos cosas; que vosotros ahorréis
vuestros recursos y que vuestro adversario despilfarre sus recursos. Acerca de las
estratagemas para lograrlo.
124. ¿Cuáles son algunas de las estratagemas para lograr esas metas?
Uno. Lograd que vuestro adversario acuda a vosotros; y que utilice, para ello, sus
recursos. Para lograr que él acuda, tentadle.
Dos. Procurad no enfrentaros a adversarios acorralados.
Tres. Acerca de que vuestro adversario haya decidido ejecutar una retirada. Computad
siempre la diferencia entre el costo de capturarle, y lo obtenible capturándole. Quizá, el
resultado no sea rentable para vosotros; entonces, permitid que vuestro adversario huya
y se desgaste en la huida.
Cuatro. Permitidle, a vuestro adversario, cuantas acciones le resulten inútiles. Al
ejecutarlas, él se desgastará.
Cinco. Explotad para vuestro propio beneficio, los recursos y el trabajo ajenos. Si bien
habréis de explotar los recursos y talento ajenos, no obstante observad siempre
precauciones para que ello no os genere demasiados enemigos.
Seis. Acerca de que tengáis una pluralidad de adversarios.. Lograd que los unos
destruyan a los otros.
Siete. Acerca de que uno de vuestros adversarios esté explotando a otro de vuestros
adversarios. Entonces, lograd que el explotador explote de verdad al explotado;
cercioraros de la absoluta imperceptibilidad de vuestra intervención en ello. Quizá, el
explotado descubra que está siendo explotado, y decida vengarse de su explotador.
Ocho. Acerca de que tengamos dos adversarios, y uno de ellos sea una amenaza para el
otro. Esta estratagema discurre por tres etapas. Etapa primera. Decidle, al amenazado,
que vosotros aceptarías luchar contra el adversario común; pero condicionadlo a que el
amenazado os proporcione los recursos para ello. Etapa segunda. Quizá, el amenazado
diga que sí; entonces derrotad al adversario común. Etapa tercera. Llegado el instante de
devolverle al amenazado los recursos que os prestó, no lo hagáis; en vez de eso,
traicionadle y utilizad contra él esos recursos.
Nueve. Acerca de que os hayáis cerciorado de que vuestro adversario posee algo que es
valioso para vosotros; y acerca de que vosotros poseáis algo que a vuestro adversario se
le aparezca, erróneamente, como valioso, cuando en realidad no es nada valioso para él
y, quizá, tampoco para vosotros. En tales circunstancias, proceded al canje.
Diez. Considerad lo caro que os resultará enfrentaros a vuestro adversario si carecéis de
información bastante acerca de sus circunstancias. El espionaje es una buena manera de
abaratar coste.
Once. Lograd que las fortalezas y recursos de vuestro adversario trabajen contra él.
Doce. Considerad la importancia de minimizar el coste de oportunidad. Sacrificad en
beneficio de vuestras metas imprescindibles vuestras metas prescindibles.
Trece. Lograd que vuestra desgracia resulte perjudicial a vuestro adversario.
LIBRO III. ACERCA DE QUE UN MEDIO DE MINIMIZAR RIESGOS Y COSTES
CONSISTE EN QUE AVERIGÜÉIS LAS CIRCUNSTANCIAS DE VUESTRO
ADVERSARIO.
TITULO I. Acerca de inferir, a partir de indicios, el comportamiento de vuestro
adversario.
CAPÍTULO I. Acerca de las anomalías en el entorno. Acerca de la manera de
interpretarlas.
SECCIÓN I.. Acerca de las anomalías en el comportamiento de la vegetación.
125. Acerca de que, quizá, el ejército adversario esté en movimiento. ¿Cuál es una de
las señas por las que se muestra eso?
Que los árboles se estén moviendo.
126. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté fingiendo tener tropas emboscadas.
¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
Muchos obstáculos entre los matorrales.
SECCIÓN II. Acerca de las anomalías en el comportamiento de la fauna.
127. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté presente. ¿Cuáles son algunas de las
señas que muestran eso?
-Que los pájaros alcen el vuelo.
-Que los animales estén asustados. Entonces, inferid que allí hay tropas atacantes. No
obstante, si sois vosotros quienes las habéis asustado, quizá el adversario no esté
presente.
128. Acerca de que, quizá, el campo enemigo esté abandonado. ¿Cuál es una de las
señas por las que se muestra eso?
Muchos pájaros reuniéndose allí.
129. Acerca de que, quizá, una ciudadela haya sido abandonada por el ejército. ¿Cuál es
una de las señas por las que se muestra eso?
Muchos pájaros sobrevolándola.
SECCIÓN III. Acerca de las anomalías en el comportamiento del polvo y el humo.
130. Acerca de que, quizá, haya carros que se están aproximando a vosotros. ¿Cuál es
una de las señas por las que se muestra eso?
Altas y espesas columnas de polvo elevándose.
131. Acerca de que, quizá, una infantería se nos está aproximando. ¿Cuál es una de las
señas por las que se muestra eso?
Bajas y estrechas columnas de polvo elevándose.
132. Acerca de que, quizás, un campamento esté instalándose. ¿Cuál es una de las señas
por las que se muestra eso?
Un ir y venir de pequeñas polvaredas.
133. Acerca de que, quizá, se esté cortando leña. ¿Cuál es una de las señas por las que
se muestra eso?
Humaredas esparcidas.
CAPÍTULO II. Acerca del comportamiento de los emisarios provenientes de vuestro
adversario.
134. Acerca de que, quizás, vuestro adversario pretenda avanzar; y deberíais espiarle.
¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
Que vuestro adversario mantenga simultáneamente dos comportamientos. Uno,
acrecentar sus preparativos para la guerra; y, dos, enviaros emisarios portadores de
palabras humildes.
135. Acerca de que, quizá, vuestro adversario pretenda retirarse. ¿Cuál es una de las
señas por las que se muestra eso?
Que vuestro adversario mantenga simultáneamente dos comportamientos. Uno, avanzar
ostentosamente; y, dos, enviaros emisarios con palabras altisonantes.
136. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté urdiendo un complot contra vosotros.
¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
Que vuestro adversario os haya enviado emisarios que os ofrezcan la paz sin necesidad
de que vosotros firméis tratado alguno.
137. Acerca de que, quizá, vuestro adversario desee de verdad una tregua. ¿Cuál es una
de las señas por las que se muestra eso?
Que vuestro adversario mantenga simultáneamente dos comportamientos. Uno, enviaros
emisarios portadores de palabras conciliadoras; y, dos, no estar acrecentando los
preparativos para la guerra.
138. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté cansado. ¿Cuál es una de las señas
por las que se muestra eso?
Que los emisarios que él os envíe estén irritados.
CAPÍTULO III. Acerca de lo que podréis inferir del comportamiento de vuestro
adversario.
SECCIÓN I. Acerca de la manera en que vuestro adversario se comporta cuando estáis
cercanos a él, y cuando estáis lejos de él.
139. Acerca de que estéis cercanos. Acerca de que entonces, vuestro adversario, quizá,
esté en calma. ¿Qué os es mostrado por tal comportamiento?
Quizá, vuestro adversario esté en una posición fuerte.
140. Acerca de que estéis lejos. Acerca de que entonces, vuestro adversario esté, quizá,
intentando provocar hostilidades. ¿Qué os es mostrado por tal comportamiento?
El mero hecho de comportarse así, es en si mismo señal de que vuestro adversario
quizás esté intentando que acudamos a él.
Si, además de eso, os resulta fácilmente accesible la posición de vuestro adversario, eso
es señal de que vuestro adversario, quizá, esté ubicado en una posición que le es
ventajosa.
SECCIÓN II. Acerca del comportamiento de los Carros de vuestro adversario.
141. Acerca de que vuestro adversario quizá esté configurando un frente de batalla.
¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
Observad los carros ligeros de vuestro adversario. La seña consiste en que sean ellos los
primeros que estén saliendo a ubicarse en los flancos.
142. Acerca de que vuestro adversario quizá esté aguardando a recibir refuerzos, y quizá
vosotros deberíais estar preparados para tal eventualidad. ¿Cuál es una de las señas por
las que se muestra eso?
Que vuestro adversario se esté apresurando a disponer, velozmente, en filas de combate,
sus carros.
SECCIÓN III. Acerca de la manera en la que vuestro adversario está moviendo sus
tropas.
143. Acerca del desorden en las tropas de nuestro adversario. Acerca de que quizá ese
desorden esté fingido por vuestro adversario, como un cebo para atraeros a una trampa.
¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
Que, sin justificación aparente alguna, una de las mitades de las tropas de vuestro
adversario estén avanzando mientras la otra mitad de sus tropas está retrocediendo.
SECCIÓN IV. Acerca del comportamiento de los soldados de vuestro adversario.
144. Acerca de que quizá vuestro adversario esté preparando un ataque sorpresivo.
¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
Que los soldados de vuestro adversario mantengan simultáneamente tres
comportamientos.
-Enfrentarse a vosotros ardorosamente.
-No estar abandonando el terreno.
-Demorar excesivamente su entrada en combate.
145. Acerca de que quizás las tropas de vuestro adversario estén sedientas. ¿Cuál es una
de las señas por las que se muestra eso?
Que los aguadores estén bebiendo antes que los demás.
146. Acerca de que quizás las tropas de vuestro adversario estén hambrientas. ¿Cuáles
son algunas de las señas por las que se muestra eso?
- Que unos soldados se apoyen en los otros.
-Que ellos maten a sus caballos.
147. Acerca de que quizá vuestro adversario esté desesperado.¿Cuál es una de las señas
por las que se muestra eso?
Que los soldados de vuestro adversario carezcan de marmitas, pero no regresen a su
acuartelamiento.
148. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté aterrorizado. ¿Cuál es una de las
señas por las que se muestra eso?
Que, nocturnamente, los soldados de vuestro adversario se llamen los unos a los otros.
149. Acerca de que, quizá, los soldados de vuestro adversario tomen a broma a al
estratega de vuestro adversario. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
Carencia de disciplina.
150. Acerca de que, quizá, haya problemas entre los soldados de vuestro adversario y
sus superiores. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
Faltas de disciplina.
151. Acerca de que quizá vuestro adversario carezca de la lealtad de sus soldados. ¿Cuál
es una de las señas por las que se muestra eso?
Que existan, entre los soldados de vuestro adversario, murmuraciones acerca de
problemas con sus superiores; y que esas murmuraciones sean muestra de los
verdaderos sentimientos de los soldados.
SECCIÓN V. Acerca de la política punitiva-premial que vuestro adversario está
aplicando.
152. Acerca de que quizá vuestro adversario esté metido en un callejón sin salida y esté
exhausto. ¿Cuáles son algunas de las señas por las que se muestra eso?
Que vuestro adversario esté, de manera constante y reiterada, otorgando recompensas.
Sed conscientes de que él lo hace para contentar a sus soldados; y, así, evitar una
rebelión masiva.
153. Acerca de que quizá vuestro adversario esté sobrepasado, y de que quizá sus
soldados se hayan tornado incapaces de cumplir órdenes. ¿Cuáles son algunas de las
señas por las que se muestra eso?
Que vuestro adversario esté, de manera constante y reiterada, imponiendo castigos. Sed
conscientes de que él lo hace para mantener su autoridad.
SECCIÓN VI. Acerca del comportamiento del estratega adversario.
154. Acerca de que, quizá, el estratega adversario esté extremadamente cansado.
¿Cuáles son algunas de las señas por las que se muestra eso?
Que el estratega adversario perciba ventajas, pero no las explote.
TÍTULO II. Acerca de los servicios de inteligencia bélica. Generalidades.
Capítulo I. Acerca de la justificación de que debáis instituir servicios de inteligencia.
155. Acerca de los dos prerrequisitos para poder guerrear. ¿Cuáles son esos
prerrequisitos? ¿Cuáles datos previos han de ser averiguados para cumplir esos
prerrequisitos?
Uno. Capacidad para urdir alianzas. Averiguad los planes de vuestros adversario.
Dos. Que vuestras tropas puedan maniobrar. Averiguad, mediante los guías locales, cual
es la orografía, hidrografía y climatología.
156. Acerca de la indispensabilidad del espionaje. Acerca de que no deberíais actuar si
todavía no habéis estudiado los informes de vuestros espías. ¿Cuál es nuestra
justificación para afirmar eso?
Lo caro que os será el operar militarmente sin la información proveniente de quienes
conozcan cuales son las circunstancias de vuestro adversario.
CAPÏTULO II. Acerca de los recursos de información humanos.
SECCIÓN PRIMERA. Acerca de vuestros observadores.
157. Acerca de la distancia que debe mediar entre dos observadores. ¿Cuánta debería
media?
Sólo la imprescindible para mantenerlos indetectables.
158. Acerca de la configuración geométrica de la distribución de observadores. ¿Cuál
debería ser tal configuración geométrica según la configuración del terreno?
Uno. Si el terreno está elevado; entonces, configuración en rectángulo.
Dos. Si el terreno es bajo; entonces, configuración en círculo.
159. Acerca de los medios de transmisión de señales entre observadores. ¿Cuáles
deberían ser según el momento del día?
Uno. Medios nocturnos: sonoros.
Dos. Medios diurnos: visuales.
SECCIÓN II. Acerca de los puestos de escucha.
160. ¿Dónde se ubican?
Fuera del territorio de vuestro adversario.
161. ¿En qué consiste su tarea?
En escuchar a quienes salgan del territorio de vuestro adversario.
SECCIÓN III. Acerca de los guías locales.
162. ¿Cuál es para vosotros la utilidad de los guías locales?
Sed conscientes de que vuestras tropas no podrán maniobrar de manera correcta si no
poseéis información útil bastante acerca de la geografía física del terreno. Pues bien, los
guías locales son una de las fuentes de las que emana tal información.
SECCIÓN IV. Acerca de los contactos locales, escogidos entre la gente corriente.
162. ¿Cuál debería ser la manera de comportaros con ellos?
Tratadlos de manera educada y obsequiosa. Entonces, quizá, os suministren información
acerca del lugar.
SECCIÓN V. Acerca de los expertos en infiltración, exfiltración y sabotaje.
163. ¿Cuáles son sus campos de pericia?
Uno. Superación de dificultades.
Dos. Penetración en lugares impenetrables.
Tres. Regreso desde lugares carentes de vías de comunicación.
Cuatro. Pasar inadvertidos e inidentificados.
Cinco. Destruir el armamento confinado dentro de los recintos de vuestro adversario.
Seis. Hacer todo eso sin necesidad de robar y sin necesidad de matar.
SECCIÓN VI.
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  • 1. CUESTIONES BÉLICAS. Redactor: Serafín Pérez Izquierdo. INRODUCCIÓN IRRELEVANTE. Este escrito consiste en una codificación sistematizada, concordada, reordenada y abreviada, construida sobre diversos textos de estrategia clásicos. No sabemos de nadie que haya hecho de verdad esto antes. Ninguna de las ideas es nuestra; sólo nos hemos limitado a presentar de una manera inteligible la información que a nosotros nos ha parecido la más esencial; información dispersa que es difícil de extraer de unos textos originales carentes de accesibilidad y de usabilidad. Ni pretendemos plagiar a nadie, ni somos de verdad autores de nada; insistimos que nuestro único propósito consiste en hacer fácil de entender lo que resulta difícil de explicar. Además si la genuina originalidad fuese un requisito indispensable a poder mostrar algo, los libros de texto académicos no podrían ni existir. Hemos intentado ser siempre considerados hacia quien esté leyendo esto. Somos conscientes de que la lectura consume tiempo, y también lo somos de que el tiempo siempre escasea; así pues, hemos elaborado un texto cuya lectura no consuma más de una tarde; de ahí su vaguedad intencionada, y su estructura a medio camino entre texto jurídico y catecismo, y la total ausencia de anécdotas y excursos. Quizá el lector perciba que a lo largo del texto nuestro estilo literario evoluciona; esto ocurre porque redactando hemos ido aprendiendo a redactar; nos disculpamos ante el lector si a él le exaspera esta carencia de homogeneidad estilística o si él encuentra alguna errata de la que se desprenda alguna tontería, pero que él entienda que hay un momento en el que hay que dar por concluida la propia obra, sea cual fuere la calidad definitiva de dicha obra. Las fuentes más relevantes que hemos utilizado son: -El arte de la guerra. Por Sun Tzu. -El arte de la guerra. Por Sun Bin. -El libro de los cinco anillos. Por Miyamoto Musashi. -El arte del disimulo. Por Natori Masazumi. -Shinobi Hiden. Por Hattori Hanzo. -Manual de interrogatorios. Por Escuela de las Américas. -Pelea de campeonato. Por Jack Dempsey. -Las 36 estrategias chinas. Por Carlos Martín Pérez. El resumen, está construido en derredor de los libros de Sun Tzu y de Sun Bin. Por ello, hemos suprimido todos los aspectos que no estaban estrictamente relacionados con asuntos estratégicos. En los libros de Mushasi y Dempsey, hemos suprimido toda la información acerca de ejecución de técnicas y acerca de contraofensivas. También hemos suprimido todo lo que atañe a los entrenamientos. En los libros de Masazumi y Hanzo, hemos suprimido toda la información acerca de herramientas, acerca de armamento, acerca de asaltos, y acerca de magia y filosofía.
  • 2. Aun así, el texto resultante es muy extenso. En el manual de interrogatorios, hemos suprimido todos los aspectos acerca de procedimiento, y todos los interrogatorios especiales. De las 36 estrategias chinas, hemos tomado pellizcos aquí y allá. Quien desee adquirir más saberes acerca de los asuntos objeto de nuestro escrito, siempre podrá acudir a los originales. De hecho, esto nos parece lo aconsejable siempre. Serafín Pérez Izquierdo. Libro I. CUESTIONES ACERCA DE LA GUERRA. TÍTULO I. ACERCA DE LA LÓGICA DE LA GUERRA. ACERCA DE LA LÓGICA DE LA PAZ. Capítulo I. Acerca del conflicto. Acerca de la guerra. 001. Acerca de la colección de circunstancias que está en la semilla de todo conflicto. ¿Cuáles son tales circunstancias? Uno. Un desacuerdo entre una pluralidad de individuos. Dos. Que, al menos uno de ellos, pretenda que su voluntad se imponga a los demás. Tres. Que, al menos uno de los restantes, desobedezca. 002. Acerca de las guerras concluidas. ¿Cual es el resultado troncal a todas ellas? Los vencedores prosperarán a expensas de los derrotados. 003. Acerca de la derrota de vuestro adversario. ¿En qué consiste? En que las circunstancias que, para vosotros y para vuestro adversario, respectivamente, resulten sean tales que podáis imponer a vuestro adversario vuestra voluntad, incluso contra la suya. Vuestro adversario estimará, entonces, que lo menos gravoso para él consiste en someterse a vosotros; y, consecuentemente, él cesará de resistirse.
  • 3. Capítulo II. Acerca de la belicosidad. 004. Acerca de las victorias provenientes de la utilización de la violencia. ¿Cuáles son las dos secuelas ocasionadas por tales victorias? Una. Os habréis desgastado. Dos. Habréis desperdiciado una oportunidad de que vuestra fuerza y vuestros aprovisionamientos estén obtenidos a expensas de vuestro adversario. 005. ¿Cuales son nuestras justificaciones para que os aconsejemos no iniciar un asedio si hay otras alternativas disponibles? Que los asedios consumen muchísimo tiempo, y que siempre os ocasionarán las dos secuelas de las victorias violentas. 006. ¿Cuál es la mejor manera de obtener una victoria? Primeramente, intentad dejar inservibles los ejércitos de vuestro adversario. Quizás, no podáis; entonces intentad atacarle mientras él está todavía elaborando sus planes. Quizás, ninguna de las dos cosas anteriores sea posible; entonces, intentad que se rompan las alianzas con vuestro adversario. Quizás, las tres cosas sean imposibles. Entonces, enfrentaos a los ejércitos de vuestro adversario. 007. Acerca de la manera de minimizar la destrucción producto de la guerra. Uno. Acerca del país de vuestro adversario. Intentad conservarlo. Quizás, sea imposible; entonces, destruidlo. Dos. Acerca de los ejércitos, divisiones y batallones de vuestro adversario. Primeramente, intentad capturarlos intactos. Quizás os resulte imposible; entonces intentad que queden inservibles; para lograrlo, privadles de ánimo y de dirección. Quizás, todo lo anterior resulte imposible; entonces, destruidlos. 008. Acerca de la importancia de no demoraros en vencer. Acerca de la importacia de saber cuando dejar de luchar. Acerca de las consecuencias adversas provenientes de un excesivo tiempo de permanencia en plena batalla. ¿Cuales son tales consecuencias? Uno. El progresivo agotamiento de vuestros recursos. Dos. La extenuación de vuestras tropas. Tres. A causa de uno y dos, perderéis capacidad de combate. Cuatro. A causa de tres, vuestras tropas perderán su voluntad de resistir y vencer. Cinco. Quizás, tornéis propensos a subestimar a vuestro adversario. Entonces, quizás,
  • 4. incurráis en negligencias. Seis. A causa de todo lo anterior, seréis más vulnerables. Capítulo III. Acerca de la utilización de la belicosidad. 009. Criterios de utilización. Uno. Excepto cuando la belicosidad resulte estrictamente indispensable, absteneos de utilizarla. Dos. Absteneos de toda jactancia, de aferraros al poder, de ser engreídos, y de ser coercitivos. Tres. Conformaos con la eficacia que sea la estrictamente indispensable demandada por las circunstancias. Conformaos con intentar sobrevivir, con solventar los desórdenes del mundo, y con libraros de aquellos que perjudiquen a vuestra población. Capítulo IV. Acerca de los criterios para escoger una postura bélica.. 010. Principio troncal. Excepto cuando el actuar resulte beneficioso, absteneos de actuar. Excepto cuando existan ventajas en juego o existan peligros, absteneos de movilizar vuestras tropas; jamás las movilicéis a causa de vuestra ira. 011. Casos especiales. Caso uno. Que carezcáis de recursos. Entonces, no seáis atacantes; en vez de eso, procurad no ser atacados; para lograrlo, ocultad vuestra situación y circunstancia. Caso dos. Que vuestros recursos abunden. Entonces, apresuraos a atacar, antes de que las circunstancias muten, y antes de que vuestro adversario adopte precauciones. Capítulo V. Acerca de las señales que os permiten inferir que existe el riesgo de que pueda existir entre vosotros y un adversario en particular una lucha. Uno. Que medie mutuo amor entre el gobierno de vuestro adversario y los súbditos de vuestro adversario. Dos. Que vuestro adversario haya establecido un sistema punitivo-premial que goce de confianza. Capítulo VI. Acerca de las pérdidas humanas producto de la lucha. Acerca de la pérdida de capacidad productiva. Acerca de la manera de que tales pérdidas no sean excesivas. 012. ¿Cuáles son las tres variables que han de estar a vuestro favor si no queréis incurrir en esa demasía en las pérdidas producto de la guerra? Uno. La estación del año. Dos. El terreno. Tres. La armonía entre las personas.
  • 5. LIBRO II. ASPECTOS GENÉRICOS ACERCA DE LOS GUERREROS. Capítulo único. Acerca de vosotros como guerreros. Acerca de vuestra aptitud o ineptitud. 013. Acerca de las taras personales que, de manera automática, os hacen ineptos como guerreros. ¿Cuáles son dos de esas taras? Tara primera. Que améis guerrear por guerrear; pues, agotaréis los escasos recursos materiales nacionales. Tara segunda. Que, a pesar de haber, vosotros, obtenido la victoria, sin embargo persistáis en guerrear. Pues, entonces, acabaréis subestimando a vuestro adversario; y, a causa de esto, incurriréis en negligencias; a causa de lo cual, resultaréis derrotados. 014. Acerca de las cualidades personales sin las cuales no podréis llegar a ser guerreros aptos. ¿Cuáles son dos de tales cualidades indispensables? Cualidad primera. No améis por si misma la violencia. Restringidla a lo estrictamente indispensable para lograr vuestras metas predeterminadas. Cualidad segunda. No améis por si misma la victoria. TÍTULO III. ACERCA DE LA DERROTA BÉLICA. ACERCA DE LA VICTORIA BÉLICA. Capítulo I. Acerca de la derrota bélica. Sección primera. Acerca de las circunstancias que os tornan derrotable. 015. ¿Cuales son seis de tales circunstancias? Una. Que no calibréis las relaciones de fuerzas. Dos. Que vuestras actuaciones estén guiadas por pasiones irracionales. Considerad que el actuar irracionalmente, por ejemplo movidos por la ira, es uno de los factores que influyen en que os desgastéis y en que cometáis errores. Tres. Vuestra necedad al seleccionar a vuestros soldados. Cuatro. Insuficiencia de entrenamiento. Cinco. Que carezcáis de un sistema punitivo-premial lo suficientemente transparente. Seis. Ineficacia de vuestra Ley y de vuestro Orden.
  • 6. 016. Acerca de los datos que indispensablemente necesitáis conocer para evitar la derrota. Uno. Disposición del terreno. Dos. Ataques ante los cuales vuestro adversario resulte vulnerable. Tres. De entre tales ataques, cuales son los ataques que vuestras circunstancias y el terreno os permiten. Sección segunda. Acerca de que vuestro ejército resulte reiteradamente detenido pese a que vosotros dominéis el conocimiento de la batalla, dominéis el conocimiento de la conveniencia y dominéis el conocimiento del terreno. 017. ¿Cuáles son algunas de las causas de tal fracaso? Que no dominéis los conocimientos acerca de la manera de obtener victorias bélicas y acerca de la manera de obtener victorias diplomáticas. Sección tercera. Acerca de los casos en los que vuestra retirada no significa que hayáis sido derrotados. 018. Apartado primero. Enumeración. Uno. Que os hayáis retirado de manera fingida. Dos. Que sí que os retiréis; pero de manera que la iniciativa no le pertenezca a vuestro adversario al perseguiros, sino a vosotros al atraer a vuestro adversario. Tres. Que sí que os retiréis, y que no ocurra que vuestro adversario haya planificado que, en un primer instante, os permitirá escapar y, en un segundo instante, os capturará. Cuatro. Que sí que os retiréis, y que, para vuestro adversario, el esfuerzo necesario para perseguiros no esté compensado por aquello obtenible persiguiéndoos. Cinco. Que sí que os retiréis, pero que vuestra retirada consista en una retirada estratégica planificada. 019. Acerca de la retirada estratégica ejecutada de manera planificada. 1. Acerca de las circunstancias que hacen conveniente tal retirada. ¿Cuáles son? Que, transitoriamente, os sea imposible derrotar rápidamente a un adversario inmensamente superior a vosotros. 2. Acerca de las finalidades perseguibles por vuestra retirada estratégica. ¿Cuáles son algunas de estas finalidades? Finalidad uno. Que vuestro potencial bélico no merme. Finalidad dos. Ganar tiempo para dos cosas. Una. Mientras estáis retirándoos, podréis aprovecharlo para intentar descubrir los
  • 7. errores de vuestro adversario, y podréis aprovecharlo para inducirle a cometer errores. Dos. Mientras estéis retirándoos, podréis aprovecharlo para invertir la relación de fuerzas que media entre vuestro adversario y vosotros. Tal inversión consiste en que escojáis y fabriquéis las circunstancias propicias para vuestra contraofensiva. Hay cinco circunstancias; la contraofensiva os será contraproducente si no habéis logrado hacer favorables para vosotros al menos dos de las cinco circunstancias. Enumeración de las cinco circunstancias. Uno. Terreno favorable para vuestras operaciones. Dos. Concentración de todas vuestras fuerzas. Tres. Consciencia acerca de las flaquezas de vuestro adversario. Cuatro. Adversario exhausto y desmoralizado. Cinco. Que hayáis logrado inducir a vuestro adversario a cometer errores. Recordad: por lo menos dos de cinco. Capítulo I. Acerca de las victorias bélicas. Sección primera. Acerca de las victorias que no son verdaderas victorias. 020. ¿Cuáles son? Uno. Aquella en la cual vuestro adversario os haya permitido tomar algo. Cercioraros de que las ventajas que tomarlo os haya de reportar excedan a las molestias que habréis de sufrir. Además, considerad que vuestro adversario, quizás esté intentando manipularos psicológicamente y atraeros a una trampa. Dos. Aquella en la cual vuestro adversario os haya ofrecido la oportunidad de obtener algo que os parece valioso, a cambio de que le entreguéis algo que es muy valioso para él. Considerad que, quizás, al final, descubráis que lo que habéis obtenido no era valioso en absoluto. Sección segunda. Acerca de las victorias que de verdad son victorias. 021.¿Cuáles son? Una. Aquella en la que concurran simultáneamente cuatro circunstancias: - Que no hayáis matado demasiado. -Que hayáis capturado a las tropas y a los comandantes. -Que hayáis tomado el campamento adversario. -Que hayáis capturado al estratega adversario. Dos. Aquella en la que concurran dos circunstancias: - Que el estratega adversario haya muerto. -Que los ejércitos adversarios estén derrotados. Sección tercera: Acerca de que las circunstancias sean las idóneas para vuestra victoria. 022. ¿En qué consiste tal idoneidad?
  • 8. En que concurran dos circunstancias: - Vuestra invulnerabilidad frente a los ataques de vuestro adversario. -Que vuestro adversario sea vulnerable ante vuestros ataques. Sección cuarta. Acerca de los factores que son cruciales en la obtención de la victoria. 023. ¿Cuáles son algunos de estos factores? - Que hayáis evaluado correctamente la posición. -Que hayáis imaginado zonas de peligro para vosotros y zonas de peligro para vuestro adversario. - Que aseguréis vuestros ataques allí donde vuestro adversario carezca de defensas. -Vuestra preparación. Considerad que si ignoráis la manera de prepararos, entonces seréis incapaces de prever la fortuna y el desastre antes de que hayan adquirido forma. -La sorpresa. Sección quinta. Acerca de las maneras de confundir a vuestro adversario. Acerca de la sorpresa. Acerca del encubrimiento del comportamiento. Acerca de la manera de mantener sorpresivo el comportamiento. Acerca de los ataques falsificados. Acerca de las vulnerabilidades fingidas. Apartado uno. Acerca de la manera de utilizar la sorpresa. 024. Alternad métodos ortodoxos y métodos heterodoxos; alternadlos de una manera tal, que a vuestro adversario le parezcan lo mismo; así, quizás le sorprendáis. Con vuestro comportamiento ortodoxo, quizás logréis dormir la atención de vuestro adversario; entonces, aguardad unas circunstancias tales que a vuestro adversario le resulte inesperable una mutación de vuestra conducta. Averiguad lo que a vuestro adversario le resultaría inesperable dada la actual coyuntura circunstancial. Escoged, siempre, el comportamiento menos esperable por vuestro adversario. No ejecutéis por dos veces consecutivas una misma maniobra, pues la segunda vez las probabilidades de triunfo habrán disminuido. Procurad ir variando vuestras maniobras; experimentad incesantemente. Siempre hay maniobras que han demostrado ser eficaces a lo largo de la historia, pero que han sido olvidadas por casi todos. Tenedlas en cuenta. Utilizad cualquier cosa, sea la que fuere, que posibilite que derrotéis a vuestro adversario. (naturaleza, terreno, ímpetu..). En todos los casos, adaptaos a vuestro adversario. Para lograrlo, necesitáis que vuestro adversario adopte alguna forma. Tener forma consiste en haber adoptado divisiones determinadas. Forma contra forma, es franqueza. No forma contra forma, es sorpresa. La sorpresa proviene de que hayáis provocado en algo alguna desigualdad entre vuestro
  • 9. adversario y vosotros. Descansado contra exhausto; saciado contra hambriento. disciplinado contra insubordinado; refrenarse, contra iniciativa directa; etcétera. Apartado dos. Acerca del encubrimiento de vuestro comportamiento. 025. ¿Cuales son las maneras de lograrlo? Manera uno. Ejecutad vuestra maniobra con una obviedad, familiaridad, regularidad y notoriedad tales, que vuestro adversario no sea capaz de creer lo que está viendo, y busque, donde no los hay, estrategias y secretos. Esto es muy útil si tenéis fama de emboscadores. Manera dos. Mientras estéis en plena ejecución de una maniobra verdadera, lograd que vuestro adversario se crea que no estáis ejecutando esa maniobra, sino otra bien distinta. Difundid falsa información acerca de vuestras intenciones. Lograd que vuestro adversario dirija hacia vuestros señuelos sus recursos y que, así, deje desprevenidas y desprotegidas vuestras verdaderas dianas. Manera tres. Aparentad que estáis aparentando aparentar pretender lo que verdaderamente pretendéis. Manera cuatro. Explotad los prejuicios colectivos y los prejuicios de vuestro adversario. Si vuestro adversario tiene falsas creencias, entonces confirmadle en ellas y atizadlas para distraerle, confundirle y aturdirle. Manera cinco. Lograd que vuestro adversario sea incapaz de discernir entre lo verdadero y lo falso. Manera seis. Si ello es pertinente, fingid amistad hacia vuestro adversario. Después, traicionadle. Manera siete. No deis a una cosa la misma utilidad que los demás le dan. Manera ocho. Quizás hayáis adoptado una falsa apariencia para alcanzar una meta. Una vez alcanzada tal meta, mantened transitoriamente tal falsa apariencia; así, vuestro adversario permanecerá distraído. Manera nueve. Quizás estéis totalmente indefensos. Entonces, reconoced, de manera notoria y abierta, vuestra indefensión; quizás, logréis que vuestro adversario se crea que le estáis mintiendo. Apartado tres. Acerca de los requisitos para mantener sorpresivo vuestro comportamiento. 026. ¿Cuáles son estos requisitos? Requisito uno. Lograd un total secreto acerca de vuestros planes, acerca de vuestra formación y acerca de vuestros protocolos conductuales. Cualquier plan debe ser tranquilo, reservado, y su decisión debe ocurrir secreta y rigurosamente dentro del cuartel general.
  • 10. Hay dos justificaciones para tal secreto. Una. Si vuestros planes llegan a conocimiento de vuestros soldados, entonces, quizás, ellos duden y se acobarden. Dos. Si vuestros planes llegan a conocimiento de vuestro adverrsario, entonces él podrá anticiparse a vosotros, lo cual hará que vuestros planes sean inservibles. Hay cuatro medios para impedir la divulgación de vuestros planes. Uno. Cerrad vuestras fronteras. Dos. Romped los pasaportes. Tres. Impedid a los emisarios de vuestro adversario entrar en vuestro territorio. Cuatro. Impedid que los asuntos salgan de vuestro cuartel general. Hay cuatro medios para lograr que vuestro adversario quede confuso y para lograr que sus espías le sean inútiles. Uno. Lograd que vuestras directivas sean acatadas. Dos, Lograd que vuestro personal os sea sinceramente leal. Tres. Lograd que vuestros preparativos defensivos estén firmemente asegurados. Cuatro. Utilizad vuestra reserva, vuestra sutileza y vuestro misterio, como instrumentos con los que lograr que vuestras formaciones bélicas y vuestra forma permanezcan en secreto. Requisito dos. Adaptaos siempre a las circunstancias y actos de vuestro adversario. Apartado cuatro. Acerca de vuestros ataques falsificados, o falsas amenazas. Subapartado uno. Acerca de las metas perseguibles por vuestros ataques falsificados. 027. ¿Cuáles son algunas de ellas? Uno. Lograr que vuestro adversario reubique, en un determinado sentido, sus defensas; de una manera tal, que alguna diana suya quede transitoriamente desprotegida durante lo indispensable para que vosotros, gracias a un acto reflejo, obtengáis alguna ventaja -por ejemplo, que vuestro adversario quede en una postura óptima para sufrir una determinada contraofensiva vuestra-; o durante lo indispensable para que logréis averiguar cual es la manera en la que vuestro adversario reacciona defensivamente ante cada tipo de ataque, y con que porcentaje de éxito lo logra en cada caso. Dos. Lograr encubrir la ejecución de vuestros ataques y maniobras. Tres. Si vuestro adversario estaba, ya, en mala situación; entonces, lograr que él ejecute alguna maniobra que le impida ejecutar un ataque contra vosotros. Cuatro. Lograr que vuestro adversario ejecute maniobras que: -O eviten que desperdiciéis vuestros ataques. -O eviten que quedéis innecesariamente indefensos.
  • 11. Subapartado dos. Acerca de las precauciones que hay que observar en la utilización de ataques falsificados. 028. ¿Cuáles son? Uno. Acerca de la necesidad de que logréis que vuestro adversario no pueda discernir entre lo real y lo irreal. Acerca de que para lograrlo habréis, necesariamente, de alternar ataques falsificados y ataques sinceros. ¿Cuál es nuestra justificación para afirmar esto? Considerad que si no falsificaseis nunca vuestros ataques, entonces, si bien lograríais sobrecargar a vuestro adversario, sin embargo os expondríais al riesgo de resultar contraofendidos. Considerad que si falsificaseis siempre vuestros ataques, entonces vuestro adversario tornaría cauteloso, y no os atacaría sin tener preparada una manera de contraofenderos. Dos .No intentéis un ataque falsificado si no estáis cerciorados acerca de cual es la manera en la que, estadísticamente, es costumbre reaccionar ante esa concreta maniobra. Tres. Caso de que vuestro ataque falsificado haya abierto una vulnerabilidad, cercioraros de que tal vulnerabilidad no es una trampa. Si no estáis plenamente cerciorados acerca de eso, entonces absteneos de explotar tal vulnerabilidad. Cuatro. Procurad que no sea excesiva la frecuencia con la que falsificáis vuestros ataques. Cinco. Acerca del surtido de falsificaciones, y acerca de las maneras de utilizar las falsificaciones: cuanto más variados, mejor para vosotros. Disfrazad siempre incluso el hecho de que estáis utilizando una falsificación. En cada falsificación, procurad, siempre, maximizar el número de huellas falsas, y también el número de fuentes de falsedad. No utilicéis un ataque falsificado si no estáis cerciorados de que sois capaces de hacer pasar por natural vuestro comportamiento falsificado. Seis. En el mismo instante en que percibáis que existe verdaderamente una vulnerabilidad, apresuraos a explotarla con un verdadero, veloz y súbito ataque. Apartado cinco. Acerca de las vulnerabilidades fingidas. 029. ¿Cuáles son las metas perseguibles por el fingimiento de una vulnerabilidad? Una. Caso de que no poseáis bastante información acerca de las intenciones, pautas conductuales, fortalezas y flaquezas de vuestro adversario. Entonces, forzadle a que os ataque; quizás os revele informaciones relevantes acerca de tales asuntos. Dos. Quizás, logréis que vuestro adversario adopte una forma o que vuestro adversario divida sus fuerzas. Entonces, podréis escoger mejor la forma idónea para adaptaros a vuestro adversario; y, así, derrotarle. Tres. Quizás, hayáis descubierto que hay una determinada coyuntura circunstancial en la que es más probable para vosotros que para vuestro adversario la obtención de una
  • 12. victoria. Entonces, atacad fingidamente para atraer a vuestro adversario a tal coyuntura. Por ejemplo, para atraerle hacia vuestras emboscadas. Sección sexta. Acerca de otros factores que son importantes para obtener victorias. 030. ¿Cuál es uno de tales factores? El que tengáis conocimiento acerca de como inducir a vuestro adversario a acudir hacia vosotros. Así podréis lograr que vuestro adversario se extenúe mientras vosotros permanecéis descansados. Sección séptima. Acerca de algunos factores que, si bien no son esenciales para alcanzar la victoria, sin embargo os acercan a ella. La planificación, la fuerza acumulada., la estrategia, y el engaño. 031. Acerca de la planificación. 1. ¿Cuáles son sus metas? - Reunir multitudes. -Magnetizar la atención. -Galvanizar los esfuerzos. 2. ¿Cuál es su limitación? Que el entorno es impredecible. 032. Acerca de la fuerza acumulada. 1. ¿Cual es su meta? Crear una corriente de una fuerza tal, que queden insumidas todas las pequeñas fuerzas. Y que, a causa de ello, los pusilánimes sean arrastrados por los gallardos, de manera que vuestros soldados no huyan. Si lográis esto, entonces vuestros soldados podrán confiar los unos en los otros. Y si esto último ocurre, entonces podréis especializar a cada individuo en aquellas tareas que desempeñe mejor. 2. ¿Cuál es su limitación principal? Que no siempre estará garantizado que el objetivo y la dirección sean al menos los necesarios para obtener la victoria. 033. Acerca de la estrategia. 1. ¿Cuál es su finalidad? Lograr que vuestro adversario torne desprevenido. 2. ¿Cuál es su limitación?
  • 13. Que, quizás, vuestro adversario se reagrupe y os contra-ofenda. 034. Acerca del engaño. 1. ¿Cuál es su finalidad? Lograr que vuestro adversario cese en su estado de alerta. 2. ¿Cuál es su limitación? -Que no está garantizado que vuestra ofensiva logre que el conflicto concluya. Sección octava. Acerca de las cuatro etapas por las que discurre el camino hacia la obtención de una rendición incondicional de vuestro adversario. 035. ¿Cuáles son tales etapas? Etapa primera. Lograd ser inmensamente superiores a vuestro adversario. Cercioraros de que vuestro adversario se desmoronará y de que no estará dispuesto a luchar desesperadamente. Si no estáis cerciorados acerca de esto último, entonces hay una opción mejor que la rendición: dejadle escapar, debilitadle, dispersadle, y, cuando él ya esté exhausto, capturadle. Etapa segunda. Construid una emboscada física o psicológica para vuestro adversario. Etapa tercera. Aguardad, descansando, a que vuestro adversario se canse acudiendo hacia la emboscada. Etapa cuarta. Destruid totalmente la fuerza de vuestro adversario. Privadle de toda capacidad de venganza. Sección novena. Acerca de las circunstancias que obstruyen el camino hacia la victoria. 036. ¿Cuáles son tales circunstancias obstructoras? - Que no estéis preparados. - Que vuestro adversario esté recibiendo recursos materiales. - Que vuestro adversario conserve su voluntad de resistir y vencer. Intentad siempre arrebatarle a vuestro adversario tal voluntad. Si no lo lográis, entonces permitid a vuestro adversario ejecutar una retirada no estratégica. Esta maniobra conlleva riesgos, así que debéis estar cerciorados acerca de tres asuntos; cercioraros de que vuestro adversario no os está atrayendo; cercioraros de que de verdad tenéis un plan para en una primera etapa permitir que vuestro adversario huya, y en una segunda etapa capturarle; Cercioraros de que lo que vayáis a conseguir por perseguirle compensa el esfuerzo que os vaya a costar el perseguirle. Capítulo III. Acerca de los más elementales protocolos que habréis de observar para derrotar a vuestro adversario.
  • 14. Sección primera. Acerca de vuestra mente como guerreros. 037. ¿Cuál es el estado mental idóneo? Uno. No os relajéis, pero lograd que vuestra mente permanezca distendida, tranquila, calmada e inmutable. Lograd que vuestra mente permanezca inescrutable para vuestro adversario. Sea cual fuere la coyuntura circunstancial dentro de la que estéis inmersos, contempladla, siempre, con perspectiva e imparcialidad. Son importantes lo global y lo particular; en cambio, las trivialidades no son importantes. Percibid incluso los más minúsculos detalles. Inferid a partir de un solo dato cuantos datos resulten relevantes para la formulación de juicios intuitivos y para la veloz toma de decisiones racionales. Sed resolutivos. Vuestros únicos criterios de comportamiento deben ser dos. El criterio de conveniencia o inconveniencia de las acciones; y el criterio de ventajosidad o desventajosidad de las coyunturas circunstanciales. Absteneos siempre de obrar temerariamente. Considerad que no hay razón alguna para que, ante una misma coyuntura circunstancial, la reacción de vuestro adversario sea la misma que vuestra reacción. Siempre, sin excepción, deslindad entre la mente de vuestro adversario y vuestra mente; procurad no confundirlas jamás. Y, particularmente en el combate individual, deslindad nítidamente, siempre, entre las reacciones del cuerpo de vuestro adversario y las reacciones de vuestro cuerpo; procurad no confundirlas jamás. Jamás permitáis que vuestro adversario os engañe. Jamás os auto-engañéis vosotros. Sección segunda. Acerca de los dos asuntos a los que queda resumido el arte de la guerra. 038. ¿Cuáles son tales asuntos? Primer asunto. Consiste en averiguar dos datos. - Cuales son las coyunturas circunstanciales para las cuales la probabilidad de victoria es mayor para vosotros que para vuestro adversario, sin importaros cuales sean los instrumentos para la obtención de la victoria. - Cuales son las coyunturas circunstanciales para las cuales la probabilidad de victoria es menor para vosotros que para vuestro adversario, sin importaros cuales sean los instrumentos para la obtención de la victoria. Segundo asunto. Lograd que vuestro adversario acuda hacia la coyuntura circunstancial más ventajosa para vosotros, y, simultáneamente, evitad que vuestro adversario os atraiga hacia una coyuntura circunstancial desventajosa para vosotros. Considerad, además, que quien haya acudido, se habrá desgastado y afrontará a un adversario descansado.
  • 15. Sección tercera. Acerca de las coyunturas circunstanciales en las que lo más probable es que derrotéis a vuestro adversario. 039. Acerca de los datos cuyo conocimiento os resulta indispensable para que podáis averiguar y escoger tales coyunturas. ¿Cuales son tales datos? Uno. Vuestras fortalezas y flaquezas. Dos. Las fortalezas y flaquezas de vuestro adversario. Vuestro conocimiento acerca de ellas puede provenir de diversas fuentes. - Fuente uno. Las respuestas que vuestro adversario emita a causa de la confusión y perturbación a las que le sometamos. Fuente dos. Vuestros servicios de inteligencia. Fuente tres. Vuestras averiguaciones acerca de en qué consiste el adiestramiento que vuestro adversario ha recibido; considerad que todos los tipos de adiestramiento adolecen de errores explotables, - errores, por otra parte, que vosotros debéis evitar-. -En caso de combate individual, si os resultare inescrutable el espíritu, la intención, o la posición de vuestro adversario, entonces - y siendo vosotros precavidos para no perder la sincronización de vuestra ofensiva-, fingid ejecutar una fuerte ofensa a vuestro adversario. Quizás vuestro adversario reaccione y os revele cuales son sus recursos. 040. Acerca de que estéis actualmente inmersos en una coyuntura que resulte favorable para vosotros. ¿Cuál debería ser vuestro comportamiento entonces? Apresuraos a explotar tal coyuntura. Así, cuando tal coyuntura haya cesado, estaréis más cerca de vuestras metas. Sección cuarta. Acerca de vuestra habilidad para conducir a vuestro adversario hacia coyunturas circunstanciales favorables para vosotros; y acerca de vuestra habilidad para evitar ser conducidos a coyunturas circunstanciales favorables para vuestro adversario. Acerca de vuestra habilidad para manipular psicológicamente a vuestro adversario y lograr que él se comporte irracionalmente. 041. Acerca de la habilidad para conducir y no ser conducidos. 1. Procurad, siempre, dirigir, hacia donde os convenga, las acciones de vuestro adversario. 2. Si vuestro adversario pretende ejecutar una acción que le es útil, entonces abortadla en su misma génesis. Si vuestro adversario comienza a ejecutar una acción que le es inútil, entonces permitidle ejecutarla plenamente; esto, además, por una parte, le desgastará y le frustrará, y, por la otra parte, os revelará fortalezas y flaquezas de vuestro adversario. 3. Cuando actuéis, ni os precipitéis ni os ralenticéis. Considerad que, si os precipitáis, vuestro adversario podrá deteneros durante la génesis de vuestra acción; y considerad que, si os ralentizáis, entonces quizás desaprovechéis oportunidades. Evitad ser contagiados por la velocidad de vuestro adversario. Absteneos de toda acción inútil.
  • 16. 042. Acerca de los instrumentos con los que podréis conducir, hacia la irracionalidad, a vuestro adversario. Acerca de la manipulación psicológica. 1. ¿Cuál es la manera en que podéis lograr manipular psicológicamente a vuestro adversario? Conservad siempre vuestra cordura, y, simultáneamente, infundid en vuestro adversario unos sentimientos tan perturbadores, que logréis mantenerle en un permanente estado de irracionalidad. Algunos sentimientos perturbadores son: el stress, el pánico, la confusión, la incertidumbre, la indecisión, la sorpresa, la irritación, la ira, la frustración, la desesperanza, la soberbia intelectual, la arrogancia, los vicios de carácter, la desesperación, la codicia, la misericordia, etcétera. 2. ¿Cuál es una de las maneras de lograr que vuestro adversario incurra en confusión e incertidumbre? Estableced un repentino cambio estratégico. Entonces, quizás, vuestro adversario quede confuso y lleno de incertidumbres. 3. ¿Cuáles son las maneras en que podéis lograr que vuestro adversario torne indeciso y pierda su tiempo pensando? Manera uno. Atacadle cuando él no esté prevenido. Manera dos. Ejecutad aquellos movimientos que, dadas las circunstancias, él no podría preveer. Manera tres. Quizás hayáis averiguado que vuestro adversario no espera que ocurra en una ubicación y en un sitio concretos una ofensa. Entonces, ofended repentina y velozmente allí. Quizás, vuestro adversario torne indeciso; quizás incluso logréis arrebatarle la iniciativa. 4. ¿Cuál es la meta que perseguís al irritar a vuestro adversario? Intentad siempre irritar a vuestro adversario. Quizás, logréis que él se encolerice; entonces, quizás, él torne impetuoso y prescinda de toda estrategia. 5. Acerca del pánico. Antes de utilizar el pánico, cercioraos de que no provocaréis en vuestro adversario un sentimiento de acorralamiento. Utilizad, de manera totalmente inesperable, cualquier instrumento apto para provocar pánico. Por ejemplo: vuestra figura, vuestra voz, vuestro armamento, las amenazas, etcétera. Si habéis escogido, como instrumento de pánico, las amenazas, entonces cercioraros de que sois capaces de cumplirlas.
  • 17. 6. Acerca de la arrogancia. Mostraos sumisos y aparentad debilidad. Entonces, quizás, vuestro adversario torne arrogante; y, entonces, quizás, él se comporte negligentemente. 7. Acerca de la soberbia intelectual. Fingid ser menos inteligentes, eficaces, eficientes y competentes de lo que de verdad sois; inducid, a vuestro adversario, a que se crea más inteligente de lo que de verdad es. Entonces, quizás, logréis que el os menosprecie y que se comporte negligentemente; y entonces, podréis atraerlo hacia vuestras trampas. 8. Acerca de los otros vicios de carácter. -Quizás vuestro adversario sea codicioso. Entonces, atraedlo con promesas de ganancia, o atraedlo con otras cosas que a él le resulten de un tentador tal, que él no pueda abstenerse de acudir a obtenerlas. -Al inflexible, atraedlo con argucias. -Ante el misericordioso, fingid calamidad. Quizás, entonces, él sienta lástima; quizás, incluso, logréis que él confíe en vosotros, lo cual podréis explotar para traicionarle. Subsección quinta. Acerca de que estéis cerciorados de que vuestro adversario ha cometido un error. 043. ¿Cuál debería ser vuestro comportamiento? Apresuraos a explotar tal error. Subsección sexta. Acerca de que estéis cerciorados de que vuestro adversario ha caído en un estado de confusión mental. 044. ¿Cuál debería ser vuestro comportamiento? Caso uno. Quizás ello ha ocurrido a causa de que vuestro adversario ha perdido el ritmo o se ha desincronizado respecto a vosotros. Entonces, apresuraos a explotar tal confusión y evitad que vuestro adversario se os escape. Para lograr esto, acosad y atacad a vuestro adversario fuertemente y desde todos los lados hasta derribarlo. Caso dos. Quizás sea otra la causa de su confusión. Entonces, os conviene que vuestro adversario no se reponga. Entonces, sin concederle espacio ni tiempo para respirar, derrotadle con un único ataque. Sección séptima. Acerca de que vuestro adversario sea débil o esté desordenado. 045. ¿Cuál debería ser vuestro comportamiento? Entonces, no os conviene que se reponga. Entonces, sin concederle espacio ni tiempo para respirar, derrotadle con un único ataque.
  • 18. Sección octava. Acerca del ritmo, medida, y modulación, de vuestro adversario. 046. ¿Cuál es la utilidad de que los conozcáis? Si los conocéis, podréis sincronizaros con vuestro adversario, y podréis atacarle con técnicas que él no se espera. 047. Acerca de los cinco datos que son indispensables para averiguar el ritmo, la medida y la modulación. ¿Cuáles son tales datos? ¿Cuáles son las maneras de averiguarlos? 1. Tales datos son: - Disposición de vuestro adversario. -Acciones que no es imposible que vuestro adversario sea capaz de realizar. -Fortalezas y flaquezas de vuestro adversario. -Si, vuestro adversario, está comenzando su acción, o la está concluyendo. -Cuales son de verdad las intenciones de vuestro adversario. 2. Para averiguar tales datos: -Incitad a vuestro adversario a que os revele sus protocolos ofensivos y sus protocolos defensivos. -Perturbad y confundid a vuestro adversario; entonces, quizás, él emita respuestas que revelen fortalezas y flaquezas. - Utilizad vuestros Servicios de Inteligencia. 048. Acerca de las cadencias rítmicas que cojerán desprevenido a vuestro adversario, y que os conducirán hacia la victoria. 1. Partid de los ritmos que nacen del vacío. Seguid la cadencia emanada de la inteligencia. Averiguad cual es el ritmo de vuestro adversario. A cada coyuntura particular le es asociable un ritmo óptimo; los ritmos no son rutinas. 2. Categorías de ritmos. Armónicos o inarmónicos; aplicables o inaplicables; breves o prolongados; vertiginosos o parsimoniosos; que os hacen avanzar, o que os detienen y os bloquean. 3. Escoged siempre la velocidad idónea. Si os ralentizáis, las oportunidades se os escaparán. Si os precipitáis, entonces quizás vuestro adversario os frustre durante la génesis de vuestra acción; o, quizás, tropecéis con obstáculos. 4. Acerca de que vuestro adversario haya adoptado, sin motivo alguno, una velocidad excesivamente rápida, o una velocidad excesivamente lenta. ¿Cuál debería ser vustro comportamiento? -Si vuestro adversario está sobre-acelerado, entonces refrenaos. -Si vuestro adversario está ralentizado, entonces, aceleraos. 049. Acerca del espíritu del vacío, obtenible como culminación del dominio del arte de
  • 19. la estrategia. ¿Cuáles son los cuatro aspectos que describen el obrar conforme al espíritu del vacío. Uno. En todos los casos, lo hacéis todo de la manera lo más natural posible. Dos. Habéis liberado de confusión vuestra mente. Tres. Habéis comprendido que el que algo exista no depende de vuestra creencia, escepticismo, indiferencia, o ignorancia acerca de tal existencia. Y, también, habéis comprendido que es vuestra ignorancia la que os impulsa a creer siempre buenas y adecuadas vuestras decisiones. Cuatro. Habéis comprendido que, una vez averiguado cuanto existe, es posible averiguar cuanto no existe. TÍTULO IV. Capítulo. Acerca de las cuatro artes militares. ¿Cuáles son las cuatro artes militares? Uno. Arte acerca de la manera de disponer recursos materiales y recursos humanos. Dos. Arte acerca de la voluntad de resistir y vencer, y acerca de la gallardía y cobardía de los soldados. Tres. Arte acerca de la inmediata y veloz reacción ante los cambios. Cuarto. Arte acerca de la manera de poner metas a vuestra energía y a vuestro esfuerzo, y arte de dirigir hacia tales metas esa energía y ese esfuerzo. LIBRO II. POBLACIÓN. GOBIERNO CIVIL. SOBERANO. FUERZAS ARMADAS. RECURSOS HUMANOS, MATERIALES Y ESPIRITUALES. CAPÍTULO I. ACERCA DE LA POBLACIÓN, CUYAS VIDAS E INTERESES SON CUSTODIADOS POR LOS GUERREROS. Advertencia previa. La población no es un asunto que ataña a la estrategia. Por lo tanto, nosotros callaremos casi todo acerca de este asunto, pues la población es materia de estudio de la antropología, de la sociología, de la psicología de masas, de la teoría de relaciones públicas, y de la teoría de psico-guerra. Sección única. 051. ¿Cuál es la conducta mediante la cual podéis obtener de vuestra población una obediencia habitual a vuestra voluntad?
  • 20. Sed habitualmente dignos de confianza. 052. ¿Cuál es una de las causas por las que podéis haber perdido respeto y colaboración de vuestra población? Que hayáis estado siendo inconscientes acerca de vuestras faltas y excesos. CAPÍTULO II. ACERCA DEL GOBIERNO. ACERCA DEL SOBERANO. Advertencia previa. Tampoco aquí cabe decir demasiado acerca de estos asuntos. Si os interesan, los hemos tratado de manera extensa en otros textos. Los aspectos acerca del funcionamiento de las asambleas los podéis encontrar en Bentham. LeBon, o Buchanan. 053. Acerca de las dos tareas bélicas conferidas al Soberano y a nadie más. ¿Cuáles son? - Decidir que hacer. - Dirigir a los comandantes. 054. Acerca de las maneras en que el Gobierno, quizás, perjudique al ejército. ¿Cuáles son algunas de ellas? Primera manera. Si el Gobierno es inconsciente acerca de las circunstancias; y, a pesar de ello, toma alguna de estas dos decisiones: ordenar que el ejército avance, pese a que el momento es el inadecuado para avanzar, u ordenar que el ejército retroceda, pese a que el momento es inadecuado para retroceder. Segunda manera. Que el Gobierno sea inepto acerca de la manera de ejecutar las maniobras militares; y que, a pesar de todo, comparta en plano de igualdad con los guerreros la dirección de los ejércitos. A causa de ello, es muy probable que los ejércitos se conviertan en ejércitos confusos y vacilantes. CAPITULO III. ACERCA DE LAS FUERZAS ARMADAS. Sección primera. Acerca de la tarea conferida a las fuerzas armadas. 055. ¿En qué consiste tal tarea? Las fuerzas armadas custodian la vida e intereses de la población. Sección segunda. Acerca de los rasgos genuinos de unas buenas fuerzas armadas. 056. ¿Cuáles son algunos de tales rasgos? - Que sean capaces de una veloz e inesperada actuación y desaparición.
  • 21. -Que utilicen la fuerza acumulada. - Que pese a estar bien estructuradas, su orden sea imperceptible. -Que sean capaces de desencadenar colosales consecuencias. -Que, cuando se acuartelen, sean inamovibles. Sección tercera. Acerca de la rapidez de acción de las Fuerzas Armadas. 057. ¿Cuál es la manera de obtener de vuestras Fuerzas Armadas una gran rapidez de acción? Lograd que los soldados colaboren espontáneamente los unos con los otros. Lo lograréis si introducís en situaciones mortales a vuestras tropas; pues, en tales circunstancias, ellos colaborarán para sobrevivir. 058. ¿Cuáles son las señas que muestran que vuestras Fuerzas Armadas poseen rapidez de acción? - Son capaces de apresurarse a explotar los errores de vuestro adversario. - Son capaces de desplazarse a caminos que vuestro adversario no se espera. -Son capaces de atacar a vuestro adversario mientras él no está en guardia. Sección cuarta. Acerca de la adaptabilidad de vuestras Fuerzas Armadas. 059. ¿En qué consiste adaptar vuestras fuerzas Armadas? En que las recombinéis. 060. ¿Cuál es la meta perseguida por las recombinaciones? La recombinación persigue confundir a vuestro adversario. La confusión os es útil para incitar a vuestro adversario a escoger alguna configuración de recursos materiales y humanos, y para incitarle a que os revele sus protocolos de acción y reacción. Sección quinta. Acerca de la manera de manejar vuestras Fuerzas Armadas. 061. Acerca de la manera correcta de establecer una Fuerza Armada. ¿Cuál es? Impedid a vuestro adversario averiguar cuales son vuestras verdaderas intenciones. También, y acerca de la Fuerza Armada que pretendáis establecer, procurad que vuestro adversario no averigüe en que consistirá tal Fuerza Armada, ni tampoco cual será la magnitud y la ubicación espacial de la misma. 062. Acerca del único supuesto en que no es inoportuno que movilicéis a vuestras Fuerzas Armadas. ¿Cuál es tal supuesto? Que alguna ventaja esté en juego. 063. Acerca de las cinco etapas por las que discurre vuestra utilización de vuestras Fuerzas Armadas.
  • 22. Etapa primera. Concentrad a vuestras tropas. Durante esta etapa, estimulad, mediante los imperativos de vuestro estratega, la energía de vuestras tropas. Etapa segunda. Abandonad el campamento y consolidad vuestra fuerza. Durante esta etapa, reforzad la energía de vuestras tropas. Mantened en orden a vuestros soldados; y animadles. Etapa tercera. Acercándoos a la frontera de un territorio hostil. Durante esta etapa, intensificad la energía de vuestras tropas. Animad, aún más, a vuestros soldados. Etapa cuarta. Estando fijada ya la fecha de la Batalla. Durante esta etapa, estabilizad la energía de vuestras tropas. Conminad, a cada soldado, a aprovisionarse de raciones. Etapa quinta. Convocad a vuestra guardia y decretad que la comida y la bebida serán... (Texto indescifrable en el original). CAPITULO IV. ACERCA DE LOS RASGOS QUE SON NECESARIOS PARA CUALQUIER GUERRERO. ACERCA DEL ESTRATEGA. ACERCA DEL COMANDANTE. ACERCA DE LOS PUESTOS OFICIALES. ACERCA DE LAS TROPAS. Sección primera. Acerca de los rasgos que son necesarios para cualquier guerrero. Acerca del la necesidad de que sepáis reconocer en todas las cosas las oportunidades y el momento idóneo. 064. Acerca de las consecuencias de no haberlos reconocido. 1. ¿Cuál es una de las causas de que hayáis necesitado mucho para obtener a cambio muy poco? Que pese a que hayáis reconocido la oportunidad, sin embargo no hayáis reconocido el momento idóneo. 2. ¿Cuál es una de las causas de que no alcancéis grandes éxitos? Que no hayáis reconocido la oportunidad. 065. ¿Cuáles son las cuatro vías a través de las que vosotros recibís vuestras oportunidades? Una. Los acontecimientos. Sed lo bastante inteligentes como para reaccionar ante ellos.
  • 23. Dos. Las tendencias. Sed lo bastante sabios como para planificar. Tres. Las condiciones. Sed lo bastante audaces como para actuar sobre ellas. Cuatro. Lo inesperado. Aprovechad las oportunidades fortuitas que no escondan perjuicio alguno. Explotad los eventuales errores de vuestro adversario. Evitad ralentizaros, pues las oportunidades son fugaces. 066. ¿Cuáles son cinco de los factores que os hacen desperdiciar vuestras oportunidades? - Falsedad o insuficiencia de las informaciones. - Errada evaluación de los informes de inteligencia. - Carencia de coraje, o carencia de iniciativa. - Indolencia. - Preocupación. Sección segunda. Acerca del estratega. Subsección primera. Acerca del comportamiento estratégico bélico. 067. ¿Cuáles son los rasgos descriptivos de tal comportamiento? Uno. Metas pre-establecidas que han de haberse alcanzado tras de una secuencia de comportamientos. Metas pre-establecidas para cada uno de los comportamientos. Dos. Comportamiento adaptativo a un adversario inteligente y con emociones que, también, se comporta estratégicamente. Comportamiento adaptativo a variables de entorno inciertas, parcialmente manipulables y que quizás alteren el equilibrio de fuerzas que media entre los contendientes. Tres. Optimización en la gestión de la escasez de recursos materiales, humanos y espirituales. Cuatro. Cada contendiente intenta obtener a su favor sinergias entre sus recursos, las variables de entorno, y las circunstancias y comportamientos de su adversario. Cinco Los criterios de comportamiento se reducen a tres. - La conveniencia o inconveniencia de la acción, considerados un adversario y unos valores que las variables de entorno hayan asumido o puedan asumir para sendos contendientes. -La ventaja o desventaja que reporten a sendos contendientes cada una de las potenciales o efectivas coyunturas circunstanciales. - El potencial daño o beneficio resultante de las decisiones a tomar.
  • 24. Subsección segunda. Acerca de vuestra aptitud o ineptitud para dedicaros a la estrategia. 068. Acerca de las cualidades personales sin las cuales sois automáticamente ineptos. ¿Cuáles son tales cualidades? Cualidad indispensable primera. Que si poseéis información verdadera y relevante bastante, entonces seáis aptos para procesarla de una manera útil. Segunda. Que si es conveniente hacer algo, pero hacerlo conlleva dificultades o peligros, entonces vosotros, sin comportaros temerariamente, mantengáis vuestra voluntad de hacerlo. Tercera. Que sepáis absteneros de entrar en batalla si carecéis de bastante información relevante y verdadera acerca de las circunstancias de vuestro adversario, o acerca de factores de la índole del patrón climático, de la geografía física, de la manera de ganaros el corazón de la gente, etcétera. Cuarta. Que sepáis absteneros de entrar en batalla si vuestra victoria no os es obvia. Quinta. Que sea cual fuere la coyuntura circunstancial y la finalidad, sepáis escoger la combinación y disposición de recursos materiales y humanos idóneas para tal coyuntura y tal finalidad. Y que, además, sepáis escoger, de entre las posibles estructuras con que cabe utilizar dicha combinación y disposición de recursos, la idónea para tal coyuntura y tal finalidad. 069. Cuáles son las dos habilidades sin las cuales seréis ineptos para dedicaros a la estrategia? Habilidad indispensable primera. Que sepáis reconocer cuales son las coyunturas circunstanciales que hacen inevitable vuestra victoria y que, simultáneamente, hacen que vuestro adversario se auto-engañe creyéndose que nos derrotará. Segunda. Que sepáis lograr poner a favor vuestra todos los factores estratégicos relevantes; de manera que, a vuestro adversario, la victoria le resulte inalcanzable. 070. Acerca de los rasgos personales que os convierten en ineptos para trabajar como estrategas al servicio de cierto empleador en particular. ¿Cuales son esos dos rasgos? - Que vuestro empleador no esté plenamente cerciorado acerca de que le sois leales. -Que vuestro empleador no esté plenamente cerciorado acerca de que deseáis consolidar su poder. 071. Acerca de los taras personales que os convierten en peores estrategas. ¿Cuáles son? - Que seáis incapaces de calibrar a vuestro adversario. -Que os enfrentéis incluso a quien os supera en número o en equipamiento.
  • 25. -Que vuestro criterio para seleccionar y organizar vuestras tropas no consista sólo en el criterio del nivel de preparación. -Que seáis débiles y carezcáis de autoridad. Sufriríais revueltas internas. -Que no seáis conscientes de los límites de vuestra capacidad. Vuestro ejército se desmoronaría. 072. Acerca de las virtudes personales que os convierten en mejores estrategas. ¿Cuáles son? - Que si estáis cerciorados de que la ocasión es buena, no dudéis en actuar. -Que si estáis cerciorados de que la ocasión no es buena, actuéis a la defensiva. - Que vuestras decisiones no obedezcan a criterios que no sean el criterio de conveniencia o inconveniencia, el criterio de la ventaja o desventaja que a sendos contendientes les es reportada por cada una de las potenciales o efectivas coyunturas circunstanciales, y el criterio del potencial beneficio o daño resultantes de vuestras decisiones; si es beneficio, actuad; si es daño, absteneos de actuar y os ahorraréis problemas irresolubles. - Que no seáis propensos a la ira en sí misma; ni siquiera cuando alguien pretenda ridiculizaros. Caeríais en la irracionalidad. -Que no seáis demasiado emocionales. Seríais fácilmente perturbables, y caeríais en la irracionalidad. -Que siempre contempléis la posibilidad de que quizás ocurra una ofensiva proveniente de vuestro adversario, y que seáis conscientes de que tal ofensiva puede ocurrir en cualquier punto. Y que, a causa de todo ello, adoptéis las pertinentes precauciones. - Que, indiferentemente de cual sea vuestra meta preestablecida, restrinjáis, a lo estrictamente indispensable para alcanzarla, la cantidad de violencia que utilicéis. -Que seáis reacios a comprometeros hasta la muerte, pero que, a la vez, no os aferréis a la esperanza de sobrevivir. Seríais proclives a preferir ser capturados y no morir. - Que no seáis demasiado puritanos. Os deshonrarían fácilmente. -Que sepáis desobedecer decisiones gubernamentales cuya inconveniencia resulte patente. -Que seáis justos, metódicos, tranquilos y reservados. Subsección tercera. Acerca de las tres tareas genuinas del estratega. 073. ¿Cuáles son? Tarea uno. Lograd que vuestras tropas adquieran una firme y determinada voluntad de
  • 26. resistir y vencer mediante un comportamiento unificado. Para lograr esto, sumid en situaciones peligrosas a vuestras tropas. Indirectamente relacionado con esto. Sumid en diversas crisis a vuestros aliados. Entonces, ellos inventarán soluciones que solventen tales crisis. Tarea dos. Discernid entre: los terrenos dentro de los cuales os conviene mantener de manera concentrada vuestras tropas, y los terrenos dentro de los cuales os conviene mantenerlas dispersadas. Averiguad, para cada tipo de terreno, cuales son las pautas seguidas por los sentimientos humanos. Tarea tres. Adaptaos a cada combinación de coyuntura circunstancial y adversario. Esta tarea consta de cuatro etapas. -Etapa uno. Obtener información, y valorarla. Se descompone en dos subetapas paralelas. Subetapa 1.1. Acerca de la obtención y utilización de informaciones acerca de vuestro adversario. Se descompone en tres subetapas. Subetapa 1.1.1. Incitad a vuestro adversario a que os desvele sus protocolos ofensivos y defensivos. Lograd que vuestro adversario emita respuestas en las que revele cuales son sus fortalezas y flaquezas; para lograrlo, perturbadle y confundidle. Subetapa1.1.2. A partir de la información resultante, practicad valoraciones acerca de vuestro adversario. Subetapa 1.1.3. Utilizad tales valoraciones. A partir de ellas, averiguad cuales son los planes de vuestro adversario; esto os capacitará para anticiparos a él. A partir de ellas, averiguad cuales son las estrategias que potencialmente os conducirán hacia la victoria, y cuales son las estrategias que potencialmente os conducirán hacia la derrota. Subetapa 1.2. Acerca de las valoraciones obtenidas a partir de mediciones de variables estratégicas relevantes. Acerca de la comparación de dichas valoraciones como instrumento para estimar cual es el equilibrio de fuerzas que media entre vuestro adversario y vosotros. Acerca de las averiguaciones acerca de tal equilibrio. Esta sub-etapa se subdivide a su vez en cuatro etapas. Subetapa 1.2.1. A partir de cuanta información verdadera, relevante y bastante obre en vuestro poder, averiguad cuales son para vosotros y para vuestro adversario sendas circunstancias acerca de terreno y demás variables estratégicas. Procurad que vuestro adversario no obtenga información verdadera y relevante alguna acerca de la potencial coyuntura circunstancial que rodeará al enfrentamiento; así habréis impedido que vuestro adversario pueda completar siquiera esta subetapa 1.2.1. Subetapa 1.2.2. Una vez hayáis averiguado tales variables, practicad mediciones acerca de ellas, tanto para vosotros como para vuestro adversario. Subetapa 1.2.3. Obtenidas tales mediciones, utilizadlas para realizar valoraciones.
  • 27. Subetapa 1.2.4. Tomad la valoración que hayáis realizado acerca de la medición de cada variable estratégica; tomadla tanto para vosotros, como para vuestro adversario. Entonces, estableced una comparación que muestre quien de los dos está en posición de ventaja en cuanto a esa variable estratégica. Subetapa 1.2.5. Una vez que hayáis estimado acerca de todas las variables la ventaja, discernid a quien de los dos le favorece globalmente más cada coyuntura circunstancial objeto de estudio. Etapa segunda. Configurad, -de una manera provisional, meramente hipotética y que sea de fácil alteración-, vuestros recursos materiales y humanos. Tal configuración debe reunir tres rasgos: ser imperceptible, aportaros sinergias, y dotaros de fortaleza y de fuerza acumulada. Para escoger una configuración en particular, observad el criterio de lo que es más ventajoso dados ese adversario y la coyuntura circunstancial reinante. Etapa tercera. Una vez que hayáis configurado provisionalmente vuestros recursos, descansad y aguardad pacientemente a que vuestro adversario tome la iniciativa y escoja una concreta configuración de recursos materiales y humanos. Etapa cuarta. Una vez que vuestro adversario esté mostrando una configuración definida, apresuraos a alterar vuestra configuración provisional para que sea la óptima para enfrentaros a la configuración escogida por vuestro adversario. Para escoger tal configuración, observad el criterio de lo más ventajoso dados vuestro adversario y la coyuntura circunstancial reinante. No solicitéis ser aconsejados, excepto que consideréis que os es conveniente recibir recomendaciones para añadir tácticas adicionales. Y hasta aquí hemos llegado con la tercera de las tres tareas. Acerca de algunas consideraciones finales acerca de esta tercera tarea. ¿Cuáles son los perjuicios que se desprenden de carecer de talento para la adaptación? - Desaprovecharéis vuestros conocimientos acerca de la disposición del terreno. -Desaprovecharéis vuestros conocimientos acerca de la meta a alcanzar; a causa de esto, seréis incapaces de lograr que vuestros soldados luchen para vosotros. -No podréis introducir en vuestras formaciones de batalla las alteraciones que son pertinentes e idóneas. Subsección cuarta. Algunas consideraciones útiles a tener en cuenta en el desempeño de la tarea de estratega. 074. Acerca de algunas buenas prácticas.. Uno. Lograd que la gallardía pueda expresarse, y lograd mantenerla uniforme. Es en esto en lo que consiste el talento organizativo. Dos. Absteneos de toda violencia superflua.
  • 28. Tres. Primeramente, consolidad vuestro poder. En segundo lugar, practicad estimaciones acerca de vuestro adversario. Finalmente, reuinid tropas. Cuatro. Siempre, absteneos de actuar aisladamente. Cinco. Jamás subestiméis a vuestro adversario. Seis. Siempre, absteneos de actuar si no es dentro de una estrategia. Siete. Transmutad en ventajas vuestros problemas. 075. Acerca de algunas buenas prácticas a observar por los aprendices de estratega. Uno. Acerca de la secuencia de vuestro aprendizaje. Aprended, en primer lugar, aquello que os resulte más fácilmente comprensible. Aprended, después, los principios más profundos, y apenas comprensibles y expresables. Dos. Sed conscientes de que existen, en todo tipo de entrenamiento y en toda escuela de estrategia, errores. Averiguad cuales son tales errores en cada caso, y procurad no cometerlos vosotros. Tres. Practicad con tesón y sin prisas. Cuatro. No pretendáis imitar o memorizar los principios de la estrategia. En vez de eso, aprendedlos con vuestro propio cuerpo, y como si fueseis vosotros quienes están descubriendo tales principios. Cinco. Siempre, cotejad con la realidad lo que hayáis aprendido. Seis. No os conforméis con obtener victorias. Si las habéis obtenido sin haber aplicado los principios de la estrategia, entonces consideradlas victorias inútiles, pues no habéis aprendido nada. Siete. Sea cual fuere el asunto del que conozcáis, desarrollad, en su conocimiento, vuestro juicio intuitivo. Ocho. No desatendáis ni descuidéis detalle alguno. Nueve. Absteneos de toda acción inútil. Diez. Sed conscientes de que de toda situación se desprenden, a la vez, ventajas y desventajas. Aprended a discernir las unas y las otras. Once. Absteneos de ser deshonestos con vosotros mismos. Absteneos de todo autoengaño. Sección tercera. Acerca de los comandantes. Subsección primera. Acerca de las tareas genuinas del comandante.
  • 29. 076. ¿Cuales son? Uno. Haced utilizable el grupo; lograd que todos estén tan uniformemente entusiasmados, que se haga posible que la energía grupal sea eficazmente focalizable y liberable. Para lograr esto, lograd primero dos cosas: lograd sincronizar a los individuos englobados en vuestro grupo, y lograd que vuestro grupo esté motivado de manera bastante, y de la manera más uniforme posible. Dos. Equilibrad vanguardia y retaguardia. Tres. Paliad las deficiencias del Soberano. Subsección segunda. Acerca de las cualidades personales de los comandantes. 077 . Acerca de las cualidades personales que os serán indispensables para ser comandantes aptos y para tener unas tropas exitosas. ¿Cuáles son? Una. Sed fuertes y justos. Así, seréis comandantes dignos. Y, a causa de eso, seréis comandantes carismáticos. Y, a causa de esto último, vuestra tropa estará dispuesta a morir, y será una tropa eficaz. Dos. Respaldad con obras vuestras palabras. Así, inspiraréis confianza y seguridad a vuestras tropas. A causa de eso, seréis comandantes poderosos. Y, a causa de esto último, vuestras tropas darán lo mejor de si mismas. Tres. Sed dignos de confianza. Así, existirá disciplina en la ejecución de lo decretado. Y, a causa de esto último, vuestras Fuerzas Armadas estarán unificadas. Cuatro. Sed intelectualmente excelentes. Así, vuestras tropas no estarán dubitativas. Y, a causa de esto último, tendréis unas tropas resolutivas. 078. Acerca de las taras personales que os hacen propensos a la derrota. ¿Cuáles son? - Que sobre-estiméis vuestra capacidad. -Que ambicionéis rango o riqueza. - Que seáis excesivamente impulsivos, o excesivamente parsimoniosos, o que seáis irresolutivos o perezosos. - Que seáis cobardes; o que, a pesar de vuestra gallardía, seáis débiles. - Que seáis negligentes. -Que seáis viciosos. -Que seáis indisciplinados. Subsección tercera. Acerca de las circunstancias que son factores para que acabéis
  • 30. derrotados. 079. ¿Cuáles son? Una. Que hayáis perdido el propósito de vuestras maniobras. Dos. Que hayáis alistado y desplegado soldados indisciplinados. Tres. Que algunos soldados vuestros hayan sido derrotados, y, a pesar de éllo, los enviéis nuevamente al campo de batalla. Cuatro. Que presumáis de capacidades de las que carecéis. Cinco. Que persistáis en debatir acerca de estrategia y acerca de lo correcto sin decidir nada acerca de qué hacer. Seis. Que no sean ejecutados vuestros imperativos. Siete. Que vuestras tropas estén desunificadas. Ocho. Que vuestros subordinados os sean refractarios. Nuevo. Que vuestras tropas no trabajen para vosotros. Diez. Que vuestra población esté resentida contra las Fuerzas Armadas. Once. Que sea excesivo el tiempo durante el cual vuestras tropas permanezcan fuera de su territorio. Doce. Que vuestro ejército mantenga, en sus acciones, alguna reserva mental. Trece. Que, reiteradamente, vuestras tropas caigan presas del pánico. Catorce. Que vuestra operación militar se haya convertido en un atolladero, y que, a causa de esto, vuestras tropas estén desmoralizadas. Quince. Que vuestras tropas estén exhaustas a causa de haber estado construyendo una fortificación. Dieciséis. Que haya anochecido sin que vuestras tropas hayan llegado a su destino; y que, a causa de ello, estén ansiosas por llegar allí. Diecisiete. Que vuestras tropas estén asustadas. Dieciocho. Que las órdenes sean reiteradamente modificadas; y que, a causa de ello, vuestras tropas estén desconcertadas. Diecinueve. Que escasee el corporativismo, y que vuestras tropas opinen que sus comandantes y sus oficiales son unos ineptos.
  • 31. Veinte. Que existan favoritismos; y que, a causa de ello, vuestras tropas se hayan tornado perezosas. Veintiuno. Que, entre vuestras tropas, cundan las suspicacias y las dudas. Veintidós. Que detestéis que vuestras órdenes sean criticadas. Veintitrés. Que hayáis investido a ineptos. Veinticuatro. Que hayáis mantenido, durante demasiado tiempo, en el campo de batalla, vuestras tropas; y que, a causa de ello, vuestras tropas tengan socavada la moral. Veinticinco. Que, llegado el instante en que vuestras tropas deben entrar en combate, vuestras tropas todavía tengan divididas sus mentes. Veintiséis. Que estéis presuponiendo que vuestro adversario se desanimará. Veintisiete. Que vuestras acciones dañen a las personas. Veintiocho. Que seáis tan tontos como para confiar en situaciones que conducen a emboscadas, o como para confiar en lo que es engañoso. Veintinueve. Que oprimáis a vuestros soldados; y que, a causa de ello, os odien. Treinta. Que os hayáis introducido en pasajes estrechos. Treinta y uno. Que, en el frente de vuestra formación, estén dispuestos de manera desequilibrada vuestra línea de frente y vuestro armamento de apoyo. Treinta y dos. Que, en vuestra formación de batalla, estén desequilibradas vuestras cuatro columnas. Treinta y tres. Que el combate os tenga ahogados en la preocupación. Sección cuarta. Acerca de los puestos oficiales. 080. ¿En qué consisten? Consisten en tareas y responsabilidades asignables a personas. Se asignan a manera de premio o castigo. Se asignan observando el criterio de la capacidad y talentos que, al tiempo de la asignación, concurran en el asignatario. 081. ¿Cuáles son los beneficios provenientes de la creación de puestos oficiales? -Lograréis clarificar el orden organizativo y la cadena de mando. -Lograréis mantener, en orden, y eficaces, vuestras formaciones de batalla. 082. Acerca de las varias combinaciones entre oficiales y tropas. ¿Cuáles son las consecuencias de cada una de ellas?
  • 32. Caso uno. Soldados débiles, con oficiales fuertes. Apuros. Caso dos. Soldados fuertes, con oficiales débiles. Retraimiento. Caso tres. Soldados no sólidos, con oficiales no sólidos. Formaciones anárquicas propensas a amotinarse. Caso cuatro. Oficiales superiores encolerizados, violentos, y que actúan por despecho y de manera autónoma. Desmoronamiento del ejército. Sección cuarta. Acerca de los soldados. Subsección primera. Acerca de las diversas categorías de soldado: rasos y élite. Apartado primero. Acerca de los soldados rasos. 083. ¿Cuál es su tarea? Repartid entre ellos el trabajo que os haya de conducir hacia la victoria. No obstante, sed conscientes de que os será imposible obtener la victoria si solo poseéis este tipo de soldados. Apartado segundo. Acerca de las tropas de élite. 084. ¿Cuáles son sus tareas? Una. Ruptura de líneas de combate. Lo cual es útil para capturar comandantes adversarios. Dos. Romperle, a vuestro adversario, su línea ofensiva. Lo cual, le restará fuerza acumulada. Tres. Aplastarle, a vuestro adversario, su línea defensiva.. Lo cual, le restará invulnerabilidad. 085. ¿Cuál es la justificación de que afirmemos que son muy valiosas? Su organización. De tal organización se obtienen dos beneficios. -Los soldados fuertes y briosos quedan complementados con los soldados débiles y no briosos. De esta manera, los soldados que son de una manera palían las deficiencias de los soldados que son de la otra manera. -Tanta es La sincronización lograda, que, entonces, la fuerza global acumulada crece y resulta direccionable hacia metas concretas. 086. ¿Cuál es la causa de la que proviene su enorme eficacia y ventajosidad? Que el líder tiene la plena confianza de sus tropas. A causa de esto, las tropas son leales
  • 33. a su líder. A causa de esto último, el líder logra que sus tropas se comporten de manera unificada. Y, es, precisamente, tal unificación, la causa de la eficacia y ventajosidad de las tropas de élite. 087. ¿Cuál es la manera de evitar que las tropas de élite supongan un despilfarro de energía y recursos militares? Hacedlas regresar pronto. 088. Acerca de mantener fuertes las tropas de élite. ¿Cuáles son algunas de las maneras de lograrlo? -Haced que descansen. -Absteneos de enviarlas reiteradamente a combatir. Así, no se desgastarán. Subsección segunda. Acerca de la gallardía de los soldados. Acerca de la cobardía de los soldados.. Acerca de la fuerza y la debilidad. Acerca de la fuerza acumulada. Acerca del orden y el desorden. 089. ¿Cuáles son los factores que determinan lo gallardas que serán vuestras tropas? Uno. La fuerza acumulada entre todos vuestros soldados. Dos. Lo desesperado de las circunstancias de vuestros soldados. 090. Acerca de la fuerza acumulada. 1. ¿Cuál es el factor que resulta determinante de vuestra fuerza? La configuración de recursos materiales y humanos escogida. O, lo que es lo mismo, la formación de batalla. 2. ¿Cuáles son los beneficios provenientes de la fuerza acumulada? Que el gallardo arrastrará al pusilánime. Esto, os reportará dos beneficios. Uno. Podréis especializar, a cada quien, según sus habilidades. Dos. Vuestros soldados actuarán sin que necesitéis utilizar vuestro poder para forzarles a actuar. 3. Acerca de algunas prácticas que habréis de observar para evitar que se merme la fuerza acumulada de vuestra formación de batalla. - Reforzad a los victoriosos. - Retirad a los derrotados. - Procurad que vuestras tropas no se cansen. Procurad que vuestros exhaustos descansen. -Procurad que los hambrientos se alimenten. Cercioraros de que, de verdad, sí que acceden a los alimentos. Consolidad la energía; para lograrlo, prescribid que cada soldado se aprovisione de raciones.
  • 34. -Velad por la salud de vuestros soldados. -Procurad poner, al frente de vuestras tropas, a auténticos héroes. 091. Acerca de vuestro orden y acerca de vuestro desorden. ¿Cuál es el factor determinante de ellos? Vuestra organización. Subsección tercera. Acerca de la importancia de que seleccionéis certeramente vuestros soldados. Apartado primero. Acerca del estancamiento y acerca de la prosperidad. 092. Acerca del camino hacia el estancamiento, y hacia un inevitable fracaso. ¿Cuáles son las taras de vuestros guerreros, las cuales os ponen en tal camino? - Guerreros perezosos para hacer lo que deba ser hecho. -Guerreros que no se atrevan a hacer lo que deba ser hecho. -Guerreros irresolutivos en el instante de actuar. -Guerreros reiteradamente negligentes. 093. Acerca del camino hacia la prosperidad, y hacia un inevitable éxito. ¿Cuáles son las virtudes de vuestros guerreros, las cuales os ponen en tal camino? -Guerreros honestos y decentes, aun siendo ambiciosos. -Guerreros amables, aun siendo favorecidos. -Guerreros simultaneamente fuertes, elásticos, y flexibles. -Guerreros diligentes, gallardos, resolutivos y prudentes. Apartado segundo. Acerca de escoger soldados. Acerca de asignar tareas. 094 .¿Cuáles son las cualidades indispensables de un soldado? Firmeza y fuerza. 095. ¿Cuál es la manera de atraeros a quienes son los mejores en algo? Ofrecedles salarios altos. 096. Acerca de quienes os hayan demostrado ser dignos de confianza; acerca de como evitar que ellos os abandonen. ¿Cuál es la conducta con la que evitaréis ser abandonados? -No seáis arrogantes ni autocomplacientes. -No permitáis que nadie se gane para sí tales personas. 097. Acerca de seleccionar y asignar, para una tarea y un entorno concretos, vuestros recursos humanos. ¿Cuál es el criterio selectivo que debéis observar? El criterio de la conveniencia o inconveniencia, para esa tarea, circunstancia y finalidad.
  • 35. 098. Acerca de asignar a alguien la responsabilidad de hacer que vuestros soldados se enfrenten a la muerte, incluso estando, ellos, mal dirigidos. ¿Cuales son las cualidades personales con las que debe estar dotado aquel a quien asignéis tal responsabilidad? Tal individuo ha de ser un auténtico héroe. 099. Acerca de encomendar a alguien la seguridad del campamento, o la seguridad de la base de operaciones. ¿Cuáles son las cualidades personales con las que debe estar dotado tal individuo? Esta tarea debéis encomendarla a quienes sean los individuos más poderosos y heroicos, y a nadie más. 100. Acerca de escoger al individuo en el que delegar vuestra autoridad. ¿Quién ha de ser tal individuo? Escoged a quien, en cada localidad, sea, para su gente, el líder. Subsección cuarta. Acerca de la manera de comportaros con vuestros soldados. Subsección cuarta. Acerca de la manera de comportaros con vuestros soldados. 101. ¿En qué consiste el dirigir una tropa? Obtened, de vuestra tropa, una colaboración que sea tan grande, que el dirigir a un grupo entero, sea lo mismo que dirigir a un solo individuo que solamente tenga una única opción. 102. Acerca de lograr que vuestras tropas se comporten de manera obediente y servil. ¿Cual debería ser el comportamiento del estratega? Uno. Velad por vuestras tropas, y comportaos bien con ellas; entonces, quizás obtengáis su lealtad. Obtenida su lealtad, disciplinadlas, sin indulgencia alguna, mediante castigos. Dos. Comportaos con ellas humanamente y benévolamente. Pero unificadlas, estrictamente y firmemente, mediante Reglamentos. 103. ¿Cual es la manera de lograr que nadie os tome a la ligera? Sed justos y metódicos. 104. Acerca de lograr que los estrategas, los comandantes, los líderes y los subordinados, confíen en un estratega y cooperen. ¿Cuál es la conducta que debería ser observada por el estratega que desea lograr eso? Sed íntegros: que vuestras obras respalden a vuestras palabras. 105. Acerca de lograr que vuestras tropas acaten vuestros imperativos. ¿Cuál es la manera de lograr eso?
  • 36. Dad de manera consecuente, vuestros imperativos; y lograd que no sean imperativos injustos. 106. Acerca de lograr que vuestras tropas os acompañen como un rebaño, inconscientes de los peligros hacia los que están siendo conducidas por vosotros. ¿Cuál es la manera de lograr eso? Sumergidlas dentro de coyunturas circunstanciales peligrosas y desesperadas. 107. Acerca de lograr que vuestras tropas, sin necesidad de imperativo vuestro alguno, den lo mejor de ellas. ¿Cuál es la manera de lograr eso? Uno. Sumergidlas en peligros mortales; y, así, se sobrepondrán al miedo. Dos. Metedlas en sitios sin salida; y, así, permanecerán firmes. Tres. Privadlas de toda alternativa que no consista en luchar; y, así, lucharán. 108. Acerca de lograr que, una vez establecida una línea de batalla cambiante, vuestro personal obedezca órdenes, y no fracase al entrar en acción. ¿Cuál es la manera de lograr eso? - Sed estrictos. -Explicitad, a vuestras tropas, cual es el propósito común que perseguís con la acción, y cual es el beneficio común obtenible. 108. bis. Acerca de evitar que la preocupación se esparza entre vuestras tropas, y que, a causa de ello, vuestras tropas se tornen en tropas vacilantes y temerosas. ¿Cuál es la manera de evitar eso? -Uno. Lograd que vuestras tropas os sigan siendo ellas inconscientes de hacia donde están siendo conducidas, estando ellas carentes de toda información, y estando ellas ignorantes de la totalidad de vuestros planes. -Dos. Informadles acerca de los beneficios esperables; pero, ocultadles los daños potenciales. Tres. Emplead en tareas de combate reales vuestras tropas. Pero absteneos de comunicarles vuestras estrategias. Cuatro. Motivad a vuestras tropas. Para lograrlo, otorgad premios que no sean los reglamentariamente preestablecidos. Cinco. Prohibid los augurios. Sed conscientes de que, a causa de ellos, vuestras tropas quizás duden y os abandonen. 109. Acerca de evitar que vuestro personal sienta desafección hacia vosotros. ¿Cuál es la manera de lograr evitar eso?
  • 37. Uno. Absteneos de toda arbitrariedad. Dos. Mantened y respetad un transparente sistema de premios, castigos, privilegios y oportunidades. Con los premios, lograréis que vuestras tropas luchen sin preocuparse por la muerte. Con los castigos, lograréis corregir desórdenes y lograréis que vuestra autoridad sea respetada por vuestro personal. Tres. No os apartéis de quienes os sean leales. Cuatro. Ni aparentéis vivir, ni pretendáis vivir, con más comodidades que quienes os obedecen. 110. Colofón. Acerca de que vuestros guerreros no puedan superar las principales dificultades. ¿Cuál es una de las causas de que tal contrariedad ocurra? Que vuestros guerreros sean incapaces de unir los corazones de la gente. Subsección quinta. Acerca de los soldados adversarios capturados por vosotros. 111. ¿Cuál es el comportamiento que deberíais observar con ellos? Comportaos bien con ellos, y prestadles atención. Considerad que, quizás así, logréis que ellos se unan a vosotros; entonces, podréis utilizarlos mezclados con vuestros soldados. Si sois capaces de lograr esto, entonces cada una de vuestras victorias os hará más numerosos; y, por ende, cada vez más poderosos. Subsección sexta. Acerca de la manera de organizar tropas. 112. Acerca de que gobernéis a muchos como si estuvierais gobernando a pocos. ¿Cuál es la manera de lograrlo? Desagregadlos en grupos. 113. Acerca de que vuestras unidades gocen de cohesión interna. ¿Cuál es la manera de lograrlo? Organizadlas según localidad natal. Delegad en el individuo idóneo, vuestra autoridad; un individuo es idóneo si la gente de esa localidad le reconoce como su líder. 114. Acerca de que vuestros soldados permanezcan alineados. ¿Cuál es la manera de lograrlo? Lograd que cada uno de vuestros soldados siga las huellas dejadas por aquel soldado que inmediatamente le preceda. CAPITULO V. ACERCA DE LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS MATERIALES. ACERCA DE LOS COSTES DE LA GUERRA. Sección primera. Acerca de las riquezas.
  • 38. 112. ¿Cuál es la manera de redistribuir la riqueza? Considerad que hay dos categorías de individuos. Primera categoría: la de quienes tienen más de lo que, realistamente, pueden utilizar. Segunda categoría: la de quienes tienen menos de lo que, realistamente, pueden utilizar. Desposeed de lo que les sobre, a los individuos de la primera categoría; y, entregádselo a los individuos de la segunda categoría. 113. ¿Cuál es la manera de que acumuléis, para vosotros mismos, riquezas? Acumulad para vuestra población, la riqueza. Entonces, las cosas serán fáciles; y el mérito no será atribuido al Soberano. Sección segunda. Armamento. Aprovisionamientos. Alimentos. Subsección primera. Acerca de la proveniencia de vuestros recursos materiales. Acerca de desaprovisionar a vuestro adversario. Apartado primero. Acerca del armamento. 114. ¿Cuál debería ser su proveniencia? Nuestro Estado. 115. Acerca del armamento improvisado y acerca de las defensas improvisadas. Ejemplos de sucedáneos. El sucedáneo de un foso, consiste en una alambrada. El sucedáneo de una barricada, consiste en una carreta. El sucedáneo de una defensa sin salida, consiste en los escudos. El sucedáneo de las ayudas para salir del peligro, consiste en las armas largas. El sucedáneo de los apoyos a las armas largas, consiste en las armas cortas. El sucedáneo de los medios para impedir a vuestro adversario regresar, y para golpearle en cuanto se manifieste, consiste en las armas cortas. El sucedáneo de las catapultas, consiste en los arcos. Apartado segundo. Acerca de las provisiones y acerca de los alimentos. 116. ¿Cuál es la colección de rasgos genuina de un buen aprovisionamiento? Ser de la especie idónea para cada concreta coyuntura circunstancial. Y, además, estar en la cantidad idónea para dicha coyuntura circunstancial.
  • 39. 117. ¿Cuál es la justificación de que os desaconsejemos que vuestros aprovisionamientos y alimentos provengan de vuestro Estado? Resulta muy caro trasportarlos. 118. ¿Cuál es la justificación de que, también, os desaconsejemos comprar vuestros aprovisionamientos y alimentos? A causa del comportamiento de los especuladores, vuestras compras os saldrían carísimas. 119. Acerca del saqueo como instrumento de aprovisionamiento. ¿Cuáles son las justificaciones para que afirmemos que el saqueo, es para vosotros, la manera óptima de adquirir provisiones y alimentos? Uno. El saqueo resulta más barato que la fabricación y que la compra. A causa de esto, el Gasto Público no crece; y, consecuentemente, tampoco los Impuestos. Dos. Al desaprovisionar a vuestro adversario, le estáis debilitando. Tres. Una de las maneras de incentivar a vuestra tropa en su conjunto, consiste en que prometáis entregar algo a aquel quien sea el primero que saquee o robe alguna cosa. Apartado tercero. Acerca de la técnica de desaprovisionamiento mediante saqueo. 120. Acerca de que los recursos obtenibles por vosotros estén geográficamente muy dispersos. ¿Cual es la manera de solventar este problema? Desagregad en grupitos vuestras tropas. Entonces, que cada grupito tome lo poquito existente en cada lugar. 121. Acerca de los recursos materiales en los que consiste el botín obtenido mediante desaprovisionamiento a vuestro adversario. ¿Cuál es la manera de impedirle a vuestro adversario recobrar tales recursos? Desconcentrad geográficamente esos recursos. Para lograr eso, repartidlos entre vuestros soldados. 122. Acerca del saqueo y acerca de la agresividad hacia los nativos invadidos. ¿Cuál es la justificación de que afirmemos que el saqueo y la agresividad, si bien son indispensables, sin embargo no deben ser excesivos? Caso uno. Que os comportéis, una y otra vez, de manera excesivamente agresiva. La primera vez que lo hagáis, es agresión; a segunda vez, vanidad. Si lo hacéis una tercera vez, habréis aterrorizado a los nativos. Si lo hacéis por cuarta vez, quizá sea mentira la información obtenida de los nativos. Si lo hacéis por quinta vez, es muy probable que sufráis derrotas.
  • 40. Caso dos. Que os comportéis, una y otra vez, de manera demasiado compasiva y absteniéndoos de saqueos. La primera vez que os comportéis así, los nativos os faltarán al respeto. La segunda vez que lo hagáis, vuestro forraje escaseará; la tercera vez, vuestro equipamiento también escaseará; la cuarta vez, vuestro alimento también escaseará. Si os comportáis así por quinta vez, vuestra invasión habrá fracasado. Apartado cuarto. Acerca de obstaculizar el equipamiento de vuestro adversario. 123. ¿Cuál es la justificación de que afirmemos que es importantísimo que seáis capaces de hacer eso? Vuestro adversario no os respetará mientras seáis incapaces de tal obstaculización; ni siquiera, aunque vosotros estéis bien preparados. Sección tercera. Acerca de lograr simultáneamente dos cosas; que vosotros ahorréis vuestros recursos y que vuestro adversario despilfarre sus recursos. Acerca de las estratagemas para lograrlo. 124. ¿Cuáles son algunas de las estratagemas para lograr esas metas? Uno. Lograd que vuestro adversario acuda a vosotros; y que utilice, para ello, sus recursos. Para lograr que él acuda, tentadle. Dos. Procurad no enfrentaros a adversarios acorralados. Tres. Acerca de que vuestro adversario haya decidido ejecutar una retirada. Computad siempre la diferencia entre el costo de capturarle, y lo obtenible capturándole. Quizá, el resultado no sea rentable para vosotros; entonces, permitid que vuestro adversario huya y se desgaste en la huida. Cuatro. Permitidle, a vuestro adversario, cuantas acciones le resulten inútiles. Al ejecutarlas, él se desgastará. Cinco. Explotad para vuestro propio beneficio, los recursos y el trabajo ajenos. Si bien habréis de explotar los recursos y talento ajenos, no obstante observad siempre precauciones para que ello no os genere demasiados enemigos. Seis. Acerca de que tengáis una pluralidad de adversarios.. Lograd que los unos destruyan a los otros. Siete. Acerca de que uno de vuestros adversarios esté explotando a otro de vuestros adversarios. Entonces, lograd que el explotador explote de verdad al explotado; cercioraros de la absoluta imperceptibilidad de vuestra intervención en ello. Quizá, el explotado descubra que está siendo explotado, y decida vengarse de su explotador. Ocho. Acerca de que tengamos dos adversarios, y uno de ellos sea una amenaza para el otro. Esta estratagema discurre por tres etapas. Etapa primera. Decidle, al amenazado, que vosotros aceptarías luchar contra el adversario común; pero condicionadlo a que el
  • 41. amenazado os proporcione los recursos para ello. Etapa segunda. Quizá, el amenazado diga que sí; entonces derrotad al adversario común. Etapa tercera. Llegado el instante de devolverle al amenazado los recursos que os prestó, no lo hagáis; en vez de eso, traicionadle y utilizad contra él esos recursos. Nueve. Acerca de que os hayáis cerciorado de que vuestro adversario posee algo que es valioso para vosotros; y acerca de que vosotros poseáis algo que a vuestro adversario se le aparezca, erróneamente, como valioso, cuando en realidad no es nada valioso para él y, quizá, tampoco para vosotros. En tales circunstancias, proceded al canje. Diez. Considerad lo caro que os resultará enfrentaros a vuestro adversario si carecéis de información bastante acerca de sus circunstancias. El espionaje es una buena manera de abaratar coste. Once. Lograd que las fortalezas y recursos de vuestro adversario trabajen contra él. Doce. Considerad la importancia de minimizar el coste de oportunidad. Sacrificad en beneficio de vuestras metas imprescindibles vuestras metas prescindibles. Trece. Lograd que vuestra desgracia resulte perjudicial a vuestro adversario.
  • 42. LIBRO III. ACERCA DE QUE UN MEDIO DE MINIMIZAR RIESGOS Y COSTES CONSISTE EN QUE AVERIGÜÉIS LAS CIRCUNSTANCIAS DE VUESTRO ADVERSARIO. TITULO I. Acerca de inferir, a partir de indicios, el comportamiento de vuestro adversario. CAPÍTULO I. Acerca de las anomalías en el entorno. Acerca de la manera de interpretarlas. SECCIÓN I.. Acerca de las anomalías en el comportamiento de la vegetación. 125. Acerca de que, quizá, el ejército adversario esté en movimiento. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que los árboles se estén moviendo. 126. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté fingiendo tener tropas emboscadas. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Muchos obstáculos entre los matorrales. SECCIÓN II. Acerca de las anomalías en el comportamiento de la fauna. 127. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté presente. ¿Cuáles son algunas de las señas que muestran eso? -Que los pájaros alcen el vuelo. -Que los animales estén asustados. Entonces, inferid que allí hay tropas atacantes. No obstante, si sois vosotros quienes las habéis asustado, quizá el adversario no esté presente. 128. Acerca de que, quizá, el campo enemigo esté abandonado. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Muchos pájaros reuniéndose allí. 129. Acerca de que, quizá, una ciudadela haya sido abandonada por el ejército. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Muchos pájaros sobrevolándola. SECCIÓN III. Acerca de las anomalías en el comportamiento del polvo y el humo. 130. Acerca de que, quizá, haya carros que se están aproximando a vosotros. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso?
  • 43. Altas y espesas columnas de polvo elevándose. 131. Acerca de que, quizá, una infantería se nos está aproximando. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Bajas y estrechas columnas de polvo elevándose. 132. Acerca de que, quizás, un campamento esté instalándose. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Un ir y venir de pequeñas polvaredas. 133. Acerca de que, quizá, se esté cortando leña. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Humaredas esparcidas. CAPÍTULO II. Acerca del comportamiento de los emisarios provenientes de vuestro adversario. 134. Acerca de que, quizás, vuestro adversario pretenda avanzar; y deberíais espiarle. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que vuestro adversario mantenga simultáneamente dos comportamientos. Uno, acrecentar sus preparativos para la guerra; y, dos, enviaros emisarios portadores de palabras humildes. 135. Acerca de que, quizá, vuestro adversario pretenda retirarse. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que vuestro adversario mantenga simultáneamente dos comportamientos. Uno, avanzar ostentosamente; y, dos, enviaros emisarios con palabras altisonantes. 136. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté urdiendo un complot contra vosotros. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que vuestro adversario os haya enviado emisarios que os ofrezcan la paz sin necesidad de que vosotros firméis tratado alguno. 137. Acerca de que, quizá, vuestro adversario desee de verdad una tregua. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que vuestro adversario mantenga simultáneamente dos comportamientos. Uno, enviaros emisarios portadores de palabras conciliadoras; y, dos, no estar acrecentando los preparativos para la guerra. 138. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté cansado. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que los emisarios que él os envíe estén irritados.
  • 44. CAPÍTULO III. Acerca de lo que podréis inferir del comportamiento de vuestro adversario. SECCIÓN I. Acerca de la manera en que vuestro adversario se comporta cuando estáis cercanos a él, y cuando estáis lejos de él. 139. Acerca de que estéis cercanos. Acerca de que entonces, vuestro adversario, quizá, esté en calma. ¿Qué os es mostrado por tal comportamiento? Quizá, vuestro adversario esté en una posición fuerte. 140. Acerca de que estéis lejos. Acerca de que entonces, vuestro adversario esté, quizá, intentando provocar hostilidades. ¿Qué os es mostrado por tal comportamiento? El mero hecho de comportarse así, es en si mismo señal de que vuestro adversario quizás esté intentando que acudamos a él. Si, además de eso, os resulta fácilmente accesible la posición de vuestro adversario, eso es señal de que vuestro adversario, quizá, esté ubicado en una posición que le es ventajosa. SECCIÓN II. Acerca del comportamiento de los Carros de vuestro adversario. 141. Acerca de que vuestro adversario quizá esté configurando un frente de batalla. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Observad los carros ligeros de vuestro adversario. La seña consiste en que sean ellos los primeros que estén saliendo a ubicarse en los flancos. 142. Acerca de que vuestro adversario quizá esté aguardando a recibir refuerzos, y quizá vosotros deberíais estar preparados para tal eventualidad. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que vuestro adversario se esté apresurando a disponer, velozmente, en filas de combate, sus carros. SECCIÓN III. Acerca de la manera en la que vuestro adversario está moviendo sus tropas. 143. Acerca del desorden en las tropas de nuestro adversario. Acerca de que quizá ese desorden esté fingido por vuestro adversario, como un cebo para atraeros a una trampa. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que, sin justificación aparente alguna, una de las mitades de las tropas de vuestro adversario estén avanzando mientras la otra mitad de sus tropas está retrocediendo. SECCIÓN IV. Acerca del comportamiento de los soldados de vuestro adversario. 144. Acerca de que quizá vuestro adversario esté preparando un ataque sorpresivo.
  • 45. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que los soldados de vuestro adversario mantengan simultáneamente tres comportamientos. -Enfrentarse a vosotros ardorosamente. -No estar abandonando el terreno. -Demorar excesivamente su entrada en combate. 145. Acerca de que quizás las tropas de vuestro adversario estén sedientas. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que los aguadores estén bebiendo antes que los demás. 146. Acerca de que quizás las tropas de vuestro adversario estén hambrientas. ¿Cuáles son algunas de las señas por las que se muestra eso? - Que unos soldados se apoyen en los otros. -Que ellos maten a sus caballos. 147. Acerca de que quizá vuestro adversario esté desesperado.¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que los soldados de vuestro adversario carezcan de marmitas, pero no regresen a su acuartelamiento. 148. Acerca de que, quizá, vuestro adversario esté aterrorizado. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que, nocturnamente, los soldados de vuestro adversario se llamen los unos a los otros. 149. Acerca de que, quizá, los soldados de vuestro adversario tomen a broma a al estratega de vuestro adversario. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Carencia de disciplina. 150. Acerca de que, quizá, haya problemas entre los soldados de vuestro adversario y sus superiores. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Faltas de disciplina. 151. Acerca de que quizá vuestro adversario carezca de la lealtad de sus soldados. ¿Cuál es una de las señas por las que se muestra eso? Que existan, entre los soldados de vuestro adversario, murmuraciones acerca de problemas con sus superiores; y que esas murmuraciones sean muestra de los verdaderos sentimientos de los soldados. SECCIÓN V. Acerca de la política punitiva-premial que vuestro adversario está aplicando.
  • 46. 152. Acerca de que quizá vuestro adversario esté metido en un callejón sin salida y esté exhausto. ¿Cuáles son algunas de las señas por las que se muestra eso? Que vuestro adversario esté, de manera constante y reiterada, otorgando recompensas. Sed conscientes de que él lo hace para contentar a sus soldados; y, así, evitar una rebelión masiva. 153. Acerca de que quizá vuestro adversario esté sobrepasado, y de que quizá sus soldados se hayan tornado incapaces de cumplir órdenes. ¿Cuáles son algunas de las señas por las que se muestra eso? Que vuestro adversario esté, de manera constante y reiterada, imponiendo castigos. Sed conscientes de que él lo hace para mantener su autoridad. SECCIÓN VI. Acerca del comportamiento del estratega adversario. 154. Acerca de que, quizá, el estratega adversario esté extremadamente cansado. ¿Cuáles son algunas de las señas por las que se muestra eso? Que el estratega adversario perciba ventajas, pero no las explote. TÍTULO II. Acerca de los servicios de inteligencia bélica. Generalidades. Capítulo I. Acerca de la justificación de que debáis instituir servicios de inteligencia. 155. Acerca de los dos prerrequisitos para poder guerrear. ¿Cuáles son esos prerrequisitos? ¿Cuáles datos previos han de ser averiguados para cumplir esos prerrequisitos? Uno. Capacidad para urdir alianzas. Averiguad los planes de vuestros adversario. Dos. Que vuestras tropas puedan maniobrar. Averiguad, mediante los guías locales, cual es la orografía, hidrografía y climatología. 156. Acerca de la indispensabilidad del espionaje. Acerca de que no deberíais actuar si todavía no habéis estudiado los informes de vuestros espías. ¿Cuál es nuestra justificación para afirmar eso? Lo caro que os será el operar militarmente sin la información proveniente de quienes conozcan cuales son las circunstancias de vuestro adversario. CAPÏTULO II. Acerca de los recursos de información humanos. SECCIÓN PRIMERA. Acerca de vuestros observadores. 157. Acerca de la distancia que debe mediar entre dos observadores. ¿Cuánta debería media? Sólo la imprescindible para mantenerlos indetectables.
  • 47. 158. Acerca de la configuración geométrica de la distribución de observadores. ¿Cuál debería ser tal configuración geométrica según la configuración del terreno? Uno. Si el terreno está elevado; entonces, configuración en rectángulo. Dos. Si el terreno es bajo; entonces, configuración en círculo. 159. Acerca de los medios de transmisión de señales entre observadores. ¿Cuáles deberían ser según el momento del día? Uno. Medios nocturnos: sonoros. Dos. Medios diurnos: visuales. SECCIÓN II. Acerca de los puestos de escucha. 160. ¿Dónde se ubican? Fuera del territorio de vuestro adversario. 161. ¿En qué consiste su tarea? En escuchar a quienes salgan del territorio de vuestro adversario. SECCIÓN III. Acerca de los guías locales. 162. ¿Cuál es para vosotros la utilidad de los guías locales? Sed conscientes de que vuestras tropas no podrán maniobrar de manera correcta si no poseéis información útil bastante acerca de la geografía física del terreno. Pues bien, los guías locales son una de las fuentes de las que emana tal información. SECCIÓN IV. Acerca de los contactos locales, escogidos entre la gente corriente. 162. ¿Cuál debería ser la manera de comportaros con ellos? Tratadlos de manera educada y obsequiosa. Entonces, quizá, os suministren información acerca del lugar. SECCIÓN V. Acerca de los expertos en infiltración, exfiltración y sabotaje. 163. ¿Cuáles son sus campos de pericia? Uno. Superación de dificultades. Dos. Penetración en lugares impenetrables. Tres. Regreso desde lugares carentes de vías de comunicación. Cuatro. Pasar inadvertidos e inidentificados. Cinco. Destruir el armamento confinado dentro de los recintos de vuestro adversario. Seis. Hacer todo eso sin necesidad de robar y sin necesidad de matar. SECCIÓN VI.