Olga Elisa se dedicó a defender la cultura mapuche porque se sintió humillada de pertenecer a un país que niega sus raíces. Fue separada de su comunidad mapuche y criada en un orfanato, donde descubrió su talento para el canto gregoriano a la edad de 7 años. Años más tarde, al escuchar el canto de las abuelas mapuches, se dio cuenta de que el canto gregoriano le recordaba a su infancia y le hizo revivir su espíritu originario mapuche.