La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Los artículos 29 y 30 establecen que los derechos y libertades de las personas no pueden ejercerse en oposición a los propósitos y principios de la ONU y que la Declaración no confiere derecho alguno a suprimir los derechos y libertades proclamados en ella.