2. Sacramento el bautismo
El bautismo cristiano consiste en una
determinada aplicación del agua sobre una
persona, invocando a la Trinidad: el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo (o a Jesús solo, en algunas
versiones del cristianismo), con el fin de hacer
participar a quien lo recibe en la muerte y la
resurrección de Jesucristo, constituyéndole:
profeta, sacerdote y rey junto con Cristo, hijo(a)
de Dios y heredero(a) de su Reino, e integrándole
a la comunidad de la Iglesia, como miembro vivo
del Cuerpo Místico de Cristo.
3. Sacramento el bautismo
Nuestros Padres nos transmitieron la vida natural, pero
eso no es suficiente. Dios nos destinó a una vida
sobrenatural; nacemos privados por ella, por el pecado
original, heredado de Adán.
Por el sacramento del bautismo renacemos a la vida
divina, y somos hechos hijos de Dios, además quedamos
configurados con Jesucristo: cada Bautizado es "otro
Cristo"; y nos incorporamos a la Iglesia, que es el cuerpo
místico de Cristo. Con el bautismo, la Santísima Trinidad
toma posesión del alma y comienza a santificarnos, con
tal de que no pongamos obstáculos: los bautizados
estamos llamados a la santidad.
El Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana.
4. Sacramento el bautismo
Según la voluntad del Señor, el sacramento del Bautismo
es necesario para la Salvación. Por eso en caso de
necesidad, puede administrarlo cualquier persona. Por
otra parte, los adultos que no han podido recibir este
sacramento, sin culpa por su parte, pueden salvarse si
tiene el deseo de recibirlo, junto con el amor a Dios, que
incluye el arrepentimiento de los pecados. Es el llamado
"bautismo de deseo". Lo mismo ocurre con los que, no
habiendo recibido todavía el anuncio del Evangelio,
buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su
voluntad. También alcanzan la salvación los que, sin
estar bautizados, padecen el martirio, es decir la muerte
por causa de la Fe. Es el "bautismo de sangre". En cuanto
a los niños muertos sin autizar, la iglesia solo puede
confiarlos a la misericordia de Dios.