Son portadores de los sueños que circulan desde las y los sujetos de dignidad, que trascienden al grupo, que se reflejan en las regiones, llegan al país y circulan por el mundo, aquellos de las comunidades que afirman sus derechos, que construyen una paz esquiva desde los territorios.
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Desde ellas la tierra y la paz de Colombia-Conpaz -Comunidades Construyendo paz en los Territorios
1. Desde ellas la tierra y la paz de Colombia
Lunes 31 de marzo de 2014. Comisión Intereclesial de Justicia y Paz
Algunos y algunas de ellas nos han dicho que prefieren morir a
quedarse sin territorio porque son aire, árbol, montaña, río, ciénaga,
bosque, flor, pez, guagua, mariposa, vida biodiversa. Perder la vida
es no tener la tierra, dice Enrique Petro, un hombre curtido en
resistencias que regresó 5 años después del desplazamiento forzado
que protagonizaron militares y paramilitares para despojarlo de su
tierra y plantarla palma aceitera...
“Ya nadie sabe ser feliz a costa del despojo, gracias a ti y a tus
ojos”
En “Ojos color sol” de Calle 13 y Silvio Rodríguez
...Pudo rescatar 2 hectáreas de sus más de 100 que se fueron oasis
en medio del desierto verde. En su soledad se daba ánimo cantando
cual profeta “si un ejército acampa contra mí, yo no le temeré”.
También Ledys, una joven madre, regresó a su tierra respaldada por
una hoja de papel en el que escribió “Zona Humanitaria”, inscripción
que representa la forma en que regresaron y se organizaron en sus
tierras afrodescendientes del Cacarica, del Jiguamiandó y del
Curvaradó. La pegó arriba de la puerta de la derruida escuela que
2. sobrevivió al despojo “Si a ellos no los han podido volver a desplazar
viviendo en zonas humanitarias, a nosotros tampoco”, dijo decidida.
Las cuatro familias que la acompañaron vivieron en lo que quedaba
de la escuela, otros en lo que quedaba de iglesia.
En Putumayo Janny ha enfrentado la indolencia militar que dispara
ráfagas de fusil a su Zona de Reserva Campesina amparando
empresas petroleras que exploran, sin permiso de la comunidad, el
área. Los armados argumentan que lo hacen para familiarizar a los
campesinos con la institucionalizad. En esa zona del país así se dan a
conocer y la amenaza de muerte es la respuesta a quienes se
oponen, tal como ocurre con la lideresa.
En Inzá Cauca Luz Marina se resistió a aceptar el pedido de perdón
formal que una sentencia judicial impuso a los militares que
asesinaron a su hija y dejaron gravemente herido a un amigo. Los
presentaron en su momento como combatientes de la guerrilla. No
contaron con la tenacidad del amor de madre que se levantó contra la
brutalidad militar hasta demostrar que su hija y amigo no eran
guerrilleros, sino piezas de la impune estrategia de asesinar y
mostrar a las víctimas como resultado del exitoso combate contra la
insurgencia.
Como ellas y ellos son las historias de Rosalba, Manuel, María, Jhon,
Areiza, Eustaquio, Evelio, Liliana, Rodrigo, Emedelia, Josefina,
Heleodoro, María, Javier, Felix, Alberto, Eustaquio, Liria Rosa,
Enrique... que resisten en Chocó, Putumayo, Cauca, Antioquia, Meta,
Valle, Magdalena, Sucre, tantas y de tantos que como ellas y ellos en
todo el país afirman su dignidad construyendo paz en los territorios.
Regresaron sin permiso
Regresaron a sus tierras luego de que el Estado les desplazara con el
argumento de que perseguían a las guerrillas. Esa fue solo una
excusa. El destierro permitió que empresarios y paramilitares
plantaran palma aceitera, banano, coca, plátano, extrajeran madera,
exploraran minas, perforaran pozos petroleros, construyeran obras de
3. infraestructura vial, energética, de telecomunicaciones, extendieran
sus hatos ganaderos.
Ellas y ellos, expulsados, volvieron a cuenta de su dignidad y están
resistiendo a la guerra empresarial sobre sus codiciadas tierras,
ubicadas en lugares estratégicos para sus pretensiones económicas
que coinciden con recomendaciones del Banco Mundial de hacer
“inversiones seguras” luego de las crisis financiera y de alimentos.
Palmo a palmo se pelean la tierra que les pertenece, mas permanece
ocupada por empresarios que gozan del hipócrita beneplácito del
gobierno y apuestan porque esas áreas se sumen a las acaparadas en
otros países de América Latina, de África, Asia y hasta en la misma
Europa y Norte América. “A veces sentimos que nos estamos robando
lo que es nuestro” -han dicho-.
Han andado los caminos que la justicia jurídica les permite y todo lo
han conseguido formalmente. Son los dueños de derechos de papel
en resoluciones, sentencias, autos y decretos, más no de la decisión
estatal que les garantice el uso, goce, disfrute, sobre la base de la
autodeterminación como pueblos, de los territorios que les
pertenecen. Fue su decisión regresar en zonas humanitarias,
recuperar la tierra en formas de zonas de biodiversidad, resguardos
humanitarios ambientales, zonas de encuentros, zonas de reserva
campesina; figuras que les han permitido visibilidad, ante un régimen
de terror que los considera guerrilleros.
Dignidad en acción
Debieron erradicar las plantaciones de palma aceitera, de plátano de
Unibán y Banacol, empresas transnacionales, vinculadas a Chiquita
Brands, implicadas en paramilitarismo, exportadoras a Europa,
Estados Unidos y Canadá. También derribar corralejas en las que
cuidan los ganados los empresarios, adelantar autónomamente
consultas populares para pronunciarse en contra de exploraciones
mineras u obras de infraestructura vial y hasta desalojar a los
ocupantes de mala fe, a fuerza de su inmensa dignidad contra el
miedo a perder su vida biológica.
4. Los empresarios siguen al acecho, les invaden, les destruyen
cosechas, les amenazan y les asesinan como han atestiguado en los
estrados judiciales de la precaria justicia colombiana. Muchas y
muchos reclamantes de tierras ya no están físicamente. Alumbran
como antorchas, desde las casas de la memoria y los monumentos,
sus dichos, palabras y acciones. La niebla de la impunidad jurídica la
dispersan resistiendo al olvido y esperando que el escenario de
diálogos para la paz pueda ser la oportunidad de dar el paso de lo
local a las alternativas nacionales, en coordinación con el conjunto del
movimiento social del país.
En la guerra
Afirman sus derechos, en medio también de la guerra cercana entre
las guerrillas y el Estado. Han asistido a los insuficientes espacios
habilitados para la participación de las organizaciones sociales en las
conversaciones para la paz y enviado cartas a los delegados del
gobierno y de las guerrillas. Las Farc han compilado sus propuestas,
además de las de otras expresiones del movimiento social y las ha
circulado en internet, más el gobierno nada ha dicho sobre los
requerimientos de las comunidades. Han insistido en que se decrete
un cese a las hostilidades, más el gobierno está convencido que
cuantos más muertos les produzca a la insurgencia, más logros
tendrá en unos diálogos de los que quiere sacar una paz barata. Han
abogado por que se inicien diálogos con el ELN, más el gobierno,
seguramente, espera el momento de mayor rentabilidad política para
anunciarlos, quieren participar en el espacio para las víctimas que se
abra en la mesa de conversaciones de La Habana, más el gobierno
guarda silencio ante su exigencia.
Ellas y ellos se han articulado en - Conpaz -Comunidades
Construyendo paz en los Territorios- y desde el 2000, en el Cacarica,
Frontera con Panamá, conocieron por boca de Enrique Núñez, de la
Comisión Ética contra la Tortura de Chile, que la justicia va
muchísimo más allá de lo jurídico y contribuyeron a la construcción
de la Comisión Ética Internacional, que con 25 delegados/as de varios
países del mundo han escuchado sus relatos, visitado los lugares del
5. horror, acompañado la sustitución de palma aceitera por plantaciones
de alimentos y viviendas, acompañado acciones de dignificación
frente a bases militares impuestas en sus territorios, recogido
pruebas que salvaguardan en los países de los comisionados.
Deseos y propuestas
Desde la Comisión Ética han construido las bases para proponer una
Comisión de la Verdad que encontraría una coyuntura favorable, en
caso de llegarse a acuerdos entre el gobierno y las Frac en la Habana
o en el escenario que se pacte con el ELN. Hay una verdad
independiente, que surge de las víctimas. Hay propuestas creativas
para aportar al conocimiento de la verdad en casos distintos a los
propios. Tienen comprensiones propias de lo que para ellas y ellos
debe ser la justicia, la reparación integral y la garantías de no
repetición que muy poco se escuchan.
Sus gotas de tragedia, de resistencia y esperanza quieren sumarse a
la de los 6 millones de desplazados internos, que hacen de Colombia
el país con mayor desplazamiento forzado interno del mundo. O a las
sin tierra en un país en el que el 0.4 de la población posee el 62% de
la tierra y unirse al total de las víctimas de la injusticia
socioeconómica en una Colombia convertida en la nación más
desigual del mundo.
Sueñan en que los cerca de 22 mil millones de dólares invertidos en
guerra que destacan a Colombia como el 10o país del mundo con
presupuesto militar más alto, tengan otra destinación. Sueñan con
que el oficio de las y los jóvenes deje de ser la guerra, pues en la
actualidad, las fuerzas militares ocupan el puesto 17 dentro de las
mas grandes de todo el planeta. Desean que haya inversión en
universidades campesinas, educación propia en primaria y
secundaria, ciudadelas escolares, Aldeas ambientales de paz, planes
de ordenamiento territorial alternativo, proyectos productivos que
garanticen la reactivación de la economía campesina, obras de
infraestructura campesina, mercados agrarios que liberen del riesgo
de la distribución a los productores, monumentos, libros, discos que
6. posibiliten la reparación moral por la afectación a su conciencia
comunitaria afectada por las operaciones militares y paramilitares
que han padecido.
Doctrina Para Militar
El paramilitarismo, lo han experimentado, existe porque los
beneficiarios de sus acciones criminales, desde poderosos grupos
económicos, lo reproducen desde el Estado y cuenta con toda una
doctrina militar que lo sustenta. Se han efectuado actos formales de
desmovilización que no han hecho más que reciclarlos. Cambian sus
figuras, más la estructura sigue intacta amenazando, asesinando, en
lugares de altísima militarización estatal. Mientras persista la gallina
de los huevos descompuestos, siempre estarán presentes de diversas
maneras. Estos determinadores campean libremente en la política, en
la economía, en los medios masivos de información, comercializan
productos colombianos con todo el mundo, financian campañas
electorales, posan como personas de bien y sus proyectos, también
han gozado de la financiación del mismo Estado.
La doctrina militar sigue afirmando que existen enemigos internos. En
la larga historia de violencia, los enemigos del Estado, de los que
habla dicha doctrina, son las y los campesinos, obreros, mujeres y
hombres de iglesia, estudiantes, indígenas, afrodescendientes,
quienes asumen opciones sexuales distintas a la heterosexual, en
general, quienes afirman sus derechos.
Con profundos efectos en el alma, en el corazón, la doctrina anti-
liberal y anti-comunista promovida, fundamentalmente, por sectores
católicos, y que ha motivado el odio visceral a quienes encarnan
estos movimientos con resultados fatales en vidas humanas, hace
parte de la cadena de muerte y exterminio que aún ata a Colombia.
Aún sigue sin exhumarse esta dolora verdad. La institucionalidad
católica sigue en deuda de un acto sincero perdón.
Las comunidades que han padecido los efectos de las distintas
violencias en nuestro país, esperaran que como un aporte a la paz, se
7. contribuya a la toma de conciencia del daño causado a la conciencia
moral por agentes de la iglesia católica que han motivado y
participado de modo directo en el exterminio de mujeres y hombres
con pensamientos alternativos. Es deseable, por necesaria, una
campaña en los medios de información, en escuelas, colegios,
universidades y parroquias, en la que se reconozca dicha
responsabilidad y se asuma el compromiso de impedir que cualquier
expresión de amenaza a las y los otros por pensar diferente, tome
vuelo.
Siempre los ancestros
Y en el fondo los ancestros. Las madres, padres, abuelas, abuelos,
amigas y amigos que ya no están porque fueron asesinadas,
asesinados, desaparecidos/as y se siente su presencia. Siendo fuente
de espiritualidad, memoria recreada, pasado presente, fundamento
de un futuro que hala desde el infinito e invita a persistir
creativamente por su tierra, por su vida, por su dignidad, por sus
hijas e hijos, por el país, por el planeta.
Son conscientes de la fuerza que da razón a sus luchas, a la
búsqueda de un mejor vivir y se han sumado a quienes articulan la fe
y la política desde el macroecumenismo yendo más allá de lo
cristiano, de lo interreligioso y también de los límites de lo local.
Yomaira, por ejemplo, cuenta que aprendió a cargarse de fortaleza
apartándose todo un día hasta la espesa selva de su cuenca, donde
respira, escucha, toca, siente a la madre tierra y sale fortalecida a
afrontar el miedos de las amenazas. Los Embera y Nonan, también,
son de agua, viento, montaña sagrada, unas y unos con la multitud
de vidas del territorio. Por eso cantan como propia la canción de Calle
13 “Latinoamérica” y dan fuerza indígena, afrodescendientes y
mestiza a “ esta tierra no se vende”.
Son ancestros reconocidos Jaime Pardo Leal, Camilo Torres, José
Antequera, Marino López, Juana Bautista, Yolanda Cerón, Félix
Manco, María Lucero Henao, Irma Ariza, Javier Montoya, Teresita
Ramírez, Tiberio Fernández, Hortencia Tunja, Eduardo Umaña, René
8. García, Cecilia Gonzales, Josué Giraldo, tantas y tantos que de
manera genuina entregaron sus vidas por la construcción de una
sociedad más justa.
Son ancestros con fuerza espiritual con la conciencia de que rompen
los prototipos de éxito impuesto por los medios masivos de
información. Creen en esa esperanza que se anima por la fuerza de la
dignidad, de la articulación de procesos, de la presencia solidaria, del
autoreconocimiento como sujetos, de la exigencia de derechos, de la
movilización social, de los logros de otros pueblos hermanos donde se
muestra, que sí es posible la construcción de sociedades más justas -
aunque no faltan dificultades-, de la obstrucción a la pretendida
omnipresencia del mercado mafioso de vida humanas y de bienes.
Ellos y ellas hablan, animan, interpelan, reprenden.
De Camilo Torres, por ejemplo, resuenan invitaciones a la
organización social articulada desde la base, aquel “Insistamos en lo
que nos une y prescindamos de lo que nos separa...Yo no creo que en
Colombia los pobres tengan una conciencia de clase. Y en mi
concepto, tener la conciencia de clase es uno de los elementos
importantes para constituir una clase... Yo creo que lo que nos ha
perjudicado en los movimientos políticos es que siempre hemos
partido de arriba hacia abajo y mi aspiración es que ahora partamos
de abajo hacia arriba comenzando a organizar la base como ella
quiera organizarse...Para los que conocen íntimamente a nuestra
gente la frase de Gaitán de que "en Colombia el pueblo es superior a
sus dirigentes(...) no es una frase demagógica sino absolutamente
real...Hay que actuar (...)la clase popular colombiana ha ido
renunciando al lenguaje y ya no entiende sino el de los hechos(...)
Esto es lo primero que debemos hacer distinto de lo que hacen las
clases dirigentes a las mayorías porque nosotros creemos que
tenemos que ser revolucionarios y cambiar este sistema de estar
imponiendo cosas de arriba hacia abajo(...) Debemos saber que
cuando vamos a la base de nuestro pueblo es mucho más para
aprender que para enseñar”.
9. Traza su sueño de la política invitando con sincera autocrítica a evitar
los"protagonismos personalistas", a superar la "palabrería izquierdista
que es casi tan fatua como la de nuestra clase dirigente". Cuestiona a
quienes "desconfían en los valores del pueblo", y a quienes "adolecen
de un paternalismo práctico" y experimentan un "desprecio implícito
a las masas", "se atacan entre sí" por asuntos intrascendentes
produciendo "desconcierto en la clase popular y representan en forma
más fiel, los criterios tradicionales, sentimentales, especulativos y de
colonialismo ideológico".
Son portadores de los sueños que circulan desde las y los sujetos de
dignidad, que trascienden al grupo, que se reflejan en las regiones,
llegan al país y circulan por el mundo, aquellos de las comunidades
que afirman sus derechos, que construyen una paz esquiva desde los
territorios.
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz