La civilización de la Antigua Grecia se extendió principalmente por la península balcánica, la costa occidental de Asia Menor y las islas del mar Egeo. Estos límites geográficos variaron a lo largo del tiempo debido a cambios en los regímenes de gobierno y sus políticas bélicas, pero este territorio central se mantuvo relativamente constante desde el Período Heládico hasta la conquista romana.