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I N G E M M E T
BIENES C U L T U R A L E S
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LOS DIBUJOS GIGANTESCOS
EN E L SUELO DE LAS
PAMPAS DE NAZCA Y PALPA
DESCRIPCION Y ENSAYO DE INTERPRETACION
V MARIA R E I C H E
I N D I C E
Introducción 3
Descripción general de los trazos 6
Forma de los dibujos 10
Visibilidad de los dibujos 11
Tamaño de los dibujos 13
El problema de la reproducción de las figuras 16
Algunos detalles característicos de los dibujos y otras formas
asociadas • • 17
Las espirales 19
La finalidad de las líneas se explica en su orientación 20
Los dibujos se encuentran en peligro de destrucción 25
LOS DIBUJOS GIGANTESCOS EN EL SUELO DE LAS PAMPAS
DE NAZCA Y PALPA
D E S C R I P C I O N Y E N S A Y O D E I N T E R P R E T A C I O N
INTRODUCCION.
El vasto complejo de líneas largas, figuras misteriosas y grandes superfi-
cies de contornos rectos, dibujadas en el suelo de las planicies pedregosas en-
tre Nazca y Palpa, es uno de los monumentos más maravillosos y enigmáticos
de la antigüedad. Sim embargo sólo recién ha podido revelarse su existencia,
después de haber permanecido ignorada por casi un milenio. Ante los ojos
atónitos del viajero del aire se presentaron estas formas extrañas que se distin-
guen claramente como dibujadas en escala gigantesca, diseminadas por todas
partes sobre una extensión de terreno considerable. Su gran número, su tama-
ño y la densidad con que cubren algunos sitios, son extraordinarios, revelán-
dose en estos dibujos kilométricos el documento de una labor intensa y pro-
longada de generaciones de pobladores prehispánicos, que llama a gritos ser
interpretado, evocando el deseo irresistible de seguir los caminos raros de la
mentalidad de esta gente y descubrir la finalidad que han querido alcanzar con
este inmenso trabajo.
Muchas suposiciones se han hecho a este respecto, sin embargo las diver-
sas opiniones careen de valor por estar basadas en observaciones superficia-
les y muchas veces en desacuerdo con la realidad. Hasta la fecha la interpre-
tación más adaptada a los hechos es la que fué dada por Paul Kosok, catedrá-
tico de la Universidad de Long Island, Nueva York, quien está actualmente rea-
lizando importantes investigaciones de la irrigación precolombina en el Perú.
Después de haber inspeccionado los dibujos en varios vuelos desde el aire, co-
mo también en el mismo terreno, los declaró "el libro de astronomía más
grande del mundo". Para dar un fundamento seguro a esta hipótesis o, lo que
es menos probable, encontrar otra mejor, se necesita llegar a un conocimiento
completo del conjunto y entrar al mismo tiempo en los detalles más insignifi-
4 MARIA R E I C H E
cantes dentro de la maravillosa multiplicidad de estas líneas, que cubren cien-
tos de kilómetros cuadrados. Instigada por P. Kosok. he comenzado con esta
tarea hace varios años, sin embargo faltan todavía un año o dos para llegar a
una conclusión definitiva. Presento aquí algunos de los resultados, así como los
métodos del trabajo y una descripción general de los dibujos.
La ayuda de la Escuela de Altos Estudios de la Universidad de San Mar-
cos, que en el año pasado me proporcionó una bolsa de viaje de S. 2,.500.00 y
también el uso imprescindible de un teodolito, ha hecho posible coleccionar una
cantidad de mediciones exactas, necesarias para la interpretación astronómica.
El Servicio Geográfico del Ejército, que en estos meses estaba estacionado en
Nazca, me ha facilitado la labor en muchas ocasiones. Su jefe, entonces el Co-
ronel Dianderas, en su calidad de astrónomo, ha demostrado el más vivo inte-
rés en mi trabajo. La cooperación del Servicio Aerofotográfico ha sido también
una ayuda de inestimable valor. De manera especial debo mencionar al señor
Thommen, quien reconociendo desde el principio el «valor cultural del docu-
mento de las pampas, ayudó y propulsó este estudio con verdadera compren-
sión. Miss A. Meredith me acompañó en muchas jornadas largas por el desierto,
olvidándose del calor y la sed abrasadora en la búsqueda incansable de las f i -
guras misteriosas. Con profunda gratitud tengo que mencionar a la D r a . L .
Cáller, por su ayuda inteligente y entusiasta, prestada en un sinnúmero de oca-
siones. Para tomar algunas fotografías, la Municipalidad de Nazca me facilitó
varias veces un camión y una escalera alta, contribuyendo con algunos gastos
y otras facilidades. El editor del periódico local "Noticias", don Agustín Boca-
negra, fué uno de los que desde el principio del estudio mantuvo siempre un i n -
terés grande en los dibujos de las pampas. Y también tengo que mencionar con
agradecimiento la generosa cooperación de los camioneros, que viajando día
y noche, se daban tiempo para recogerme, a veces con ayudante y todos mis
implementos de trabajo, muchas veces rehusando enérgicamente toda remune-
ración .
La orientación en el campo la encontré al principio por medio de fotogra-
fías tomadas desde el aire por el profesor Kosok y otras del ingeniero López
Aliaga. Cuando en el año 1944 el Servicio Aerofotográfico Nacional con su
equipo moderno tomó unas fotografías oblicuas y verticales, el trabajo pudo
empezar verdaderamente. Esta colección maravillosa de fotografías fué com-
pletada en el año 1947, por otra serie que incluye toda la pampa entre los ríos
Ingenio. Grande y Nazca, muchas quebradas importantes y las mesetas llenas
de dibujos al norte y sur de Palpa. Por medio de ellas podía orientarme, se-
leccionar y clasificar los ángulos aproximadamente, y hasta descubrir algunas
de las figuras gigantescas. Otras que ya había visto en el campo, pude recono-
cerlas en algunas fotografías ampliadas, gracias a la excelente calidad de es-
tas, que contienen todos los detalles importantes.
Los métodos del trabajo tuve que elaborarlos conforme avanzaba en mis
estudios. El trabajo hecho por el astrónomo alemán Rolf MüUer en las ruinas
I N T R O D U C C I O N 5
de Tiahuanaco, * hace tiempo despertó m i interés en la astronomía antigua y
el deseo de averiguar la existencia de elementos astronómicos en las ruinas i n -
caicas de los alrededores del Cuzco. Luego en el año 1941 el Profesor Kosok
me habló del trabajo astronómico en escala gigantesca, efectuado por los habi-
tantes antiguos de Nazca y Palpa, insinuándome a ir a verificar su teoría, la-
bor que ha resultado algo difícil por la gran variedad del material encontrado
a la vez que la complejidad de los hechos astronómicos con que tenía que con-
frontarse este material.
Der Sonnentempel in den Ruinen von Tiahuanacii. Versueh einer astronomischem
Altersbestimmung. Rolf MüUer. Berlín, 1931. Baessler Archiv., t. X I V .
DESCRIPCION GENERAL DE LOS TRAZOS
Al aproximarse a Palpa, viniendo de lea, se puede notar un cambio en el
colorido del paisaje. Los cerros se revisten de un color oscuro, casi negro, que
contrastado con un cielo casi invariablemente azul, da a estos parajes un as-
pecto pintoresco y misterioso. La región, que es excepcionalmente rica en fie-
rro, debe su color característico a la oxidación superficial. Debajo de la super-
ficie, el suelo es amarillo, casi blanco, como se ve en los sitios, donde la carre-
tera ha sido cortada en las laderas de las faldas. De este contraste entre el color
de la superficie y el de la capa inferior, que se 'encuentra a veces en una sola
piedra con una faja superior negra y la parte inferior blanca, resulta, que las
pampas de esta región son como pizarras inmensas, en las que se puede dibujar
con blanco en fondo negro, con hacer trazos ligeramente hundidos. Cualquier
impresión, la huella de un carro, un rasguño con el pie, a veces sólo una pisada,
dejan una huella blanca claramente visible en la superficie negra.
Esta posibilidad de poder usar el suelo de las pampas de Nazca como una
inmensa pizarra, ha sido reconocida por los antiguos pobladores, que nos de-
jaron en ellas a través de los siglos un documento casi intacto, escrito con se-
ñales inmensas. Estas señales de contornos geométricos, dentro de los cuales se
ha removido toda la capa superficial oscura, se encuentran por todas partes,
nítidamente destacadas al verse desde el aire, por su color claro. Su conserva-
ción sobre un período tan largo y a pesar de ser completamente superficiales,
parece un milagro, y ha sido posible sólo en una región como ésta, que por su
clima y situación es única en toda la costa peruana. Generalmente las planicies
costaneras, desde las cuales se elevan las cabeceras de los Andes a poca distan-
cia del mar, alcanzan apenas unos cien metros de elevación, de manera que la
arena, traída por el viento, las invade y las va cubriendo progresivamente.
Nuestras pampas, en cambio no pertenecen n i morfológica tii climáticamente a
la zona costanera, aunque se encuentran al pie de la sierra, la que empieza aquí
a más de cuarenta kilómetros del mar. Se hallan a 600 metros sobre el nivel del
mar, del cual son separadas por una serie de elevaciones a lo largo de la costa, de
manera que la arena no ha podido llegar a cubrirlas, como ocurrió en otras par-
tes. Más al sur, sin embargo, existen sitios donde M . T. Mejía Xesspe * descu-
* M . T . Mejía Xesspe. "Acueductos y caminos antiguos de la Hoya del Río Grande de
N a z c a " . Actas y Trabajos científicos del Congreso Internacional de Americanistivs, t.
L págs. ¡55-569. L i m a , 1942.
U B I C A C I O N D E L O S D I B U J O S 7
brió dibujos que están en el proceso de cubrirse por la arena. El clima de la
región, no perteneciendo n i a la costa con su humedad, n i a las cabeceras de
la sierra con sus lluvias ocasionales, es absolutamente seco. De manera que
en la mayoría de las pampas dibujadas ningún factor ha intervenido a efectuar
el más mínimo cambio, habiendo quedado cada piedra en su sitio desde tiem-
pos inmemoriales.
El color claro de los dibujos y huellas de carros se observa también en
los cauces de los ríos secos, que extendidos sobre áreas grandes se destacan
en las fotografías aéreas. (Grab. N"? 2 ) . Esto puede implicar que la formación
de los ríos secos ha sido posterior al proceso de oxidación, por otro lado puede
ser también, que se mantengan blanqueados por ácidos de humus, que actúan
combinados con el ínfimo porcentaje de humedad, el cual permite una vida escasa
a algunas plantas, •'' mientras que las superficies negras están exentas de toda
vegetación. Las líneas antiguas no han vuelto a ennegrecerse, aunque su color
es un poco más oscuro que el amarillo casi blanco del fondo, a consecuencia
de estar cubiertas por una capa delgada de guijarnos oscuros. Estos son tan
pequeños, que pueden haber sido traídos por el viento. Por otro lado, pensa-
mos de que los trazos pueden haber sido hechos intencionalmente de este color
intermedio por la razón siguiente:
Existen otras superficies, muy claras y de contornos irregulares, las cua-
les no son hundidas, sino al mismo nivel de sus alredores. Aunque no sé, como
han sido hechas, se ve claramente al visitarlas, que no han sido producidas
por la naturaleza, lo que. jesuíta también del hecho, de que muchos de sus
bordes forman parte de líneas rectas muy largas. (Grabado N° 24). Cada vez, que
una línea atraviesa uno de aquellos sitios bjancos, aparece oscura por el con-
traste. (Grabados Nos. 13 y 15). Puede ser, para eso las líneas hayan sido hechas
de este color intermedio para contrastar a la vez con el ambiente general y es-
tas superficies raras.
Las piedras oscuras, removidas de las superficies, han sido acumuladas
en sus costados, donde, según el ancho de aquellas, forman algunas veces ele-
vaciones casi imperceptibles, otras veces una especie de murallas, que en una
de las pistas más anchas alcanzan un metro de altura. (Grabado N? 14). Por el
efecto de estas acumulaciones de piedras oscuras en los bordes de las pistas, és-
tas aparecen en las fotografías aéreas como si sus contornos hubieran sido re-
forzados con lápiz inegro. (Grabados Nos. 2 y 7) .
UBICACION DE LOS DIBUJOS. '
El área que contiene líneas comprende principalmente la región desde
más al norte de Palpa (pampa de Huayuri) hasta los valles al sur de Nazca,
* E n las fotografías aéreas, los puntos negros dentro de los cauces blancos son arbustos
y huarangos.
8 M A R I A R E I C H E
aunque según informaciones recibidas de varias personas, se han visto espo-
rádicamente en toda la costa del Perú hasta el norte de Chile. Puede cons-
tatarse su existencia hasta el valle denominado Asia*, en algunas quebradas
entre Lima y Chosica y sobre todo en Canto Grande, sobre la existencia de
las últimas había recibido información verbal del ingeniero Kanmacher, quien
las descubrió hace más de veinte años. Canto Grande es el fondo de un valle
pequeño entre la cadena del cerro San Jerónimo y los cerros detrás de Huachi-
pa-Nievería. Este sitio, a quince kilómetros .(il norte de Lima, ha sido un centro
importante de dibujos, que actualmente son muy borrados, excepto un camino
de 20 metros de ancho que se distingue claramente desde el cerro San Jeró-
nimo, y una pista de 50 metros, que está orientada un poco más al sur. hacia
la misma cadena que empieza con el cerro San Cristóbal. En la espalda de ésta,
al lado del camino a Canta existen también algunas líneas. Desde el camino
a Ancón del ómnibus o ferrocarril se pueden ver claramente dos trazos muy.
anchos, uno que señala hacia el camino a la escuela de aviación, otro un poco
más al sur en la quebrada siguiente. En ninguna parte, sin embargo, se en-
cuentran los dibujos tan bien conservados en toda su maravillosa complejidad
como en la región de Palpa y Nazca. Esta se puede dividir en cuatro partes,
cada una llena de dibujos, pero con topografía y paisaje diferentes.
1. A l norte del río de Ingenio entre el Río Grnde y la Sierra (kilómetro
419-439, carretera Panamericana), tenemos un terreno muy accidentado. Que-
bradas de cierta profundidad con pendientes ásperas se han cortado en una
región originalmente plana, dejando una serie de mesetas largas y angostas,
todas de la misma altura, que se extienden desde la Sierra hacia el suroeste;
Cada una de ellas lleva dibujos gigantescos que son conectados entre sí por
líneas rectas que atraviesan las quebradas. La primera de estas mesetas forma
la división entre los valles de los ríos Grande y Palpa-Viscas, (Grabados Nos. 1,
47 y 50), a la siguiente, que es la más importante, se llega subiendo del valle del
rio Viscas a dos kilómetros al sur d Palpa. (Grabados Nos. 7, 12, 17, 19 y 52) .
La tercera meseta lleva el dibujo de una figura humana de 20 metros de
largo desde los pies a la cabeza. (Grab. N*? 4 ) . De estas tres mesetas tenemos foto-
grafías verticales del Servicio Aerofotográfico en escala 1/5,000. Prosiguiendo
hacia el suroeste se llega hasta la cuarta meseta que es la más retirada de la ca-
rretera. En ella se encuentra el extraño dibujo que aparece en la carátula y én las
fotografías, y que fué encontrado por P. Kosok. Con este descubrimiento se dio
el primer paso para el estudio de las figuras, cuya existencia hasta entonces
era desconocida, pues habiéndose una vez observado su conformación en este
ejemplo, era posible identificar otras. Un croquis aproximado de esta figura
s^, encuentra en la publicación mencionada de Horkheimer, quien al ser infor-
mado por P. Kosok, la visitó. El dibujo aquí presentado es ligeramente di-
H. Horkheimer, L a s plazoletas, rayas y figuras prehispánicas en las pampas y crestas
de Río Grande. Revista de la Universidad de Trujillo, 1947.
U B I C A C I O N . D E L O S D I B U J O S 9
ferente del de Horkheimer, siendo ésta su verdadera forma de una regularidad
sorprendente, pues ocurre, que cuanta más exactitud entra en la medición,
mayor regularidad resulta en el dibujo a escala menor. Si algunas figuras
excepcionales demuestran ciertas irregularidades, como p.e.: el pájaro gigantesco
en la pampa de San José, (Grabado 34), se debe esto quizás a dificultades en
su construcción, resuhantes de su tamaiío demasiado grande.
Para llegar a la meseta mencionada, se sigue un trazo recto de nueve me-
tros de ancho, llamado "camino incaico" por los del lugar, el cual después
de cruzar la carretera en el kilómetro 4301/2, viniendo del oeste, sube derecho
por lo que parece un cerrito en la distancia, (Grabs. Nos. 55 y 56), y que siendo
un centro importante de irradiación de líneas rectas, no es nada más que el fin
de la meseta mencionada. El "camino incaico" continúa también al lado opues-
to de la carretera, terminando ein un triángulo, (Grab. N*^ 3 ) , donde existe otro
centro de irradiación de líneas.
Siguen algunas mesetas más, también con líneas, al lado noroeste de la
carretera Panamericana, luego se llega al valle de Ingenio.
2. Después de cruzar este valle, se sube a una vasta planicie, ligeramente
ondulada, cuyo nivel es la continuación del de las mesetas más al norte, con
las que ha formado una sola superficie en tiempos antiguos. Se extiende des-
de el pie de la sierra hasta el río de Nazca en la parte donde éste desemboca
en el río Grande. Esta pampa contiene la mayoría de todos los dibujos. (Graba-
dos Nos. 18, 21 y 23).
Está cubierta de una red de líneas rectas y nmy largas y de un número
grande de pistas de diferentes tamaños, entre las cuales se encuentran las f i -
guras fantásticas en su mayor frecuencia. (Grabados Nos. 25. 26, 32, 34, 36, 38,
41 - 45). La pista principal de esta pampa fué observada y en 1927 por T. M . Me-
jía Xesspe, quien como miembro de una expedición de J. C. Tello fué el primero
que notó la existencia de los trazos rectos, de los cuales encontró varios centros
entre los ríos Ingenio y Copara. La descripción de ellos está en la publicación
anteriormente mencionada. El también señaló lo que deben haber sido figuras,
a las cuales llamó "surcos curvos". Si hubiera tenido tiempo de seguir adelante
en su estudio, se hubiera dado cuenta de las formas fantásticas descritas por
ellos.
3. En contraste con esta pampa extensa y casi plana, cuya uniformidad
es interrumpida sólo en la superficie por algunos pocos cauces antiguos de
riachuelos insignificantes, tenemos entre los kilómetros 447 y 446 de la ca-
rretera y el río de Nazca, una región donde los ríos secos, no teniendo cortado
sus lechos profundamente como en la región sur de Palpa, se han ramificado,
cubriendo casi todo el terreno con sus cauces irregulares y pedregosos 'de color
claro en las fotografías aéreas), para dejar solo fajas angostas y aisladas de
terreno plano y oscuro que podían sei-vir para dibujar. Estas fajas contienen
las "pistas" y algunos dibujos de líneas curvas, conectándose un centro con otro
por líneas largas que atraviesan los lechos de los ríos secos. (Grabado N° 2) .
10 M A R I A R E I C H E
4. A l sur de Nazca tenemos algunas quebradas angostas que llevan dibu-
jos en su fondo en el sitio donde se abren para desembocar al valle. La más
importante está al lado de al carretera a Puquio, a seis kilómetros de Nazca.
(Grabado N° 46). Su plano, como también una fotografía tomada desde el borde
Este de la quebrada y en que aparecen las líneas que la cruzan, se encuentran
en la publicación de Mejía.
Algunas quebradas con dibujos tenemos también al borde del río de I n -
genio, cerca al pueblo del mismo nombre, pudiéndose mencionar además al-
gunos que se encuentran un poco más adentro de la quebrada de Socos, al
norte de Nazca.
5. En los afluentes más meridionales del río Nazca, Mejía encontró va-
rios grupos de líneas. El párroco de Nazca, doctor A. Rossel Castro, * quien
visitó la mayoría de los lugares dibujados, constató la existencia de líneas más
al sur en el kilómetro 492 de la carretera Panamericna, lugar que, según el
citado arqueólogo, constituye el límite sur de los dibujos.
Faltan probablemente muchos lugares todavía en esta enumeración. En los
sitios principales, cada pedazo de terreno plano, tan pequeño que sea, parece
haberse aprovechado para dibujar, siendo difícil de comprender, como, con las
pampas extensas con sus miles de líneas, haya faltado sitio todavía para in-
sertar todo lo que tenía que trazarse. La hipótesis astronómica parece dar una
explicación para eso, como también para muchos otros detalles relacionados
con los dibujos.
FORMA DE LOS DIBUJOS.
En las fotografías y mapas se puede ver que se trata de tres clases de
trazos.
1. Tenemos las líneas largas, absolutamente rectas, que corren en todas
direcciones, irradiando de centros, a los cuales conectan entre si, o formando
grupos de paralelas o casi paralelas, cubriendo las pampas en una densidad
sorprendente.
2. Otras son las pistas, superficies alargadas de forma aproximadamente
trapezoidal y pocas veces triangular, que también parten generalmente de los
centros de irradiación de líneas. Sus bordes son derechos, al igual de las l i -
nas, por lo que el conjunto aparece desde el aire como una serie de dibujos
casi geométricos, trazados con lápiz y regla gigantescas. Por eso se ha usado
la palabra "dibujar" y "dibujos" para los trazos y su ejecución.
3. La tercera forma de dibujos son las figuras formadas por los trazos
curvos. Parecidas a una especie de laberintos, consisten de sólo una línea que
' Líneas Geométricas Prehispánicas de Río Grande Nazca. Por Alberto Rossel Castro,
• pbro., " E l Comercio", 15 de enero de 1947.
VISIBILIDAD D E L O S D I B U J O S 11
da un sinnúmero de vueltas hasta desembocar casi en todos los casos en una
de las pistas grandes.
4. Existe todavía otra clase de figuras que es imposible descubrir desde
el suelo. Un día, al examinar muy de cerca la fotografía vertical 543-13 del
Servicio Aerofotográfico, vi la figura de una especie de divinidad antropomor-
fa con una diadema en la cabeza y rayos sahendo de éste, dibujo, cuya am-
pliación salió con toda claridad. Esta figura ya mencionada como perteneciente
a la tercera meseta, se encuentra en una pendiente de ésta, donde comienza
la bajada norte, de manera que es visible desde el borde de la meseta N° 2, m i -
rando a través de la quebrada profunda que la separa de la meseta 3 a 600
metros de distancia. (Grabado N*? 4 ) . La línea recta que pasa por su lado viene de
un cerrito más al sur, cruza la quebrada y sube por la meseta N"? 2, en la cual si-
gue por unos cien metros. Más a la izquierda comienza una línea doble, que igual-
mente baja a la quebrada para volver a subir la pendiente opuesta, continuando
arriba por doscientos metros más. A l visitar la figura, que es un poco más
de una hora a pie de la ciudad de Palpa, podía constatar, que su cabeza y su
cuerpo consisten de dos superficies claras de maniera de las pistas con las pie-
dras oscuras amontonadas en sus bordes, (Grabado N° 5 ) , la primera siendo ova-
lada tiene aproximadamente seis metros de largo por cinco de ancho, en ella se en-
cuentran dos montículos de piedras negras para los ojos y uno para la boca, la se-
guinda rectangular (Grab. N° 6) que mide más o menos dos por cinco metros, tie-
ne dos montículos de piedras representando el pecho. Las piernas, pies y adorno
de cabeza con sus rayos tienen apariencia de caminos rectos y curvos al igual co-
mo en todos los otros» dibuj os. A l buscar más figuras de la misma clase en las fo-
tografías aéreas, encontré algunas cerca, otras en las dos mesetas anteriores,
(Grab. N° 1), pero menos grandes y pronunciadas. Parece que todas de esta clase
están situadas en pendientes, mientras que las demás figuras pertenecen más bien
al terreno plano.
VISIBILIDAD DE LOS DIBUJOS.
Para apreciar los dibujos, hay que verlos desde arriba, sobre todo las pis-
tas grandes, que a los aviadores les parecen campos de aterrizaje antiguos,
mientras desde el suelo todo lo que se ve de ellas es un trecho limitado de pie-
dras acumuladas y alineadas. La vista no pude abarcar los trazos en su totali-
dad, lo que impide también el reconocimiento de las figuras, de las cuales
a veces es ve nada más que una o dos líneas a la vez. Solo cuando se sube
por la pendiente de los cerros o a los pequeños cerritos al pie de éstos, pue-
den verse las líneas rectas, pistas, y raras veces también una figura. Muchos
centros, de los cuales irradian un gran número de líneas, se encuentran en una
de estas cuestas o cerritos, entonces se presenta desde ellos un aspecto sorpren-
dente y completo del conjunto, con la pampa extensa atravesada por líneas,
algunas gruesas, otras delgadas, que parten en diferentes direcciones, prosi-
12 M A R I A R E I C H E
guiendo absolutamente derechas hasta el lejano horizonte. Existe un cerrito
a 200 metros oeste del kilómetro 449, del cual parten cincuenta líneas, cada
uiia de las cuales, transcurriendo diferentes distancias, conducen a otros centros,
el más lejano de ellos se encuentra en medio de la pampa a siete kilómetros
de distancia (Grabado N'- 16). La existencia de aquel centro importante fué pri-
meramente constatado por P. Kosok en 1941, quien después de haberlo visto des-
de el aire, lo visitó, midiendo la orientación de algunas líneas con brújula, cuya
dirección tomé luego con teodolito, pues son excelentes bases para el levantamien-
to del plano de todas las líneas, en el cual estoy ocupada actualmente. Anterior-
mente Mejía había descubierto un número de estos centros. Para encontrarlos
debe haber recorrido distancias considerables, pues no contaba con información
obtenida desde el aire, sin la cual su conocimiento tenía que limitarse a esta
clase de líneas al pie de puntos de observación elevados. Por eso afirma, que
las líneas y pistas están asociadas a los acueductos antiguos, es decir situadas
en la cercanía de los valles. Ahora que conocemos los dibujos en su totalidad,
por lo menos desde el aire, sabemos que ésta no es regla general. Actualmen-
te es posible avaluar los dibujos en su verdadera naturaleza, ya que primero
pueden estudiarse en las fotografías verticales para luego confrontarse con la
realidad en el campo. En ellas se puede, de una manera general, constatar su
margen de distribución, su tamaño y organización. Sin embargo, para conse-
guir un cuadro completo, es imprescindible visitar a todos los sitios, pues el
gran número de líneas que tienen menos de un metro de ancho, no son apa-
rentes en las vistas aéreas. Solo si son rectas y habiéndose constatado su exis-
tencia previamente en el campo, pueden reconocerse de ellas trechos aislados y
casi imperceptibles por los cuales se puede averiguar hasta donde conducen. Esto
es importante, pues a menudo las líneas más delgadas son a la vez las más
largas, formando la conexión entre dos centros muy distantes. De las figuras
en su mayoría no se puede distinguir nada en las fotografías aéreas pues casi
todas consisten en líneas de meno de un metro de ancho. Estas son, aun en el
mismo lugar, sólo visibles a ciertas horas del día, cuando los rayos del sol,
cayendo muy de costado, producen una ligera sombra de sus bordes impercep-
tiblemente elevados, es decir, media hora después de la salida y media hora
antes de la puesta del sol. En la búsqueda de las figuras había que estarse
temprano en el sitio, pues el sol, conforme va subiendo, imposibilita ver las
pequeñas desigualdades de terreno que forman las líneas, y hubiera sido im-
posible continuar trabajando con ellas para tomar su plano, si no se las
hubiera preparado marcándolas para garantizar su visibilidad más tarde. Esto
se hizo de la manera siguiente:
En la descripción anterior se mencionó, que los trazos están cubiertos de
una capa delgada de guijarros oscuros. Siendo estos sumamente fáciles de dislo-
car, se puede producir una huella blanca en medio de los "senderos" que for-
man las figuras con simplemente caminar en ellos. Más tarde elaboramos un
método mejor que consistía en amarrar una piedra pesada y halarla con una
pita, siguiendo a todas las vueltas que forman la figura. Tenía que procederse
TAMAÑO D E L O S D I B U J O S 13
con mucho cuidado para atenerse estrictamente al dibujo original, sin produ-
cir pisadas fuera de él o marcar lineas equivocadamente. Por partes los trazos
son algo borrados y parece que se pierden. Estos trechos se salvarían, si se
pudiese ver un poco más lejos para distinguir su continuación. Había que verlos
desde un punto elevado. Para lograr eso usamos una escalera de seis pies de
alto, construida especialmente liviana para poder llevarla por largas distancias
a través de la pampa (Grab. N " 30). A esta escalera había que subirse continua-
mente para asegurar el trazo correcto de las huellas blancas. A l mismo tiempo sir-
vió para tomar las fotografías de las figuras, entre las cuales tenemos dos de la
misma figura, uina tomada a las siete de la mañana y la otra a mediodía (Graba-
dos Nos. 32 y 38). Se puede ver al compararlas, como temprano los trazos apare-
cen en su verdadera forma, mientras que más tarde nada más queda visible que
la huella blanca marcada en su centro. Ultimamente me serví de un banquito de
cuatro y medio pies de alto que no podía derribarse tan fácilmente por el viento
como la escalera. Su sombra se ve en la fotografía (Grabado N9 35). Las foto-
grafías 5, 6; 26 y 44 fueron también tomadas desde él. Para algunas de las figu-
ras más grandes y para abarcar mayores extensiones en una sola vista, la esca-
lera o el banquito no eran suficientes. Para eso me serví de otra de cuatro me-
tros de alto que fué apoyada en un camión de la muinicipalidad de Nazca (Gra-
bado N° 31). Las vistas tomadas desde ella son Nos 22, 41 y 56. No se podían
tomar muchas de las figuras de este modo, pues hubiera tenido que cruzarse la
pampa con el camión, siendo muy necesario que se evite todo tránsito fuera de
los recorridos acostumbrados para no dejar huellas que borrarían a los trazos
antiguos.
TAMAÑO DE LOS DIBUJOS
Siendo los trazos antiguos tan superficiales, hechos con una técnica relati-
vamente sencilla, si tomamos en consideración su tamaño, tenemos que admi-
rar la intensidad de la labor empleada en ellos. De cientos de hectáreas se ha
removido toda la capa superficial para producir las pistas grandes. La más
grande de todas se encuentra en la primera meseta al sur de Palpa. Con un
ancho medio de cincuenta metros, tiene un largo aproximadamente de 1.700
metros. Aparte de esta, y una de que habla Mejía de casi 2.000 metros, no co-
nozco otra tan larga, pareciendo esta medida ser su límite superior. Otras muy
grandes, que teniendo 700 a 800 metros de largo, son más anchas que las anterio-
res, se encuentran en diferentes partes. En el mapa. Grabado N'? 58, tenemos tres
pistas, que tienen cada una un largo de 550 metros. Casi exactamente la mis-
ma medida tiene la pista en el camino a Puquio, Grabado N° 46, además se pue-
den ver en las vistas aéreas, otras de aproximadamente el mismo largo. (Aunque
las fotografías verticales no pueden tener una escala exacta, pueden servir para
estimar medidas hasta 10% de exactitud. Y si en un sitio se han tomado un par
de medidas de largo en el campo, pueden obtenerse dimensiones exactas alrede-
dor de él en las vistas verticales, salvo que el terreno sea muy inclinado). Hay
14 M A R I A R E I C H E
que averiguar, si acaso también algunas de las cuatro pistas estimadas por Me-
jía en 400 mts., dos en más de 400 mts. y 500 mts. tienen la misma medida
de 550 mts.
En el Grabado N " 58, se pueden ver dos pistas de un ancho de 60 y 61.50
mts., respectivamente; a diecinueve kilómetros de éstas encontré casi exactamente
la misma medida en la pista que cruza la carretera Panamericana en el kilóme-
tro 447, Grabado N° 21. Otra igualdad entre medidas hallé en las dos pistas más
anchas al oeste de la quebrada. Grabado N° 58, las que tienen ambas un ancho
de 50 metros.
Así como el largo de las pistas parece tener un limite superior definido,
también se presenta un límite superior en su ancho. Esta medida, que está casi
absolutamente asegurada, es de 105 metros, la que encontré en muchas pistas.
Igual medida parece tener la más ancha de las encontradas por Mejía, a la cual
estimó en 100 metros. Horkheimer menciona la pista más grande en el kilóme-
tro 446, como teniendo 145 metros de ancho, una mirada a la fotografía aérea
basta para ver de que se trata aquí de dos pistas superpuestas, la más ancha de
las cuales tiene 105 metros como las demás.
La existencia aparente de tamaños standard sugiere una unidad de medi-
da. La búsqueda de ésta ha sido infructuosa hasta ahora, y es difícil de imagi-
narse como puede haber existido tal en estos tiempos, en vista de que sólo re-
cién nuestros científicos se han puesto de acuerdo sobre ella, guardándola cui-
dadosamente en las bóvedas de sus instituciones. La definición de medidas de
largo, siempre se hizo de una manera aproximada con el cuerpo humano y sus
movimientos y así debe haber sido también con los constructores de las líneas.
Sin embargo, existen entre sus medidas, al lado de una variedad irregular, si-
militudes sugestivas que no se explican fácilmente. Como ejemplo presenta-
ré los anchos de las líneas de dos grupos de casi paralelas, cada uno consis-
tiendo de once trazos rectos, con una distancia de un kilómetro entre los dos.
0.97* 0.97"
1.08" 0.97"
1.08* 0.97"
1.08" 1.01
1.08" 1.02
1.20 1.08"
1.60 1.08"
2.00 1.52
2.20 1.53
2.20 y dos inseguras
2.40 (borradas)
Es sorprendente la igualdad entre algunas de las medidas a pesar de irregu-
laridades en los trazos, debidas a antigüedad o imperfección natural en la cons-
TAMAÑO D E L O S D I B U J O S 15
trucción y vale la pena estudiarse eso. Todavía no se han tomado muchas me-
didas, requeriendo las orientaciones m i primera atención. Sin embargo es se-
guro, que así como hay un límite superior en el ancho de los trazos, existe tam-
bién un límite inferior. Las líneas más angostas parecen tener todas un ancho
de 40 centímetros, luego viene la próxima categoría de 80, a la que sigue el
grupo arriba mencionado. El largo de las líneas rectas parece variar entre me-
dio y más de ocho kilómetros. El trazo encontrado por Mejía en la pampa de
Huayuri, que tiene más de 40 kilómetros de largo, es un caso excepcional que
no entra acaso en la categoría de dibujos, siendo probablemente un camino ver-
dadero. Entre las pistas, existen algunas muy pequeñas de pocos metros de
ancho y largo, otras largas y muy angostas, que comenzando con un ancho de
1.50 metros se ensanchan en un recorrido de 1/4 a 1/2 kilómetros, hasta dos me-
tros. El mayor de los trazos con lados paralelos es de seis metros, más allá to-
das son pistas, dándoles su definición de trazos con lados convergentes.
Los ángulos entre los dos lados de las pistas son generalmente pequeños,
en su mayoría entre 1° y 41/2° El máximum absoluto de apertura podemos ver
en el Grabado N° 21 en la pista corta, que parte del centro principal de líneas en
dirección oeste. Un lado de ella, tiene una amplitud de 0.55940'N., el otro
0. 08905' S, de manera que se incluye un ángulo total de 13940'. Este es un caso
excepcional. Excepcionales también son las dos pistas de once grados de aper-
tura, una de las cuales se encuentra a cuatro kilómetros oeste del kilómetro 446,
la otra se puede ver en la fotografía oblicua. Grabado N9 2. H . Horkheimer ha
presentado un croquis de los diferentes tipos de pistas, pero estas deben ser sus
formas como se ven desde el avión en la perspectiva, pues los ángulos entre sus
dos lados son demasiado grandes, incluyendo hasta 30 grados. En cambio los
planos hechos por Mejía demuestran sus formas típicas muy alargadas y lige-
ramente irregulares. No existen los trapecios ni rectángulos exactos anotados
por Horkheimer. La pista que más se aproxima a un rectángulo, que es la del kiló-
metro 446, tiene una variación considerable en las orientaciones de sus bordes
extremos, y al examinar a sus dos lados más largos, resulta que no son parale-
los tampoco, sino orientados ambos hacia el mismo hito de piedras arriba en la
línea del horizonte, al que v i con el telescopio del teodolito, mientras m i ayu-
dante, quien como muchos campesinos de la costa y también la sierra peruana,
tiene vista telescópica, lo vio con el ojo desnudo. Creo haber visto otras orien-
taciones de trazos hacia hitos de piedra como éste, siendo esto quizás un de-
talle significativo y que debe de estudiarse.
El tamaño de las figuras varía con el ancho del sendero que las forma y
las distancias que deja entre sus trechos. Las más pequeñas de pocos metros de
diámetro están formados por senderos angostos de 40 centímetros de ancho,
(Grab. N9 36), mientras que en algunas de las más grandes de 100 metros, los
trazos curvos que las forman son casi del ancho de una carretera. (Grabados Nos.
44 y 45). Entre estos dos tamaños hay una gran variedad. También en las figuras
encontramos la repetición frecuente de ciertas medidas. El ejemplo más destacado
1 6 ' M A R I A R E I C H E
lo encontramos en cuatro figuras con 17 kilómetros de distancia entre ellas, que
todas tienen un diámetro más largo de 38 metros. Teniendo esta medida, empecé
a buscar múltiples y encontré cierto número de trazos y figuras de 76 metros de
largo. También existen muchos ejemplos de trechos o diámetros parciales con es-
tas medidas, como por ejemplo, en la araña, cuya extensión desde los pies a la
cabeza es de 38 metros. Sin embargo estos pueden ser una casualidad. Espero
muy pronto poder obtener más datos de medidas, puesto que los indicios seña-
lan una posibilidad de llegar a cierto resuhado.
E L PROBLEMA DE LA REPRODUCCION
DE LAS FIGURAS.
Mientras que el tamaño gigantesco de las pistas y caminos anchos, revela
los esfuerzos de los pueblos antiguos cuantitativamente, la ejecución de las figu-
ras son el testimonio de la alta calidad de sus métodos técnicos con que han lo-
grado la solución sumamente difícil del problema de la transferencia de las f i -
guras desde un modelo, que de todos modos debe haber existido hacia una
escala por lo menos cien veces más grande. Uno se pregunta, cómo los antiguos
han proyectado estas configuraciones tan complicadas con tanta precisión en
el suelo de la pampa, donde sólo se puede ver de ellas una o dos líneas a Ja
vez. Es imposible pasar por alto conclusiones sobre la capacidad mental de sus
autores. Me refiero no solamente a los conocimientos técnicos, necesarios para-
la reproducción de direcciones y medidas exactas en escala grande, sino tam-
bién al hecho de que, como los psicólogos nos aseguran, la facultad de recono-
cer una configuración conocida en una escala diferente, demuestra cierto poder
de abstracción que es ausente en las mentes más primitivas.
Las dificultades que deben haberse vencido en la construcción de las figu-
ras, se realizan plenamente al efectuarse su medición. Aún con el mejor método,
en que se usa una mira de bolsillo y teodolito, tomando distancia y dirección a
la vez de los puntos extremos y de las esquinas desde un punto central, se em-
plean muchas horas en una sola figura. En la mayoría de las figuras medidas,
teniendo a m i disposición nada más que brújula y cadena de agricultor, faltan-
do además la colaboración de un ayudante, se empleó entre uno y tres días en
una sola figura para lograr su fiel reproducción. Conforme se iba confeccio-
nando el plano de ellas, se reveló su verdadera forma. Por ejemplo la figura
del pescado. (Grabado 33), pareció al principio nada más que uno de los fre-
cuentes grupos de líneas casi paralelas y no provocó mucho a medírselo. La sor-
presa fué grande al terminar su plano.
En vista de todo esto, es difícil imaginarse cómo la gente de estos tiempos,
con sus implementos rudimentarios pudo haber producido obras de tanta com-
plejidad técnica. Cualidades considerables de perseverancia e inteligencia de-
ben haber entrado en la solución de este problema tan difícil que es la repro-
ducción de formas de animales y divinidades en proporción exacta por medio
D E T A L L E S C A R A C T E R I S T I C O S D E L O S D I B U J O S 17
de senderos tortuosos. Algunos rastros de su procedimiento se encuentran en
filas de piedras alineadas casi imperceptibles que atraviesan las figuras y que
deben haber sido líneas auxiliares. (Grab. 38). Todavía no he tenido tiempo
para estudiarlas, pero sería muy interesante hacerlo. En la fotografía de la pista
del camino a Puquio, (Grab. N"? 4 6 ) , se puede ver en la espiral, una línea que
la atíaviesa y que aparentemente no ha tenido otra finalidad que la de marcar su
eje. Porque éste había de tener su orientación especial que es diferente a la del
borde de la pista, es otro hecho que posiblemente tiene un significado especial.
Si se estudian las formas de las diferentes figuras, se nota que en ninguna
parte tienen esquinas agudas. Se puede establecer una hipótesis sobre el método
de la transferencia de su forma desde el modelo, que puede haber sido una f i -
gura en alfarería o tela. Quizás se colocó una pita sobre sus líneas, marcán-
dose en secciones que luego se transferían en proporción a una soga muchas
veces más larga, que así preparada se puso en el suelo de la pampa. Cada vez
que; se llegó a una esquina, debía haberse colocado el modelo en el suelo para
obtener los ángulos aproximadamente. Si este u otro hubiera sido el método
de trazar las figuras, y no creo que los antiguos hubiesen empleado una ma-
nera diferente, debe haber existido un sistema elaborado para llevar a cabo
obra tan compHcada.
ALGUNOS DETALLES CARACTERISTICOS DE LOS
DIBUJOS Y OTRAS FORMAS ASOCIADAS A ELLOS.
En las fotografías aéreas y los mapas, se puede observar la infinidad de
líneas rectas con sus centros de irradiación distribuidos por las pampas. Estos
centros no consisten exactamente de un punto, sino de un área limitada del que
salen las líneas en varias direcciones. Son a veces un cerrito, en la falda del
cual suben las líneas hasta arriba, a veces montículos artificiales de hasta cien
metros de diámetro, otros más pequeños al final o al borde de las pistas gran-
des. Las líneas anchas y angostas terminan a menudo en un triángulo o trape-
zoide que a su vez forma el punto de partida de un número de líneas. De ma-
nera que cfl los centros tenemos generalmente algunos triángulos o trapezoi-
des con su punta o lado más angosto, otros con su base o lado más ancho, to-
cando el área de irradiación. (Grabados Nos. 21 y 23). Las líneas rectas son a ve-
ces ligeramente quebradas, siguiendo por muchos kilómetros y después de for-
mar un ángulo imperceptible, siguen otra vez absolutamente derechas. También
encontramos un desvío en uno de los bordes de la mayoría de las pistas, que en
su parte final sufre un pequeño cambio en su orientación, o a veces se interrumpe
para volver a comenzar más adentro o más afuera, mientras que siempre hay un
lado que prosigue absolutamente derecho hasta su término.
Las formas más conspicuas de dibujos se encuentran siempre alrededor de
las pistas más grandes. Aparte de los centros de irradiación en sus bordes y su
fin, tenemos las líneas que, acabando de formar una figura, desembocan en
18 M A R I A R E I C H E
ellas. Además encontramos en su mayoría líneas anchas en forma de zigzag
que están superpuestas a ellas. Del terminal más ancho de una pista parte casi
siempre un número de líneas casi paralelas que siguen más o menos en la mis-
ma dirección de la pista, en algunos casos con una orientación igual o en medio
de la de sus bordes, en otros ligeramente divergente de ellos. Generalmente
se trata de pares de líneas que están unidos en sus extremos por trechos trans-
versales. En los sitios en que las pistas son atravesadas por líneas o donde par-
ten líneas de sus bordes, éstos se abren, dejando una entrada en la especie de
muralla formada por ellos. A l lado de las pistas se encuentran otros grupos
de pares de líneas casi paralelas entre sí y a aquellas. Un ejemplo muy raro e
interesante es la pista inmediata al kilómetro 447 hacia el sur. Todo lo que se en-
cuentra en este sitio es una sola línea. Ella parte de la pista más grande casi rec-
tangular, forma la figura al lado de la carretera, saliendo de ella hace un recorri-
do largo que se ve en el Grab. N'? 21 y después de haber dado una vuelta alrededor
de la otra pista triangular desemboca en ella. Es muy interesante eso, pero
desespera el no saber el por qué.
Muchos de los detalles mencionados han sido anotados en los dibujos de
Mejía, donde se ven los centros de irradiación en cerritos, faldas o en el
lado de una pista, las cuales en vez de consistir en un punto definido, abarcan
un área limitada, y también las líneas casi paralelas al lado de las pistas y las
líneas en forma de zigzag. Felizmente su estudio es ahora más fácil que en
aquellos tiempos en que se carecía de las vistas aéreas.
En muchos sitios se ha dibujado una cosa encima de la otra, de donde re-
sulta una infinidad de dibujos, pistas y figuras que se cruzan y entrelazan, for-
mando un conjunto embrollado de una complejidad intrincada. Los demás de-
talles de su configuración se pueden ver en las fotografías, seguir en su descrip-
ción sería interesante sólo si al mismo tiempo se pudiese ofrecer una interpre-
tación . Es de esperar que un día esto sea posible.
Un detalle, que puede tener importancia para la interpretación de las lí-
neas, es la existencia de montículos de piedras, algunos más grandes, otros pe-
queños. (Grabs. Nos. 12, 19 y 20). Los más grandes se encuentran en las pistas
mayores. Cada una tiene uno o dos en sus extremos, a veces también al medio. Es-
tos alcanzan hasta tres metros de diámetro y un metro de alto. Muchas veces ellos
forman el punto de partida de varias líneas. A veces tenemos en lugar de un
montículo de piedras un círculo de piedras grandes, (Grab. N"? 3 5 ) ; otra clase son
los medios círculos, (Grab. N? 22), que son muy frecuentes y que son siempre re-
llenos de arena quizás traída por el viento. Montículos pequeños de 40 a 60 centí-
metros de diámetro encontramos a veces formando los bordes de pistas, en la ma-
yoría de los casos ellos están agrupados dentro de áreas a veces irregulares a veces
limitadas por líneas rectas, que contienen desde siete hasta miles de estos mon-
tículos. En el artículo de A. Rossel Castro, se menciona uno de estos grupos
de millares de montículos que se encuentran entre Cahuachi y el kilómetro 455
de la carretera Panamericana. En las líneas quebradas se encuentra casi siem-
L A S E S P I R A L E S 19
pre un montículo en cada codo, como ya fué observado por Mejía en la pista
del camino a Puquio. A. Rossel Castro excavó en ellos, encontrando "en cada
uno nichos o huecos tubulares de veinte centímetros de diámetro, tapiados con
hormigón y piedras y que contenían arcilla con fragmentos de huesos de anima-
les tal vez domésticos o montaraces". En los demás sitios de montículos, el men-
cionado arqueólogo, no encontró nada dentro de ellos. Es muy probable que
hayan sido medios para contar algo, un registro de movimientos demográficos,
una cuenta del transcurso del tiempo o un registro de provisiones.
LAS ESPIRALES
• Los dibujos de las figuras presentadas aquí pueden hablar por sí mismas,
ofreciéndose a los arqueólogos para su análisis. Solamente las espirales, las cua-
les se encuentran por todas partes, serán tratadas brevemente. Existen dos cla-
ses de ellas, una completamente circular y otra con dos lados opuestos parale-
los. Hasta ahora he visto quince de ellas, una en el camino a Puquio, una en
la quebrada de Socos, siete en la pampa de San José, cuatro en la meseta sur
y dos en la meseta norte de Palpa. Su tamaño es de una variedad muy grande,
entre tres y setentaiséis metros en su diámetro mayor. El número de sus vueltas
varía entre cuatro y más de diez. Se escuentran dibujadas al lado de las pistas
grandes, muchas veces con una parte superpuesta a aquella.
Espirales de esta clase se han encontrado en otras partes del mundo anti-
guo . Una que consiste en tres vueltas, formando la cola de una serpiente, se
encuentra entre los famosos "mounds" de Ohio, que son figuras inmensas he-
chas de una especie de muralla de tierra, y comprenden pájaros, una araña y
figuras humanas, igualmente como en Nazca, con la única diferencia de que su
construcción tenía que ser adaptada a un clima muy diferente. A l otro extre-
mo del continente tenemos un ejemplo de la misma clase de serpiente con cola
enrollada entre las litografías de la sierra de Argentina. (Provincia de Córdoba,
Handbook of Southamerican Indians, Píate 1.51) .
Si la espiral en el camino a Puquio es también la cola de una serpiente, la
pista ancha, muy estilizada podría ser una cabeza alargada, aunque esto no es
seguro. En cambio la espiral cerca al kilómetro 446, se puede reconocer fácil-
mente como la cola de una serpiente de tres cabezas. (Grab. N'? 4,5 I . Los caminos
que la forman son de tres metros de ancho, mientras que su diámetro es de casi
300 metros. Una litografía de la cabeza de una serpiente que contenía además
una cabeza de trofeo se encontró en una pista. Era grabada en una piedra de 40
centímetros de alto que estaba parada en medio del final de aquella. Cuando v i -
no el profesor Kosok en 1947, la encontramos boca abajo con señales de hua-
queros alrededor. Por eso la llevamos con la ayuda de la municipalidad al mu-
seo de Nazca.
En los jeroglíficos de Egipto, la espiral representaba el número 100.
También se encontró como elemento básico en los maravillosamente complica-
20 MARIA R E I C H E
dos ornamentos de la necrópolis de Tebas. En ambos casos, los arqueólogos la
han considerado como la representación de una soga de medir enrollada. Qui-
zás se pueda dar la misma interpretación a las espirales en las pampas, puesto
que todo indica que se ha trabajado con medidas, que a escalas tan grandes no
podían haber sido otra cosa que sogas largas que se emplearon en la produc-
ción de medidas prescritas para pistas y caminos como también para la ejecu-
ción de las figuras.
LA FINALIDAD DE LAS LINEAS SE
EXPLICA EN Sü ORIENTACION
No puede caber duda, de que el esfuerzo empleado en una obra tan ex-
tensa y tan detallada, debe haber tenido una finalidad definida. ¿Para qué se
encuentran los trazos en un número tan grande y con qué puede explicarse
la existencia de las grandes pistas y las agrupaciones de líneas casi paralelas?
¿Será posible, que tuvieran que trazarse siempre nuevas líneas porque las an-
tiguas hayan perdido su utilidad? El cuadro que ofrecen las fotografías aéreas
señala esta posibilidad, dando un aspecto como si se hubieran efectuado re-
petidas correcciones en la orientación de las líneas y pistas, que fué sometida a
continuos reajustes.
La impresión obtenida de las vistas aéreas de la importancia que fué dada
por los constructores de los trazos a sus orientaciones, tiene su afirmación en
algunas observaciones en el campo. En el Grab. N*? 61, se han anotado algunos
ejemplos de una conformación observada en un gran número de líneas o bor-
des de pistas. La manera como estas señalan hacia un corte en el horizonte,
ocurre con demasiada frecuencia para ser una casualidad. Casos muy particu-
lares son los ejemplos c y d, pues la coincidencia exacta de un corte en
una cadena de cerros más cercana con una línea de horizonte más lejana, son
una rara ocurrencia que se destruye con sólo dar algunos pasos adelante o
atrás. En la ejecución de estos*ítrazos la consideración de este punto especial
debe haber determinado no sólo su orientación sino también la ubicación exac-
ta de su punto final. Otra observación a este respecto, que tiene que afirmarse
todavía en un estudio futuro, es la que ya mencionamos de trazos dirigidos
había hitos de piedra apenas visibles arriba en la línea del horizonte.
La orientación de los trazos abarca prácticamente todas las direcciones
posibles, como se puede ver en el Grab. N° 60. A l mismo tiempo vemos algu-
nas que ocurren con más frecuencia, las cuales tienen a la vez una distribución
más diseminada. Una dirección que está representada en casi todos los sitios
con líneas por un ejemplo al menos, encontrándose en otros en un número ma-
yor en pistas y líneas paralelas, ocurre dentro de un margen de variación entre
norte 68915' este y norte 70910' este. Empezando al sur mencionamos una de
las transversales de la pista en el camino a Puquio, que tiene esta dirección,
luego en el plano (Grab. N9 58), la línea (o mejor dicho pista, por ser sus lados
L A F I N A L I D A D D E L A S L I N E A S 21
ligeramente convergentes), que cruza la quebrada más ancha, partiendo del cerri-
to, centro principal de líneas, de 14 metros de alto. En los" Grabs. Nos. 18 y 16,
encontramos nuestra dirección representada en un gran número de ejemplos. Pri-
meramente tenemos la pista más grande, con sus dos lados, la línea ancha en
su final y el grupo de angostas, que parten de su lado opuesto, que se notan
débilmente en la fotografía ampliada, Grab. N"? 23. En ella se pueden distinguir al-
gunas de un grupo de once casi paralelas a ciento cincuenta metros norte de la
pista grande, que son las mencionadas anteriormente al tratar de las medidas.
Otra vez en la fotografía, Grab. N*? 18, tenemos en ella dos ejemplos más, uno
es un triángulo, cuyo principio se ve en su borde superior en el " 9 " de la fecha
en la esquina superior izquierda. El borde de este, que tiene la huella de un carro
en su lado, tiene la dirección mencionada y también un lado de la pista grande a
la derecha de la palabra "metros" de la escala. Ahora pasamos a 16 kilómetros
más al norte, a la meseta con la figura de la carátula. En ella nuestra dirección
está representada en tres pistas grandes por uno de sus bordes, una es la que tie-
ne la figura, las otras dos siguen a algunos kilómetros más al este. En la meseta
que sigue, tenemos una que aparece en el lado izquierdo de la fotografía, gra-
bado N9 2, cruzando el principio de la línea doble. La siguiente meseta del gra-
bado N"? 17, tiene una línea con la misma dirección y que se puede ver partien-
do del final de una pista encima del número 400 de la escala.
De manera que tenemos la misma orientación dentro de un margen de dos
grados en tres líneas largas, dos grupos de casi paralelas de 7 y 11 líneas, res-
pectivamente, dos trazos largos parecidos a pistas y seis pistas grandes, todo
eso distribuido sobre una extensióri de más de cuarenta kilómetros. No pu-
diendo eso ser una casualidad, tenemos en este hecho otra evidencia de que
la orientación de los trazos ha sido observada en su construcción, lo que quiere
decir que sus autores han tenido una idea de lo que es una dirección determi-
nada. ¿Qué cosa es "dirección" para nosotros? El hombre en una región des-
conocida se orienta aproximadamente con la puesta o salida del sol, el explora-
dor usa la brújula y el topógrafo orienta su plano usando las posiciones de las
estrellas o de la luna. El concepto de dirección sólo puede derivarse de la aguja
magnética o de una observación astronómica. Por eso los antiguos, al decidir
sobre la orientación de sus trazos deben haber escogido cierto astro, o bien su
puesta o salida, para definirla. De otra manera no puede explicarse aquel
paralelismo encontrado sobre largas distancias. Este astro puede haberse ado-
rado como divinidad, la que quería señalarse y cuyo adoratorio, se construyó
con la orientación respectiva, la cual se consideraba como sagrada. Sin embar-
go sería difícil imaginarse como este inmenso complejo puede haber sido tra-
zado para servir como adoratorio. La única explicación parece ser la de Kosok,
quien considera que los dibujos hayan sido hechos con la finalidad de observar
los astros en sus puntos de salida o puesta bajo la necesidad de obtenerse una
división del tiempo, que permitía reconocer y predecir las estaciones para las
M A R I A R E I C H E
diversas tareas agrícolas y para guardar ciertas fechas de fiestas y ceremo-
nias.
La manera de conocer determinadas fechas por medio de las estrellas es
la siguiente: Las puestas y salidas de las diferentes estrellas se efectúan a
veces durante el día, siendo invisibles para nosotros, otras veces pueden verse
durante la noche. El momento de salida o puesta de una estrella hace el re-
corrido por todas las 24 horas para volver a acontecer a la misma hora des-
pués de un año. Durante este proceso se pasa de la parte del día con in-
visibilidad de estrellas a la que tiene visibilidad, de manera que en cierto
día se puede por primera vez observar a una estrella en su salida en la ma-
drugada después de haber sido invisible este acontecimiento por varios meses.
Observar este día era para los pueblos antiguos lo que es para nosotros sacar
una hoja del calendario, como se ha comprobado por medio de la medición
de muchos monumentos prehistóricos.
Como su hora, así también el sitio de las salidas y puestas de las es-
trellas, está sujeto a un cambio, solo que para hacerse aparente esta variación,
se necesitan decenas de años. De manera que podemos imaginarnos que, ha-
biéndose construido un trazo para marcar p.e. el fin de noviembre, en que
se esperaba la venida del agua en el río, este con el paso del tiempo perdió
su utilidad, es decir cuando la estrella, cuya primera aparición en el horizonte
matutino cayó en esta fecha, había avanzado en su punto de salida hasta dejar
de coincidir con la orientación del trazo en el suelo. Entonces se hizo otro
al lado del primero y luego otro más, conforme se desenvolvió el astro, y esto
puede ser la razón de que tenemos la impresión del conjunto de los trazos mis-
teriosos como si se tratara de una cosa revisada y corregida muchas veces por
sus autores. Sobre todo, la existencia de los grupos de líneas casi paralelas
parece respaldar esta hipótesis, sin embargo ellas representarían cierta discon-
tinuidad, mientras que el cambio en la orientación ha sido continuo. Para
esto se presentan muy convenientes las pistas grandes. Creo que existe la
posibilidad de que ellas hayan sido formadas empezándose con una sola línea,
la cual con el tiempo se convertía en pista en el proceso de avanzar uno de sus
bordes en continua adaptación al cambio de la estrella en su punto de salida. Eso
continuaba hasta que se llegó a lo que sus constructores consideraban el ancho
límite de una pista o quizás porque al continuar en sus ensanchamiento se
interfería con otros dibujos existentes a su lado o quizás también porque la
primera aparición de la estrella respectiva en el transcurso de los siglos se
había alejado demasiado de la fecha que necesitaba señalarse, teniendo que
escogerse otra estrella para el mismo f i n . En el caso de que en un estudio
futuro llegue a verificarse esta hipótesis sobre el origen de las pistas, tenemos
que aceptar intervalos de hasta 1000 años para la formación de algunas de
ellas en concordancia con la diferencia de orientación entre sus dos bordes.
Para estar absolutamente seguros de tener sus direcciones bien marcadas
se hacían los trazos a esta escala gigantesca. Y no solamente eso, parece que
L A F I N A L I D A D D E L A S L I N E A S 23
quería alcanzarse una exactitud absoluta al escoger las incisiones bien mar-
cadas en el horizonte hacia donde se orientaba el trazo. Careciéndose de una
escala de graduación, necesaria para observaciones exactas, el horizonte podía
usarse de la manera siguiente: A l salir la estrella, el observador trasladaba su
posición hacia la izquierda o derecha hasta encontrar un sitio, desde donde se
veía a la estrella saliendo exactamente en una incisión en el horizonte. Estable-
cer ésto, significaba la solución del problema como retener la dirección ob-
servada en la oscuridad para poder marcarla en el suelo durante el día. Na-
turalmente después de un tiempo este corte ya no servía, sino como punto de
referencia.
Muchos detalles pueden observarse en los trazos que están en completa
concordancia con esta hipótesis, dando a ésta un grado considerable de vero-
similitud. Un ejemplo excepcionalmente ilustrativo tenemos en la famosa pista
del camino a Puquio. Analizando a ella bajo la suposición del acierto de
nuestra teoría, llegamos al siguiente resultado todavía hipotético: Tomando el
caso, de que la pista señalaba un astro en el horizonte, podemos asumir, que
ha sido el horizonte norte, pues una incisión en él coincide con la- orientación
de un borde de la pista. Tomándose la dirección de los lados con teodolito,
resultó que entre los años 500 A . C . y 1500 A . D . las únicas estrellas señaladas
por la pista pueden haber sido cuatro estrellas de Osa Mayor, las cuales entre
los años 00 y 710 (los años sólo se han considerado por decenios, más exactitud
sería sin sentido) sucesivamente tenían su puesta en dirección de la pista. No
sabemos todavía, cual de ellas haya sido la que sirvió para orientar a las pis-
tas, sabiéndose solamente que cada una de ellas entró dentro del margen de
su orientación por el lado que está dirigido hacia el corte en el horizonte, para
pasarse al otro lado dentro de 200 y 300 años, respectivamente. Esto significa
una perfecta concordancia con nuestra hipótesis sobre el origen de las pistas,
pues podría suponerse que se ha empezado con la observación del punto de
ocaso de la estrella con ayuda de esta incisión en el horizonte, hacia la que
fué orientada una línea, la cual más luego tenía que ensancharse para formar
la pista.
Aunque no entraré más detalladamente en observaciones astronómicas,
reservando las investigaciones hechas al respecto para una publicación siguien-
te, no puedo dejar de mencionar un ejemplo, el cual, una vez que el material
acumulado esté suficiente para dar un respaldo amplio a la hipótesis, propor-
cionará una información muy vaHosa. Se trata de la pista en el lado Este del
mapa, Grab. N"? 58, la que comienza al pie de los cerros. En realidad sube un: po-
co por la pendiente, como se ve en la fotografía, Grab. N*? 54, de su final. La
misma cadena de cerros forma la línea del horizonte, teniendo dos cortes que co-
rresponden exactamente a los dos lados de la pista (Grab. N. 61a), lo que implica
que haya sido construida con vista al norte. Después de medir y analizar su
orientación, se llegó al siguiente resultado: Entre 500 A . C . y 1500 A . D . , nada
más que una sola estrella se ha visto en esta dirección, lo que ocurrió entre
24 M A R I A R E I C H E
los años 500 y 780. intervalo en que otra estrella de Osa Mayor, distinta a las
cuatro anteriormente mencionadas, tuvo su ocaso entre estos dos puntos, el cual
señaló el fin de noviembre. Su construcción con vista a esta fecha, importante
para la agricultura por coincidir más o menos con la vertida del agua en el
río, se confirma en el hecho de la cercanía al valle del lugar de observación
definido por el fin de la pista. Existe la coincidencia cronológica de esta pista
con la anterior, si asumimos que en ella se haya observado la estrella más
grande entre las cuatro que entran en consideración, en tal caso el trazo per-
tenecería al intervalo entre los años 490 y 710.
Siendos estas direcciones cercanas al meridiano relativamente fáciles a
analizar, tenemos dificukad en la' interpretación astronómica de trazos orienta-
dos alrededor de los puntos este y oeste. Estas partes del horizonte se en-
cuentran ocupadas por una estrella importante tras la otra en el curso de los
siglos, siendo difícil decidir a qué siglo o estrella podía corresponder un trazo
determinado. Además tiene que considerarse la posibilidad de que se hayan
incluido en la observación los otros astros, el sol, la luna y los planetas, cuyos
ortos y ocasos caen todos en la cercanía de los puntos este y oeste. Por ejem-
plo, la pista más grande de la fotografía 18, puede haber señalado las plé-
yades justamente en el mismo intervalo de tiempo que parece poderse presumir
para las dos pistas anteriores, entre los años 500 y 700 A . D . Pero también
puede haberse construido para el estudio de cierto detalle en el curso de la
luna, la estrella principal de Escorpión o una estrella de la constelación Ge-
m i n i . El estudio futuro puede quizás aclarar eso. Sin embargo, en primer tér-
mino deben estudiarse aquellas direcciones, que pueden dar resultados más
seguros, es decir trazos con orientación más cercana al meridiano, por cuyos
puntos correspondientes en el horizonte ha pasado solo un número limitado
de estrellas en el curso de los siglos.
Un detalle interesante es la existencia de líneas muy aproximadas al me-
ridiano. En la fotografía ampliada 23, se puede ver a dos de éstas, una que
sale del centro importante al lado de la carretera, a cuya continuación abso-
lutamente recta se puede seguir a través de las fotografías aéreas por una
distancia de quizás quince kilómetros, hasta casi llegar al río de Nazca. La otra
se encuentra a 640 metros más al oeste. Ambas divergen en menos de 3/4 gra-
do de la línea norte-sur. En un centro importante a dos kilómetros este de la
pista de la fotografía N° 2, tenemos una línea de sólo 25'8 de divergencia del
meridiano, la que tiene un largo de casi 10 kilómetros. En la meseta N'? 2,
existen dos de estas líneas, una es visible en la fotografía N? 7, a cien metros
oeste del camino blanco que se nota señalando hacia el N? 1000 de la escala
adjunta, la que parte de la pista ancha teniendo un largo de más o menos
80 metros.
La existencia de estas líneas norte-sur, cuya orientación, sin duda, ha sido
producida intencionalmente, es otro factor en favor de la hipótesis astronómica.
La única manera de producir dicha orientación es por medios astronómicos te-
L O S D I B U J O S E N P E L I G R O D E D E S T R U C C I O N 25
niendo su explicación astronómica la misma divergenca del meridiano exacto, co-
mo puede apreciarse en el cuadro, Grabado 59. La definición exacta
de los puntos norte y sur no podía encontrarse en un país como éste, don-
de por la gran diferencia entre la elevación del horizonte este y oeste,
no hay simetría con el meridiano de los puntos de puesta y salida de un astro.
Esto puede haber sido la razón, porque el desarrollo de la astronomía no
puede haber llevado a conocimientos geométricos, como sabemos que ocurrió
en otros países, donde un horizonte más uniforme permitió el desarrollo del
concepto de simetría por medio de la coordinación de los puntos de orto y
ocaso de un astro, lo que ocurrió en Egipto, donde el concepto así desarrollado
de la simetría fué el origen de su geometría a la vez que del arte de ornamen-
tación mediterránea con su interesante y elaborada simetría de ejes múltiples.
En el mapa (Grab. 58), se encuentra una línea que es solo medio grado
divergiendo de la dirección este-oeste, la cual puede haber sido construida para
marcar el equinoccio. Otras de esta dirección se encuentran en varios sitios.
En el Grabado 60, se puede ver, cómo la frecuencia de las líneas tiene
una concentración en la dirección general de los solsticios. Algunas de las lí-
neas así orientadas pueden haber sido construidas para el fin de marcar éstos,
otras que son muy frecuentes y que tienen una orientación ligeramente variada
de la de los solsticios, pueden haber señalado planetas. Fué en una línea
aparentemente de solsticio en que P. Kosok, dio con la hipótesis astronómica
al ver el sol bajar por ella en la fecha del 21 de junio.
Las otras direcciones con concentración de frecuencia de líneas con su po-
sible significado, han sido objeto de estudio, cuyo resultado tiene que reser-
varse para otra publicación que se encuentra en preparación y en la que trataré
más detalladamente del aspecto astronómico conteniendo un análisis de las
rnediciones tomadas en las diferentes líneas.
LOS DIBUJOS SE ENCUENTRAN EN PELIGRO DE DESTRUCCION
El valor de los dibujos, aún si la hipótesis astronómica no llegase a i m -
ponerse, es inmenso, pues son únicos y no existe cosa igual en ningún otro
lugar del mundo. Si es que hubiera existido, los factores climáticos la hubie-
ran destruido. Es una cosa absolutamente excepcional que trazos tan superfi-
ciales han podido conservarse por quizás un milenio o más. Las orientaciones
astronómicas que tenemos en otras partes como legado de una edad muy an-
tigua, son todos de piedra, hechas para resistir las fuerzas destructoras de la
naturaleza. Su construcción fué trabajosa y una vez hechas fueron difíciles a
corregir. Mientras tanto, en las pampas de Nazca la sencillez de la técnica
permitió experimentar, borrar y corregir, de manera que los trazos parecen lle-
nos de actualidad, revelando el dinamismo de los íljluijanlp«. <'n a'1 x^iroceso de
su trabajo. / l , ^ ' .„ v O
Y ' .
26 M A R I A R E I C H E
Ahora, lo que ha podido conservarse por tantos siglos, está en peligro de
horrarse. La pampa de San José, el lugar más interesante de todos, es cruzada
por camiones, que muelen la tierra compacta hasta que se convierte en un polvo
fino que se levanta en altas columnas blancas, producidas por los ventarrones,
que lo esparcen sobre la superficie negra, la que, con el transcurso de los de-
cenios, volverá a blanquearse, destruyéndose así el fondo sobre el que los d i -
bujos pueden distinguirse. Se cruza sobre la pampa en cualquier sitio, dejando
huellas blancas que, acumulándose, borrarán con el tiempo todos los dibujos.
Sobre todo, en las figuras puede hacerse un daño irreparable por su escasa
visibilidad. A veces las mismas líneas antiguas se usan para el tránsito. Las
líneas quebradas que se notan en las fotografías, son rutas de carros, que se
hani pasado de una línea recta a otra. Y si el suelo compacto se ha molido, se
pasan sobre los bordes a la superficie negra y pedregosa, para así borrar sus
contornos originales. Un ejemplo de eso podemos ver en la Fot., Grabado N9 3.
Este proceso ha continuado desde la conquista, cuando con animales y carros
halados por bestias usaron y borraron algunas de las líneas, las cuales pueden
por partes reconocerse todavía como trazos antiguos, habiendo sido usado por los
carros solo por partes. Esta destrucción en tiempos anteriores a la aviación es per-
donable, pero ahora debería impedirse la continuación de este proceso, para no
dejar marcado sobre un documento de alta civilización el de la incomprensión
de nuestros tiempos con huellas, que superpuestas a los dibujos, serán visibles
a todos los que pasan por avión por siglos venideros. Y no es solamente
necesario regularizar el tránsito con vehículos. En los sitios más delicados con
las piedras de la superficie pequeñas, los dibujos fácilmente pueden malograrse
con solo caminar sobre ellos. Este peligro va a hacerse más actual, conforme
va creciendo el interés público en esta obra maravillosa. Otro peligro mayor
existe, pues hemos recibido información de que la pampa de San José se ha
denunciado para la irrigación, lo que significaría la destrucción completa de
todos sus dibujos. El párroco de Nazca, doctor A . Rossel Castro, señaló la
necesidad de que la pampa de San José se declare como monumento arqueo-
lógico . Es de esperarse, que la descripción aquí presentada dará una idea su-
ficiente del valor de los trazos antiguos para acelerar una decisión oficial
correspondiente.
D E S C R I P C I O N D E L O S G R A B A D O S
F O T O G R A F I A S Y MAPAS
1 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de una fotografía oblicua.
Lugar: Meseta N ' 1. A la derecha el valle de Río Grande, a la izquierda el valle
de P a l p a . A l fondo; carretera Panamericana.
2 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de una fotografía oblicua.
Lugar: 3 1/2 k m . sureste del kilómetro 459 de la carretera Panamericana.
3 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de una fotografía oblicua.
Lugar: Kilómetro 430 1/2 de la carretera Panamericana.
4 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parle de una fotografía vertical, escala ori-
ginal 1/5000.
Lugar: Meseta N ' 3. 1 1/2 hora a pie suroeste de Palpa.
5 - 6 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde banquito de 1.50 m .
Lugar: E l mismo del grabado 4. Foto N^" 5 contiene la esquina superior de la
cara de la figura con boca, ojos, parte de las dos líneas de l a diadema y
dos rayos saliendo de este. Foto N'-' 5 es el borde inferior del tronco.
7 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de una fotografía vertical escala ori-
ginal 1/5000.
Lugar: Meseta N ' 2. media hora a pie al sur de P a l p a . E l sitio es la pendiente
que se nota como mancha negra en el grabado 17 encima del kilómetro
950 de l a escala, al lado de la pista.
8 - 1 1 Foto: Servicio Aerofotográfico — Partes de una fotografía vertical escala ori-
ginal 1/5000.
Lugar: Meseta N ' 1. Son las mismas pistas de la vista oblicua N ' 1. L a figura
al lado derecho está al lado del final más ancho de la tercera pista, la
de la izquierda al final más angosto de la primera de las que se notan
en la fotografía oblicua.
12 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de la fotografía vertical N ' 17. E s c a l a
original 1/5000.
Lugar: Meseta N ' 2. E s q u i n a inferior derecha de la fotografía N ' 17.
13 Foto: Servicio Aeíofotográfico — Parte de la fotografía vertical N ' ' 18. Escala
original 1/15000.
Lugar: Medio kilómetro suroeste del kilómetro 446 1/2 de la carretera. E n el
lado izquierdo se nota el borde de la pista más grande de la fotografía
18.
1 4 - 1 5 Foto: M . R e i c h e . — Tomadas desde escalera de 4 metros.
Lugar: E l mismo del N ' 13. Grabado 14 es el borde de la pista grande visto
desde el oeste. 15 son los " c a m i n o s " que parten del centro de irradia-
ción en este borde.
28 D E S C R I P C I O N D E L O S GRABADOS
F O T O G R A F I A S Y M A P A S
16 Croquis aproximado de las líneas principales noreste y suroeste del kilómetro 446-
449 de la carretera. E l mismo sitio que la fotografía N " 18. ( C o m p . y
d i b u j . M . R e i c h e ) .
17 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de dos fotografías verticales, escala ori-
ginal 1/5000. •
Lugar: Meseta N'-' 2 al sur de Palpa, colindante con el valle de Viscas.
18 Foto: Servicio Aerofotográfico — Fotografía vertical, escala original 1/15 000.
L a pequeña marca en forma de estrella se puso para indicar el centro
de la fotografía original.
Lugar: kilómetro 443 1/2 - 447 3/4 de la carretera.
19 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de la fotografía N " 17.
Lugar: Meseta N " 2. E n el grabado 17 encima del metro 650 de l a escala al
borde de las pistas.
20 Foto: Servicio Aerofotográfico — L a misma fotografía vertical de la que fué
sacada l a figura, grabado N " 4. Escala original 1/5000.
Lugar: Meseta N ° 3. 600 metros suyoeste de la figura del grabado N ' ' 4. Mon-
tículos de piedra dentro de una pista grande, cuyo borde se nota al
borde inferior del grabado.
21 Mapa: Trabajo cartográfico M . Reiche.
Basado e n :
1. Cinco fotografías verticales del Servicio Aerofotográfico (escala 1/
15000) todas del mismo sitio, pero con distintos centros.
2. Orientación de la carretera obtenida del Servicio Geográfico del Ejercito,
3. Veinte orientaciones de líneas medidas con teodolito y algunas distan-
cias medidas.
22 Foto: M . R e i c h e . Tomada de escalera de 4 metros.
Lugar: Doscientos metros noreste de la carretera kilómetro 446 1/3. Centro de
irradición al lado derecho del mapa 21 y foto 24. A l fondo la carretera.
L a pista principal de esta vista es la que conduce de este centro, con-
tinuando en ima línea, al final de la pista principal de la fotografía
N'? 23.
23 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de la fotografía 18.
Lugar: Carretera Panamericana kilómetro 446-447.
24 Copia de la fotografía 23 de dos sitios blancos. L a s líneas fueron observadas en
el campo.
25 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía oblicua.
Lugar: Ultima pista del borde inferior derecho del croquis 16.
26 Foto: M . Reiche — Tomada desde banquito de l.,50 m.
Lugar: L a línea que cruza de la mitad del borde inferior a la mitad del borde
derecho de la fotografía es la misma línea recta que se nota al lado
izquierdo de la fotografía aerea N ' 25, la línea curva es de la esquina
izquierda de la figura de la misma fotografía aerea.
2 7 - 2 9 Foto: M . Reiche — Tomadas desde la escalera del grabado 30.
Lugar: 27 y 29 son parte de las figuras del grabado 34 al final de la pista más
grande del grabado N ' 18. 27 es la pierna con la pala derecha del
pájaro, 29 es la figura del lado derecho del grabado N " 34, vista del sur.
28 es la mitad de una espiral situada cerca al centro de irradiación de
lineas que se puede notar al borde superior de la fotografía N ' 18.
30 • 31 Escaleras desde las cuales las fotografías fueron tomadas.
D E S C R I P C I O N D E L O S GRABADOS 29
F O T O G R A F I A S Y M A P A S
3 2 - 3 3 Foto: M . R e i c h e . — Tomadas desde la escalera grabado 30.
Lugar: Cerca al centro de irradiación de líneas al borde superior de l a fotogra-
fía N'' 18.
34 Plano: M . R e i c h e . — F i n de la pista grande de la fotografía N " 18 con algu-
nos de los detalles, faltando otros más.
35 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde el banquito de 1.50 m . de alto, como so
puede notar por la sombra.
Lugar: F i n de la pista del grabado N'-' 25 y borde inferior del croquis 16.
36 -39 Fotos: M . Reiche. Tomadas desde la escalera del grabado N " 30.
Lugares: L a espiral está situada en el sitio del grabado N'-' 23, donde en su
borde superior una pista delgada continúa en un ángulo. E l dibujo de
la figura del grabado 37 se encuentra en el plano N'-' 34, lado derecho.
38 es l a misma figura del grabado 32, pero -vista del sureste.
3 9 - 4 0 Foto: M . R e i c h e . — Tomadas desde escalera grabado 30.
Lugar: Meseta N"? 4, figura de l a carátula.
41 Foto: M . R e i c h e . — T o m a d a desde escalera de 4 metros.
Lugar: Lado norte de la pista más grande del grabado 18. S u plano está en
el grabado 43.
42 Foto: M . Reiche. — T o m a d a desde banquito encima del camión (más o menos
2.50 m . ) .
Lugar: k m . 447 carretera, parte de la figura del plano N ' 21 y 43, vista desde
el noroeste.
43 Planos de las figuras de las fotografías 41 y 42. E l pescado está en el plano
N ' 58, 800 metros suroeste del kilómetro 465 3/4 de l a carretera.
44 Foto: M . R e i c h e . — Desde el banquito de 1..50 m.
Lugar: E s l a vuelta de la figura en el grabado 45, que se encuentra debajo del
metro 10 de la escala, a 400 metros del kilómetro 446 suroeste de la
carretera.
45 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía 18.
Lugar: E l mismo de N " 44.
'46 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía vertical, escala original.
1/15000.
Lugar: Quebrada camino a Puquio 5 a 6 kilómetros de carretera desde Nazca.
47 F o t o : Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía vertical escala original
1/5000.
Lugar: Meseta N ' 1, última parte de la bajada de la carretera antes de llegar
a Palpa, lado este.
48 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde el suelo.
Lugar: Lado derecho de la pista grande que está en el grabado N ' 18 a la iz-
quierda de la palabra " m e t r o s " de la escala, 1/2 k m . noreste del k m .
446 1/3 de la carretera.
49 Foto: M . R e i c h e . — T o m a d a desde el suelo.
Lugar: Meseta N " 1. L a s once paralelas del grabado N ' 47 vistas desde_el oeste.
5 0 - 5 1 Foto: M . R e i c h e . — Tomadas desde el suelo.
Lugar: F i n a l de la pista del camino a Puquio del grabado 46.
52 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía vertical escala 1/15000.
Lugar: Parte oeste de la meseta N ' 2. L a espiral es un detalle observado en su
borde noroeste al lado del " 3 0 0 " de la escala.
30. D E S C R I P C I O N D E L O S GRABADOS
F O T O G R A F I A S Y M A P A S '
53 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde la escalera grabado N ' 30.
Lugar: F i n a l este de las once líneas al lado de l a pista más grande del grabado 18.
54 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde el suelo.
Lugar: Final de la pista del lado derecho en el mapa N " ,58.
55 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde el suelo.
Lugar: F i n de la meseta N " 4, 3-4 kilómetros del kilómetro 430 1/2 de la carretera.
•56 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde la escalera de 4 metros.
Lugar: " C a m i n o incaico" kilómetro 430 1/2 de la carretera.
L o que aparece como cerrito es el mismo final de la meseta N ° 4 de la
fotografía W> ,55.
, 57 Algunos ejemplos de alfarería encontrados en la superficie de diferentes líneas.
58 Mapa: T r a b a j o cartográfico M . Reiche.
Basado e n :
1. Dos fotografías verticales del servicio Aerofotográfico escala 1/15000.
2. Veinte orientaciones de líneas medidas con teodolito, el conjunto orien-
tado con dos observaciones astronómicas, las distancias medidas en al-
gunos lugares.
59 E L curso de una estrella (d hydrus) al rededor del polo sur en los años 00, 500
y m i l . C o n el horizonte formado por el cerro de T u n g a , visto desde el
centro de líneas de la izquierda de la fotografía N ' 23. P a r a una posible
explanación de la existencia de la línea casi norte-sur de este centro.
60 Cuadro: para demostrar la distribución de las orientaciones de líneas y pistas.
Los asteriscos representan las 83 orientaciones que fueron tomadas con
teodolito, las líneas cortas las 170 adicionales obtenidas con brújula y
rectificadas según las diferentes declinaciones magnéticas en los distintos
' , lugares.
61 Algunas observaciones de trazos orientados hacia cortes en el horizonte.
46
/
/
46
48 49
B.Uí lili
Cintro OÍ. i ^ - ' f
«5te áal leu.
g
h
Formo. t4í-ío^.nuy(-.
forma, esta o-í-í*'^.
61
Configuración típica ele una lí-
nea que parte de cerrito hilóme-
tro 462 V2.

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  • 1. I N G E M M E T BIENES C U L T U R A L E S 5 4 . 8 1 0 . .,^..t^di¿? í ' í V E W P t O !998 LOS DIBUJOS GIGANTESCOS EN E L SUELO DE LAS PAMPAS DE NAZCA Y PALPA DESCRIPCION Y ENSAYO DE INTERPRETACION V MARIA R E I C H E
  • 2. I N D I C E Introducción 3 Descripción general de los trazos 6 Forma de los dibujos 10 Visibilidad de los dibujos 11 Tamaño de los dibujos 13 El problema de la reproducción de las figuras 16 Algunos detalles característicos de los dibujos y otras formas asociadas • • 17 Las espirales 19 La finalidad de las líneas se explica en su orientación 20 Los dibujos se encuentran en peligro de destrucción 25
  • 3. LOS DIBUJOS GIGANTESCOS EN EL SUELO DE LAS PAMPAS DE NAZCA Y PALPA D E S C R I P C I O N Y E N S A Y O D E I N T E R P R E T A C I O N INTRODUCCION. El vasto complejo de líneas largas, figuras misteriosas y grandes superfi- cies de contornos rectos, dibujadas en el suelo de las planicies pedregosas en- tre Nazca y Palpa, es uno de los monumentos más maravillosos y enigmáticos de la antigüedad. Sim embargo sólo recién ha podido revelarse su existencia, después de haber permanecido ignorada por casi un milenio. Ante los ojos atónitos del viajero del aire se presentaron estas formas extrañas que se distin- guen claramente como dibujadas en escala gigantesca, diseminadas por todas partes sobre una extensión de terreno considerable. Su gran número, su tama- ño y la densidad con que cubren algunos sitios, son extraordinarios, revelán- dose en estos dibujos kilométricos el documento de una labor intensa y pro- longada de generaciones de pobladores prehispánicos, que llama a gritos ser interpretado, evocando el deseo irresistible de seguir los caminos raros de la mentalidad de esta gente y descubrir la finalidad que han querido alcanzar con este inmenso trabajo. Muchas suposiciones se han hecho a este respecto, sin embargo las diver- sas opiniones careen de valor por estar basadas en observaciones superficia- les y muchas veces en desacuerdo con la realidad. Hasta la fecha la interpre- tación más adaptada a los hechos es la que fué dada por Paul Kosok, catedrá- tico de la Universidad de Long Island, Nueva York, quien está actualmente rea- lizando importantes investigaciones de la irrigación precolombina en el Perú. Después de haber inspeccionado los dibujos en varios vuelos desde el aire, co- mo también en el mismo terreno, los declaró "el libro de astronomía más grande del mundo". Para dar un fundamento seguro a esta hipótesis o, lo que es menos probable, encontrar otra mejor, se necesita llegar a un conocimiento completo del conjunto y entrar al mismo tiempo en los detalles más insignifi-
  • 4. 4 MARIA R E I C H E cantes dentro de la maravillosa multiplicidad de estas líneas, que cubren cien- tos de kilómetros cuadrados. Instigada por P. Kosok. he comenzado con esta tarea hace varios años, sin embargo faltan todavía un año o dos para llegar a una conclusión definitiva. Presento aquí algunos de los resultados, así como los métodos del trabajo y una descripción general de los dibujos. La ayuda de la Escuela de Altos Estudios de la Universidad de San Mar- cos, que en el año pasado me proporcionó una bolsa de viaje de S. 2,.500.00 y también el uso imprescindible de un teodolito, ha hecho posible coleccionar una cantidad de mediciones exactas, necesarias para la interpretación astronómica. El Servicio Geográfico del Ejército, que en estos meses estaba estacionado en Nazca, me ha facilitado la labor en muchas ocasiones. Su jefe, entonces el Co- ronel Dianderas, en su calidad de astrónomo, ha demostrado el más vivo inte- rés en mi trabajo. La cooperación del Servicio Aerofotográfico ha sido también una ayuda de inestimable valor. De manera especial debo mencionar al señor Thommen, quien reconociendo desde el principio el «valor cultural del docu- mento de las pampas, ayudó y propulsó este estudio con verdadera compren- sión. Miss A. Meredith me acompañó en muchas jornadas largas por el desierto, olvidándose del calor y la sed abrasadora en la búsqueda incansable de las f i - guras misteriosas. Con profunda gratitud tengo que mencionar a la D r a . L . Cáller, por su ayuda inteligente y entusiasta, prestada en un sinnúmero de oca- siones. Para tomar algunas fotografías, la Municipalidad de Nazca me facilitó varias veces un camión y una escalera alta, contribuyendo con algunos gastos y otras facilidades. El editor del periódico local "Noticias", don Agustín Boca- negra, fué uno de los que desde el principio del estudio mantuvo siempre un i n - terés grande en los dibujos de las pampas. Y también tengo que mencionar con agradecimiento la generosa cooperación de los camioneros, que viajando día y noche, se daban tiempo para recogerme, a veces con ayudante y todos mis implementos de trabajo, muchas veces rehusando enérgicamente toda remune- ración . La orientación en el campo la encontré al principio por medio de fotogra- fías tomadas desde el aire por el profesor Kosok y otras del ingeniero López Aliaga. Cuando en el año 1944 el Servicio Aerofotográfico Nacional con su equipo moderno tomó unas fotografías oblicuas y verticales, el trabajo pudo empezar verdaderamente. Esta colección maravillosa de fotografías fué com- pletada en el año 1947, por otra serie que incluye toda la pampa entre los ríos Ingenio. Grande y Nazca, muchas quebradas importantes y las mesetas llenas de dibujos al norte y sur de Palpa. Por medio de ellas podía orientarme, se- leccionar y clasificar los ángulos aproximadamente, y hasta descubrir algunas de las figuras gigantescas. Otras que ya había visto en el campo, pude recono- cerlas en algunas fotografías ampliadas, gracias a la excelente calidad de es- tas, que contienen todos los detalles importantes. Los métodos del trabajo tuve que elaborarlos conforme avanzaba en mis estudios. El trabajo hecho por el astrónomo alemán Rolf MüUer en las ruinas
  • 5. I N T R O D U C C I O N 5 de Tiahuanaco, * hace tiempo despertó m i interés en la astronomía antigua y el deseo de averiguar la existencia de elementos astronómicos en las ruinas i n - caicas de los alrededores del Cuzco. Luego en el año 1941 el Profesor Kosok me habló del trabajo astronómico en escala gigantesca, efectuado por los habi- tantes antiguos de Nazca y Palpa, insinuándome a ir a verificar su teoría, la- bor que ha resultado algo difícil por la gran variedad del material encontrado a la vez que la complejidad de los hechos astronómicos con que tenía que con- frontarse este material. Der Sonnentempel in den Ruinen von Tiahuanacii. Versueh einer astronomischem Altersbestimmung. Rolf MüUer. Berlín, 1931. Baessler Archiv., t. X I V .
  • 6. DESCRIPCION GENERAL DE LOS TRAZOS Al aproximarse a Palpa, viniendo de lea, se puede notar un cambio en el colorido del paisaje. Los cerros se revisten de un color oscuro, casi negro, que contrastado con un cielo casi invariablemente azul, da a estos parajes un as- pecto pintoresco y misterioso. La región, que es excepcionalmente rica en fie- rro, debe su color característico a la oxidación superficial. Debajo de la super- ficie, el suelo es amarillo, casi blanco, como se ve en los sitios, donde la carre- tera ha sido cortada en las laderas de las faldas. De este contraste entre el color de la superficie y el de la capa inferior, que se 'encuentra a veces en una sola piedra con una faja superior negra y la parte inferior blanca, resulta, que las pampas de esta región son como pizarras inmensas, en las que se puede dibujar con blanco en fondo negro, con hacer trazos ligeramente hundidos. Cualquier impresión, la huella de un carro, un rasguño con el pie, a veces sólo una pisada, dejan una huella blanca claramente visible en la superficie negra. Esta posibilidad de poder usar el suelo de las pampas de Nazca como una inmensa pizarra, ha sido reconocida por los antiguos pobladores, que nos de- jaron en ellas a través de los siglos un documento casi intacto, escrito con se- ñales inmensas. Estas señales de contornos geométricos, dentro de los cuales se ha removido toda la capa superficial oscura, se encuentran por todas partes, nítidamente destacadas al verse desde el aire, por su color claro. Su conserva- ción sobre un período tan largo y a pesar de ser completamente superficiales, parece un milagro, y ha sido posible sólo en una región como ésta, que por su clima y situación es única en toda la costa peruana. Generalmente las planicies costaneras, desde las cuales se elevan las cabeceras de los Andes a poca distan- cia del mar, alcanzan apenas unos cien metros de elevación, de manera que la arena, traída por el viento, las invade y las va cubriendo progresivamente. Nuestras pampas, en cambio no pertenecen n i morfológica tii climáticamente a la zona costanera, aunque se encuentran al pie de la sierra, la que empieza aquí a más de cuarenta kilómetros del mar. Se hallan a 600 metros sobre el nivel del mar, del cual son separadas por una serie de elevaciones a lo largo de la costa, de manera que la arena no ha podido llegar a cubrirlas, como ocurrió en otras par- tes. Más al sur, sin embargo, existen sitios donde M . T. Mejía Xesspe * descu- * M . T . Mejía Xesspe. "Acueductos y caminos antiguos de la Hoya del Río Grande de N a z c a " . Actas y Trabajos científicos del Congreso Internacional de Americanistivs, t. L págs. ¡55-569. L i m a , 1942.
  • 7. U B I C A C I O N D E L O S D I B U J O S 7 brió dibujos que están en el proceso de cubrirse por la arena. El clima de la región, no perteneciendo n i a la costa con su humedad, n i a las cabeceras de la sierra con sus lluvias ocasionales, es absolutamente seco. De manera que en la mayoría de las pampas dibujadas ningún factor ha intervenido a efectuar el más mínimo cambio, habiendo quedado cada piedra en su sitio desde tiem- pos inmemoriales. El color claro de los dibujos y huellas de carros se observa también en los cauces de los ríos secos, que extendidos sobre áreas grandes se destacan en las fotografías aéreas. (Grab. N"? 2 ) . Esto puede implicar que la formación de los ríos secos ha sido posterior al proceso de oxidación, por otro lado puede ser también, que se mantengan blanqueados por ácidos de humus, que actúan combinados con el ínfimo porcentaje de humedad, el cual permite una vida escasa a algunas plantas, •'' mientras que las superficies negras están exentas de toda vegetación. Las líneas antiguas no han vuelto a ennegrecerse, aunque su color es un poco más oscuro que el amarillo casi blanco del fondo, a consecuencia de estar cubiertas por una capa delgada de guijarnos oscuros. Estos son tan pequeños, que pueden haber sido traídos por el viento. Por otro lado, pensa- mos de que los trazos pueden haber sido hechos intencionalmente de este color intermedio por la razón siguiente: Existen otras superficies, muy claras y de contornos irregulares, las cua- les no son hundidas, sino al mismo nivel de sus alredores. Aunque no sé, como han sido hechas, se ve claramente al visitarlas, que no han sido producidas por la naturaleza, lo que. jesuíta también del hecho, de que muchos de sus bordes forman parte de líneas rectas muy largas. (Grabado N° 24). Cada vez, que una línea atraviesa uno de aquellos sitios bjancos, aparece oscura por el con- traste. (Grabados Nos. 13 y 15). Puede ser, para eso las líneas hayan sido hechas de este color intermedio para contrastar a la vez con el ambiente general y es- tas superficies raras. Las piedras oscuras, removidas de las superficies, han sido acumuladas en sus costados, donde, según el ancho de aquellas, forman algunas veces ele- vaciones casi imperceptibles, otras veces una especie de murallas, que en una de las pistas más anchas alcanzan un metro de altura. (Grabado N? 14). Por el efecto de estas acumulaciones de piedras oscuras en los bordes de las pistas, és- tas aparecen en las fotografías aéreas como si sus contornos hubieran sido re- forzados con lápiz inegro. (Grabados Nos. 2 y 7) . UBICACION DE LOS DIBUJOS. ' El área que contiene líneas comprende principalmente la región desde más al norte de Palpa (pampa de Huayuri) hasta los valles al sur de Nazca, * E n las fotografías aéreas, los puntos negros dentro de los cauces blancos son arbustos y huarangos.
  • 8. 8 M A R I A R E I C H E aunque según informaciones recibidas de varias personas, se han visto espo- rádicamente en toda la costa del Perú hasta el norte de Chile. Puede cons- tatarse su existencia hasta el valle denominado Asia*, en algunas quebradas entre Lima y Chosica y sobre todo en Canto Grande, sobre la existencia de las últimas había recibido información verbal del ingeniero Kanmacher, quien las descubrió hace más de veinte años. Canto Grande es el fondo de un valle pequeño entre la cadena del cerro San Jerónimo y los cerros detrás de Huachi- pa-Nievería. Este sitio, a quince kilómetros .(il norte de Lima, ha sido un centro importante de dibujos, que actualmente son muy borrados, excepto un camino de 20 metros de ancho que se distingue claramente desde el cerro San Jeró- nimo, y una pista de 50 metros, que está orientada un poco más al sur. hacia la misma cadena que empieza con el cerro San Cristóbal. En la espalda de ésta, al lado del camino a Canta existen también algunas líneas. Desde el camino a Ancón del ómnibus o ferrocarril se pueden ver claramente dos trazos muy. anchos, uno que señala hacia el camino a la escuela de aviación, otro un poco más al sur en la quebrada siguiente. En ninguna parte, sin embargo, se en- cuentran los dibujos tan bien conservados en toda su maravillosa complejidad como en la región de Palpa y Nazca. Esta se puede dividir en cuatro partes, cada una llena de dibujos, pero con topografía y paisaje diferentes. 1. A l norte del río de Ingenio entre el Río Grnde y la Sierra (kilómetro 419-439, carretera Panamericana), tenemos un terreno muy accidentado. Que- bradas de cierta profundidad con pendientes ásperas se han cortado en una región originalmente plana, dejando una serie de mesetas largas y angostas, todas de la misma altura, que se extienden desde la Sierra hacia el suroeste; Cada una de ellas lleva dibujos gigantescos que son conectados entre sí por líneas rectas que atraviesan las quebradas. La primera de estas mesetas forma la división entre los valles de los ríos Grande y Palpa-Viscas, (Grabados Nos. 1, 47 y 50), a la siguiente, que es la más importante, se llega subiendo del valle del rio Viscas a dos kilómetros al sur d Palpa. (Grabados Nos. 7, 12, 17, 19 y 52) . La tercera meseta lleva el dibujo de una figura humana de 20 metros de largo desde los pies a la cabeza. (Grab. N*? 4 ) . De estas tres mesetas tenemos foto- grafías verticales del Servicio Aerofotográfico en escala 1/5,000. Prosiguiendo hacia el suroeste se llega hasta la cuarta meseta que es la más retirada de la ca- rretera. En ella se encuentra el extraño dibujo que aparece en la carátula y én las fotografías, y que fué encontrado por P. Kosok. Con este descubrimiento se dio el primer paso para el estudio de las figuras, cuya existencia hasta entonces era desconocida, pues habiéndose una vez observado su conformación en este ejemplo, era posible identificar otras. Un croquis aproximado de esta figura s^, encuentra en la publicación mencionada de Horkheimer, quien al ser infor- mado por P. Kosok, la visitó. El dibujo aquí presentado es ligeramente di- H. Horkheimer, L a s plazoletas, rayas y figuras prehispánicas en las pampas y crestas de Río Grande. Revista de la Universidad de Trujillo, 1947.
  • 9. U B I C A C I O N . D E L O S D I B U J O S 9 ferente del de Horkheimer, siendo ésta su verdadera forma de una regularidad sorprendente, pues ocurre, que cuanta más exactitud entra en la medición, mayor regularidad resulta en el dibujo a escala menor. Si algunas figuras excepcionales demuestran ciertas irregularidades, como p.e.: el pájaro gigantesco en la pampa de San José, (Grabado 34), se debe esto quizás a dificultades en su construcción, resuhantes de su tamaiío demasiado grande. Para llegar a la meseta mencionada, se sigue un trazo recto de nueve me- tros de ancho, llamado "camino incaico" por los del lugar, el cual después de cruzar la carretera en el kilómetro 4301/2, viniendo del oeste, sube derecho por lo que parece un cerrito en la distancia, (Grabs. Nos. 55 y 56), y que siendo un centro importante de irradiación de líneas rectas, no es nada más que el fin de la meseta mencionada. El "camino incaico" continúa también al lado opues- to de la carretera, terminando ein un triángulo, (Grab. N*^ 3 ) , donde existe otro centro de irradiación de líneas. Siguen algunas mesetas más, también con líneas, al lado noroeste de la carretera Panamericana, luego se llega al valle de Ingenio. 2. Después de cruzar este valle, se sube a una vasta planicie, ligeramente ondulada, cuyo nivel es la continuación del de las mesetas más al norte, con las que ha formado una sola superficie en tiempos antiguos. Se extiende des- de el pie de la sierra hasta el río de Nazca en la parte donde éste desemboca en el río Grande. Esta pampa contiene la mayoría de todos los dibujos. (Graba- dos Nos. 18, 21 y 23). Está cubierta de una red de líneas rectas y nmy largas y de un número grande de pistas de diferentes tamaños, entre las cuales se encuentran las f i - guras fantásticas en su mayor frecuencia. (Grabados Nos. 25. 26, 32, 34, 36, 38, 41 - 45). La pista principal de esta pampa fué observada y en 1927 por T. M . Me- jía Xesspe, quien como miembro de una expedición de J. C. Tello fué el primero que notó la existencia de los trazos rectos, de los cuales encontró varios centros entre los ríos Ingenio y Copara. La descripción de ellos está en la publicación anteriormente mencionada. El también señaló lo que deben haber sido figuras, a las cuales llamó "surcos curvos". Si hubiera tenido tiempo de seguir adelante en su estudio, se hubiera dado cuenta de las formas fantásticas descritas por ellos. 3. En contraste con esta pampa extensa y casi plana, cuya uniformidad es interrumpida sólo en la superficie por algunos pocos cauces antiguos de riachuelos insignificantes, tenemos entre los kilómetros 447 y 446 de la ca- rretera y el río de Nazca, una región donde los ríos secos, no teniendo cortado sus lechos profundamente como en la región sur de Palpa, se han ramificado, cubriendo casi todo el terreno con sus cauces irregulares y pedregosos 'de color claro en las fotografías aéreas), para dejar solo fajas angostas y aisladas de terreno plano y oscuro que podían sei-vir para dibujar. Estas fajas contienen las "pistas" y algunos dibujos de líneas curvas, conectándose un centro con otro por líneas largas que atraviesan los lechos de los ríos secos. (Grabado N° 2) .
  • 10. 10 M A R I A R E I C H E 4. A l sur de Nazca tenemos algunas quebradas angostas que llevan dibu- jos en su fondo en el sitio donde se abren para desembocar al valle. La más importante está al lado de al carretera a Puquio, a seis kilómetros de Nazca. (Grabado N° 46). Su plano, como también una fotografía tomada desde el borde Este de la quebrada y en que aparecen las líneas que la cruzan, se encuentran en la publicación de Mejía. Algunas quebradas con dibujos tenemos también al borde del río de I n - genio, cerca al pueblo del mismo nombre, pudiéndose mencionar además al- gunos que se encuentran un poco más adentro de la quebrada de Socos, al norte de Nazca. 5. En los afluentes más meridionales del río Nazca, Mejía encontró va- rios grupos de líneas. El párroco de Nazca, doctor A. Rossel Castro, * quien visitó la mayoría de los lugares dibujados, constató la existencia de líneas más al sur en el kilómetro 492 de la carretera Panamericna, lugar que, según el citado arqueólogo, constituye el límite sur de los dibujos. Faltan probablemente muchos lugares todavía en esta enumeración. En los sitios principales, cada pedazo de terreno plano, tan pequeño que sea, parece haberse aprovechado para dibujar, siendo difícil de comprender, como, con las pampas extensas con sus miles de líneas, haya faltado sitio todavía para in- sertar todo lo que tenía que trazarse. La hipótesis astronómica parece dar una explicación para eso, como también para muchos otros detalles relacionados con los dibujos. FORMA DE LOS DIBUJOS. En las fotografías y mapas se puede ver que se trata de tres clases de trazos. 1. Tenemos las líneas largas, absolutamente rectas, que corren en todas direcciones, irradiando de centros, a los cuales conectan entre si, o formando grupos de paralelas o casi paralelas, cubriendo las pampas en una densidad sorprendente. 2. Otras son las pistas, superficies alargadas de forma aproximadamente trapezoidal y pocas veces triangular, que también parten generalmente de los centros de irradiación de líneas. Sus bordes son derechos, al igual de las l i - nas, por lo que el conjunto aparece desde el aire como una serie de dibujos casi geométricos, trazados con lápiz y regla gigantescas. Por eso se ha usado la palabra "dibujar" y "dibujos" para los trazos y su ejecución. 3. La tercera forma de dibujos son las figuras formadas por los trazos curvos. Parecidas a una especie de laberintos, consisten de sólo una línea que ' Líneas Geométricas Prehispánicas de Río Grande Nazca. Por Alberto Rossel Castro, • pbro., " E l Comercio", 15 de enero de 1947.
  • 11. VISIBILIDAD D E L O S D I B U J O S 11 da un sinnúmero de vueltas hasta desembocar casi en todos los casos en una de las pistas grandes. 4. Existe todavía otra clase de figuras que es imposible descubrir desde el suelo. Un día, al examinar muy de cerca la fotografía vertical 543-13 del Servicio Aerofotográfico, vi la figura de una especie de divinidad antropomor- fa con una diadema en la cabeza y rayos sahendo de éste, dibujo, cuya am- pliación salió con toda claridad. Esta figura ya mencionada como perteneciente a la tercera meseta, se encuentra en una pendiente de ésta, donde comienza la bajada norte, de manera que es visible desde el borde de la meseta N° 2, m i - rando a través de la quebrada profunda que la separa de la meseta 3 a 600 metros de distancia. (Grabado N*? 4 ) . La línea recta que pasa por su lado viene de un cerrito más al sur, cruza la quebrada y sube por la meseta N"? 2, en la cual si- gue por unos cien metros. Más a la izquierda comienza una línea doble, que igual- mente baja a la quebrada para volver a subir la pendiente opuesta, continuando arriba por doscientos metros más. A l visitar la figura, que es un poco más de una hora a pie de la ciudad de Palpa, podía constatar, que su cabeza y su cuerpo consisten de dos superficies claras de maniera de las pistas con las pie- dras oscuras amontonadas en sus bordes, (Grabado N° 5 ) , la primera siendo ova- lada tiene aproximadamente seis metros de largo por cinco de ancho, en ella se en- cuentran dos montículos de piedras negras para los ojos y uno para la boca, la se- guinda rectangular (Grab. N° 6) que mide más o menos dos por cinco metros, tie- ne dos montículos de piedras representando el pecho. Las piernas, pies y adorno de cabeza con sus rayos tienen apariencia de caminos rectos y curvos al igual co- mo en todos los otros» dibuj os. A l buscar más figuras de la misma clase en las fo- tografías aéreas, encontré algunas cerca, otras en las dos mesetas anteriores, (Grab. N° 1), pero menos grandes y pronunciadas. Parece que todas de esta clase están situadas en pendientes, mientras que las demás figuras pertenecen más bien al terreno plano. VISIBILIDAD DE LOS DIBUJOS. Para apreciar los dibujos, hay que verlos desde arriba, sobre todo las pis- tas grandes, que a los aviadores les parecen campos de aterrizaje antiguos, mientras desde el suelo todo lo que se ve de ellas es un trecho limitado de pie- dras acumuladas y alineadas. La vista no pude abarcar los trazos en su totali- dad, lo que impide también el reconocimiento de las figuras, de las cuales a veces es ve nada más que una o dos líneas a la vez. Solo cuando se sube por la pendiente de los cerros o a los pequeños cerritos al pie de éstos, pue- den verse las líneas rectas, pistas, y raras veces también una figura. Muchos centros, de los cuales irradian un gran número de líneas, se encuentran en una de estas cuestas o cerritos, entonces se presenta desde ellos un aspecto sorpren- dente y completo del conjunto, con la pampa extensa atravesada por líneas, algunas gruesas, otras delgadas, que parten en diferentes direcciones, prosi-
  • 12. 12 M A R I A R E I C H E guiendo absolutamente derechas hasta el lejano horizonte. Existe un cerrito a 200 metros oeste del kilómetro 449, del cual parten cincuenta líneas, cada uiia de las cuales, transcurriendo diferentes distancias, conducen a otros centros, el más lejano de ellos se encuentra en medio de la pampa a siete kilómetros de distancia (Grabado N'- 16). La existencia de aquel centro importante fué pri- meramente constatado por P. Kosok en 1941, quien después de haberlo visto des- de el aire, lo visitó, midiendo la orientación de algunas líneas con brújula, cuya dirección tomé luego con teodolito, pues son excelentes bases para el levantamien- to del plano de todas las líneas, en el cual estoy ocupada actualmente. Anterior- mente Mejía había descubierto un número de estos centros. Para encontrarlos debe haber recorrido distancias considerables, pues no contaba con información obtenida desde el aire, sin la cual su conocimiento tenía que limitarse a esta clase de líneas al pie de puntos de observación elevados. Por eso afirma, que las líneas y pistas están asociadas a los acueductos antiguos, es decir situadas en la cercanía de los valles. Ahora que conocemos los dibujos en su totalidad, por lo menos desde el aire, sabemos que ésta no es regla general. Actualmen- te es posible avaluar los dibujos en su verdadera naturaleza, ya que primero pueden estudiarse en las fotografías verticales para luego confrontarse con la realidad en el campo. En ellas se puede, de una manera general, constatar su margen de distribución, su tamaño y organización. Sin embargo, para conse- guir un cuadro completo, es imprescindible visitar a todos los sitios, pues el gran número de líneas que tienen menos de un metro de ancho, no son apa- rentes en las vistas aéreas. Solo si son rectas y habiéndose constatado su exis- tencia previamente en el campo, pueden reconocerse de ellas trechos aislados y casi imperceptibles por los cuales se puede averiguar hasta donde conducen. Esto es importante, pues a menudo las líneas más delgadas son a la vez las más largas, formando la conexión entre dos centros muy distantes. De las figuras en su mayoría no se puede distinguir nada en las fotografías aéreas pues casi todas consisten en líneas de meno de un metro de ancho. Estas son, aun en el mismo lugar, sólo visibles a ciertas horas del día, cuando los rayos del sol, cayendo muy de costado, producen una ligera sombra de sus bordes impercep- tiblemente elevados, es decir, media hora después de la salida y media hora antes de la puesta del sol. En la búsqueda de las figuras había que estarse temprano en el sitio, pues el sol, conforme va subiendo, imposibilita ver las pequeñas desigualdades de terreno que forman las líneas, y hubiera sido im- posible continuar trabajando con ellas para tomar su plano, si no se las hubiera preparado marcándolas para garantizar su visibilidad más tarde. Esto se hizo de la manera siguiente: En la descripción anterior se mencionó, que los trazos están cubiertos de una capa delgada de guijarros oscuros. Siendo estos sumamente fáciles de dislo- car, se puede producir una huella blanca en medio de los "senderos" que for- man las figuras con simplemente caminar en ellos. Más tarde elaboramos un método mejor que consistía en amarrar una piedra pesada y halarla con una pita, siguiendo a todas las vueltas que forman la figura. Tenía que procederse
  • 13. TAMAÑO D E L O S D I B U J O S 13 con mucho cuidado para atenerse estrictamente al dibujo original, sin produ- cir pisadas fuera de él o marcar lineas equivocadamente. Por partes los trazos son algo borrados y parece que se pierden. Estos trechos se salvarían, si se pudiese ver un poco más lejos para distinguir su continuación. Había que verlos desde un punto elevado. Para lograr eso usamos una escalera de seis pies de alto, construida especialmente liviana para poder llevarla por largas distancias a través de la pampa (Grab. N " 30). A esta escalera había que subirse continua- mente para asegurar el trazo correcto de las huellas blancas. A l mismo tiempo sir- vió para tomar las fotografías de las figuras, entre las cuales tenemos dos de la misma figura, uina tomada a las siete de la mañana y la otra a mediodía (Graba- dos Nos. 32 y 38). Se puede ver al compararlas, como temprano los trazos apare- cen en su verdadera forma, mientras que más tarde nada más queda visible que la huella blanca marcada en su centro. Ultimamente me serví de un banquito de cuatro y medio pies de alto que no podía derribarse tan fácilmente por el viento como la escalera. Su sombra se ve en la fotografía (Grabado N9 35). Las foto- grafías 5, 6; 26 y 44 fueron también tomadas desde él. Para algunas de las figu- ras más grandes y para abarcar mayores extensiones en una sola vista, la esca- lera o el banquito no eran suficientes. Para eso me serví de otra de cuatro me- tros de alto que fué apoyada en un camión de la muinicipalidad de Nazca (Gra- bado N° 31). Las vistas tomadas desde ella son Nos 22, 41 y 56. No se podían tomar muchas de las figuras de este modo, pues hubiera tenido que cruzarse la pampa con el camión, siendo muy necesario que se evite todo tránsito fuera de los recorridos acostumbrados para no dejar huellas que borrarían a los trazos antiguos. TAMAÑO DE LOS DIBUJOS Siendo los trazos antiguos tan superficiales, hechos con una técnica relati- vamente sencilla, si tomamos en consideración su tamaño, tenemos que admi- rar la intensidad de la labor empleada en ellos. De cientos de hectáreas se ha removido toda la capa superficial para producir las pistas grandes. La más grande de todas se encuentra en la primera meseta al sur de Palpa. Con un ancho medio de cincuenta metros, tiene un largo aproximadamente de 1.700 metros. Aparte de esta, y una de que habla Mejía de casi 2.000 metros, no co- nozco otra tan larga, pareciendo esta medida ser su límite superior. Otras muy grandes, que teniendo 700 a 800 metros de largo, son más anchas que las anterio- res, se encuentran en diferentes partes. En el mapa. Grabado N'? 58, tenemos tres pistas, que tienen cada una un largo de 550 metros. Casi exactamente la mis- ma medida tiene la pista en el camino a Puquio, Grabado N° 46, además se pue- den ver en las vistas aéreas, otras de aproximadamente el mismo largo. (Aunque las fotografías verticales no pueden tener una escala exacta, pueden servir para estimar medidas hasta 10% de exactitud. Y si en un sitio se han tomado un par de medidas de largo en el campo, pueden obtenerse dimensiones exactas alrede- dor de él en las vistas verticales, salvo que el terreno sea muy inclinado). Hay
  • 14. 14 M A R I A R E I C H E que averiguar, si acaso también algunas de las cuatro pistas estimadas por Me- jía en 400 mts., dos en más de 400 mts. y 500 mts. tienen la misma medida de 550 mts. En el Grabado N " 58, se pueden ver dos pistas de un ancho de 60 y 61.50 mts., respectivamente; a diecinueve kilómetros de éstas encontré casi exactamente la misma medida en la pista que cruza la carretera Panamericana en el kilóme- tro 447, Grabado N° 21. Otra igualdad entre medidas hallé en las dos pistas más anchas al oeste de la quebrada. Grabado N° 58, las que tienen ambas un ancho de 50 metros. Así como el largo de las pistas parece tener un limite superior definido, también se presenta un límite superior en su ancho. Esta medida, que está casi absolutamente asegurada, es de 105 metros, la que encontré en muchas pistas. Igual medida parece tener la más ancha de las encontradas por Mejía, a la cual estimó en 100 metros. Horkheimer menciona la pista más grande en el kilóme- tro 446, como teniendo 145 metros de ancho, una mirada a la fotografía aérea basta para ver de que se trata aquí de dos pistas superpuestas, la más ancha de las cuales tiene 105 metros como las demás. La existencia aparente de tamaños standard sugiere una unidad de medi- da. La búsqueda de ésta ha sido infructuosa hasta ahora, y es difícil de imagi- narse como puede haber existido tal en estos tiempos, en vista de que sólo re- cién nuestros científicos se han puesto de acuerdo sobre ella, guardándola cui- dadosamente en las bóvedas de sus instituciones. La definición de medidas de largo, siempre se hizo de una manera aproximada con el cuerpo humano y sus movimientos y así debe haber sido también con los constructores de las líneas. Sin embargo, existen entre sus medidas, al lado de una variedad irregular, si- militudes sugestivas que no se explican fácilmente. Como ejemplo presenta- ré los anchos de las líneas de dos grupos de casi paralelas, cada uno consis- tiendo de once trazos rectos, con una distancia de un kilómetro entre los dos. 0.97* 0.97" 1.08" 0.97" 1.08* 0.97" 1.08" 1.01 1.08" 1.02 1.20 1.08" 1.60 1.08" 2.00 1.52 2.20 1.53 2.20 y dos inseguras 2.40 (borradas) Es sorprendente la igualdad entre algunas de las medidas a pesar de irregu- laridades en los trazos, debidas a antigüedad o imperfección natural en la cons-
  • 15. TAMAÑO D E L O S D I B U J O S 15 trucción y vale la pena estudiarse eso. Todavía no se han tomado muchas me- didas, requeriendo las orientaciones m i primera atención. Sin embargo es se- guro, que así como hay un límite superior en el ancho de los trazos, existe tam- bién un límite inferior. Las líneas más angostas parecen tener todas un ancho de 40 centímetros, luego viene la próxima categoría de 80, a la que sigue el grupo arriba mencionado. El largo de las líneas rectas parece variar entre me- dio y más de ocho kilómetros. El trazo encontrado por Mejía en la pampa de Huayuri, que tiene más de 40 kilómetros de largo, es un caso excepcional que no entra acaso en la categoría de dibujos, siendo probablemente un camino ver- dadero. Entre las pistas, existen algunas muy pequeñas de pocos metros de ancho y largo, otras largas y muy angostas, que comenzando con un ancho de 1.50 metros se ensanchan en un recorrido de 1/4 a 1/2 kilómetros, hasta dos me- tros. El mayor de los trazos con lados paralelos es de seis metros, más allá to- das son pistas, dándoles su definición de trazos con lados convergentes. Los ángulos entre los dos lados de las pistas son generalmente pequeños, en su mayoría entre 1° y 41/2° El máximum absoluto de apertura podemos ver en el Grabado N° 21 en la pista corta, que parte del centro principal de líneas en dirección oeste. Un lado de ella, tiene una amplitud de 0.55940'N., el otro 0. 08905' S, de manera que se incluye un ángulo total de 13940'. Este es un caso excepcional. Excepcionales también son las dos pistas de once grados de aper- tura, una de las cuales se encuentra a cuatro kilómetros oeste del kilómetro 446, la otra se puede ver en la fotografía oblicua. Grabado N9 2. H . Horkheimer ha presentado un croquis de los diferentes tipos de pistas, pero estas deben ser sus formas como se ven desde el avión en la perspectiva, pues los ángulos entre sus dos lados son demasiado grandes, incluyendo hasta 30 grados. En cambio los planos hechos por Mejía demuestran sus formas típicas muy alargadas y lige- ramente irregulares. No existen los trapecios ni rectángulos exactos anotados por Horkheimer. La pista que más se aproxima a un rectángulo, que es la del kiló- metro 446, tiene una variación considerable en las orientaciones de sus bordes extremos, y al examinar a sus dos lados más largos, resulta que no son parale- los tampoco, sino orientados ambos hacia el mismo hito de piedras arriba en la línea del horizonte, al que v i con el telescopio del teodolito, mientras m i ayu- dante, quien como muchos campesinos de la costa y también la sierra peruana, tiene vista telescópica, lo vio con el ojo desnudo. Creo haber visto otras orien- taciones de trazos hacia hitos de piedra como éste, siendo esto quizás un de- talle significativo y que debe de estudiarse. El tamaño de las figuras varía con el ancho del sendero que las forma y las distancias que deja entre sus trechos. Las más pequeñas de pocos metros de diámetro están formados por senderos angostos de 40 centímetros de ancho, (Grab. N9 36), mientras que en algunas de las más grandes de 100 metros, los trazos curvos que las forman son casi del ancho de una carretera. (Grabados Nos. 44 y 45). Entre estos dos tamaños hay una gran variedad. También en las figuras encontramos la repetición frecuente de ciertas medidas. El ejemplo más destacado
  • 16. 1 6 ' M A R I A R E I C H E lo encontramos en cuatro figuras con 17 kilómetros de distancia entre ellas, que todas tienen un diámetro más largo de 38 metros. Teniendo esta medida, empecé a buscar múltiples y encontré cierto número de trazos y figuras de 76 metros de largo. También existen muchos ejemplos de trechos o diámetros parciales con es- tas medidas, como por ejemplo, en la araña, cuya extensión desde los pies a la cabeza es de 38 metros. Sin embargo estos pueden ser una casualidad. Espero muy pronto poder obtener más datos de medidas, puesto que los indicios seña- lan una posibilidad de llegar a cierto resuhado. E L PROBLEMA DE LA REPRODUCCION DE LAS FIGURAS. Mientras que el tamaño gigantesco de las pistas y caminos anchos, revela los esfuerzos de los pueblos antiguos cuantitativamente, la ejecución de las figu- ras son el testimonio de la alta calidad de sus métodos técnicos con que han lo- grado la solución sumamente difícil del problema de la transferencia de las f i - guras desde un modelo, que de todos modos debe haber existido hacia una escala por lo menos cien veces más grande. Uno se pregunta, cómo los antiguos han proyectado estas configuraciones tan complicadas con tanta precisión en el suelo de la pampa, donde sólo se puede ver de ellas una o dos líneas a Ja vez. Es imposible pasar por alto conclusiones sobre la capacidad mental de sus autores. Me refiero no solamente a los conocimientos técnicos, necesarios para- la reproducción de direcciones y medidas exactas en escala grande, sino tam- bién al hecho de que, como los psicólogos nos aseguran, la facultad de recono- cer una configuración conocida en una escala diferente, demuestra cierto poder de abstracción que es ausente en las mentes más primitivas. Las dificultades que deben haberse vencido en la construcción de las figu- ras, se realizan plenamente al efectuarse su medición. Aún con el mejor método, en que se usa una mira de bolsillo y teodolito, tomando distancia y dirección a la vez de los puntos extremos y de las esquinas desde un punto central, se em- plean muchas horas en una sola figura. En la mayoría de las figuras medidas, teniendo a m i disposición nada más que brújula y cadena de agricultor, faltan- do además la colaboración de un ayudante, se empleó entre uno y tres días en una sola figura para lograr su fiel reproducción. Conforme se iba confeccio- nando el plano de ellas, se reveló su verdadera forma. Por ejemplo la figura del pescado. (Grabado 33), pareció al principio nada más que uno de los fre- cuentes grupos de líneas casi paralelas y no provocó mucho a medírselo. La sor- presa fué grande al terminar su plano. En vista de todo esto, es difícil imaginarse cómo la gente de estos tiempos, con sus implementos rudimentarios pudo haber producido obras de tanta com- plejidad técnica. Cualidades considerables de perseverancia e inteligencia de- ben haber entrado en la solución de este problema tan difícil que es la repro- ducción de formas de animales y divinidades en proporción exacta por medio
  • 17. D E T A L L E S C A R A C T E R I S T I C O S D E L O S D I B U J O S 17 de senderos tortuosos. Algunos rastros de su procedimiento se encuentran en filas de piedras alineadas casi imperceptibles que atraviesan las figuras y que deben haber sido líneas auxiliares. (Grab. 38). Todavía no he tenido tiempo para estudiarlas, pero sería muy interesante hacerlo. En la fotografía de la pista del camino a Puquio, (Grab. N"? 4 6 ) , se puede ver en la espiral, una línea que la atíaviesa y que aparentemente no ha tenido otra finalidad que la de marcar su eje. Porque éste había de tener su orientación especial que es diferente a la del borde de la pista, es otro hecho que posiblemente tiene un significado especial. Si se estudian las formas de las diferentes figuras, se nota que en ninguna parte tienen esquinas agudas. Se puede establecer una hipótesis sobre el método de la transferencia de su forma desde el modelo, que puede haber sido una f i - gura en alfarería o tela. Quizás se colocó una pita sobre sus líneas, marcán- dose en secciones que luego se transferían en proporción a una soga muchas veces más larga, que así preparada se puso en el suelo de la pampa. Cada vez que; se llegó a una esquina, debía haberse colocado el modelo en el suelo para obtener los ángulos aproximadamente. Si este u otro hubiera sido el método de trazar las figuras, y no creo que los antiguos hubiesen empleado una ma- nera diferente, debe haber existido un sistema elaborado para llevar a cabo obra tan compHcada. ALGUNOS DETALLES CARACTERISTICOS DE LOS DIBUJOS Y OTRAS FORMAS ASOCIADAS A ELLOS. En las fotografías aéreas y los mapas, se puede observar la infinidad de líneas rectas con sus centros de irradiación distribuidos por las pampas. Estos centros no consisten exactamente de un punto, sino de un área limitada del que salen las líneas en varias direcciones. Son a veces un cerrito, en la falda del cual suben las líneas hasta arriba, a veces montículos artificiales de hasta cien metros de diámetro, otros más pequeños al final o al borde de las pistas gran- des. Las líneas anchas y angostas terminan a menudo en un triángulo o trape- zoide que a su vez forma el punto de partida de un número de líneas. De ma- nera que cfl los centros tenemos generalmente algunos triángulos o trapezoi- des con su punta o lado más angosto, otros con su base o lado más ancho, to- cando el área de irradiación. (Grabados Nos. 21 y 23). Las líneas rectas son a ve- ces ligeramente quebradas, siguiendo por muchos kilómetros y después de for- mar un ángulo imperceptible, siguen otra vez absolutamente derechas. También encontramos un desvío en uno de los bordes de la mayoría de las pistas, que en su parte final sufre un pequeño cambio en su orientación, o a veces se interrumpe para volver a comenzar más adentro o más afuera, mientras que siempre hay un lado que prosigue absolutamente derecho hasta su término. Las formas más conspicuas de dibujos se encuentran siempre alrededor de las pistas más grandes. Aparte de los centros de irradiación en sus bordes y su fin, tenemos las líneas que, acabando de formar una figura, desembocan en
  • 18. 18 M A R I A R E I C H E ellas. Además encontramos en su mayoría líneas anchas en forma de zigzag que están superpuestas a ellas. Del terminal más ancho de una pista parte casi siempre un número de líneas casi paralelas que siguen más o menos en la mis- ma dirección de la pista, en algunos casos con una orientación igual o en medio de la de sus bordes, en otros ligeramente divergente de ellos. Generalmente se trata de pares de líneas que están unidos en sus extremos por trechos trans- versales. En los sitios en que las pistas son atravesadas por líneas o donde par- ten líneas de sus bordes, éstos se abren, dejando una entrada en la especie de muralla formada por ellos. A l lado de las pistas se encuentran otros grupos de pares de líneas casi paralelas entre sí y a aquellas. Un ejemplo muy raro e interesante es la pista inmediata al kilómetro 447 hacia el sur. Todo lo que se en- cuentra en este sitio es una sola línea. Ella parte de la pista más grande casi rec- tangular, forma la figura al lado de la carretera, saliendo de ella hace un recorri- do largo que se ve en el Grab. N'? 21 y después de haber dado una vuelta alrededor de la otra pista triangular desemboca en ella. Es muy interesante eso, pero desespera el no saber el por qué. Muchos de los detalles mencionados han sido anotados en los dibujos de Mejía, donde se ven los centros de irradiación en cerritos, faldas o en el lado de una pista, las cuales en vez de consistir en un punto definido, abarcan un área limitada, y también las líneas casi paralelas al lado de las pistas y las líneas en forma de zigzag. Felizmente su estudio es ahora más fácil que en aquellos tiempos en que se carecía de las vistas aéreas. En muchos sitios se ha dibujado una cosa encima de la otra, de donde re- sulta una infinidad de dibujos, pistas y figuras que se cruzan y entrelazan, for- mando un conjunto embrollado de una complejidad intrincada. Los demás de- talles de su configuración se pueden ver en las fotografías, seguir en su descrip- ción sería interesante sólo si al mismo tiempo se pudiese ofrecer una interpre- tación . Es de esperar que un día esto sea posible. Un detalle, que puede tener importancia para la interpretación de las lí- neas, es la existencia de montículos de piedras, algunos más grandes, otros pe- queños. (Grabs. Nos. 12, 19 y 20). Los más grandes se encuentran en las pistas mayores. Cada una tiene uno o dos en sus extremos, a veces también al medio. Es- tos alcanzan hasta tres metros de diámetro y un metro de alto. Muchas veces ellos forman el punto de partida de varias líneas. A veces tenemos en lugar de un montículo de piedras un círculo de piedras grandes, (Grab. N"? 3 5 ) ; otra clase son los medios círculos, (Grab. N? 22), que son muy frecuentes y que son siempre re- llenos de arena quizás traída por el viento. Montículos pequeños de 40 a 60 centí- metros de diámetro encontramos a veces formando los bordes de pistas, en la ma- yoría de los casos ellos están agrupados dentro de áreas a veces irregulares a veces limitadas por líneas rectas, que contienen desde siete hasta miles de estos mon- tículos. En el artículo de A. Rossel Castro, se menciona uno de estos grupos de millares de montículos que se encuentran entre Cahuachi y el kilómetro 455 de la carretera Panamericana. En las líneas quebradas se encuentra casi siem-
  • 19. L A S E S P I R A L E S 19 pre un montículo en cada codo, como ya fué observado por Mejía en la pista del camino a Puquio. A. Rossel Castro excavó en ellos, encontrando "en cada uno nichos o huecos tubulares de veinte centímetros de diámetro, tapiados con hormigón y piedras y que contenían arcilla con fragmentos de huesos de anima- les tal vez domésticos o montaraces". En los demás sitios de montículos, el men- cionado arqueólogo, no encontró nada dentro de ellos. Es muy probable que hayan sido medios para contar algo, un registro de movimientos demográficos, una cuenta del transcurso del tiempo o un registro de provisiones. LAS ESPIRALES • Los dibujos de las figuras presentadas aquí pueden hablar por sí mismas, ofreciéndose a los arqueólogos para su análisis. Solamente las espirales, las cua- les se encuentran por todas partes, serán tratadas brevemente. Existen dos cla- ses de ellas, una completamente circular y otra con dos lados opuestos parale- los. Hasta ahora he visto quince de ellas, una en el camino a Puquio, una en la quebrada de Socos, siete en la pampa de San José, cuatro en la meseta sur y dos en la meseta norte de Palpa. Su tamaño es de una variedad muy grande, entre tres y setentaiséis metros en su diámetro mayor. El número de sus vueltas varía entre cuatro y más de diez. Se escuentran dibujadas al lado de las pistas grandes, muchas veces con una parte superpuesta a aquella. Espirales de esta clase se han encontrado en otras partes del mundo anti- guo . Una que consiste en tres vueltas, formando la cola de una serpiente, se encuentra entre los famosos "mounds" de Ohio, que son figuras inmensas he- chas de una especie de muralla de tierra, y comprenden pájaros, una araña y figuras humanas, igualmente como en Nazca, con la única diferencia de que su construcción tenía que ser adaptada a un clima muy diferente. A l otro extre- mo del continente tenemos un ejemplo de la misma clase de serpiente con cola enrollada entre las litografías de la sierra de Argentina. (Provincia de Córdoba, Handbook of Southamerican Indians, Píate 1.51) . Si la espiral en el camino a Puquio es también la cola de una serpiente, la pista ancha, muy estilizada podría ser una cabeza alargada, aunque esto no es seguro. En cambio la espiral cerca al kilómetro 446, se puede reconocer fácil- mente como la cola de una serpiente de tres cabezas. (Grab. N'? 4,5 I . Los caminos que la forman son de tres metros de ancho, mientras que su diámetro es de casi 300 metros. Una litografía de la cabeza de una serpiente que contenía además una cabeza de trofeo se encontró en una pista. Era grabada en una piedra de 40 centímetros de alto que estaba parada en medio del final de aquella. Cuando v i - no el profesor Kosok en 1947, la encontramos boca abajo con señales de hua- queros alrededor. Por eso la llevamos con la ayuda de la municipalidad al mu- seo de Nazca. En los jeroglíficos de Egipto, la espiral representaba el número 100. También se encontró como elemento básico en los maravillosamente complica-
  • 20. 20 MARIA R E I C H E dos ornamentos de la necrópolis de Tebas. En ambos casos, los arqueólogos la han considerado como la representación de una soga de medir enrollada. Qui- zás se pueda dar la misma interpretación a las espirales en las pampas, puesto que todo indica que se ha trabajado con medidas, que a escalas tan grandes no podían haber sido otra cosa que sogas largas que se emplearon en la produc- ción de medidas prescritas para pistas y caminos como también para la ejecu- ción de las figuras. LA FINALIDAD DE LAS LINEAS SE EXPLICA EN Sü ORIENTACION No puede caber duda, de que el esfuerzo empleado en una obra tan ex- tensa y tan detallada, debe haber tenido una finalidad definida. ¿Para qué se encuentran los trazos en un número tan grande y con qué puede explicarse la existencia de las grandes pistas y las agrupaciones de líneas casi paralelas? ¿Será posible, que tuvieran que trazarse siempre nuevas líneas porque las an- tiguas hayan perdido su utilidad? El cuadro que ofrecen las fotografías aéreas señala esta posibilidad, dando un aspecto como si se hubieran efectuado re- petidas correcciones en la orientación de las líneas y pistas, que fué sometida a continuos reajustes. La impresión obtenida de las vistas aéreas de la importancia que fué dada por los constructores de los trazos a sus orientaciones, tiene su afirmación en algunas observaciones en el campo. En el Grab. N*? 61, se han anotado algunos ejemplos de una conformación observada en un gran número de líneas o bor- des de pistas. La manera como estas señalan hacia un corte en el horizonte, ocurre con demasiada frecuencia para ser una casualidad. Casos muy particu- lares son los ejemplos c y d, pues la coincidencia exacta de un corte en una cadena de cerros más cercana con una línea de horizonte más lejana, son una rara ocurrencia que se destruye con sólo dar algunos pasos adelante o atrás. En la ejecución de estos*ítrazos la consideración de este punto especial debe haber determinado no sólo su orientación sino también la ubicación exac- ta de su punto final. Otra observación a este respecto, que tiene que afirmarse todavía en un estudio futuro, es la que ya mencionamos de trazos dirigidos había hitos de piedra apenas visibles arriba en la línea del horizonte. La orientación de los trazos abarca prácticamente todas las direcciones posibles, como se puede ver en el Grab. N° 60. A l mismo tiempo vemos algu- nas que ocurren con más frecuencia, las cuales tienen a la vez una distribución más diseminada. Una dirección que está representada en casi todos los sitios con líneas por un ejemplo al menos, encontrándose en otros en un número ma- yor en pistas y líneas paralelas, ocurre dentro de un margen de variación entre norte 68915' este y norte 70910' este. Empezando al sur mencionamos una de las transversales de la pista en el camino a Puquio, que tiene esta dirección, luego en el plano (Grab. N9 58), la línea (o mejor dicho pista, por ser sus lados
  • 21. L A F I N A L I D A D D E L A S L I N E A S 21 ligeramente convergentes), que cruza la quebrada más ancha, partiendo del cerri- to, centro principal de líneas, de 14 metros de alto. En los" Grabs. Nos. 18 y 16, encontramos nuestra dirección representada en un gran número de ejemplos. Pri- meramente tenemos la pista más grande, con sus dos lados, la línea ancha en su final y el grupo de angostas, que parten de su lado opuesto, que se notan débilmente en la fotografía ampliada, Grab. N"? 23. En ella se pueden distinguir al- gunas de un grupo de once casi paralelas a ciento cincuenta metros norte de la pista grande, que son las mencionadas anteriormente al tratar de las medidas. Otra vez en la fotografía, Grab. N*? 18, tenemos en ella dos ejemplos más, uno es un triángulo, cuyo principio se ve en su borde superior en el " 9 " de la fecha en la esquina superior izquierda. El borde de este, que tiene la huella de un carro en su lado, tiene la dirección mencionada y también un lado de la pista grande a la derecha de la palabra "metros" de la escala. Ahora pasamos a 16 kilómetros más al norte, a la meseta con la figura de la carátula. En ella nuestra dirección está representada en tres pistas grandes por uno de sus bordes, una es la que tie- ne la figura, las otras dos siguen a algunos kilómetros más al este. En la meseta que sigue, tenemos una que aparece en el lado izquierdo de la fotografía, gra- bado N9 2, cruzando el principio de la línea doble. La siguiente meseta del gra- bado N"? 17, tiene una línea con la misma dirección y que se puede ver partien- do del final de una pista encima del número 400 de la escala. De manera que tenemos la misma orientación dentro de un margen de dos grados en tres líneas largas, dos grupos de casi paralelas de 7 y 11 líneas, res- pectivamente, dos trazos largos parecidos a pistas y seis pistas grandes, todo eso distribuido sobre una extensióri de más de cuarenta kilómetros. No pu- diendo eso ser una casualidad, tenemos en este hecho otra evidencia de que la orientación de los trazos ha sido observada en su construcción, lo que quiere decir que sus autores han tenido una idea de lo que es una dirección determi- nada. ¿Qué cosa es "dirección" para nosotros? El hombre en una región des- conocida se orienta aproximadamente con la puesta o salida del sol, el explora- dor usa la brújula y el topógrafo orienta su plano usando las posiciones de las estrellas o de la luna. El concepto de dirección sólo puede derivarse de la aguja magnética o de una observación astronómica. Por eso los antiguos, al decidir sobre la orientación de sus trazos deben haber escogido cierto astro, o bien su puesta o salida, para definirla. De otra manera no puede explicarse aquel paralelismo encontrado sobre largas distancias. Este astro puede haberse ado- rado como divinidad, la que quería señalarse y cuyo adoratorio, se construyó con la orientación respectiva, la cual se consideraba como sagrada. Sin embar- go sería difícil imaginarse como este inmenso complejo puede haber sido tra- zado para servir como adoratorio. La única explicación parece ser la de Kosok, quien considera que los dibujos hayan sido hechos con la finalidad de observar los astros en sus puntos de salida o puesta bajo la necesidad de obtenerse una división del tiempo, que permitía reconocer y predecir las estaciones para las
  • 22. M A R I A R E I C H E diversas tareas agrícolas y para guardar ciertas fechas de fiestas y ceremo- nias. La manera de conocer determinadas fechas por medio de las estrellas es la siguiente: Las puestas y salidas de las diferentes estrellas se efectúan a veces durante el día, siendo invisibles para nosotros, otras veces pueden verse durante la noche. El momento de salida o puesta de una estrella hace el re- corrido por todas las 24 horas para volver a acontecer a la misma hora des- pués de un año. Durante este proceso se pasa de la parte del día con in- visibilidad de estrellas a la que tiene visibilidad, de manera que en cierto día se puede por primera vez observar a una estrella en su salida en la ma- drugada después de haber sido invisible este acontecimiento por varios meses. Observar este día era para los pueblos antiguos lo que es para nosotros sacar una hoja del calendario, como se ha comprobado por medio de la medición de muchos monumentos prehistóricos. Como su hora, así también el sitio de las salidas y puestas de las es- trellas, está sujeto a un cambio, solo que para hacerse aparente esta variación, se necesitan decenas de años. De manera que podemos imaginarnos que, ha- biéndose construido un trazo para marcar p.e. el fin de noviembre, en que se esperaba la venida del agua en el río, este con el paso del tiempo perdió su utilidad, es decir cuando la estrella, cuya primera aparición en el horizonte matutino cayó en esta fecha, había avanzado en su punto de salida hasta dejar de coincidir con la orientación del trazo en el suelo. Entonces se hizo otro al lado del primero y luego otro más, conforme se desenvolvió el astro, y esto puede ser la razón de que tenemos la impresión del conjunto de los trazos mis- teriosos como si se tratara de una cosa revisada y corregida muchas veces por sus autores. Sobre todo, la existencia de los grupos de líneas casi paralelas parece respaldar esta hipótesis, sin embargo ellas representarían cierta discon- tinuidad, mientras que el cambio en la orientación ha sido continuo. Para esto se presentan muy convenientes las pistas grandes. Creo que existe la posibilidad de que ellas hayan sido formadas empezándose con una sola línea, la cual con el tiempo se convertía en pista en el proceso de avanzar uno de sus bordes en continua adaptación al cambio de la estrella en su punto de salida. Eso continuaba hasta que se llegó a lo que sus constructores consideraban el ancho límite de una pista o quizás porque al continuar en sus ensanchamiento se interfería con otros dibujos existentes a su lado o quizás también porque la primera aparición de la estrella respectiva en el transcurso de los siglos se había alejado demasiado de la fecha que necesitaba señalarse, teniendo que escogerse otra estrella para el mismo f i n . En el caso de que en un estudio futuro llegue a verificarse esta hipótesis sobre el origen de las pistas, tenemos que aceptar intervalos de hasta 1000 años para la formación de algunas de ellas en concordancia con la diferencia de orientación entre sus dos bordes. Para estar absolutamente seguros de tener sus direcciones bien marcadas se hacían los trazos a esta escala gigantesca. Y no solamente eso, parece que
  • 23. L A F I N A L I D A D D E L A S L I N E A S 23 quería alcanzarse una exactitud absoluta al escoger las incisiones bien mar- cadas en el horizonte hacia donde se orientaba el trazo. Careciéndose de una escala de graduación, necesaria para observaciones exactas, el horizonte podía usarse de la manera siguiente: A l salir la estrella, el observador trasladaba su posición hacia la izquierda o derecha hasta encontrar un sitio, desde donde se veía a la estrella saliendo exactamente en una incisión en el horizonte. Estable- cer ésto, significaba la solución del problema como retener la dirección ob- servada en la oscuridad para poder marcarla en el suelo durante el día. Na- turalmente después de un tiempo este corte ya no servía, sino como punto de referencia. Muchos detalles pueden observarse en los trazos que están en completa concordancia con esta hipótesis, dando a ésta un grado considerable de vero- similitud. Un ejemplo excepcionalmente ilustrativo tenemos en la famosa pista del camino a Puquio. Analizando a ella bajo la suposición del acierto de nuestra teoría, llegamos al siguiente resultado todavía hipotético: Tomando el caso, de que la pista señalaba un astro en el horizonte, podemos asumir, que ha sido el horizonte norte, pues una incisión en él coincide con la- orientación de un borde de la pista. Tomándose la dirección de los lados con teodolito, resultó que entre los años 500 A . C . y 1500 A . D . las únicas estrellas señaladas por la pista pueden haber sido cuatro estrellas de Osa Mayor, las cuales entre los años 00 y 710 (los años sólo se han considerado por decenios, más exactitud sería sin sentido) sucesivamente tenían su puesta en dirección de la pista. No sabemos todavía, cual de ellas haya sido la que sirvió para orientar a las pis- tas, sabiéndose solamente que cada una de ellas entró dentro del margen de su orientación por el lado que está dirigido hacia el corte en el horizonte, para pasarse al otro lado dentro de 200 y 300 años, respectivamente. Esto significa una perfecta concordancia con nuestra hipótesis sobre el origen de las pistas, pues podría suponerse que se ha empezado con la observación del punto de ocaso de la estrella con ayuda de esta incisión en el horizonte, hacia la que fué orientada una línea, la cual más luego tenía que ensancharse para formar la pista. Aunque no entraré más detalladamente en observaciones astronómicas, reservando las investigaciones hechas al respecto para una publicación siguien- te, no puedo dejar de mencionar un ejemplo, el cual, una vez que el material acumulado esté suficiente para dar un respaldo amplio a la hipótesis, propor- cionará una información muy vaHosa. Se trata de la pista en el lado Este del mapa, Grab. N"? 58, la que comienza al pie de los cerros. En realidad sube un: po- co por la pendiente, como se ve en la fotografía, Grab. N*? 54, de su final. La misma cadena de cerros forma la línea del horizonte, teniendo dos cortes que co- rresponden exactamente a los dos lados de la pista (Grab. N. 61a), lo que implica que haya sido construida con vista al norte. Después de medir y analizar su orientación, se llegó al siguiente resultado: Entre 500 A . C . y 1500 A . D . , nada más que una sola estrella se ha visto en esta dirección, lo que ocurrió entre
  • 24. 24 M A R I A R E I C H E los años 500 y 780. intervalo en que otra estrella de Osa Mayor, distinta a las cuatro anteriormente mencionadas, tuvo su ocaso entre estos dos puntos, el cual señaló el fin de noviembre. Su construcción con vista a esta fecha, importante para la agricultura por coincidir más o menos con la vertida del agua en el río, se confirma en el hecho de la cercanía al valle del lugar de observación definido por el fin de la pista. Existe la coincidencia cronológica de esta pista con la anterior, si asumimos que en ella se haya observado la estrella más grande entre las cuatro que entran en consideración, en tal caso el trazo per- tenecería al intervalo entre los años 490 y 710. Siendos estas direcciones cercanas al meridiano relativamente fáciles a analizar, tenemos dificukad en la' interpretación astronómica de trazos orienta- dos alrededor de los puntos este y oeste. Estas partes del horizonte se en- cuentran ocupadas por una estrella importante tras la otra en el curso de los siglos, siendo difícil decidir a qué siglo o estrella podía corresponder un trazo determinado. Además tiene que considerarse la posibilidad de que se hayan incluido en la observación los otros astros, el sol, la luna y los planetas, cuyos ortos y ocasos caen todos en la cercanía de los puntos este y oeste. Por ejem- plo, la pista más grande de la fotografía 18, puede haber señalado las plé- yades justamente en el mismo intervalo de tiempo que parece poderse presumir para las dos pistas anteriores, entre los años 500 y 700 A . D . Pero también puede haberse construido para el estudio de cierto detalle en el curso de la luna, la estrella principal de Escorpión o una estrella de la constelación Ge- m i n i . El estudio futuro puede quizás aclarar eso. Sin embargo, en primer tér- mino deben estudiarse aquellas direcciones, que pueden dar resultados más seguros, es decir trazos con orientación más cercana al meridiano, por cuyos puntos correspondientes en el horizonte ha pasado solo un número limitado de estrellas en el curso de los siglos. Un detalle interesante es la existencia de líneas muy aproximadas al me- ridiano. En la fotografía ampliada 23, se puede ver a dos de éstas, una que sale del centro importante al lado de la carretera, a cuya continuación abso- lutamente recta se puede seguir a través de las fotografías aéreas por una distancia de quizás quince kilómetros, hasta casi llegar al río de Nazca. La otra se encuentra a 640 metros más al oeste. Ambas divergen en menos de 3/4 gra- do de la línea norte-sur. En un centro importante a dos kilómetros este de la pista de la fotografía N° 2, tenemos una línea de sólo 25'8 de divergencia del meridiano, la que tiene un largo de casi 10 kilómetros. En la meseta N'? 2, existen dos de estas líneas, una es visible en la fotografía N? 7, a cien metros oeste del camino blanco que se nota señalando hacia el N? 1000 de la escala adjunta, la que parte de la pista ancha teniendo un largo de más o menos 80 metros. La existencia de estas líneas norte-sur, cuya orientación, sin duda, ha sido producida intencionalmente, es otro factor en favor de la hipótesis astronómica. La única manera de producir dicha orientación es por medios astronómicos te-
  • 25. L O S D I B U J O S E N P E L I G R O D E D E S T R U C C I O N 25 niendo su explicación astronómica la misma divergenca del meridiano exacto, co- mo puede apreciarse en el cuadro, Grabado 59. La definición exacta de los puntos norte y sur no podía encontrarse en un país como éste, don- de por la gran diferencia entre la elevación del horizonte este y oeste, no hay simetría con el meridiano de los puntos de puesta y salida de un astro. Esto puede haber sido la razón, porque el desarrollo de la astronomía no puede haber llevado a conocimientos geométricos, como sabemos que ocurrió en otros países, donde un horizonte más uniforme permitió el desarrollo del concepto de simetría por medio de la coordinación de los puntos de orto y ocaso de un astro, lo que ocurrió en Egipto, donde el concepto así desarrollado de la simetría fué el origen de su geometría a la vez que del arte de ornamen- tación mediterránea con su interesante y elaborada simetría de ejes múltiples. En el mapa (Grab. 58), se encuentra una línea que es solo medio grado divergiendo de la dirección este-oeste, la cual puede haber sido construida para marcar el equinoccio. Otras de esta dirección se encuentran en varios sitios. En el Grabado 60, se puede ver, cómo la frecuencia de las líneas tiene una concentración en la dirección general de los solsticios. Algunas de las lí- neas así orientadas pueden haber sido construidas para el fin de marcar éstos, otras que son muy frecuentes y que tienen una orientación ligeramente variada de la de los solsticios, pueden haber señalado planetas. Fué en una línea aparentemente de solsticio en que P. Kosok, dio con la hipótesis astronómica al ver el sol bajar por ella en la fecha del 21 de junio. Las otras direcciones con concentración de frecuencia de líneas con su po- sible significado, han sido objeto de estudio, cuyo resultado tiene que reser- varse para otra publicación que se encuentra en preparación y en la que trataré más detalladamente del aspecto astronómico conteniendo un análisis de las rnediciones tomadas en las diferentes líneas. LOS DIBUJOS SE ENCUENTRAN EN PELIGRO DE DESTRUCCION El valor de los dibujos, aún si la hipótesis astronómica no llegase a i m - ponerse, es inmenso, pues son únicos y no existe cosa igual en ningún otro lugar del mundo. Si es que hubiera existido, los factores climáticos la hubie- ran destruido. Es una cosa absolutamente excepcional que trazos tan superfi- ciales han podido conservarse por quizás un milenio o más. Las orientaciones astronómicas que tenemos en otras partes como legado de una edad muy an- tigua, son todos de piedra, hechas para resistir las fuerzas destructoras de la naturaleza. Su construcción fué trabajosa y una vez hechas fueron difíciles a corregir. Mientras tanto, en las pampas de Nazca la sencillez de la técnica permitió experimentar, borrar y corregir, de manera que los trazos parecen lle- nos de actualidad, revelando el dinamismo de los íljluijanlp«. <'n a'1 x^iroceso de su trabajo. / l , ^ ' .„ v O Y ' .
  • 26. 26 M A R I A R E I C H E Ahora, lo que ha podido conservarse por tantos siglos, está en peligro de horrarse. La pampa de San José, el lugar más interesante de todos, es cruzada por camiones, que muelen la tierra compacta hasta que se convierte en un polvo fino que se levanta en altas columnas blancas, producidas por los ventarrones, que lo esparcen sobre la superficie negra, la que, con el transcurso de los de- cenios, volverá a blanquearse, destruyéndose así el fondo sobre el que los d i - bujos pueden distinguirse. Se cruza sobre la pampa en cualquier sitio, dejando huellas blancas que, acumulándose, borrarán con el tiempo todos los dibujos. Sobre todo, en las figuras puede hacerse un daño irreparable por su escasa visibilidad. A veces las mismas líneas antiguas se usan para el tránsito. Las líneas quebradas que se notan en las fotografías, son rutas de carros, que se hani pasado de una línea recta a otra. Y si el suelo compacto se ha molido, se pasan sobre los bordes a la superficie negra y pedregosa, para así borrar sus contornos originales. Un ejemplo de eso podemos ver en la Fot., Grabado N9 3. Este proceso ha continuado desde la conquista, cuando con animales y carros halados por bestias usaron y borraron algunas de las líneas, las cuales pueden por partes reconocerse todavía como trazos antiguos, habiendo sido usado por los carros solo por partes. Esta destrucción en tiempos anteriores a la aviación es per- donable, pero ahora debería impedirse la continuación de este proceso, para no dejar marcado sobre un documento de alta civilización el de la incomprensión de nuestros tiempos con huellas, que superpuestas a los dibujos, serán visibles a todos los que pasan por avión por siglos venideros. Y no es solamente necesario regularizar el tránsito con vehículos. En los sitios más delicados con las piedras de la superficie pequeñas, los dibujos fácilmente pueden malograrse con solo caminar sobre ellos. Este peligro va a hacerse más actual, conforme va creciendo el interés público en esta obra maravillosa. Otro peligro mayor existe, pues hemos recibido información de que la pampa de San José se ha denunciado para la irrigación, lo que significaría la destrucción completa de todos sus dibujos. El párroco de Nazca, doctor A . Rossel Castro, señaló la necesidad de que la pampa de San José se declare como monumento arqueo- lógico . Es de esperarse, que la descripción aquí presentada dará una idea su- ficiente del valor de los trazos antiguos para acelerar una decisión oficial correspondiente.
  • 27. D E S C R I P C I O N D E L O S G R A B A D O S F O T O G R A F I A S Y MAPAS 1 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de una fotografía oblicua. Lugar: Meseta N ' 1. A la derecha el valle de Río Grande, a la izquierda el valle de P a l p a . A l fondo; carretera Panamericana. 2 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de una fotografía oblicua. Lugar: 3 1/2 k m . sureste del kilómetro 459 de la carretera Panamericana. 3 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de una fotografía oblicua. Lugar: Kilómetro 430 1/2 de la carretera Panamericana. 4 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parle de una fotografía vertical, escala ori- ginal 1/5000. Lugar: Meseta N ' 3. 1 1/2 hora a pie suroeste de Palpa. 5 - 6 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde banquito de 1.50 m . Lugar: E l mismo del grabado 4. Foto N^" 5 contiene la esquina superior de la cara de la figura con boca, ojos, parte de las dos líneas de l a diadema y dos rayos saliendo de este. Foto N'-' 5 es el borde inferior del tronco. 7 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de una fotografía vertical escala ori- ginal 1/5000. Lugar: Meseta N ' 2. media hora a pie al sur de P a l p a . E l sitio es la pendiente que se nota como mancha negra en el grabado 17 encima del kilómetro 950 de l a escala, al lado de la pista. 8 - 1 1 Foto: Servicio Aerofotográfico — Partes de una fotografía vertical escala ori- ginal 1/5000. Lugar: Meseta N ' 1. Son las mismas pistas de la vista oblicua N ' 1. L a figura al lado derecho está al lado del final más ancho de la tercera pista, la de la izquierda al final más angosto de la primera de las que se notan en la fotografía oblicua. 12 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de la fotografía vertical N ' 17. E s c a l a original 1/5000. Lugar: Meseta N ' 2. E s q u i n a inferior derecha de la fotografía N ' 17. 13 Foto: Servicio Aeíofotográfico — Parte de la fotografía vertical N ' ' 18. Escala original 1/15000. Lugar: Medio kilómetro suroeste del kilómetro 446 1/2 de la carretera. E n el lado izquierdo se nota el borde de la pista más grande de la fotografía 18. 1 4 - 1 5 Foto: M . R e i c h e . — Tomadas desde escalera de 4 metros. Lugar: E l mismo del N ' 13. Grabado 14 es el borde de la pista grande visto desde el oeste. 15 son los " c a m i n o s " que parten del centro de irradia- ción en este borde.
  • 28. 28 D E S C R I P C I O N D E L O S GRABADOS F O T O G R A F I A S Y M A P A S 16 Croquis aproximado de las líneas principales noreste y suroeste del kilómetro 446- 449 de la carretera. E l mismo sitio que la fotografía N " 18. ( C o m p . y d i b u j . M . R e i c h e ) . 17 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de dos fotografías verticales, escala ori- ginal 1/5000. • Lugar: Meseta N'-' 2 al sur de Palpa, colindante con el valle de Viscas. 18 Foto: Servicio Aerofotográfico — Fotografía vertical, escala original 1/15 000. L a pequeña marca en forma de estrella se puso para indicar el centro de la fotografía original. Lugar: kilómetro 443 1/2 - 447 3/4 de la carretera. 19 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de la fotografía N " 17. Lugar: Meseta N " 2. E n el grabado 17 encima del metro 650 de l a escala al borde de las pistas. 20 Foto: Servicio Aerofotográfico — L a misma fotografía vertical de la que fué sacada l a figura, grabado N " 4. Escala original 1/5000. Lugar: Meseta N ° 3. 600 metros suyoeste de la figura del grabado N ' ' 4. Mon- tículos de piedra dentro de una pista grande, cuyo borde se nota al borde inferior del grabado. 21 Mapa: Trabajo cartográfico M . Reiche. Basado e n : 1. Cinco fotografías verticales del Servicio Aerofotográfico (escala 1/ 15000) todas del mismo sitio, pero con distintos centros. 2. Orientación de la carretera obtenida del Servicio Geográfico del Ejercito, 3. Veinte orientaciones de líneas medidas con teodolito y algunas distan- cias medidas. 22 Foto: M . R e i c h e . Tomada de escalera de 4 metros. Lugar: Doscientos metros noreste de la carretera kilómetro 446 1/3. Centro de irradición al lado derecho del mapa 21 y foto 24. A l fondo la carretera. L a pista principal de esta vista es la que conduce de este centro, con- tinuando en ima línea, al final de la pista principal de la fotografía N'? 23. 23 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de la fotografía 18. Lugar: Carretera Panamericana kilómetro 446-447. 24 Copia de la fotografía 23 de dos sitios blancos. L a s líneas fueron observadas en el campo. 25 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía oblicua. Lugar: Ultima pista del borde inferior derecho del croquis 16. 26 Foto: M . Reiche — Tomada desde banquito de l.,50 m. Lugar: L a línea que cruza de la mitad del borde inferior a la mitad del borde derecho de la fotografía es la misma línea recta que se nota al lado izquierdo de la fotografía aerea N ' 25, la línea curva es de la esquina izquierda de la figura de la misma fotografía aerea. 2 7 - 2 9 Foto: M . Reiche — Tomadas desde la escalera del grabado 30. Lugar: 27 y 29 son parte de las figuras del grabado 34 al final de la pista más grande del grabado N ' 18. 27 es la pierna con la pala derecha del pájaro, 29 es la figura del lado derecho del grabado N " 34, vista del sur. 28 es la mitad de una espiral situada cerca al centro de irradiación de lineas que se puede notar al borde superior de la fotografía N ' 18. 30 • 31 Escaleras desde las cuales las fotografías fueron tomadas.
  • 29. D E S C R I P C I O N D E L O S GRABADOS 29 F O T O G R A F I A S Y M A P A S 3 2 - 3 3 Foto: M . R e i c h e . — Tomadas desde la escalera grabado 30. Lugar: Cerca al centro de irradiación de líneas al borde superior de l a fotogra- fía N'' 18. 34 Plano: M . R e i c h e . — F i n de la pista grande de la fotografía N " 18 con algu- nos de los detalles, faltando otros más. 35 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde el banquito de 1.50 m . de alto, como so puede notar por la sombra. Lugar: F i n de la pista del grabado N'-' 25 y borde inferior del croquis 16. 36 -39 Fotos: M . Reiche. Tomadas desde la escalera del grabado N " 30. Lugares: L a espiral está situada en el sitio del grabado N'-' 23, donde en su borde superior una pista delgada continúa en un ángulo. E l dibujo de la figura del grabado 37 se encuentra en el plano N'-' 34, lado derecho. 38 es l a misma figura del grabado 32, pero -vista del sureste. 3 9 - 4 0 Foto: M . R e i c h e . — Tomadas desde escalera grabado 30. Lugar: Meseta N"? 4, figura de l a carátula. 41 Foto: M . R e i c h e . — T o m a d a desde escalera de 4 metros. Lugar: Lado norte de la pista más grande del grabado 18. S u plano está en el grabado 43. 42 Foto: M . Reiche. — T o m a d a desde banquito encima del camión (más o menos 2.50 m . ) . Lugar: k m . 447 carretera, parte de la figura del plano N ' 21 y 43, vista desde el noroeste. 43 Planos de las figuras de las fotografías 41 y 42. E l pescado está en el plano N ' 58, 800 metros suroeste del kilómetro 465 3/4 de l a carretera. 44 Foto: M . R e i c h e . — Desde el banquito de 1..50 m. Lugar: E s l a vuelta de la figura en el grabado 45, que se encuentra debajo del metro 10 de la escala, a 400 metros del kilómetro 446 suroeste de la carretera. 45 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía 18. Lugar: E l mismo de N " 44. '46 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía vertical, escala original. 1/15000. Lugar: Quebrada camino a Puquio 5 a 6 kilómetros de carretera desde Nazca. 47 F o t o : Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía vertical escala original 1/5000. Lugar: Meseta N ' 1, última parte de la bajada de la carretera antes de llegar a Palpa, lado este. 48 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde el suelo. Lugar: Lado derecho de la pista grande que está en el grabado N ' 18 a la iz- quierda de la palabra " m e t r o s " de la escala, 1/2 k m . noreste del k m . 446 1/3 de la carretera. 49 Foto: M . R e i c h e . — T o m a d a desde el suelo. Lugar: Meseta N " 1. L a s once paralelas del grabado N ' 47 vistas desde_el oeste. 5 0 - 5 1 Foto: M . R e i c h e . — Tomadas desde el suelo. Lugar: F i n a l de la pista del camino a Puquio del grabado 46. 52 Foto: Servicio Aerofotográfico — Parte de fotografía vertical escala 1/15000. Lugar: Parte oeste de la meseta N ' 2. L a espiral es un detalle observado en su borde noroeste al lado del " 3 0 0 " de la escala.
  • 30. 30. D E S C R I P C I O N D E L O S GRABADOS F O T O G R A F I A S Y M A P A S ' 53 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde la escalera grabado N ' 30. Lugar: F i n a l este de las once líneas al lado de l a pista más grande del grabado 18. 54 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde el suelo. Lugar: Final de la pista del lado derecho en el mapa N " ,58. 55 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde el suelo. Lugar: F i n de la meseta N " 4, 3-4 kilómetros del kilómetro 430 1/2 de la carretera. •56 Foto: M . R e i c h e . — Tomada desde la escalera de 4 metros. Lugar: " C a m i n o incaico" kilómetro 430 1/2 de la carretera. L o que aparece como cerrito es el mismo final de la meseta N ° 4 de la fotografía W> ,55. , 57 Algunos ejemplos de alfarería encontrados en la superficie de diferentes líneas. 58 Mapa: T r a b a j o cartográfico M . Reiche. Basado e n : 1. Dos fotografías verticales del servicio Aerofotográfico escala 1/15000. 2. Veinte orientaciones de líneas medidas con teodolito, el conjunto orien- tado con dos observaciones astronómicas, las distancias medidas en al- gunos lugares. 59 E L curso de una estrella (d hydrus) al rededor del polo sur en los años 00, 500 y m i l . C o n el horizonte formado por el cerro de T u n g a , visto desde el centro de líneas de la izquierda de la fotografía N ' 23. P a r a una posible explanación de la existencia de la línea casi norte-sur de este centro. 60 Cuadro: para demostrar la distribución de las orientaciones de líneas y pistas. Los asteriscos representan las 83 orientaciones que fueron tomadas con teodolito, las líneas cortas las 170 adicionales obtenidas con brújula y rectificadas según las diferentes declinaciones magnéticas en los distintos ' , lugares. 61 Algunas observaciones de trazos orientados hacia cortes en el horizonte.
  • 31.
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  • 49. B.Uí lili Cintro OÍ. i ^ - ' f «5te áal leu. g h Formo. t4í-ío^.nuy(-. forma, esta o-í-í*'^. 61
  • 50. Configuración típica ele una lí- nea que parte de cerrito hilóme- tro 462 V2.