Este discurso de apertura habla sobre las nuevas amenazas a la Iglesia Católica como la cultura de la muerte, el feminismo y la izquierda. Argumenta que a diferencia de las amenazas pasadas, estas nuevas amenazas suenan más lógicas para el ciudadano promedio. Sin embargo, la Iglesia ha sobrevivido a amenazas mayores en el pasado y sobrevivirá también a estas. Llama a los católicos a dejar de ser pasivos y convertirse en valientes soldados dispuestos a defender su fe,