1. LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
VIII semestre
Materia: Futurología Educativa
Catedrática: Nancy Zambrano
Distopia:
¿Cuál es el sentido que asume la escuela de hoy?
Alumna: Karina Macías Uresti
Monterrey, Nuevo León a 6 de junio de 2009.
2. Introducción
El presente trabajo ha sido elaborado con la finalidad de enmarcar algunos de los
contenidos y conocimientos logrados en la materia de Futurología Educativa durante el
octavo semestre de la Licenciatura en Ciencias de la Educación. Dicha producción se
titula ¿Cuál es el sentido que asume la escuela de hoy? Y se manifiesta como una
distopia ya que se exponen algunas aportaciones de autores abordados durante el
semestre en dicha materia y se contraponen con argumentos que otorga la experiencia
vivida en el desempeño de nuestra labor.
La estructura del trabajo que se aborda, es manejada de acuerdo a lo planeado
en la clase, pero se van intercalando una a una las aportaciones de los autores revisados,
para la fundamentación del mismo; casi al final del trabajo se presenta una opinión
personal sobre la cual recae el objetivo principal de la elaboración del mismo. Sirva el
presente trabajo académico para aplicar y afianzar los conocimientos y habilidades
adquiridas a lo largo de la Licenciatura, así mismo para perfilar una postura con respecto
a la educación que acontece en nuestro contexto.
3. ¿Cuál es el sentido que asume la escuela de hoy?
En la actualidad la escuela es vista como la institución garante de formar
ciudadanos que repondan a las necesidades que la sociedad -a la que pertenecen- les
plantea; sin embargo está muy lejos de alcanzar ese ideal, puesto que si bien se hacen
esfuerzos día con día para lograr los fines que se pretenden en el ámbito educativo, las
condiciones generales que subyacen en el proceso formativo coadyuvan las “buenas
intenciones” de lograr que los proyectos diseñados para cambiar la dinámica -hasta hoy
llevada- logre los avances necesarios para tener la calidad pretendida.
Para que se den avances en este rubro es la misma sociedad la que tiene que
replantear la forma de participación que tiene en dicha causa, pues si ésta vive
realmente aquello de lo que se siente parte, se estarán transmitiendo esos mismos
saberes y valores a las generaciones futuras, pero de no ser así, ¿cómo se le puede
exigir a la escuela que produzca lo que no se puede generar por falta de bases?; así se
deja entrever en la siguiente aportación que hace Tedesco al decir que:
“numerosos diagnósticos de la sociedad actual muestran que la ruptura de los vínculos
tradicionales de solidaridad provocada por el proceso de globalización ha generado nuevas
formas de exclusión, de soledad y de marginalidad. Las formas de asociación y de
expresión, de algunos de estos sectores excluídos tienden a apoyarse en valores de
intolerancia, de discriminación y de exacerbación de los particularismos” (Tedesco, 2007)
Claro que en la aportación que hace este autor, se ve reflejado un panorama más
actual, aquél que tiene que ver con el fenómeno de la globalización; más no
necesariamente éste, es el culpable de todo lo que acontece en el ámbito educativo. Sin
embargo, el conocimiento y diseño de nuevas estrategias debe apoyarse en el
reconocimiento de esta era y de las implicaciones que ella ostenta. Para conseguir un
cambio loable hay que actuar conforme a la realidad.
Para entender mejor el párrafo anterior, hago referencia a la cita de Rangel Ruiz
de la Peña que establece:
“Para quienes trabajamos en el sector educativo desde hace varias décadas es importante
concebir la educación como un conjunto de competencias y capacidades que necesitan las
personas para desarrollar proyectos y sentidos de vida. La oportunidad de acceder y
permanecer en ella hoy es más significativa en la medida que ello sirva para emprender
proyectos, desarrollar comunidades de aprendizaje y enfrentar los retos de la globalización”
4. (Rangel, 2006).
Estas palabras nos invitan a reflexionar sobre el actuar y desempeño que han
mostrado las autoridades educativas, pues se puede vislumbrar que hay cierto sentido de
pertenencia en los ideales de los docentes activos, mismos que han prevalecido en la
tarea formativa por varias generaciones; y sin embargo éstos carecen de cualquier
reconocimiento por parte de la sociedad. No obstante, predomina en ellos un grado de
satisfacción cada vez que responden a ciertas necesidades a partir de una labor bien
focalizada.
A pesar de que vivimos una realidad educativa que ha sido rebasada y condenada
por diferentes problemas y los estancamientos que se han generado de ella, no es difiícil
observar que algunas cuestiones sociales -subyacentes de los económicos- emergen
más claramente en el ir y devenir educativo. Así lo establece de la siguiente cita:
“Actualmente existen en nuestra sociedad problemas de diferente índole (...) lo que
necesariamente obliga a que en forma conjunta se generen acciones que ayuden a combatir
estos males.(...) lamentablemente hay quienes señalan a la escuela como correctora de
todos esos vicios e insuficiencias culturales, esto no debería ser así, sin embargo se tiende a
deacreditar a las instituciones educativas y a minimizar la magnífica labor de maestros y
maestras (Espino, OEI)
No es difícil entender que en situaciones tan adversas, la escuela no esté
preparada para responder ante los retos que se le están presentando día con día, sin
embargo, los asume con responsabilidad y da pasos -muy limitados quizá- para la
construcción de estructuras que favorezcan su propio entorno.
Algunos autores consideran preocupante el hecho de que se politice cualquier
acción del ámbito educativo. Por ejemplo Guevara Niebla opina que “en México los
cambios en la estructura de la autoridad educativa han sido lentos” (Guevara, 2006);
dejando entrever con esto, que sólo algunos grupos han sido escuchados o tomados en
cuenta para realizar los cambios que se han propuesto; y que tanto las asociaciones de
padres de familia, como los responsables directos de la formación de nuevas
generaciones, poco intervienen en esas desiciones; con lo cual queda claro que de haber
beneficios derivados de ciertas acciones, éstos no se originan de las pesquisas que los
docentes o de los padres de familia hacen.
5. Por si fuera poco señala que: “Sólo el sindicato de trabajadores de la educación
tiene capacidad para influir en las desiciones que toma la SEP” (Guevara, 2006), pero
también deja claro que, es la estructura de éste la que ejerce el poder de desición,
afectando con ello el progreso educativo. Es aquí donde se descubre que en México la
educación se encuentra maniatada o marginada por una serie de desiciones que son
tomadas por grupos élite ya sea del gobierno o del propio sindicato, y que con esto no
favorecen el desarrollo pleno de todo el sistema o peor aún, que no propugnan por la
calidad tanto enuncian.
Es así como se deja entrever en las aportaciones que realizan algunos autores
entre las que se destaca que, para llegar a tener verdaderos logros con la calidad
educativa que requiere nuestro país, se necesita más que proyectos o buenas
intenciones. El cambio se logrará cuando seamos una sola conciencia en el arduo
quehacer de la educación, entendiendo a esta conciencia como a las acciones conjuntas
elaboradas a partir de la colaboración de diversos actores implicados en este proceso.
La reflexión que hace el Didriksson sobre la realidad educativa que se tiene en la
actualidad, hace un llamado a realizar un trabajo más responsable y adecuado a
necesidades existentes, pues no podemos como educadores tratar de abarcar más de lo
que se puede, sin tener verdaderos avances en la construcción de nuevos conocimientos,
ya que está demostrado que las generaciones de hoy, pueden saber, escribir, etc.; pero
no van más allá de ese conocimiento, por lo que no logran hacer reflexiones sobre lo
aprendido o en el peor de los casos como lo enuncia el autor “no comprenden lo que leen
ni realizan operaciones mentales complejas”, (Didriksson, 2006, pág. 49).
Para que la escuela asuma su rol protagónico de formadora integral, hacen falta
verdaderas acciones que arrojen resultados determinantes, pues no basta que una o más
personas expresen ganas de querer hacer bien las cosas; eso no es suficiente; hay que
involucrar diversos actores de la sociedad; así como generar propuestas que permitan
recuperar y enriquecer la conciencia y el verdadero sentido humanista-personalista que
debe tener la educación de hoy. No obstante, esto no es muy posible de realizar en
nuestro contexto, ya que como se ha mencionado reiteradamente, las condiciones
estructurales, políticas y sociales poco benefician el desarrollo de una educación
liberadora o salvífica para todos.
6. Conclusiones:
En sí, la palabra “escuela” evoca un sinfín de experiencias que acompañan tanto al
docente como al educando en ese largo caminar denominado educación. Haber realizado
este trabajo me ha permitido establecer claramente las relaciones que pueden existir
entre las funciones de la escuela -vista ésta como una institución que forma seres
integrales- y las limitaciones que la acompañan y que al mismo tiempo impiden que su
labor resulte verdaderamente útil para la sociedad que así lo demanda.
Bibliografía:
DIDRIKSSON Axel, Escenario de creación de un nuevo sistema nacionalde educación:
sus objetivos estratégicos.(2006). En obra La eduación que México Necesita.
ESPINO de L. Ramiro, Educación Holista. Instituto Mexicano de Estudios Pedagógicos.
Recuperado de: OEI-Revista Iberoamericana de Educación
GUEVARA Niebla, Gilberto, Democracia y educación (2006). En obra La eduación que
México Necesita.
http://www.oei.es/noticias/spip.php?article521
24 de junio de 2007