Las evidencias del proceso evolutivo incluyen pruebas que demuestran que la evolución es característica de la vida y que todos los organismos descienden de un ancestro común, como la biogeografía que muestra que cuanto más alejadas están dos áreas geográficas, más diferentes son sus especies, a pesar de condiciones ecológicas similares, y la morfología que revela que los organismos comparten similitudes a pesar de su diversidad.