2. Estamos en el
último domingo del
año litúrgico. Es
como un resumen y
culminación de
toda la vida y
mensajes de Jesús.
3. La palabra “Rey” puede
tener diversas
connotaciones según las
épocas, las regiones y
otras circunstancias; pero
siempre es un signo de
poder, categoría social o
dignidad. En el tiempo de
Jesucristo tenía el
conjunto de privilegios y
todas las demás personas
tenían deberes ante él.
Hablar de “rey” era hablar
de poder absoluto, sobre
todo si era emperador.
4. Hoy la mayoría de los reyes son demócratas; pero sigue
vigente la importancia del nombre de rey o reina en todos
los lugares. Jesús de hecho es dueño de todo por ser
Dios;
pero Él ha venido
al mundo para ser
dueño de los
corazones, que es
algo más difícil,
porque nos ha
dejado libres.
Pero desde el
principio con
cariño le
cantamos:
15. Es difícil pensar, sentir y
vivir el verdadero reinado
de Jesucristo. Los
apóstoles hasta casi la
Ascensión pensaban en
un reinado material y
hasta discutían entre ellos
sobre quién iba a ser más
grande en ese reino.
Habían oído demasiado
sobre el rey David y cómo
el Mesías debía ser
descendiente de David.
Por eso, al pensar en
Jesús Mesías, recordaban
a aquel gran rey de Israel.
16. Hoy en la primera lectura de la misa se nos propone el
recuerdo del rey David, cuando, siendo rey de la tribu de
Judá, comienza a ser rey de todas las tribus de Israel.
2Samuel
5, 1-3
17. En aquellos días, todas las tribus de Israel
fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron:
"Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace
tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey,
eras tú quien dirigías las entradas y salidas de
Israel. Además el Señor te ha prometido: “Tú
serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el
jefe de Israel”. “ Todos los ancianos de Israel
fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo
con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del
Señor, y ellos ungieron a David como rey de
Israel.
18. De hecho la realeza en el pueblo de Israel no fue algo
continuo, sino como un paréntesis. Primero fueron
guiados por los patriarcas, luego por los jueces, hasta
que llegó Samuel. El pueblo quería tener un rey.
Samuel, que era
el portavoz de
Dios, se quejaba
y lamentaba,
porque, al
querer un rey
terreno, iban a
dejar de
gobernarse por
el verdadero rey
total, que era
Dios.
19. Les resultó mal con el
primer rey, que fue
Saúl. Pero el segundo,
que fue David, resultó
ser un gran rey. Pero
después del tercero,
que fue Salomón, ya se
dividió el reinado, Israel
y Judá. Y hacia el año
580 a.C. ya se habían
terminado los reyes.
Luego serían los
sacerdotes, los
principales formando el
grupo del Sanedrín,
quienes guiasen al
pueblo de Dios.
20. Pero siempre quedaba la idea de que el Mesías,
descendiente de David, debería ser rey.
De tal manera que cuando el
ángel Gabriel anunció a María
que concebiría al Mesías, le
dice que “se llamará”
(significa: será) “Hijo del
Altísimo, el Señor Dios le dará
el trono de David, su padre;
reinará sobre la casa de
Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin”. María
recibe la noticia al modo
popular. Más tarde sabría que
el reino de Jesús sería
diferente de lo que pensaban
todos.
21. Cuando Pilato tuvo
delante a Jesús, pues se
lo habían llevado
acusándolo de que se
hacía el rey de los
judíos, le preguntó: “¿Tu
eres rey?”. Jesús
contestó: “Yo soy rey”.
Pero enseguida tuvo que
aclararle: “Pero mi reino
no es de este mundo”.
Es decir, no es como lo
piensa la gente del
mundo. De esta escena
se trata especialmente
en el ciclo B.
22. Pilato tuvo que llevarse
un desengaño muy
grande: Le habían traído
aquel hombre que se
quería hacer rey de los
judíos y que además
decía ser rey. Pero para
nada parecía rey: No
tenía guardia ni
prepotencia, ni su vida
había sido diferente de
cualquier persona
sencilla y pobre.
¿Porqué afirmaba Jesús
que era rey?
23. Jesús iría a la cruz.
Pilato mandaría poner
una tablilla diciendo:
“Jesús Nazareno, Rey
de los judíos”. Uno
de los ladrones,
crucificado con Él vio
lo que muchos no
veían y le dijo:
“Acuérdate de mi
cuando llegues a tu
reino”. Jesús le
responde: “Te lo
aseguro: hoy estarás
conmigo en el
paraíso”.
De esto trata el evangelio de
este año, que es el ciclo C.
Dice así: Lucas 23, 35-43
24. En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a
Jesús, diciendo: "A otros ha salvado; que se salve a sí
mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido." Se
burlaban de él también los soldados, ofreciéndole
vinagre y diciendo: "Si eres tú el rey de los judíos,
sálvate a ti mismo." Había encima un letrero en
escritura griega, latina y hebrea: "Éste es el rey de los
judíos." Uno de los malhechores crucificados lo
insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a
ti mismo y a nosotros." Pero el otro lo increpaba: "¿Ni
siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo
suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el
pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado
en nada." Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando
llegues a tu reino." Jesús le respondió: “Te lo
aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”.
25. Era difícil reconocer a
Jesús como rey,
cuando estaba
clavado en la cruz. Por
de pronto no le
reconocían como tal
las autoridades de los
judíos que se
burlaban. Tampoco el
mal ladrón. Jesús, que
podría haber llamado a
una legión de ángeles
para fulminar a quien
le despreciase, había
sufrido bofetadas,
insultos y ahora sufre
con amor.
26. No tiene trazas de rey
aquel a quien obedecen
el viento y el mar, el que
hacía oír a los sordos y
hablar a los mudos,
aquel que dio de comer a
miles de necesitados, y
que por eso le quisieron
hacer rey. Ahora nos
quiere enseñar que Él no
ha venido a ser servido
sino a servir; no ha
venido a ser salvado
sino a salvar. En esto
consiste su reinado.
27. Jesús nos quiere
enseñar que la grandeza
de ser rey no consiste en
ser servido sino en servir
y dar su vida por los
demás. Y la plenitud de
la realeza consiste en
pasar, como Jesús,
haciendo el bien,
consolando,
perdonando, curando,
atendiendo,
comunicando esperanza,
dando testimonio de la
verdad.
28. Cuando nosotros
sigamos a Jesús de
esta manera:
buscando la paz y el
bien, es cuando
podemos decir que
Jesucristo reina ya.
Hay muchos que en
verdad procuran con
todas sus fuerzas
seguir el camino del
Señor. En ellos Jesús
reina ya.
29. A veces hay gente que canta que Cristo reine y llevan
banderas de Jesucristo; pero sólo en lo exterior. A veces
se hacen consagraciones a Cristo Rey de una región o
del mundo entero. Jesús en su inmensa misericordia
bendecirá la buena voluntad;
pero muchas veces sirve de
poco porque luego suelen
volver a los pecados y vicios
de antes.
30. En verdad que Jesús da
su reino a aquellos que
le quieren seguir,
aunque tengan un solo
pensamiento para Él. Así
pasó con el buen ladrón.
Así se supone que pasa
con mucha gente
sencilla que no han
tenido mucho
conocimiento del
mensaje de Jesús.
31. Lo cierto es que reina Jesús si aceptamos su verdad y
vivimos su mensaje de las bienaventuranzas.
Porque
Jesucristo
reina en aquel
que es pobre
de espíritu,
que significa
estar vacío de
egoísmo y que
va soportando
y sufriendo los
padecimientos
que están
unidos a su
propio deber.
32. Reina Jesús en el que
tiene hambre y sed de
justicia: da a Dios y al
hombre lo que es
suyo. Y en el que es
misericordioso con
las miserias
humanas. Y en el que
tiene el corazón
limpio siendo sincero
con Dios. Y en el que
es constructor de la
paz, de la convivencia
familiar y social.
Y en los que sufren persecución por defender los
derechos humanos.
33. El reinado de Jesús y su
realeza no tiene sólo una
fase temporal y terrena,
sino también una
celestial y eterna. La
realeza de Jesús en el
cielo brillará con toda su
luz. Hoy san Pablo en la
2ª lectura nos presenta a
Jesús como imagen de
Dios invisible… Y en Él
reside toda la plenitud de
la divinidad. Por lo tanto
el reino de Jesús en el
cielo será total y pleno.
34. Este reino de Jesús en el
cielo poseerá las mismas
cualidades que se señalan
para la tierra; pero allí sin
posibilidad de pérdida y en
plenitud. Allí reinará la
santidad y gracia por todos
los salvados por la sangre
de Jesús. Allí reinará la
verdad y la vida, que es
Jesús en todo su
esplendor. Allí reinará la
justicia y la paz. sin peligro
de injusticia, guerra o
turbación. Reinará sobre
todo el amor.
Dice así la 2ª lectura: Col 1, 12-20
35. Hermanos: Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho
capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la
luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha
trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre
hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él
es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos,
Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado
por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en
él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es
el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el
primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda
la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los
seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la
sangre de su cruz.
36. Este podía haber sido
un himno litúrgico de
la primitiva Iglesia. Es
al mismo tiempo una
catequesis para
enseñar quién y cómo
es Jesucristo.. Se nos
dice que Jesús es rey
por esencia, es decir,
por ser Dios. Por lo
tanto, si en Él se han
hecho todas las cosas
es rey en el sentido
tradicional de ser rey
absoluto. Pero sobre
todo es rey por amor,
porque servir es
reinar.
37. Termina el himno diciendo que
Jesús quiere reconciliar
consigo todos los seres, los del
cielo y los de la tierra haciendo
la paz por la sangre de su cruz.
El Hijo de Dios ha entrado en
nuestro mundo de pecado y del
mal, ha caminado a nuestro
lado sin avergonzarse de
nosotros y ha ido a la cruz para
salvarnos. Así ha podido
romper las cadenas del pecado
y de la muerte. Y ahora
nosotros podemos unirnos con
Él para siempre en el cielo.
38. Como el hombre es un
ser social y solidario,
pedimos que el reino de
Dios venga sobre
nosotros, como Jesús
nos lo enseñó en el
Padrenuestro. Pero
además debemos luchar
por la implantación de
ese reino de Jesús en el
mundo y en cada
persona. Desear el reino
de Jesús en el mundo es
trabajar por las
misiones.
39. Terminamos recordando
que Jesús es rey de amor;
que sufrió hasta morir en
la cruz, porque era el
modo de salvarnos del
pecado y podernos llevar
a reinar con Él para
siempre. Los que viven
apegados a lo terreno no
llegan a entender ese
reinado de amor, de
servicio y de entrega.