La alimentación rica en hierro y proteínas, el uso de champús adecuados para cada tipo de cabello, y evitar lavarlo con demasiada frecuencia o aplicar calor excesivo pueden ayudar a prevenir la calvicie. El estrés también contribuye a la caída del cabello, por lo que es importante aprender a gestionar las emociones. Si la calvicie ya es severa, existen opciones como trasplantes e injertos capilares o micropigmentación para disimularla.