El Castillo que el Palacio esconde. Palacio Arzobispal Alcalá de Henares. Gustavo ChM. Ángel PL. Vicente FF. AbrahamCG.
1. 34 35
que ducit maioritum ordinate’.
Nada se deduce de esta carta de permuta en cuanto
a la arquitectura del palacio. Pero pueden ser más
ilustrativos varios documentos del siglo XIV.
Así, un texto municipal de 13226
consigna la reu-
nión del concejo, convocada a campana tañida, en
las ‘casas de la torre de Alcalá’ para nombrar procu-
radores ante el arzobispo y ante el rey. Y tres docu-
mentos arzobispales de 1323, 1353 y 1362, citados
por Portilla7
, aluden al ‘alcayad de la torre de Alca-
lá’. La mención a la alcaidía en los textos arzobispa-
les puede suscitar la duda de si ‘la torre de Alcalá’
no será el castillo de Alcalá la Vieja, pero la reunión
municipal ha de ser en la villa, de modo que ‘la torre
de Alcalá’ no es la antigua fortaleza de los cerros.
Y el biógrafo del arzobispo Tenorio (pontificado
1377-1399), en un texto del siglo XVII, pero que
bebe de fuentes originales, refiere que su biografiado
mandó edificar ‘ muro labrado de canteria … desde
la puerta de Madrid hasta la torre de Palacio, que
tambien aumento…’. Parece claro que en el alcázar
arzobispal, antes de las obras de Tenorio, existía una
torre singular –por su antigüedad o por su enverga-
dura– que era conocida como ‘torre de Palacio’, y
que pudiera ser la misma ‘torre de Alcalá’, en cuyas
casas se reunió el concejo en 1322.
En el plano de la planta baja del Palacio incluido en
la escritura de cesión al Estado por el arzobispado
de Toledo (1859) y en el plano catastral del marqués
de Ibero (ca. 1870) se aprecian, al oeste del edifi-
cio, unos muros de más de tres metros de potencia,
sustancialmente más gruesos que cualquier otro del
Palacio. Se ofrece el detalle en la ilustración 1. Bien
pudieran corresponder estos muros a la ‘torre de Al-
calá’ o ‘torre de Palacio’
Por orden del rey Felipe II el flamenco Anton Van
Der Wyngaerde dibuja una serie de vistas de ciuda-
des españolas. En la de Alcalá, realizada en 15658
, se
aprecia perfectamente en primer término el Palacio
de los arzobispos de Toledo. Está dibujado con gran
A media tarde del día 11 de agosto de 1939 comien-
za a arder un basurero en la calleja que, a ponien-
te, separaba el patio de la fuente del nuevo pabellón
de archivos en el viejo Palacio de los arzobispos de
Toledo en Alcalá de Henares. Los esfuerzos de la
tropa que entonces ocupaba el edificio y de los al-
calaínos que prestaron su ayuda no lograron detener
las llamas; tampoco lo consiguieron los bomberos
llegados luego de la capital. El incendio afectó a
todo el Palacio y destruyó mucha de su arquitectura
y la totalidad de la documentación que custodiaba
como Archivo General Central. Sin embargo, en el
terreno y en textos e imágenes conservados se pue-
den encontrar las huellas de la historia del recinto
arzobispal. El presente trabajo intenta seguir estas
huellas y remontarse hasta el origen, hasta el castillo
que el palacio arzobispal esconde.
El palacio arzobispal complutense se erige como
consecuencia del dominio eclesiástico y civil de los
prelados de Toledo sobre Alcalá de Henares.
Alcalá pasó a depender del arzobispado de Toledo,
en lo religioso, desde el mismo momento de su in-
corporación a Castilla a finales del siglo XI, durante
el reinado del rey Alfonso VI; así lo dispuso el papa
Urbano II mediante bula suscrita el 4 de mayo de
10991
. Tras la derrota castellana de Uclés en 1108
el castillo de Alcalá la Vieja volvió a manos musul-
manas2
, siendo recuperado en 1118 por las tropas de
Bernardo de Seridac, primer arzobispo de Toledo3
.
En recompensa el rey Alfonso VII concedió a los
arzobispos toledanos, en 1129, el señorío político de
Alcalá4
.
No hay constancia cierta de la fecha fundacional del
Palacio. Se ha especulado con la posibilidad de que
fuera el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada (pon-
tificado 1209-1247) quien ordenase la construcción
de una residencia fortificada, pero el primer docu-
mento que acredita la existencia del Palacio es una
carta de permuta5
, fechada en enero de 1271; en ella
el arzobispo Sancho de Aragón (1266-1275) ad-
quiere, entre otras, unas casas del arcipreste Martín
González contiguas al Palacio: ‘que quidem domus pre-
dicte sunt contigue palacio domini Archiepiscopi et recta via
nivel de detalle y fiabilidad como se aprecia en la
ilustración 2, en la que se compara el dibujo de Wy-
ngaerde con una foto de Jean Laurent, tomada entre
1860 y 1870, señalando la perfecta correspondencia
de los distintos elementos de la fachada del Vicario
o de Mediodía entre dibujo y fotografía. Con un
óvalo naranja queda marcada en el Wyngaerde una
construcción de cuatro alturas, por detrás y más allá
del torreón renacentista coloreado en verde tierno;
su posición coincide con la de los muros de gran
grosor en planta baja reflejados en los planos del si-
glo XIX; puede ser la torre de Alcalá o torre de Pa-
lacio, que pervive en 1565, pero ya no existe en las
fotografías decimonónicas. Por el momento no se
conocen documentos que confirmen estas conjetu-
ras, que por fuerza han de quedar en el terreno de
lo plausible.
Situados a través del dibujo de Wyngaerde y de la
foto de Laurent en el jardín del Vicario o del Me-
diodía, consignaremos que en este espacio existen
en la actualidad dos núcleos de ladrillo y tierra, en
ruinas, que fueron la base de sendos miradores,
marcados en la ilustración 3. El incendio de 1939,
la posterior demolición de restos y el abandono du-
rante setenta y cinco años han dejado al descubierto
la verdadera naturaleza de estas masas constructi-
vas, oculta por un aparejo barroco cuando eran base
El Castillo que el Palacio Esconde.
Ángel Pérez López, Abraham Consuegra Gandullo, Vicente Fernández Fernández y Gustavo
Chamorro Merino, investigadores
Ilustración 1. A la izquierda plano incluido en la escritura de cesión del Palacio al Estado, fechado en 1859. A la derecha plano
catastral del marqués de Ibero, ca. 1870. En ambos están señalados los muros de mayor potencia, que pudieran corresponder a
restos de la ‘torre de Alcalá’ o ‘torre de Palacio’.
Ilustración 2. El palacio en la vista de Wyngaerde de 1565 y correspondencia con una fotografía tomada por Laurent en torno a 1860-1870. Señalado
en el dibujo de Wyngaerde con un óvalo naranja se destaca un edificio de cuatro alturas que pudiera ser la torre de Palacio o un resto de ella.
2. 36 37
de los miradores: ladrillos medievales forman ar-
cos apuntados, abiertos originalmente en dirección
este-oeste y posteriormente cegados con material
muy heterogéneo; la rosca exterior de los arcos está
prácticamente desnuda por su lado norte, pero por
su lado sur se prolonga con arruinados muros de la-
drillo medieval que circundan un relleno de tierra;
en algunas partes se conserva adosada una hoja de
ladrillos de menor tamaño y antigüedad. Estos de-
talles se observan bien en la ilustración 4.
Es posible que estos núcleos sean restos de dos to-
rrecillas que sobre una barbacana defendieran la
entrada del alcázar, formando sus arcos el corredor
interno entre la barbacana y el muro principal. En
todos los planos dibujados durante los largos años
de adaptación del Palacio para Archivo aparecen sus
siluetas macizas, separadas del muro posterior, y de
menor tamaño la occidental que la oriental; en la
ilustración 5 se recoge como ejemplo el plano de
instalación del alumbrado eléctrico en la planta baja
del Archivo General Central firmado por el arqui-
tecto Vicente García del Valle en 1896, custodiado
actualmente en el Archivo General de la Adminis-
tración.
En este mismo plano se descubre la existencia de
otros dos núcleos de edificación macizos, situados
al norte de los núcleos del jardín del Vicario, a una
distancia de más de setenta metros, en el límite del
patio llamado de la fuente. Del situado al este, el
de mayor tamaño, no se conserva nada pues en los
años cuarenta del siglo XX se edificó en este punto;
pero del situado a poniente, de menor tamaño, per-
viven –como se observa en la ilustración 6– restos
de varios metros de altura, formados por ladrillos
de factura medieval y mampostería, cubiertos por
una hoja de ladrillo barroco en el lateral que daba
al patio de la fuente. Muy bien podría ser una torre
del primitivo alcázar arzobispal; y otro tanto se po-
dría especular sobre el núcleo del este, de modo que
cabría pensar en ellos como las dos torres entre las
que se extendía el muro septentrional de cierre de la
fortaleza de los arzobispos.
Se conservan numerosas fotos del patio de Fonseca
o de las columnas, que, con su escalera, era la zona
más bella del Palacio. En algunas de estas fotografías
se observan en el muro oeste de la planta baja dos
ventanas góticas geminadas con tracería. La ilustra-
ción 7 las muestra.
El Castillo que el Palacio Esconde
Ángel Pérez López, Abraham Consuegra Gandullo, Vicente Fernández Fernández y Gustavo Chamorro Merino, investigadores
Ilustración 3. Arriba: imagen
aérea del jardín del Vicario,
tomada en 1928; Archivo
Marín. Marcadas con un
óvalo naranja las torreci-
llas-miradores a las que
servían de base los núcleos
de ladrillo y tierra objetos de
consideración en el texto.
Derecha: fotografía de la
zona, tomada en febrero de
2004; colección de los auto-
res. Tras el incendio de 1939
la galería del Vicario se man-
tuvo, aunque precariamente,
en pie; fueron las autoridades
de la época las que decidieron
su demolición.
Ilustración 4. A la izquierda núcleo occidental, en fotografía tomada en febrero de 2004; a la derecha núcleo oriental, en fotografía tomada
en noviembre de 2009; colección de los autores. En ambas se ve perfectamente el arco apuntado y el relleno de tierra; en el núcleo oriental se
conserva el muro frontal de ladrillos medievales y la hoja de ladrillo más moderno en el lateral.
Ilustración 5. Plano para la instalación del alumbrado eléctrico en el Archivo General Central, planta baja, Vicente García del Valle, 1896. Archivo
General de la Administración. Mediante círculos de color naranja se señalan los cuatro núcleos de edificación macizos para los que se maneja la hipó-
tesis de ser el basamento de sendas torres pertenecientes al castillo primitivo. Dos círculos menores, de color verde, señalan las ventanas con tracería
gótica de las que se habla en el texto.
3. 38 39
párrafos anteriores. El recinto fortificado tendría su
entrada principal al sur, dirigida hacia la iglesia de
los santos Justo y Pastor, e incluiría, a modo de torre
del homenaje, una torre singular –torre de Alcalá
o de Palacio– a la que estaría adosado un cuerpo
de edificación en el que se abrirían las ventanas ge-
minadas y que podría corresponder a la capilla. Las
ilustraciones 8 y 9 muestran esta hipótesis desde el
sureste y desde el noreste.
Aunque los Anales Complutenses11
afirman que el
antecesor de Tenorio, el arzobispo Gómez Manri-
que (1362-1375) realizó obras en el Palacio, testi-
moniadas por los blasones heráldicos vistos por el
anónimo autor de los Anales, será Tenorio el autor
de profundas reformas y ampliaciones en la fortaleza
arzobispal. Según su ya citado biógrafo, el capellán
Eugenio Narbona12
, ‘cuidó del reparo de su fortale-
za, y así, le edificó muro labrado de cantería bastan-
te a defender mayor población, con torres y baluar-
tes, cual convenía para sus reparos, desde la puerta
de Madrid hasta la torre de Palacio, que también
aumentó con fábrica de muchas piezas, torres y ho-
menajes, que hoy se reconocen obras de tal dueño
marcadas con los escudos de sus armas’. El propio
testamento de Tenorio constata sus intervenciones
en el Palacio alcalaíno13
: ‘In Dei nomen amen. En la
villa de Alcalá de Henares en los palacios del Arzo-
bispo, dentro de los dichos palacios, en las cámaras
nuevas que nuestro señor el arzobispo ahora nueva-
mente hizo hacer… estando asentado en un poyo
ante la siniestra de su cámara, que el fizo nueva, que
es después de la quadra de los Ángeles, el dicho se-
ñor arzobispo de su libre y propia voluntad…’.
La actividad constructora de Tenorio en las mura-
llas interiores del Palacio sigue hoy documentada
por la presencia de sus escudos heráldicos en varios
torreones de la calle Cardenal Sandoval, y en el to-
rreón de su nombre en la plaza de las Bernardas; el
torreón de la fuente no luce heráldica de Tenorio
pero, por lógica poliorcética, fue construido por él.
Los Anales Complutenses sostienen que había otro
escudo de Tenorio en el muro que da a la citada
plaza14
, cerrando el recinto en dirección a la puerta
de Burgos.
La presencia indicada por los Anales de un escudo
de Tenorio, hoy perdido, en el muro que desde el
El pequeño tamaño de las ventanas en estas foto-
grafías y su encuadre secundario no permiten apre-
ciarlas perfectamente, ni establecer con seguridad la
época en que se labraron. Hay certeza de que estas
dos ventanas geminadas no son fruto de la creati-
vidad de los arquitectos que transforman el Palacio
en Archivo a partir de 1859, pues son citadas por
José María Quadrado en la monografía ‘Madrid y
su Provincia’, publicada originalmente en 18539
, y
aparecen dibujadas por el arquitecto francés Aymar
Verdier en una publicación de 185710
. El hecho de
que la parte superior de la tracería de las ventanas
esté cortada por el forjado del claustro indica con
seguridad que son anteriores a la construcción del
patio renacentista y que cuando se hicieron el patio
no estaba porticado o los pórticos eran sustancial-
mente más altos. Por su forma pueden suponerse
anteriores al pontificado de Pedro Tenorio (1377-
1399), época en que se producen importantes obras
de ampliación en el alcázar arzobispal, como ya que-
da señalado, aunque también podrían ser fruto de la
obras tenorinas.
Considerando que las plantas bajas macizas corres-
ponden a torres más antiguas –por el propio concep-
to constructivo y por su mayor carácter defensivo–
puede presumirse que el perímetro de la fortaleza
arzobispal anterior a las reformas de Tenorio estaba
definido por los cuatro núcleos macizos descritos en
El Castillo que el Palacio Esconde
Ángel Pérez López, Abraham Consuegra Gandullo, Vicente Fernández Fernández y Gustavo Chamorro Merino, investigadores
Ilustración 6. Restos de torre al noroeste del patio de la fuente,
marzo de 2011.
torreón homónimo va hacia la puerta
de Burgos sugiere que este paramento
fue edificado por don Pedro, cerran-
do el recinto de Palacio por el este, en
coherencia con el cierre realizado por
el sur hasta la puerta de Madrid. De
esta manera, la antigua fortaleza arzo-
bispal ganó en privacidad y seguridad,
y aumentó el espacio disponible. El
profesor Pavón Maldonado15
cree pro-
bable que Tenorio edificase una gran
estancia –tal vez capilla, tal vez sala de
consejos– adosada al referido muro de
la plaza de las Bernardas, de tal mane-
ra que el escudo citado por los Anales
estaría aún más justificado. La existen-
cia de esta gran estancia viene sugerida
también por la presencia de un consi-
derable arco apuntado en un dibujo de
la fachada a la plaza de las Bernardas,
antes de su reforma, firmado por el ar-
quitecto Juan José de Urquijo en 1878,
como se observa en la ilustración 10; la
posición lateral de esta puerta apoya la
Ilustración 7. Fotografías generales y detalles de las
ventanas geminadas. En tono cálido foto tomada por
Cánovas en 1902; en tonos grises foto tomada por
Mariano Moreno, ca. 1920. Obsérvese cómo el forjado
del corredor alto corta la tracería de las ventanas
Ilustración 8. Hipótesis constructiva de la fortaleza arzobispal de Alcalá de Henares en época anterior al pontificado de Pedro Tenorio. Vista desde el
Sureste.
4. 40 41
do Tenorio la creación de otro acceso a su renovada
residencia alcalaína: un espectacular arco mudéjar
flanqueado por torreones en el muro del antiguo
castillo que daba al actual patio de armas, cuyo arco
forzosamente implicaría que el patio del castillo no
estuviera porticado. De esta fachada palaciega no
hay ninguna fotografía ni dibujo de época pero la
ilustración 11 ofrece una imagen virtual del aspecto
que tuvo esta zona del palacio desde finales de 1935
hasta 1939: conserva buena parte de la grandiosidad
que le confirió su arzobispo constructor.
En 1882 Liborio Acosta de la Torre explica de esta
fachada, en su guía, ‘que a la de la izquierda es me-
jor no mirar, hasta que se rehaga o se restaure’16
. La
ilustración 12, sin embargo, demuestra que algunos
años antes el aspecto de esta fachada no era lamenta-
ble. Esta imagen procede del fondo Carderera de la
Fundación Lázaro Galdiano, y está fechada en torno
a 1846. En la acuarela se observa que la fachada en
cuestión tiene tres plantas, que presenta un cuerpo
central avanzado y que, a izquierda y derecha de
éste, la planta más alta está formada por una galería
de arcos; en la planta primera aparece una ventana
Ilustración 9. Hipótesis constructiva de la fortaleza arzobispal de Alcalá de Henares en época anterior al pontificado de Pedro Tenorio. Vista desde el
Nordeste.
existencia de una construcción de importancia en
el centro del lienzo que obliga a desplazar la puerta.
Rodeada la fortaleza por el nuevo sistema de muros
y torres que la separan del resto de la villa, y cons-
truido un nuevo espacio litúrgico o de reuniones en
el recinto ampliado, es verosímil que Tenorio con-
cibiese la idea de reformar el castillo para hacerlo
más residencial y conferirle mayor prestancia. En
esta tesitura podría atribuirse a Tenorio la edifica-
ción de nuevos edificios vivenciales en el viejo patio
del castillo, con la aparición de una crujía interme-
dia, orientada en sentido este-oeste, que dividiría
en dos el patio primitivo, generando un nuevo patio
residencial al sur y otro patio, más secundario y de
servicios, al norte. Y también podría haber decidi-
Ilustración 10. Alzado de la fachada a la plaza de las Bernardas en 1878, firmado por el arquitecto. Juan José de Urquijo. Marcado con un círculo
naranja aparece el arco de una posible puerta de entrada. Archivo General de la Administración.
Ilustración 11. Imagen virtual de la fachada oeste del patio de Armas del Palacio arzobispal a finales del año 1935. Original de Jon Uriarte Ibáñez.
Ilustración 12. Dibujo acuarelado del Palacio Arzobispal, ca. 1846.
Colección Carderera, Fundación Lázaro Galdiano.
Ilustración 13. Fachada oeste del patio de armas del
Palacio, ca. 1900.
5. 42 43
La fotografía que acompaña a ese artículo, reprodu-
cida en la ilustración 15, muestra la fachada apunta-
lada, sin cubierta y desaparecido en parte el muro de
la planta alta. En la zona central el revoco se ha des-
prendido y deja visibles los ladrillos inclinados de la
rosca de un gran arco mudéjar; este descubrimiento
llevó a la reconstrucción del arco completo, que es
recordado por testigos presenciales21
y que aparece,
casi incólume entre las ruinas, en la fotografía pu-
blicada en 1944 por Rodolfo García de Pablos en la
Revista Nacional de Arquitectura22
, mostrada en la
ilustración 16.
La ilustración 17 plantea la hipótesis de cuál pudo
ser, desde los planteamientos expuestos, la imagen
del alcázar arzobispal después de las reformas de Pe-
dro Tenorio.
El plural ‘palacios’ utilizado en el testamento de Te-
norio aparece también en un documento del conce-
jo de Santorcaz de 142423
. Esta expresión puede ser
central ornamentada y de buen tamaño, continuada
hacia el sur por una pareja de ventanas también sin-
gulares. Sendos torreones flanquean la fachada por
el norte y por el sur.
La única foto conocida en la que se aprecia esta fa-
chada completa–véase la ilustración 13– está datada
en torno a 1900. En ella aparecen los dos torreones
laterales y se vislumbra que el cuerpo central de la
fachada está más adelantado, pero no aparece la ven-
tana monumental central que se veía en el dibujo
de la Fundación Lázaro Galdiano y el resto de los
huecos se muestran modestos y desordenados; to-
rreones y fachada están pobremente revocados, sin
otro adorno que un despiece de cajones en la zona
central.
La siguiente información gráfica de interés, en tér-
minos cronológicos, corresponde a la fotografía del
torreón lateral sur realizada por Mariano Moreno
en la década de 1920, recogida en la ilustración 14,
en la que también se aprecia una parte de la fachada
y la poca calidad de su apariencia. El torreón ha sido
restaurado18
y luce saeteras y arcos de factura mudé-
jar, sin que se pueda precisar el grado de fidelidad a
lo encontrado bajo el revoco, aunque cabe suponer
que se actuó bajo las premisas de la restauración en
estilo, como sugiere la cornisa duplicada por debajo
del alero, cuyo volumen no existía en la foto de la
ilustración 13. El escudo, que sí aparece en la foto
anterior, es del arzobispo Pardo de Tavera; muy
probablemente fue aquí instalado cuando Tavera
reformó el interior del torreón y dispuso en él –y
en el torreón de poniente, al otro lado del jardín del
Vicario– un magnífico artesonado de yeso, del que
hay publicado un dibujo de Manuel Laredo y que
fue también fotografiado por Mariano Moreno19
.
En diciembre de 1932 la planta superior de esta fa-
chada izquierda del patio de entrada sufrió un de-
rrumbamiento; los fondos para las reparaciones no
se habilitaron hasta mayo de 193520
. A ello contri-
buyó sin duda un artículo publicado el 15 de febrero
de 1935 por A. Ramírez Tomé en el ABC de Ma-
drid en el que reclamaba el pronto arreglo de esta
fachada del Palacio, de cara al II Congreso Inter-
nacional de Bibliotecas y Bibliografía, de próxima
celebración.
meramente retórica pero también puede indicar la
existencia de edificios diferenciados, más o menos
conexos. Decenios después, Antonio de Lalaing,
escribe, en 1502, al referirse a la casa arzobispal24
‘… en cuyo palacio fueron alojados el archiduque y
la princesa, y contiene dos grandes cuerpos de ca-
sas’, de modo que parece confirmado un segundo
núcleo de edificación, del cual sería germen la gran
sala litúrgica o conciliar junto al muro de la futura
plaza de san Bernardo, cuya construcción se ha atri-
buido a Tenorio.
El arzobispo Martínez de Contreras (1423-1434)
procederá a su ampliación, tal y como acredita su
heráldica en artesonados y ventanas25
, construyendo
o reformando los salones alto –de Concilios– y bajo
–de la reina Isabel– de este cuerpo oriental. Juan de
Cerezuela (1434-1442) firma, con su escudo en el
friso del artesonado octogonal de la sala de entrada
al salón de Concilios, la transformación de militar
en palaciego del torreón situado al norte26
. Otros
escudos arzobispales del siglo XV referenciados por
José María Escudero de la Peña son los de Pedro de
Luna (1403-1414) en la crujía de poniente del patio
de columnas, en la proximidad de las dos ventanas
ajimezadas; Pedro González de Mendoza (1482-
1495) en las crujías norte y este del patio de colum-
nas; y Francisco Jiménez de Cisneros (1495-1517)
en la estancia alta del ala occidental de ese mismo
patio. El arquitecto Francisco Enríquez en su in-
forme de 1857 refiere la existencia de escudos de
González de Mendoza y de Cisneros en dos techos
de madera ‘tallados y pintados deliciosamente’ en el
piso bajo del lado norte del patio de Fonseca27
.
En las ilustraciones 18 y 19 se ofrece el posible as-
pecto del Palacio bien avanzado el siglo XV, con la
considerable ampliación del ala oriental y el torreón
del ochavo reformado. A modo de hipótesis se su-
pone la adición de galerías porticadas en el patio del
El Castillo que el Palacio Esconde
Ángel Pérez López, Abraham Consuegra Gandullo, Vicente Fernández Fernández y Gustavo Chamorro Merino, investigadores
Ilustración 14. Torreón mudéjar; fotografía de Mariano Moreno tomada
en la década de los veinte del pasado siglo.
Ilustración 15. La fachada en ruinas, señalados mediante un reborde naranja los ladrillos de la rosca del arco
mudéjar. Fotografía publicada en ABC el 15 de febrero de 1935
Ilustración 16. Tras el incendio de 1939. Fotografía publicada en 1944 por Rodolfo García de Pablos
6. 44 45
profesor García Oro29
. En 1497 el palacio está en
galopante reconstrucción; y en 1510 se remodelan,
a buen ritmo y bajo la dirección de Juan López de
Paredes la ‘sala grande del palacio’ y su ‘suelo alto e
baxo’, lo mismo que el ‘corredor que esta sobre la
sala grande del palaçio’ y el ‘pasadizo del jardin del
palaçio’, el ‘camino que esta en el paño de la puerta
segunda’, la ‘torre del espilo’ y ‘el camino del bos-
que’… la ‘sala de la Reyna’, la ‘sala de los gentiles’,
las ‘puertas de los aposentamientos del Cardenal’,
la capilla y la ‘escalera principal del palacio’30
. Una
pléyade de estancias y dependencias, de evocadora e
inextricable toponimia, que al cabo de pocos años
se transformarán en uno de los mejores conjuntos
renacentistas de Castilla por iniciativa del arzobispo
Alonso de Fonseca (1524-1534) y bajo las trazas de
Alonso de Covarrubias.
El Castillo que el Palacio Esconde
Ángel Pérez López, Abraham Consuegra Gandullo, Vicente Fernández Fernández y Gustavo Chamorro Merino, investigadores
El Castillo que el Palacio Esconde
Ángel Pérez López, Abraham Consuegra Gandullo, Vicente Fernández Fernández y Gustavo Chamorro Merino, investigadores
castillo original y la construcción de un nuevo edi-
ficio, en dirección este-oeste, que conectaría los dos
núcleos antes separados, creando un nuevo patio de
armas, e incrementaría sustancialmente la capacidad
de alojamiento de las casas arzobispales, satisfacien-
do así reiteradas peticiones del concejo alcalaíno so-
bre los inconvenientes producidos por la obligación
de hospedar en casas particulares a los servidores y
familiares del arzobispo28
. Sobre este edificio actua-
ría Fonseca en el siglo siguiente, embelleciendo sus
huecos e incrementando su altura con una galería
de arcos pareados para crear la que hoy es fachada
principal del palacio. También se contempla en las
ilustraciones la existencia de un nuevo torreón de-
fensivo adosado por el norte al del ochavo, que hoy
se conserva embutido en el convento de san Ber-
nardo. Es posible que estas nuevas construcciones
permitieran configurar una nueva entrada al Palacio
en la plazuela del Aleluya, orientada hacia la puerta
de Burgos y bien custodiada por torreones
Cisneros será el último arzobispo que habite el
viejo castillo, que para entonces ha adquirido una
más que notable dimensión y complejidad, como
demuestra la atención que el cardenal le dedica,
acreditada, a partir de los libros de cuentas, por el
Ilustración 17. Posible imagen del alcázar arzobispal alcalaíno tras las reformas del arzobispo Pedro Tenorio. Arriba vista desde el sureste;
abajo vista desde el este.
Ilustración 18. El alcázar, desde el sur, bien avanzado el siglo XV.
Ilustración 19. El alcázar, desde el noreste, avanzado el siglo XV.
7. 46 47
1
JAFFÉ (1885: 701). Documento 5801.
2
FLÓREZ (1767: 386). Anales Toledanos I
3
FLÓREZ (1767: 387). Anales Toledanos I
4
VÁZQUEZ (1993: 49)
5
FITA (1886: 77-79)
6
SÁEZ (1990: 73)
7
PORTILLA (1725: 281)
8
CASTILLO - GORDO (2008: 236)
9
QUADRADO - DE LA FUENTE (1977: 366)
10
VERDIER (1857: 92-93)
11
ANALES (1990: 246)
12
NARBONA (1624: 114)
13
NARBONA (1624: 120v)
14
ANALES (1990: 255)
15
PAVÓN (1997: 170)
16
ACOSTA (1882: 107)
17
SAN LUCIANO (2010: 8)
18
CASTRO (1929: 87)
19
SAN LUCIANO (2009: 287)
20
SAN LUCIANO (2009: 62)
21
Comunicación personal de don Gonzalo Canales de la Sen
22
GARCÍA DE PABLOS (1944: 176)
23
SÁEZ (1990: 134)
24
BALLESTEROS (1898: 18)
25
QUADRADO - DE LA FUENTE (1977: 363) , STREET (1865:
201)
26
ESCUDERO (1877: 6)
27
FERRER (1857: 5)
28
SÁEZ-CASTILLO (1992: 51)
29
GARCÍA ORO (1992: 98)
30
GARCÍA ORO (1993: 281)
El Castillo que el Palacio Esconde
Ángel Pérez López, Abraham Consuegra Gandullo, Vicente Fernández Fernández y Gustavo Chamorro Merino, investigadores
El Castillo que el Palacio Esconde
Ángel Pérez López, Abraham Consuegra Gandullo, Vicente Fernández Fernández y Gustavo Chamorro Merino, investigadores
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