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1. EL DESEO DE LAS PIEDRAS
Esta es una leyenda muy conocida en la provincia de Napo, en la ciudad de Tena.
Dice la historia que en un rincón del río Jatun yacu, hace muchísimos años, existían dos grandes
piedras. Una era macho, otra hembra. En las tardes de sol, conversaban de sus sueños y
aspiraciones. Querían conocer el mar. El río, burlándose y riéndose, las salpicaba de espuma.
Un día de junio el cielo se cubrió de nubarrones y el sol se perdió tras ellos. Todo se oscureció
como si fuese de noche.
La gente de la comunidad vecina tuvo miedo. Con el pánico en la voz gritaba... Parecía que
habla llegado el fin del mundo. Un gran diluvio encharcó los senderos y un ruido descomunal se
descolgaba en las cabeceras del Jatun yacu.
A media noche todos abandonaron sus casas para refugiarse en los terrenos más altos. La
creciente desbordó las aguas de sus cauces normales.
La piedra macho comenzó a rodar lentamente. En cada vuelta se escuchaban las maldiciones
del supai que en ella habitaba.
Era un espíritu varón, desagradable y maligno. Cuando bajó el nivel del río la piedra se
encontraba en el Tereré, en Pañacocha, muy abajo del río Napo.
Allí espera el advenimiento de otro diluvio para llegar al mar. Cada año, cuando llega junio y el
Jatun yacu crece enfurecidamente hinchándose como vientre de inflado con parásitos, en la
oscuridad de la noche se oye el llanto de la piedra mujer que maldice su soledad y pide al río
que la lleve junto a su amado... allá.., a Pañacocha.