A pesar de la acumulación de críticas y resistencias a los extractivismos, los gobiernos sudamericanos insisten en defenderlos. Partiendo de oposiciones exageradas, como “petróleo o pobreza”, ponen las soluciones en más extractivismos, convirtiéndolos en medicinas milagrosas que todo lo curan. Esta postura se ha acentuado todavía más en los últimos meses. Distintos gobiernos han elevado sus apuestas a los extractivismos, defendiendo actividades mineras, petroleras o agrícolas intensivas, volcadas a la exportación de materias primas, como si solucionaran todos los problemas nacionales.