La narradora se encuentra atrapada en su oficina con un enorme insecto que la acecha de manera malvada, volando cada vez más cerca de ella. El insecto parece disfrutar infundiéndole terror, moviendo sus antenas lentamente. Como último recurso, la narradora toma valor y aplasta al insecto con un banco, aunque el sonido de sus alas queda grabado en su mente para siempre.