El documento narra un sueño aterrador de una mujer. En el sueño, ella es perseguida por seres oscuros y sobrenaturales en un bosque. Más tarde, despierta atada a una silla en una cabaña abandonada donde una mujer de negro la mantiene cautiva. La mujer le muestra el cuerpo colgado de una persona cercana a ella, implicando que fue la responsable. Cuando despierta cree que fue solo un sueño, pero luego la mujer de negro aparece en su habitación con otros seres, demostrando que el sueño continú

1. Sueño dentro de un Sueño Grace Leyva R.

2. Sueño dentro de un Sueño Grace Leyva R.
Sueño Dentro de un Sueño
Corría tan rápido como podía, mis piernas dolían y mi corazón golpeaba tan fuerte mis costillas
que pensaba que las rompería. Hay cosas de las que quisieras escapar con solo desearlo. Una de
esas cosas son estas, donde te persiguen seres oscuros que desean tu sangre, succionar tu alma y
dejarte morir sin haberlos vencido antes, sin antes haberlo intentado. No sabía a dónde iba, solo
quería salir de aquí, ir hacia un lugar más brillante, donde pudiera estar a salvo. Podía sentir sus
ojos en mi espalda, aquellos cuyos ojos eran oscuros y profundos, aquellos en donde te perdías,
porque es ahí donde intentaban robar todo tu ser, tus sueños, y tus anhelos.
Sus rostros estuvieron en mi mente atormentándome todo el tiempo, es como si se hubieran metido
ahí para demostrar que eran más fuertes que yo y que tienen más poder sobre mí que de mí misma,
y entre más trataba de alejar sus rostros diabólicos, más presentes se hacían. Y probablemente eran
más fuertes que yo porque decidí no enfrentarlos y preferir salir huyendo al bosque. Escuché sus
carcajadas cerca de mí, sonaban espeluznantes, eran traumatizantes, y todo mi interior se
estremecía. Después de todos los intentos por no mirar atrás, lo hice. No había nadie, todo estaba
despejado salvo por toda la niebla que cubría los largos troncos de los pinos. Suspiré aliviada.
Quizás se dieron por vencidos. Regresé mi mirada al frente, pero entonces su horrible rostro estaba
frente a la mía. Sonreía malévolamente, sus dientes eran puntiagudos, podridos y con sangre, reía
como el mismísimo demonio. Grité con fuerza, mi corazón latió aún más rápido, y mis piernas no
respondían. ¡Maldición! Grité en mi mente. Obligué a mis piernas moverse, los sentía pesados, como
si fueran de piedra. Las carcajadas de aquél ser sobrenatural eran tan fuertes que mis oídos dolían;
me pregunto qué le hace tanta gracia. En un abrir y cerrar de ojos, mis pies estaban corriendo, me
estaba alejando, estaba escapando, si, era un milagro. Di vuelta a la derecha, esquivé varios árboles
y arbustos, tenía los ojos abiertos de par en par tratando de ver algo a través de toda la niebla que
cubría el frío bosque, mis pasos se oían en todo el lugar, era como si hubiese papas fritas por todos
lados y lo demás era silencio. Silencio absoluto. Continué corriendo, no iba a detenerme por nada
del mundo, pero quise preguntarme: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo llegué aquí? Maldición, estaba
tan confundida, todo estaba nublado, traté de recordar pero mi mente estaba en blanco. Entonces
algo tomó mi tobillo haciéndome caer al suelo, podía sentir el frío de la tierra, las hojas siendo
aplastadas por mi peso y mi cabello cubría mi rostro. Me moví sigilosamente, mi respiración estaba
agitada, los latidos de mi corazón resonaban en mis oídos; traté de ver si alguien estaba ahí,
moviendo mis ojos de un lado a otro, pero no había nadie. Me levanté con cuidado, aparté mi cabello
del rostro y entonces sentí como me tomaron por detrás, olía a podrido, como a carne en
descomposición, entonces su torso empezó a vibrar y fue ahí donde supe con quién estaba, su
carcajada demoniaca retumbó en mis tímpanos, su mano derecha se colocó en mi boca la cual
estaba sucia, sus uñas eran largas, duras y negras, tenía sangre y olía realmente mal. Mis ojos se
fueron cerrando poco a poco, todo estaba borroso y su risa sonaba lejano.

3. Sueño dentro de un Sueño Grace Leyva R.
Escuché el canto de una mujer, su voz era tan aguda, tan fuerte y terrorífica. Cantaba ópera. Abrí los
ojos y miré a mí alrededor: se trataba de una cabaña, había muchas telarañas, roedores pasaban de
un lado a otro; las mesas, sillas, cuadros, trastes, todo estaba sucio y cubierto de polvo. Traté de
moverme pero estaba atada a la silla donde estaba sentada y tenía colocado un trapo dentro de la
boca. Quise sacarlo de mi boca con la lengua, pero no podía, era como si estuviera fuertemente
adherida a la mía. Fue inútil. Luego noté que el canto venía de la otra habitación que estaba
iluminada por la chimenea, también noté que la música venía de un gramófono.
— “… voy a gritar, quiero hablar con el mismo demonio, él sabrá comprender, Dios no quiso saber,
sé que a tu lado el infierno me quema y me quedo…”
Mi piel se erizó al escuchar aquello, era el canto más tenebroso con una letra tenebrosa, no quería
escuchar más, era como si la letra tratara de poseer mi cuerpo, como en un ritual. La voz de aquella
mujer sonaba del otro lado de la habitación, parecía disfrutar mucho de la canción, podía ver su
sombra en la pared, estaba bailando. No podía alejar mi vista de su sombra, estaba atrapándome,
de pronto, tuve un recuerdo.
« — Hija, ¿entonces participarás en las regionales? — Mamá se sentó al lado de mi en la cama —
Apuesto a que lo harás bien… no hay por qué estar nerviosa.
— Ese es el problema, mamá. — La miré — Los nervios me matarán, la inseguridad, el miedo, todo
eso me atacarán y no podré hacerlo.
— Será mejor que duermas ahora, mañana hablaremos bien — Besó mi frente— Descasa. >>
Cuando entré en la realidad, la mujer aún cantaba y bailaba. El recuerdo me decía que era lo último
que hice, recuerdo que cuando se fue mi mamá, me quedé dormida, pero entonces, ¿qué hago aquí?
Esto se siente tan real: Los seres oscuros, sus olores, mi miedo, mis gritos, sus cantos, sus
carcajadas. Tenía que salir de aquí. Comencé a mover mis manos, traté de zafarme, de liberar mis
pies, me estaba desesperando, no quería que la mujer me oyera... ¡Quería salir ya!
De tantos movimientos, la silla cayó hacia atrás, mi espalda recibió un fuerte golpe, sentí mis brazos
doler con fuerza, y mi cabeza rebotó contra el suelo. Abrí los ojos, entonces vi a la mujer. Estaba
mirando hacia abajo, hacia mi dirección. ¿Cómo…? ¿Cómo llegó tan rápido? Ella sonrió. Ay, Dios
mío. Su dentadura. Eran puntiagudos, estaban sucios, sus encías eran de color negro, y había
pequeños gusanos arrastrándose a través de sus dientes. Mis ojos subieron hacia sus ojos: negros,
totalmente negros, no había vida ahí, no había alguna alma habitando en su cuerpo; la mujer era alta,
vestía elegante y tenía guantes negros hasta los codos. Se agachó más, tomó la silla y entonces me
puso sobre las cuatro patas. Noté que de sus guantes habían pequeños orificios donde salían sus
largas uñas llenas de hongos y moho. Caminó frente a mí, me miró por un largo rato y después
comenzó a cantar, fruncí el ceño cuando su voz sonó en la otra habitación, dirigí mis ojos hacia el
otro lado, la sombra estaba ahí bailando. ¿Hay alguien más?
— “… Y fallarás porque así mi gobernante lo desea, arderemos en el fuego de su reino, él sabrá
comprender.” — Guardó silencio. — ¿Querías escapar, cariño?

4. Sueño dentro de un Sueño Grace Leyva R.
Su voz aguda se transformó en una grave y diabólica, comenzó a reír, abría la boca en su totalidad
para dejar escapar su fuerte carcajada. Vi como miles de insectos y gusanos se movían de un lado a
otro, una cucaracha negra salió de su boca, caminó por su rostro y entró en uno de sus ojos. Voy a
desmayarme.
— Creo que debes beber algo, ¿no crees? — Caminó hacia su cocina. Abrí los ojos de par en par —
Preparo un té delicioso.
Tomó una taza tetera de entre todos los trastes, cuando movió los platos del lavado, algunas
pequeñas ratas y cucarachas salieron de éste, tomó una tetera, abrió la tapa saliendo de éste
insectos asquerosos, abrió el grifo de la llave colocando la tetera debajo, el agua salió al principio
negra, luego roja, luego naranja, café y amarilla. Prendió el fuego y colocó la tetera. Se volteó a
verme y me sonrió como el gato de Cheshire, solo que su dentadura era aterradora y asquerosa.
Miré esos pequeños gusanos moverse entre sus dientes puntiagudos y afilados, realmente me daba
curiosidad saber qué más sorpresas me guardaba esta mujer y si era correcto hablarle. Aparté mi
mirada de la suya para ver a aquella sombra reflejada en la pared bailado al ritmo de la música
opera, entonces, la mujer me habló.
— Oh, veo que te da curiosidad… — Hizo sonar sus tacones, caminó hacia mí y sin necesidad de
hacer mucho esfuerzo, tomó el respaldo de la silla y me jaló hacia aquella habitación sin puerta. Mi
corazón se detuvo al ver lo que tanta curiosidad me había provocado. Del techo, estaba amarrada
una cuerda, y de esta cuerda, colgaba un cuerpo que se mecía de un lado a otro. La persona está
muerta.
— ¿Sabes quién es? — Agregó, luego comenzó a reír de la forma más diabólica que pudo hacer.
Comencé a alterarme, a temblar, mis ojos se llenaron de lágrimas, estaba en estado de shock por
toda esta situación, quería saber dónde estaba y por qué. Negué a su pregunta. — ¡Oh, sí que lo
sabes! Vamos, acércate.
De repente, las cuerdas que me aferraban a la silla cayeron al suelo. Me puse de pie. Debatí si
debía salir corriendo de aquí o acercarme al cuerpo sin vida. Bien, huiré de aquí. Entonces, noté que
mis pies caminaban hacia el cuerpo… ¡No, no, no! ¿Qué diablos estoy haciendo? Traté de doblar
hacia la izquierda pero mis pies no obedecían las órdenes de mi cerebro. ¡¿Qué está pasándome?!
Una vez cerca del cuerpo, traté de identificar quién era ya que su rostro está bañado de sangre, con
golpes y cortadas profundas, al igual que todo su cuerpo. No, no sabía. Miré a la mujer de negro,
sonrió y luego miró hacia la entrada. Todos aquellos seres sobrenaturales que me habían seguido
hasta el bosque, entraron por esa puerta igual o más terroríficos que antes. Se pusieron al lado de la
mujer y me miraron.
— Es quien más amas, cariño. No hace falta decir su nombre, ¿verdad? — Todos comenzaron a reír
al unísono, sus bocas se abrían más de lo normal, dejaban ver todos los insectos que ahí habitaban,
sus dientes eran increíblemente puntiagudos, con filo, sucios y con manchas negras. Comencé a
llorar.
— ¡¿Quién le hizo esto?! — Pregunté furiosa y llorando a la vez. Todos callaron, me miraron
falsamente compasivos, subieron sus manos derechas y con su dedo índice me señalaron.

5. Sueño dentro de un Sueño Grace Leyva R.
— ¡Tú! — Dijeron al mismo tiempo, con tono de burla para luego carcajearse. Era tan ruidoso y
abrumador, me dejé caer al suelo, me abracé a mis piernas y comencé a mecerme. Yo no fui. Yo no
lo hice. Ellos lo hicieron. Las lágrimas caían sin piedad, sus risas hacían doler mis tímpanos
provocando que me comenzara a golpear la cabeza con las manos… ¡Quiero salir de aquí! ¡Quiero
salir de aquí! ¡No quiero estar más aquí! ¡Por favor! ¡Ayúdenme! ¡Por favor! ¡Esto no puede estar
pasando! ¡No, no, no!
Cerré los ojos con fuerza mientras continuaba golpeándome la cabeza, quería dejar de escuchar sus
risas, dejar de ver sus rostros demoniacos, dejar de oler sus asquerosos aromas e irme a casa. No
lo soporto, no sé qué debo hacer para que todo esto desaparezca, para poder regresar a mi casa y
seguir con mi vida. De pronto, todo se volvió silencioso, no olía mal y el ambiente no se sentía tan
pesado y aterrador. Abrí los ojos con inseguridad, entonces, noté que estaba en mi habitación. Miré
a mi alrededor dándome cuenta que estaba acostada sobre mi cama.
— Solo ha sido un sueño. — Murmuré para mí misma.
Me relajé al instante, dejé escapar un suspiro y sonreí a pesar de que me sentía totalmente
abrumada por aquél sueño aterrador. Nunca olvidaré sus rostros, sus risas, sus vestimentas, todo lo
que los caracterizaba. Unos golpes suaves se oyeron en mi puerta. Debe ser mamá.
— Pasa. — Dije mientras me sentaba en la cama, cerré mis ojos y con mis dedos tallé para aclarar
lo borroso de mis ojos. Escuché unos pasos acercarse, sonaban como… Abrí los ojos frunciendo
enseño, pero al instante se borró por una cara de sorpresa, de miedo y terror.
La mujer de negro apareció junto con cuatro seres sobrenaturales, dos en cada lado. Se acercaron a
pasos lentos, con sus grandes sonrisas y aterradoras, sus aromas llenaron mi habitación y sus risas
sonaron desde su interior. Dejé de respirar, cerré mis ojos y los abrí de nuevo para borrar sus
imágenes vivientes pero no funcionó. Mientras más se acercaban, más paralizada quedaba. Quise
moverme, pero así como sucedió con mis pies, mi cuerpo no obedecía las órdenes de mi cerebro ya
que ellos estaban controlándome. Estaban tan cerca de mí y todos mirándome profundamente con
sus ojos negros y sin vida, sin nada allí, como huecos vacíos.
Este es mi fin. No hay manera de derrotarlos, y si lo hay, tardaré mucho tiempo en descubrirlo, o
quizás, ni llegue a saberlo. Estarán atormentándome toda una eternidad, día tras día, noche tras
noche, impidiéndome que yo pueda seguir con mi vida normal, impidiendo que pueda cumplir los
deseos más profundos de mi alma porque puede que ellos se hayan robado todo mi ser, mis sueños,
y mis anhelos.
¿Podré un día acabar con ellos y brillar?